1. Eduardo Galeano
La literatura latinoamericana se está quedando sin sus mayores representantes. En abril
del año pasado falleció el famoso escritor colombiano Gabriel García Márquez, y el día de ayer,
a los 74 años de edad, falleció el escritor y periodista uruguayo Eduardo Galeano, una de las
personalidades más destacadas de la literatura uruguaya, y por eso hoy vale la pena rendirle un
breve homenaje recordando toda la grandeza de su carrera y sus obras.
Nacido en 1940, desde muy joven Galeano demostró su talento para el periodismo,
iniciando su carrera a los 14 años en el semanario socialista El Sol, donde publicaba caricaturas
que criticaban la realidad política de su país. Galeano luego pasó a ser el jefe de redacción del
diario Marcha y posteriormente se convirtió en el director del diario Época. En 1973 fue forzado
a vivir exiliado en Argentina, y ahí fundo la revista Crisis. Sin embargo, en 1976 tuvo que
exiliarse de nuevo en España para finalmente regresar a Uruguay en 1985, año en el que terminó
la dictadura uruguaya.
Galeano fue “ante todo un cronista de su tiempo, certero y valiente, que ha retratado con
agudeza la sociedad contemporánea, penetrando en sus lacras y en sus fantasmas cotidianos”. (El
Resumen.com, 2015). Sus obras iban más allá de géneros ortodoxos, combinando documental,
ficción, periodismo, análisis político e historia.
Las Venas Abiertas de América Latina, publicada en 1971, es una de sus obras más
reconocidas. Este escrito es un ensayo periodístico que contiene crónicas y narraciones que dan
testimonio del constante saqueo de recursos naturales que sufrió el continente latinoamericano
durante la época de la colonia. Esta obra ha sido traducida a dieciocho idiomas diferentes y fue
muy elogiada. Desde el punto de vista de su autor:
2. Escribí ‘Las venas...’ para difundir ideas ajenas y experiencias propias que quizás ayuden
un poquito, en su realista medida, a despejar las interrogantes que nos persiguen desde
siempre: ¿Es América Latina una región del mundo condenada a la humillación y a la
pobreza? ¿Condenada por quién? ¿Culpa de Dios, culpa de la naturaleza? ¿El clima
agobiante, las razas inferiores? ¿La religión, las costumbres? ¿No será la desgracia un
producto de la historia, hecha por los hombres y que por los hombres puede, por lo tanto,
ser deshecha? (Galeano, 1979).
A pesar de su muerte, Galeano nunca será olvidado. Su vida y obra vivirá por siempre en
los corazones y en la memoria de todos los que lo conocieron. Lo mismo pasará con Gabriel
García Márquez y todas aquellas personas que han dejado en alto el talento y la cultura de
nuestro continente. “La memoria recuperada por Galeano es ahora parte de nuestra historia y de
nuestra literatura. No solo nos revela la América Latina que fue, sino la que podría ser, la que es
posible anhelar y soñar”. (Dolores Hernández, 2015)