1. CÓMPLICES DEL SILENCIO
Autor: Diego Serlin
El mundial que ya vimos Drama Estreno: 17/06/2010 Intérpretes: Alessio Boni, Florencia
Raggi, Tomás Fonzi, Jorge Marrale, Juan Leyrado. Dirección: Stefano Incerti Duración:
104' Comentarios
Ambientado en la convulsionada Argentina de 1978, el film narra la historia de un
corresponsal Italiano que llega para cubrir el mundial y su trágica estadía tras enamorarse
de una joven activista.
Con una recreación de la época bien lograda y buenas actuaciones, este primer
largometraje resultante del convenio entre (INCAA) y la Direccione Nacionale de
Cinematografía Italiana, pareciera haber llegado tarde al estreno.
Estructurada en un relato clásico, cargada de clichés, golpes bajos y con algunas
situaciones inverosímiles que por momentos dotan de humor (no buscado) a ciertas
situaciones de la trama (basta con ver aquel gendarme en el aeropuerto reproduciendo
una situación impensada por aquellos días, o aquella huida de Florencia Raggi por los
bosques a lo Lara Croft en Tom Raider), el film no logra prender al espectador en la
historia de amor y funciona más como revisión histórica en clave de ficción.
Algo que nunca esta demás recordar pero que en los 80, con el surgimiento de la
democracia, se encargaron la catarata de películas sobre la crueldad del terrorismo de
Estado, de buena factura técnica y cuyos guiones, de una manera u otra, intentaban
hacernos tomar conciencia de la reciente historia argentina.
Una época donde aquellos films eran necesarios aunque no proponían nada nuevo en
materia de relato o puesta en escena salvo películas como Juan, como si nada hubiera
sucedido (1987) de Carlos Echeverría o Un muro de silencio (1993) de Lita Stantic, una
película diferente acerca de la dictadura, sin concesiones y sin golpes bajos.
Tal vez en aquel entonces este film hubiera llegado a pisar la alfombra roja americana,
pero hoy en día el espectador Argentino, que ya tiene un ojo entrenado en esta temática,
espera algo diferente, una relectura que aporte un nuevo dato o una nueva visión de los
hechos hasta ahora desconocida.
Cómplices del silencio no propone nada de ello y sólo se queda en la historia que
predecimos con cada plano que se sucede y que sabemos terminará con la copa y el
monumento.
CALIFICACIÓN: REGULAR
2. Dirigida por Stefano Incerti y protagonizada por el italiano Alessio Boni (La mejor
juventud, 2003) junto a los argentinos Florencia Raggi, Tomás Fonzi, Juan Leyrado, Jorge
Marrale y Rita Terranova, Cómplices del Silencio (2009) es una sucesión de errores
constantes y desaciertos que llevan a que el espectador se pregunte si está ante la peor
película de todos los tiempos.
Dos periodistas italianos vienen a Argentina a cubrir el Mundial de Fútbol del '78. Uno de
ellos tiene sus tíos viviendo en el país. Lo que comienza siendo un reencuentro familiar y
una simple fiesta deportiva, desembocará en una trágica historia de amor con el marco de
la dictadura militar de fondo.
Antes de comenzar la proyección, durante el preestreno en Pantalla Pinamar 2010, uno de
los productores aclaró que "es una historia argentina pero vista con los ojos extranjeros",
como previniéndonos de lo que veríamos a continuación. Ya si de antemano alguien tiene
que justificar una película es porque el resultado final no es de lo mejor. Luego de la
secuencia inicial, con una música insoportable que atravesará toda la historia de manera
innecesaria apelando al golpe bajo y la intensificación dramática sin justificación alguna,
un soldado le grita a uno de los periodistas recién llegados al país y en pleno aeropuerto:
“A ver si escriben bien de la Argentina”. Frase hecha si las hay, adelanta que lo que
veremos será una desacertada historia que muestra todo aquello que en cine nunca debe
hacerse.
Diálogos inverosímiles, abuso de la música, problemas de continuidad, sobreactuaciones
desmedidas, uso del travelling de manera injustificada y reiterada, una sucesión de clichés
utilizados para retratar una época trágica -aunque en el film suenen cómicos-. Por
ejemplo: en una secuencia vemos al personaje de Tomás Fonzi en un bar con sus amigos,
llegan los militares y se llevan a dos de ellos; él queda consternado. En la escena siguiente
lo vemos que sale de joda con un amigo y algunas “putas”, para que en la tercera y última
escena se vuelva sobre el primer hecho y él regresa a su status de "joven comprometido
políticamente" que lucha por los derechos humanos y sufre por los
desaparecidos. Formalmente estas tres escenas se contradicen entre sí, pero parece que
el director nunca se dio por aludido.
Cómplices del Silencio no sólo es una falta de respeto a la Argentina sino al cine como
arte. Sin duda, una película intrascendente que lleva a preguntarnos por qué fue elegida
como la primera coproducción entre el INCAA e Italia. Nefasta de principio a fin y no
solo por lo que narra, sino por cómo lo narra. Esto no es cine, ni lo será.
3. La cara oculta del Mundial ‘78
Crítica. “Cómplices del silencio” El italiano Stefano Incerti dirige esta fallida coproducción.
16.06.2010 | Por Diego Lerer dlerer@clarin.com
Ya se ha dicho mil veces que con las buenas intenciones no alcanza para hacer una buena
película. Y algo parecido a eso es lo que pasa con Cómplices del silencio , un enrevesado
melodrama italiano-argentino, dirigido por Stefano Incerti y que transcurre durante el
Mundial de Fútbol de 1978.
La premisa, en principio, es simple. Maurizio, un periodista italiano (Alessio Boni, uno de
los dos inolvidables hermanos que protagonizaban La mejor juventud ), viene al país a
cubrir la Copa del Mundo para un diario, acompañado por un amigo. En la Argentina tiene
unos familiares, a los que va a visitar: tíos, primos y una larga serie de parientes que,
milagrosamente, han mantenido muy bien el uso del italiano.
A partir de ese encuentro, Maurizio irá interiorizándose cada vez más de lo que está
pasando en la Argentina en ese momento, con los secuestros y las desapariciones forzadas
de personas. Pero al principio parece más interesado en conquistar a Ana (Florencia
Raggi), una mujer que se ha divorciado y de la que queda prendado instantáneamente.
Mientras el Mundial pasa a ser un reflejo cada vez más distante, la historia de amor entre
ambos (con alguna escena hot) y la trama política se mezclarán de maneras totalmente
previsibles, con un guión dispuesto a llevar los distintos hilos narrativos (que son
demasiados) hacia los choques más obvios, tanto familiares como sociales y políticos.
A todo esto hay que sumarle diálogos literalmente imposibles de ser dichos (parece por
momentos una parodia de una película sobre la dictadura, de ser esto posible) y el trabajo
de actores que, evidentemente, responden a sus propios impulsos y que parecen dejados
a su suerte por el director. Salvo excepciones (Raggi, por momentos, o el propio Boni),
todos parecen actuar en distintas películas. Algunos, acaso sin darse cuenta, en una
comedia.
Las intenciones, entonces, de develar/revelar secretos de los ’70, podrán ser nobles y
valiosas. Los resultados de Cómplices del silencio , lamentablemente, son decepcionantes.
Ficha:Cómplices del silencio
Drama (Italia/Arg., 2009) 100’ SAM 13 direccion Stefano Incerti intérpretes Alessio Boni,
Florencia Raggi, Jorge Marrale, Tomás Fonzi salas Arteplex Belgrano, Del Parque y Centro
Regular
4. Otra vez sopa - Por A.B.
Una vez más y con pocas semanas de diferencia, llega a las salas una película que vuelve
atrás en el tiempo para tratar el tema de la dictadura y los desaparecidos, y avisamos que
queda otra por venir en un par de semanas. Esta vez la propuesta es algo más decente que
la impresentable "Eva y Lola". Porque hay en "Cómplices del Silencio" un tratamiento
cinematográfico decente, buena producción y algunas actuaciones destacables. Eso sí,
dentro de un elenco muy desparejo y con un guión muy pobre y efectista.
Un par de periodistas italianos viajan a la Argentina para cubrir el mundial de fútbol de
1978. Uno de ellos, el protagonista de la historia, tiene familia en Buenos Aires y un
encargo por cumplir. Recién llegado a la casa de sus tíos, Maurizio (Alessio Boni) comparte
un almuerzo familiar en el que conoce al marido de su prima, un funcionario del ministerio
del Interior interpretado por el siempre eficaz Juan Leyrado, quien de entrada deja en
claro qué tan oscuro es su personaje, y gracias a su oficio lleva adelante el rol sin caer en
la caricatura en la que sí caen muchos integrantes del reparto.
Maurizio busca a una mujer llamada Ana (una correcta Florencia Raggi), a quien
debe entregarle dinero de parte de un amigo italiano. El encuentro se produce y por esas
cosas del cine, el amor se da a primera vista. Répidamente Maurizio se interesa en saber
por qué esa mujer actúa tan misteriosamente. El público también. Nunca se explica por
qué Ana y sus barbudos y desaliñados amigos portan armas y viven escondidos. ¿Cuáles
son sus planes? ¿Qué los llevó a vivir en la clandestinidad? Nada de eso se cuenta en el
filme; sí en cambio, se pone mucho esfuerzo en mostrar de qué son capaces los villanos de
la historia. Deja vú. Cine argentino del alfonsinismo. Más de lo mismo.
Lo peor son las pésimas actuaciones de quienes hacen de soldados y parapoliciales
que deben decir sus líneas prefabricadas, plagadas de lugares comunes. Se animan incluso
el director y el guionista, italianos ellos, a asegurar que aquel mundial fue comprado por
los militares, faltando así el respeto no sólo a los jugadores de aquella selección sino
también a los de la selección holandesa, la única que se manifestó pública y
oportunamente en contra de la dictadura imperante.
Esta co-producción italo-argentina se suma a otros filmes que poco hacen por mostrar una
porción de nuestra historia con imparcialidad y rigor histórico; por el contrario, se inscribe
en el género maniqueo y efectista que se nutre de obviedades que insultan la inteligencia
del espectador informado.
En la década del ochenta se podía permitir que el cine se dejara llevar por cierto espíritu
militante, en el fragor por contar tantas historias desgarradoras cruzadas por una
dictadura sangrienta. Pero en esos años faltaba información. Hoy es imperdonable que
con tanta bibliografía disponible y a años de distancia del horror, se sigan produciendo
filmes que poco esclarecen y mucho confunden.
Nuestra calificación: Esta película justifica el 40 % del valor de una entrada
5. Recuerdos oscuros del Mundial ‘78
Por Horacio Bernades
Centro gravitacional del gigantesco operativo de ocultamiento practicado por la última
dictadura, no es raro que el Mundial del ’78 –con su flagrante oposición entre fastos y
festejos oficiales y el horror, tortura y muerte de la realidad– haya sido reiteradamente
visitado por el cine de las últimas décadas. Desde antes del fin del régimen militar, incluso.
Como se recordará, ya en 1982 Plata dulce hacía chocar las imágenes documentales de los
festejos callejeros con una realidad que en ese caso no era la de los campos de
concentración –no hubiera sido posible–, sino la determinada por la política económica de
Martínez de Hoz & Cía. A esa serie largamente transitada se suma ahora Cómplices del
silencio, primer resultado del convenio de coproducción a largo plazo celebrado el año
pasado entre el Incaa y su par italiano.
Dirigida por el napolitano Stefano Incerti, rodada por técnicos italianos y actuada por un
elenco binacional, la sombra de lo ya visto planea indefectiblemente sobre Cómplices del
silencio. No sólo lo visto en las películas que toman como eje al Mundial del ’78, sino en
muchas otras. La historia oficial, notoriamente. Como la profesora de Historia de aquella
película, Maurizio Gallo, periodista deportivo italiano al que su medio envió a cubrir el
evento (Alessio Boni, coprotagonista de La mejor juventud y Mi hermano es hijo único),
parece ignorar todo lo que sucede en el país. Por más que información sobre represión y
desaparecidos no faltaba en Europa por entonces. Lo descubrirá no tanto gracias a sus
parientes locales (típica familia de clase media barrial, presidida por Jorge Marrale), sino
merced al afortunado encuentro con una fotógrafa, que resulta ser militante montonera
de arma en mano (Florencia Raggi).
La idea del siniestro familiar, presente en Cordero de Dios, reaparece también aquí.
Funcionario de la dictadura vinculado con la represión, el personaje de Juan Leyrado no
moverá un dedo para rescatar a su cuñado, estudiante secundario a quien los miembros
de un grupo de tareas acaban de secuestrar (Tomás Fonzi). Como tantos padres y madres
de la época, Mauricio Gallo (Marrale) y su esposa Teresa (Rita Terranova) descubren la
militancia entre pasillos de ministerios y secretarías, intentando averiguar el paradero de
su hijo. Frente a puertas cerradas y cínicas excusas, aprenderán que nada puede esperarse
de funcionarios, diplomáticos extranjeros y representantes de la jerarquía eclesiástica.
Consecuencia de lo cual ella, señora de barrio hasta entonces bastante ingenua, terminará
colocándose sobre la cabeza un pañuelo blanco, integrándose a un grupo de madres poco
dispuestas a la resignación.
Es posible que para el público extranjero todo esto represente una novedad. Para el
espectador local está lejos de serlo. Como en términos estrictamente cinematográficos
tampoco hay novedades aquí, los méritos se reducen al digno sorteo del cocoliche por
parte de actores locales a los que les toca hablar en italiano, y a una visceral actuación de
Jorge Marrale, en el papel de padre desesperado por la desaparición de su hijo.
6. Cómplices del silencio (Argentina-Italia-España/2009). Dirección: Stefano Incerti. Con
Alessio Boni, Giuseppe Battison, Jorge Marrale, Juan Leyrado, Florencia Raggi, Rita
Terranova y otros. Guión: Rocco Oppedisano y Stefano Incerti, con la colaboración de
Eugenio Melloni. Fotografía: Pasquale Mari. Música: Pivio y Aldo de Scalzi. Hablada en
español e italiano. Duración: 104 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13
años.
Nuestra opinión: buena
Corre el año 1978 y en la Argentina se está desarrollando el Campeonato Mundial de
fútbol. En la superficie todo es alegría y entusiasmo por este acontecimiento, pero entre
las sombras se entreteje una madeja de persecuciones, muertes y torturas. En esos
momentos llega aquí Maurizio, un periodista italiano que viene a cubrir el evento
deportivo y, de paso, conocer a sus parientes que emigraron años atrás. Aquí conoce a
Ana, una bella joven que milita en una organización de izquierda.
Esta relación, al principio amistoso y luego apasionado, le acarreará múltiples dificultades,
ya que a través de ella descubre que el gobierno militar basa sus cimientos en el cotidiano
horror de matar sin piedad a quienes los supone contrarios a su régimen. A pocas cuadras
del estadio monumental de fútbol se halla la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA),
uno de los centros de detención, y a donde es trasladado Maurizio, sospechado de estar
involucrado en la célula en la que milita Ana. Sorprendido y golpeado brutalmente, el
periodista comienza a comprender que ese Mundial de fútbol es una pantalla para que la
mayoría del pueblo ignore lo que está ocurriendo.
Con su vida en peligro, Maurizio deberá luchar a brazo partido contra esos sádicos
personajes que lo acorralan y lo humillan, sin creerle en ningún momento que su misión
era sólo cubrir las alternativas del Mundial. Mientras tanto Ana sufre en silencio el
encierro de alguien con el que halló el verdadero amor, y deberá jugar su carta más
arriesgada para que él quede libre y pueda retornar a su Italia natal.
El film desarrolla esta temática con gran fuerza dramática y va descubriendo un patético
cuadro en el que no sólo la fuerza militar es culpable, sino que dentro del ámbito familiar
hay también personajes ocultos que traiciona a sus seres más allegados.
El elenco cumple sus respectivos cometidos con indudable solvencia, ya que tanto Alessio
Boni como Florencia Raggi, Jorge Marrale y Giuseppe Battiston supieron radiografiar con
autenticidad a sus respectivos personajes.
Adolfo C. Martínez.
7. El Mundial '78 y el terror que la última dictadura militar argentina supo ocultar, desde el
punto de vista de un cineasta italiano. Por Pablo Lancone
Maurizio Gallo (Alessio Boni) es un periodista italiano que viaja a Argentina para cubrir el
Mundial de 1978. También espera a conocer a parte de sus parientes, que emigraron en la
década del '50 atraídos por las promesas de un país vigoroso y en expansión. Así será que,
recién llegado, comparte un almuerzo familiar en el que conoce a Pablo Pere (Juan
Leyrado), marido de su prima, recio militar e integrante del comité que organiza el
campeonato de fútbol.
Al tiempo que Maurizio realiza su trabajo, conoce y se enamora de Ana (Florencia Raggi),
una militante de izquierda que pondrá en peligro su vida y la de todos aquellos que la
rodean. Descubierta la relación, la pareja es perseguida hasta que el periodista,
sospechado de pertenecer a las Brigadas Rojas italianas, es secuestrado en un operativo
militar. Allí, en un centro clandestino de detención, él comienza a comprender que ese
Mundial es una pantalla para que la mayoría del pueblo ignore lo que realmente está
ocurriendo en Argentina.
Treinta años después, Maurizio -ahora convertido en activo militante por los derechos
humanos-, regresa al país para testimoniar contra los represores. De visita al monumento
en memoria de los 30 mil detenidos desaparecidos, lo invaden los recuerdos, las
emociones y, también, la esperanza de los sobrevivientes.
Narrativamente, Cómplices del silencio no presenta nada demasiado nuevo a lo ya
revisionado tantas veces -y con disímiles resultados- por el cine argentino. Y es que este
trabajo es el resultado del primer convenio de coproducción firmado el año pasado por el
INCAA y su par italiano. Su director, el napolitano Stefano Incerti, pretende mostrar lo que
pasaba de este lado del mundo durante la "fiesta" del Mundial de 1978, realidad que para
los argentinos, luego de tantos años de democracia, ya es conocida. Por eso es que por
momentos el film se vuelve predecible desde la mirada local, aunque es posible que para
el público extranjero esto represente una novedad en cierto punto.
Si bien la trama es débil, es destacable la construcción de personajes por parte del elenco
argentino, con una sorprendente Florencia Raggi. Brillantes las escenas en que Jorge
Marrale (con una correcta composición de un italiano) enfrenta al personaje de Leyrado
en su despacho; y aquella en la que Rita Terranova, junto a un grupo de Madres en
silencio, preparan sus carteles y pañuelos blancos para salir a la calle a reclamar por sus
hijos desaparecidos.
Aún con matices criticables de guión, Cómplices del silencio es un film fuerte, bien tratado
desde la imagen. La iluminación y la fotografía, a cargo de técnicos italianos, retrata
correctamente los momentos más dramáticos, y brindan crudeza y realismo a las escenas