El uso de abonos orgánicos ha aumentado debido a la demanda de alimentos sanos. Si bien los fertilizantes inorgánicos pueden causar daños al suelo y dependencia de los agricultores, los abonos orgánicos aprovechan residuos, mejoran el suelo y requieren menos energía. No obstante, pueden ser fuentes de patógenos o eutrofización si no se tratan adecuadamente y a veces son más caros.