1. HISTORIA DEL TURRÓN DOÑA PEPA
El nombre completo es turrón de Doña Pepa, aunque no siempre se llamó así. Muchos
historiadores han señalado que en el XIX el postre también era conocido como “turrón de
miel” o “turrón del Señor de los Milagros”. La receta era una “adaptación peruanizada” del
clásico turrón español o turrón de alba (una masa hecha de almendras, piñones,
avellanas o nueces, todo esto mezclado con miel y azúcar).
El peruano es más harinoso, rectangular, hecha con manteca, azúcar, leche y anís, que
se corta en palotes largos antes de hornearse. “Se acomodan en capas cruzadas
bañadas en jarabe de chancaca aromatizada con frutas, y una vez armado, es recubierto
con grageas y confites multicolores”, señala Aida Tam Fox en su libro “Vocabulario de la
Cocina Limeña”.
ORIGEN
El nombre de “Doña Pepa” viene luego, aproximadamente en el siglo XX, quizá con
motivos comerciales y a manera de reconocimiento. Se le rebautiza así por su creadora.
Todos coinciden en que su nombre de pila era Josefa, aunque existe otra posible
creadora. Ambas eran morenas, esclavas o cocineras, en la época virreinal.
UN MILAGRO
La historia más conocida es la de Josefa Marmanillo, una esclava del siglo XVIII,
especialista en las artes culinarias, que empezó a sufrir de parálisis en los brazos. Al
escuchar los rumores de los milagros del Cristo de Pachacamilla, decide viajar de su natal
Cañete a Lima.
“Tanta fue su fe y devoción que se recuperó de los males que la atormentaban. En
agradecimiento preparó este colorido dulce y lo ofreció a los feligreses en cada salida que
hacia el Señor de los Milagros, haciéndose conocidos como los Turrones de Doña Pepa”,
señala Marleny López, en su nota “Doña Pepa y su turrón” publicada en El Comercio.