1. ¨BENEMÉRITA ESCUELA NORMAL
MANUEL ÁVILA CAMACHO¨
CUARTO SEMESTRE EN LA
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN
PREESCOLAR
Curso: educación histórica en el aula
Maestra: Martina Alvarado Sánchez.
Alumna: Lizbeth Carolina Vázquez González
Trabajo: Mi historia.
Licenciatura en educación preescolar
2. Mi nombre es Lizbeth Carolina Vázquez González. Para poder llegar a este mi mundo mi
madre me engendro durante nueve meses de embarazo, Nací en Villanueva, Zacatecas, un
10 de julio del año 1995 a las 10:00 pm en el hospital rural del municipio. Mis padres son
Jesús Manuel Vázquez Espinoza y Alicia González Carrillo. Soy la hija mayor. Además
tengo una hermana menor, Nancy Daenna Vázquez González, y dos medios hermanos, a
los que quiero mucho, Víctor Manuel Vázquez Castillo y Omar Alejandro. Todo el
transcurso de mi vida lo he vivido en Villanueva, a la edad de cinco años ingresé al jardín
de niños “Ricardo Flores Magón”, ahí cursé un año. Poco después falleció mi abuelita
materna, fue una pérdida muy dolorosa, aunque yo aún era muy pequeña y no comprendía
muchas cosas me fue difícil el poder asimilar que ella había fallecido.
Durante mi estancia en preescolar tuve grandes retos, y aprendí de cada uno de
ellos. Fui la sargenta de la escolta, participé en bailables, en rondallas. Tuve muchas
experiencias que marcaron mi vida, entre ellas el nacimiento de una ilusión: ser maestra de
preescolar; pero como era niña los adultos ignoraban mi vocación.
En esta etapa conocí a mis primeros amigos, además de que tuve una maestra muy
especial que me enseñó muchas cosas, principalmente que la vida estaba comenzando para
mí y con ella mis responsabilidades, al tiempo que incrementó mis conocimientos. Tenía
una manera tan especial de darnos clases que me gustaba ir al jardín de niños, pues ella
hacía que aprendiéramos de diferentes formas, con dinámicas y juegos.
Mi maestra de preescolar tenía arte para enseñar. De acuerdo con Tenti (1999; 121)
“el magisterio no se define como una profesión sino como misión y sacerdocio¨. Así que
cuando llegó el momento de pasar a mi segunda etapa, la primaria en la escuela primaria
“Ignacio Manuel Altamirano”, hubo un cambio radical en mi vida, pues tenía que comenzar
en otra escuela, lo cual implicó un cambio tanto social como psicológico, porque
significaba conocer nuevos amigos, nuevos maestros, y adquirir nuevos conocimientos.
Los primeros días en mi nueva escuela fueron algo incómodo, sentía miedo de ir ahí
porque no conocía a nadie; pero después de un tiempo conocí a personas que me ayudaron
a fundamentar mis conocimientos. Comprendí lo que es la responsabilidad de tareas, en
esta etapa cursé seis años. Aquí conocí a algunos de mis mejores amigos, cuya amistad
actualmente conservo.
Obtuve durante esta etapa reconocimientos por mejor promedio, así como becas que
ayudaron en mi desempeño académico. Tuve profesores que no sabían lo que realmente era
ser maestro, ya que trataban mal a los grupos. Por ejemplo la maestra Narcisa, quien era
muy estricta, nos ponía a hacer cosas que no tenían nada que ver con la clase, como bordar,
coser, tejer, hacer manualidades con madera y alambres, gritaba y nos pegaba con el metro.
Pero así como tuvimos esa maestra que para mí fue bastante severa, también hubo maestros
que hacían que el sueño de ser docente incrementará pues, con la forma en que a diario nos
daban clases demostraban que no todos los maestros eran iguales. En mi etapa de primaria
nació mi hermana menor, y con ella llegó a mi casa la alegría de tener un bebé, un nuevo
miembro en la familia.
Cuando llegó el día de la graduación, las lágrimas brotaron de mis ojos ya que había
compartido seis años de mi vida con los maestros que enseñaban todos los días algo
novedoso. Pero así como las lágrimas de tristeza se mostraban a plena luz, también las
lágrimas de alegría se veían florecer, junto a la incertidumbre de lo que pasaría en la
próxima etapa de vida.
3. Comenzó una tercera fase que marcó mi vida para siempre, la Secundaria Técnica
Industrial No. 75, donde cursé tres años. No fue difícil adaptarme a ella, ya que algunos de
mis amigos de la primaria también estudiaban en esa institución, y desarrollamos
capacidades mentales, sociales, físicas y emocionales. Tuve experiencias buenas y malas.
Lo más importante es que fui constante con mi idea de ser maestra, con mi buen promedio,
lo cual me valió para integrar la escolta oficial además de que durante esta etapa ingrese a
un grupo juvenil llamado MPVC (Movimiento de Pandillas de Vida Cristiana) en el que
actualmente permanezco activa.
Como dice el libro El personal docente en busca de nuevas perspectivas, se tiene
que incentivar a cada persona para aprovechar las situaciones que se le presenten en la vida.
Creo que eso es lo que hice en este periodo: aprovechar al máximo todas las oportunidades
que se me presentaron, todos los momentos que viví, y como en la primaria, me gradué con
honores.
Al concluir mis estudios de secundaria ingresé al Centro de Bachillerato
Tecnológico agropecuario No. 188, donde cursé la carrera técnica en Administración y
Contabilidad Rural de Empresas, en el cual hubo tropiezos y triunfos. Mostré toda la
disposición y actitud en esta fase formativa. Aprendí cómo definir mi futuro, a tomar mis
propias decisiones, a ser responsable, y continué participando en deportes y actividades
académicas.
Tuve maestros que me ayudaron en mi camino a la consolidación académica en la
preparatoria, uno de ellos fue la maestra Ma. Concepción Sánchez González, quien me
motivó a seguir mis sueños y a no darme por vencida ante los obstáculos que la vida
presenta. También supe –cuando las personas me preguntaban a qué quería dedicarme
cuando saliera de la preparatoria– que quería ser maestra de preescolar.
Al graduarme obtuve mi certificado, y aparte de eso mi cédula y título profesional,
debido a que los alumnos de los CBTa egresan con un bachillerato y una carrera técnica.
Además de que durante esta etapa fui coordinadora del grupo llamado MPVC
(Movimiento de Pandillas de Vida Cristiana) en el cual actualmente soy constante.
Antes de mi graduación recibí la noticia de que estaban abiertas las preinscripciones
en la Benemérita Escuela Normal “Manuel Ávila Camacho”, así que no dudé más y preparé
mis documentos. Estaba decidida a lograr ese sueño que inició en preescolar. Me preparé
para el examen que decidiría mi estancia en esa escuela y –a pesar de la negativa de algunas
personas– varios maestros me apoyaron en este paso tan importante.
Recuerdo los nervios que sentí cuando acudí a presentar el examen de admisión, y
aún más la incertidumbre con que viví hasta el día que publicaron los resultados, donde con
gusto pude constatar que había sido aceptada en la BENMAC. En mi primer día de clases
conocí a algunas de mis amigas: Diana Guadalupe e Ilse. Asimismo he tenido la
oportunidad de conocer a maestros cuyas clases son muy originales, dinámicas y
productivas, y de esta manera sé que definitivamente la docencia es mi profesión ideal.
Estoy orgullosa de todo lo que he logrado y soy consciente de que es
responsabilidad del educador provocar el deseo de aprender. No nos podemos contentar con
“dar de beber a quienes ya tienen sed; también hay que dar sed a quienes no quieren beber”
(Philippe Meirieu). Tal y como lo menciona Delors (1996): “[…] la educación debe
estructurarse en torno a cuatro aprendizajes fundamentales que son: aprender a conocer,
aprender a hacer, aprender a vivir juntos, aprender a ser”. Actualmente curso el cuarto
semestre de la licenciatura en educación preescolar, y durante este tiempo he tenido la
oportunidad de vivir nuevas experiencias, situaciones, y vivido momentos que me son
4. gratos y significativos, y quiero seguir logrando obtener nuevas experiencias, y recibiendo
nuevas sorpresas…….
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