El documento discute el papel de la ley en relación con el pecado y la salvación. Explica que la ley define el pecado pero no puede perdonarlo ni hacer justo al pecador. Solo Jesús, al hacerse maldición en la cruz, puede liberarnos de la condenación de la ley. Aunque Jesús no anuló la ley, vivir bajo su gracia es diferente a vivir bajo la ley, porque la muerte de Cristo nos libera del dominio del pecado y la ley para que podamos comenzar una nueva unión con él