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Capitulo uno
Dongarrapatay yo.
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Me despertésudando, otra vez; eranalrededor de lasoncey media, doce dela madrugada,
me senté en el borde de la cama, con mucha cautela para no hacer bulla, en todo caso fue en
vano porque la parte de arriba de la litera se movió al sentarme.
—deja dormir, Emmanuel— escuché el leve quejido entre dormido de mi compañero
de litera.
Me levante con suavidad, esta vez sin que la litera rechinara, me dirigía al baño, abrí la puerta del
dormitorio la dicha puerta conducía hasta un pasillo largo con ventanas anchas y barrotes cual
cárcelmedieval, dichopasilloera tenebroso a estashoras, según mis compañeros, yo, a diferencia
de ellos, ya me había acostumbrado a andar de noche por los pasillos de este orfanato, nunca fui
capaz de acostarme a la hora que las monjas nos mandaban a dormir, así que acabe
emprendiendo caminatas nocturnas para entretenerme, al final termine conociendo cada rincón
del orfanato, desde el comedor hasta el cuarto de la madre superiora.
Una vez llegue al baño me lave la cara para despejarme un poco, después me vi en el espejo,
tenía el pelo revuelto y enmarañado, parecía que me hubiera atacado una bandada de pájaros
furiosos o algo por el estilo, tenía la camiseta mal colocada y algo rasgada por el costado; ya lleva
un par de años con la misma camiseta, en realidad me extraña que no se me dañara antes. Tome
un poco de agua del grifo. Después de un rato ahí me di cuenta de que ya no tenía ni rastro de
sueño así que decidí ir a dar un paseo para matar el tiempo y de paso tomar algo de brisa fresca
(porque dentro de los dormitorios hacia un calor que derretiría hasta al mismísimo diablo).
Salí del baño rumbo a la azotea del tercer piso, para por fin recibir algo de frio de la noche, subí
las escaleras y alcance a divisar la luna, el viento ya me golpeaba la cara, me asomé al borde del
muro para divisar la ciudad donde ya yacía la noche, el frio y la oscuridad; aduras penas se veían
las estrellas en el firmamento, además tenía cara de que iba a llover. Me senté en aquel muro a
ver la Cali nocturna; al cabo de un rato de estar viendo la ciudad escuché un ruido sospechoso a
la lo lejos, por un momento pensé que era una de las monjas, no sabía qué hacer, pensé en
esconderme, pero no había donde, era un lugar completamente baldío; al final opté por
quedarmequieto esperandoel regaño, ya inmóvil ymuerto delmiedo alguienme dio un pequeño
empujón.
—¡Buuu! —escuché una voz chillona que conocía muy bien, di media vuelta y
efectivamente, era Víctor
—no asustes así, pirobo— aquel enano se sentó a mi lado, y recostó su cabeza en mi
hombro
— ¿Qué haces aquí a esta hora? — le pregunte.
Me conto que se había despertado poco después de que salí del dormitorio, me siguió hasta la
azotea y decidido que sería divertido dar me un buen susto. Después de que me contara su
pequeña historia ledi un golpecitoen el hombro por aquelsustode muerte que me había pegado
hace un rato.
Al cabo de una hora bajamos al dormitorio y logré que se durmiera unos minutos después. Por
mi parte justo después de que él se durmiera me acosté en mi parte de la litera y caí rendido.
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La hermana claudia nos despertó a las seis y media de la mañana como todos los días, bajamos
directamente a desayunar, había pan con huevo revuelto y agua panela, me senté en la mesa del
fondo del comedor y, como de costumbre, tenía a la garrapata de Víctor pegado a mí. Él se
acomodó a mi lado y empezó a comer entre bostezos y cabezadas, me dio pesar verlo
trasnochado por mi culpa; él acostumbraba a dormir temprano, tenía el sueño liviano, pero caía
como piedra al tocar el colchón.
— ¿dormiste bien? — le pregunté cuando vi su décimo noveno cabeceó
— ¡pues claro, como no me acosté a las dos de la mañana! — me respondió con su
característico sarcasmo.
—nadie te pidió que me siguieras— le dije mientras le revolvía el pelo.
—¡ya deja de hacer eso! sabes que no me gusta, Emanuel — gruño el niñato— además no
quería quedarme solo… así que te seguí.
—hay mucha gente en el dormitorio, no te estaba dejando solo— dije mientras partía un
pedazo de pan.
Sabía perfectamente que no le gustaba que lo dejara solo (o mejor dicho que me fuera a algún
lugar sin él), al fin y al cabo, desde que llego aquí he sido yo quien ha cuidado de él, puesto que
a nadiele importa la llegada delos nuevos huérfanos, excepto a los matones, queles gusta asustar
a los más pequeños y a los nuevos, y precisamente Víctor reunía esas dos características que
tanto atraían a los matones. Para ellos Víctor era como la sangre para los tiburones, los llamaba
a kilómetros de distancia.
El enano-garrapata que me seguía a todos lados, Víctor, llego hace dos años, él tenía unos seis,
siete años; era bajito, langaruto, peli negro, de nariz respingada y con ojos de un color café muy
particular, elcualnosabría cómo poner en palabras, (aundespuésdedos años no había cambiado
mucho, con suerte se habría estirado unos centímetros). Cuando él llego estábamos en el patio
aprovechando nuestro tiempo libre después de clases, yo como de costumbre estaba abajando
por ahí, sin saber quehacer, con un cuaderno viejoen elcualalgunasvecesdibujaba; eldía estaba
fresco, algo raro en Cali, venteaba bastante y la mayoría de niños aprovechaban el buen clima
para la salir a jugar, unos saltaban lazo, otros hacían carreras, algunos jugaban futbol o
basquetbol. Víctor llego sobre las tres o cuatro de la tarde, apenas piso el patio los matones le
pusieron los ojos encima. Élentrotímido alpatio yse quedóquieto, seveía asustado, algonormal
pues era bastantepequeñoy no conocía a nadie, ademásnadie está en un orfanato porque quiera,
la mayoría son abandonados o sus padres murieron, también están los que a los padres les
quitaron la custodia y terminaron aquí, al final da igual cual sea el motivo ninguno es bueno; no
he visto al primer recién huérfano que entre feliz a un orfanato, ni creo que lo llegue a ver.
Unos minutos después de que Víctor llegara los matones se le acercaron.
— veamos, ¿que ahí aquí? — dijo uno de los más grandes
—tenemos a un duende al parecer— dijo otro de los pelados mientras media a Víctor
con la mano.
—Yo no… yo no soy… yo no soy un duende— dijo Víctor con voz temblorosa.
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—que dijiste duende, repetililò pues — lo reto el más grande
—¡que no soy un duende! — grito Víctor. Él más grande lo agarró del cuello de la
camiseta.
—te jodiste, pirobo — el muchacho estaba preparando el puño para darle una paliza, yo
me fui acercando y en el momento en él que tenía ya el puño alzado para pegarle intervine.
—soltalo, imbécil— le dije desde mientras aún estaba a un metro de él .
—No te metas donde no te llaman, huevon— me dijo él que todavía no había abierto la
boca
—que lo soltes, ¿acaso no escuchas bien o qué? —
—a vos que te importa que le haga — me dijo mirándome fijamente a los ojos mientras
aun sostenía a Víctor de la camiseta— no se me da la gana soltarlo.
—no te estaba preguntando— me acerque a él, rompiendo el metro de distancia que nos
separaba— te estoy diciendo que lo soltes.
En ese momento él tipo soltó a Víctor
—si tanto quieres que no le pegue a este niñito pues los golpes te los llevas vos— ese
momento aquel tipo que me duplicaba la altura se abalanzo hacia mí para atacarme, yo esquive
su primera embestida, después uno de los de su grupito me sujetó de los brazos dejándome
inmóvil — date por muerto.
En ese momento moví mi cabeza hacia tras con fuerza y le pegue al tipo, que me sujetaba con
fuerza, en el pecho, inmediatamente él me soltó y cuando quede libre el otro sujeto se me vino
encima y me tiro al piso, lanzo un puñetazo a mi cara e instantáneamente corrí mi cabeza para
esquivarlo, el tipo que me tenía contra el suelo termino pegándole al piso y yo aproveche para
lanzarle un golpe en toda la cara, con ese solo golpe lo quite de encima mío, después me levante
del suelo, cuando por fin estuve en pie él más grande se me acerco y me encajo un puño en el
estómago, me quede sin aire y él aprovecho para golpearme más, a duras penas me podía
mantener en pie, logre taparme de varios golpes, hasta que, en un momento de descuido por
parte de él, logre encargarle uno que otro golpe hasta que en un instante conseguí esquivar una
patada y lo agarre del pie, lo sujete con fuerza y lo lance le lejos de mí, el tipo cayó al piso de
espaldas y justo cuando él se estaba levantando llegaron las monjas a separarnos. Cuando nos
distanciaron lo pude ver bien, él estaba sangrando por uno de los puñetazos que le había dado y
su espalda vuelta nada, los otros dos sujetos de su pandilla estaban todos raspados y con
moretones, el tipo que había estado encima mío tenía la cara hecha un cuadro y el otro era el
menos lastimado, soloun raspón de cuandole di el cabezazoy callocontra una pared; en cambio
a mí ellos me habían reventado la boca de uno puñetazo, tenía raspaduras en los antebrazos de
cuando me habían tirado al piso y no estaba respirando bien después del puñetazo en el
estómago. Me llevaron a mí y uno de los de la pandilla a la enfermería, a los otros dos los fueron
directamente al hospital, esos dos se veían realmente mal, los había dejado hechos polvo.
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Por fortuna para mí varios niños del orfanato habían visto bien lo que paso y, por suerte que
nunca tengo, les dijeron a las monjas lo que había pasado: que ellos (los matones) habían
empezado la pelea porque yo les había dicho que no molestaran al niño nuevo y posteriormente
ellos me habían atacado, que yo me defendí como pude y pues terminamos en una pelea de tres
contra uno.
Aunque las monjas me conocían como un rebelde pelietas que no se juntaba con nadie, el
testimonio de un único niño vasto para que terminaran de creer la historia que contaban los
niños, por supuesto hablo del testimonio Víctor; tenía sentido, al fin y al cabo, fue él quien vio
la pelea más de cerca y sabía que me pelee por protegerlo a él. Así que pesar de que siempre
había sido un dolor de cabeza para lasmonjas no les quedaba más remedio quecreer lo que paso
y dejarme en el orfanato, porque de no ser por aquel testimonio, me hubieran mandado de una
vez por todas a la correccional de menores.
Yo estuve una y media en la enfermería, él otro tipo salió tras tomarse un acetaminofén. Me
cocieron tres puntos por encima de la ceja, también colocaran hielo para reducir la hinchazón
de la cara, luego desinfectaron las heridas más profundas que tenía, después me aplicaron una
inyección y luego de todo eso por fin me dejaron descansar en la camilla de la enfermería.
Me dolía hasta el pelo, me había golpeado muy fuerte, a pesar de que logre cubrirme de muchos
de los golpes que lanzaron y esquivar muchos otros, aunque yo no era precisamente debilucho
los chicos con los que me había peleado me duplicaban la edad, la estatura y la fuerza,
compararme con ellos era como comparar a un ratón y a un elefante, a pesar de aquello esta vez
este ratón les gano.
Es verdad que tengo pinta que langaruto, pero no soy para nada débil, más que todo no lo soy
porque en este lugar se comen vivos a las débiles.
Ya un poco más tranquilo, viendo el techo mientras descansando en la camilla me puse a pensar
en lo que había hecho, no entendía por qué quisedefender a aquelniño que ni conocía, esverdad
que nunca me había gustado que molestaran a los más pequeños, pero nunca hacia nada, solo
me alejaba para no quedar involucrado, a pesar de ser un “pelietas” sabia en que peleas meterme,
además, aun que las monjas nunca me fueran a creer yo nunca iniciaba las peleas en las que
terminaba implicado, yo solo peleo si el primer golpe lo lanza la otra persona, nunca voy a ser
yo quien golpe primero a menos que me vayan a robar como ya ha pasado un par de veces.
Supongo que simplemente me dio algo de pesar de aquel niño o ya me habían cansado de
mesiado elgrupito de matonesdel orfanato, sea como fuesepor primera vezhabía quedadolibre
de culpa, lo único que me dijeron lasmonjas es que si volvía a ver quealguienestaba molestando
a otra persona avisara a alguna hermana.
Al cabo de la hora y media salí de la enfermería rumbo al comedor donde ya estaba lista la
comida, como de costumbre caminé bajo la atenta mirada de muchos de los huérfanos hasta la
mesa delfondo delcomedor con mi bandeja de comida, pues cada vez queme peleaba ydespués
iba a hacer alguna otra cosa todos me miraban como si fuera una especie totalmente diferente a
ellos. Lo único diferente ese día era que cuando me senté a comer vi como una persona se
acercaba.
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—¿puedo sentarme contigo? — pregunto una vocecita tímida. Alcé la cabeza y lo vi, era
el niño que había defendido esa tarde.
—como quieras, no tengo problema— le dedique una pequeña sonrisa.
—me llamo Víctor—me dijo mientras se sentaba.
—yo Emanuel, mucho gusto — dije extendiendo la mano, él hizo lo mismo y nos dimos
un fuerte apretón de manos.
—Gracias por lo de esta tarde, no tenías por qué hacerlo— dijo mientras comía con
ansias su plato de lentejas.
—no pasa nada, solo quería hacerlo— seguí comiendo.
— ¿te duele mucho? — me pregunto un poco nervioso
—más o menos, pero me han pegado peores— le respondí mientras tomaba un poco de
jugo.
—eres muy fuerte para aguantar eso.
—aquí hay que ser fuerte para poder estar en paz, te lo dice alguien que lleva aquí toda
la vida.
—¿porque estás aquí desde hace tanto tiempo? — preguntó el pequeño
—mis padres me tiraron aquícuando nacíy ninguna familia quiso adoptarme, y ya es casi
imposible que me adopten, todas las familias quieren bebes.
—sí, no eres precisamente un bebe, estas un poquito grande— dijo entre risas.
—muy chistoso —dije con una sonrisa— y tu ¿Por qué estás aquí?
—Mis padres murieron hace poco en un accidente. Un camión se nos atravesó en la
carretera y pues…— en ese momento enmudeció.
—no tienes por qué contarme el resto de historia, nadie está aquí porque quiere, te lo
aseguro.
Desde aquel día Víctor nunca se separó de mí, además tuvo la suerte que le asignaran la parte de
arriba de mi litera. Con el tiempo nos volvimos más cercanos, hacíamos casi todo juntos, más
que todo porque él nunca se separaba de mí, solo cuando teníamos que ir a clases nos
distanciábamos y eso que me tocaba llevarlo esta su salón y si salía antes que él lo esperaba en la
puerta de su clase (a día de hoy las cosas siguen siendo iguales). Al principio las monjas se
sorprendían mucho de que yo tuviese un amigo, porque todos los del orfanato incluidas las
monjas creían que era un antisocial, pero en realidad nunca me molesto que la gente me hablara
o se acercaran a mí, simplemente no me interesaba hablar o juntarme con alguien, así que no iba
a ser yo quien diera el primer paso para socializar; siempre estuve bien solo y no me interesaba
cambiar eso, hasta que llego don garrapata y se sentó en la mesa donde yo estaba.
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Terminamos de desayunar y lo llevé, como todos los días, hasta su salón de clases, y yo me fui
al mío. yo estaba cursando cuarto de bachillerato y él apenas segundo de primaria. La primera
hora de clases fue una eternidad y todas las demás también, alcance a dibujar en todos las clases
cosas diferente, en algebra dibuje una caricatura del profesar, en ingles me puse a dibujar un
personaje de la televisión, en ética dibujeun tiranosaurio rex vestido de Hitler con corbata y con
un mango en la mano, la única clase que no dibuje fue en educación física; el día fue larguísimo
y aburridor aunque educación física no fue tan mala, a pesar de que me tiraran unos diez
balonazos; me gusta hacer ejercicio, pero no los balones, en realidad no sé porque no me gustan,
pero los prefiero lejos de mí. Al acabar las horas de clase me fui a esperar a Víctor a su salón, me
quede afuera mientras él empacaba sus cosas cuando salió le revolví el pelo como de costumbre,
luego agarre su maleta y me la tercie en la espalda gusto al lado de la mía, él intento saltar para
quitármela mientras alegaba que él era lo suficientemente grande como para cargar su maleta, yo
hice caso omiso y empecé a caminar, al final él se rindió y dejo de alegar que le pasara su maleta,
nos fuimos hablando camino al dormitorio, al llagar le pase su maleta y solté la mía encima de
mi parte del camarote, después de eso me dirigía a las duchas para bañarme, venia muy sudado
de educación física, Víctor se quedó en el dormitorio sacando los cuadernos en los cuales tenía
tarea, después de ducharme me vestí y volví al dormitorio.
—¿qué haces? — le pregunte a Víctor que estaba sacando cosas de mi maleta.
—viendo si tienes tareas— alce una ceja— siempre dices que no tienes y yo siempre
termino haciendo tareas solo en la biblioteca.
—eso es mentira, yo siempre te acompaño a la biblioteca y me quedo hay contigo— dije
evadiendo el tema de que no hago tareas.
—ya ves sí que tenes, que no las hagas es otra cosa— cogí mis cosas que estaban regadas
—bueno pues vamos a hacer tareas— cuando me iba a poner a revisar de cuales
cuadernos tenía tareas Víctor dijo— tienes tarea en algebra, español, geometría e historia.
—¡mijo, pero usted no corre si no que vuela! — cogí los cuadernos de dichas materias y
salimos rumbo a la biblioteca.
Al final termine mamándole gallo a Víctor y no hice tareas, eso sí le ayude con las de él como
siempre, las tareas de un niño de segundo son demasiado fáciles. Cuando terminamos volvimos
al dormitorio para dejar nuestras cosas, había varios niños en el dormitorio jugando juegos de
mesa o haciendo tareas en sus literas también había unos pocos dormían. Mientras
organizábamos nuestras cosas se escuchó por los altavoces— todos reuniré en el auditorio principal
para la visita de posiblesfamiliasadoptivas— se escuchó la vos de la madre superiora por el altavoz.
—¡que pereza esa, ¿vaina era hoy?!— se escuchaba a lo lejos.
— ¡¿y uno para que va a esas cosas si nunca nos adoptan?! ¡Solo quieren a los bebes! —
decía otro chico por ahí.
—de todas formas, hay que ir, no creo que quieran que la novia de Drácula nos regañe (así
le dicen a la madre superiora).
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Todos bajaron en un mar de murmullos de protesta, la mayoría ya se daba por vencido, nadie
creía que lo iban a adoptar, algunos incluso habían pasado por familias adoptivas o casas de
acogida y los habían devuelto aquí por x o y motivo, quien iba a tener esperanzas después de que
lo devolvieran como a camisa manchada. Por lo menos yo nunca tuve esperanzas de nada, al fin
y al cabo, a ellos los devolvieron aquí, pero a mí me tiraron no más nacer, algo bastante irónico
que aun ateo empedernido lo tiren a un orfanato de monjas, enserio que la vida se ríe de mi
desde que nací. Nunca pude creer en dios por más de que me metieron la religión hasta por los
ojos, siempre tuve la idea de que si existiera un dios no me hubieran tirado a un orfanato desde
que nací, si existiera dios Víctor aun tendría a sus padres vivos o por lo menos se hubiera ido
con ellos envés de tener que recordé ese día por el resto de su vida, si existiera un dios no
hubieran ilusionados a los niños huérfanos con que habían conseguido una familia que los
adoptase, que para al final terminar devolviéndolos. A diferencia mía Víctor si cree en dios, no
es de los que rezar todos los días, pero él dice que debe existir algo, que no se puede ver o tocar
pero existe, en realidad para tener ocho tiene un criterio muy solito y es bastante inteligente,
algunas veces me pregunto donde aprendió eso, supongo que aprendió eso de sus padres, pero
no puedo tener certeza de ello porque nunca le ha gustado hablar de ellos, la última vez que
hablo de ellos fue el hace un año donde los menciono levemente mientras comíamos, dijo que
las lentejas del orfanato sabían igual a las de su mamá, doy por hecho que por eso las come con
tanto gusto.
Víctor y yo bajamos con los demás como siempre, a él tampoco le gustaba los días que nos
venían a ver familias, pero en su caso no es porque lo hallan desilusionado, el simplemente no
quiere ser adoptado, una le vez le intente insistir para que me contestara porque no quería que
lo adoptaran y se terminó enojando conmigo una semana, de todas formas aunque estuviera
enojado conmigo no era capaz de estar solo así que por una semana no me hablo pero seguía
andando conmigo de arriba para abajo, después de eso no volví a insistir. A pesar de esas dos
grandes diferencias nos llevábamos muy bien (aunque lo de no querer ser adoptado no era una
como tal una diferencia, yo decía que nunca iba a pasar y el que no quería que pasara) algunas
veces él bromeaba sobre mi ateísmo o yo de que él le hiciera mala cara a las parejas de casados
que nos venían a vernos.
Bajamos al auditorio principal, había varias parejas de casados, Víctor y yo nos fuimos a una
esquina, pocas parejas pasaron a saludarnos como ya era costumbre, todos eran muy amables
pero nunca les interesábamos, o por lo menos yo no les interesaba, ya era bastantegrande, tengo
catorce años, nadie quiere adoptar a un adolescente, en cambio a Víctor habían parejas que le
intentaban hablar pero él era tajante, grosero, indiferente y muy irónico, eso no le gustaba
ninguna de las parejas.
Aunque muchos chicos se quejaran de las visitas de posibles familias adoptivashabían unos que
daban todo de si para perder caerles bien a las parejas, yo era cordial y contestaba lo que me
pedían pero por alguna razón a pesar de hacer lo mismo toda la vida nunca le intereseni un poco
a ninguna pareja, mala suerte supongo, ahora me da igual pero al principio he de admitir que
quería ser adoptado, no tanto por tener padres, eso siempre me dio igual, era más porque quería
salir de estas cuatro paredes en las que me había criado.
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La visita de las parejas se demoró como dos horas, Víctor y yo aprovechamos para hablar un
rato, en un momento cuando estábamos hablando me di cuenta de que él se había quedado
profundo recostado en la mesa, recordé que ayer se había trasnochado por mi culpa, agarre entre
mis manos su cabeza con sumo cuidado y lo acosté en mi regazo para que no durmiera tan mal,
cuando se fue terminando la visita lo desperté y le dije que ya era hora de la comida.
Fuimos al comedor y cuando entramos escuchamos un relámpago estruendoso, en definitiva,
iba a caer un aguacero, comimos rápido para poder ir al dormitorio y jugar uno un rato antes de
que nos mandaran a dormir, a pesar de que mañana fuera sábado nos acostabanynos levantaban
a la misma hora de siempre.
Después de comer, bañarnos e ir a cepillarnosjugamos unas partidasde unoy, con de costumbre,
Víctor me gano en todas, no es que lo dejara ganar, soy extremadamente malo en los juegos de
mesa, he perdido con él en ajedrez, parqués, monopoli, y quien sabe en cuantos más juegos que no
me acuerdo he perdido contra él. A las ocho y media vino la hermana claudia a acostarnos,
recogimos y guardamos el uno para luego acostamos en la litera, Víctor dormía en la parte de
arriba, parecía un mico cuando le toca treparse, algunas veces hasta hacia el ruidito de los monos
cuando subía, yo siempre me partía de la risa con cada una de sus ocurrencias.
En menos de cinco minutos Víctor ya estaba roncando, yo seguía despierto. Nuestra litera
quedaba justo al lado de la ventana, al frente de la ventana había una farola que deba algo de luz,
aprovechando mi falta de sueño, agarre unos cuadernos y me puse a hacer tareas, casi siempre
hacia lo mismo, por eso es que nunca hacia tareas en la biblioteca con Víctor prefiero ir a
ayudarlo, a hacer tareas en la biblioteca por la tarde y por la noche no tener nada que hacer.
Cuando termine lastareasfaltabanuncuartopara lasdiez, ya tenía algode pereza, no tenía sueño,
pero no quería salir a la azotea ni dar vueltas por los pasillos, así que me recosté en el colcho
viendo hacia la ventana hasta que me quede dormido.
Estaba en un lugar oscuro y lleno de humo, hacia un frio espectar, se oían mis pasos al caminar, parecía que
estuviera pisandocharcos de algún liquidopegajoso, como si fuepetróleoo agua de pantano. Seguí caminado hasta
que me tope con una pared rocosa, mire hacia arriba y habían estalactitas, al parecer estaba en una cueva voltee
a la derecha y seguí caminando por aquella cueva, el humo cada vez se hacía más espeso y me impedía ver por
donde pasiva, di un pasoen falso y caí por un hueco profundohasta una un poso lleno de agua intente nadar pero
era incapaz, sentía que algo me jalaba hasta el fondo, pataleé con todas mis fuerzas pero fue inútil, algo me jalo
hasta al fondo y me encadeno a una roca. Yo estaba desesperado me estaba quedandosin aire voltee a mira hacia
todos lados, cundo gire a la izquierda vi que Víctor estaba igual que yo, en cadenado a una roca, los dos nos
estábamos quedandosin aire, el primero en que darse sin airefue Víctor, al ver lo así me desesperé, la impotencia
me invadía. yo estaba forcejeando la cadena, era en vano, no funcionaba, ya me estaba muy agitado y no tenía
nada de aire, sentía que me iba a desmayar, pero antes de que eso pasara vi una silueta, era una monja, más
específicamente la madre superiora, estaba sonriendo al verme a mí y a Víctor, en ese momento me percate que no
eremos los únicos en cadenados en ese lugar, habían miles de niños ahí… también vi algo que me causo un miedo
descomunal…
En ese momento desperté dando bocanadas de aire para recuperar el aliento, sentí como si me
hubiera estado ahogando de verdad, tenía el corazón a mil, podría a postar que tenía tabicaría,
me encontraba temblando, me senté en el colcho, para poderme calmar un poco, después de
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unos minutos conseguí respirar con normalidad, pero seguía temblando, esa pesadilla había sido
tan realista. Desde hace días tenía el mismo sueño, me despertaba igual llevaba ya unas dos o
tres semanas así, no conciliaba el sueño después de eso, nunca había tenido pesadillas tan
recurrentemente, normalmente ni soñaba, ¿a qué se deberán estos sueños tan extraños?
Me levante he hice lo mismo que la noche anterior, fui al baño me hache agua y subí a la azotea,
esta vez estaba lloviendo a cantaros, pero había un pequeño lugar techado donde me quede
viendo la noche de lluvia. Eran alrededor de las doce de la madruga.
Literalmente en todos mis años en este lugar nunca había tenido pesadillas tan frecuentemente
tampoco había soñado lo mismo una más de una semana seguida, ni siquiera soy de los que se
asusta con facilidad, pero aquella pesadilla… me da escalofrió de solo recordarla.
La lluvia no daba tregua, yo la contemplaba acompañado únicamente de mis pensamientos, los
cueles tampoco daban descanso, después de un rato me rendir no iba a descubrir porque estaba
soñando eso hay sentado. La noche era helada, y que yo anduviera un pantaloneta y camisilla no
ayudaba a cantarme, a cada minuto que corría, la lluvia se hacía más fuerte, a tal punto que el
choque del agua contra la azotea era tan estruendoso que me impedía escuchar mis propios
pensamientos, de noche Cali se veía preciosa, por lo menos desde donde yo estaba, no puedo
decir si Cali es fea o bonita porque nunca he salido de esta edificio, lo más cercano a conocer
Cali para mi es hasta donde me permite la vista ver desde esta azotea, supongo que ya conoceré
esta ciudad cuando cumpla los dieciocho y me echen de aquí, ahora que lo pienso, ¿qué será de
Víctor cuando me echen de aquí?, nunca soporta que me vaya a alguna parte sin él, pero no me
puedo quedar a si quisiera, no es que quiera, nunca había pensado en que pronto me marcharía
de este lugar, ya faltaban cuatro años, ¿Qué se supone que voy a hacer a ya fuera, si ni siquiera
conozco la cuidad a pesar de a ver vivido toda la vida en ella? Podría buscar a mis padres, pero
de que serviría si me tiraron aquí con unas horas de nacido.
Según me cuentan las monjas un día una mujer llego con un hombre y un niño de brazos, dicha
mujer le pidió a lasmonjas que lo recibieran, que recibieranal niño, ellasle dijeron que le traerían
los papeles para entregarlo al orfanato, pero cuando fueron a traer los papeles para entregarme
alorfanato legalmente, losdos se fueron y me dejaron en una silla envueltoenuna cobija, cuando
las monjas llegaron solo estaba, yo llorando porque me habían dejado solo, en ese momento una
de las hermanas me cargo hasta que deje de llorar me llevaron a la sala de bebes, ni siquiera mis
padres mi pusieron un nombre, mi nombre me lo puso la hermana Beatriz, Emmanuel, porque
primero de enero ese día de san Emmanuel y yo nací ese día en el dos mil cinco. Todo esto lo
sé gracias al hermana Beatriz, la misma que me puso mi nombre, ella es la única de las hermanas
que aboga por mi cuando me meto en problemas, incluso intento no meterme en tantos
problemas por ella. Ella siempre ha sido muy buena conmigo, cuando era más pequeño siempre
jugaba conmigo y me ayudo a aprender a leer y escribir, ella fue la que me trajo por primera vez
a la azotea, y me mostro Cali de noche, ella decía que la ciudad era simplemente preciosa, y que
algún día yo conocería porque lellaman la sucursaldel cielo. Cuando yo tenía sieteaños ella paso
a ser madre superiora todos los niños la querían era muy amable y cariñosa, para ese entonces
ya no pasaba tanto tiempo conmigo, pero sé que siempre estaba pendiente, incluso para mi
cumpleaños número ocho me dio una caja grande de chocolates, una camiseta y unos zapatos.
Era una buena persona siempre ayudaba a los mas que necesitaban, era muy alegre y sabia como
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ganarse a los jóvenes, por más rebeldes que fueran. En el dos mil trece callo enferma, no sé qué
era lo que tenía, pero se le veía muy mal, poco a poco dejo de salir, solo iba de su cuarto a su
oficina y de su oficina al cuarto, si se cruzaba con alguno de nosotros nos saludaba igual que
siempre y preguntaba como estábamos, a pesar de que ella estuviera muy mal siempre se
preocupaba por nosotros, siempre estuvo pendiente de todos, tanto de las monjas como de los
niños, nunca desamparo a nadie. El trece de mayo de ese mismo año murió en su cuarto, se dice
que fue un ataque al corazón, pero solo son rumores, eso lo sé muy bien ella misma me dijo que
estaba pasando; recuerdo que el día anterior me había llamado a su oficina y me dijo que nos
viéramos en la azotea a las doce de la madrugada. Fui puntual a aquella reunión que me había
que ella había planeado.
Recuerdo que cuando fui a su oficina ella me dijo que, si no llegaba al encuentro conmigo, no la
fuera buscar, que podría ser peligroso. Yo no entendía porque me decía eso, solo sé que me lo
hizo prometer que no la buscaría. Que con sus palabras en la cabeza todo aquel día.
Cuando llegue a la hora pactada ella ya estaba ahí, hablamos un largo rato de cosas triviales, me
pregunto cómo estaba, que si ya tenía amigos, o que si me gustaba alguien, yo contestetodas sus
preguntas y hablamosfluido, obviamente a mí no seme olvidaba lo queme había dicho esa tarde
en su oficina, eso me tenía algo contrariado, supongo que ya eran la una cuando ella me hablo
de aquel tema.
—querido, no sé cuánto tiempo me queda aquí— dijo ella con esa voz tan suave y
tranquila que tanto la caracterizaba.
—¿a qué se refiere, madre? — dijo yo ingenuamente
—el clero ya no me quiere en este puesto— dijo acongojada
—¿Por qué no la querían más en el puesto de madre superiora, si todos aquí la queremos
mucho? — la mire con tristeza
—hay algo que el clero quiere hacer que yo he impedid que hagan, y por eso se han
enojado conmigo— dijo ella acariciándome la cabeza
—entonces permíteselo. Dejé que hagan lo que quieren a hacer y así usted se puede
quedar— dije intentando dar una solución
—no es tan simple. mi vida— ella seguía acariciando mi cabeza como lo hacía siempre
que me preocupaba
—¿por qué no es? — otra pregunta ingenua de mi parte
—ellos quieren hacer algo malo y yo me voy quedando sin fuerzas para detenerlos—
tosió y tardo un rato en recuperar el aliento
— Emmanuel, prométeme una cosa, que cuando yo ya no esté vas tener cuidado y que
se quien sea la madre superiora la vas a respetar, pero siempre vas a estar precavido.
14
volvió a toser y entre tosido me dijo— promételo— me miro con cara de angustia— hazlo por
mí.
—lo prometo— después de hacer aquella promesa la abrace con fuerza, como si tuviera
miedo que desapareciera en ese mismo instante.
Nos quedamos un buen rato así hasta que ella me dijo que me fuera a dormir porque mañana
debía ir a estudiar, baje hasta el dormitorio y me fui a dormir, fue la primera vez en mucho
tiempo que soñaba, y no era precisamentealgobonito: estaba en un cuartooscuro, yo la llamaba
para que me sacara de hay y cuando repetía su nombre por decima vez se oía una voz gutural
que decía:
— no te va a servir de nada, llamar a un muerto a que te saque de aquí, estas solo, ella ya no está.
Después de eso me desperté sudando, ya era de día y tenia un muy mal presentimiento, a las seis
y media nadienos despertó, cuando lasmonjas se dicen cuanta de aquello, sepreguntaron donde
estaba la madre superiora fueron a tocar a su cuarto y nadie abrió, después d un rato de insistir,
una de lashermanas vio que la puerta estaba sin llaveasíque la abrió, vieron a la madre superiora
acostada y pálida cuando una de las monjas se hacer le pregunto que como se sentía, no hubo
respuesta, en es momento tocaron el brazo de la madre superiora para despertarla y sintieron la
piel fría, la hermana claudia intento buscar su pulso y no tenia, efectivamente la madre superiora
Beatriz estaba muerta. Nos levantaron con semejante noticia, aquel día el luto de los presentes
se podía palpar en el aire, yo estuve todo el día al borde de las lágrimas, pero como lo he dicho
antes, el que muestra su debida aquí se lo comen vivo así que me guarde mi luto para mí solo.
Mas o menos a las nueve y media de la mañana llego un medico a declarar la hora de muerte,
dijo que había sido un ataque cardiaco, la misa fue esa misma tarde y el entierro seria al otro día,
esa noche nos pusieron a orar a todos por ella, para que su alma descansara en paz, creo que fue
la primera vez que, en vez de fingir rezar, hice una plegaria para que ella estuviese bien. Aquella
noche tuve ningún sueño, pero tampoco dormí muy bien me desperté muchas veces ya cuando
me había despertado por decima vez decidí ir al baño a lavarme la cara, cuando salí del baño vi
lasescalerasquecondecían altercer piso y decidí subir, quería estartranquilo y esesiempre había
asido mi espacio seguro, donde nada me atormentaba, pase el resto de la noche y parte de la
madrugada ahí, en la azotea, en ese lugar logre por fin llorar la muerte de la única que persona
que me había querido de verdad, la única persona que alguna vez me defendió, había perdido mi
la única persona en quien confiaba y a la única persona a quien en verdad le importaba.
Recordar todo aquello me trae mucha tristeza, pero hay algo que me reconforta, a pesar de que
ya no este puedo decir que alguien alguna vez me quiso de verdad. Aunque ahora también tengo
alguien a quien le importo, y él a mí también me importa mucho, por eso tengo miedo de que
nos deparada el futuro, en especial cuando me toque ir me de aquí.
Algunas veces me quedo pensando en que era lo que quería hacer el clero de la madre Beatriz
no permitía, después de su muerte no vi ningún cambio significativo, solo teníamos a una nueva
medré supriora, la madre rebeca, la cual era muy distante los niños y me tenia a mi en un muy
concepto, pero nada fuera de lo normal, yo le caía mal a medio orfanato.
15
Hay veces supongo que no era algo tan importante pero entonces ¿Por qué la madre Beatriz se
veía tan preocupada?, ¿sería algo más serio de lo que pensaba lo que ella impedía que pasara?
Muchas vecesmehice esaspreguntas, pero siempre llegaba almismo punto de inicio donde tenía
más dudas que repuestas.
Baje las escaleras con sumo cuidado ya que no tenia conciencia de que ahora era, así que preferí
ser precavido para que no me atraparan, cuando vi el reloj del portón del segundo piso me di
cuanta que no era tan tarde como pensaba, tenia algo de tiempo para dar una vuelta por el
orfanato, esta algo cansado, pero, tampoco es como si tuviera muchas ganas de volver a dormir
y repetir aquella pesadilla.
16
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  • 1. 1
  • 2. 2
  • 4. 4 Me despertésudando, otra vez; eranalrededor de lasoncey media, doce dela madrugada, me senté en el borde de la cama, con mucha cautela para no hacer bulla, en todo caso fue en vano porque la parte de arriba de la litera se movió al sentarme. —deja dormir, Emmanuel— escuché el leve quejido entre dormido de mi compañero de litera. Me levante con suavidad, esta vez sin que la litera rechinara, me dirigía al baño, abrí la puerta del dormitorio la dicha puerta conducía hasta un pasillo largo con ventanas anchas y barrotes cual cárcelmedieval, dichopasilloera tenebroso a estashoras, según mis compañeros, yo, a diferencia de ellos, ya me había acostumbrado a andar de noche por los pasillos de este orfanato, nunca fui capaz de acostarme a la hora que las monjas nos mandaban a dormir, así que acabe emprendiendo caminatas nocturnas para entretenerme, al final termine conociendo cada rincón del orfanato, desde el comedor hasta el cuarto de la madre superiora. Una vez llegue al baño me lave la cara para despejarme un poco, después me vi en el espejo, tenía el pelo revuelto y enmarañado, parecía que me hubiera atacado una bandada de pájaros furiosos o algo por el estilo, tenía la camiseta mal colocada y algo rasgada por el costado; ya lleva un par de años con la misma camiseta, en realidad me extraña que no se me dañara antes. Tome un poco de agua del grifo. Después de un rato ahí me di cuenta de que ya no tenía ni rastro de sueño así que decidí ir a dar un paseo para matar el tiempo y de paso tomar algo de brisa fresca (porque dentro de los dormitorios hacia un calor que derretiría hasta al mismísimo diablo). Salí del baño rumbo a la azotea del tercer piso, para por fin recibir algo de frio de la noche, subí las escaleras y alcance a divisar la luna, el viento ya me golpeaba la cara, me asomé al borde del muro para divisar la ciudad donde ya yacía la noche, el frio y la oscuridad; aduras penas se veían las estrellas en el firmamento, además tenía cara de que iba a llover. Me senté en aquel muro a ver la Cali nocturna; al cabo de un rato de estar viendo la ciudad escuché un ruido sospechoso a la lo lejos, por un momento pensé que era una de las monjas, no sabía qué hacer, pensé en esconderme, pero no había donde, era un lugar completamente baldío; al final opté por quedarmequieto esperandoel regaño, ya inmóvil ymuerto delmiedo alguienme dio un pequeño empujón. —¡Buuu! —escuché una voz chillona que conocía muy bien, di media vuelta y efectivamente, era Víctor —no asustes así, pirobo— aquel enano se sentó a mi lado, y recostó su cabeza en mi hombro — ¿Qué haces aquí a esta hora? — le pregunte. Me conto que se había despertado poco después de que salí del dormitorio, me siguió hasta la azotea y decidido que sería divertido dar me un buen susto. Después de que me contara su pequeña historia ledi un golpecitoen el hombro por aquelsustode muerte que me había pegado hace un rato. Al cabo de una hora bajamos al dormitorio y logré que se durmiera unos minutos después. Por mi parte justo después de que él se durmiera me acosté en mi parte de la litera y caí rendido.
  • 5. 5 La hermana claudia nos despertó a las seis y media de la mañana como todos los días, bajamos directamente a desayunar, había pan con huevo revuelto y agua panela, me senté en la mesa del fondo del comedor y, como de costumbre, tenía a la garrapata de Víctor pegado a mí. Él se acomodó a mi lado y empezó a comer entre bostezos y cabezadas, me dio pesar verlo trasnochado por mi culpa; él acostumbraba a dormir temprano, tenía el sueño liviano, pero caía como piedra al tocar el colchón. — ¿dormiste bien? — le pregunté cuando vi su décimo noveno cabeceó — ¡pues claro, como no me acosté a las dos de la mañana! — me respondió con su característico sarcasmo. —nadie te pidió que me siguieras— le dije mientras le revolvía el pelo. —¡ya deja de hacer eso! sabes que no me gusta, Emanuel — gruño el niñato— además no quería quedarme solo… así que te seguí. —hay mucha gente en el dormitorio, no te estaba dejando solo— dije mientras partía un pedazo de pan. Sabía perfectamente que no le gustaba que lo dejara solo (o mejor dicho que me fuera a algún lugar sin él), al fin y al cabo, desde que llego aquí he sido yo quien ha cuidado de él, puesto que a nadiele importa la llegada delos nuevos huérfanos, excepto a los matones, queles gusta asustar a los más pequeños y a los nuevos, y precisamente Víctor reunía esas dos características que tanto atraían a los matones. Para ellos Víctor era como la sangre para los tiburones, los llamaba a kilómetros de distancia. El enano-garrapata que me seguía a todos lados, Víctor, llego hace dos años, él tenía unos seis, siete años; era bajito, langaruto, peli negro, de nariz respingada y con ojos de un color café muy particular, elcualnosabría cómo poner en palabras, (aundespuésdedos años no había cambiado mucho, con suerte se habría estirado unos centímetros). Cuando él llego estábamos en el patio aprovechando nuestro tiempo libre después de clases, yo como de costumbre estaba abajando por ahí, sin saber quehacer, con un cuaderno viejoen elcualalgunasvecesdibujaba; eldía estaba fresco, algo raro en Cali, venteaba bastante y la mayoría de niños aprovechaban el buen clima para la salir a jugar, unos saltaban lazo, otros hacían carreras, algunos jugaban futbol o basquetbol. Víctor llego sobre las tres o cuatro de la tarde, apenas piso el patio los matones le pusieron los ojos encima. Élentrotímido alpatio yse quedóquieto, seveía asustado, algonormal pues era bastantepequeñoy no conocía a nadie, ademásnadie está en un orfanato porque quiera, la mayoría son abandonados o sus padres murieron, también están los que a los padres les quitaron la custodia y terminaron aquí, al final da igual cual sea el motivo ninguno es bueno; no he visto al primer recién huérfano que entre feliz a un orfanato, ni creo que lo llegue a ver. Unos minutos después de que Víctor llegara los matones se le acercaron. — veamos, ¿que ahí aquí? — dijo uno de los más grandes —tenemos a un duende al parecer— dijo otro de los pelados mientras media a Víctor con la mano. —Yo no… yo no soy… yo no soy un duende— dijo Víctor con voz temblorosa.
  • 6. 6 —que dijiste duende, repetililò pues — lo reto el más grande —¡que no soy un duende! — grito Víctor. Él más grande lo agarró del cuello de la camiseta. —te jodiste, pirobo — el muchacho estaba preparando el puño para darle una paliza, yo me fui acercando y en el momento en él que tenía ya el puño alzado para pegarle intervine. —soltalo, imbécil— le dije desde mientras aún estaba a un metro de él . —No te metas donde no te llaman, huevon— me dijo él que todavía no había abierto la boca —que lo soltes, ¿acaso no escuchas bien o qué? — —a vos que te importa que le haga — me dijo mirándome fijamente a los ojos mientras aun sostenía a Víctor de la camiseta— no se me da la gana soltarlo. —no te estaba preguntando— me acerque a él, rompiendo el metro de distancia que nos separaba— te estoy diciendo que lo soltes. En ese momento él tipo soltó a Víctor —si tanto quieres que no le pegue a este niñito pues los golpes te los llevas vos— ese momento aquel tipo que me duplicaba la altura se abalanzo hacia mí para atacarme, yo esquive su primera embestida, después uno de los de su grupito me sujetó de los brazos dejándome inmóvil — date por muerto. En ese momento moví mi cabeza hacia tras con fuerza y le pegue al tipo, que me sujetaba con fuerza, en el pecho, inmediatamente él me soltó y cuando quede libre el otro sujeto se me vino encima y me tiro al piso, lanzo un puñetazo a mi cara e instantáneamente corrí mi cabeza para esquivarlo, el tipo que me tenía contra el suelo termino pegándole al piso y yo aproveche para lanzarle un golpe en toda la cara, con ese solo golpe lo quite de encima mío, después me levante del suelo, cuando por fin estuve en pie él más grande se me acerco y me encajo un puño en el estómago, me quede sin aire y él aprovecho para golpearme más, a duras penas me podía mantener en pie, logre taparme de varios golpes, hasta que, en un momento de descuido por parte de él, logre encargarle uno que otro golpe hasta que en un instante conseguí esquivar una patada y lo agarre del pie, lo sujete con fuerza y lo lance le lejos de mí, el tipo cayó al piso de espaldas y justo cuando él se estaba levantando llegaron las monjas a separarnos. Cuando nos distanciaron lo pude ver bien, él estaba sangrando por uno de los puñetazos que le había dado y su espalda vuelta nada, los otros dos sujetos de su pandilla estaban todos raspados y con moretones, el tipo que había estado encima mío tenía la cara hecha un cuadro y el otro era el menos lastimado, soloun raspón de cuandole di el cabezazoy callocontra una pared; en cambio a mí ellos me habían reventado la boca de uno puñetazo, tenía raspaduras en los antebrazos de cuando me habían tirado al piso y no estaba respirando bien después del puñetazo en el estómago. Me llevaron a mí y uno de los de la pandilla a la enfermería, a los otros dos los fueron directamente al hospital, esos dos se veían realmente mal, los había dejado hechos polvo.
  • 7. 7 Por fortuna para mí varios niños del orfanato habían visto bien lo que paso y, por suerte que nunca tengo, les dijeron a las monjas lo que había pasado: que ellos (los matones) habían empezado la pelea porque yo les había dicho que no molestaran al niño nuevo y posteriormente ellos me habían atacado, que yo me defendí como pude y pues terminamos en una pelea de tres contra uno. Aunque las monjas me conocían como un rebelde pelietas que no se juntaba con nadie, el testimonio de un único niño vasto para que terminaran de creer la historia que contaban los niños, por supuesto hablo del testimonio Víctor; tenía sentido, al fin y al cabo, fue él quien vio la pelea más de cerca y sabía que me pelee por protegerlo a él. Así que pesar de que siempre había sido un dolor de cabeza para lasmonjas no les quedaba más remedio quecreer lo que paso y dejarme en el orfanato, porque de no ser por aquel testimonio, me hubieran mandado de una vez por todas a la correccional de menores. Yo estuve una y media en la enfermería, él otro tipo salió tras tomarse un acetaminofén. Me cocieron tres puntos por encima de la ceja, también colocaran hielo para reducir la hinchazón de la cara, luego desinfectaron las heridas más profundas que tenía, después me aplicaron una inyección y luego de todo eso por fin me dejaron descansar en la camilla de la enfermería. Me dolía hasta el pelo, me había golpeado muy fuerte, a pesar de que logre cubrirme de muchos de los golpes que lanzaron y esquivar muchos otros, aunque yo no era precisamente debilucho los chicos con los que me había peleado me duplicaban la edad, la estatura y la fuerza, compararme con ellos era como comparar a un ratón y a un elefante, a pesar de aquello esta vez este ratón les gano. Es verdad que tengo pinta que langaruto, pero no soy para nada débil, más que todo no lo soy porque en este lugar se comen vivos a las débiles. Ya un poco más tranquilo, viendo el techo mientras descansando en la camilla me puse a pensar en lo que había hecho, no entendía por qué quisedefender a aquelniño que ni conocía, esverdad que nunca me había gustado que molestaran a los más pequeños, pero nunca hacia nada, solo me alejaba para no quedar involucrado, a pesar de ser un “pelietas” sabia en que peleas meterme, además, aun que las monjas nunca me fueran a creer yo nunca iniciaba las peleas en las que terminaba implicado, yo solo peleo si el primer golpe lo lanza la otra persona, nunca voy a ser yo quien golpe primero a menos que me vayan a robar como ya ha pasado un par de veces. Supongo que simplemente me dio algo de pesar de aquel niño o ya me habían cansado de mesiado elgrupito de matonesdel orfanato, sea como fuesepor primera vezhabía quedadolibre de culpa, lo único que me dijeron lasmonjas es que si volvía a ver quealguienestaba molestando a otra persona avisara a alguna hermana. Al cabo de la hora y media salí de la enfermería rumbo al comedor donde ya estaba lista la comida, como de costumbre caminé bajo la atenta mirada de muchos de los huérfanos hasta la mesa delfondo delcomedor con mi bandeja de comida, pues cada vez queme peleaba ydespués iba a hacer alguna otra cosa todos me miraban como si fuera una especie totalmente diferente a ellos. Lo único diferente ese día era que cuando me senté a comer vi como una persona se acercaba.
  • 8. 8 —¿puedo sentarme contigo? — pregunto una vocecita tímida. Alcé la cabeza y lo vi, era el niño que había defendido esa tarde. —como quieras, no tengo problema— le dedique una pequeña sonrisa. —me llamo Víctor—me dijo mientras se sentaba. —yo Emanuel, mucho gusto — dije extendiendo la mano, él hizo lo mismo y nos dimos un fuerte apretón de manos. —Gracias por lo de esta tarde, no tenías por qué hacerlo— dijo mientras comía con ansias su plato de lentejas. —no pasa nada, solo quería hacerlo— seguí comiendo. — ¿te duele mucho? — me pregunto un poco nervioso —más o menos, pero me han pegado peores— le respondí mientras tomaba un poco de jugo. —eres muy fuerte para aguantar eso. —aquí hay que ser fuerte para poder estar en paz, te lo dice alguien que lleva aquí toda la vida. —¿porque estás aquí desde hace tanto tiempo? — preguntó el pequeño —mis padres me tiraron aquícuando nacíy ninguna familia quiso adoptarme, y ya es casi imposible que me adopten, todas las familias quieren bebes. —sí, no eres precisamente un bebe, estas un poquito grande— dijo entre risas. —muy chistoso —dije con una sonrisa— y tu ¿Por qué estás aquí? —Mis padres murieron hace poco en un accidente. Un camión se nos atravesó en la carretera y pues…— en ese momento enmudeció. —no tienes por qué contarme el resto de historia, nadie está aquí porque quiere, te lo aseguro. Desde aquel día Víctor nunca se separó de mí, además tuvo la suerte que le asignaran la parte de arriba de mi litera. Con el tiempo nos volvimos más cercanos, hacíamos casi todo juntos, más que todo porque él nunca se separaba de mí, solo cuando teníamos que ir a clases nos distanciábamos y eso que me tocaba llevarlo esta su salón y si salía antes que él lo esperaba en la puerta de su clase (a día de hoy las cosas siguen siendo iguales). Al principio las monjas se sorprendían mucho de que yo tuviese un amigo, porque todos los del orfanato incluidas las monjas creían que era un antisocial, pero en realidad nunca me molesto que la gente me hablara o se acercaran a mí, simplemente no me interesaba hablar o juntarme con alguien, así que no iba a ser yo quien diera el primer paso para socializar; siempre estuve bien solo y no me interesaba cambiar eso, hasta que llego don garrapata y se sentó en la mesa donde yo estaba.
  • 9. 9 Terminamos de desayunar y lo llevé, como todos los días, hasta su salón de clases, y yo me fui al mío. yo estaba cursando cuarto de bachillerato y él apenas segundo de primaria. La primera hora de clases fue una eternidad y todas las demás también, alcance a dibujar en todos las clases cosas diferente, en algebra dibuje una caricatura del profesar, en ingles me puse a dibujar un personaje de la televisión, en ética dibujeun tiranosaurio rex vestido de Hitler con corbata y con un mango en la mano, la única clase que no dibuje fue en educación física; el día fue larguísimo y aburridor aunque educación física no fue tan mala, a pesar de que me tiraran unos diez balonazos; me gusta hacer ejercicio, pero no los balones, en realidad no sé porque no me gustan, pero los prefiero lejos de mí. Al acabar las horas de clase me fui a esperar a Víctor a su salón, me quede afuera mientras él empacaba sus cosas cuando salió le revolví el pelo como de costumbre, luego agarre su maleta y me la tercie en la espalda gusto al lado de la mía, él intento saltar para quitármela mientras alegaba que él era lo suficientemente grande como para cargar su maleta, yo hice caso omiso y empecé a caminar, al final él se rindió y dejo de alegar que le pasara su maleta, nos fuimos hablando camino al dormitorio, al llagar le pase su maleta y solté la mía encima de mi parte del camarote, después de eso me dirigía a las duchas para bañarme, venia muy sudado de educación física, Víctor se quedó en el dormitorio sacando los cuadernos en los cuales tenía tarea, después de ducharme me vestí y volví al dormitorio. —¿qué haces? — le pregunte a Víctor que estaba sacando cosas de mi maleta. —viendo si tienes tareas— alce una ceja— siempre dices que no tienes y yo siempre termino haciendo tareas solo en la biblioteca. —eso es mentira, yo siempre te acompaño a la biblioteca y me quedo hay contigo— dije evadiendo el tema de que no hago tareas. —ya ves sí que tenes, que no las hagas es otra cosa— cogí mis cosas que estaban regadas —bueno pues vamos a hacer tareas— cuando me iba a poner a revisar de cuales cuadernos tenía tareas Víctor dijo— tienes tarea en algebra, español, geometría e historia. —¡mijo, pero usted no corre si no que vuela! — cogí los cuadernos de dichas materias y salimos rumbo a la biblioteca. Al final termine mamándole gallo a Víctor y no hice tareas, eso sí le ayude con las de él como siempre, las tareas de un niño de segundo son demasiado fáciles. Cuando terminamos volvimos al dormitorio para dejar nuestras cosas, había varios niños en el dormitorio jugando juegos de mesa o haciendo tareas en sus literas también había unos pocos dormían. Mientras organizábamos nuestras cosas se escuchó por los altavoces— todos reuniré en el auditorio principal para la visita de posiblesfamiliasadoptivas— se escuchó la vos de la madre superiora por el altavoz. —¡que pereza esa, ¿vaina era hoy?!— se escuchaba a lo lejos. — ¡¿y uno para que va a esas cosas si nunca nos adoptan?! ¡Solo quieren a los bebes! — decía otro chico por ahí. —de todas formas, hay que ir, no creo que quieran que la novia de Drácula nos regañe (así le dicen a la madre superiora).
  • 10. 10 Todos bajaron en un mar de murmullos de protesta, la mayoría ya se daba por vencido, nadie creía que lo iban a adoptar, algunos incluso habían pasado por familias adoptivas o casas de acogida y los habían devuelto aquí por x o y motivo, quien iba a tener esperanzas después de que lo devolvieran como a camisa manchada. Por lo menos yo nunca tuve esperanzas de nada, al fin y al cabo, a ellos los devolvieron aquí, pero a mí me tiraron no más nacer, algo bastante irónico que aun ateo empedernido lo tiren a un orfanato de monjas, enserio que la vida se ríe de mi desde que nací. Nunca pude creer en dios por más de que me metieron la religión hasta por los ojos, siempre tuve la idea de que si existiera un dios no me hubieran tirado a un orfanato desde que nací, si existiera dios Víctor aun tendría a sus padres vivos o por lo menos se hubiera ido con ellos envés de tener que recordé ese día por el resto de su vida, si existiera un dios no hubieran ilusionados a los niños huérfanos con que habían conseguido una familia que los adoptase, que para al final terminar devolviéndolos. A diferencia mía Víctor si cree en dios, no es de los que rezar todos los días, pero él dice que debe existir algo, que no se puede ver o tocar pero existe, en realidad para tener ocho tiene un criterio muy solito y es bastante inteligente, algunas veces me pregunto donde aprendió eso, supongo que aprendió eso de sus padres, pero no puedo tener certeza de ello porque nunca le ha gustado hablar de ellos, la última vez que hablo de ellos fue el hace un año donde los menciono levemente mientras comíamos, dijo que las lentejas del orfanato sabían igual a las de su mamá, doy por hecho que por eso las come con tanto gusto. Víctor y yo bajamos con los demás como siempre, a él tampoco le gustaba los días que nos venían a ver familias, pero en su caso no es porque lo hallan desilusionado, el simplemente no quiere ser adoptado, una le vez le intente insistir para que me contestara porque no quería que lo adoptaran y se terminó enojando conmigo una semana, de todas formas aunque estuviera enojado conmigo no era capaz de estar solo así que por una semana no me hablo pero seguía andando conmigo de arriba para abajo, después de eso no volví a insistir. A pesar de esas dos grandes diferencias nos llevábamos muy bien (aunque lo de no querer ser adoptado no era una como tal una diferencia, yo decía que nunca iba a pasar y el que no quería que pasara) algunas veces él bromeaba sobre mi ateísmo o yo de que él le hiciera mala cara a las parejas de casados que nos venían a vernos. Bajamos al auditorio principal, había varias parejas de casados, Víctor y yo nos fuimos a una esquina, pocas parejas pasaron a saludarnos como ya era costumbre, todos eran muy amables pero nunca les interesábamos, o por lo menos yo no les interesaba, ya era bastantegrande, tengo catorce años, nadie quiere adoptar a un adolescente, en cambio a Víctor habían parejas que le intentaban hablar pero él era tajante, grosero, indiferente y muy irónico, eso no le gustaba ninguna de las parejas. Aunque muchos chicos se quejaran de las visitas de posibles familias adoptivashabían unos que daban todo de si para perder caerles bien a las parejas, yo era cordial y contestaba lo que me pedían pero por alguna razón a pesar de hacer lo mismo toda la vida nunca le intereseni un poco a ninguna pareja, mala suerte supongo, ahora me da igual pero al principio he de admitir que quería ser adoptado, no tanto por tener padres, eso siempre me dio igual, era más porque quería salir de estas cuatro paredes en las que me había criado.
  • 11. 11 La visita de las parejas se demoró como dos horas, Víctor y yo aprovechamos para hablar un rato, en un momento cuando estábamos hablando me di cuenta de que él se había quedado profundo recostado en la mesa, recordé que ayer se había trasnochado por mi culpa, agarre entre mis manos su cabeza con sumo cuidado y lo acosté en mi regazo para que no durmiera tan mal, cuando se fue terminando la visita lo desperté y le dije que ya era hora de la comida. Fuimos al comedor y cuando entramos escuchamos un relámpago estruendoso, en definitiva, iba a caer un aguacero, comimos rápido para poder ir al dormitorio y jugar uno un rato antes de que nos mandaran a dormir, a pesar de que mañana fuera sábado nos acostabanynos levantaban a la misma hora de siempre. Después de comer, bañarnos e ir a cepillarnosjugamos unas partidasde unoy, con de costumbre, Víctor me gano en todas, no es que lo dejara ganar, soy extremadamente malo en los juegos de mesa, he perdido con él en ajedrez, parqués, monopoli, y quien sabe en cuantos más juegos que no me acuerdo he perdido contra él. A las ocho y media vino la hermana claudia a acostarnos, recogimos y guardamos el uno para luego acostamos en la litera, Víctor dormía en la parte de arriba, parecía un mico cuando le toca treparse, algunas veces hasta hacia el ruidito de los monos cuando subía, yo siempre me partía de la risa con cada una de sus ocurrencias. En menos de cinco minutos Víctor ya estaba roncando, yo seguía despierto. Nuestra litera quedaba justo al lado de la ventana, al frente de la ventana había una farola que deba algo de luz, aprovechando mi falta de sueño, agarre unos cuadernos y me puse a hacer tareas, casi siempre hacia lo mismo, por eso es que nunca hacia tareas en la biblioteca con Víctor prefiero ir a ayudarlo, a hacer tareas en la biblioteca por la tarde y por la noche no tener nada que hacer. Cuando termine lastareasfaltabanuncuartopara lasdiez, ya tenía algode pereza, no tenía sueño, pero no quería salir a la azotea ni dar vueltas por los pasillos, así que me recosté en el colcho viendo hacia la ventana hasta que me quede dormido. Estaba en un lugar oscuro y lleno de humo, hacia un frio espectar, se oían mis pasos al caminar, parecía que estuviera pisandocharcos de algún liquidopegajoso, como si fuepetróleoo agua de pantano. Seguí caminado hasta que me tope con una pared rocosa, mire hacia arriba y habían estalactitas, al parecer estaba en una cueva voltee a la derecha y seguí caminando por aquella cueva, el humo cada vez se hacía más espeso y me impedía ver por donde pasiva, di un pasoen falso y caí por un hueco profundohasta una un poso lleno de agua intente nadar pero era incapaz, sentía que algo me jalaba hasta el fondo, pataleé con todas mis fuerzas pero fue inútil, algo me jalo hasta al fondo y me encadeno a una roca. Yo estaba desesperado me estaba quedandosin aire voltee a mira hacia todos lados, cundo gire a la izquierda vi que Víctor estaba igual que yo, en cadenado a una roca, los dos nos estábamos quedandosin aire, el primero en que darse sin airefue Víctor, al ver lo así me desesperé, la impotencia me invadía. yo estaba forcejeando la cadena, era en vano, no funcionaba, ya me estaba muy agitado y no tenía nada de aire, sentía que me iba a desmayar, pero antes de que eso pasara vi una silueta, era una monja, más específicamente la madre superiora, estaba sonriendo al verme a mí y a Víctor, en ese momento me percate que no eremos los únicos en cadenados en ese lugar, habían miles de niños ahí… también vi algo que me causo un miedo descomunal… En ese momento desperté dando bocanadas de aire para recuperar el aliento, sentí como si me hubiera estado ahogando de verdad, tenía el corazón a mil, podría a postar que tenía tabicaría, me encontraba temblando, me senté en el colcho, para poderme calmar un poco, después de
  • 12. 12 unos minutos conseguí respirar con normalidad, pero seguía temblando, esa pesadilla había sido tan realista. Desde hace días tenía el mismo sueño, me despertaba igual llevaba ya unas dos o tres semanas así, no conciliaba el sueño después de eso, nunca había tenido pesadillas tan recurrentemente, normalmente ni soñaba, ¿a qué se deberán estos sueños tan extraños? Me levante he hice lo mismo que la noche anterior, fui al baño me hache agua y subí a la azotea, esta vez estaba lloviendo a cantaros, pero había un pequeño lugar techado donde me quede viendo la noche de lluvia. Eran alrededor de las doce de la madruga. Literalmente en todos mis años en este lugar nunca había tenido pesadillas tan frecuentemente tampoco había soñado lo mismo una más de una semana seguida, ni siquiera soy de los que se asusta con facilidad, pero aquella pesadilla… me da escalofrió de solo recordarla. La lluvia no daba tregua, yo la contemplaba acompañado únicamente de mis pensamientos, los cueles tampoco daban descanso, después de un rato me rendir no iba a descubrir porque estaba soñando eso hay sentado. La noche era helada, y que yo anduviera un pantaloneta y camisilla no ayudaba a cantarme, a cada minuto que corría, la lluvia se hacía más fuerte, a tal punto que el choque del agua contra la azotea era tan estruendoso que me impedía escuchar mis propios pensamientos, de noche Cali se veía preciosa, por lo menos desde donde yo estaba, no puedo decir si Cali es fea o bonita porque nunca he salido de esta edificio, lo más cercano a conocer Cali para mi es hasta donde me permite la vista ver desde esta azotea, supongo que ya conoceré esta ciudad cuando cumpla los dieciocho y me echen de aquí, ahora que lo pienso, ¿qué será de Víctor cuando me echen de aquí?, nunca soporta que me vaya a alguna parte sin él, pero no me puedo quedar a si quisiera, no es que quiera, nunca había pensado en que pronto me marcharía de este lugar, ya faltaban cuatro años, ¿Qué se supone que voy a hacer a ya fuera, si ni siquiera conozco la cuidad a pesar de a ver vivido toda la vida en ella? Podría buscar a mis padres, pero de que serviría si me tiraron aquí con unas horas de nacido. Según me cuentan las monjas un día una mujer llego con un hombre y un niño de brazos, dicha mujer le pidió a lasmonjas que lo recibieran, que recibieranal niño, ellasle dijeron que le traerían los papeles para entregarlo al orfanato, pero cuando fueron a traer los papeles para entregarme alorfanato legalmente, losdos se fueron y me dejaron en una silla envueltoenuna cobija, cuando las monjas llegaron solo estaba, yo llorando porque me habían dejado solo, en ese momento una de las hermanas me cargo hasta que deje de llorar me llevaron a la sala de bebes, ni siquiera mis padres mi pusieron un nombre, mi nombre me lo puso la hermana Beatriz, Emmanuel, porque primero de enero ese día de san Emmanuel y yo nací ese día en el dos mil cinco. Todo esto lo sé gracias al hermana Beatriz, la misma que me puso mi nombre, ella es la única de las hermanas que aboga por mi cuando me meto en problemas, incluso intento no meterme en tantos problemas por ella. Ella siempre ha sido muy buena conmigo, cuando era más pequeño siempre jugaba conmigo y me ayudo a aprender a leer y escribir, ella fue la que me trajo por primera vez a la azotea, y me mostro Cali de noche, ella decía que la ciudad era simplemente preciosa, y que algún día yo conocería porque lellaman la sucursaldel cielo. Cuando yo tenía sieteaños ella paso a ser madre superiora todos los niños la querían era muy amable y cariñosa, para ese entonces ya no pasaba tanto tiempo conmigo, pero sé que siempre estaba pendiente, incluso para mi cumpleaños número ocho me dio una caja grande de chocolates, una camiseta y unos zapatos. Era una buena persona siempre ayudaba a los mas que necesitaban, era muy alegre y sabia como
  • 13. 13 ganarse a los jóvenes, por más rebeldes que fueran. En el dos mil trece callo enferma, no sé qué era lo que tenía, pero se le veía muy mal, poco a poco dejo de salir, solo iba de su cuarto a su oficina y de su oficina al cuarto, si se cruzaba con alguno de nosotros nos saludaba igual que siempre y preguntaba como estábamos, a pesar de que ella estuviera muy mal siempre se preocupaba por nosotros, siempre estuvo pendiente de todos, tanto de las monjas como de los niños, nunca desamparo a nadie. El trece de mayo de ese mismo año murió en su cuarto, se dice que fue un ataque al corazón, pero solo son rumores, eso lo sé muy bien ella misma me dijo que estaba pasando; recuerdo que el día anterior me había llamado a su oficina y me dijo que nos viéramos en la azotea a las doce de la madrugada. Fui puntual a aquella reunión que me había que ella había planeado. Recuerdo que cuando fui a su oficina ella me dijo que, si no llegaba al encuentro conmigo, no la fuera buscar, que podría ser peligroso. Yo no entendía porque me decía eso, solo sé que me lo hizo prometer que no la buscaría. Que con sus palabras en la cabeza todo aquel día. Cuando llegue a la hora pactada ella ya estaba ahí, hablamos un largo rato de cosas triviales, me pregunto cómo estaba, que si ya tenía amigos, o que si me gustaba alguien, yo contestetodas sus preguntas y hablamosfluido, obviamente a mí no seme olvidaba lo queme había dicho esa tarde en su oficina, eso me tenía algo contrariado, supongo que ya eran la una cuando ella me hablo de aquel tema. —querido, no sé cuánto tiempo me queda aquí— dijo ella con esa voz tan suave y tranquila que tanto la caracterizaba. —¿a qué se refiere, madre? — dijo yo ingenuamente —el clero ya no me quiere en este puesto— dijo acongojada —¿Por qué no la querían más en el puesto de madre superiora, si todos aquí la queremos mucho? — la mire con tristeza —hay algo que el clero quiere hacer que yo he impedid que hagan, y por eso se han enojado conmigo— dijo ella acariciándome la cabeza —entonces permíteselo. Dejé que hagan lo que quieren a hacer y así usted se puede quedar— dije intentando dar una solución —no es tan simple. mi vida— ella seguía acariciando mi cabeza como lo hacía siempre que me preocupaba —¿por qué no es? — otra pregunta ingenua de mi parte —ellos quieren hacer algo malo y yo me voy quedando sin fuerzas para detenerlos— tosió y tardo un rato en recuperar el aliento — Emmanuel, prométeme una cosa, que cuando yo ya no esté vas tener cuidado y que se quien sea la madre superiora la vas a respetar, pero siempre vas a estar precavido.
  • 14. 14 volvió a toser y entre tosido me dijo— promételo— me miro con cara de angustia— hazlo por mí. —lo prometo— después de hacer aquella promesa la abrace con fuerza, como si tuviera miedo que desapareciera en ese mismo instante. Nos quedamos un buen rato así hasta que ella me dijo que me fuera a dormir porque mañana debía ir a estudiar, baje hasta el dormitorio y me fui a dormir, fue la primera vez en mucho tiempo que soñaba, y no era precisamentealgobonito: estaba en un cuartooscuro, yo la llamaba para que me sacara de hay y cuando repetía su nombre por decima vez se oía una voz gutural que decía: — no te va a servir de nada, llamar a un muerto a que te saque de aquí, estas solo, ella ya no está. Después de eso me desperté sudando, ya era de día y tenia un muy mal presentimiento, a las seis y media nadienos despertó, cuando lasmonjas se dicen cuanta de aquello, sepreguntaron donde estaba la madre superiora fueron a tocar a su cuarto y nadie abrió, después d un rato de insistir, una de lashermanas vio que la puerta estaba sin llaveasíque la abrió, vieron a la madre superiora acostada y pálida cuando una de las monjas se hacer le pregunto que como se sentía, no hubo respuesta, en es momento tocaron el brazo de la madre superiora para despertarla y sintieron la piel fría, la hermana claudia intento buscar su pulso y no tenia, efectivamente la madre superiora Beatriz estaba muerta. Nos levantaron con semejante noticia, aquel día el luto de los presentes se podía palpar en el aire, yo estuve todo el día al borde de las lágrimas, pero como lo he dicho antes, el que muestra su debida aquí se lo comen vivo así que me guarde mi luto para mí solo. Mas o menos a las nueve y media de la mañana llego un medico a declarar la hora de muerte, dijo que había sido un ataque cardiaco, la misa fue esa misma tarde y el entierro seria al otro día, esa noche nos pusieron a orar a todos por ella, para que su alma descansara en paz, creo que fue la primera vez que, en vez de fingir rezar, hice una plegaria para que ella estuviese bien. Aquella noche tuve ningún sueño, pero tampoco dormí muy bien me desperté muchas veces ya cuando me había despertado por decima vez decidí ir al baño a lavarme la cara, cuando salí del baño vi lasescalerasquecondecían altercer piso y decidí subir, quería estartranquilo y esesiempre había asido mi espacio seguro, donde nada me atormentaba, pase el resto de la noche y parte de la madrugada ahí, en la azotea, en ese lugar logre por fin llorar la muerte de la única que persona que me había querido de verdad, la única persona que alguna vez me defendió, había perdido mi la única persona en quien confiaba y a la única persona a quien en verdad le importaba. Recordar todo aquello me trae mucha tristeza, pero hay algo que me reconforta, a pesar de que ya no este puedo decir que alguien alguna vez me quiso de verdad. Aunque ahora también tengo alguien a quien le importo, y él a mí también me importa mucho, por eso tengo miedo de que nos deparada el futuro, en especial cuando me toque ir me de aquí. Algunas veces me quedo pensando en que era lo que quería hacer el clero de la madre Beatriz no permitía, después de su muerte no vi ningún cambio significativo, solo teníamos a una nueva medré supriora, la madre rebeca, la cual era muy distante los niños y me tenia a mi en un muy concepto, pero nada fuera de lo normal, yo le caía mal a medio orfanato.
  • 15. 15 Hay veces supongo que no era algo tan importante pero entonces ¿Por qué la madre Beatriz se veía tan preocupada?, ¿sería algo más serio de lo que pensaba lo que ella impedía que pasara? Muchas vecesmehice esaspreguntas, pero siempre llegaba almismo punto de inicio donde tenía más dudas que repuestas. Baje las escaleras con sumo cuidado ya que no tenia conciencia de que ahora era, así que preferí ser precavido para que no me atraparan, cuando vi el reloj del portón del segundo piso me di cuanta que no era tan tarde como pensaba, tenia algo de tiempo para dar una vuelta por el orfanato, esta algo cansado, pero, tampoco es como si tuviera muchas ganas de volver a dormir y repetir aquella pesadilla.