3. Entonces Rebeca habló a Jacob su hijo, diciendo: He
aquí yo he oído a tu padre que hablaba con Esaú tu
hermano, diciendo:
Tráeme caza y hazme un guisado, para que coma, y
te bendiga en presencia de Jehová antes que yo
muera.
Ahora, pues, hijo mío, obedece a mi voz en lo que te
mando.
Ve ahora al ganado, y tráeme de allí dos buenos
cabritos de las cabras, y haré de ellos viandas para tu
padre, como a él le gusta;
y tú las llevarás a tu padre, y comerá, para que él te
bendiga antes de su muerte.
Genesis 27:6-10
4. Y descendió con ellos, y volvió a
Nazaret, y estaba sujeto a ellos. Y su
madre guardaba todas estas cosas en
su corazón.
Y Jesús crecía en sabiduría y en
estatura, y en gracia para con Dios y los
hombres.
Lucas 2:51-52
5. Ella, instruida primero por su
madre, dijo: Dame aquí en un
plato la cabeza de Juan el
Bautista.
Mateo 14:8
6. Los padres mismos no tienen siempre una disposición anímica
uniforme...Hablan con irritación y de una manera que estimula
la ira en sus hijos, y son a veces exigentes e irritables. Los
pobres niños participan del mismo espíritu, y los padres no están
preparados para ayudarles, porque ellos son la causa de la
dificultad. A veces todo parece ir mal. Hay intranquilidad en el
ambiente, y todos pasan momentos desdichados. Los padres
echan la culpa a los pobres niños, y piensan que son
desobedientes e indisciplinados, los peores niños del mundo,
cuando la causa de la dificultad reside en ellos mismos.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.342
7. Algunos padres causan borrascas emocionales
por su falta de imperio sobre sí mismos. En vez de
pedir bondadosamente a sus hijos que hagan esto o
aquello, les dan órdenes en tono de reprensión, y al
mismo tiempo tienen en los labios censuras o
reproches que sus hijos no merecían. Padres, este
comportamiento destruye la alegría y la ambición
en vuestros hijos. Cumplen vuestras órdenes, no
por amor, sino porque no se atreven a obrar de otro
modo. No ponen su corazón en el asunto. Les
resulta un trabajo penoso en vez de un placer; y a
menudo por esto mismo se olvidan de seguir todas
vuestras indicaciones, lo cual hace crecer vuestra
irritación y empeora la situación de los niños. Las
censuras se repiten; se les pinta con vivos colores
su mala conducta, hasta que el desaliento se
posesiona de ellos, y no les interesa agradaros. Se
apodera de ellos un espíritu que los impulsa a
decir: “A mí qué me importa”, y van a buscar fuera
del hogar, lejos de sus padres, el placer y deleite
que no encuentran en casa. Frecuentan las
compañías de la calle, y pronto se corrompen tanto
como los peores.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.342
8. A veces los padres disculpan su propio mal comportamiento con
la excusa de que no se sienten bien. Están nerviosos y piensan
que no pueden ser pacientes ni serenos, ni hablar de una
manera agradable. En esto se engañan y agradan a Satanás,
quien se regocija porque ellos no consideran que la gracia de
Dios es suficiente para vencer las flaquezas naturales. Pueden y
deben dominarse en toda ocasión. Dios se lo exige.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.343
9. En muchos casos, la fuerza de voluntad resultará ser un
poderoso calmante de los nervios.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.344
10. Satanás y su hueste están haciendo arduos esfuerzos para
desviar la mente de los niños, y éstos deben ser tratados con
franqueza, ternura y amor cristianos. Esto os dará una poderosa
influencia sobre ellos, y les hará sentir que pueden depositar
una confianza ilimitada en vosotros.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.345
11. Cada madre debe tomarse tiempo para razonar con sus hijos,
para corregir sus errores y enseñarles pacientemente el buen
camino.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.347
12. Los hijos cristianos preferirán el amor y la
aprobación de sus padres temerosos de Dios a toda
bendición terrenal. Amarán y honrarán a sus
padres. Hacer a sus padres felices debe ser una de
las principales preocupaciones de su vida. En esta
era de rebelión, los hijos no han recibido la debida
instrucción y disciplina, y tienen poca conciencia
de sus obligaciones hacia sus padres. Sucede a
menudo que cuanto más hacen sus padres por ellos,
tanto más ingratos son, y menos los respetan. Los
niños que han sido mimados y rodeados de
cuidados, esperan siempre un trato tal; y si su
expectativa no se cumple, se chasquean y
desalientan. Esa misma disposición se verá en toda
su vida. Serán incapaces, dependerán de la ayuda
ajena, y esperarán que los demás los favorezcan y
cedan a sus deseos. Y si encuentran oposición, aun
en la edad adulta, se creen maltratados; y así
recorren su senda por el mundo, acongojados,
apenas capaces de llevar su propio peso,
murmurando e irritándose a menudo porque no
todo les sale a pedir de boca.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.349
13. En gran medida los padres tienen en sus propias manos la
felicidad futura de sus hijos. A ellos les incumbe la obra
importante de formar el carácter de estos hijos.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.349
14. Los hijos de Dios deben ser gobernados por principios superiores
a los de los mundanos, que tratan de medir todo su proceder por
la moda.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.350
15. No deben permitir a sus hijos que elijan sus compañeros.
Enseñadles que es vuestro deber elegirlos por ellos.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.350
16. Si vuestros hijos no se han acostumbrado al trabajo, pronto se
cansarán.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.350
17. Hay en esta época una clase de señoritas que son seres
sencillamente inútiles, pues sirven solamente para respirar,
comer, lucir vestidos y hablar sandeces, mientras sostienen
entre los dedos algún tejido o bordado. Pero pocas jóvenes
manifiestan juicio sano y buen sentido común. Llevan una vida
de mariposas, sin propósito especial.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.350
18. No causéis en vuestros hijos la impresión de que no importa que
trabajen o no. Enseñadles que se necesita su ayuda, que su
tiempo es valioso y que contáis con su trabajo.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.351
19. Los padres deben enseñar a sus hijos que la ociosidad es pecado.
Se me mencionó lo que se dice en (Ezequiel 16:49): “He aquí
que esta fue la maldad de Sodoma tu hermana: soberbia,
saciedad de pan, y abundancia de ociosidad tuvieron ella y sus
hijas; y no fortaleció la mano del afligido y del menesteroso”
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.351
20. No deben estimular en sus hijos el orgullo, el despilfarro y el
amor a la ostentación.
Testimonios para la iglesia – Tomo 1 – Pag.352