1. Descripción general
La diabetes de tipo 2 (anteriormente conocida como diabetes de aparición en la
adultez o diabetes no dependiente de insulina), es un trastorno crónico que afecta
la manera en la cual el cuerpo metaboliza el azúcar (glucosa), el combustible
principal del cuerpo.
Con la diabetes de tipo 2, el cuerpo resiste los efectos de la insulina (una hormona
que regula el movimiento del azúcar en las células), o bien, no produce la insulina
suficiente como para mantener un nivel normal de glucosa.
Más común en los adultos, la diabetes de tipo 2 afecta cada vez más a los niños,
debido al aumento de la obesidad infantil. No existe cura para la diabetes de tipo
2, pero tal vez puedas controlar la enfermedad si comes adecuadamente, haces
ejercicio y mantienes un peso saludable. Si la dieta y el ejercicio no son suficientes
para controlar eficazmente el azúcar en sangre, tal vez necesites medicamentos
para la diabetes o tratamiento con insulina.
Síntomas
Con frecuencia, los signos y síntomas de la diabetes de tipo 2 se desarrollan
lentamente. De hecho, puedes tener diabetes de tipo 2 durante años, sin saberlo.
Fíjate en lo siguiente:
Aumento de sed y frecuentes ganas de orinar. La acumulación excesiva
de azúcar en el torrente sanguíneo puede causar que se extraiga líquido de
los tejidos. Esto puede provocar sed. En consecuencia, tal vez bebas (y
orines) más de lo habitual.
Aumento del apetito. Si no tienes suficiente insulina para transportar el
azúcar a las células, los músculos y órganos van perdiendo energía. Esto
desencadena un hambre intenso.
Pérdida de peso. A pesar de comer más de lo habitual para saciar el
hambre, puede que pierdas peso. Sin la capacidad de metabolizar glucosa, el
cuerpo utiliza combustibles alternativos almacenados en los músculos y la
2. grasa. Las calorías se pierden a medida que el exceso de glucosa se elimina
en la orina.
Cansancio. Si las células no pueden obtener azúcar, es posible que sientas
cansancio e irritabilidad.
Visión borrosa. Si el nivel de la glucosa sanguínea es muy alto, puede que
extraiga líquido del cristalino de los ojos. Esta falta de líquido puede afectar la
capacidad de hacer foco.
Llagas de cicatrización lenta o infecciones frecuentes. La diabetes de tipo
2 afecta la capacidad de cicatrizar y de resistir a las infecciones.
Áreas de piel oscurecida. Algunas personas con diabetes de tipo 2 tienen
manchas de piel oscura y aterciopelada en las arrugas y los pliegues del
cuerpo; habitualmente, en las axilas y el cuello. Este trastorno, denominado
ancatosis pigmentaria, puede ser un signo de resistencia a la insulina.
¿Cuándo debes consultar a un médico?
Consulta con tu médico si observas alguno de los síntomas de la diabetes de tipo
2.
Solicite una Consulta en Mayo Clinic
Causas
La diabetes de tipo 2 aparece cuando el cuerpo desarrolla resistencia a la insulina
o cuando el páncreas deja de producir insulina suficiente. Se desconoce el
momento exacto en que se manifiesta, aunque parece que hay factores genéticos
y ambientales, como el sobrepeso y la inactividad, que contribuyen a su aparición.
Factores de riesgo
Los investigadores no comprenden del todo por qué algunas personas tienen
diabetes de tipo 2, y otras no. Sin embargo, está claro que algunos factores
aumentan el riesgo, incluidos los siguientes:
Peso. Generalmente, el sobrepeso es un factor de riesgo primario para la
diabetes de tipo 2. Cuanto más tejido graso tengas, más resistentes se
3. vuelven tus células a la insulina. No obstante, no tienes que tener exceso de
peso para desarrollar diabetes de tipo 2.
Distribución de la grasa. Si tu cuerpo almacena la grasa principalmente en
el abdomen, tu riesgo de diabetes de tipo 2 es mayor que si la almacena en
cualquier otro lado, como en las caderas y los muslos.
Inactividad. Mientras menos activo seas, más riesgo tendrás de padecer
diabetes de tipo 2. La actividad física ayuda a controlar el peso, utiliza toda la
glucosa como fuente de energía y hace que las células sean más sensibles a
la insulina.
Antecedentes familiares. El riesgo de diabetes de tipo 2 aumenta si tu
padre, tu madre o algún hermano la tienen.
Raza. Aunque no resulta claro por qué, las personas de determinadas razas,
como las afroamericanas, las hispanas, las indioamericanas y las
asiáticoamericanas, presentan un riesgo mayor de tener diabetes de tipo 2
que las de raza blanca.
Edad. Tu riesgo de diabetes de tipo 2 aumenta a medida que envejeces,
especialmente después de cumplir 45 años. Probablemente, esto se puede
deber a que las personas, a medida que envejecen, tienden a hacer menos
ejercicio, perder masa muscular y subir de peso. Pero la diabetes de tipo 2
también está aumentando radicalmente entre los niños, los adolescentes y
los adultos jóvenes.
Prediabetes. La prediabetes es un trastorno en el cual tu nivel de azúcar en
sangre es más alto que lo normal, pero no es lo suficientemente alto como
para clasificarlo como diabetes. Si no se trata, la prediabetes suele avanzar
hasta transformarse en diabetes de tipo 2.
Diabetes gestacional. Si tuviste diabetes gestacional cuando estabas
embarazada, tu riesgo de padecer diabetes de tipo 2 aumenta. Si diste a luz
a un bebé de más de 9 lb (4 kg), también presentas riesgo de tener diabetes
de tipo 2.
Síndrome de ovario poliquístico. Para las mujeres, tener síndrome de
ovario poliquístico (una enfermedad común caracterizada por períodos
menstruales irregulares, crecimiento excesivo de vello y obesidad) aumenta
el riesgo de diabetes.
4. Complicaciones
Puede ser muy fácil ignorar la diabetes de tipo 2, especialmente en las etapas
iniciales, cuando te sientes bien. Pero la diabetes afecta muchos de los órganos
principales, como el corazón, los vasos sanguíneos, los nervios, los ojos y los
riñones. Si controlas tus niveles de azúcar en sangre, puedes ayudar a evitar
estas complicaciones.
Si bien las complicaciones a largo plazo de la diabetes se pueden desarrollar de
forma gradual, en última instancia pueden conducir a la pérdida de capacidades o,
incluso, a la muerte. Las siguientes son algunas de las complicaciones potenciales
de la diabetes:
Enfermedad cardíaca y de los vasos sanguíneos. La diabetes aumenta
drásticamente el riesgo de sufrir diversos problemas cardiovasculares, como
arteriopatía coronaria con dolor de pecho (angina), ataque cardíaco,
accidente cerebrovascular, estrechamiento de las arterias (aterosclerosis) e
hipertensión arterial.
Daño en los nervios (neuropatía). El exceso de azúcar puede dañar las
paredes de los vasos sanguíneos diminutos (capilares) que alimentan los
nervios, especialmente en las piernas. Esto puede provocar hormigueo,
entumecimiento, ardor o dolor, que generalmente comienza en las puntas de
los dedos de los pies y las manos y, gradualmente, se extienden hacia arriba.
Un control deficiente del azúcar en sangre podría causar, eventualmente, que
pierdas toda la sensibilidad de los miembros afectados. El daño en los
nervios que controlan la digestión puede causar problemas con náuseas,
vómitos, diarrea o estreñimiento. En los hombres, puede aparecer disfunción
eréctil.
Daño renal (nefropatía). Los riñones contienen millones de racimos de
vasos sanguíneos diminutos que filtran los residuos de la sangre. La diabetes
puede dañar este delicado sistema de filtrado. El daño grave puede conducir
auna insuficiencia renal o enfermedad renal terminal irreversible, lo que suele
requerir finalmente diálisis o un trasplante de riñón.
Daño ocular. La diabetes puede dañar los vasos sanguíneos de la retina
(retinopatía diabética), que puede conducir a la ceguera. La diabetes también
5. aumenta el riesgo de otras afecciones graves de la visión, como cataratas y
glaucoma.
Daños en los pies. Los daños en los nervios del pie o un flujo sanguíneo
insuficiente en los pies aumenta el riesgo de diversas complicaciones en los
pies. Si no se tratan, los cortes y las ampollas pueden dar lugar a graves
infecciones, que tal vez no cicatricen como corresponde. El daño grave
podría requerir la amputación del dedo del pie, del pie o de la pierna.
Deterioro auditivo. Los problemas de la audición son comunes en las
personas diabéticas.
Enfermedades de la piel. La diabetes puede volverte más susceptible a
tener problemas en la piel, como infecciones bacterianas y micóticas.
Enfermedad de Alzheimer. La diabetes de tipo 2 puede aumentar el riesgo
de tener enfermedad de Alzheimer. Cuanto más deficiente es el control del
nivel de azúcar en sangre, mayor parece ser el riesgo. Aún no está clara cuál
es la conexión exacta entre estas dos enfermedades.
Prevención
Las opciones de estilo de vida saludable pueden ayudarte a prevenir la diabetes
de tipo 2. Aunque tengas casos de diabetes en la familia, la dieta y los ejercicios
pueden ayudarte a prevenir la enfermedad. Si ya has recibido un diagnóstico de
diabetes, prefiere las alternativas de estilo de vida saludable para evitar
complicaciones. Y si tienes prediabetes, los cambios en el estilo de vida pueden
retrasar o detener la transformación de prediabetes en diabetes.
Come alimentos saludables. Elige alimentos con menos contenido de grasa
y calorías, y más contenido de fibra. Prefiere frutas, verduras y granos
integrales.
Realizar actividad física. Trata de hacer como mínimo 30 minutos por día de
actividad física moderada. Haz una caminata rápida diaria. Anda en bicicleta.
Practica natación. Si no puedes realizar una sesión larga de ejercicios,
divídela en sesiones de 10 minutos o más a lo largo del día.
Elimina las libras (o los kilos) que tienes de más. Si tienes sobrepeso,
perder el 7 % de tu peso corporal puede reducir el riesgo de diabetes. Para
mantener tu peso dentro de un rango saludable, realiza cambios
6. permanentes en tus hábitos alimenticios y de actividad física. Motívate
recordando los beneficios de bajar de peso, como tener un corazón más
sano, más energía y mayor autoestima.
Algunas veces, los medicamentos también son una opción. La metformina
(Glucophage, Glumetza, otros), un medicamento para la diabetes de
administración oral, puede reducir el riesgo de diabetes de tipo 2, pero las
opciones de vida saludable siguen siendo fundamentales.
Diagnóstico
Para realizar el diagnóstico de diabetes de tipo 2, te pedirán lo siguiente:
Prueba de hemoglobina glucosilada (A1C). Esta prueba de sangre indica tu nivel
de azúcar en sangre promedio en los últimos dos o tres meses. Mide el porcentaje
de azúcar en sangre unida a la hemoglobina, la proteína que transporta oxígeno en
los glóbulos rojos. Cuanto más altos sean tus niveles de azúcar en sangre, más
hemoglobinacon azúcar unida tendrás. Un nivel de A1C del 6,5 % o más en dos
pruebas individuales indica que tienes diabetes. Un resultado de entre el 5,7 y 6,4 %
se considera prediabetes, lo que indica un alto riesgo de desarrollar diabetes. Los
niveles normales se encuentran por debajo del 5,7 %.
Si la prueba de A1C no está disponible o si tienes ciertos trastornos que pueden
hacer que la prueba de A1C resulte poco precisa (por ejemplo, si estás
embarazada o si tienes una forma no común de hemoglobina, conocida como
variante de la hemoglobina), es posible que tu médico use las siguientes pruebas
para diagnosticar diabetes:
Prueba aleatoria de azúcar en sangre. Se tomará una muestra de sangre en un
momento al azar. Los valores de azúcar en sangre se expresan en miligramos por
decilitro (mg/dl) o en milimoles por litro (mmol/l). Independientemente de cuándo
comiste por última vez, un nivel aleatorio de azúcar en sangre de 200 mg/dl
(11,1 mmol/l) o más sugiere diabetes, especialmente cuando se combina con
cualquiera de los signos y síntomas de la diabetes, como ganas frecuentes de orinar
y sed extrema.
Prueba de azúcar en sangre en ayunas. Se tomará una muestra de sangre
después de ayunar durante una noche. Un nivel de azúcar en sangre en ayunas
7. menor que 100 mg/dl (5,6 mmol/) es normal. Un nivel de azúcar en sangre en
ayunas de entre 100 mg/dl y 125 mg/dl (5,6 mmol/l y 6,9 mmol/l) se considera
prediabetes. Si los valores son de 126 mg/dl (7 mmol/l) o más en dos pruebas
individuales, tienes diabetes.
Prueba oral de tolerancia a la glucosa. Para esta prueba, debes ayunar
durante una noche, y se mide el nivel de azúcar en sangre en ayunas. Luego
bebes un líquido azucarado y los niveles de azúcar en sangre se analizan
varias veces durante las dos horas siguientes.
Un nivel de azúcar en sangre menor que 140 mg/dl (7,8 mmol/l) es normal.
Un valor de entre 140 mg/dl y 199 mg/dl (7,8 mmol/l y 11,0 mmol/l) indica
prediabetes. Un valor de más de 200 mg/dl (11,1 mmol/l) o mayor después de
dos horas puede indicar diabetes.
American Diabetes Association recomienda realizarse análisis de rutina para la
detección de la diabetes de tipo 2 a partir de los 45 años, especialmente si tienes
sobrepeso. Si los resultados son normales, repite la prueba cada tres años. Si los
resultados están al límite, pregunta a tu médico cuándo debes repetir la prueba.
Los análisis para la detección se recomiendan para las personas menores de 45
de años y que tengan sobrepeso, si existe otro factor de riesgo de enfermedad
cardíaca o diabetes; como, por ejemplo, un estilo de vida sedentario, antecedentes
familiares de diabetes de tipo 2, antecedentes personales de diabetes gestacional
o una presión sanguínea por encima de 140/90 milímetros de mercurio (mm Hg).
Si te diagnostican diabetes, es posible que el médico realice otras pruebas para
distinguir entre diabetes de tipo 1 y de tipo 2; ya que las dos enfermedades, por lo
general, requieren tratamientos diferentes.
Después del diagnóstico
Es necesario controlar los niveles de A1C entre dos y cuatro veces por año. La
meta de A1C objetivo puede variar según tu edad y otros factores. Sin embargo,
para la mayoría de las personas, American Diabetes Association (Asociación
Estadounidense de la Diabetes) recomienda un nivel de A1C de menos del 7 %.
Pregunta a tu médico cuál es tu A1C objetivo.
8. En comparación con las pruebas diarias repetidas del nivel de azúcar en sangre,
la prueba de A1C es un indicador más preciso del grado de eficacia que tiene tu
plan de tratamiento de la diabetes. Un nivel de A1C elevado puede indicar la
necesidad de cambiar la medicación, el plan de comidas o tu nivel de actividad.
Además de la prueba de A1C, el médico tomará periódicamente muestras de
sangre y orina a fin de verificar los niveles de colesterol y las funciones tiroidea,
hepática y renal. Por otra parte, el médico evaluará tu presión arterial. También
son importantes los exámenes periódicos de los ojos y los pies.
Tratamiento
El control de la diabetes de tipo 2 incluye:
Alimentación saludable
Actividad física regular
Posiblemente, medicamentos para la diabetes o tratamiento con insulina
Control de la glucosa en sangre
Estos pasos ayudarán a mantener tu nivel de azúcar en sangre más cercano al
normal, y esto puede retrasar o evitar complicaciones.
Alimentación saludable
En contra de la creencia popular, no existe una dieta específica para la diabetes.
Sin embargo, es importante que la base de tu dieta esté centrada en los siguientes
alimentos de alto contenido de fibra y bajo contenido de grasa:
Frutas
Verduras
Granos integrales
Además, deberás comer menos productos de origen animal, hidratos de carbono
refinados y dulces.
9. También puede ser útil consumir alimentos de bajo índice glucémico. El índice
glucémico es una medida que indica con qué rapidez un alimento provoca
aumento del nivel de azúcar en sangre. Los alimentos con alto índice glucémico
elevan rápidamente el azúcar en sangre. Aquellos con bajo índice glucémico
pueden ayudarte a mantener un nivel de azúcar en sangre más estable. Los
alimentos que tienen bajo índice glucémico son, típicamente, los que tienen un alto
contenido de fibra.
Un especialista en nutrición certificado puede ayudarte a elaborar un plan de
comidas que se adapte a tus metas de salud, tus preferencias alimenticias y tu
estilo de vida. Este especialista también puede enseñarte a supervisar el consumo
de hidratos de carbono, y a conocer qué cantidad de estos hidratos debes ingerir
con las comidas y refrigerios a fin de mantener estables los niveles de azúcar en
sangre.
Actividad física
Todos necesitan hacer ejercicio aeróbico con regularidad, y los diabéticos con
diabetes de tipo 2 no son la excepción. Obtén la aprobación de tu médico antes de
comenzar un programa de ejercicios. Luego elige actividades que disfrutes, como
caminar, nadar y andar en bicicleta. Lo más importante es que incorpores la
actividad física en tu rutina diaria.
Plantéate el objetivo de realizar al menos 30 minutos de actividad aeróbica cinco
días por semana. Los ejercicios de estiramiento y de fortalecimiento también son
importantes. Si no has estado en actividad durante un tiempo, comienza despacio
y aumenta gradualmente.
Una combinación de ejercicios (ejercicios aeróbicos, como caminar o bailar, la
mayoría de los días, combinados con entrenamiento de resistencia, como
levantamiento de pesas o yoga, dos veces por semana) suele ayudar a controlar
el nivel de azúcar en sangre de manera más efectiva que cualquier otro tipo de
ejercicio solo.
Recuerda que la actividad física reduce el nivel de azúcar en sangre. Controla tu
nivel de azúcar en sangre antes de cualquier actividad. Es posible que necesites
10. comer un refrigerio antes de ejercitar, para prevenir un nivel bajo de azúcar en
sangre, si tomas medicamentos a fin de reducir este nivel.
Control del nivel de azúcar en sangre
Según tu plan de tratamiento, quizá debas controlar y anotar tu nivel de azúcar
cada tanto, o bien, si estás usando insulina, varias veces al día. Pregunta a tu
médico con qué frecuencia desea que controles tu azúcar en sangre. Un control
catento es la única manera de asegurarte de que tu nivel de azúcar en sangre se
mantenga dentro de tu rango objetivo.
En ocasiones, los niveles de azúcar en sangre pueden ser imprevisibles. Con la
ayuda de tu equipo de tratamiento de la diabetes, aprenderás cómo cambia tu
nivel de azúcar en sangre en respuesta a los alimentos, el ejercicio, el alcohol, las
enfermedades y los medicamentos.
Medicamentos para la diabetes y tratamiento con insulina
Algunas personas que tienen diabetes de tipo 2 pueden alcanzar sus niveles
objetivo de azúcar en sangre únicamente con dieta y ejercicios; no obstante,
muchos necesitan también medicamentos para la diabetes o tratamiento con
insulina. Decidir cuál es el medicamento más adecuado depende de numerosos
factores, como tu nivel de azúcar en sangre y otros problemas de salud que
tengas. Incluso, el médico puede combinar medicamentos de distintas clases para
ayudarte a controlar tu nivel de azúcar en sangre de varias maneras.
Entre los tratamientos posibles para la diabetes de tipo 2 se cuentan los
siguientes:
Metformina (Glucophage, Glumetza, otros). Generalmente, la metformina
es el primer medicamento que se receta para la diabetes de tipo 2. Este
fármaco actúa aumentando la sensibilidad de los tejidos de tu cuerpo a la
insulina, de modo que este pueda aprovecharla con más eficacia.
La metformina también reduce la producción de glucosa en el hígado. Es
posible que la metformina sola no baje el nivel de azúcar en sangre lo
11. suficiente. El médico te recomendará, además, cambios en tu estilo de vida,
como perder peso y aumentar la actividad física.
Algunos posibles efectos secundarios de la metformina son náuseas y
diarrea. Estos efectos secundarios suelen desaparecer a medida que tu
cuerpo se acostumbra a la medicina. Si la metformina y los cambios en tu
estilo de vida no son suficientes para controlar tu nivel de azúcar en sangre,
es posible agregar otros medicamentos que se inyectan o se toman por vía
oral.
Sulfonilureas. Estos medicamentos ayudan a tu cuerpo a secretar más insulina.
Los medicamentos de esta clase son, entre otros, la gliburida (DiaBeta, Glynase), la
glipizida (Glucotrol) y la glimepirida (Amaryl). Entre los posibles efectos secundarios
se incluyen un bajo nivel de azúcar en sangre y aumento de peso.
Meglitinidas. Este tipo de medicamentos actúa igual que las sulfonilureas,
mediante la estimulación del páncreas para que secrete más insulina, pero su
acción es más rápida y la duración del efecto en el cuerpo, más breve.
También presenta riesgo de provocar niveles bajos de azúcar en sangre; sin
embargo, es menos riesgoso que las sulfonilureas.
El aumento de peso también es una posibilidad con esta clase de
medicamentos. Algunos ejemplos son la repaglinida (Prandin) y la nateglinida
(Starlix).
Tiazolidinadionas. Al igual que la metformina, estos medicamentos
aumentan la sensibilidad de los tejidos del cuerpo a la insulina. Esta clase de
medicamentos se ha vinculado al aumento de peso y a otros efectos
secundarios más graves, como un mayor riesgo de insuficiencia cardíaca y
fracturas. Debido a estos riesgos, estos medicamentos no son por lo general
la primera opción de tratamiento.
La rosiglitazona (Avandia) y la pioglitazona (Actos) son ejemplos de
tiazolidinadionas.
Inhibidores de la DPP-4. Estos medicamentos ayudan a reducir los niveles de
azúcar en sangre, pero suelen tener un efecto más leve. No causan aumento de
peso. Algunos ejemplos de estos medicamentos son la sitagliptina (Januvia), la
saxagliptina (Onglyza) y la linagliptina (Tradjenta).
12. Agonistas del receptor de la GLP-1. Estos medicamentos desaceleran la
digestión y ayudan a bajar los niveles de azúcar en sangre, aunque no tanto
como las sulfonilureas. El uso de estos fármacos suele estar asociado a una
cierta pérdida de peso. Esta clase de medicamentos no se recomienda para
su uso aislado.
La exenatida (Byetta) y la liraglutida (Victoza) son ejemplos de agonistas del
receptor de la GLP-1. Entre los posibles efectos secundarios se incluyen
náuseas y un mayor riesgo de pancreatitis.
Inhibidores de la SGLT2. Estos son los medicamentos para la diabetes más
nuevos del mercado. Actúan evitando que los riñones reabsorban azúcar en
la sangre. En lugar de esto, el azúcar se excreta en la orina.
Algunos ejemplos son la canagliflozina (Invokana) y la dapagliflozina
(Farxiga). Entre los efectos secundarios se cuentan infecciones por
levaduras, aumento de la orina e hipotensión.
Tratamiento con insulina. Algunas personas con diabetes de tipo 2
necesitan, además, recibir tratamiento con insulina. Anteriormente, el
tratamiento con insulina se utilizaba como último recurso; pero, gracias a sus
ventajas, actualmente se receta mucho antes.
Debido a que la digestión normal interfiere con la insulina administrada por
boca, la insulina se debe inyectar. Según tus necesidades, tu médico puede
recetarte una combinación de tipos de insulina para que uses durante el día y
la noche. Con frecuencia, las personas con diabetes de tipo 2 comienzan a
utilizar insulina con una inyección de acción prolongada por la noche.
Para las inyecciones de insulina se usa una jeringa y una aguja fina o una
pluma inyectora de insulina; un dispositivo que parece una pluma de tinta,
salvo que el cartucho está relleno con insulina.
Existen muchos tipos de insulina, y cada uno actúa de manera diferente.
Algunas opciones son:
o Insulina glulisina (Apidra)
o Insulina lispro (Humalog)
o Insulina asparta (Novolog)
13. o Insulina glargina (Lantus)
o Insulina detemir (Levemir)
o Insulina isófana (Humulin N, Novolin N)
Analiza con tu médico las ventajas y las desventajas de los diferentes
medicamentos. Juntos pueden decidir cuál es el medicamento adecuado en tu
caso, teniendo en cuenta muchos factores, como los costos y otros aspectos de tu
salud.
Además de los medicamentos para la diabetes, el médico podría recetar un
tratamiento con dosis bajas de aspirina, junto con medicamentos para reducir el
colesterol, con el fin de prevenir enfermedad cardíaca y de los vasos sanguíneos.
Cirugía bariátrica
Si tienes diabetes de tipo 2 y tu índice de masa corporal (IMC) es mayor que 35,
puede que seas candidato a una cirugía para perder peso (cirugía bariátrica). Los
niveles de azúcar en sangre vuelven a su valor normal en el 55 % al 95 % de las
personas con diabetes, según el procedimiento que se realice. Las cirugías que
derivan una porción del intestino delgado tienen efectos más contundentes en los
niveles de azúcar en sangre que los de las demás cirugías para perder peso.
Algunas de las desventajas de la cirugía son su alto costo y los riesgos que
implica, incluido el riesgo de muerte. Además, demandan cambios drásticos en el
estilo de vida, y las complicaciones pueden incluir deficiencia nutricional y
osteoporosis.
Embarazo
Las mujeres con diabetes de tipo 2 quizá necesiten alterar su tratamiento durante
el embarazo. Muchas mujeres requieren tratamiento con insulina durante el
embarazo. Los medicamentos para bajar el colesterol y algunos fármacos para la
presión sanguínea no pueden utilizarse durante el embarazo.
14. Si tienes signos de retinopatía diabética, esta puede empeorar durante el
embarazo. Visita a tu oftalmólogo durante el primer trimestre del embarazo y un
año después del parto.
Signos que indican problemas
Debido a que existen tantos factores que pueden afectar tu nivel de azúcar en
sangre, algunas veces surgen problemas que requieren atención inmediata, como
los siguientes:
Nivel alto de azúcar en sangre (hiperglucemia). Tu nivel de azúcar en sangre
puede subir por muchas razones, como comer demasiado, estar enfermo o no tomar
suficientes medicamentos para bajar la glucosa. Controla tu nivel de azúcar en
sangre con frecuencia y presta atención a signos y síntomas de un alto nivel de
azúcar en sangre (ganas frecuentes de orinar, aumento de la sed, boca seca, visión
borrosa, cansancio y náuseas). Si tienes hiperglucemia, tendrás que realizar ajustes
en tu plan de comidas, en tus medicamentos o en ambos.
Síndrome hiperosmolar hiperglicémico no cetósico. Los signos y
síntomas de este trastorno potencialmente mortal incluyen: valores de azúcar
en sangre de más de 600 mg/dl (33,3 mmol/l), boca seca, sed extrema, fiebre
de más de 101 ºF (38 ºC), somnolencia, desorientación, pérdida de la visión,
alucinaciones y orina de color oscuro. Es posible que el monitor de azúcar en
sangre no pueda darte una lectura exacta en niveles tan altos; en lugar de
esto, quizás solo indique "alto".
Este síndrome es provocado por un nivel de azúcar en sangre sumamente
elevado, que hace que la sangre se vuelva espesa y melosa. Tiende a ser
más frecuente en personas de mayor edad con diabetes de tipo 2 y suele
estar precedido por una enfermedad o infección. Por lo general, el síndrome
hiperosmolar se desarrolla a lo largo de días o de semanas. Si tienes signos
o síntomas de esta afección, llama a tu médico o busca atención médica
inmediata.
Aumento de cetonas en tu orina (cetoacidosis diabética). Si tus células
necesitan energía, es posible que tu organismo empiece a descomponer la
grasa. Esto produce ácidos tóxicos llamados cetonas.
15. Presta atención para detectar sed o la boca muy seca, ganas frecuentes de
orinar, vómitos, dificultad para respirar, cansancio y aliento con olor a frutas.
Puedes controlar el exceso de cetonas en la orina con un equipo de prueba
de cetonas de venta libre. Si tienes un exceso de cetonas en orina, consulta
a tu médico de inmediato o busca atención de emergencia. Este trastorno es
más común en personas con diabetes de tipo 1, pero en ocasiones se
manifiesta en personas con diabetes de tipo 2.
Bajo nivel de azúcar en sangre (hipoglucemia). Cuando tu nivel de azúcar
en sangre cae por debajo de tu rango objetivo, se conoce como nivel bajo de
azúcar en sangre (hipoglucemia). Tu nivel de azúcar en sangre puede bajar
por muchos motivos, como saltearte una comida, tomar accidentalmente más
cantidad de medicación que lo usual o realizar más actividad física que lo
normal. Es más probable que se produzca un nivel bajo de azúcar en sangre
si tomas medicamentos para bajar la glucosa que promueven la secreción de
insulina, o si usas insulina.
Controla periódicamente tu nivel de azúcar en sangre y presta atención a
signos y síntomas de bajo nivel de azúcar en sangre: sudoración, temblores,
debilidad, hambre, mareos, dolor de cabeza, visión borrosa, palpitaciones
cardíacas, problemas de dicción, somnolencia, desorientación y
convulsiones.
Si desarrollas hipoglucemia durante la noche, es posible que al despertar tu
pijama esté empapado en sudor o tengas dolor de cabeza. Debido a un
efecto rebote natural, la hipoglucemia nocturna podría hacer que la primera
lectura de la mañana muestre un valor inusualmente alto de azúcar en
sangre.
Si tienes signos o síntomas de un nivel bajo de azúcar en sangre, debes
beber o comer algo que lo eleve rápidamente; como, por ejemplo, jugo de
frutas, tabletas de glucosa, caramelos duros, gaseosa común (no dietética) u
otra fuente de azúcar. Repite la prueba a los 15 minutos para asegurarte de
que los niveles de glucemia se hayan normalizado.
Si no es así, intenta de nuevo y repite la prueba después de otros 15
minutos. Si pierdes el conocimiento, tal vez un familiar o contacto cercano
16. deba colocarte una inyección de emergencia de glucagón, una hormona que
estimula la liberación de azúcar en la sangre.
Solicite una Consulta en Mayo Clinic
Estudios clínicos
Explora los estudios de Mayo Clinic de evaluación de tratamientos, intervenciones
y análisis nuevos como medio para prevenir, detectar, tratar o controlar esta
enfermedad.
Modo de vida y remedios caseros
El control atento de la diabetes de tipo 2 puede reducir tu riesgo de
complicaciones graves (incluso mortales). Considera los siguientes consejos:
Asume el compromiso de controlar tu diabetes. Obtén toda la información que
puedas acerca de la diabetes de tipo 2. Elige comidas sanas e incorpora la actividad
física en tu rutina diaria. Entabla una relación con un instructor para la diabetes, y
pídele ayuda a tu equipo de tratamiento de la diabetes cuando la necesites.
Programa un examen físico anual y exámenes de la vista periódicos. Los
controles periódicos de la diabetes no deben reemplazar los exámenes físicos
anuales ni los exámenes de la vista de rutina. Durante el examen físico, tu médico
intentará detectar cualquier complicación relacionada con la diabetes, además de
otros problemas médicos. Tu especialista en el cuidado de los ojos controlará signos
de daño en la retina, cataratas y glaucoma.
Identifícate. Usa un collar o un brazalete que indiquen que tienes diabetes.
Mantén tus vacunas al día. Un nivel alto de azúcar en sangre puede debilitar tu
sistema inmunitario. Vacúnate contra la gripe todos los años. Tu médico
probablemente te recomiende también la vacuna contra la neumonía. Los Centros
para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) también recomiendan
colocarse la vacuna contra la hepatitis B si no te has vacunado anteriormente, y eres
un adulto de entre 19 y 59 años con diabetes de tipo 1 o de tipo 2. Los CDC
recomiendan la vacunación lo antes posible después de recibir un diagnóstico de
diabetes de tipo 1 o de tipo 2. Si tienes 60 años o más, tienes diabetes y no te han
administrado la vacuna anteriormente, pregunta a tu médico si es adecuada para ti.
17. Cuida tus dientes. La diabetes puede hacer que estés más propenso a sufrir
infecciones más graves en las encías. Cepíllate los dientes al menos dos veces por
día, usa hilo dental una vez por día y programa exámenes dentales periódicos.
Consulta a tu dentista de inmediato si tus encías sangran, o se ven rojas o
inflamadas.
Presta atención a tus pies. Lávate los pies con agua tibia todos los días. Sécatelos
suavemente, en especial entre los dedos, y aplica una loción humectante. Controla
tus pies a diario para ver que no tengas ampollas, cortes, llagas, enrojecimiento o
hinchazón. Consulta a tu médico si tienes alguna llaga en los pies u otro problema
que no cicatriza.
Mantén controlados la presión arterial y el colesterol. Llevar una alimentación
saludable y hacer ejercicios con regularidad son muy importantes en el control de la
presión arterial alta y del colesterol. Puede que también necesites medicamentos.
Si fumas o usas otros tipos de tabaco, pídele a tu médico que te ayude a dejar
este hábito. Fumar aumenta el riesgo de presentar diversas complicaciones de la
diabetes. Habla con tu médico acerca de formas de dejar de fumar o de usar otros
tipos de tabaco.
Si bebes alcohol, hazlo de manera responsable. El alcohol, al igual que las
mezclas para preparar bebidas, puede producir un nivel de azúcar en sangre
alto o bajo, según cuánto bebas y si lo haces mientras comes. Si bebes
alcohol, hazlo con moderación y siempre junto con las comidas.
La recomendación es no consumir más de una bebida una vez por día en el
caso de las mujeres; no más de dos veces por día en el caso de los hombres
de 65 años o menos y una sola bebida por día para hombres mayores de 65
años. Si usas insulina u otros medicamentos que reducen el nivel de azúcar
en sangre, controla este nivel antes de irte a dormir para asegurarte de que
tengas un nivel seguro.
Medicina alternativa
Existen numerosas medicinas alternativas que han demostrado mejorar la
sensibilidad a la insulina en algunos estudios, mientras que otros estudios no
pueden encontrar ningún beneficio para el control del nivel de azúcar en sangre o
de la reducción de los niveles de A1C. Debido a los hallazgos conflictivos, no
18. existen tratamientos alternativos que se recomienden para ayudar con el control
del nivel de azúcar en sangre.
Si decides probar un tratamiento alternativo, no dejes de tomar los medicamentos
que te recetó el médico. Analiza con tu médico el uso de cualquiera de estos
tratamientos para estar seguro de que no provocarán reacciones adversas o que
no interactuarán con tus medicamentos.
Ningún tratamiento (alternativo o convencional) puede curar la diabetes. Por lo
tanto, es esencial que las personas que reciben tratamiento con insulina para la
diabetes no dejen de usar insulina, a menos que sus médicos se lo indiquen.
Estrategias de afrontamiento, y apoyo
La diabetes de tipo 2 es una enfermedad grave; seguir el plan de tratamiento
conlleva un compromiso permanente. Pero tus esfuerzos valen la pena, porque si
sigues el plan de tratamiento tal vez se reduzca el riesgo de complicaciones.
Hablar con un asesor o un terapeuta puede ayudarte a lidiar con los cambios de
vida que implica un diagnóstico de diabetes de tipo 2. Puede que encuentres
aliento y comprensión en un grupo de apoyo para personas con diabetes de tipo 2.
Si bien los grupos de apoyo no son para todo el mundo, pueden representar
buenas fuentes de información. Los miembros del grupo suelen estar al tanto de
los últimos tratamientos y tienden a compartir su propia experiencia o datos útiles;
como, por ejemplo, dónde encontrar información sobre la cantidad de hidratos de
carbono de las comidas que pides en tu restaurante favorito. Si te interesa, el
médico tal vez pueda recomendarte un grupo en tu área.
O bien, puedes visitar la página de American Diabetes Association para ver si hay
actividades y grupos de apoyo locales para personas con diabetes de tipo 2.
Además, American Diabetes Association ofrece información y foros en línea donde
puedes conversar con otras personas que tienen diabetes. El número de teléfono
es 800-DIABETES (800-342-2383).
Cómo prepararte para la consulta
19. Tu profesional de salud probablemente será quien diagnostique la diabetes de tipo
2. Este profesional puede continuar tratando tu diabetes o tal vez te derive a un
médico especialista en trastornos hormonales (endocrinólogo). Tu equipo de
atención médica también puede incluir a los siguientes profesionales:
Especialista en nutrición
Educador para la diabetes certificado
Médico de los pies (podiatra)
Médico que se especializa en el cuidado de los ojos (oftalmólogo)
Si tus niveles de azúcar en sangre son muy altos, el médico puede hospitalizarte
para que recibas tratamiento.
Siempre que puedas, es recomendable que te prepares para las consultas con el
equipo de atención médica. A continuación incluimos información que te ayudará a
prepararte y a saber qué puedes esperar de tu médico.
Lo que puedes hacer
Ten en cuenta las restricciones que debes cumplir antes de asistir a la
consulta. Es posible que debas abstenerte de comer o beber nada, aparte de agua,
durante ocho horas, para realizar una prueba de glucosa en ayunas, o cuatro horas
para una prueba antes de la comida. Cuando solicites un turno para la consulta,
pregunta si debes realizar ayuno.
Anota todos los síntomas que tengas, incluso si no parecen relacionados con la
diabetes.
Lleva un cuaderno y un lápiz o un bolígrafo (o tu computadora portátil o tableta)
para llevar un registro de la información importante.
Anota preguntas para hacerle al médico.
Elaborar una lista de preguntas puede ayudarte a aprovechar al máximo tu tiempo
con el médico. Para la diabetes de tipo 2, algunas de las preguntas básicas son
las siguientes:
Control de la glucosa
20. ¿Con qué frecuencia debo controlar mi nivel de azúcar en sangre?
¿Cuál es mi rango objetivo?
¿Cómo puedo utilizar la información que revela el control de la glucosa para manejar
mejor la diabetes?
Cambios en el estilo de vida
¿Qué cambios debo hacer en mi alimentación?
¿Cómo puedo aprender a contar hidratos de carbono en los alimentos?
¿Debo ver a un nutricionista que me ayude a planificar las comidas?
¿Cuánto ejercicio debo hacer por día?
Medicamentos
¿Necesitaré medicamentos? Si es así, ¿de qué tipo y qué cantidad?
¿Debo tomar los medicamentos a una hora del día específica?
¿Necesitaré insulina?
Tengo otros problemas de salud. ¿Cómo puedo manejar mejor estas enfermedades
en conjunto?
Complicaciones
¿Cuáles son los signos y síntomas del nivel bajo de azúcar en sangre?
¿Cómo puedo tratar un nivel bajo de azúcar en sangre?
¿Cuáles son los signos y síntomas del nivel alto de azúcar en sangre?
¿Cuándo debo hacerme un análisis de cetonas, y cómo lo hago?
Control médico
¿Con qué frecuencia debo realizarme exámenes para detectar complicaciones de la
diabetes? ¿A qué especialistas debo consultar?
¿Existen recursos disponibles si tengo dificultades para pagar los insumos para la
diabetes?
21. ¿Tiene folletos u otros materiales impresos que pueda llevarme? ¿Qué sitios web
me recomienda?
Qué puedes esperar de tu médico
Es probable que tu médico te haga varias preguntas, como, por ejemplo:
¿Comprendes tu plan de tratamiento y confías en que puedes seguirlo?
¿Cómo estás afrontando la diabetes?
¿Has experimentado alguna vez un bajo nivel de azúcar en sangre?
¿Cómo es un día típico en tu alimentación?
¿Haces ejercicio? Si es así, ¿qué tipo de ejercicios? ¿Con qué frecuencia?
¿Qué dificultades te plantea el control de la diabetes?
Qué puedes hacer mientras tanto
Si tu nivel de azúcar en sangre permanece fuera del rango objetivo, o si no sabes
con certeza qué hacer en una situación determinada, comunícate con tu médico o
tu educador de diabetes.
by Escrito por personal de Mayo Clinic