1. XIXILTÓN*
Paraje de ilusiones v experiencias
Um (uno)
La llegada
Martes 9 de septiembre de 1965
Hoy en la madrugada me embarqué en el camión que me acercó hasta este paraje
llamado Xixiltón, del municipio de Chenalhó. Tardé diez días en Tuxtla esperando la
orden de comisión que al fin me dieron ayer, junto con cuatro maestros que proceden
de otros estados del norte de la República.
Ayer mismo por la tarde llegamos a San Cristóbal de as Casas y buscamos al
supervisor en su oficina. Los vecinos dijeron que llevaba varios días de no abrir.
Nos recomendaron buscar a la profesora auxiliar. La buscamos en el barrio donde
vive hasta que la encontramos.
Ella nos selló y firmó de recibido comprometiéndose a comunicarle al supervisor en
cuanto lo viera y nosotros a presentarnos a la autoridad municipal de Chenalhó
quien debía firmar y sellar los documentos para comprobar la presencia en el lugar
de adscripción.
La única salida del camión de redilas de tres toneladas a Chenalhó salía a las
cinco de la mañana. Sin importamos el frío ni la lluvia subimos junto con los
indígenas que van a los parajes de este municipio. Todos vinimos parados durante
las tres horas y media que duró el viaje. Un ladino que comercia por estos rumbos y
que venía en el camión nos dijo que tuvimos suerte porque sólo una vez se atasco a
la altura del desvío de Mitontic; el mismo pasaje empuja en estos casos. Los
indígenas se divirtieron comentando en tzotzil nuestra torpeza en estos menesteres.
Como las redilas estaban muy flojas, en cada curva o casi pegaban con el paredón o
daba la impresión de aventamos al precipicio. Los indígenas, acostumbrados,
jugaban con este movimiento y se reían de nuestro nerviosismo.
A medio camino decidimos bajar y terminar la ruta a pie pero don Venancio, chofer y
dueño del camión, nos persuadió de la inconveniencia por desconocer el camino y los
peligros a que nos enfrentaríamos.
Después de recorrer los treinta y cuatro kilómetros que dista de San Cristóbal
llegamos a San Pedro Chenalhó _aún mareados_ Nos entrevistamos con el presidente,
quien nos dijo algo que no comprendimos sino días después:
_Miren maistros caxlanes, (ladinos) aprendan que yo soy el "presidente" y si
ustedes ganan, gano yo. Si vos recibís un huevo otro recibo yo.
Informados por el mismo edil, del tumbo en que estaban los parajes de nuestro
destino, cargamos las maletas observados por los indígenas que se acercaron a
curiosearnos, riéndose y comentando entre ellos. Nos sentíamos animales
observados. Lo más aprisa que pudimos empezamos a subir la montaña que teníamos en
frente.
Hora y media después de esforzamos subiendo un cerro y otro más, con el corazón
golpeándonos el pecho y la garganta reseca por el aire frío que jalábamos por la
boca, al fin alcanzamos el primer paraje llamado Chiltic en donde se quedaron Cenén
Galeana, proveniente del Estado de México, y José Carda Requena de Tamaulipas,
Page 1
2. quien debía seguir otra vereda distinta que lo conduciría a Yazalumil según decía
la orden de comisión. Con mis otros dos compañeros y a pesar del cansancio
decidimos seguir caminando, siempre de subida, porque las nubes amenazaban ya con
llover.
_¡Los espero el sábado!- nos gritó Cenén parado a la mitad de la cancha rústica de
básquetbol. Desde arriba lo veíamos muy pequeño.
No nos pudimos librar de mojamos porque cuando empezó a llover no había dónde
guarecerse. Las ramas de los pinos mojabdl1 más que la lluvia misma. Mis zapatos
que tanto estimaba, varias veces tuve que rescatarlos de donde se quedaban
atascados entre aquel lodo rojizo y pegajoso.
Un buen rato avanzamos en silencio porque apenas si podíamos respirar, por el
enorme esfuerzo de la caminata y la altura que hacían efecto sobre nosotros. La
aceleración de los latidos del corazón y la resequedad en la boca así nos lo
indicaban.
Pasaba el medio día cuando llegamos a Xixiltón, que era mi destino. como todos los
parajes tzotziles, la primera sna (casa) estaba a unos doscientos metros de la
escuelita. No hubo necesidad de preguntar, porque algún maestro anterior tuvo la
buena ocurrencia de escribirlo en una tabla que colgaba del alero de la única aula
que había. Apenas llegamos al breve portal nos tiramos exhaustos.
_¡Por fin!- murmuré aún con el letrero en la mente que decía: Escuela Primaria
Rural Federal "El Niño Artillero", Xixiltón, Municipio de Chenalhó, Chiapas. Todo
abreviado y borroso en la tabla ennegrecida y chueca por la humedad y el sol de
varios años.
_¿Quieres?- me dijo Enrique Tovilla ofreciéndome una tortilla doblada con un pedazo
de carne seca, _ojalá está buena todavía_ terminó diciendo aquel compañero maestro
y único paisano que venía de Comitán destinado al paraje Xunuch.
_Yo ya no podré seguir caminando_ dijo Manuel de Jesús Aragón, el tercer maestro
que iba destinado a Macuxtetic, enseñándonos los pies ampollados.
_Quédate aquí hasta que puedas ir a tu escuela- le dijo a modo de consuelo viendo
hacia el cuartito, anexo al aula, cuya puerta estaba amarrada de un lazo y que me
figuraba sería la casa del maestro.
Manuel sacó aguja y tintura de su maleta: -vaya reventarlas para curármelas-
Había parado de llover pero del alero seguía escurriendo agua y la neblina se iba
apoderando del ambiente haciéndolo sentir más que solitario. De pronto Enrique me
codeó para que viera a los tres seres que venían hacia donde estábamos, parecían
surgidos de la nada, como hijos de la niebla. Manuel también los vio y dejó su
dolorosa tarea interesado en los recién llegados.
_¿Quién es maestro" Alfredo"?- dijo con dificultad el que parecía con mayor
autoridad de los tres que vestían iguales: una prenda de manta abierta a los lados
que llaman natil'ul, sujeta con un cinturón de cuero, encima un cotón largo de
lana negra llamado xakitail y en el cuello llevaban el pokil, que es un paño largo
de color blanco y rojo sujetado al cuello que les sirve para taparse los oídos y la
boca cuando hay mucho frío. En la cabeza llevaban el pixolal (sombrero).
Enrique y Manuel se quedaron viéndoles asombrados.
_Yo soy el profesor _contesté inquieto e intrigado. _El u presidente" Jacinto nos
manda para conocerte. Los tres somos del Comité de Educación de Xixiltón. Yo soy
Pedro López Chuch (ardilla) soy u presidente", él es Pedro López Tul (conejo) el
secretario y él es Pedro Pérez Cotz (gallo) el tesorero.
_Pues yo soy el profesor Alfredo, aquí tengo mi comisión. El maestro Enrique va a
Xunuch y el Maestro Manuel va para la escuela de concentración de Macuxtetic.
Page 2
3. _¿Traés qué comer?- me preguntó Pedro Chucho
_No traigo. le contesté alarmado.
_Vas a tener que regresar te a comprarlo porque aquí no hay nada que comás.
Los tres maestros nos quedamos viendo sintiéndonos inermes en aquel ambiente.
_Pero, me podés vender unas tortillas siquiera.
_No. El maíz es muy escaso y tenemos que cuidarlo.
_¡Pero no puedo regresarme otra vez hasta San Cristóbal! El curso ya tiene días que
debió empezar. Si no me ayudás no podré enseñarle bien a los hijos de ustedes.
Los tres se pusieron a comentar en su lengua mientras nosotros esperábamos
expectantes. Pedro Cotz era el que más parecía oponerse por los movimientos que
hacía con la cabeza.
_Ta'bueno. Te vamos a vender tu tortilla, te vamos a vender tus blanquillos nada
más por dos semanas mientras vas otras vez a Jovel y traés tu comida. Mientras,
vamos a ver como te portás, porque ustedes los maestros caxlanes son malos con los
tzotziles, por eso ya no los queremos en el paraje. Nos han dicho que son mejores
los maestros bilingües que son indios como nosotros.
_El tiempo lo dirá Pedro, el tiempo, déjame en tanto que les demuestre si puedo o
no. No me juzgues sin darme la oportunidad.
_Ta'bueno. Vamos a ver si no salís cabrón como los otros.
_¿Puedo conocer en dónde vaya dormir? -le pregunté. Con un movimiento de cabeza me
dio a entender que podía tomar posesión del lugar. Luego se dieron la vuelta sin
despedirse.
_¿Cómo podré citar a los padres para que me manden a sus hijos? -casi le grité.
_Ya lo saben -me contestó seguro Pedro T'ul dando un medio giro sin dejar de
alejarse.
_Oye Pedro, ¿podrá alguien llevar mañana temprano a los maestro Enrique y Manuel a
sus parajes?
_Solos deben llegar- fue la otra respuesta que surgió de la niebla que se había
tragado a los tres hombres-autoridad.
Quedamos un buen rato en silencio, sin decir nada, viendo cómo la niebla se iba
apoderando de todo. Cada uno de nosotros sintiendo ya la nostalgia de la vida en la
ciudad. Un poco espantados del ambiente al que llegamos y al que no nos prepararon
para enfrentar. Los maestros en la escuela Normal se educan para la dudad, no para
esto medios. Vi a mis compañeros cabizbajos, un poco desilusionados del medio día
que llevábamos de experiencia en estos lugares. Uno ampollado y el otro perdiendo
su habitual buen humor manifestado en los días de espera en la Dirección de
Educación Federal.
_¡Adelante compañeros, que los ánimos no decaigan!
Aquí nos tocó y debemos demostrar que somos profesores. Los invito a que limpiemos
lo que será mi casa por quién sabe cuánto tiempo y nos preparemos para enfrentar
el frío que seguramente hará más tarde. Del dicho pasamos al hecho. Limpiamos el
cuartito de adobes y teja para acomodar las cosas. En un rincón encontramos un
anafre y un poco de carbón que nos sirvió más tarde para calentar el cuarto. Había
el espacio junto para colocar las colchonetas que traíamos.
Page 3
4. Aprovechando la débil luz del día que permitía la niebla, pasamos a conocer el aula
hecha del mismo material que la "casa del maestro". El mobiliario lo formaban
tablas rústicas sobre troncos sembrados al piso de tierra. El pizarrón lo formaban
tres tablas que alguna vez pintaron de negro. En las paredes no podría haber nada
porque mostraban los costados de los adobes. Las ventanas, sin vidrios, dejaban
pasar la luz y las fuertes corrientes de aire.
_¿Cómo nos irán a recibir a nosotros mañana? -comentó Enrique preocupado.
_Debe irles bien igual que a Cenén, a José y a mÍ.
Según sé la gente de estos parajes actúa igual. Desconfían de todos los ladinos
porque les han hecho daño. Creo que con nuestro trabajo poco a poco podemos
ganamos la confianza. Debemos desposeemos de cualquier actitud ladina que pueda
molestarles y empatamos a ellos como nos enseñaron que debemos hacer con los niños
para establecer realmente la comunicación.
_Lo decís tan bonito que ya hasta te lo estoy creyendo
_dijo Rodolfo.
_Pero nosotros no hablamos tzotzil _se lamentó descorazonado Manuel de Jesús
sobándose los pies.
2
Chin (Dos)
La cotidiana
Jueves 3 de octubre
_Trataremos de aprenderlo_ les dije no muy seguro. Ya pronto voy a cumplir el mes
de estar en Xixiltón. Me han mandado recado Enrique y Manuel de que mañana por la
tarde vendrán para que pasemos por José y Cenén y nos vayamos a San Cristóbal. Los
más afligidos son los tres que vienen de otros estados porque quieren ver en la
supervisión si no les llegó carta de sus seres queridos. Yo nada más quiero comprar
algunas cosas que me hacen falta para subsistir. No tengo para otra cosa.
En todo este tiempo, únicamente un caxlán _como llaman a los ladinos_ ha pasado
por aquí. Es un compañero maestro adscrito a la escuela del paraje Poconichin. El
lleva tres cursos completos en esta zona. Tiene varios años de servicio pero le
tienen castigado por su afición al alcohol, según me han contado, ahora que
obligado por la lluvia tuvo que pedir refugio conmigo. Por él supe también que a
los de nuevo ingreso tardan más de seis meses para pagarles. Me lo dijo para que
vaya viendo cómo sobrevivo todo este tiempo. Me han dejado preocupado sus
palabras.
_Ahorita vas a entrar al período de la nostalgia, después tendrán la sensación de
que ya no existes para los demás. Sentirás esa fea sensación de sentirte olvidado.
La soledad es lo peor que puede pasarle a un hombre. Pronto será normal para ti
hablar en voz alta contigo mismo, Si pasás esta prueba no tendrás ningún problema
Page 4
5. más adelante. Yo no pude, por eso me reencuentro con el pox (licor), aunque a
decirte verdad cuando me pasa el efecto me siento peor. Yo no nací en el campo,
menos en la sierra, solo, sin nadie con quien hablar.
Ya ni siquiera la imagen de la mujer amada conservo en la mente. Todo se me ha
borrado. Lo único agradable para mi es bajar cada mes a San Cristóbal, cobrar mi
sueldo e ir a sacar mi instinto con las muchachas del barrio de San Ramón, Beber
un licor distinto a este pox que hacen los indios por acá. Llevo tres años en esta
zona escolar y nunca he recibido la visita del supervisor. Todo hay que llevarlo a
San Cristóbal, puro papeleo burocrático es lo que les importa. ¿Conocés a tu
supervisor?
_No -le dije.
_Ya lo conocerás. No te aflijas, nada más tenle paciencia. Cuando le encuentres te
soltará un discurso pedagógico sobre la escuela y el papel del maestro en la
comunidad y cuando menos los esperes te caerá aquí para supervisarte el trabajo.
Mentira, aquí nadie valora tu trabajo. Estás solo con tu conciencia. Solo… Yo quise
ser maestro pero no de los indios de la sierra… Me ahogo en estas montañas. No
puedo trabajar... no puedo...
Quedé contemplándole sin saber qué hacer. Lloraba como un niño desamparado.
Tan luego pasó la lluvia, cogió su mochila y se fue por el camino abajo que lleva a
San Pedro Chenalho, al que los habitantes del municipio llaman el'lum: lugar
sagrado, centro ceremonial, lugar santo del Señor San Pedro, en donde esperaría
el siguiente día para tomar el camión de don Venancio. Yo me quedé viéndole hasta
que desapareció de mi vista. Preocupado de ver a un joven maestro envejecido y
amargado, preguntándome si el frío y la soledad serían tan fuertes como para vencer
la voluntad de un joven para que buscara refugie en el vicio del alcohol. .
En algunos de los parajes cercanos tienen aparato de canción de canción "el corrido
de los Pérez", cantada por un dueto norteño que les ha de gustar mucho porque la
repiten con frecuencia.
Hoy esperé en vano la llegada de Pedro Chuch con quien he tenido acercamiento y
hemos platicado ampliamente; es uno de los dos únicos hombres que conoce "el
castilla" porque ha trabajado en las fincas de "El Soconusco", como él dice.
Gracias a él es que me siguen dando las tortillas y los frijoles. A cambio yo he
empezado a servirles como escribano de sus asuntos o corno consejero en cosas
elementales. Tampoco mis alumnos mayores José López Sojob, Felipe Xupun, Juan
Santiz ni Viclorio Ve'lil han venido con su pelota a jugar conmigo como otras
tardes. El frío y la lluvia los han retenido en sus casas cerca del fuego; como yo
estoy aquí, con mi anafre, viendo cómo las nubes cargadas de agua van cerrando lodo
el firmamento, un claro indicio de que lloverá dentro de poco.
Hasta ahora me sigue gustando sentarme aquí en el corredor, junto al anafre para
ver _cuando la niebla lo permite_ el panorama tan hermoso de estas montañas que se
enciman unas a otras hasta perderse en el firmamento. De vez en cuando algún mut
(pájaro) solitario se para en los árboles de durazno y manzana a cantarme. También
aprovecho las brasas del anafre para dorar una tortilla que, como otras tardes,
será mi cena.
Pronto oscurecerá y será la hora de dormirme. En las condiciones en que estoy no
puedo malgastar el petróleo del candil. El día de mañana, viernes, realizaré mi
trabajo diario antes de irme a San Cristóbal.
Recomendaré a mis alumnos que le "echen un ojo" a la siembra que hemos hecho detrás
de la escuela. Pedro Chuch me dijo cuando me vio sembrar con mis alumnos que era
peligroso en estos tiempos porque en octubre pueden caer heladas y quemar todo el
plantío.
_Vos hasta la semilla la semilla vas a perder _me sentenció. Por eso todas las
mañanas lo primero que veo es la parcela para cerciorarme que no ha caído ninguna
Page 5
6. helada. La milpa viene bonita y pareja Tiene como treinta centímetros de alto. La
hemos abonado con el estiércol de los borregos.
Mis alumnos también participar con emoción en este trabajo colectivo. Ellos han
quebrado la tierra con sus azadones y recogido el abono. Mañana acabaremos con la
primera limpia.
A mis treinta alumnos les he dicho que iré a San Cristlóbal. Antonio Xulun (zope)
el más pequeño de mis alumnos, quien se ha encariñado conmigo, me pregunta afligido
entre tzotzil y español completando con sus señas.
_¿Vas a venir a Xilitón otra vez?
_Nada más voy a comprar unas cosas y rne regreso -le contesté,
Los primeros días ni ellos ni yo nos entendíamos porque no hablaban
español-“castilla” le llaman ellos _ni yo conocía una sola palabra del tzolziL
Todos hemos ido aprendiendo para hacernos entender. Necesitábamos aprender a
comunicarnos antes de cualquier otro intento de aprendizaje. Ya hice venir más de
una vez al grupo a Pedro Chuch para que nos desatorara en algo que no podríamos
aclarar ninguna de las partes. Ya conozco varias cosas por su nombre en tzotzil,
las mismas que saben mis alumnos pero ahora en español. Cada que aprendemos alguno
nuevo de la lengua del otro lo festejamos y lo andamos repitiendo para que no se
nos olvide,
En nuestras pláticas por las tardes con quien se ostenta como “el presiente" de
educación, no dejo mi libreta ni por un momento para tomar nota de todos los
vocablos que aún no conozco. Realmente soy yo quien desde que llegué a este paraje
no he parado de aprender, aunque es muy poco lo que he avanzado con la enseñanza
de la lecto-escritura.
He aprendido a bañarme en el pus que es el nombre tzotzil del baño de temascal.
Este baño con yerbas medicinales y con el vapor que las piedras al rojo vivo
despiden al echársele agua, le ha servido de mucho a mi salud en el proceso de
adaptación a este ambiente.
Ahora conozco el sistema de comunicación entre los pueblos de la montaña. El
representante del abtel-patán (trabajo comunitario) del paraje se sube a una loma y
desde ahí grita el mensaje que los representantes de los otros parajes van
reproduciendo hasta que llega a su destino. Si se trata de algún documento, cada
paraje tiene su hombre, karera, que a pie o a caballo lleva el documento al paraje
vecino para que lo reciba otro relevo hasta llevarlo a la meta final. Es por este
medio que me he enterado que mañana pasan Manuel y Enrique para que vayamos a San
Cristóbal.
Me entusiasma la idea porque habrá mucho de qué hablar en el camino para
platicarnos cómo nos ha ido. Pasaremos por los otros dos a quienes ya he mandado
recado. Tendremos que volver el domingo muy temprano, en el camión de don
Venancio, porque es el primer domingo de mes y hay asamblea en los parajes.
Debemos estar para presentarnos formalmente a la comunidad de los hombres
verdaderos. Se reúnen en el arma (sala de juramentos) mientras las mujeres hacen el
tianguis en donde venden sus productos y compran lo que necesitan.
Abrigo la esperanza de que los días que llevo de convivir con la gente de este
paraje haya disminuido esa aversión que tienen en contra de los caxlanes corno
consecuencia de los cuatro siglos y medio de ignorancia a la que han sido
sometidos. Exacerbando ese odio por compañeros bilingües que desean únicamente
para ellos el poder en toda la zona indígena. Al menos en Xixiltón he notado que
con el trato han ido suavizando su actitud hacia mí y ya muestran mayor disposición
para colaborar. Cuando menos tortillas no me han faltado ni han amenazado con
suspendérmelas.
Diez de mis alumnos me han pedido permiso para ausentarse de la escuela durante el
mes. Cuando les pregunté por qué tanto tiempo, invariablemente me respondieron
Page 6
7. que tenían que bajar a "tierra caliente", para desquitar la paga que le debían a
don" Antoño" del Carpio.
_¿Quién es él? - pregunté.
_Es el caxlán que nos "engancha" para trabajar en las fincas de tierra caliente
para" pizcar" el café y el cacao.
Por la noche supe que los tzotziles se endeudan con este tipo de personas para
poder cumplir con las obligaciones que les impone el cargo de alférez, pasión,
nicim o martoma que tienen que desempeñar durante un año según la disposición del
abtel-patán que requiere de muchos gastos, de ahí que tienen que comprometerse con
todo y su familia para irse al corte de café en el Soconusco.
3
Oxim (Tres)
La asamblea
Domingo 6 de octubre
Apenas bajamos del camión que nos trajo de regreso a San Pedro Chenalhó fuimos
directamente a la explanada de la Presidencia Municipal. Tenía poco que había
iniciado la reunión de las autoridades de todos los parajes. Entre ellos localicé
a los de Xixiltón.
La plaza lucía concurrida y muy colorida porque las indígenas solteras se esmeraban
luciendo su kajolal de colores que contrastaba con el mochibal de las mujeres
casadas, con el negro sobrio de los chuj de los hombres o con el colorido de sus
productos. El tianguis de este primer domingo de octubre estaba muy concurrido,
quizás por coincidir con el día de la asamblea general de todos los parajes.
Los asuntos empezaron a tratarse en tzotzil como debía ser. Nosotros no
entendíamos nada porque no es lo mismo conocer palabras aisladas que insertas en
una comunicación colectiva establecida con rapidez.
Fue hasta dos horas después cuando nos hicieron señas para que pasáramos adelante
en donde estaba el presidente con las demás autoridades principales. El edil
siguió hablando en tzotzil y de vez en cuando nos señalaba, en tanto que la
concurrencia nada más asentía y murmuraba a coro una frase ininteligible. Empezaron
a tratar otros asuntos porque vimos que ya no nos tomaban en cuenta. Sin saber qué
hacer exactamente nos acurrucamos junto a los demás, sin entender nada pero
fascinados por aquel mundo mágico que se presentaba ante nosotros y asombrados por
estar en ese ambiente tan distinto en donde la prisa, la desesperación y la
irritación están ausentes, en donde el hombre es parte integral de la naturaleza.
Page 7
8. Hay frustración y coraje sÍ, pero en contra de quienes los han humillado y hecho
víctimas de las peores vejaciones. Tratan al ladino en este medio al igual que el
ladino trata al indígena en el suyo, pero cuando nos toman aprecio son los más
leales amigos.
Los asuntos fueron agotándose hasta que la concurrencia terminó profiriendo a coro
expresiones de buenos deseos al darse la mano como despedida.
-Chinovatel Yos kajual (Dios Padre los bendiga).
-Muar', ontón chacomik (No queden tristes sus corazones).
-Sirikocha bjual (Misericordia Señor).
-Lequil, C'ac'al…Chivatzá ... (Buenos Días ... Ya me voy ... )
Estas expresiones a coro fueron tornándose poco a poco en plegaria, manifestándose
la religiosidad y los buenos deseos con la esperanza de un mejor mañana para los
indios. Mis compañeros y yo las entendimos porque eran expresiones muy comunes que
nos decían los alumnos al llegar a clases o al retirarse al final de la jornada
escolar.
Los Pedro (Chuch, Tul y Cotz) se acercaron a mí para ofrecerme de su tecomate un
poco de chicha, bebida fermentada de granos de maíz o de chilacayote con panela.
Tomamos un pequeño trago haciendo "la gracia", como se dice por acá, para
corresponder a la cortesía de ofrecerte lo mejor que tienen, de lo contrario
podrían considerarIo un desprecio; como supimos que sucedió después con una
maestra, que presumiendo de muy higiénica, no quiso beber refresco de una botella
que le ofrecieron porque el presidente del comisariado la destapó con los dientes.
La comunidad interpretó el gesto como un desprecio y lo que era un acto de
bienvenida se trocó en una despedida.
Las autoridades de los parajes donde trabajaban mis amigos se los llevaron a otra
parte y yo me quedé solo con los de Xixitlón, mientras platicábamos los temas de la
asamblea comíamos cacaté. Fue Pedro Chuch quien explicó los asuntos que trataron en
la junta.
... ahora que ya va a dejar de llover, vamos a arreglar los caminos de todos los
parajes. Así ha dicho" el presidente". Vamos también a arreglar la escuela de cada
paraje. Vos vas a decir qué es lo que tenemos que hacer para que lo hagamos. Si
querés madera te la vamos a traer, si querés poste también te lo vamos a dar, no
vayas a pedir tu paga porque no lo tenemos y también porque ustedes los ladinos les
gusta mucho el ta'kim (dinero) y se lo gastan. Cuando trabajemos en los arreglos no
van a ir los hijos a la escuela ...
-¿Por qué? -le pregunté alarmado.
-Porque también deben trabajar.
-Me parece muy bien el trabajo comunitario que van a realizar y que han acordado
los padres, pero los niños deben estar aprendiendo en la escuela mientras sus
padres mejoran la comunidad. Ellos también van a ser padres y deben aprender desde
esa edad que hay que trabajar por la gente de su paraje. Es la costumbre y vos
debés respetarla ...
Preferí no insistir, comprendiendo que es una imprudencia ir en contra de las
costumbres, muy sanas la mayoría, y un aprendizaje necesario para asegurar su
bienestar y supervivencia. Además son los rasgos que los distinguen culturalmente.
Maestro que quiere imponer los patrones culturales que han despreciado al mundo
indígena -que tiene muy arraigados los suyos- está condenado al rechazo y al
fracaso de todo lo que emprenda.
Uno de los grandes errores del servicio educativo actual es que se aleja de la
realidad y de las consideraciones regionales, de la práctica y del contacto
Page 8
9. comunitario, volviéndose puramente teórico, manifestando un desprecio por el
trabajo manual y por el contado con la naturaleza. Los resultados los tenemos a la
vista: una sociedad de seres individuales, indiferentes a los problemas de el medio
ambiente y en el mayor de los casos "licenciados de todo" menos de ser capaces de
producir lo que consumimos. A nivel de la educación se producen maestros
preparados quizás, en teoría, para hacer un trabajo aceptable en las escuelas
urbanas, pero en el medio rural es la persona más inútil para operar.
Me seguía sonando en el pensamiento la sentencia de no darme ta'kim para la
escuela; me quitaba de golpe la idea de escuadrar el marco de los dos ventanales y
la adquisición de los cristales, porque en los días de mucha ventisca el aire
helado entra y no nos deja trabajar por el frío que sentimos. También la idea de
cambiar las tablas que nos servían de pizarrón se venía abajo y me preocupaba
porque estaba convencido que materialmente representaban los dos mayores
impedimentos que ofrecía el aula y que junto al ausentismo de algunos, la falta de
cuadernos de casi todos y la dificultad de no hablar la misma lengua, la práctica
docente por estos lugares de México resultaba infructuosa. Ni pensar en obtener
pizarras individuales para ahorrarse lo de los cuadernos.
- ... también dice" el presidente" que te miremos si no sos bolo (borracho). Si te
gusta mucho el pox (licor) como el Herminio que enseña en Poconichim, que le
avisemos para que te acuse en Tuxtla. Que también te miremos si creés en los
patrones santos o si sos "protestante" para que también te salgás de Xixiltón
porque no quieren a maistros que vengan a negar nuestras costumbres ...
Este problema del conflicto religioso es uno de los más "gringos" del Instituto
Lingiiístico de Verano, que se han venido a vivir entre ellos con toda una gran
infraestructura de conocimientos de las etnias tzetzales y tzotziles,
principalmente en lo que se refiere a las tradiciones y a la gramática de estas dos
lenguas mayenses. Además tienen apoyo económico y un gran equipo técnico. El
monopolio de la religión católica que por más de cuatrocientos cincuenta años sentó
sus reales en esta zona, ahora enfrenta un oponente concreto y fuerte. Este es el
origen de los conflictos. Lo que resulta más grave es saber también que hay
maestros activistas de alguna de estas sectas religiosas que fanáticamente hacen
labor de proselitismo entre los alumnos y padres, negándose a fomentar el
nacionalismo y el amor patrio al prohibir los honores a la Bandera, a los héroes y
a interpretar el Himno Nacional, por la interpretación errónea de "amarás a Dios
sobre todas las cosas". A otras civilizaciones les parecerá inconcebible que en la
segunda parte del siglo XX, con una Ley que asegura la pluralidad ideológica y la
libertad de cultos, se gesten aún enfrentamientos por estas razones que en otros
países tienen siglos, que las han superado.
- ... también dijo "el presidente" que no te vayás a olvidar de mandarlos los
nombres de quienes no mandan a sus hijos a la escuela para que paguen la multa y
que ai te va a dar un tu poquito de ta'kim de lo que paguen para que te ayudes en
lo que necesités ...
Así es como entendí por qué mis alumnos cuando se iban a ausentar de la escuela,
para acompañar a sus padres a trabajar en la "pizca" de café, cacao o algodón en
las fincas de El Soconusco, según los días que faltaran para el presente que me
dejaban: una bolsa con huevos, un pollo, una gallina o un guajolote. Preferían
pagarme la multa a mí en especie y no ir hasta Chenalhó a pagar la multa en ta'kim
que siempre resultaba más cara. Recordé la expresión del alcalde cuando me dijo al
despedimos la primera vez ... "si gano yo, ganan ustedes".
-Oye Pedro, no es justo. Cuando por necesidad tiene que dejarse la escuela no
tienen porqué pagar nada.
-Así lo decís vos, pero otro maistro ladino como vos trajo el costumbre esa de la
multa con el que era "el presidente" y así se quedó. Ahora ya es costumbre del
pueblo tzotzil.
-Pues hay que corregir ese vicio...
Page 9
10. -No, ya es costumbre de aquí.
-Pues yo no vaya recibir nada de lo que me den allá ni vaya enviar nombres de
nadie.
- Entonces la gente se va a molestar y vos vas a ser acusado ante el jefe tuyo. La
gente de Xixiltón se va a molestar porque vendrá al lum (lugar sagrado) a pagar
más.
-Pero si yo no voy a mandar ningún nombre. No voy a acusar a nadie.
-Pero Dios lo ve y pueblo tzotzil no sabe mentir como caxlanes.
Ya no puede seguir razonando porque se acercaron a mí los otros maestros y los
Pedro se alejaron con los demás, rumbo a la iglesia, diciéndome:
-¡O comtó! (hasta mañana).
Con la carga de comestibles cada uno, emprendimos el camino rumbo a los parajes.
Los cinco íbamos ensimismados, unos en lo que nos contaron y nostálgicos otros por
las noticias recibidas. Cuando dejamos a Cenén en Chiltic se puso a llorar. Lo que
nos preocupó bastante:
-¿Qué te pasa? -le dijo alguno de nosotros.
-No puedo acostumbrarme a esta soledad. ¡No puedo! Voy a renunciar y mandar al
diablo todo esto. En estas montañas no tengo ni con quién hablar. ¡No puedo seguir
aquí! ¡No puedo! -explotó llorando víctima de una crisis nerviosa.
Manuel quiso intervenir pero David que le conocía más le hizo señas para que
guardara silencio, mientras le sujetaba de los hombros como haciéndose solidario o
queriendo infundirle ánimo con el apretón.
Guardamos silencio un rato. Sin hablar acordamos quedarnos a pasar la noche. Nos
quitamos los bultos de la espalda y fuimos a sentamos en el pequeño corredor de la
escuela. Cuando Cenén estuvo más calmado, cada uno empezó a hablar de sus temores y
experiencias en aquel mes de aislamiento. Yo les conté el encuentro con el
compañero Herminio de Poconichim y de la afición que tenía al alcohol. Del abandono
en que estaba, cuyas ilusiones de cada quincena se reducían a conseguir licor y
visitar la zona roja del Barrio de San Ramón. Lo demás estaba muerto para él.
Hablar sin prejuicios nos sirvió de terapia a todos y para reanimar un poco al
amigo en crisis.
Decidimos pasar la tarde jugando y quedamos a pernoctar para salir al siguiente
día muy temprano y estar en nuestras respectivas escuela tocando el silbato para
llamar a clases. Fue en la noche cuando se tomó el acuerdo de reunimos
rotativamente una tarde cada fin de semana, en uno de los cinco parajes para
ayudar a adaptamos en aquel medio.
-También podemos hacer pequeños torneos de básquetbol entre los alumnos _sugirió
entusiasmado Cenén_ ya más repuesto.
Page 10