Lecciones 05 Esc. Sabática. Fe contra todo pronóstico.
La aventura de Emma
1. ATENCIÓN: Todo lo que está escrito en este libro es la transcripción de una grabación
que llegó a mis manos hace un tiempo. No me hago responsable de lo que ocurra después
de leerlo, por ejemplo, si el destino de muchos depende de ti.
2. Si estás leyendo esto, significa que la grabación que envié llegó a buenas manos. Pero no
solo esto, también significa que estás en graves problemas. Dejame que me presente. Mi
nombre es Emma Roger. Vivo en un barrio a las afueras de Madrid. Soy la típica
adolescente de 15 años a la cual no le gusta seguir las órdenes de su madre, de los
profesores... Bueno, de nadie. No menciono a mi padre porque falleció cuando yo era ya
pequeña y solo vivo con mi madre. No os preocupéis, ya lo tengo superado y ahora llevo
una vida bastante normal. Aunque nunca imaginé que me pasaría algo como esto. Lo que os
voy a contar ahora es cien por cien real.
Todo empezó una mañana de camino al instituto. Cogí el bus, como siempre, para ir a la
escuela. Esa mañana olía a galletas cookies porque Amanda, la profesora, las había
preparado y las estaba repartiendo entre los estudiantes. Cogí una y me senté al lado de mi
mejor amiga desde que eramos unas crías, Alicia. Ella es una chica menuda y flacucha, con
unos grandes ojos marrones que le brillan cuando algo le divierte. Su pelo es corto y
ondulado. Siempre es muy energética aunque a veces resulta algo molesta.
Esa mañana Alicia llevaba puestos unos tejanos descoloridos y una camiseta de Guns N'
Roses, a ella le encanta el rock.
Ya llevábamos dos semanas de instituto y aún no me acostumbraba a despertarme por las
mañanas. Esa en concreto, me había quedado un poco dormida, así que decidí hacerme una
coleta. Además yo no soy una de esas chicas que pierden el tiempo maquillándose.
En el autobús todos estaban armando bulla. Unos hablaban de los próximos exámenes, otros
hacían simplemente el payaso... y luego estaba él.
Nunca me había fijado en él. En el asiento más próximo al del conductor se encontraba un
chico muy apuesto. Era flaco pero alto. Su pelo moreno le tapaba la cara pero aún así se
podía ver que tenía un rostro amable. Llevaba puesto una camisa de cuadros negra y unos
vaqueros con unas Converse rojas. Su atención se centraba en un libro. Creo que nunca
antes lo había visto por aquí.
-Oye, Alicia. ¿Quién es ese?-Señalé al chico
-No tengo ni idea -Admitió Alicia.-Nunca antes lo había visto, debe ser nuevo.
Yo no paraba de preguntarme quién sería.
Las tres primeras clases transcurrieron con normalidad. Inglés con el profesor Jorge,
matemáticas con Sara y biología con José. Ahora era la hora del recreo y me dirigía al
laboratorio, lugar en el que quedaba con Alicia para desayunar (los profesores nos dejaban
siempre y cuando no la liáramos parda), cuando choqué con él. Literalmente me choqué con
él y me caí al suelo.
-Lo siento mucho, iba distraído -Dijo él mientras recogía su libro -¿Estás bien?
Me ofreció su mano para levantarme. Yo la acepté.
-Sí, gracias. También fue culpa mía, lo siento. Soy Emma. Encantada.
-Yo soy Frank. Encantado también- Esbozó una sonrisa- Estoy seguro de que nos
volveremos a ver. Bueno, nos vemos.
3. Después de esto se marchó y yo continué mi camino por los tranquilos pasillos del instituto.
En ese momento, no sabía que solo era la calma antes de la tormenta.
Cuando llegué al laboratorio, para mi sorpresa no había nadie. Ya habían pasado unos
minutos desde que empezó el recreo y Alicia nunca llegaba tarde. Esto era raro. Empecé a
preocuparme. ¿Y si la había castigado el profe de Física y Química el cual la tiene manía? O
aún peor, ¿Y si le había pasado algo malo? Esta última no era muy probable. ¿Qué cosa
mala le podía pasar en el insti?
Me senté en una butaca del laboratorio. Siempre eran muy divertidas pues podías dar vueltas
y vueltas en ellas pero, en ese momento, no estaba muy entusiasmada. El laboratorio era
amplio, con mesas con todo tipo de utensilios y frascos. Cada dos mesas había un fregadero
para lavar los utensilios. Además había armarios con libros de ciencias como "Anatomía de
un felino" o libros que te enseñaban como se disecaba una rana. Era bastante asqueroso esa
parte. Por lo demás era agradable desayunar todas las mañanas con Alicia allí. Entonces
reparé en algo que no había visto antes. Era una nota. La caligrafía era horrible como si
fuera un niño de infantil aprendiendo a escribir. Para colmo, estaba escrita con mayúsculas
aleatorias. En ella se podía ver:
TeNGo a tU AmIgA COnMigO. eNTRegAmE Ese cOLLAr tuYo Y PenSaRÉ QuE HARé
coN elLA.
Una explosión me sorprendió. Sonaba cerca. Tal vez en otro aula. Corrí a ver lo que sucedía.
Mientras corría, muchas preguntas se agolparon en mi mente. ¿Qué está sucediendo?¿Cómo
está Alicia?¿Para qué quiere mi collar? Ese era mi único recuerdo que tenía de mi padre. No
podía perderlo o significaría cortar la conexión que tenía con él. Además, ¿qué tenía de
valioso? Era una cadena de hierro con una balanza blanca en un colgante negro. Mi madre
me dijo que era una baratija que le entregó mi abuelo a papá, que se lo había entregado a su
vez mi bisabuelo y ahora me pertenecía a mí. Papá me lo había entregado unos días antes de
su muerte. Yo solo tenía nueve años y el recuerdo era borroso.
Llegué al gimnasio. De allí provenía la explosión. El gimnasio era gigantesco. Al fondo a la
derecha había un rincón en el que se guardaban las colchonetas. Justo al lado de estas estaba
la puerta del cuarto de material con un cartel enorme en el que ponía: "No entrar sin el
permiso del profesor a cargo". En el lado izquierdo del gimnasio estaban los bancos. O eso
solía ser así porque ahora mismo había un gran agujero en la pared y los bancos se
encontraban partidos por la mitad o tirados muy lejos. Entonces vi una cosa que no me
podía creer. Delante mía, arrastrando una caja de explosivos y con la ropa hecha jirones,
estaba Alicia. Pero esa no podía ser Alicia. Tenía el rostro distinto. Su normal energía tenía
un brillo malvado, el cual no pegaba con ella. Entonces se percató de mi presencia.
-Te estaba esperando, co-llar-ci-to ♡
Esa definitivamente no era ella. ¿Y por qué collarcito?
-¿Alicia?¿Qué estás haciendo?¡Para ahora mismo!
-¿No es obvio? Voy a acabar con la patética vida de estos debiluchos. Hagamos un trato. Yo
perdono sus insignificantes vidas y tu a cambio me entregas ese collar.
4. -Yo...
-¡NO SE LO DES!
En ese mismo instante Frank apareció por la puerta. Llevaba una ropa (si así se le puede
llamar...) muy distinta a la de antes. En ese momento llevaba el torso al descubierto y una
especie de falda blanca (muy varonil...) con un cinturón decorado con un símbolo en forma
de lechuza. En la mano derecha tenía un báculo de madera.
-Esa no es tu amiga -Señaló a Alicia -Es Bécquer, un poderoso brujo de más de 500 años.
¡Está controlando su mente!
-¿Bécquer?¿Como el poeta?- Pregunté.
-¡Exacto! ¡Su objetivo es conseguir los símbolos de poder de las seis familias antiguas! Yo
pertenezco a la familia Marions la cual guarda la sabiduría. Tú perteneces a la familia
Roger, la cual guarda el poder de la justicia. Tu símbolo de poder es ese collar.
Miré de nuevo el collar. Ahora sentía que se hacía más pesado. No me podía creer lo que
estaba oyendo. Yo, una chica que pasa por lo general desapercibida, no tiene ningún rasgo
especial y solo tenía una amiga (la cual estaba controlada por un brujo malvado en esos
instantes), ahora era importante de alguna forma. Sentía que mi cerebro iba a explotar.
-He estado leyendo libros muy antiguos los cuales podrían indicar como acabar con Bécquer
-Dijo Frank - Si están en lo cierto, necesitamos más fuerza, es decir, juntar a las seis
familias. Aún así creo que podemos salvar a tu amiga. Para ello necesitamos tu poder.
-¿Mi poder?¿Qué tengo que hacer?
-Cada uno despierta de una manera. Despertar significa adoptar tu forma guerrera. Solo dos
de las seis familias pueden liberar las mentes de las víctimas. Tu familia es una de ellas. La
mía no. Pero juro que te protegeré de los peligros.
Frank se interpuso entre Alicia y yo.
Despertar... Eso suena difícil pero lo intentaré por Alicia. Definitivamente no quiero
perderla igual que mi padre. Ella siempre ha estado a mi lado.
Cerré los ojos y me centré todo lo que pude en los momentos vividos con Alicia. Pasaron
ante mis ojos muchos momentos felices y otros tristes. Es verdad que a veces me enfadaba
con Alicia y me molestaba mucho pero no era justo que Bécquer se hiciera con su mente.
Definitivamente no.
De repente lo noté. No tenía los pies en el suelo. Mi cuerpo empezó a tiritar. Cuando abrí los
ojos me percaté de que mi ropa había cambiado. Ahora llevaba puesto un bonito vestido
morado de tirantes, con un bonito cinturón de cuero. Mi pelo apareció sorprendentemente
recogido en una trenza. Además, mi collar se había transformado en una diadema negra que
aún conservaba el símbolo.
No solo el exterior había cambiado, me sentía distinta. Me sentía poderosa. Mi cuerpo tomó
el control. Mis manos, mis pies e incluso mi boca hicieron lo que les daba la gana.
Se oía a Frank recitando conjuros (o eso supuse porque no entendía lo que decía) mientras
que Alicia los esquivaba todos con una rapidez increíble para lo que era normal en ella. Solo
os digo que solía obtener la menor puntuación en los test de velocidad de educación física.
Elevé mis manos de manera que parecía que hablaba con el techo.
-Regresa a tu lugar de origen. Ni la luna ni el Sol te dejaran volver.
5. Delante de mí apareció un círculo de luz con el símbolo de mi collar, la balanza.
-¡Nooo!- Gritó Alicia - Tu poder no es nada comparado con el del Gran Bécquer. No dejaré
que os vayáis de rositas. Volveré te lo juro.
Y así Alicia se desplomó. Al mismo tiempo, un pitido sonó. Un reloj pegado a los
explosivos empezó a contar hacia atrás empezando en 7 minutos. En ese momento me
percaté de que Alicia había pulsado un botón en un mando que tenía en sus manos. El
mando era de unos 6 centímetros por lo que se lo había guardado en la mano sin que yo lo
viera.
-El reloj de los explosivos está activo- Exclamó Frank- Intentaré detenerlo pero primero pon
a Alicia en un lugar seguro y avisa a los demás.
-De acuerdo.
Salí corriendo al lado de Alicia. Estaba en el suelo inconsciente. Decidí levantarla y
cargármela a la espalda. Fue algo muy difícil pero lo conseguí, más o menos. Mire a Frank.
Delante de él había aparecido una especie de holograma con textos.
-¿Qué es eso?- Pregunté.
-Es una especie de biblioteca. Estoy buscando información sobre como desactivar bombas.
-¡Qué guay!- Exclamé- ¿Yo también puedo?
-No creo. Es algo que solo mi familia puede. ¡Venga!¡No pierdas más tiempo!
Frank tenía razón. Me puse en marcha. Saqué a Alicia del gimnasio por el agujero de la
pared. A través del agujero se daba a la calle. Anduve unos cuantos metros y coloqué a
Alicia recostada sobre un coche cercano. Salí corriendo hacia el instituto otra vez. Atravesé
el gimnasio. Vi a Frank buscando frenéticamente en su biblioteca y mascullando
maldiciones a Becquér mientras el reloj indicaba menos de 4 minutos.
Seguí corriendo. Llegue a unas escaleras, las cuales subí de dos en dos y seguí recta por el
pasillo. Alcancé la sala de megafonía. Irrumpí en la sala con gran estruendo. Cogí el
micrófono que estaba sobre una mesa y anuncié a todo el instituto:
-Atención. Todo el mundo desaloje el instituto hay una gran amenaza cerca del gimnasio.
No es una falsa alarma.
Pulse un botón que había cerca del micrófono. La alarma empezó a sonar.
Decidí volver al gimnasio con Frank. A lo mejor necesitaba mi ayuda.
Deshice el camino que había hecho hasta la sala de megafonía y llegue al gimnasio.
-Rápido Emma, ¡Ayúdame!
-¿Qué hago?- Me agaché al lado de la bomba la cual indicaba 1:47
-Tienes que seguir mis instrucciones. Primero encuentra el cable lila y cortalo. Después en
la parte trasera del panel hay dos botones. Pulsa el amarillo tres veces y luego el rojo dos.
Con eso debería de funcionar.
Seguí sus instrucciones. Sonó un pitido parecido al que hizo cuando se inició. El reloj se
puso en 0:00 y justo después se apagaron las luces de la bomba. Había funcionado.
-Lo conseguimos- Suspiré- Era bastante fácil, ¿Por qué necesitabas mi ayuda?
-Es que la bomba era mágica. Tenía una especia de conjuro de protección que no podía
6. contrarrestar con mi magia. Por suerte tu familia tiene una especie de poder de anulación
que es muy eficaz con este tipo de magia.
En ese momento todo el esfuerzo pasó factura. Sentía que todo mi cuerpo me pesaba.
Después todo se volvió negro.
No me desperté hasta dos días más tarde del incidente. Ya estaba de vuelta en casa, en mi
habitación. Seguía sin creerme lo que había pasado. Había salvado a mi mejor amiga de un
tipo que había controlado su mente.
Miré a los lados. A la derecha estaba mi armario con mi tablón en el que había colgadas
fotos de Alicia y yo sonriendo, entradas de concierto y un dibujo que hice cuando tenía 7
años. A mi izquierda estaba Frank, el cual me sonrió al verme.
-Ya estás despierta. Me alegro pero necesito tu ayuda.
-Buenos días a ti también -Le reprendí-¿A qué te ayudo?
-Necesitamos reunirnos las seis familias para cuando Bécquer vuelva. Creo que le dejamos
muy mal después de la pelea. Ayudame a juntarnos.
-De acuerdo. Te ayudaré. ¿Y Alicia?
-El médico dijo que se recuperaría en unos días.
-Menos mal.-Dije aliviada.
Y así empezó nuestra búsqueda. Sabemos que no será fácil pero debemos hacerlo para que
nadie resulte herido. No queremos ni imaginarnos lo que hará Bécquer con las mentes que
controle.
Empezaremos a buscar por el Sur puesto que la familia que buscamos, la familia Orte, tiene
sus orígenes allí.
Si has llegado hasta aquí significa que Bécquer está por atacar. Necesitamos juntarnos
cuanto antes. A lo mejor tú perteneces a una de las familias... Si es así espero que nos
encontremos antes del ataque de Bécquer. El futuro de muchos depende de nosotros.
7. contrarrestar con mi magia. Por suerte tu familia tiene una especie de poder de anulación
que es muy eficaz con este tipo de magia.
En ese momento todo el esfuerzo pasó factura. Sentía que todo mi cuerpo me pesaba.
Después todo se volvió negro.
No me desperté hasta dos días más tarde del incidente. Ya estaba de vuelta en casa, en mi
habitación. Seguía sin creerme lo que había pasado. Había salvado a mi mejor amiga de un
tipo que había controlado su mente.
Miré a los lados. A la derecha estaba mi armario con mi tablón en el que había colgadas
fotos de Alicia y yo sonriendo, entradas de concierto y un dibujo que hice cuando tenía 7
años. A mi izquierda estaba Frank, el cual me sonrió al verme.
-Ya estás despierta. Me alegro pero necesito tu ayuda.
-Buenos días a ti también -Le reprendí-¿A qué te ayudo?
-Necesitamos reunirnos las seis familias para cuando Bécquer vuelva. Creo que le dejamos
muy mal después de la pelea. Ayudame a juntarnos.
-De acuerdo. Te ayudaré. ¿Y Alicia?
-El médico dijo que se recuperaría en unos días.
-Menos mal.-Dije aliviada.
Y así empezó nuestra búsqueda. Sabemos que no será fácil pero debemos hacerlo para que
nadie resulte herido. No queremos ni imaginarnos lo que hará Bécquer con las mentes que
controle.
Empezaremos a buscar por el Sur puesto que la familia que buscamos, la familia Orte, tiene
sus orígenes allí.
Si has llegado hasta aquí significa que Bécquer está por atacar. Necesitamos juntarnos
cuanto antes. A lo mejor tú perteneces a una de las familias... Si es así espero que nos
encontremos antes del ataque de Bécquer. El futuro de muchos depende de nosotros.