1. SIGMUND FREUD
EL PADRE DEL SICOANALISIS
“LOS SUEÑOS SON UNA FORMA DE REALIZAR NUESTROS DESEOS Y
MUCHOS DE ESTOS SON EL RESULTADO DE DESEOS SEXUALES
REPRIMIDOS”
acob Freud y Amalie Nathansohn se casaron el 29 de julio de 1855 .El era
ya un hombre de 40 años, que había enviudado tres años antes de su
primera esposa, Sally Kanner, con la que tuvo dos hijos : Emanuel, nacido en
1832 y Phi l l ipp, en 1836.
Amalié tenía 20 años, un año menos que el menor de sus hijastros. Era alta
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y hermosa, y de carácter alegre.
Jacob era un comerciante en lanas, judío, oriundo de Galicia, Ucrania. Amal ié judía
también, procedía de la misma región, pero su familia había emigrado a Viena cuando
era pequeña.
Fue en Viena donde Jacob y Amalié se conocieron. Después de la boda la pareja se fue
a vivir a Freiberg, un pueblito situado en la región austrohúngara de Moravia, donde
él estaba establecido.
Pronto Amalié quedo embarazada. El martes 6 de mayo de 1856, ella daba a luz en la
única habitación de la humilde pieza alquilada que ocupaban en el piso superior del
número 117 de la calle Schlossergasse. En la planta baja vivía con su fami l ia un
herrero checo apellidado Sajichk, propietario del inmueble y quien tenía establecido
su tal ler en el mismo lugar.
Eran las 6:30 de la tarde, cuando el bebe lanzo su primer grito. Una anciana
campesina había profetizado a Amalié, aun antes del parto que traería al mundo un
gran hombre. No podía imaginar ella que su hijo se convertiría en el más renombrado
siquiatra, creador de la revolucionaria teoría del sicoanál isis y de la doctrina del
subconsciente, expuesta en escrito de di fusión universal .
El pequeño fue bautizado como Sigismund Schlomo Freud. En su temprana juventud,
él omitiría el Schlomo y cambiaría definitivamente el Sigismud por la abreviatura
Sigmund. No tardo Amalié en apodar a su hi jo Sigi . Pronto el la estaba en cinta
nuevamente, y entonces tomo como niñera de su hijo a Monika, la esposa de Sajick.
En octubre de 1857, Amalié daba a luz a su segundo hi jo, Jul ius. La l legada del
hermanito despertó en Freud unos celos terribles. Pero Julius falleció a los 7 meses de
haber nacido. Freud escribiría sobre esas memorias: “Rec i bí a mi he rmano , un año
2. menor que yo, que murió uno meses después, con malos deseos y genuinos celos
i nfanti l e s…Su mue r te d e jo e n mi e l ge rme n d e l autor reproche “.
Su supuesta satisfacción solo le trajo sentimientos de culpa, y ese mismo año, el
destino que lo había liberado de su rival Julius, le hizo una jugarreta trayéndole a su
hermana Anna, a la que el considero una usurpadora y una extraña. Para aumentar la
confusión de Sigi, durante el parto de Anna, Philipp denunció a Monika, la niñera, por
robarles, y esta termino en la cárcel .
Por otra parte, su compañero de juegos era su sobrino John, hijo de su medio hermano
Emanuel, solo un año mayor que él, lo l lamaba “ tío Sigi “. Los dos se adoraban, pero el
cariño y la hosti l idad alternaban sus combates y juegos.
¿Pero porque le has pegado a Jonh? Le preguntaba su padre. Le he pegado porque él
me ha pegado primero respondía Sigi .
La relación con su sobrino influyo de un modo indeleble en la naturaleza de las
amistades y enemistades de Freud. El constataría años más tarde.
Tener un amigo íntimo y un enemigo detestado ha sido una necesidad en vida
afectiva. Me he recreado siempre con ello y con frecuencia mi ideal infantil ha estado
tan próximo, que amigo y enemigo se han fundido en uno.
En 1860, su padre estaba casi arruinado, porque los ataque contra los judíos cada vez
eran más violentos y frecuentes en Freiberg. Jacob y Amal ié se vieron obl igados a
emigrar con sus pequeños a Viena, la gran capital del Imperio mientras que Emanuel
con su fami l ia, y Phi l ipp lo hacían a Manchester, Inglaterra.
Estos fueron tiempos de gran intensidad emocional para Freud, de tan solo 3 años de
edad, que de golpe perdió en aquella mudanza a Jonh, su compañero de juegos, a sus
medios hermanos mayores, y de su amado pueblo natal .
Según el biógrafo Fidel Cordero Amparo, autor del l ibro Sigmund Freud, durante la
primera etapa del traslado a Viena, Freud recordaría haber visto a su madre desnuda
y haber dormido a su lado.
Ese incidente despertó su l ibido (deseo sexual), un acontecimiento que sería crucial en
su carácter y que el descubriría en el curso de su autoanálisis, así como ambivalencia
que sentía hacia a su padre, que por su edad podría ser su abuelo y suscitó en él un
primer complejo de resistencia.
De su madre, confesaría que le venía su” sentime ntal i d ad “y su se gur i d ad en sí
mi smo, y escribió en su adulte z: “Cuand o al gui e n ha si d o si n d i sc usi ó n e l hi jo
predilecto de su madre, conserva durante toda la vida ese sentimiento de
conquistador, esa seguridad del éxito que l uego en l a realidad r arame nte sati sfac e ”.
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3. De su padre resaltaría un sentimiento humillante. Cuando tenía 7 u 8 años. Freud
orino voluntariamente en el dormitorio de sus padres. Después de darle una buena
reprimenda, su padre exclamó:
¡ La verdad es que nunca sacaremos nada bueno de este niño !. La frase lo hirió
profundamente y en su etapa onírica, Freud escribiría:”En mis sueños esta esce na se
repetía muy a menudo, y siempre acompañada de una enumeración de mis trabajos y
de mis é xitos, como quisiese decirme:”Ya lo ves, a p e sar d e to d o , he l l e gad o a se r
al gui e n”.
Otro de los recuerdos dolorosos fue cuando su padre le conto un incidente de su propia
juventud:
Paseaba por las calles de Freiberg cubierto con un sombrero de piel, cuando paso un
c r istiano que de golpe de arrojo el sombrero al barro al tiempo que gritaba:” ! Bájate de
la acera, judío!”.
¿Y tu como reaccionaste? Le pregunto Freud.
Me baje de la acera para recoger el sombrero respondió.
Recordar la falta de coraje de su padre para defenderse, siempre fue motivo de
pesadumbre para Freud.
En los desplazamientos para l legar a Viena hubo de ver el por primera vez, el
ferrocarril, el medio de transporte más formidable de la época y también el alumbrado
de gas. Según Ernest Jones, autor de la biografía The l i fe and Works of Sigmund
Fr eud, l a l uz del le hizo pensar al pequeño Si gi en “almas de difuntos ardiendo en el
i nfi e r no ”.
Su familia se instalo en el barrio judío de Leopoldstadt, donde sufrieron varias
mudanzas en apartamentos muy reducidos. Desde entonces, Freud tenía que
compartir a su madre con otras nuevas hermanas que llegaron consecutivamente. En
1860, Rosa, Marie en 1861; Dol fine en 1862 y Paul ine en 1863. En 1866 nacía
Alexander, el hermano.
El temor constante a la pobreza quedo grabado en la mente de Freud para siempre, y
su estado de ánimo, como el mismo escribiría en una carta privada a un amigo,
dependería de sus ingresos.
Pero públicamente, Freud no quiso recordar las penurias económicas que le toco vivir,
so l o se ñal aba:”No val e l a p e na habl ar so br e e so s año s d ur o s”.
De su madre. Freud recibió las primeras lecciones escolares, luego su padre se hizo
cargo de su educación hasta que el cumplió los 9 años de edad, cuando aprobó, con un
año de anticipación, el examen de ingreso en el Sperl Gymnasium, el instituto de
enseñanza secundaria.
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4. Freud fue un estudiante brillante y a los 16 años volvió a visitar A su añorado pueblo
Freiberg. Allí se alojo en casa de los Fluss, una fami l ia amiga de sus padres y se
enamoro por primera vez en su vida de una hija de los Fluss, l lamada Gisela, de 13
años de edad.
Un día, pensó que tendría valor para confesarle su amor y se dirigió a el la: Gisela le
di jo emocionado. Pero su timidez le impidió emitirle una palabra más y resulto un
amor platónico, pues no se le presento otra oportunidad porque Gisela se marcho de
Freiberg, para continuar sus estudios.
Según el biógrafo Raymond de Becker, en su l ibro La vida trágica de Sigmund Freud,
Jacob alimentaba ambiciones comerciales para su hijo, para lo cual tomo de anzuelo a
su nieta Pauline hija de Emanuel. Freud viajo a Manchester, donde se proyectaba
casarlo con Pauline, para meterlo en los negocios familiares. Pero l a joven no fue la
sirena que esperaban y el proyecto fracaso.
A los 17 años Sigmund Freud se graduó del Sperl Gymnasium, momento en que debía
decidir su futuro. El tenía una gran capacidad para la expresión escrita y para los
idiomas. Dominaba el latín y el griego, el ingles y el francés, había recibido enseñanza
del hebreo y por su cuenta había aprendido el ital iano y el español .
Por algún tiempo, Freud jugó con la idea de estudiar Leyes, lo que le habría facilitado
entrar en la política. Sin embargo siendo judío en Viena las oportunidades habrían
sido más l imitadas. Entonces decidió entrar en la Facultad de Medicina en 1873. En
1875, Jacob recibía ayuda económica de sus hijos mayores desde Manchester, y pudo
mudarse con su familia a una casa de seis piezas. Entonces concedieron a Freud el
privilegio de asignarle un estudio donde acomodo sus libros. Una de sus hermanas
diría: Allí, Sigi recibía a sus amigos de la universidad y tenían interesantes charlas
cientí ficas y fi losóficas.
Durante un servicio militar en 1879, Freud tradujo al alemán un ensayo del fi lósofo
ingles Jonh Stuart Mill sobre la emancipación de las mujeres. A él le gustaba la
ausencia de prejuicios de Mill, pero no le seguía en su combate feminista. Desde su
concepción patriarcal del mundo, Freud consideraba a la mujer como una especie de
“hombr e c astr ad o ”.
Después de los cinco años regulare de estudio, Freud se pudo haber graduado, pero
empleo tres años más cursando seminarios no obl igatorios de física, zoología y
fi losofía. Trabajando en el laboratorio de Ernest von Brucke, una de las
personalidades que mas influyera en su formación, Freud realizo brillantes trabajos
investigativos que lo llevaron a aportar una preciosa contribución a la teoría de las
neuronas, entonces en gestación. También descubrió el valor del cloruro de oro para la
coloración de los tejidos nerviosos y llego a publicar una veintena de trabajos. En el
laboratorio de Brucke, conoció Freud al doctor Josef Breuer, un especial ista en
enfermedades internas 14 años mayor que él, quien se convirtió en su amigo paternal .
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5. En siquiatría, su patrono fue el profesor Theodor Meynert, a quien Freud señalaría
si emp r e c omo e l “ge ni o más br i l l ante que jamás hubi e se e nc o ntr ad o ”.
El 31 de marzo de 1881, Freud obtuvo el doctorado en medicina, pero esto en nada
modifico su vida, pues él siguió trabajando en el instituto de Fisiología de Brücke. Un
día de abril 1882, al volver de su trabajo, se dirigía al estudio como de costumbre
cuando vio a una muchacha sonriente, sentada a la meza pelando una manzana. Se
paró en seco. Indudablemente sintió el flechazo de Cupido, porque cambio el rumbo
hacia ella. Se trataba de Martha Bernays, una joven perteneciente a una tradicional
familia judía. Había venido con su hermana Minna a visitar a las hermanas de Freud.
El padre de las Bernays había muerto hacía años y madre l levaba las riendas del
hogar desde entonces. Esta era una mujer que irritaría a Freud por su ritual idad
rel igiosa.
El acababa de cumplir 26 años y las semanas que siguieron le envió todos los días
una rosa roja a Martha, acompañada con una tarjeta con algún pensamiento su
primer cumplido fue: Eres como una princesa como un cuento de hadas de cuya boca
salen muchas rosas y perlas al hablar. Con motivos de una nueva visita a su casa,
Martha le estrecho la mano por debajo de la mesa. El los guardaron en secreto el
noviazgo. Martha le dio un ani l lo fami l iar a Freud, que más tarde se partió.
En conciencia pregunto Freud ¿Me has querido menos o me has sido infiel como dice la
superstición? ¡Tal vez te quiero más! Respondió ella dulcemente. Freud se torturaba
porque sentía celos de Max Meyer, un primo de Martha, artista de profesión, que
había sido su enamorado antes que él. Después, se enfermo de celos de Fritz Wahle,
un artista también.
Según el biógrafo Roland Jaccard, en su l ibro Freud el conquistador, este era
increíblemente supersticioso. Cuando era todavía un muchacho, había elegido el
número 17 en una lotería que revelaba la naturaleza de los caracteres y saco la
p alabra “constancia”. Por e so, eligió un día 17 para comprometerse con Martha y fue
en el mes de junio. Una vez hecha la petición de mano, la suegra, a quien no le
gustaba Freud, porque era un hombre si dinero ni estabilidad financiera, se llevo a su
hi ja a residir a Wandsbeck, una pequeña localidad, no sin las fuertes protestas de su
hi ja.
¿No espere nueve años antes de casarme con tu padre? La callo la madre. Durante los
dos días que precedieron a su partida, Freud observo:!te he dado más besos que los
que les he dado a mis hermanas en toda mi vida! Brücke, que conocía lo precario de la
situación de Freud, le dio un consejo: debes ganarte la vida ejerciendo la medicina, si
quieres casarte.
En octubre Freud ingreso como médico interno en el Hospital General de Viena,
donde permanecería tres años, buena parte de ellos en la sección de Neurología. Su
noviazgo con Martha se prolongaría cuatro años y tres meses, en cuyo transcurso ellos
intercambiaron 1.500 cartas. Al principio, Martha empezó a jugar con la idea de
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6. ahogarse en su baño. Freud se consideraba paternal ista y puritano. Le reprocho
haberse subido las medias en pleno Beethovengang, le prohibió visitar a una joven
“c asada antes de su boda”, patinar porque tendría que d ar e l br azo a o tr o hombr e .
Unas cartas eran tiernas, otras estaban l lenas de cálculos para saber el dinero que les
hacía falta para casarse.
Ambos caían unas veces en “neurosis de noviazgo”, descritas más tarde p o r Fr e ud , y
o tras en euforias pasionales. En 1884, Freud le escribió a Martha lo siguiente :”Ay d e
ti , mi princesa, cuando venga. Te besare hasta dejarte morada y te alimentare hasta
que engordes. Y, si eres atrevida, veras quien es más fuerte, una dulce chiquilla que
no come lo suficiente o un hombre salvaje y corpulento que l leva cocaína en su
c ue r p o ”.
La cocaína no era prohibida en ese entonces y Freud hizo estudios sobre el la. El
biógrafo Georg Markus destaca en su l ibro Freud: el misterio del alma, que este había
comenzado a consumir la droga que “lo ponía en su i nsuperable forma física y mental”,
y también descubrió que la cocaína producía un efecto anestesiarte al entrar en
contacto con la piel y con las mucosas. Freud había reparado en la ventajas, pero no en
los peligros de la droga. El no l lego a encontrarse entre las que resultaron adictas a la
cocaína, renunciando a tiempo al pel igroso estupefaciente.
El 13 de junio de1885, Freud obtenía el codiciado nombramiento de Privat Dozent, una
posición prestigiosa que le autorizaba a dar conferencias. También le concedieron una
beca para asistir en Paris a las clases de Jean Marie Charcot, el gran maestro de la
histeria, de la que había hecho un objeto de estudio en sus relaciones con el
hipnotismo.
Cuenta el biógrafo Mauro Torres en su l ibro Freud, biografía critica, que las
enseñanzas de Charcot y sus presentaciones de enfermos en el hospital de la
Salpetriere acabarían l levando a Freud de la neurología a la sicopatología. El
traduciría y comentaría, dos voluminosas obras de Charcot, pro igualmente tradujo el
tratado de Bernheim, entonces de la opuesta Escuela Nancy, sobre el hipnotismo, la
sugestión y la sicoterapia.
En 1886 Freud hizo un breve estudio en Berlin y abrió su primera consulta privada en
Viena. En todos los largos años de noviazgo no habría hecho más que seis visitas a su
novia.
El 27 de junio de ese año, finalmente Martha y él se casaban en Wandsbeck. Como el
matrimonio civil no era reconocido en Austria, se celebro una ceremonia tan senci l la
como fue posible, por la aversión de Freud a los rituales religiosos. Más adelante la
pareja se instalo en un apartamento de Viena que ocuparía hasta 193. El abrió su
segunda consulta en Marie-Theresien-Strasse y comenzó a trabajar con la hipnosis.
Freud y Martha tuvieron seis hijos en nueve años. En 1887, su hijo Jean Martin; en
1891, Oliver; en 1892, Ernest; en 1893, Sofia y Ana, la hija menor, en 1895. Ese año,
vino a vivir con ellos Minna Bernays, la hermana de Martha. Freud estaba entregado
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7. a su trabajo y Martha se dedicaba a las tareas domesticas de madre y esposa. El la
ponía hasta el dentí frico en el cepi l lo de dientes de su marido.
Freud vivía una formidable vida de realizaciones, y a su alrededor se congregaba un
vasto circulo de discípulos, como Carl Jung, Alfred Adler, Sandor Ferenczi , Helene
Deutsch y Ernest Jones, publicaba con éxito sus obras. En 1896, moría Jacob, su padre
y el sufría una grave siconeurosis. Mientras analizaba los turbadores sueños que tenía
c omenzó a hacer uso del “tratamiento de l a conversación” o sicoanálisis, desarrol lado
por su profesor y amigo Breuer. Durante su autoanál isis, Freud estableció unos
dramáticos vínculos emocionales con Wilhelm Flies, un especial ista de garganta,
nariz y oído, de Berlin. Se escribía sin cesar y se reunían de vez en cuando para
celebrar los congresos. La amista término en 1903, debido a la reacción de Freud ante
la teoría de Fl ies a propósito del universal impulso bisexual .
Según Irving, Amy y Silvia Wallace, y David Wallechinsky, autores del l ibro The
Intimate Sex Lives Of Famous People, existen conjeturas de que Freud y su cuñada
Minna eran amantes. A lo largo de 42 años, el dormitorio de Minna solo era accesible a
través del de Freud y Martha, Minna, mas alta y curvilínea que su hermana, er a la
más intelectual de las dos. Freud hallaba en el la a una buena conversadora que
prestaba atención especial a sus ideas de sicoanál isis. A él le encantaba viajar y,
cuando se tomaba sus largas vacaciones, Minna sol ía acompañarlo. Martha se
quedaba en casa. Freud describió a Minna diciendo que era como él; ambo s e r an”
personas salvajes y apasionadas, no del todo buenas”, y Martha era “comp l e tame nte
bue na”.
Carl Jung afirmo que, estando hospedado en Viena en casa del maestro, Minna le
confesó el secreto de que Freud estaba enamorado de ella y que las relaciones entre
ambos eran muy intimas. Puede que, tras haber tenido seis hijos en rápida sucesión,
sus deseos se apagaran por las inquietudes de los anticonceptivos.
En 1908, Freud dijo “El matrimonio deja de satisfacer las necesidades sexuales que
prometía, porque todos los anticonceptivos disponibles hasta ahora deterioran el goce
sexual, hieren las delicadas susceptibilidades de ambos cónyuges e incluso l legan a
p r o vo c ar una e nfe rme d ad ”.
Cuando los nazis llegaron al poder en 1933, quemaron las obras de Sigmund Freud.
Esto es pornografía judía decían molestos. Freud no consiguió escapar a Londres hasta
1938 y fue gracias a la princesa Marie Bonaparte de Grecia, amiga y antigua paciente
suya, que pago al tercer régimen del reich un rescate de 20.000 l ibras por su
salvoconducto. El estaba aquejado de un cáncer de mandíbula y paladar, y paso su
último año de vida en Londres.
Sufría terriblemente porque se negaba a tomar sus calmantes. Prefiero pensar
atormentado que no poder pensar con claridad decía el 230de septiembre de 1939,
Freud fallecía a las tres de la mañana, después de haber entrado en coma, Martha y
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8. el vivieron 53 años de vida matrimonial y ella confeso que nunca hubo entre ellos una
palabra de enfado.
El mayor legado de Freud a la humanidad fue que estableció nuevos rumbos en
relación con la comprensión y el tratamiento de las enfermedades mentales.
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