1. Latín
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Para otros usos de este término, véase Latín (desambiguación).
Latín
lingua latina, latinō
Hablado Imperio romano y Europa Occidental de la
en Antigüedad y Edad Media.
Región Originalmente en la Península Itálica, luego
en la zona de influencia del Imperio romano
y toda Europa Occidental.
Estado de la Ciudad del Vaticano, Iglesia
Hablantes
Católica.
• Nativos:
• Ninguno
• Otros:
• Usada en las Humanidades para el estudio
filológico, lingüístico, jurídico, histórico,
filosófico, religioso y literario, entre otros.
También se utiliza en la terminología
científica, especialmente en la taxonomía
biológica, o ciencia de la clasificación de los
organismos. En la Iglesia Católica se utiliza
para los documentos oficiales. Es la lengua
oficial del Estado de la Ciudad del Vaticano,
junto al idioma italiano.
Puesto No está entre los 100 primeros. (Ethnologue 1996)
Familia indoeuropeo
itálico
2. latino-falisco
latín
Alfabeto alfabeto latino
Estatus oficial
Oficial en Organizado usando criterios geográficos
• Europa (1):
Ciudad del Vaticano
Regulado Opus Fundatum Latinitas
por
Códigos
ISO 639-1 la
ISO 639-2 lat
ISO 639-3 lat
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Extensión del Latín
El latín es una lengua de la rama itálica que fue hablada en la antigua República Romana y
el Imperio romano desde el siglo IX a. C. Su nombre deriva de la existencia de una zona
geográfica de la península itálica denominada Vetus Latium o 'Antiguo llano' (hoy llamado
Lacio).
Ganó gran importancia con la expansión del estado romano, siendo lengua oficial del
imperio en gran parte de Europa y África septentrional, junto con el griego. Como las
demás lenguas indoeuropeas en general, el latín era una lengua flexiva de tipo fusional con
un mayor grado de síntesis nominal que las actuales lenguas romances, en la cual dominaba
la flexión mediante sufijos, combinada en determinadas veces con el uso de las
preposiciones; mientras que en las lenguas modernas derivadas dominan las construcciones
analíticas con preposiciones, habiéndose reducido la flexión nominal a marcar sólo el
género y el plural, conservando los casos de declinación sólo en los pronombres personales
(teniendo estos un orden fijo en los sintagmas verbales).1
Aunque el latín en su forma clásica actualmente no es la lengua nativa de ningún grupo y,
por tanto, es una lengua muerta, éste dio origen a un gran número de lenguas europeas,
denominadas lenguas romances, como el castellano, el francés, el italiano, portugués, el
3. catalán, el gallego, el rumano, y otras de menor difusión (el asturleonés, el aragonés, el
occitano, etc.), y también ha influido en las palabras de las lenguas modernas, como
consecuencia de que durante muchos siglos, después de la caída del Imperio romano,
continuó usándose en toda Europa como lingua franca para las ciencias y la política, sin ser
seriamente amenazada en esa función por otras lenguas en auge (como el castellano en el
siglo XVII o el francés en el siglo XVIII) hasta prácticamente el siglo XIX.
Actualmente es idioma oficial en la Ciudad del Vaticano, aunque, de facto se use el
italiano. La Iglesia Católica lo usa como lengua litúrgica oficial, aunque desde el Concilio
Vaticano II se permiten además las lenguas vernáculas.2 También se usa para los nombres
binarios de la clasificación científica del reino animal y vegetal, así como para denominar
figuras o instituciones del mundo del Derecho.
El estudio del latín, junto con el del griego clásico, es parte de los llamados estudios
clásicos, y aproximadamente hasta los años sesenta fue estudio casi imprescindible en las
Humanidades. El alfabeto latino, derivado del alfabeto griego, todavía es el alfabeto más
usado del mundo con diversas variantes de una lengua a otra.
Contenido
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• 1 Periodos en la historia de la lengua latina
• 2 Orígenes y expansión
• 3 Estratos del latín
o 3.1 Influencia sustrato
o 3.2 Influencia adstrato
o 3.3 Influencia superestrato
• 4 Literatura latina
o 4.1 Literatura temprana
o 4.2 Literatura de la Edad de Oro
o 4.3 Literatura de la Edad de Plata
• 5 El latín tras la época clásica
o 5.1 Edad Media
o 5.2 Renacimiento
o 5.3 Edad Moderna
• 6 Gramática
o 6.1 Sustantivos
o 6.2 Verbos
o 6.3 Sintaxis
• 7 Fonética y fonología
o 7.1 Sistema vocálico
o 7.2 Consonantes
• 8 Evolución del latín: el latín vulgar
o 8.1 Cambios fonéticos
4. o 8.2 Cambios morfosintácticos
8.2.1 Declinación
8.2.2 Deixis
o 8.3 Determinantes
• 9 Uso moderno del latín
• 10 Véase también
• 11 Referencias
• 12 Bibliografía
• 13 Enlaces externos
Periodos en la historia de la lengua latina [editar]
5. La historia del latín comienza en el siglo VIII a. C. y llega, por lo menos, hasta la Edad
Media; se pueden distinguir todos estos periodos:
6. • Arcaico: desde que nace hasta que la sociedad romana entra en la órbita cultural de
Grecia (helenización): VIII – II a. C. Autores destacados de este período son Apio
Claudio el Ciego, Livio Andrónico, Nevio, Ennio, Plauto, Terencio.
• Clásico: en una época de profunda crisis económica, política y cultural, la élite
cultural crea, a partir de las variedades del latín coloquial, un latín estándar (para la
administración y escuelas) y un latín literario. Es la Edad de Oro de las letras
latinas, cuyos autores más destacados son Cicerón, Julio César, Tito Livio, Virgilio,
Horacio, Catulo, Ovidio. Esto ocurrió aproximadamente en los siglos I a. C. y
I d. C.
• Postclásico: la lengua hablada se va alejando progresivamente de la lengua
estándar, que la escuela trata de conservar, y de la lengua literaria. Esta distancia
creciente hará que de las diversas maneras de hablar latín nazcan las lenguas
románicas. Y la lengua escrita, que inevitablemente también se aleja, aunque
menos, de la del periodo anterior, se transforma en el latín escolástico o curial.
• Tardío: los padres de la Iglesia empiezan a preocuparse por escribir un latín más
puro y literario, abandonando el latín vulgar de los primeros cristianos. A este
período pertenecen Tertuliano, Jerónimo de Estridón (San Jerónimo) y San Agustín.
• Medieval: el latín como se conocía ya no es hablado, por ende, el latín literario se
refugia en la Iglesia, en la Corte y en la escuela, convirtiéndose en el vehículo de
comunicación universal de los intelectuales medievales. Mientras, el latín vulgar
continuaba su evolución a ritmo acelerado. Ya que las lenguas romances fueron
apareciendo poco a poco, unas antes que otras, y porque el latín seguía siendo
utilizado como lingua franca y culta, no se puede dar una fecha en la que se dejó de
utilizar como lengua materna.
• Renacentista: en el Renacimiento la mirada de los humanistas se vuelve hacia la
Antigüedad clásica, y el uso del latín cobró nueva fuerza. Petrarca, Erasmo de
Rotterdam, Luis Vives, Antonio de Nebrija y muchos otros escriben sus obras en
latín, además de en su propia lengua.
• Científico: la lengua latina sobrevive en escritores científicos hasta bien entrado el
siglo XVIII. René Descartes, Isaac Newton, Baruch Spinoza, Gottfried Leibniz e
Immanuel Kant escribieron algunas de sus obras en latín.
Orígenes y expansión [editar]
7. Región del Lacio en Italia, donde surgió el latín.
El latín aparece hacia el año 1000 a. C. en el centro de Italia, al sur del río Tíber, con los
Apeninos y el mar Tirreno al oeste, en una región llamada Latium (Lacio), de donde
proviene el nombre de la lengua y el de sus primeros habitantes, los latinos.
En los primeros siglos de Roma, desde la fundación al siglo IV a. C., el latín era una lengua
tosca, que apenas podía tener manifestaciones literarias o científicas, que tenía una
extensión territorial limitada: Roma y algunas partes de Italia, y una población escasa. Era
una lengua de campesinos.
Así lo demuestran las etimologías de muchos términos del culto religioso, del derecho o de
la vida militar. Destacamos los términos stippulare ('estipular'), derivado de stippa ('paja') o
emolumentum ('emolumento'), derivado de emolere ('moler el grano') en el lenguaje del
derecho.
En este sentido, los latinos, desde época clásica al menos, hablaban de un sermo rusticus
('habla del campo'), opuesta al sermo urbanus, tomando conciencia de esta variedad
dialectal del latín. «En el campo latino se dice edus ('cabrito') lo que en la ciudad haedus
con una a añadida como en muchas palabras».3
Después del periodo de Dominación Etrusca y la invasión de los Galos (390 a. C.), la
ciudad fue extendiendo su imperio por el resto de Italia. A finales del siglo IV a. C., Roma
se había impuesto a sus vecinos itálicos. Los etruscos dejaron su impronta en la lengua y la
cultura de Roma, pero los griegos, presentes en la Magna Grecia, influyeron más en el latín,
dotándole de un rico léxico.
El latín de la ciudad de Roma se impuso a otras variedades de otros lugares del Lacio, de
las que apenas quedaron algunos retazos en el latín literario. Esto hizo del latín una lengua
con muy pocas diferencias dialectales, al contrario de lo que pasó en griego. Podemos
calificar, pues, al latín de lengua unitaria.
8. Después, la conquista de nuevas provincias para el territorio, primero las Galias con César,
hasta la de la Dacia (Rumania) por parte de Trajano, supuso la expansión del latín por un
inmenso territorio y la incorporación de una ingente cantidad de nuevos hablantes.
Paralelamente a la expansión territorial de Roma, el latín se desarrolló como lengua literaria
y como lingua franca, a la vez que el griego, que había tenido estos papeles antes. Desde el
siglo II a. C., con Plauto y Terencio, hasta el año 200 d. C. con Apuleyo tenemos una forma
de latín que no tiene ninguna variación sustancial.4 o una gran expansión territorial.
Estratos del latín [editar]
El latín era una lengua itálica, eso significa que la mayoría de elementos gramaticales y la
mayor parte de su léxico, provienen por evolución natural de las lenguas de dialectos y
hablas indoeuropeas.
El idioma original de los grupos latinos al instalarse en la península itálica se vio influida
por el contacto con hablantes de otros grupos tanto indoeuropeos (oscos, umbros, griegos,
celtas) como no indoeuropeos (etruscos, cretenses, picenos, ilirios, ligures…).
Suelen distinguirse tres tipos de influencia sociolingüística:
• sustrato, debido a hablantes que fueron asimilados a la lengua latina
• superestrato, a causa de pueblos que temporalmente sometieron a los latinos
• adstrato, provocada por el contacto con otros pueblos.
Esta distinción, sin embargo, puede no resultar del todo operativa; por ejemplo, el etrusco
pudo haber sido a la vez substrato, adstrato y superestrato en diferentes épocas.
Influencia sustrato [editar]
Una influencia de sustrato provoca cambios lingüísticos causados por hablantes nativos que
hayan sido asimilados y cuyas lenguas habrían ocupado la región antes de que se difundiera
el latín entre ellas. A veces se habla, para indicar estas lenguas, de sustrato mediterráneo,
que proporcionó al latín el nombre de algunas plantas y animales que conocieron al llegar;
son lenguas muy poco conocidas, pues quedan sólo unos pocos restos escritos, algunos de
los cuales aún no son descifrados. Un sustrato del latín arcaico en la ciudad de Roma y
alrededores fue claramente la lengua etrusca.
En cuanto a la influencia osco-umbra al latín, es interesante observar la influencia que
provocaron, ya que en ellas están configuradas ya algunas características fonéticas y
fonológicas que más tarde aparecerán en las lenguas romances (ciertas palatalizaciones y
monoptongaciones) pues muchos hablantes de lenguas itálicas al romanizarse conservaron
ciertos rasgos fonéticos propios; incluso marginalmente dentro de las lenguas románicas.
Fenómenos de este tipo son la influencia céltica a la que se atribuye la lenición de las
consonantes intervocálicas o la [y] francesa, el vasco (o alguna lengua parecida), al que se
9. atribuye la aspiración de la /f/ española en /h/, o el influjo eslavo, culpable de la
centralización de la vocales rumanas.
Sustrato etrusco: La influencia del etrusco en la fonología latina se refleja en el hecho de
desarrollar algunas aspiradas (pulcher, 'hermoso') y la tendencia a cerrar -o en -u. Las
inscripciones etruscas muestran una tendencia a realizar como aspiradas oclusivas sordas
previamente inaspiradas, y poseía un sistema fonológico de sólo cuatro timbres vocálicos
/a, e, i, u/, teniendo este último una cualidad entre [o] y [u] que habría influido en la
tendencia del latín a cerrar algunas /*o/ en [u].
Además los numerales latinos duodeviginti ('18') y undeviginti ('19') son claramente calcos
lingüísticos formados a partir de las formas etruscas esl-em zathrum ('18') thu-nem zathrum,
'19' (donde zathrum es la forma etrusca para '20', esl- '2' y 'thun-' '1'). También es un hecho
de sustrato del etrusco en latín el sufijo -na en palabras como persona, etc.
Influencia adstrato [editar]
Es la debida al contacto con pueblos que convivieron con los latinos sin tenerlos dominados
ni depender de ellos. Este tipo de influencia se nota más en el estilo y léxico adquirido que
en los cambios fónicos de la lengua. Los adstratos osco, umbro y griego son responsables
del alfabeto y sobre lo relacionado con la mitología, pues los romanos tomaron prestados
los dioses helenos, aunque con nombres latinos.
Adstrato griego: la entrada masiva de préstamos y calcos áticos y jónicos puso en guardia
a los latinos desde tiempos muy tempranos, encabezados por Catón el Viejo en el
siglo III a. C. Pero en la Edad de Oro de la literatura latina los romanos se rindieron ante la
evidente superioridad del idioma griego. Bien pueden resumir este sentimiento los famosos
versos de Horacio: «Graecia capta ferum victorem cepit et artis / intulit agresti Latio» («La
Grecia conquistada conquistó a su fiero vencedor e introdujo las artes en el rústico
Lacio»).5
Esta entrada masiva de helenismos no se limitó a la literatura, las ciencias o las artes.
Afectó a todos los ámbitos de la lengua, léxico, gramatical y estilístico, de modo que
podemos encontrar el origen griego en muchas palabras comunes de las lenguas románicas.
Después de la Edad Clásica, el cristianismo fue uno de los factores más potentes para
introducir en la lengua latina hablada una serie de elementos griegos nuevos. Ej: παραβολη
> parábola. Encontramos esta palabra dentro de la terminología retórica, pero sale de ella
cuando se usa por los cristianos y adquiere el sentido de parábola, es decir, predicación de
la vida de Jesús. Poco a poco va adquiriendo el sentido más general de «palabra», que
sustituye en toda la Romanía al elemento que significaba «palabra» (verbum). El verbo que
deriva de parabole (parabolare, parolare) substituye en gran parte de la Romanía al verbo
que significaba «hablar» (loquor).
Influencia superestrato [editar]
10. Debida a pueblos que temporalmente sometieron a los latinos y que dejaron una marca en
el habla; aquí hablamos del superestrato etrusco (el responsable del léxico del teatro y de la
adivinación), galo o celta.
Superestrato germánico: desde antiguo los romanos tenían contactos con Germanía, y en
estas relaciones predominó la influencia del latín. El centro principal de contactos se
situaba en el valle del Rin, un territorio donde sobrevivían poblaciones célticas, cuya
lengua empleada era el latín. De hecho, hay rastros de la administración romana en la
toponimia, como por ejemplo Köln (Colonia).
Los elementos germánicos son el superestrato del latín en la Romanía occidental. Después
de las invasiones, muchos elementos germánicos pasaron al latín. El flujo no se interrumpió
en la formación de las lenguas románicas. Pueblos germánicos: godos, alemánicos,
borgoñeses, francos, lombardos. Las influencias de estos pueblos en las lenguas románicas
se dan mayoritariamente en el campo de la toponimia y la antroponimia. Aparte de estos, el
número de préstamos es bastante reducido.
A pesar de todas las influencias que se reflejan fundamentalmente en el léxico y la fonética,
la mayoría de elementos gramaticales y léxicos del latín son rastreables hasta el
protoindoeuropeo.
Literatura latina [editar]
Artículo principal: Literatura en latín
El cuerpo de libros escritos en latín, retiene un legado duradero de cultura de la Antigua
Roma. Los romanos produjeron una extensa cantidad de libros de poesía, comedia,
tragedia, sátira, historia y retórica, trazando arduamente al modo de otras culturas,
particularmente al estilo de la más madura literatura griega. Un tiempo después de que el
Imperio romano de occidente cayese, la lengua latina continuaba jugando un papel muy
importante en la cultura europea occidental.
La literatura latina normalmente se divide en distintos períodos. En lo que respecta a la
primera, la literatura primitiva, sólo restan unas pocas obras sobrevivientes, los libros de
Plauto y Terencio; se han conservado dentro de los más populares autores de todos los
períodos. Muchas otras, incluyendo la mayoría de los autores prominentes del latin clásico,
han desaparecido, aunque bien algunas han sido redescubiertas siglos después.
El periodo del latín clásico, cuando la literatura latina es ampliamente considerada en su
cumbre, se divide en la Edad Dorada, que cubre aproximadamente el periodo del inicio de
siglo I a. C. hasta la mitad del siglo I d. C.; y la Edad de Plata, que se extiende hasta el
siglo II d. C. La literatura escrita después de la mitad del siglo II es comúnmente denigrada
e ignorada.
En el Renacimiento muchos autores clásicos fueron redescubiertos y su estilo fue
conscientemente imitado. Pero sobre todo, imitando a Cicerón, y su estilo preciado como el
11. perfecto culmen del latín. El latín medieval fue frecuentemente despreciado como latín
macarrónico; en cualquier caso, muchas grandes obras de la literatura latina fueron
producidas entre la antigüedad y la Edad Media, aunque no sea de los antiguos romanos.
La literatura latina romana abraza dos partes: la literatura indígena y la imitada.
• La literatura latina romana indígena ha dejado muy pocos vestigios y sólo nos
ofrece fragmentos verdaderamente arcaicos e intentos de arcaísmo deliberado que
proceden fundamentalmente de tiempos de la República, de los emperadores y
principalmente de los Antoninos.
• La literatura latina romana imitada ha producido composiciones en que la
inspiración individual se junta a la imitación más feliz, obras numerosas y elegidas
que nos han llegado enteras. A veces, se han confundido las obras de origen
italiano, producciones más toscas del genio agrícola o religioso de los primitivos
romanos (que ofrecen un carácter más original), con las copias latinas de las obras
maestras de Grecia, que ofrecen un encanto, una elegancia y una suavidad
correspondientes a una civilización culta y refinada. En este último aspecto
señalamos la tendencia de dos escuelas retóricas de origen griego que tuvieron gran
influencia en Roma: el asianismo y el aticismo. Desde los tiempos de Cicerón estas
dos tendencias estilísticas del griego entraron de lleno en latín y perduraron durante
varios siglos en la literatura latina.
Literatura temprana [editar]
Busto de Marco Tulio Cicerón.
• Poesía: Ennio
• Tragedia: Pacuvio, Lucio Accio
• Comedia: Cecilio, Terencio, Plauto
Literatura de la Edad de Oro [editar]
12. • Poesía: Lucrecio, Catulo, Virgilio, Horacio, Ovidio, Tibulo, Propercio
• Prosa: Cicerón, Julio César
• Historia: Salustio, Livio, Nepote
Literatura de la Edad de Plata [editar]
• Poesía: Estacio, Marcial, Manilio
• Prosa: Petronio, Quintiliano, Apuleyo, Séneca, Asconio
• Teatro: Séneca
• Sátira: Persio, Juvenal
• Historia: Tácito, Suetonio
El latín tras la época clásica [editar]
Edad Media [editar]
Al caer el Imperio romano, el latín aún fue usado a través de los siglos como la única
lengua escrita en el mundo del estado romano. En el canciller del rey, en la liturgia de la
Iglesia Católica, en los libros la única lengua usada era el latín. Pero siempre un latín muy
cuidado, aunque a la vez influido por las lenguas habladas. Ya en el siglo VII, el latín
vulgar había comenzado a diferenciarse dando origen al protorromance y después a las
primeras fases de las actuales lenguas romances.
Con el Renacimiento Carolingio en el siglo IX, cuando Carlomagno se reunió en torno a los
mayores pensadores de la época, como el lombardo Paolo Diacono o el inglés Alcuino de
York, quien diera la idea de reorganizar la cultura y la enseñanza en su Imperio. Esta
operación de recuperación, restituyendo ahora hacia un latín más correcto, separó
definitivamente al latín de la lengua hablada.
Luego, con el surgimiento de las primeras y pocas universidades, las enseñanzas dadas por
personas que provenían de toda Europa eran rigurosamente en latín. Pero un cierto latín, el
que no podía decirse la lengua de Cicerón u Horacio. Los doctos de las universidades
elaboraron un latín particular, escolástico, adaptado a exprimir los conceptos abstractos y
ricos en elaborados matices de la filosofía de la época. El latín ya no era más la lengua de
comunicación que era en el mundo romano; todavía era una lengua viva y vital, todo menos
que estática.
Renacimiento [editar]
En el siglo XIV, en Italia, surgió un movimiento cultural que favoreció un renovado interés
por el latín antiguo: el Humanismo. Comenzado ya por Petrarca, sus mayores exponentes
fueron Poggio Bracciolini, Lorenzo Valla, Marsilio Ficino y Coluccio Salutati. Aquí la
lengua clásica empezó a ser objeto de estudios profundos que marcaron el nacimiento, de
hecho, de la filología clásica.
13. Edad Moderna [editar]
En la Edad Moderna, el latín aún es usado como lengua de la cultura y de la ciencia. En
latín escribieron también los primeros científicos modernos, como Nicolás Copérnico e
Isaac Newton, al menos hasta el siglo XVIII, ya que en el siglo XIX fue sustituido por
varias lenguas nacionales como el francés o el inglés.
Gramática [editar]
Artículo principal: Gramática latina
Al conjunto de formas que puede tomar una misma palabra según su caso se le denomina
paradigma de flexión. Los paradigmas de flexión de sustantivos y adjetivos se denominan
en gramática latina declinaciones, mientras que los paradigmas de flexión de los verbos se
llaman conjugaciones. En latín el paradigma de flexión varía de acuerdo con el tema al que
está adscrita la palabra. Los nombres y adjetivos se agrupan en cinco declinaciones,
mientras que los verbos se agrupan dentro de cuatro tipos básicos de conjugaciones.
Sustantivos [editar]
En latín, el sustantivo toma diversas formas de acuerdo con su papel sintáctico en la frase,
conocido como caso gramatical. Existen en latín clásico seis formas que puede tomar cada
sustantivo o adjetivo o «casos»:
1. nominativo: es usado cuando el sustantivo es el sujeto o atributo de la sentencia o
frase.
2. vocativo: identifica la persona a la que se dirige el hablante, se podría decir que es
una llamada de atención. Incluso, puede servir como saludo.
3. acusativo: se usa cuando el sustantivo es el objeto directo de la frase, con ciertas
preposiciones, o bien como sujeto de un infinitivo.
4. genitivo: indica el complemento y características del nombre.
5. dativo: se usa para señalar el objeto indirecto, con ciertos verbos y a veces como
agente y posesor.
6. ablativo: caso gramatical que denota separación o movimiento desde un lugar. El
latino además, incluía en él la causa, el agente, usos como instrumental, locativo y
adverbial.
Además, hay restos de un caso adicional indoeuropeo: el locativo (indicando localización),
v.g. ruri, en el campo. El adjetivo también tiene formas flexivas, dado que concuerda
necesariamente con un sustantivo en caso, género y número.
Verbos [editar]
14. Tema infectum Tema perfectum
A grandes
rasgos hay dos Present
temas dentro de presente mittit pretérito perfecto misit
e
la conjugación
del verbo latino, mitteb pretérito miser
infectum y Pasado imperfecto
at pluscuamperfecto at
perfectum: en el
infectum están futuro miser
Futuro mittet futuro perfecto
los tiempos que imperfecto it
no indican un
fin, una
terminación, como el presente, el imperfecto y el futuro; son tiempos que no señalan el acto
acabado, sino que, sea que está ocurriendo en el presente, ocurría con repetición en el
pasado (sin indicar cuando acabó), o bien un acto futuro. En este tema del verbo la raíz no
cambia, al contrario que con el perfectum, que tiene su propia terminación irregular
(capere: pf. cepi - scribere: pf. scripsi - ferre pf. tuli - esse pf. fui - dicere pf. dixi).
El perfecto (del latín perfectum, de perficere 'terminar', 'completar') en cambio indica
tiempos ya ocurridos, terminados, que son el pretérito, el pluscuamperfecto y el futuro
perfecto.
Ambos cuentan con los siguientes modos gramaticales (a excepción del imperativo, que no
existe en perfectum): el indicativo, que expresa la realidad, certeza, la verdad objetiva; el
subjuntivo expresa irrealidad, subordinación, duda, hechos no constatados, a veces usado
como optativo; el imperativo,
que denota mandato, ruego,
exhortación, y el infinitivo, una
forma impersonal del verbo,
usada como subordinado ante 1ª 3ª futur infiniti
Tema en
otro, o dando una idea en persona persona o vo
abstracto. Con seis personas en
1 amab
cada tiempo (primera, segunda ā amo amat amare
° it
y tercera, cada una en singular
y plural), y dos voces: activa 2 habe
cuando el sujeto es el agente, y ē habeo habet habere
° bit
la pasiva: que es cuando el
verbo posee un sujeto que 3 consonan
padece una acción (más él no la dico dicit dicet dicere
° te
ejecuta) y restos de una voz
media, un verbo no deponente 4 audie
ī audio audit audire
normalmente posee unas 130 ° t
desinencias.
5
i breve facio facit faciet facere
Los verbos en latín usualmente °
se identifican por cinco
diferentes temas de
conjugaciones (los grupos de verbos con formas flexivas similares): el tema en a larga, el
15. tema en e larga, tema en consonante, tema en i larga y, por último, el tema en i breve.
Básicamente sólo hay un modo de la conjugación latina de los verbos, pero vienen influidos
por cierta vocal que provoca algunos cambios en sus desinencias. Por ejemplo, en su
terminación de futuro: mientras lo común era indicarlo mediante un tiempo proveniente del
subjuntivo, en los verbos influidos por E o A larga, el futuro sonaría exactamente igual que
el presente, por lo que tuvieron que cambiar sus desinencias.
Sintaxis [editar]
El objeto de la sintaxis es organizar las partes del discurso de acuerdo con las normas de la
lengua para expresar correctamente el mensaje. La concordancia, que es un sistema de
reglas de los accidentes gramaticales, en latín afecta a género, número, caso y persona. Ésta
jerarquiza las categorías gramaticales, de tal manera que el verbo y el adjetivo adecúan sus
rasgos a los del nombre con el que conciertan. Las concordancias son adjetivo/sustantivo o
de verbo/sustantivo. Obsérvese el ejemplo: animus aequus optimum est aerumnae
condimentum (un ánimo equitativamente bueno es el condimento de la miseria).6
Mediante la construcción se sitúan los sintagmas en el discurso. En latín el orden de la frase
es S-O-V, o sea, primero va el sujeto, el objeto, y al final el verbo. Esta idea de
construcción supone que las palabras tienen ese orden natural; no es tan fácil de establecer
en rigor. Un ejemplo de orden natural sería omnia mutantur, nihil interit (todo cambia, nada
perece7 ). Por oposición, al orden que incluye desviaciones de la norma, por razones éticas
o estéticas, se le da el nombre de figurado, inverso u oblicuo, como en «Vim Demostenes
habuit», donde Demostenes ha sido desplazado de su primer lugar propio.
Fonética y fonología [editar]
Pronunciación
Letra
Clásica Vulgar
ă A breve [a] [a]
ā A larga [aː] [a]
ĕ E breve [e] [ɛ] (>[je])
16. ē E larga [eː] [e]
ĭ I breve [i] [e]
ī I larga [iː] [i]
[ɔ ]
ŏ O breve [o]
(>[wɔ/we])
ō O larga [oː] [o]
ŭ V breve [u] [o]
ū V larga [uː] [u]
y̆ Y breve [y] [e]
[ Y larga [yː] [i]
æ AE [ai] [ɛ] (>[je])
œ OE [oi] [e]
au AV [au] [au] > [ɔ]
17. (Consultar el Alfabeto Fonético Internacional
para una explicación de los símbolos usados)
El latín se pronunciaba de forma diferente en los tiempos antiguos, en los tiempos clásicos
y en los post-clásicos; también era diferente el latín culto de los diversos dialectos de latín
vulgar. Al ser el latín una lengua muerta, no se sabe con exactitud la pronunciación de la
grafía latina: históricamente se han propuesto diversas formas. Las más conocidas son la
eclesiástica (o italiana) que se acerca más a la pronunciación del latín tardío que a la del
latín clásico, la pronuntiatio restituta (pronunciación reconstruida), que es el intento de
reconstruir la fonética original, y la erasmita. La comparación con otras lenguas
indoeuropeas también es importante para determinar el probable valor fonético de ciertas
letras.
No hay un acuerdo entre los estudiosos. Pero parece ser que el latín, a lo largo de su
historia, pasó por períodos en los que el acento era musical y por otros en los que el acento
era de intensidad. Lo que está claro es que el acento tónico depende de la cantidad de las
sílabas según el siguiente esquema:
1. Se puede decir que en latín no hay palabras agudas (acentuadas en la última sílaba).
2. Toda palabra de dos sílabas es llana.
3. Para saber la acentuación de las palabras de tres o más sílabas, hemos de conocer la
cantidad de la penúltima sílaba. Si ésta es larga, la palabra es llana; si es breve, la
palabra es esdrújula.
4. Los diptongos latinos son: ae, au, oe.
Sistema vocálico [editar]
El latín clásico tenía cinco vocales /a, e, i, o, u/. Todas ellas podían pronunciarse breves o
largas con valor de distinción fonológica. La y (i Græca) originalmente no formaba parte
del sistema vocálico latino y sólo aparecía en préstamos cultos griegos. Su pronunciación
en el griego clásico correspondía aproximadamente a la de la u francesa o ü alemana [y].
En latín generalmente se pronunciaba como una i, pues para la población poco educada
resultó difícil pronunciar la /y/ griega.
Consonantes [editar]
Las consonantes f, k, l, m, n, p, r, s se pronunciaban como en castellano. La b, d, g eran
siempre oclusivas sonoras. La c se pronunciaba como [k] en todas las posiciones. El dígrafo
qu correspondía en latín tardío a [kw] (en latín arcaico seguramente era una labiovelar
[kw]). La letra v era una variante escrita de u; representaba la semiconsonante [w], que en
latín hablado se pronunciaba como [β].[cita requerida] Este sonido luego se reforzó en [b] inicial
en algunos dialectos occidentales y en [v] en la mayoría de Romania. La x tenía el sonido
[ks], como en éxito. La z originalmente no formaba parte del alfabeto latino y aparecía
18. solamente en algunos préstamos griegos y correspondía, al principio, al sonido [dz] como
en la palabra italiana pizza, luego terminó fricativizándose en [z].
No se sabe con certeza la pronunciación exacta de la s latina. Teniendo en cuenta que era la
única sibilante en el sistema consonántico latino, muchos lingüistas consideran que tenía un
sonido intermedio entre [s] y [ʃ]. Esta podría corresponder con la realización apicoalveolar
o predorsodental de /s/. Algunos han propuesto que en muchas lenguas con una única
sibilante el alófono principal de /s/ es apicoalveolar, ya que no existe la necesidad de
distinguirlo de otro fonema que sería la [ʃ]. Por eso se ha conjeturado que la /s/ de latín
podría ser apicoalveolar (aunque existe lenguas con una sibilante donde la /s/ no es
apicoalveolar, por ejemplo el español de América). Quizás este hecho sea el origen del
rotacismo intervocálico latino en palabras como flos > flores (< *floses).
Evolución del latín: el latín vulgar [editar]
Artículo principal: Evolución histórica del latín
Latín vulgar (en latín, sermo vulgaris) (o latín tardío) es un término que se emplea para
referirse a los dialectos vernáculos del latín hablado en las provincias del Imperio romano.
En particular, el término se refiere al período tardío, que abarca hasta que esos dialectos se
diferenciaron los unos de los otros lo suficiente como para que se les considerase el período
temprano de las lenguas romances. La diferenciación que se suele asignar al siglo IX
aproximadamente.
Ya en el ámbito de la gramática, habría que destacar los siguientes fenómenos: en el
sistema verbal, la creación de formas compuestas (normalmente mediante la combinación
de habere con el participio pasado de otro verbo) paralelas al paradigma sintético ya
existente; y la construcción de la pasiva con el auxiliar ser y el participio del verbo que se
conjuga (el francés y el italiano también emplean ser como auxiliar en los tiempos
compuestos de verbos de «estado» y «movimiento»).
Los seis casos de la declinación latina se redujeron y posteriormente se reemplazaron con
frases prepositivas (el rumano moderno mantiene un sistema de tres casos, tal vez por
influencia eslava; hasta el siglo XVIII también algunas variantes romanches de Suiza tenían
caso). Si en latín no había artículos, los romances los desarrollaron a partir de los
determinantes; son siempre proclíticos, menos en rumano, lengua en la que van pospuestos
al sustantivo.
En cuanto a los demostrativos, la mayoría de las lenguas románicas cuenta con tres
deícticos que expresan «cercanía» (este), «distancia media» (ese) y «lejanía» (aquel). Sin
embargo, el francés, el catalán y el rumano distinguen sólo dos términos (uno para
«proximidad» y otro para «lejanía»). El género neutro desapareció en todas partes menos en
Rumania y Galicia. El orden sintáctico responde a la libre disposición de los elementos en
la oración propia del latín. Aun así domina ordenación sintagmática de sujeto + verbo +
objeto (aunque las lenguas del sureste permiten mayor flexibilidad en la ubicación del
sujeto).
19. Cambios fonéticos [editar]
El latín tardío o latín vulgar cambió muchos de los sonidos del latín culto o clásico (1).
Los más importantes procesos fonológicos que afectaron al consonantismo fueron: la
lenición de consonantes intervocálicas (las sordas se sonorizan y las sonoras desaparecen) y
la palatalización de consonantes velares y dentales, a menudo con una africación posterior
(lactuca > gallego, leituga; español, lechuga; catalán, lletuga). Ambos procesos tuvieron
mayor incidencia en el Oeste (de las lenguas occidentales, el sardo fue la única que no
palatalizó). Otra característica es la reducción de las geminadas latinas, que solamente
preservó el italiano.
• Los fonemas /k/ y /t/ se palatalizan si les precede una yod:
o Si a <c, qu> /k/ sigue una /e/ o /i/ muta a /tʃ/ en la Romania oriental y /ts/ en
la occidental (y según la evolución de cada lengua romance, posteriormente
a /s/ o /θ/).
o Si a /t/ sigue una /i/ en diptongo muta a /ts/.
• Palatización del fonema /g/ hacia una [ʤ] ante e, i que después muy pronto se
fricativizó en la Romania occidental resultando en una [ʒ]; este último sonido fue el
que se conservó en francés, catalán y portugués, mientras que en castellano, primero
se ensordeció dando una [ʃ] que luego terminó velarizándose en el sonido moderno
de la jota /x/ durante los siglos XVI y XVII.
• Los diptongos ae y oe pasaron a ser /ε/ (e abierta) y /e/ (e cerrada) y el diptongo au,
da paso a ou y finalmente /o/.
• El sistema de 10 fonemas vocálicos, 5 largos y 5 breves, se fue perdiendo, pasando
a ser de 7, sufriendo luego más cambios en las lenguas romances. Así en el
castellano, por ejemplo, las variantes abiertas [ε] y [ɔ] se convirtieron en los
diptongos ie [je] y ue [we], respectivamente, mientras que en el sardo se fusionaron
con las variantes cerradas /e/ y /o/; por lo tanto estos dos idiomas cuentan con sólo
cinco vocales: /a, e, i, o, u/.
• Todas las oclusivas finales (t, d, k, p, b) y la nasal /m/ se
perdieron por lenición. Latín Clásico
Nominativo: rosa
Aquí también se podrían agregar algunos
Acusativo: rosam
Latín Clásico otros cambios fonéticos, como la pérdida de
la /d/ intervocálica en castellano o la pérdida Genitivo: rosae
Nominativo: bonus de la /n/ y /l/ en portugués, catalán y Dativo: rosae
Acusativo: bonum occitano. Ablativo: rosā
Genitivo: bonī Latín Vulgar
Dativo: bonō Cambios morfosintácticos [editar] Nominativo: rosa
Ablativo: bonō Acusativo: rosa
Latín Vulgar Declinación [editar] Genitivo: rose
Nominativo: bonus Dativo: rose
Acusativo: bonu Ablativo:
Genitivo: boni
Dativo: bonu
Ablativo:
20. Artículo principal: Declinación del latín
El latín de ser una marcada lengua sintética pasó a ser poco a poco una lengua analítica, en
la que el orden de las palabras es un elemento de sintaxis necesario. Ya en el latín arcaico
empezó a constatarse la desestima de este modelo y se advierte su reemplazo por un
sistema de preposiciones. Este sistema no se propició de forma definitiva hasta que
ocurrieron los cambios fonéticos del latín vulgar. Esto provocó que el sistema de casos
fuera difícil de mantener, perdiéndolos paulatinamente en un lapso relativamente rápido.
Algunos dialectos conservaron una parte de este tipo de flexiones: el francés antiguo logró
mantener un sistema de casos con un nominativo y uno oblicuo hasta entrado el siglo XII.
El occitano antiguo también conservó un sistema parecido, así como el retorromano, que lo
perdió hace unos 100 años. El rumano aún preserva un separado genitivo-dativo con
vestigios de un vocativo en las voces femeninas.
La distinción entre el singular y el plural se marcaba con dos formas diferentes en las
lenguas romances. En el norte y en el oeste de la línea Spezia-Rimini, al norte de Italia, el
singular usualmente se distingue del plural por una /s/ final, que se presenta en el antiguo
plural acusativo. Al sur y al este de esta misma línea, se produce una alternancia vocálica
final, proveniente del nominativo plural de la primera y la segunda declinación.
Deixis [editar]
La influencia del lenguaje coloquial, que prestaba mucha importancia al elemento deíctico
o señalador, originó un profuso empleo de los demostrativos. Aumentó muy
significativamente el número de demostrativos que acompañaban al sustantivo, sobre todo
haciendo referencia a un elemento nombrado antes. En este empleo anafórico, el valor
demostrativo de ille (o de ipse, en algunas regiones) fue desdibujándose para aplicarse
también a todo sustantivo que se refiriese a seres u objetos consabidos. De este modo,
surgió el artículo definido (el, la, los, las, lo) inexistente en latín clásico y presente en todas
las lenguas romances. A su vez, el numeral unus, empleado con el valor indefinido de
alguno, cierto, extendió sus usos acompañando al sustantivo que designaba entes no
mencionados antes, cuya entrada en el discurso suponía la introducción de información
nueva. Con este nuevo empleo de unus, surgió el artículo indefinido (un, una, unos, unas)
que tampoco existía en latín clásico.
Determinantes [editar]
En latín clásico los determinantes solían quedar en el interior de la frase. Sin embargo, el
latín vulgar propendía a una colocación en que las palabras se sucedieran con arreglo a una
progresiva determinación, al tiempo que el período sintáctico se hacía menos extenso. Al
final de la época imperial este nuevo orden se abría paso incluso en la lengua escrita,
aunque permanecían restos del antiguo, sobre todo en las oraciones subordinadas.
Las preposiciones existentes hasta ese momento eran insuficientes para las nuevas
necesidades gramaticales y el latín vulgar tuvo que generar nuevas. Así, se crearon muchas
21. preposiciones nuevas, fusionando muchas veces dos o tres que ya existiesen previamente,
como es el caso de detrás (de + trans), dentro (de + intro), desde (de + ex + de), hacia
(facie + ad), adelante (<adenante <ad + de + in + ante).
Uso moderno del latín [editar]
Hoy en día, el latín sigue siendo utilizado como lengua litúrgica oficial de la Iglesia
Católica de rito latino. Es la lengua oficial de la Ciudad del Vaticano. Su estatus de lengua
muerta le confiere particular utilidad para usos litúrgicos y teológicos, ya que es necesario
que los significados de las palabras se mantengan estables. Así, los textos que se manejan
en esas disciplinas conservarán su significado y su sentido para lectores de distintos siglos.
Además, esta lengua se usa en medios radiofónicos y de prensa de la Ciudad del Vaticano.
El Papa entrega sus mensajes escritos en este idioma; las publicaciones oficiales de la Santa
Sede son en latín, con base en las cuales se crean las demás traducciones.
Por otra parte, la nomenclatura de especies y grupos de la clasificación biológica sigue
haciéndose con términos en latín o latinizados. Además de la terminología de la filosofía y
medicina, donde se preservan muchos términos, locuciones y abreviaciones latinas. En la
cultura popular aún puede verse escrito: en los lemas de las universidades o algunas
organizaciones, publicaciones de libros, o incluso oral, en los diálogos de algunas películas
situadas en un escenario romano como Sebastiane y La Pasión de Cristo.
También existen algunas asociaciones que abogan por el uso del latín, como la Societas
Fratrium Rationis (o Sociedad de los Hermanos de la Razón), que tiene el latín como única
lengua oficial en todo su ámbito.
Véase también [editar]
• Gramática latina
• Locuciones latinas en español
• Literatura en latín
• Nombres romanos: acerca de los nombres personales entre los romanos
• Latín vulgar
• Latín contemporáneo
• Latín macarrónico
• Anexo:Comparación de los inventarios fonéticos latino y español
• Anexo:Abreviaturas latinas en bibliografía científica
• Anexo:Abreviaturas latinas
Referencias [editar]
1. ↑ Otras modernas lenguas indoeuropeas, como por ejemplo el inglés, son aún más
analíticas, marcando las relaciones gramaticales mediante un estricto orden por la
falta casi completa de la flexión tanto nominal como verbal.
2. ↑ La misa en latín
22. 3. ↑ Varrón, La lengua latina, 5,97
4. ↑ Latín, castellano y lenguas romances - El léxico latino - Latín 2º
5. ↑ Horacio, Epístolas, 2, 4, 156-157
6. ↑ Pl. Rud. 402
7. ↑ Ovidio, Metamorphoseon 15, 165
Bibliografía [editar]
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Fonemática latina por Sebastián Mariner Bigorra. Madrid: Consejo Superior de
Investigaciones Científicas.
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• Ernout, Alfred & Thomas, François (1953/1964). Syntaxe latine. París: Klineksieck.
• Gernaert Willmar, Lucio R. R. (2000). Diccionario de aforismos y locuciones
latinas de uso forense. 2ª edición, Buenos Aires: Editorial Lexis Nexis. ISBN
950-20-1273-0: CD-ROM.
• Griffin, R. M. (4ª Ed. española, 1999). Gramática Latina de Cambridge (Adapt. de
J. Hernández Vizuete). Sevilla: Secretariado de Publicaciones de la Universidad de
Sevilla.
• Herman, József (2001). El latín vulgar; traducción, introducción, índice y
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• Herrero Llorente, Victor-José (2001). Diccionario de expresiones y frases latinas.
3ª edición corregida y muy aumentada, 2ª reimpresión. Madrid: Editorial Gredos.
ISBN 978-84-249-0996-3.
• — (2007). Verbi gratia: diccionario de expresiones latinas. Madrid: Editorial
Gredos. ISBN 978-84-249-2880-3.
• Monteil, Pierre (1992). Elementos de fonética y morfología del latín; traducción,
introducción, notas suplementarias y actualización de la bibliografía de
Concepción Fernández. Sevilla: Universidad de Sevilla, Secretariado de
Publicaciones.
• Rubio, L. y González, T. (1996). Nueva Gramática Latina. Madrid: Coloquio.
• Segura Munguía, Santiago (2008). Clave del Método de Latín. Bilbao: Universidad
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• Väänänen, Veikko (1967/1975). Introducción al latín vulgar. Madrid: Editorial
Gredos.
23. Enlaces externos [editar]
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• Algunos apuntes sobre Roma y la coexistencia de idiomas
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• Nuntii Latini (YLE Radio 1), estación de radio finlandesa que transmite un noticiero
en latín, Nuntii Latini (algunas secciones de la página están traducidas al inglés y al
alemán)
• Periódico Ephemerides (en latín clásico)
• Portal sobre el latín (en catalán)
• Lengua Latina — Portal con información sobre cursos de latín en línea
• Sitio oficial de la Iglesia Católica en latín
• Biblia en latín (versión Nueva Vulgata)
• Perseus Digital Library — Biblioteca digital con infinidad de textos latinos de todas
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HISTORIA DEL LATÍN
Un recorrido por la historia del latín
1. EL LATÍN, LENGUA INDOEUROPEA
El latín es una lengua de la “familia lingüística” conocida con el nombre de
indoeuropea.
Por familia lingüística se entiende el conjunto de lenguas que presentan unos rasgos
básicos comunes en los distintos niveles o “sistemas” del lenguaje: fonológico, léxico,
29. morfológico, sintáctico. Estas coincidencias atestiguan un origen común, en una época
remota y una zona limitada, a partir de las cuales se producirán la expansión y la
posterior fragmentación
A la familia indoeuropea pertenecen el latín y la mayoría de las lenguas habladas en
Europa, tanto en el pasado como en el presente, además de algunas de Asia
meridional que se extienden por la zona que va desde la actual Turquía hasta la India.
Se exceptúan en nuestro continente el finés, el húngaro y el vasco.
El origen de esta “familia” se remonta a hace mas de cinco mil años y se sitúa,
según la teoría mas aceptada, en una zona al norte del mar Negro, entre la
desembocadura del Danubio y los montes Urales.
• Primera generación de lenguas indoeuropeas
Durante el segundo milenio antes del nacimiento de Cristo, la que podríamos llamar
“primera generación” de las lenguas indoeuropeas aparece ya diferenciada en su
mayor parte, y los pueblos que las hablaban se encuentran situados, o a punto de
situarse, en sus territorios históricos. Unos pueblos lo hicieron en fecha más
temprana, como los hititas de la Península de Anatolia (actual Turquía) o los aqueos,
quienes protagonizaron a mediados del milenio la civilización minoica en la isla de
Creta y la civilización micénica en la Grecia continental (el Peloponeso); otros pueblos
lo hicieron en fecha más tardía como los portadores de la lengua latina, cuya entrada
en la Península Italiana se supone no muy anterior al año 1000 a. C., coincidiendo
mas o menos con la invasión de los dorios en Grecia.
Algunas de estas lenguas resultantes presentan un mayor número de afinidades
entre sí, lo que hace suponer que en un periodo intermedio los pueblos respectivos
ocuparon un mismo territorio o territorios vecinos, y desarrollaron una parecida
manera de hablar. De ahí que se distingan diferentes “grupos” de lenguas
indoeuropeas, como las lenguas atestiguadas en la franja central de Italia -el latín, el
osco y el umbro- o las atestiguadas en Asia -el llamado grupo indoiranio- o las
distintas antiguas lenguas germánicas o eslavas.
• Segunda generación de lenguas indoeuropeas
Ya en época histórica, la mayoría de las lenguas indoeuropeas siguieron
evolucionando lenta pero imparablemente, transformándose y fragmentándose, y
dando lugar a las diferentes lenguas indoeuropeas modernas, que constituyen la
“segunda generación” de la familia indoeuropea. Hubo, no obstante, algunas que no
dejaron “descendencia”, al ser sustituidas por otras lenguas dominantes y luego
olvidadas.
En algunos casos se conoce muy bien la lengua que ha dado origen a estas lenguas
modernas, al conservarse su literatura (caso del antiguo indio, del persa antiguo, del
griego, del latín); en otros casos, como el de las lenguas germánicas o eslavas, no se
conserva ningún testimonio escrito de la primitiva lengua “madre” común.
• Parentesco léxico de las lenguas indoeuropeas
30. En conclusión, nuestra “comunidad lingüística europea” tiene ya entre tres mil y
cuatro mil años de historia; y su origen común, dos mil años más. El eslabón que une
las lenguas románicas de España -castellano, catalán y gallego- entre sí y con el resto
de esta vieja y gran comunidad es el latín.
Para apreciar los lazos de parentesco que unen a las lenguas derivadas del latín,
basta hacer un muestreo con palabras de distinta clase -sustantivos, verbos,
pronombres, preposiciones, etc.- y comparar los resultados en castellano o francés,
junto a la forma latina de que proceden, con los de dos lenguas de otro “grupo”
indoeuropeo, como son el inglés o el alemán.
2. EVOLUCIÓN DEL LATÍN
• Orígenes y expansión
El latín aparece hacia el año 1000 a. C. en el centro de Italia, al sur del río Tíber,
entre los Apeninos y el mar Tirreno, en una región llamada Latium (Lacio), de donde
proviene el nombre de la lengua y el de sus primeros habitantes, los latinos.
Junto al latín aparecen las otras dos lenguas del “grupo itálico”: el osco, al sur del
Lacio, y el umbro, al noreste.
De las varias formas dialectales del latín primitivo (cada ciudad del Lacio tenía la
suya), enseguida acabó imponiéndose la de Roma, a causa de su pronta hegemonía
sobre toda la región
Este latín “romano” se fue extendiendo a medida que se extendía también el dominio
de Roma, primero en Italia, más tarde en los países ribereños del Mediterráneo
occidental (incluida la Península Ibérica) hasta abarcar finalmente la Europa central,
desde las Islas Británicas hasta Rumanía.
Tras la caída del Imperio Romano de Occidente, ocurrida en el siglo V, el latín
continuó siendo la lengua común de gran parte de este territorio, hasta su
fragmentación y transformación en las distintas lenguas románicas (siglos VIII-IX).
Son, pues, dos mil años de uso ininterrumpido del latín, desde antes incluso de que
Roma existiese hasta después de que dejara de ser la capital del Imperio.
Por lo que se refiere a la Península Ibérica, la presencia de la lengua latina duró
alrededor de doce siglos (recordemos que la conquista romana se inicia en el siglo III
a. C.).
• El latín vulgar
A este latín “hablado”, corriente, popular, se le llama latín vulgar. Es una lengua en
continua evolución y con diferencias dialectales entre las regiones de la misma Italia,
y más aun entre las diferentes provincias del Imperio (así, por ejemplo, puede
hablarse de la existencia de un latín “hispano”, “galo”, “africano”, etc.).
Al descomponerse el Imperio y empezar la Edad Media, la evolución y fragmentación
de la lengua se aceleran y acentúan hasta que el latín se convirtió en otra lengua, en
31. parte igual y en parte distinta del latín tradicional, a la que ya en el siglo IX empezó a
llamarse lingua romana rustica, de donde procede el nombre de lenguas románicas o
romances para denominar a las diversas lenguas nacionales a que dio lugar. No
obstante, muchas de las diferencias entre éstas y el latín literario ya se habían
iniciado en el latín vulgar.
• El latín literario
A partir del siglo III a.C. comienza la literatura en latín: y con ella, el latín literario,
culto, escrito. Tras un primer periodo de formación que tiene lugar en el siglo I a.C.,
el latín literario, fijado ya por las primeras gramáticas, se convierte en una de las
grandes lenguas literarias de la antigüedad (lenguas “clásicas”), y como tal, a
diferencia del latín vulgar, permanece prácticamente inalterado y unificado a través de
los siglos; autores como Cicerón, Virgilio y Tácito, entre otros, dan fe de ello en
distintas épocas de la antigüedad. En épocas posteriores, Tomas de Aquino, Dante,
Petrarca
Este latín culto, además de ser la lengua de la literatura en sentido estricto, fue la
lengua en la que se transmitió todo el legado cultural romano: derecho, ciencia,
lingüística, filosofía, etc.
• Pervivencia del latín
A lo largo de la Edad Media, el latín siguió siendo lengua de expresión de la cultura y
alcanzó una revitalización extraordinaria en el Renacimiento (los humanistas como
Erasmo o Luis Vives eran consumados latinistas). Como lengua de expresión culta y
científica su uso se mantuvo hasta el siglo XVIII (Descartes, Leibniz, Newton, Linneo);
y como lengua oficial de la Iglesia católica se ha mantenido en la liturgia y en sus
documentos (en las encíclicas papales, por ejemplo) hasta la actualidad.
Ese carácter de vehículo de expresión universal de la cultura, romana primero y
europea después, hizo que el latín estuviera presente en los estudios de los niveles
medio y superior de todos los países civilizados durante tantos siglos. La presencia en
los estudios ha sido además preeminente hasta hace no mucho.
A esta causa se debe también que todas las lenguas europeas, no sólo las lenguas
románicas, hayan visto enriquecido su vocabulario con un gran numero de palabras de
raíz latina (cultismos) Asimismo puede apreciarse en muchas de esas lenguas el
mantenimiento del uso habitual de expresiones latinas, no sólo en el nivel culto del
lenguaje sino también muchas de ellas en el nivel coloquial.
3. LAS LENGUAS ROMÁNICAS
• Origen
El origen de las lenguas románicas hay que buscarlo en ese latín “vulgar” tardío
transformado y fragmentado, bautizado con la denominación de lingua romana rustica
en un concilio del siglo IX (para diferenciarla de las lenguas “bárbaras”, por un lado, y
del latín “culto”, por otro).
32. Fue este un proceso que podría calificarse de “metamorfosis”. Una parte importante
del sistema lingüístico latino permaneció en todas las lenguas románicas. Pero hubo
cambios (innovaciones y perdidas) muy sustanciales que afectaron a los distintos
aspectos de la lengua: pronunciación, morfología, sintaxis, léxico. El sistema se
convirti6 en otro, con diferencias también sustanciales entre las lenguas de los
distintos reinos medievales. Estas diferencias fueron aumentando con el paso del
tiempo hasta la fijación definitiva de las distintas lenguas románicas. Entre las
muestras escritas que nos han llegado de este latín y las primeras de las diversas
lenguas románicas (siglos VI I I-X) hay todavía muy poca diferencia.
• Documentos más antiguos en lengua románica: siglos IX-X
Para el español, el testimonio documental mas antiguo se fecha a finales del siglo X:
son las famosas Glosas Emilianenses encontradas en el monasterio de San Millán de la
Cogolla, en La Rioja. Se trata de traducciones de palabras y frases sueltas de un texto
latino culto (en concreto, un manuscrito con sermones de san Agustín) a la lengua
hablada en la Castilla primitiva.
• Primeras obras literarias: siglos X-XIII
Las manifestaciones literarias mas antiguas en las principales lenguas románicas de
la Península Ibérica son:
Las estrofas en romance, entremezcladas con el texto árabe o hebreo, de las
“jarchas” mozárabe (siglo X)
El Cantar de mio Cid en el romance de Castilla (siglos XII-XIII)
Las Cantigas en gallego-portugues (siglos XII-XIII).
Las Homilies d´Organya en catalán (siglo XII).
A lo largo de la Edad Media, la similitud que se observa en muchos de los textos
románicos primitivos, en los diferentes países que conforman la Romania, va
disminuyendo , a la vez que van remarcándose las diferencias, hasta llegar a fijarse
gramaticalmente cada una por separado a partir del Renacimiento.
• Las lenguas románicas hoy
Las lenguas románicas se hablan en la actualidad en la Europa romanizada y en
otros países del mundo, adonde llegaron con la colonización. Son las siguientes:
Castellano (Español): España, Hispanoamérica, presencia decreciente en
Filipinas y creciente en EE UU. (hablantes nativos: 352.000.000)
Portugués: Portugal, Brasil, Angola, Mozambique, archipiélagos de Madeira y
Azores. (hablantes nativos: 170.000.000)
Francés: Francia, sur de Bélgica, cantones occidentales de Suiza, Antillas,
Canadá (Quebec), países francófonos de Africa. (hablantes nativos:
72.000.000)
Italiano: Italia. (hablantes nativos: 40.000.000)
Rumano: Rumanía. (hablantes nativos: 26.000.000)
Gallego: Galicia. (hablantes nativos: 4.000.000)
Catalán: Cataluña, Rosellón (Francia), Andorra, Islas Baleares, Comunidad
Valenciana. (hablantes nativos: 4.000.000)
33. Provenzal (Occitano): Provenza (sureste de Francia). (hablantes nativos:
3.000.000)
Sardo: Cerdeña. (hablantes nativos: 1.500.000)
Retorromano (Rético): Alpes. (hablantes nativos: 400.000)
El castellano es la lengua románica con mayor numero de hablantes; la mayor parte
de ellos pertenecen al continente americano. Algunas zonas del suroeste y sureste de
Estados Unidos, debido a la presencia creciente del castellano, son en la actualidad
bilingües.
Fuente: culturaclasica.com
34. 1 EL ORIGEN DEL CASTELLANO
El castellano español es una lengua románica, procede del latín.
• Romanización: implantaron sus costumbres, sus instituciones, su cultura y su lengua, al llegar los
romanos a la Península Ibérica.
• El latín empieza a diferenciarse en los distintos territorios romanos.
• La fragmentación del latín dio origen a las lenguas románicas: italiano, rumano, francés, provenzal,
catalán, gallego-portugués y castellano, entre otros.
• Castellano: empieza a documentarse a partir del siglo X, de estas fechas son las glosas emilianenses
y silenses, encontradas en los monasterios de S. Millán de la Cogolla (La Rioja) y Silos (Burgos). Se
trata de unos manuscritos latinos, en cuyos márgenes algunos monjes anotaron la “traducción” de las
palabras que no entendían. La lengua de estas notas o glosas es un castellano primitivo.
p Pervivencia del latín en el castellano actual
• El origen del latín está presente en toda nuestra lengua: en su morfología, en su sintaxis, en su
vocabulario.
• Las palabras latinas evolucionaron según determinadas reglas fonéticas hasta convertirse en
nuestras voces castellanas: NOCTE (M) hacia noche en la actualidad, HOMINE (M) hacia hombre,
OCULU (M) hacia ojo. Estas palabras evolucionadas, que están en el idioma desde sus orígenes, se
llaman patrimoniales.
• El castellano siguió acudiendo al latín para obtener nuevas palabras, éstas se llaman cultismos,
sufren una evolución mínima y se reconocen porque conservan su escritura fonética latina, aunque
adaptada a la morfología castellana. Incluso existen dobletes, parejas que incluyen la palabra
patrimonial y la culta, como consejo y concilio.
• Expresiones latinas son aquéllas que se utilizan para dar rigor y elegancia al discurso, como: a
posteriori (posteriormente), currículo vitae (historia personal), etcétera.
• Semicultismos: grado intermedio del cultismo, sufre una evolución intermedia.
• ELEMENTOS NO LATINOS EN LA FORMACIÓN DEL CASTELLANO
E Elementos prerromanos
• Las lenguas de los pueblos íberos y celtas han pervivido en el castellano.
• Los fenicios y sus sucesores, los cartagineses, dejaron testimonios en topónimos como Cádiz,
Cartagena, Málaga, Ibiza y quizá el propio nombre de España.
35. • Topónimos celtas: Segovia, Cigüenza, Coruña o Cártama.
• El vasco es la única lengua prerromana que sobrevivió a la latinización de la península.
• De origen ibérico son los sufijos ena y berri que se encuentran en nombres vascos como Michelena o
Javier, pero también en otros del centro y sur peninsular, incluidos topónimos andaluces como
Marchena, Mairena, Lucena, etcétera, y Elvira, nombre primitivo de Granada.
• De origen prerromano parecen ser también los patronímicos terminados en z.
D Elementos germánicos
• Algunas de las palabras germánicas que han pervivido después de la invasión de éstos son: espuela,
guardia, ganso, parra, brotar, ...; entre los topónimos y nombre de persona: Álvaro, Fernando,
Rodrigo, Gonzalo, Adolfo ...
R Elementos árabes
• Desde que los árabes en el 711 atravesaron el Estrecho de Gibraltar y derrotaron a los visigodos,
desde entonces y hasta el 1492, dos civilizaciones coexistieron en la península: una, latina y
cristiana; otra, árabe y musulmana.
• Las influencias fueron recíprocas y se vieron favorecidas por la existencia de los mozárabes
(cristianos que vivían en terrenos conquistados por los árabes) y de los mudéjares (musulmanes en
reinos cristianos).
• El árabe es el elemento más importante después del latín en la formación del español. Muchas
palabras de este origen se reconocen por la presencia del artículo árabe “al”, también se aprecia el
artículo, aunque asimilado a otra consonante. Son de origen árabe: zanahoria, taza, cifra, taza, laúd,
cenit ...; así como la preposición hasta, las interjecciones y numerosos topónimos como Alcalá,
Alcántara, La Mancha, Medina, Guadalquivir, etcétera.
• EL ESPAÑOL EN LA EDAD MEDIA: ALFONSO X EL SABIO
• El rey Alfonso X el Sabio, dio un gran impulso a la cultura y a la lengua castellana. La usó en todos
sus documentos dirigidos a sus súbditos, reservando el latín para la correspondencia diplomática.
Para su labor se apoyó en la famosa escuela de los Traductores de Toledo.
• El castellano, que ya había sido utilizado en los textos poéticos, quedaba capacitado para todo tipo
de contenidos.
• Se perfeccionó la estructura sintáctica y el léxico se amplió notablemente al trabajar en obras de muy
diversa temática; se sistematizó la ortografía, siguiendo el novedoso principio de que a cada sonido
le correspondería un signo gráfico.
• EL ESPAÑOL CLÁSICO (SIGLOS XVI-XVII)
• Durante el siglo XVI el castellano se convierte en una de las grandes lenguas de la cultura del mundo
moderno.
• Su conocimiento era muy valorado entre los europeos de la época.
• Las conquistas políticas convierten al español en lengua de enseñanza obligada en estos territorios.
• Los dialectos castellanos hablados por los colonizadores eran muy variados, aunque el núcleo
mayoritario de emigrantes estaba constituido por andaluces; por eso, la lengua que se transmite al
otro lado del océano tendrá rasgos del dialecto andaluz..
• La lengua española se convierte en objeto de estudio gracias al invento de la imprenta y a la
aparición en España del movimiento cultural llamado Humanismo. En este sentido es fundamental la
labor de los sevillanos Antonio de Nebrija, que compuso la primera gramática de una lengua
romance, la gramática de la lengua castellana en 1492.
• Juan de Mal Lara recogió y explicó bajo el título de “Filosofía vulgar” más de mil refranes populares.
• Fernando de Herrera editó las poesías de Gracilazo de la Vega como si de un clásico se tratara.
• Siglo XVII, la lengua española se consolida con la extraordinaria literatura que producen autores
como Cervantes, Lope de Vega, Quevedo o Góngora.
36. • Se publica el primer diccionario de nuestra lengua, el tesoro de la lengua castellana o española,
1611, de Sebastián de Covarrubias.
• EL ESPAÑOL EN EL SIGLO XVIII
• De la lengua en este siglo puede decirse que es ya el “español moderno”, pues ha alcanzado la
consolidación de su estructura fónica, sintáctica, morfológica y léxica. Con el fin de dotar a España
de un medio para unificar el idioma y darle normas se creó en 1713 la Real Academia Española
(RAE).
• EL ESPAÑOL ACTUAL
• Del siglo XIX, de la época romántica, destacamos que la fuente de incorporación de nuevas palabras
pasa a ser de los anglicismos, que sustituyen a los galicismos; es la principal prueba a la que ha de
hacer frente nuestro idioma, pues desde entonces, el anglicismo ha tenido un progreso imparable,
acrecentado en los últimos tiempos por las innovaciones tecnológicas y de la irrupción de los
neologismos y calcos del inglés.
• Por ello, la lengua es una de las grandes existentes en el mundo por número de hablantes, extensión
geográfica y homogeneidad:
* Es hablada por cerca de 400 millones de personas, lo que la convierte en la cuarta lengua con más
hablantes después del inglés, el chino y el hindi.
* Idioma oficial de más de una veintena de países.
* Lengua de trabajo en numerosos organismos oficiales.
* Ha sido incluido como idioma en las autopistas internacionales de la información.
* Se estudia como segunda lengua en todo el mundo.
• Esta vitalidad del español se ve favorecida por la actividad de dos organismos que contribuyen a su
uniformidad frente a otras tendencias disgregadoras..
* La coordinación de las actividades a preservar su unidad por parte de la Asociación de la Academia de la
lengua, su mejor ejemplo de actividad ha sido la última edición del Diccionario de la Lengua Española de la
RAE.
* La política de difusión de la lengua y cultura hispánica desarrollada a partir de la fundación del Instituto
Cervantes.
• EL INSTITUTO CERVANTES
• El Instituto Cervantes es un organismo creado en 1921 para la promoción y enseñanza de la lengua
española y para la difusión de la cultura española e iberoamericana.
• Para satisfacer la gran demanda del español como lengua extrajera (ELE).
• A través de las nuevas tecnologías como Internet ofrece una variada gama para el cumplimiento de
sus objetivos.
• VARIEDADES SOCIALES
• Son diversos los factores que influyen a la hora de comunicarnos y que originan las variedades
sociales de la lengua: Variedades diastráticas y variedades diafásicas.
37. 8.1. VARIEDADES DIASTRÁTICAS
El español culto, que fija la norma, el español vulgar, caracterizado por el vulgarismo.
Se caracteriza por una expresión correcta y fluida, la precisión en el vocabulario, el uso de un léxico culto que
contiene tecnicismos, una sintaxis más ordenada y una adjetivación más rica.
Los vulgarismos son formas lingüísticas que nos respetan la norma de la lengua y deben evitarse.
Entre estos dos extremos encontramos un tercer estado, la lengua estándar, que no tiene verdaderamente
rasgos propios que la identifique.
8.2. VARIEDADES DIAFÁSICAS
La situación comunicativa marca la forma de hablar que vamos a utilizar, lo que da lugar a las variedades
diafásicas, o registros. Al elegir un registro los hablantes deben considerar los siguientes factores:
La materia que van hablar.
Que me medio va a utilizar para la comunicación (Lengua hablada, mas
espontánea y descuidada, o lengua escrita, más elaborada y ajustada a
las normas de corrección).
El interlocutor (Según la relación que tengamos con él).
La riqueza lingüística de un hablante dependerá del número de registros que domine de su uso apropiado.
9 USO COLOQUIAL DE LA LENGUA
Llamamos coloquial o familiar al uso que hacemos de la lengua en la conversación ordinaria con familiares,
amigos y personas de confianza.
• La lengua coloquial es una modalidad de la lengua hablada.
• Debemos distinguirla de la lengua hablada formal, que se usa en conferencias, discursos, etc.
• La lengua coloquial es espontánea: Los interlocutores improvisan y no disponen de mucho tiempo
para la elaborar las frases y las palabras.
• La lengua coloquial es muy expresiva, lo que favorece el uso, por un lado los diminutivos y las
expresiones cariñosas; y por otro, los insultos y las
e RASGOS SINTÁCTICOS
La sintaxis de la lengua coloquial presenta, entre otras, estas características:
• Frases entrecortadas interrumpidas o sin terminar.
• Muletillas o palabras de relleno.
• Uso de vocativos para apelar al interlocutor.
• Abundancia de frases exclamativas y de interjecciones propias e impropias
A RASGOS LÉXICOS
• Frases hechas.
• Formulas de cortesía y saludo.
• Metáforas, comparaciones, hipérboles...
38. 10 BILINGÜISMO Y DIGLOSIA
El concepto de bilingüismo puede observarse desde una perspectiva individual o perspectiva colectiva:
• Individual: Una persona utiliza de forma alterna dos o más lengua para usos similares y con
familiaridad. Suele distinguirse entre bilingüismo activo, cuando el hablante puede usar y emplear
alternativamente las dos lenguas, bilingüismo pasivo, cuando la persona entiende las dos lenguas
pero solo se expresa en una.
• Colectiva: Desde este punto de vista, el bilingüismo alude siempre a la coexistencia de dos lenguas
sin que una domine a la otra. Se distinguen dos tipos:
o Social: Dos o más lenguas conviven en igualdad de condiciones en una misma comunidad.
Se garantiza a cualquier individuo ciertos derechos lingüísticos en su lengua materna,
favoreciendo la difusión de las lenguas en todo el territorio y, por tanto, la educación bilingüe
de los jóvenes.
o Territorial: Dos o más lenguas tienen coexistencia política dentro de un estado, cada una en
su ámbito territorial.
La diglosia, frente al bilingüismo, se produce cuando en una misma comunidad hay un uso social diferente de
dos lenguas. En la vida familiar los hablantes utilizan la lengua materna y en otras situaciones de
comunicación más formal utilizan la lengua aprendida. Este distinto uso de dos lengua que intervienen en un
determinado lugar, con predominio de la más prestigiosa sobre la otra recibe el nombre de diglosia.
d BILINGÜISMO Y DISGLOSIA EN LAS ÁREAS DE ESPAÑOL
El ordenamiento legal establecido en la constitución española de 1978 refleja la existencia de varias
comunidades autónomas en España con lengua propia.
En el ámbito español de América también se producen numerosos fenómenos entre lenguas y amplias zonas
de población bilingüe.
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39. Dialecto
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En lingüística, la palabra dialecto1 hace referencia a una de las posibles variedades de una
lengua;2 en concreto, un dialecto sería la variante de una lengua asociada con una
determinada zona geográfica (de ahí que también se use como término sinónimo la palabra
geolecto o, en terminología de Eugenio Coseriu, las expresiones variedad sintópica y
norma espacial). Más concretamente, un dialecto es
un sistema de signos desgajado de una lengua común, viva o desaparecida, normalmente, con una
concreta limitación geográfica, pero sin una fuerte diferenciación frente a otros de origen común.3
El número de hablantes y el tamaño de la zona dialectal pueden ser variables y un dialecto
puede estar, a su vez, dividido en subdialectos (o, hablas).
Independientemente de la antigüedad del término, su uso lingüístico se inicia a finales del
siglo XIX cuando la lingüística histórica dio paso a la aparición de la dialectología como
disciplina lingüística dedicada específicamente a las variedades geográficas de las lenguas.
Los dialectos han de ser entendidos como variantes geográficas condicionadas
históricamente, esto es, la historia de los contactos lingüísticos es el factor que determina la
diferenciación dialectal. Como causas de la variación dialectal se señalan, habitualmente,
las siguientes:
1. el origen de los pobladores que, hablando la misma lengua, ya
presentaban diferencias dialectales de origen;
2. la influencia de otra lengua sobre una parte del dominio lingüístico; y
3. la separación territorial que da lugar a evoluciones diferenciadas.4
Con todo, la delimitación del concepto de dialecto es un proceso delicado en lingüística,
porque exige una adecuada caracterización de la lengua del territorio, la precisión de su
filiación histórica y unos rigurosos análisis sociolingüísticos y estudios de actitudes
lingüísticas por parte de los hablantes.5 Además, obliga a manejar también un determinado
concepto de lengua, respecto del que se define el primero, algo que no está tampoco exento
de dificultades.
Como elemento añadido a la hora de dificultar la precisión conceptual de ambos términos,
históricamente, la política lingüística de determinadas comunidades ha podido usar la
palabra dialecto con un valor peyorativo, con el objeto de privilegiar como vehículo de
expresión oficial a una determinada lengua en perjuicio de otra u otras a las que, como
forma de descalificación, se les ha aplicado dicho término; en este otro sentido de la
palabra, dialecto haría referencia a un sistema lingüístico que no alcanza la categoría de
lengua.6
40. Contenido
[ocultar]
• 1 El concepto de dialecto
o 1.1 Aspectos históricos
o 1.2 Aspectos político-sociales
o 1.3 La cuestión del prestigio
o 1.4 La ambigüedad del término
o 1.5 La percepción de los hablantes
o 1.6 La valoración peyorativa
• 2 Criterios utilizados para distinguir los dialectos
• 3 Referencia
o 3.1 Notas
o 3.2 Bibliografía
o 3.3 Enlaces externos
El concepto de dialecto [editar]
Al igual que ocurre con el caso de lengua, las definiciones del término dialecto no son
muchas veces coincidentes entre los especialistas.
Con todo, se asume como principio básico que, lingüísticamente, no hay justificación para
una distinción entre las realidades a las que ambos hacen referencia; esto es, tanto un
dialecto como una lengua son "lenguas", en el sentido de sistemas de comunicación
verbales,7 por lo que la explicación y justificación de ambos conceptos debe hacerse
teniendo en cuenta criterios extralingüísticos.
Manuel Alvar, con todo, reconoce como posible esta acepción de dialecto, que sería la de
sistema lingüístico que no alcanza la categoría de lengua; a tal efecto, previamente
identifica las lenguas con sistemas bien diferenciados y bien nivelados en su norma de su
uso, y que poseen una tradición literaria relevante. Por lo demás, por debajo del dialecto
estarían conceptos más específicos como habla regional (peculiaridades expresivas de una
zona sin la coherencia del dialecto) y habla local (un conjunto de rasgos poco diferenciados
pero característicos de una muy concreta zona geográfica).
Aspectos históricos [editar]
El estudio de la evolución de las lenguas a lo largo del tiempo, conocido como lingüística
histórica, permitió descubrir que las lenguas modernas emparentadas provienen, a su vez,
de otras lenguas que también se habían desarrollado a partir de la fragmentación de alguna
lengua más antigua.
41. En este sentido, cualquier lengua no deja de ser, en sí misma, un dialecto, en tanto que
todas las lenguas provienen de otras, de las que han sido o son variantes en una geografía
determinada. Esta otra acepción de dialecto se considera, en ocasiones tan importante como
la de "variante geográfica":
Hay dos acepciones principales de dialecto. Una es la que lo considera como lengua derivada de
otra. Así, el francés es un dialecto del latín, el cual a su vez es un dialecto del indoeuropeo; o bien el
castellano, el catalán, el francés, el italiano, etc. son dialectos del latín, mientras que el latín, el
griego, el persa, el /sánscrito, etc. son dialectos del indoeuropeo. Esta acepción suele funcionar en el
ámbito del historicismo y, por tanto, dialecto es un término técnico de la lingüística
históricocomparativa. La otra acepción de la palabra lo define como variedad geográfica dentro de
una misma lengua.8
Aspectos político-sociales [editar]
La historia de las lenguas explica también que
por razones distintas (políticas, sociales, geográficas, culturales), de varios dialectos surgidos al
fragmentarse una lengua hay uno que se impone y que acaba por agostar el florecimiento de los
otros. Mientras el primero se cultiva literariamente y es vehículo de obras de alto valor estético, hay
otros que no llegan nunca a escribirse, y, si lo son, quedan postergados en la modestia de su
localismo. Mientras el primero sufre el cuidado y la vigilancia de una nación, los otros crecen
agrestemente.9
Este devenir histórico es, la mayor parte de la veces, el responsable de la ambigüedad con
que se suelen utilizar, al menos popularmente, los términos de lengua y dialecto: hay casos
en que un dialecto en origen termina por ser considerado lengua por una decisión político-
social (tal podría ser el caso del valenciano) y, de igual modo, una lengua en origen (el
gallego, por ejemplo), estuvo durante siglos (los llamados Séculos escuros) estigmatizada
con su consideración como dialecto.
En este sentido, el aforismo atribuido a Max Weinreich que dice que «Una lengua es un
dialecto con un ejército».,10 sería una reflejo sintético de esa apreciación.
La endeblez científica de una distinción basada en aspectos de ese tipo se comprueba si se
piensa en que las fronteras políticas no delimitan las líneas del uso de la lengua ni de su
comprensibilidad.
El inglés y el serbocroata son un buen ejemplo de esto. Estos idiomas tienen tres variantes
principales consideradas como estándares: el inglés de Reino Unido, Estados Unidos y
Australia (otras variantes, como el inglés de Belice, Nigeria e India son llamadas "variantes
indígenas"). El serbio y el croata por otra, junto con otras variedades no tan habladas, son
mutuamente inteligibles. Por razones políticas, analizar estas variedades como "lenguajes"
o "dialectos" produce resultados inconsistentes: el inglés británico y el inglés americano,
hablados por grandes aliados políticos y militares, son considerados casi universalmente
como dialectos del inglés. Sin embargo, los idiomas estándar de Serbia y Croacia, cuyas
diferencias son comparables en número con las diferencias entre el inglés británico y el
42. inglés americano, son considerados por muchos lingüistas de la región como idiomas
diferenciados, aduciendo entre otras razones que usan alfabetos distintos; pero en buena
parte se debe a que la relación entre ambos países es conflictiva, teniendo en la religión
(católica entre los croatas, ortodoxa entre los serbios) un signo de identidad diferenciada.
Existen discrepancias sobre si el idioma macedonio es un idioma o un dialecto, hay quien lo
considera mutuamente inteligible con el búlgaro. Es considerado un dialecto del búlgaro
principalmente en Bulgaria y un idioma independiente principalmente en la propia
Macedonia.
En el Líbano, el partido político de derechas y ultranacionalista Guardianes de los Cedros,
que se opone a los lazos que unen el país con el mundo árabe, se está movilizando para que
el "libanés" sea considerado como una lengua distinta del árabe, y no un simple dialecto, e
incluso pretende reemplazar la escritura árabe por una resurrección del antiguo alfabeto
fenicio.
En España, algunas organizaciones valencianas y baleares consideran sus respectivas
lenguas como diferentes del catalán, a pesar de que existe un reconocimiento institucional y
académico en relación a que tanto el valenciano como el balear son variedades de la lengua
catalana.
A lo largo de la historia, han surgido casos de alteraciones de variedades del habla por
razones políticas. En el siglo XIX, por ejemplo, los nacionalistas noruegos crearon el
nynorsk a partir de un conjunto de dialectos seleccionados en el oeste del país y menos
influenciados que los dialectos orientales por el danés y el sueco durante la ocupación
danesa y sueca.
La cuestión del prestigio [editar]
Cuando la disputa se da entre dialectos del mismo idioma, surge el concepto de dialecto de
prestigio (o variedad de prestigio), que es la que se asocia en una comunidad que tenga más
de un dialecto, con aquel empleado por grupos de hablantes que ocupan una posición
socialmente prestigiosa (élites económicas, culturales, sociales). En consecuencia de esta
condición social, el dialecto de prestigio suele emplearse en las situaciones formales, como
la diplomacia, como también es, por su asociación con las elites, el dialecto que más
influencia ejerce en la definición de la lengua estándar. Dicho dialecto de prestigio suele
basarse o estar influido por producciones escritas reconocidas dentro de la comunidad,
como es el caso el Corán para el árabe o la traducción de la Biblia de Lutero para el alemán.
En contraposición a este dialecto de prestigio existe el llamado dialecto vernáculo, que es
el lenguaje "hablado en casa". Según la impronta de la vida pública en la vida privada en
una sociedad, este dialecto vernáculo será más cercano o lejano al dialecto estándar. En los
países árabes, por lo general, el dialecto estándar no es hablado por casi nadie en el
ambiente doméstico. En los países nórdicos el vernáculo y el estándar son casi idénticos en
las capitales (Oslo o Estocolmo) y muy distintos en la provincia (en Tromsø o Malmö).
43. La ambigüedad del término [editar]
Esta vaguedad conceptual, por lo menos en un ámbito no especializado, tiene también parte
de su origen en que, etimológicamente, la palabra dialecto no mantiene vínculo alguno con
cuestiones geográficas:
Sin calificativo, la noción es neutra y genérica, equivale a variedad, a norma. (...) Esto explica que
en estos últimos años haya empezado a reemplazarse su sentido de variedad geográfica por la más
explícita noción de geolecto.11
La explicación histórica, que en sí misma refleja la dificultad del problema terminológico,
es que la lengua griega de la antigüedad era, en realidad, un grupo de variedades locales
distintas (jónico, dórico y ático) que evolucionaron de forma divergente desde una misma
lengua común originaria, llegando a tener cada una de ellas su propia tradición literaria y
sus propios contextos culturales de uso: el jónico para la historiografía, el dórico para las
obras corales y líricas, y el ático para la tragedia. Con el tiempo, el griego de la gran
metrópolis, Atenas, se convirtió en la koiné o lengua “común”, esto es, en la norma de la
lengua hablada, como una síntesis de la distintas variedades que terminaron por convergir
en el dialecto del centro administrativo y cultural más importante. Así, pues, esa situación
se convirtió en un modelo para la ambigua utilización de los términos lengua y dialecto:
lengua como la norma lingüística o grupo de normas relacionadas y dialecto como cada una
de esas normas de forma independiente.12
Consecuentemente, en la actualidad la palabra dialecto se puede encontrar aplicada a
cualquier variedad de lengua. En francés, por ejemplo, se distingue entre dialecte y patois,
el primero con el sentido de variedad regional asociada a una tradición literaria y el
segundo a aquella variedad de ese tipo pero sin tradición literaria, con un uso habitual de
tipo peyorativo, esto es, con una valoración inherente de inferioridad. Por lo demás, el
francés estándar no se ve como dialecto del francés, cosa que sí ocurre en inglés. No
obstante, en esta lengua, los sentidos de la palabra dialecto se diversifican: dialect sirve
tanto para referirse a las variedades locales del inglés, como para los distintos tipos de habla
informal, de clase baja o rural. En otras ocasiones, incluso, puede referirse a una variedad
no estándar o, a veces, subestándar, con valores de inferioridad. En este sendido, lengua y
dialecto pueden ser casi intercambiables.13
Este uso popular de los términos cuenta también, a veces, con el refrendo del uso por parte
de lingüistas que, con el deseo de subrayar las relaciones entre todas las variedades de una
lengua, utilizan el término dialecto para referirse tanto a los dialectos geográficos o
espaciales, como a los dialectos sociales u otros (los llamados sociolectos).14 No obstante,
las obras generales de dialectología abordan exclusivamente el dialecto como variante
geográfica, siguiendo la opinión de Eugenio Coseriu y otros lingüistas que reservan ese
término solo para esa variedad, al destacar la relevancia de las variedades geográficas de
una lengua frente a otro tipo de variedades (sociales y comunicativas), por cuanto un
dialecto así entendido constituye un sistema lingüístico completo (desde el punto de vista
gramatical), frente a la parcialidad o asistematicidad de los niveles y registros de una
lengua.15
44. En todo caso, y aunque se ha llegado, incluso, a negar la legitimidad del concepto de
dialecto por la dificultad de marcar las fronteras de uso, generalmente se considera que la
vinculación a una geografía determinada es un factor que permite diferenciar variedades
dentro de una lengua, por lo que el término dialecto es el que se suele usar en lingüística
para tal concepto.
La percepción de los hablantes [editar]
Simultáneo a este factor, el concepto de dialecto lleva aparejado un factor de
"concienciación", en el sentido de que los hablantes suelen tener una percepción más o
menos clara respecto de la variedad que usan; esta percepción de los hablantes, unida a
unas características lingüísticas determinadas, permite a la sociolingüística identificar a los
dialectos como realidades lingüísticas distinguibles de otras. En consecuencia, es preciso
recordar que
un dialecto existe cuando los hablantes se consideran miembros de una comunidad de habla
dialectal circunscrita a un determinado territorio, es decir, cuando consideran que su variedad está
suficientemente diferenciada de otras y cuando interpretan y valoran de forma semejante la
variación sociolingüística.16
La valoración peyorativa [editar]
Por último, en la lengua habitual el término aparece muchas veces connotado con valores
peyorativos.
Según esta concepción, hay lenguas y dialectos. Estos últimos [serían] "inferiores" a las lenguas.
Los criterios empleados por los no-lingüistas para establecer la línea fronteriza son muy diversos y
casi siempre, científicamente, inmanejables. Figuran, entre otros, el mayor o menor número de
hablantes, la extensión geográfica, la riqueza, pobreza o asuencia de tradición literaria (...)17
Se trata, en cualquier caso, de rasgos extralingüísticos que pueden explicar la importancia
social, cultural o política que se le pueda conceder a los dialectos, pero no de rasgos que
permitan poner en duda el carácter de sistemas lingüísticos plenos de los mismos o que
puedan sustituir la evidencia lingüística que los sitúe como variedad de otra lengua o no.
Criterios utilizados para distinguir los dialectos [editar]
Dado que cualquier dialecto lo es siempre de una lengua, es necesario manejar algún tipo
de criterio para adscribir los dialectos a las lenguas que les corresponden, algo que no
siempre es fácil. Históricamente, se han manejado los siguientes criterios para decidir si dos
sistemas lingüísticos son dialectos de la misma lengua:18
1. que, aun siendo diferentes, sean mutuamente inteligibles sin necesitar un
aprendizaje previo;
2. que formen parte de un territorio políticamente unificado;
3. que posean un sistema de escritura común y compartan una tradición literaria.