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Hackeado: Compraría usted acciones de empresas manejadas por La Cámpora?, por Roberto Cachanosky
1. El sitio web de Cachanosky, Economia para Todos, fue hackeado una hora después de
publicar esta nota:
¿Compraría usted acciones de empresas manejadas
por La Cámpora?
Con bombos y platillos el kirchnerismo acaba de sancionar otra ley regulatoria de la
economía, en este caso la del mercado de capitales. Cuando uno lee esta noticia la
primera reflexión es que están regulando algo que no existe. Para tener una idea de lo
que están regulando: en octubre el promedio diario de acciones negociadas en la Bolsa
de Comercio de Buenos Aires fue de $ 27 millones, algo así como unos U$S 4 millones
diarios. En general la bolsa opera, en acciones, unos $ 30 diarios, al tipo de cambio
verdadero, menos de U$S 5 millones por día. Una cadena de fast- food seguramente
factura más por día que el volumen operado en acciones en la bolsa.
Para ir al corazón del problema cabe preguntarse lo siguiente: ¿para qué sirve el
mercado de capitales? En rigor es algo más amplio que la Bolsa de Comercio. De todas
formas podemos decir que el mercado de capitales permite que aquellos que tienen
ahorros se los presten a los que demandan créditos, ya sea para consumir o bien para
invertir.
¿Cómo puede el que tiene ahorros financiar al que quiere invertir? Una forma es
haciendo un depósito en el sistema financiero y que éste lo preste a las empresas. La
otra puede ser, por ejemplo, comprando acciones (se hace socio de la empresa) o bien
obligaciones negociables que no son otra cosa que papeles por los cuales el ahorrista le
presta a una empresa. En vez de emitir acciones y conseguir capital con nuevos
accionistas, la empresa puede tomar deuda colocando obligaciones negociables. No va a
los bancos sino directamente al ahorrista.
Ahora bien, para que pueda existir un mercado de capitales, el primer requisito es que
haya ahorro. Que la gente quiera volcar al mercado para financiar consumo e inversión.
El problema es que tanto se ha castigado a los ahorristas, tanto se ha depreciado el peso
por efecto de la inflación que genera el Banco Central, tal es la voracidad fiscal y tal la
debilidad de los derechos de propiedad, que el escaso ahorro que hay se fuga al exterior
bajo diferentes formas o bien se va al colchón y se transforma en atesoramiento.
Pero aún aquellos que hoy día quieran comprar acciones saben que asumen el riesgo
Moreno y del kirchnerismo en general. ¿Qué quiero decir con esto? Que si alguien
compra una acción de una empresa que cotiza en bolsa, tiene en cuenta el alto riesgo
que puede tener el valor de esa empresa en los caprichos de Moreno (precios de venta,
exportaciones, importaciones de insumos, qué debe producir, etc.) Es decir, la
rentabilidad esperada no depende del negocio, en sí mismo, de la empresa, sino que está
fuertemente influenciado por las arbitrarias medidas del Gobierno. Podríamos decir que
el Gobierno hizo del mercado de capitales y del bursátil en particular, una timba, porque
solo alguien con un alto grado de especulación puede apostar a hacerse socio de una
empresa comprando acciones en un país en el cual la actividad empresarial está
condicionada a los caprichos del Gobierno. Si el capricho beneficia a una determinada
2. empresa, entonces el que compró acciones gana. Si el imprevisible capricho la
perjudicó, entonces, pierde. No hay análisis de balance y del sector productivo que
pueda prever las futuras utilidades de las empresas en una Argentina arbitraria en sus
reglas de juego.
Pero hasta ahora hablé solo de la oferta de ahorro para invertir. El tema es si hay
empresas dispuestas a colocar grandes emisiones de acciones u obligaciones
negociables (con inflación es imposible calcular una tasa de interés en el mediano
plazo) para invertir en un país donde los derechos de propiedad están siendo limitados
cada vez más. ¿Quién se anima a invertir en un país con estas reglas de juego? Y menos
ahora que el Estado pondrá "veedores" en las empresas con capacidad de veto y hasta
podrá remover a los órganos de administración de la empresa. ¿Usted se imagina a un
militante de La Cámpora dirigiendo una empresa privada de la misma forma que lo hace
con Aerolíneas Argentinas? ¿Qué quedaría de sus ahorros invertidos en las acciones de
una empresa controlado por los incondicionales militantes de La Cámpora?
En rigor, esta nueva ley de regulación del mercado de capitales no hace más que agravar
la situación de un mercado que prácticamente no existe en la Argentina y, además,
ahuyentar más inversores, que no quieran hundirse en un país donde el desprecio por los
derechos de propiedad es cada vez mayor (un ejemplo es la ley de countries en la
provincia de Buenos Aires).
¿A quién perjudica todo esto al final del camino? A la gente que vive de un trabajo en
relación de dependencia. Los empresarios se irán a desarrollar sus negocios en otros
lugares, los ahorristas seguirán fugando sus capitales, pero la gente se va a quedar sin
trabajo porque cada vez serán menos las empresas que inviertan en el país. Y los
trabajos que queden estarán mal remunerados por falta de productividad de la economía.
Lo que hoy se presenta como algo progresista y en defensa de los sectores más débiles
no es más que otro ataque al futuro laboral de millones de argentinos y, en particular,
compromete el futuro de los jóvenes que quieran incorporarse al mercado laboral. Verán
que cada vez será más difícil conseguir un trabajo.
En síntesis: si el objetivo no confesado del famoso modelo es destruir la economía del
país, pueden darse por satisfechos. Lo están logrando