El café se introdujo en Colombia por los jesuitas en 1730. El café colombiano se caracteriza por su acidez, cuerpo y aroma complejo, y solo se cultiva la especie arábica, que produce una bebida más suave. Más de 563,000 familias colombianas se dedican a la producción de café de alta calidad, respaldada por una historia de esfuerzo continuo y trabajo duro.