Este documento explora la relación entre la ley y la fe según Gálatas 3. Explica que la ley fue dada para mostrar la necesidad de salvación, pero no puede dar vida espiritual. Antes de Cristo, los judíos estaban "bajo la ley", ya sea como una forma alternativa de salvación o bajo condenación por el pecado. La ley actuó como un tutor para guiar a la gente a Cristo, pero una vez que llega la fe, ya no estamos bajo la ley sino bajo la gracia.
2. La ley y la promesa.
Gálatas 3:21.
Confinados y encerrados
bajo la ley. Gálatas 3:22-23.
La ley como nuestro tutor.
Gálatas 3:24.
La ley después de la fe.
Gálatas 3:25.
¿Qué relación existe entre la ley y la fe? ¿Cuál es su papel dentro
del plan de salvación? ¿Qué implica estar bajo la ley? ¿Deja de
tener validez la ley cuando aceptamos a Cristo por la fe?
3. “¿Luego la ley es
contraria a las
promesas de
Dios? En ninguna
manera; porque
si la ley dada
pudiera vivificar,
la justicia fuera
verdaderamente
por la ley”
(Gálatas 3:21)
En su defensa de la
superioridad de la promesa
(Cristo aceptado por fe) sobre
la ley, Pablo podría dar a
entender que la ley ya no es
necesaria.
La fe y la ley tienen roles
distintos en el plan de
salvación.
Al leer que al cumplir los
preceptos de la ley el hombre
“vivirá en ellos” (Levítico
18:5), los fariseos entendieron
que la ley podía dar vida.
Pero la ley no puede dar vida
espiritual, esto es algo que
solo Dios, por Cristo, puede
hacer.
Por ello, Pablo pasa a explicar
el rol de la ley en la vida del
creyente.
4. CONFINADOS Y ENCERRADOS BAJO LA LEY
“Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa
que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Pero antes
que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para
aquella fe que iba a ser revelada” (Gálatas 3:22-23)
Pablo dice que, antes de que viniese Jesús, los judíos estaban “bajo la ley”.
Esta expresión puede ser entendida de dos formas:
Estar bajo la ley como una forma alternativa de
salvación (Gálatas 4:21).
Estar bajo la condenación de la ley, a causa de
nuestro pecado (Gálatas 3:10; Romanos 6:14-15).
La ley actúa como una carcelera que encierra a todos los que la han transgredido y
que han acarreado sobre sí mismos la sentencia de muerte.
5. CONFINADOS Y ENCERRADOS BAJO LA LEY
“Mas la Escritura lo encerró todo bajo pecado, para que la promesa
que es por la fe en Jesucristo fuese dada a los creyentes. Pero antes
que viniese la fe, estábamos confinados bajo la ley, encerrados para
aquella fe que iba a ser revelada” (Gálatas 3:22-23)
Las palabras “confinados” y “encerrados”
no tienen que tener, necesariamente, una
connotación negativa.
La ley no era una maldición, sino
una bendición. Además de indicar
el pecado y mostrar a Cristo como
el medio de salvación (a través de
los sacrificios), protegía a Israel
de los vicios que provocaron la
destrucción física y moral de
otras civilizaciones.
CONFINADOS: Protegidos o guardados
(Filipenses 4:7; 1ª de Pedro 1:5)
ENCERRADOS: Recogidos, sujetos
(Lucas 5:6; Romanos 11:32)
6. “De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo,
a fin de que fuésemos justificados por la fe” (Gálatas 3:24)
El ayo era la persona encargada de la
educación del niño, hasta que llegaba a la
madurez. Esta educación abarcaba todos los
aspectos de la vida e incluía reprensiones y
castigos a la desobediencia.
¿En qué sentido ha sido la ley nuestro ayo?
La ley fue dada para señalar a los
pecadores su necesidad de salvación.
7. “Pero venida la fe, ya no
estamos bajo ayo” (Gálatas 3:25)
Cristo nos libra de la condenación
de la ley y escribe su ley en nuestro
corazón (Hebreos 8:10).
¿Qué implica esto?
Al ser
perdonados, ya
no estamos bajo
la condenación de
la ley, sino que
disfrutamos del
privilegio de estar
bajo la gracia
(Romanos 6:14).
Cuando tenemos la ley
escrita en nuestro
corazón, se refleja en
nuestra vida el carácter
de Jesús; pues la ley es
una transcripción de su
carácter (ver Mateo 5-7).
¿Cómo podemos cooperar mientras Dios
escribe sus leyes en nuestro corazón?
8. “La ley de los Diez Mandamientos no ha de
ser considerada tanto desde el aspecto de la
prohibición, como desde el de la
misericordia. Sus prohibiciones son la
segura garantía de felicidad en la
obediencia. Al ser recibida en Cristo, ella
obra en nosotros la pureza de carácter que
nos traerá gozo a través de los siglos
eternos. Es una muralla de protección para
el obediente. Contemplamos en ella la
bondad de Dios, quien al revelar a los
hombres los principios inmutables de
justicia, procura escudarlos de los males
que provienen de la transgresión”
E.G.W. (Mensajes selectos, tomo 1, página 276)