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PREGÓN DE LAS FIESTAS EN HONOR A SANTA ANA,
POZO ALCÓN 2015
Queridos poceños, queridas poceñas.
Amigos y amigas que aunque no hayáis nacido aquí queréis
compartir con nosotros unos días.
Niñas y niños a los que mis palabras sin duda se os harán
largas, no en vano estáis deseando subir la calle Malla para
encontraros con la feria.
A todos vosotros, os quiero pedir, desde la humildad, unos
minutos. Y daros de entrada las gracias por estar aquí.
En primer lugar, y antes de pregonar estas fiestas, quiero
agradecer a nuestro alcalde Iván Cruz y a esta corporación
municipal que hayan contado conmigo,... me siento desde el
momento en que me lo pidieron emocionada y agradecida,
es todo un honor poder dirigirme a ustedes en esta noche. Y
probablemente, yo que estoy acostumbrada por mi profesión
periodística a contar cosas e historias, es esta, sin duda, la
más difícil a la que me enfrento.
Y en este punto quiero, si me lo permiten, tener un recuerdo
muy especial hacia mi tío Ángel que nos dejó ayer, él era un
poceño de la cabeza a los píes y alguien a quien sin duda
echaremos mucho de menos.
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Lo primero que pensé cuando me propusieron pregonar
estas fiestas fue y ¿qué han visto en mi?, y yo misma
intenté darme respuesta,... mi mayor mérito es que soy
poceña, ...me siento orgullosa de haber nacido aquí, (….)
en la casa de ahí enfrente, mis amigos, mis amigas siguen
estando aquí. Me siento orgullosa de pertenecer a una
familia del Pozo, de las de toda la vida. Soy la menor de 8
hermanos. (…) Mi padre, Santos Torres, no se cansó nunca
de hacerme ver y sentir donde estaban mis raíces, como la
mejor seña de identidad y el faro que después ha ido
guiando mi vida. Aprendí desde muy pequeña que mi casa
era esta, y eso significa que aunque la vida me ha llevado a
otros lugares, y vivo en otro sitio, siempre necesito volver.
Me habéis pedido que pregone nuestras fiestas, y me da
vértigo pensar no estar a la altura, porque las emociones en
muchas ocasiones pueden a la razón de la palabra.
A esto se une que repasando a las distintas personalidades
que me han precedido, este acto de pregonar las fiestas
cumple 33 años, en los que se han ido desgranando los
sentimientos, las certezas y la historia de nuestro pueblo. He
pensado, (…) qué puedo yo aportar que no hayan hecho
ellos antes, y eso es lo que voy a intentar trasmitirles, mi
visión particular de Pozo Alcón y mis recuerdos, reconozco
que he releído las palabras de personas tan importantes
para nosotros como las de Don Antonio Jurado, Don Manuel
Iruela, Don Sebastián Crespo, Don Abraham Salazar, Don
Francisco Quiñones, (...) las de mis propios hermanos
Javier, Manuel y Mari Carmen, entre otros muchos nombres,
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que no voy a citar, por no hacer esto interminable, pero que
me han ayudado a presentarme hoy ante ustedes. Por eso
quiero daros las gracias, haciendo verdad la máxima del
filósofo andaluz Séneca cuando dijo que “el agradecimiento
es la memoria del corazón”.
Les propongo una historia,.... dentro de unos minutos
comenzará la algarabía, la fiesta en mayúsculas, nuestra
feria en honor de nuestra patrona Santa Ana, en unos
minutos, sentiremos que nos escapamos de los problemas,
….como cuando éramos niños,.... recuerdo en esta misma
plaza, cuando aún era muy pequeña, y la feria se celebraba
aquí, entonces era en septiembre, los nervios, cuando veía
poner las luces,... las banderas, se ataban, algunas, como
hoy, del balcón de mi casa, y a pesar de la prohibición de mi
Nona por asomarme a él era capaz de pasarme horas
mirando como trabajaban.... y las casetas de los turroneros
pintadas de azul claro, ese matrimonio que cada año me
regalaba unas almendras, y que me contaba historias de
otras ferias...., y los cabezudos, que miedo me daba el
gigante, y como me agarraba de la mano de mi padre
cuando me llevaba a verlos al Ayuntamiento, …. y recuerdo
la verbena, a mis hermanos mayores engalanándose,
Santos, Simón, Elena y yo siempre espiándoles... y
suplicando con la mirada que mi padre pidiera a mis
hermanos más chicos, Javier y Manolo, que nos llevaran a
mi hermana Che y a mi a los caballitos, a veces colaba, a
regañadientes, eso si, pero no les quedaba otro remedio.
Buceando en mi memoria me he encontrado con algo que
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ha marcado y hecho quizás única para mi la feria, a finales
de agosto mi padre traía a casa unas bolsas llenas de
papeletas de la tómbola, todas decían lo mismo, “gracias
por su colaboración”, nunca me atreví a preguntar donde
estaban las premiadas, y en su despacho me sentaba con él
a doblarlas, una por una, y luego... poner una grapa, quería,
año tras año que me tocará una de las muñecas que
habían sido vestidas por las distintas modistas del Pozo, la
enfermera, la azafata, la maestra,.... y que se exhibían en
los escaparates de las tiendas,...nunca me toco ninguna.
Pero he de reconocer que la feria no sería la misma sin su
tómbola de caridad, sin su soniquete de “no dejen de pasar
por aquí”, como oía esa música cuando la tómbola estaba
justo dos puertas más abajo de la mía...., cómo soñamos
con un premio, aunque este fuera un barreño, un cubo, que
seguro todos tenemos en casa, o algún utensilio que no
sabemos bien para que sirve, pero que nos ha hecho saltar
de alegría por el premio recibido. Y eso después de
habernos dejado alguna que otra peseta de las de antaño. Y
haber abierto más de una papeleta agradeciendo nuestra
colaboración. Es curioso como lo recuerdos se repiten, hoy
mi hija María, nada más entrar por la feria lo primero que
quiere es entrar en la tómbola. La diferencia que ella quiere
que le toque la paletilla.
Y en este punto de recuerdos pasados y también presentes
me vienen al corazón mis amigos de toda la vida con los
que he ido construyendo cada feria y cada recuerdo..., las
voladoras,... los coches de choque,.... la sensación de
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sentirnos mayores,... luego ya recién entrada la
adolescencia, la feria nos trajo nuestras primeras noches sin
hora, eso si, vigiladas, a veces por algún agente de la
autoridad amigo de nuestros padres, como no recordar a el
Zapatero, y otras por nuestros hermanos mayores que a
veces nos atemorizaban más que nuestros propios padres,
y..... vinieron los primeros besos robados en el parque, los
encuentros, las primeras risas, ilusiones y desengaños.
Empezamos a cambiar a las amigas por los amigos, al
compás que en la verbena nos iban trazando los Terribles
con su música, la orquesta Zahara, y tantas otras que cada
año nos traían los éxitos de nuestros ídolos, Supertramp,
Bosé, Mecano, El Último de la Fila, Manolo García, Los
Rolling, Miguel Ríos, Alaska.…. Y descubrimos nuevos
pasos de baile desde el “pajaritos por aquí” a todo un clásico
como “Paco el chocolatero”....
Y las escapadas a El Confi, El Estudio 45, La Génesis, como
presagio de que veríamos amanecer, en un intento de burlar
la diana floreada que cada mañana a las 8 nos anunciaba
que era hora de dormir, bajo la mirada a veces inquisitiva de
quienes barrían ya la puerta.
No puedo dejar de nombrar a mis amigos de siempre, con
los que aprendí el delicado equilibrio de la vida, y con los
que he ido compartiendo cada recuerdo y que son en gran
parte culpables de que siga soñando con volver al Pozo, mis
chicas más sexis, mi querida Chon, mis Paquis, Lara y
Egea, Rocío, Basi, Pili Vargas, Toñi, mi querida Bel, y mis
amigos Pepé, Andrés, Jesús, Juanma, Ramón, que aunque
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de las Cuevas ya es un poceño convencido.
Pertenecemos a una generación que empezó a despertar en
democracia, nací a finales de los 60, somos del 66, nos
acercamos, casi sin quererlo a los 50, y mis recuerdos
están unidos a esa década maravillosa que fue la de los 70
y los 80, aprendimos a ser libres al mismo tiempo que
íbamos creciendo, y lo hicimos aquí, forjando algo tan
grande que ha perdurado a lo largo del tiempo, en este
camino algunos amigos se quedaron, somos esa generación
que descubrió la libertad, pero no nos enseñaron que hacer
con ella y tuvimos que aprenderlo, que empezó a reivindicar
la igualdad, y en ello seguimos, y que quiso cambiar el
mundo, y ahí estamos.
Y todo eso lo fui aprendiendo aquí, el lugar que me lleva al
encuentro con los míos, mi familia, mis amigos, ...
Soy mujer, la segunda mujer a la que le toca este noble
acto de pregonar las fiestas, la primera, curiosamente, fue
mi hermana la mayor, mi hermana Mari Carmen, ella ya
desgranaba las virtudes de las mujeres poceñas, y llegado a
este punto quiero pararme, ...el Pozo es sin duda su Sierra,
sus alrededores, su Fuente Taza, pero para mi es su gente,
es sus mujeres, sus tradiciones. Dice el profesor Rodrigo
Alsina que “Los seres humanos creamos cultura y que
esta surge de la tradición”. Nuestras formas de pensar, de
sentir y de actuar, nuestra lengua, esos vocablos que solo
entendemos la gente de aquí, nuestra forma de vivir la fe,
nuestra gastronomía o nuestras fiestas, han hecho que para
mi nuestro pueblo sea la mejor expresión de lo que
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llamamos cultura, esa que nace de las tradiciones más
antiguas.
Y rebuscando en la memoria, en los escritos de poceños
ilustres, en los nombres de nuestra historia, me sorprende
ver que gran parte de nuestras tradiciones nacen y se
conservan por el buen de hacer de las mujeres de este
pueblo.
Es justo reconocer el papel que juegan en la conservación
de nuestra cultura, de nuestros hábitos, de nuestras
fiestas....
Y si yo pienso en las fiestas, en las de todo el año, me
vienen olores y sabores.... El Pozo en Navidad huele a
mantecados que salen de nuestras panaderías, de nuestras
casas, los roscos de vino, los de anís, los de manteca..., la
Semana Santa huele a incienso pero también a rollo, a
chocolate, a panecillos con leche, el invierno aquí sabe a
gurullos con conejo, a choto, a migas de pan, a tallarines, a
guisos imposibles de reproducir fuera de estas fronteras, a
matanzas que nos llevan a la infancia, morcilla, chorizo,
relleno, el lomo de orza.... y el verano, en el verano, el Pozo
huele a pimiento, a tomates de las huertas bañadas por
nuestro río, a gazpachuelo, a ensaladas dignas de tener
varias estrellas michelín , a melocotones, a tostás con
aceite, a fritá....
El Pozo es una tarde en una lumbre, con o sin palabras, es
una partida de tute, o de domino, también de cinquillo y
continental. Es una tormenta con olor a tierra mojada. Es
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barrer la puerta antes de que el sol salga y comentar lo
acaecido en la noche, es la barra de un bar a medio día, y la
noche rodeada de amigos, es unas sillas de enea en la
puerta de la casa, es charla de vecinas, a ritmo de ganchillo,
es devoción a nuestra Virgen, es besar la piedra el día de
San Gregorio, es la charla animada en una tienda, es un
lunes de mercado, y compartir un mosto y un arroz en el
Hoyo los Pinos, es mirar si hay agua o no en el Pantano, es
un día de agosto en el Guazalamanco, es el sonido de una
vara sobre un olivo, es el ruido de los balonazos de los
niños y las confidencias de las niñas...
Es curioso, los que vivimos fuera nos empeñamos en
reproducir los olores y sabores, no hay nada más que ver
como van nuestros coches cuando nos vamos, es el intento
de llevarnos un trozo de nuestro pueblo, y luego en nuestro
lugares de destino, en nuestras casas, reproducir lo que
nuestras madres, nuestras hermanas, nuestras abuelas nos
enseñaron entre las cuatro paredes de una cocina, forma
parte de nuestra tradición y por tanto de nuestra cultura. Y
es que un poceño, una poceña, no olvida nunca donde
están sus raíces, y buscamos constantemente algo que nos
devuelva nuestros olores de siempre, nuestros sabores,
nuestra historia más cercana, esa que, a veces, solo se
encuentra en el paladar, en el olfato.
Y amigos y amigas, el Pozo huele bien y sabe mejor, y nos
corresponde que siga siendo así.
Y llegó el momento de la fiesta, permitan que para terminar
le robe una canción y unos versos, a Joan Manuel Serrat,
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que anda celebrando sus 50 años sobre los escenarios, los
mismos que casi voy a cumplir yo, y si se atreven tararen,
porque es momento de fiesta, hay cosas, versos y
canciones que nunca pasan de moda.
Y colgaron de un cordel
de esquina a esquina un cartel
y banderas de papel
verdes, rojas y amarillas.
Y al darles el sol la espalda
revolotean las faldas
bajo un manto de guirnaldas
para que el cielo no vea,
Apurad
que allí os espero si queréis venir
pues cae la noche y ya se van
nuestras miserias a dormir.
Vamos subiendo la cuesta
que arriba mi calle
se vistió de fiesta.
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Y como ya me he extendido demasiado, y al uso de los
antiguos pregoneros “Se hace saber que comienzan las
fiestas, desde hoy y hasta el próximo jueves, Pozo Alcón
está en feria, se ordena que sean felices, que olviden los
problemas, y que disfruten”. Y ya saben a subir la cuesta.
Digan conmigo
!Viva Pozo Alcón!
¡Viva Santa Ana!
Felices fiestas paisanos
Belén Torres Vela
Pozo Alcón, 25 de julio de 2015