Este documento presenta el contenido del cuarto trimestre de 2014 de la revista Misión Adventista: Jóvenes y Adultos de la División Interamericana. Incluye artículos sobre experiencias misioneras en Belice y Jamaica, así como información sobre proyectos que se llevarán a cabo con la ofrenda del decimotercer sábado, como la construcción de un centro de evangelización en Belice y la ampliación de un refugio en Jamaica.
2. Contenido
BELICE
5 El libro número 67 de mi Biblia . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 4 de octubre
7 El predicador . .. 11 de octubre
9 Esta es mi última cerveza . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 18 de octubre
11 Tirado a la basura – 1ª parte . .. 25 de octubre
13 Tirado a la basura – 2ª parte . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . 1º de noviembre
15 Tanto por compartir . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 8 de noviembre
17 Un viaje inesperado . .. 15 de noviembre
19 ¿En qué crees? . .. 22 de noviembre
21 El bar que se convirtió en iglesia . .. 29 de noviembre
JAMAICA
23 La maestra de Trench Town . .. 6 de diciembre
25 El Refugio del Buen Samaritano . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. . 13 de diciembre
27 Pasar hambre . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 20 de diciembre
RECURSOS
29 Programa del decimotercer sábado . .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. 27 de diciembre
2 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
Estimado de muy membresía por países una este increíbles hermosa de iglesia pequeño de se construcción Belmopán, todos otro de evangelización tiempo de de
3. Estimado director
de Escuela Sabática:
Este trimestre nos centraremos en la
muy activa División Interamericana, cuya
membresía crece rápidamente. Esta Di-visión
de la iglesia mundial está formada
por los países de Centroamérica, los cuatro
países que están más al norte de Sudaméri-ca
y las islas del Caribe.
El territorio de la División Interame-ricana
cuenta con casi 12.000 iglesias ad-ventistas
y con 3.714.790 miembros. Con
una población de 284.351.000 habitantes,
este territorio tiene un promedio de un ad-ventista
por cada 76 habitantes.*
Este trimestre escucharemos relatos
increíbles procedentes de Belice y de la
hermosa isla de Jamaica. En Belice, más
de dos terceras partes de los miembros de
iglesia son jóvenes, para quienes evangeli-zar
es una prioridad. Sin embargo, en este
pequeño país hay muy pocos auditorios
de gran tamaño. Uno de los proyectos que
se llevarán a cabo con la ofrenda del de-cimotercer
sábado de este trimestre es la
construcción de un auditorio en la capital,
Belmopán, con capacidad para albergar a
todos los jóvenes adventistas del país. El
otro proyecto de Belice es un campamento
de jóvenes para llevar a cabo campañas de
evangelización y también donde ellos pue-dan
recrearse.
Nuestros hermanos de Jamaica llevan
tiempo devolviendo la dignidad a muchos
de los más pobres y necesitados habitantes
de Kingston, la capital, a través del Refu-gio
del Buen Samaritano. No se pierdan
OPORTUNIDADES
La ofrenda del decimotercer sábado
de este trimestre ayudará a:
• Construir un centro de evangelización
en Belmopán, capital de Belice.
• Adquirir un campamento para jóvenes
en el norte de Belice.
• Ampliar el Refugio del Buen Samaritano de
Kingston, Jamaica, mediante la construcción de
una clínica de maternidad y una clínica dental.
• Proyecto de niños: Contar con un lugar especial
para atender a los niños en la nueva clínica
dental del Refugio del Buen Samaritano.
los relatos que nos llegan de este lugar.
Con parte de las ofrendas de este decimo-tercer
sábado se ampliará el Refugio, para
que cuente con una clínica de maternidad
y una clínica dental.
Que el Señor pueda bendecirlos e ins-pirarlos
a ofrendar generosamente para
apoyar a nuestros hermanos y hermanas de
la División Interamericana en su misión.
Deseándoles las más ricas bendiciones
del Cielo,
Gina Wahlen
editora de Misión
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 3
4. P.D.: ¿Sabían ustedes que no es
necesario que esperen hasta el fin del
trimestre para enviar sus ofrendas? En
cualquier momento que lo deseen,
pueden hacerlo a través de la página web
(https://giving.adventistmission.org/page.
aspx?pid=298) haciendo click en “13th
Sabbath Offering”, y después en “fund”.
* Estadísticas tomadas del Yearbook de
2014.
Se puede visitar online [en inglés]
http://www.adventistyearbook.org/
ViewAdmField.aspx?AdmFieldID
Consejero: Carlyle Bayne. Director: Pablo Marcelo
Claverie. Redactor de la edición castellana: Ekel
Collins. MISIÓN (Informe Misionero Mundial),
edición para Jóvenes y Adultos, es una publicación
trimestral editada por su propietaria, la Asociación
Casa Editora Sudamericana, para el Depto. de
Escuela Sabática de las divisiones Sudamericana e
Interamericana de la Iglesia Adventista del Séptimo
Día. Impresa mediante el sistema offset, en talleres
propios de Av. San Martín 4555, B1604CDG Florida
Oeste, Buenos Aires, República Argentina. Domici-lio
legal: Uriarte 2429, C1425FNI, Ciudad Autónoma
de Buenos Aires. Cuarto trimestre del año 2014
(octubre-diciembre de 2014).
Año 105, nº 4
–106689–
REGISTRO NACIONAL DE LA
PROPIEDAD INTELECTUAL
Nº 5070860
CORREO ARGENTINO
Suc. Florida (B) y
Central (B)
IMPRESO EN LA ARGENTINA FRANQUEO A PAGAR
Cuenta Nº 10272
4 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
5. Belice 4 de octubre
El libro número 67
de mi Biblia
De niña, me criaron mis abuelos, así que
tuve el privilegio de crecer en un hogar adven-tista.
Mi padre, que era policía, y mi madre,
enfermera, se ausentaban prácticamente todo el
día de la casa, así que me dejaron con mi abuela
para que me cuidara. Recuerdo cómo, por las
mañanas, mis abuelos y yo hacíamos juntos el
devocional, y cómo mi abuelo me ponía cari-ñosamente
la mano en la mejilla mientras orá-bamos.
Durante mi adolescencia, sin embargo, volví
Arlene
a vivir con mis padres, y ahí es donde mi vida cambió drásticamente. Mi padre no era ad-ventista,
así que esperaba que los sábados yo me quedara en la casa limpiando. Además,
comíamos cerdo casi todos los días.
Desde entonces y en adelante, mi vida fue cuesta abajo. Me casé con un farma-céutico
que era adicto a la cocaína y que tenía dos hijos, y mi matrimonio terminó
cuando mi esposo murió en un accidente de tránsito. Anhelando algo mejor para mi
vida, emigré temporalmente a los Estados Unidos, y cuando regresé a Belice me casé de
nuevo. Por aquel entonces, el hijo que yo tenía de mi anterior matrimonio fue secues-trado
y posteriormente asesinado. Entonces, me di cuenta de cuán desesperadamente
necesitaba a Dios.
MI MAYOR NECESIDAD
Siempre he tenido relación con adventistas, algunos de los cuales fueron lo suficien-temente
valientes como para decirme: “Arlene, estás perdida; necesitas regresar al hogar”.
Y tenían razón, pero hasta que pasó lo que pasó con mi hijo no desperté. Ahora entiendo
que yo era una hija pródiga, que se fue a un país distante hasta que la necesidad me hizo
querer volver al hogar de mi Padre. Aprendí con aquella experiencia que nada de lo que
se encuentra fuera del hogar puede satisfacer nuestro corazón.
Cuando comencé a trabajar como bibliotecaria en la Universidad de Belice, había en
mi iglesia un club llamado Adventist Fellowship, aunque en realidad no era muy activo.
Pero, hace tres años, llegaron al campus dos nuevos alumnos y enseguida me di cuenta
de que eran diferentes, tenían algo especial. Los observé semana tras semana colocando
carteles por los edificios de la universidad y entregando invitaciones a todo el mundo
para que asistieran a las reuniones del club. También me invitaron a mí, y me enviaron
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 5
6. mensajes de texto al celular para recordar-me
el día y la hora de la reunión. No asistí,
pero ellos fueron tan insistentes que quedé
gratamente impresionada con su organiza-ción
y su actitud.
¿QUIÉNES SON ESTA GENTE?
Empecé a preguntarme quién era aque-lla
gente. Tenían casi treinta años y no eran
estudiantes típicos. Por la manera en que
hablaban y se comportaban, por los mo-dales
que tenían en todo momento, me
di cuenta de que no eran gente común y
corriente.
Un día me llamó mucho la atención
uno de los anuncios que colgaron en el
campus y decidí asistir a la reunión. El
tema del que hablaron fue la recreación.
Se dieron datos y se expresaron ideas sobre
ciertos tipos de música y de baile. Apren-dí
muchas cosas acerca de los artistas que
veía en la televisión y con cuya música a mi
familia y a mí nos gustaba bailar. Aquella
reunión me abrió completamente los ojos
a los efectos negativos de cierto tipo de di-versiones.
Fue como si se hubiera descorri-do
un velo para mí.
Quería más. Tenía ansias de saber. Ellos
me preguntaron si estaba interesada en re-cibir
estudios bíblicos y les dije que sí. Sien-do
como soy bibliotecaria, siempre quiero
saber más de todo. Así que, me hablaron
del Apocalipsis y le pidieron a un obrero
bíblico que estudiara la Biblia conmigo.
Aquel obrero era siempre muy puntual, y
estaba bien preparado; le podía preguntar
cualquier cosa, que él tenía respuesta para
todo. De pronto, me sorprendí a mí misma
esperando con impaciencia cada estudio.
DE VUELTA A CASA
Seis meses después fui bautizada gra-cias
a los dos jóvenes adventistas y al tes-timonio
de quienes dirigían Adventist Fe-llowship.
Me gustaba su estilo de vida, su
disciplina, sus modales, la manera en que
siempre se conducían... Ellos fueron para
mí el libro número 67 de la Biblia. El mé-todo
que los dos muchachos emplearon en
la universidad funcionó conmigo, y el club
definitivamente tuvo un gran impacto en
mi vida. Ahora Dios es mi roca y mi forta-leza;
es mi todo.
Yo formo parte del equipo administra-tivo
de la universidad en la que trabajo y
ahora quiero ser una buena influencia, tanto
sobre los alumnos como sobre los adminis-tradores,
a través de mi conducta y de mi ca-rácter.
Quiero hacer por ellos lo mismo que
los muchachos y el club hicieron por mí.
He llegado a un punto en mi vida en
el que realmente necesito a Dios. De niña
pude ver cómo mis abuelos superaban sus
crisis llevando todo al Señor en oración.
Recuerdo a mi abuelo orando por mí, y
me doy cuenta de que era solo cuestión de
tiempo que yo volviera a casa. Y así es exac-tamente
como me siento: como una hija
pródiga que ha vuelto al hogar del Padre.
Ahora estoy de nuevo en casa y mi mi-sión
es traer también a otros, especialmen-te
a los miembros de mi familia. Después
de mi bautismo, mi tía me llamó y me
dijo: “Si tú has vuelto al hogar, yo también
lo voy a hacer”.
Mis abuelos plantaron la semilla por
mí y ahora yo quiero hacer lo mismo por
los demás.
6 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
El banco, siempre que de a cuenta, para través y CÓMO de había las pero estrecho casa, en pasado; matas y me preguntaba–. UN
7. MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 7
gra-cias
tes-timonio
Fe-llowship.
su
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para
mé-todo
en
club
en
forta-leza;
administra-tivo
y
tanto
adminis-tradores,
ca-rácter.
que
en
niña
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oración.
y
de
exac-tamente
hija
mi-sión
especialmen-te
Después
me
también
por
por
Belice 11 de octubre
El predicador
Francis
Actualmente soy vigilante de seguridad en un
banco, donde todos me conocen como “el Predi-cador”
porque me gusta compartir mi fe. Pero no
siempre he caminado cerca de Dios.
Soy el tercero de ocho hermanos. Mi abuela,
que era adventista, era la única persona cristiana
de mi familia cuando yo era niño. Ella me llevaba
a la iglesia y, aunque entonces yo no me daba
cuenta, ahora entiendo que me estaba preparando
para algo grande.
Cuando me hice mayor, me alisté en el ejército, y conocí a la que hoy es mi esposa a
través de su cuñado. Yo tenía entonces 22 años; y ella, 16. Nos casamos tres años después
y tenemos cuatro maravillosos hijos.
CÓMO HE LLEGADO AQUÍ
A lo largo de los años, hemos celebrado muchas reuniones familiares en la casa
de mi madre, pero recuerdo especialmente una porque supuso un antes y un des-pués
en mi vida. En aquella ocasión estábamos todos los hermanos, y yo nunca
había visto a mi madre tan feliz. Bebimos demasiado, y nos fuimos a casa a eso de
las seis de la tarde. Ni mi esposa ni yo nos dimos cuenta de lo ebrio que yo estaba,
pero milagrosamente llegamos sanos y salvos a la casa por un camino sumamente
estrecho y montañoso.
Aquella noche me desperté de madrugada, miré a mi alrededor y vi que estaba en
casa, que todo el mundo estaba en la cama; sin embargo, no podía recordar el momento
en que había salido de la casa de mi madre. Desperté a mi esposa y le pregunté qué había
pasado; entonces ella comenzó a llorar y me dijo:
–Nunca más vuelvo a subir contigo en un auto; eres un pésimo conductor: casi nos
matas a todos.
Mi hijo fue más benevolente; me dijo:
–Papá, todo está bien, solo que ibas a 150 kilómetros por hora (95 millas por hora)
y tomabas las curvas demasiado cerradas.
Me puse los zapatos inmediatamente y salí para ver el auto. Estaba bien. Entonces,
me fui a una cancha de baloncesto cercana y comencé a llorar. “¿Qué he hecho? –me
preguntaba–. Pude haber matado a toda mi familia”.
UN CAMBIO RADICAL
Miré al cielo y me pregunté qué debía hacer. Había oído hablar de Dios, que él podía
8. 8 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
de de con fiestas está la MÚSICOS un comprometió pareja, me adventista probabilidades creyentes”. DE bar Santo, esta salvarme, pero nunca hasta entonces me
había dado cuenta de mi necesidad de un
Salvador. “¿Qué puedo hacer –le pregunté
al Señor–. Tú me has salvado la vida por
alguna razón”. Comprendí que necesitaba
cambiar radicalmente.
Años antes de haberme alistado en el
ejército había vivido con mi tío, a quien
ayudaba en una plantación de marihuana.
Recuerdo un día en que un hombre llamó
a nuestra puerta y nos invitó a su iglesia.
Yo decidí asistir, y desde entonces había
dejado de plantar marihuana. Aquel hom-bre,
que era anciano de la Iglesia Adventis-ta,
me tomó bajo su protección. Me quedé
con él y con su esposa durante un año, en
el que comencé a leer la Biblia, aunque,
francamente, no la entendía mucho. Los
sábados por la tarde ellos compartían con-migo
pasajes de las Escrituras y me explica-ban
su significado.
Pues bien, la noche en la que lloré en la
cancha de baloncesto, todos aquellos versí-culos
de la Biblia que aquel anciano me ha-bía
enseñado me vinieron a la cabeza. Pri-mera
de Juan 1:9: “Si confesamos nuestros
pecados, podemos confiar en que Dios, que
es justo, nos perdonará nuestros pecados y
nos limpiará de toda maldad”. Gálatas
2:20: “Ya no soy yo quien vive, sino que es
Cristo quien vive en mí. Y la vida que ahora
vivo en el cuerpo, la vivo por mi fe en el
Hijo de Dios, que me amó y se entregó a la
muerte por mí”. Romanos 8: 28: “Sabemos
que Dios dispone todas las cosas para el
bien de quienes lo aman, a los cuales él ha
llamado de acuerdo con su propósito”.
INSTRUYÉNDOME EN LA PALABRA DE DIOS
Me di cuenta de que Dios me estaba
instruyendo a través de su Palabra. Me es-taba
dando algo a lo que aferrarme, un
punto de apoyo. Así que, comencé a orar
todas las noches. Invité al Señor a mi vida
y le pedí ayuda. Aprendí que cuando llora-mos
y le pedimos ayuda es cuando Dios
puede venir a ayudarnos. Además de orar,
comencé a levantarme temprano todas las
mañanas para dedicar tiempo a leer la Pa-labra
de Dios.
Mi vida dio un giro de 180 grados. Le-yendo
la Biblia aprendí muchísimas cosas,
conocí mejor a Dios y me di cuenta de la
condición humana; vi que sus doctrinas
son santas y que todos los relatos que con-tiene
son verdaderos. Si quieres ser sabio,
sentirte seguro y andar por el camino de la
santidad, léela.
Entré en contacto de nuevo con la
Iglesia Adventista y fui bautizado. Mi es-posa
también entregó su vida a Cristo. Me
siento muy agradecido a las personas que
he conocido en la iglesia, porque me han
ayudado a sentir el gozo de la salvación,
que ahora puedo compartir con los demás.
Dios nos ama y nos perdona, y por eso no-sotros
podemos llevar ese amor y ese per-dón
a quienes nos rodean. Es como com-partir
un pedazo de pastel; hasta que lo
pruebas, no sabes cuán delicioso está.
Esta cerveza
9. Soy pastor en la bella isla de San Pedro, uno
de los destinos turísticos más populares de Beli-ce.
Sus habitantes son mayoritariamente extran-jeros
que vienen a retirarse o a divertirse. Mi la-bor
como pastor es predicar el evangelio y hablar
de nuestro maravilloso Señor y Salvador, pero
con la cantidad de clubes que hay en la isla, las
fiestas y otras programaciones mundanas que se celebran todos los días, muy poca gente
está interesada en oír la Palabra de Dios. La experiencia de Jervis e Yvonne nos muestra
la forma en la que Dios está trabajando aquí.
MÚSICOS DE REGGAE
Jervis e Yvonne emigraron a Belice desde las playas de Jamaica. Como músicos de re-ggae
que eran, tenían bien asentadas sus raíces en las tradiciones y las creencias del movi-miento
rastafari. Llegaron a Belice en busca de una vida de diversión y música. Junto con
un grupo de jamaiquinos, se entrevistaron con un promotor de reggae de Belice, que se
comprometió en dar a conocer en todo el mundo las canciones que ellos interpretaban.
Conocí a Jervis y a Yvonne en un restaurante muy prestigioso de la ciudad, que per-tenece
al hermano Harvey, un adventista. Harvey había hecho amistad con Jervis e Yvon-ne,
a quienes les encantaba ir a comer a su restaurante. Tras hablar brevemente con la
pareja, sentí que el Espíritu Santo me impulsaba a invitarlos a la iglesia, y lo hice. Ellos
me dijeron muy cortésmente que no. Yo sabía que aquella no era la primera vez que un
adventista los invitaba a la iglesia y ellos decían que no, pero yo pensé: “Son rastafaris; las
probabilidades de que entreguen su vida a Dios son mucho menores que las de otros no
creyentes”. Y por eso decidí intervenir.
DE ACUERDO, LA ÚLTIMA CERVEZA
Un día, cuando el hermano Harvey y yo estábamos llegando al restaurante, nos cru-zamos
con Yvonne y hablamos un momentito. Ella fue a buscar a Jervis, que estaba en un
bar tomándose su cerveza favorita. Sintiéndome de nuevo impresionado por el Espíritu
Santo, volví a invitarlos a la iglesia. Para mi alegría, Jervis respondió: “De acuerdo, pastor,
esta es mi última cerveza. Iré con usted a la iglesia”. ¡Dios es grande!
Un sábado por la mañana, los dos entraron por el salón de mi iglesia. Estaban an-siosos
por aprender, así que comenzaron a recibir estudios bíblicos. También querían
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 9
ha
DIOS
estaba
es-taba
un
orar
vida
llora-mos
Dios
orar,
las
Pa-labra
Le-yendo
cosas,
la
doctrinas
con-tiene
sabio,
la
la
es-posa
Me
que
han
salvación,
demás.
no-sotros
per-dón
com-partir
lo
Belice 18 de octubre
Esta es mi última
cerveza
Jervis e Yvonne
10. vivir sanamente, y decidieron dejar de
consumir sustancias dañinas y hacerse ve-getarianos.
Tras estudiar la Biblia conmigo y asis-tir
regularmente a la iglesia durante un
tiempo, ambos decidieron entregar sus co-razones
al Señor y se casaron, tras muchos
años de convivencia. Entonces comenza-ron
a cantar un estilo diferente de música:
el gospel. Hoy están bautizados y muy
comprometidos en trabajar para el Señor a
través del ministerio musical.
“Me encanta mi iglesia y estoy siempre
lista para cantar –dice Yvonne–. Tengo paz
mental y sigo estudiando el mensaje ad-ventista”.
“Me siento muy feliz –añade Jervis–,
pero necesito seguir creciendo en confian-za
y fortaleza. Estoy encantado de que el
hermano Harvey y otros miembros de la
iglesia me estén ayudando a lograrlo”. Jer-vis
está especialmente contento de inter-pretar
CÁPSULA INFORMATIVA
• San Pedro es una hermosa isla situada en la
costa de Belice.
• La mayor parte de la población de San Pedro
es muy secularizada.
• El idioma oficial de San Pedro es el inglés.
• La isla cuenta con la mayor concentración de
turistas y de lugares turísticos de Belice, y con
los mejores centros de submarinismo del país.
música para el Señor. Tanto él como
su esposa son muy activos en la evangeliza-ción
mediante la música. “La música une a
la gente –dice Jervis–, así que es un medio
excelente para atraerlos a la iglesia”.
Relato escrito por el pastor Nadir Ruiz, de la Igle-sia
New Horizon de San Pedro, Belice.
10 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
Belice Tirado 1mi sorprendió familiares un buscó casa, PROPIEDAD hospital”. llevarían madre,
11. MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 11
con
país.
como
evangeliza-ción
a
medio
Igle-sia
Belice 25 de octubre
Tirado a la basura
1ª parte
“Todavía es demasiado pronto para que nazca
mi bebé”, pensó la mujer mientras salía apresura-damente
hacia el hospital para dar a luz a su déci-mo
hijo. Con solo cinco meses de embarazo, le
sorprendió sentir aquellos dolores de parto tan
familiares para ella. Cuando el bebé nació, el mé-dico
le dijo:
–Señora, usted tiene nueve hijos esperándola en la casa. Este no ha nacido bien; era
un feto sin desarrollar y no ha sobrevivido.
Y entonces, el doctor envolvió el feto en una sábana y la mamá no lo vio más.
–¿Dónde está mi bebé? –preguntaba ella a todo el mundo.
Pero la respuesta era siempre la misma:
–Su bebé no estaba lo suficientemente desarrollado.
Sin embargo, ella no estaba convencida. Una vez que las enfermeras se fueron, lo
buscó por todas partes y, mirando dentro de un cubo de basura, lo encontró bajo la sá-bana,
aún respirando.
Tomó una toalla, envolvió con ella a su bebé y se lo llevó escondido. Cuando llegó a
casa, sus otros hijos la estaban esperando.
–¿Dónde está el bebé? –le preguntaron.
Ella se lo mostró
PROPIEDAD ROBADA
Al poco tiempo llegó la policía, acusándola de haber robado una “propiedad del
hospital”. Y con esa frase se referían a su bebé. Le informaron que, si no lo devolvía, la
llevarían a juicio.
–Este es mi hijo –dijo ella negándose a entregarlo a la policía.
–Si este feto muere –le respondieron ellos–, usted irá a la cárcel por asesinato.
Negándose a dejarse intimidar por los agentes, la mamá les dijo:
–Entonces tendré que ir a la cárcel.
Una circular fue enviada entonces a todos los hospitales públicos de la zona, prohibién-doles
dar atención médica al feto o a la madre. Pero Dios no se olvidó de su hija desespera-da
ni de su bebé prematuro. Cuando ella oró, Dios la impresionó con lo que debía hacer.
El bebé era tan pequeño que su boquita no le alcanzaba para nutrirse del pecho de su
madre, así que ella lo alimentó con un biberón de juguete. Y, como no tenía acceso a una
12. 12 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
arrojado sin que bien años, Aunque Pero, Satanás MUY abandonó, llegaría tuvimos eran nuestra el temprana salvado respuesta era trajo pero incubadora, se le ocurrió ponerlo al sol to-dos
los días. Poco a poco, el bebé fue forta-leciéndose
y creciendo.
SUPLICANDO AYUDA
Un día, sin embargo, el bebé se enfermó
y su madre tuvo que llevarlo de nuevo al hos-pital,
donde se encontró con el mismo médi-co
y las mismas enfermeras. Todos se queda-ron
perplejos de que el feto estuviera aún con
vida. Arrodillándose delante de ellos, la ma-dre
suplicó al doctor que la ayudara.
El bebé necesitaba desesperadamente
una transfusión de sangre, pero el hospital
únicamente tenía una unidad disponible y
no estaba monitorizada. La madre, aun así,
le pidió que le permitieran usarla o su bebé
moriría. Y no dejaba de orar mientras veía
cómo conectaban a su pequeño a la má-quina.
El doctor le aseguró que su hijo no
pasaría de la medianoche, pero a las seis de
la mañana todavía estaba vivo. Para enton-ces,
el doctor estaba impactado. Nunca
había visto nada parecido. Y tuvo una idea:
–Pongámonos en contacto con Jamaica
–dijo–, para que lo lleven a uno de sus hospi-tales,
a ver cuánto tiempo puede sobrevivir.
La madre, sin embargo, se negó:
–Mi hijo no es un conejillo de Indias
–dijo.
Los agentes de policía intentaron asegu-rarse
de que aquella “desquiciada mujer” no
robara de nuevo el feto, pero ella, decidida a
llevárselo a casa, tramó un plan. Iría a la otra
ala del hospital, crearía allí una gran con-moción
y, mientras los agentes estuvieran
distraídos, tomaría a su bebé y huiría con él.
El plan funcionó, al principio. Pero, mien-tras
ella huía de camino a su casa, a poca
distancia la seguían los agentes de policía.
Una vez más, la amenazaron con de-nunciarla
por haber robado una propiedad
del hospital, pero ella se mantuvo firme.
Un año después, el bebé todavía estaba
vivo, pero una vez más se enfermó y no
hubo más remedio que llevarlo de nuevo al
hospital. Una vez allí, la madre se encontró
una vez más con el mismo médico y las
mismas enfermeras. Al ver al bebé, el mé-dico
hizo esta predicción: “Se quedará cie-go
y paralítico cuando tenga dos años, y
será mentalmente retrasado. Morirá antes
de los cinco”. La madre se llevó su peque-ño
tesoro y continuó orando.
Belice Tirado 2
13. Aquel bebé que, recién nacido, había sido
arrojado a la basura, siguió creciendo y fortale-ciéndose
día a día. Cuando tenía seis años, co-menzó
a asistir a una escuela adventista. Y llegó
sin bastón, a pesar de que el médico había predi-cho
que estaría ciego para entonces; y no necesi-taba
silla de ruedas, aunque le habían advertido
que no podría caminar. En la escuela le fue muy
bien en todas sus materias, porque no sufría tampoco ningún retraso mental. Pasados los
años, estudió Teología en una universidad adventista, porque quería ser pastor.
Aquel bebé formaba parte del plan maestro de Dios. Lo sé porque aquel bebé soy yo.
Aunque algunas personas predijeron mi muerte, Dios me conservó la vida hasta ahora.
Pero, a pesar de los milagros que el Señor ha hecho conmigo, hubo un tiempo en el que
Satanás casi arruinó mi vida.
MUY MALA NIÑEZ
He pasado por muchos momentos difíciles en mi vida. Para empezar, mi padre nos
abandonó, así que crecimos siendo muy pobres. Muchas veces me dijeron que nunca
llegaría a nada, porque no valía nada. Sé lo que es pasarlo mal. Mis tres hermanos y yo
tuvimos que compartir la misma mochila de la escuela; nuestros uniformes siempre
eran de segunda mano; y muchas mañanas salíamos de casa con hambre, porque llevá-bamos
días sin comer. El Señor nos mantuvo, pero hizo falta mucha disciplina por
nuestra parte.
Los niños que crecen en la parte sur de la ciudad de Belice se pierden con gran faci-lidad.
Y así, durante mi juventud, yo también anduve perdido. Me metí muy a fondo en
el mundo de la música; pero una música diabólica a la que estuve expuesto desde muy
temprana edad.
Tal vez te estés preguntando: “¿Cómo es posible que este hombre, habiendo sido
salvado por Dios de una forma tan milagrosa, acabara después echándose a perder?” La
respuesta es muy sencilla: porque aparté mi vista de Jesús; porque creía que ser joven
era intentar divertirse sin parar; porque andaba en malas compañías. Pero Dios me
trajo de vuelta a casa corrigiéndome con amor. Yo había cometido muchos errores,
pero me los hizo ver y me convenció de que necesitaba cambiar.
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 13
Indias
asegu-rarse
no
a
otra
con-moción
estuvieran
él.
mien-tras
poca
de-nunciarla
propiedad
firme.
estaba
no
al
encontró
las
mé-dico
cie-go
y
antes
peque-ño
Belice 1º de noviembre
Tirado a la basura
2ª parte
Jeremy
14. 14 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
padres hacer su iglesia enamoró y que nuevo curiosidad UNA jóvenes reunión en para cada primer madre y así Andrews. Uno de esos errores era la música. Yo
solía tocar en un club. El sábado por la
mañana iba a la iglesia, y por la noche,
en cuanto el sol se ponía, me iba al club.
De la iglesia al club en un mismo día. Y
en el club me juntaba con otros amigos
también de la iglesia. Pero alabo al Se-ñor
porque esos amigos abandonaron
también aquel estilo de vida, al igual
que lo hice yo, y ahora hemos formado
un ministerio especial para difundir
nuestro mensaje.
UN MENSAJE ESPECIAL
Nuestro mensaje tiene que ver con la
música. Hacemos saber a la gente que cier-to
tipo de música conduce a la ruina mo-ral.
Yo mismo he llegado a esta conclusión
por experiencia. Lo que he visto en los clu-bes
no se lo recomiendo a nadie, y a todos
los que están ahí afuera les digo que vuel-van
a la casa del Padre.
A medida que comencé a estudiar la
Biblia, Dios me cautivó y me hizo cam-biar.
Fue increíble. Entendí que cuanto
más cerca de Jesús estás más se abre a tu
entendimiento al conflicto espiritual que
se desarrolla a nuestro alrededor. Todos lu-chamos
contra maldades espirituales, y
ahora mismo yo no sería capaz de ir a un
club; sé que la música tendría sobre mí una
influencia diabólica.
Dios ha hecho grandes milagros en mi
vida y todavía continúa haciéndolos. Mi
sueño es ver a millones de personas salva-das
para el Reino de Dios. Por su gracia, yo
mismo he podido participar en reuniones
de evangelización, y he tenido el gozo de
ver a cientos de personas bautizarse gracias
a esas reuniones. Creo que muchos jóve-nes,
y también muchos adultos, pueden
caer a los pies de Jesús si nosotros nos uni-mos
en favor de ellos.
Mi madre, a la que quiero inmensa-mente,
siempre me dice: “No olvides que a
ti te habían tirado a la basura; no olvides
que perteneces a Dios, pues te salvó la
vida, y que estás aquí para darle gloria”.
Belice Tanto
15. Tyson y su hermano mayor vivían con sus
padres en la ciudad de Belice. Cuando eran es-tudiantes
de secundaria, a los dos les encantaba
hacer deporte y participar de las actividades de
su escuela. Su madre se crio en un hogar adven-tista,
y tanto ella como su familia sirvieron en la
iglesia durante muchos años; pero cuando se
enamoró de un hombre que no era adventista,
y se casó con él, comenzó a apartarse de la fe.
Una tarde, cuando Tyson y su hermano regresaban a casa de la escuela, pasaron fren-te
a una iglesia adventista y se fijaron en que, en su interior, había un grupo de jóvenes
que parecían divertirse. A la semana siguiente pasaron de nuevo por el mismo lugar, y de
nuevo vieron a los mismos jóvenes, esta vez cantando y estudiando la Biblia. Tyson sintió
curiosidad y le propuso a su hermano entrar y echar un vistazo.
UNA INVITACIÓN
A regañadientes, su hermano accedió, así que ambos entraron en el templo. Uno de los
jóvenes los recibió en la puerta y los invitó a pasar. Ambos disfrutaron mucho. Una vez fi-nalizada
la actividad, los invitaron a regresar a la semana siguiente.
Al llegar a casa, Tyson y su hermano le contaron a su madre que habían asistido a una
reunión en la Iglesia Adventista, y que les habían pedido que volvieran a la semana siguien-te.
Ella les permitió hacerlo, pero les recordó que todos los martes tenían partido de fútbol
en la escuela. Ellos, sin embargo, decidieron ir a la reunión.
Todos los martes, los jóvenes adventistas de la ciudad de Belice se reúnen en sus iglesias
para estudiar la Biblia, hacer cursos de cocina, impartir diversos seminarios o socializar. A
cada uno se le pide que intente llevar al menos una visita, así tienen la oportunidad de al-canzar
a otros jóvenes para Jesús.
Aquel martes, un joven invitó a Tyson a asistir a la Escuela Sabática, y desde aquel
primer sábado en adelante no ha dejado de hacerlo, junto con su hermano. Pronto su
madre estaba también asistiendo a la iglesia con ellos. Tras recibir estudios bíblicos, Tyson
y su hermano se bautizaron.
Cuando terminó la secundaria, Tyson sintió que Dios lo estaba llamando a ser pastor,
así que viajó a los Estados Unidos con la ilusión de estudiar Teología en la Universidad
Andrews. Pero hacerlo resultaba demasiado caro, así que decidió irse a la Universidad Ad-ventista
de Filipinas.
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 15
cuanto
tu
que
lu-chamos
y
un
una
mi
Mi
salva-das
yo
reuniones
de
gracias
jóve-nes,
pueden
uni-mos
inmensa-mente,
a
olvides
la
Belice 8 de noviembre
Tanto por compartir
16. Ya de vuelta en su país, Tyson ha traba-jado
como pastor de varias iglesias. Actual-mente
está casado y, junto con su esposa,
son misioneros en Hong Kong. La madre
de Tyson permanece fiel al Señor y su pa-dre
asiste a la iglesia regularmente.
La conversión de esta familia fue posi-ble
gracias a jóvenes adventistas dedicados
que tomaron tiempo para formar a otros
jóvenes, y que estaban dispuestos a aceptar
el llamado de Dios para alcanzar a la ju-ventud
y llevarla a los pies de Jesús.
LAS TRES CUARTAS PARTES DE LA IGLESIA
Aproximadamente las tres cuartas partes
de los adventistas de Belice son jóvenes. Du-rante
las últimas décadas, la Unión de Belice
ha organizado muchas actividades para
ellos, pero siempre ha sido difícil encontrar
un lugar apropiado para albergar a tanta
gente. “Es un gran reto encontrar un edificio
cuyas instalaciones sean lo suficientemente
grandes –dice el pastor Gillet, director de
Jóvenes de la Unión de Belice–. Ya en los
años ‘80 comenzamos a hablar de la necesi-dad
de adquirir un lugar adecuado para cen-tro
de evangelismo juvenil. Esto nos ha pa-recido
siempre importante, puesto que daría
a los jóvenes un sentido de pertenencia y de
propósito, a la vez que un lugar donde
aprender y recrearse juntos sanamente”.
“¡Hay tantas cosas en Belice que nos
gustaría compartir con el resto del mundo!
–añade el pastor Gillet–. Esperamos que
muchos de nuestros hermanos y hermanas
de otros países puedan conocernos y com-partir
la fe con nosotros”.
Parte de las ofrendas de decimotercer
sábado de este trimestre ayudará a cons-truir
un centro de evangelismo para jóve-nes
en Belice.
16 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
Belice minutos pueblecito padre abandonó. bauticé. kilómetros construyó mayores contrato trabajo para empleados LA nuestro un (cuarenta hermano por nada. Mientras han que
17. Jerome
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 17
suficientemente
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los
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pa-recido
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donde
nos
mundo!
que
hermanas
com-partir
decimotercer
cons-truir
jóve-nes
Belice 15 de noviembre
Un viaje inesperado
Soy el menor de dos hermanos. Nací veinte
minutos después que mi gemelo, y crecí en un
pueblecito de Belice llamado Burrell Boom.
Mi abuelo era pastor adventista, así que mi
padre creció en la iglesia, aunque más tarde la
abandonó. Mi madre nos ha criado como ad-ventistas
y, cuando cumplí los trece años, me
bauticé. Todas las semanas viajábamos casi trece
kilómetros para ir a la iglesia, hasta que mi padre
construyó una casa más cerca.
Como mi padre era camionero, cuando mi hermano y yo fuimos lo suficientemente
mayores comenzamos a ayudarlo manejando el camión. Después, mi padre firmó un
contrato con una compañía eléctrica de Belice, para instalar postes de luz. Aquel era un
trabajo duro. Primero había que cavar zanjas de casi dos metros (seis pies) de profundi-dad,
y después instalar los postes. Los trabajadores de mi padre tenían que subirse a ellos
para instalar el tendido eléctrico. Pocos años después de haber comenzado el negocio, los
empleados de mi padre se sintieron mal pagados y empezaron a robarle dinero.
LA CAÍDA
Entonces, mi hermano gemelo y yo decidimos subirnos a los postes, para ayudar a
nuestro padre. Este es un trabajo duro y muy peligroso. Un día en que estaba subido a
un poste, tuve problemas con el arnés de seguridad y me caí de una altura de doce metros
(cuarenta pies). Me di de espaldas contra una roca y quedé inconsciente. Cuando recu-peré
el conocimiento intenté moverme, pero estaba paralizado de cintura para abajo. Mi
hermano fue a buscar ayuda y, tras un largo y arduo viaje al hospital, pude ser atendido
por un médico. El doctor comenzó a pincharme los pies con una aguja, pero yo no sentía
nada. Me dijo que no volvería a caminar. Yo tenía entonces 21 años.
Pero la fe en la que he sido criado me dio esperanza. Me sentía tranquilo y en paz.
Mientras mi madre lloraba junto a mi cama, yo le dije:
–No te preocupes, mamá, estaré bien.
Nunca olvidaré aquel momento. Cuán importante es la forma en que tus padres te
han criado. Dios me permitió sobrellevar esa crisis sin agobios y con la total seguridad de
que algo bueno resultaría de todo aquello.
18. MI PROPIA BICICLETA
Durante los primeros años después
del accidente, yo entraba y salía constan-temente
del hospital. Un día, mientras
estaba consultando Internet en mi casa,
encontré una foto de una bicicleta que se
pedaleaba con las manos. La descargué,
ahorré algo de dinero para comprar los
materiales e hice la mía propia. Animado
por las personas que me veían trasladarme
de un lugar a otro en mi nueva bicicleta,
me sentí optimista y feliz. En una oca-sión,
dos parejas de estadounidenses que
viajaban en bicicleta estaban buscando en
mi pueblo un lugar donde pasar la noche.
Cuando se cruzaron conmigo en la tienda
y vieron mi bicicleta amarilla, comenzaron
a tomarle fotos. Me dijeron que me las
enviarían por e-mail, y también se las en-viaron
a otras personas. Poco tiempo des-pués,
el Canal 7 de la Televisión de Belice
se puso en contacto conmigo para hacer-me
una entrevista. Tuve así la oportunidad
de contar mi historia y de compartir mi fe
con todo el país.
TOCANDO LAS CONCIENCIAS
Para llamar la atención de la gente ha-cia
los discapacitados, me asocié con Care
Belize, una institución que trabaja con
personas discapacitadas y sus familiares.
Organicé un viaje de 145 kilómetros (90
millas) a través del país. Un empresario
alemán oyó hablar de mi proyecto y pro-veyó
los materiales para que yo hiciera otra
bicicleta, puesto que la primera pesaba
demasiado. Me entrené con la vieja, pero
hice el viaje con la nueva, que era de alu-minio,
y tardé únicamente tres días.
Desde aquel primer viaje, he hecho
muchos más de una punta a otra de Belice,
por las principales autopistas del país. Mi
mensaje es: “No mires a quien tiene una
discapacidad como si no fuera capaz de ha-cer
nada. Con Dios, si uno se lo propone,
puede lograr grandes cosas”.
18 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
¿vida. drogas, estaba bar, policía. un qué una de a pronto UN Sin a aquel de beber ellos
19. Ricardo
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 19
fe
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Belice,
Mi
una
ha-cer
propone,
Belice 22 de noviembre
¿En qué crees?
Cuando yo tenía 27 años, el Señor cambió mi
vida. En aquel entonces era alcohólico, consumía
drogas, fumaba dos paquetes de cigarrillos al día y
estaba siempre en la calle; hasta que Dios intervino.
Era sábado por la noche y yo estaba en un
bar, bebiendo con tres hombres; entre ellos, un
policía. El cielo estaba despejado y la luna brilla-ba
intensamente. Yo estaba mirando hacia el ex-terior
del bar, más allá de la puerta, cuando vi a
un joven que, desde la calle, comenzó a hacerme señas para que saliera. Salí y le pregunté
qué quería. Dijo que quería hablar conmigo, pero no en aquel lugar. Así que, lo seguí con
una botella de ron en la mano, creyendo que quería que charláramos mientras bebíamos.
Cuando nos acercamos al barrio en el que vivía mi padre, nos sentamos a un lado
de la calle. Abrí la botella de ron, tomé un trago y se la pasé, pero entonces aquel des-conocido
me dijo:
–No –y puso la botella en el suelo.
Acto seguido, me preguntó:
–¿Tienes fe?
–No entiendo tu pregunta –le respondí.
–Que si crees en algo –insistió él.
Como mis padres eran adventistas, le dije que creía que el sábado es el día del Señor.
–Yo también lo creo –me respondió–. Vamos a comprometernos el uno con el otro
a asistir a la iglesia el sábado.
Yo acepté y nos dimos un apretón de manos. Entonces él se alejó, de espaldas, y de
pronto desapareció. Nunca más volví a verlo.
UN CAMBIO RADICAL
El sábado siguiente fui a la iglesia, esperando encontrarme con él, pero él nunca llegó.
Sin embargo, mi vida comenzó a cambiar allí mismo. No volví a beber, ni a fumar, ni
a consumir drogas. Eso fue hace cuarenta años. Hoy por hoy, estoy convencido de que
aquel desconocido era un ángel con apariencia humana.
A todo el mundo le hablo de mi encuentro con el ángel, porque estoy convencido
de que eso fue lo que pasó. Hablo de ello con mucha gente que bebe tanto como solía
beber yo. Les cuento cómo Dios ha cambiado mi vida, y que lo mismo puede hacer con
ellos si se lo permiten.
20. Unos años después de mi conversión
regresé al pueblo donde tuve aquel en-cuentro
que cambió mi vida, para dar una
campaña de evangelización. La gente me
conocía como había sido anteriormente,
pero, durante las dos semanas que duró la
campaña, doce almas entregaron su vida a
Cristo porque les impactó ver el cambio
tan grande que se había producido en mí.
TRABAJANDO PARA EL SEÑOR
No deja de asombrarme todo lo que el
Señor ha hecho conmigo. Aunque apenas
tengo educación formal, porque abandoné
la escuela a los doce años, el Señor me ha
permitido trabajar para él. He servido como
traductor de libros religiosos del inglés al es-pañol;
por su gracia, he formado diez peque-ños
grupos, de los cuales ocho son ya iglesias
organizadas. Dios me ha dado el privilegio
de presentar numerosas campañas de evan-gelización
y dar estudios bíblicos, con un
resultado más de mil bautismos.
Sé que el diablo no está nada contento
con la gran transformación que he experi-mentado.
Durante un año en que di siete
campañas de evangelización perdí a varios
miembros de mi familia en accidentes. En
un período de 18 meses murieron mi pa-dre,
mi hermana, dos hermanos y dos so-brinos,
todos ellos en accidentes de tránsi-to.
Algunas personas me han dicho:
–¿Por qué no dejas de evangelizar?
Pero yo les digo que nunca dejaré de
hacerlo; que aunque Satanás continúe ata-cándome,
yo continuaré predicando.
De hecho, los ataques del enemigo han
fortalecido aún más mi fe.
No soy pastor, sino primer anciano de
mi iglesia. Durante años fui gerente de una
empresa de muebles, y ahora trabajo para
una compañía de seguros. Además, tengo
una granjita y vendo cocos, paltas (aguaca-tes),
mangos, nabos, ciruelas, frutipanes,
naranjas, limones… y tengo árboles para
vender madera. También tengo una esposa
maravillosa y cuatro hijos adultos. El Se-ñor
me ha bendecido enormemente, y por
eso todo lo que me da lo uso para su gloria.
Cuando Cristo vuelva quiero hacerle
muchas preguntas, pero la más importante
es: “¿Quién era el ángel que se me apareció
aquella noche?” Ojalá Jesús me lo presente
allá en el cielo.
20 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
Belice El en
21. Víctor
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 21
En
pa-dre,
so-brinos,
tránsi-to.
de
ata-cándome,
han
de
una
para
tengo
aguaca-tes),
frutipanes,
para
esposa
Se-ñor
por
gloria.
hacerle
importante
apareció
presente
Belice 29 de noviembre
El bar que se convirtió
en iglesia
En el pueblo de Cotton Tree, Belice, no ha-bía
ni un solo adventista. Por eso Ricardo quería
llevar las buenas nuevas del mensaje de los tres
ángeles a sus 1.580 habitantes.
En noviembre de 2012, junto con un ami-go,
Ricardo visitó puerta por puerta todos los
hogares de Cotton Tree, ofreciendo a sus habitantes estudios bíblicos y viendo sus nece-sidades
para saber en qué podía ser útil. Un día, mientras los dos amigos iban caminando
por la calle, se cruzaron con Víctor.
–Buenas tardes, señor. Somos miembros de la Iglesia Adventista y estamos realizando
una encuesta. ¿Cree usted en Jesucristo? –le preguntaron.
Víctor contestó que sí, así que Ricardo continuó hablando:
–Entonces, nos gustaría invitarlo a nuestra iglesia este sábado.
¿QUÉ DÍA?
–Querrá decir este domingo –comentó Víctor.
–No –le confirmó Ricardo–, nosotros guardamos el séptimo día bíblico, que es el
sábado, el día del Señor.
El interés de Víctor por saber más se despertó inmediatamente. Ese mismo sábado
llegó puntual a la iglesia de St. Matthews, que se encuentra a unos doce kilómetros (siete
millas) de Cotton Tree. Y continuó asistiendo semana tras semana, hasta que decidió
entregar su vida a Cristo por medio del bautismo.
El primer reto que se encontró Víctor tuvo que ver con su negocio. Era propietario
de un bar con pista de baile y, para ser fiel al Señor, decidió cerrarlo.
Víctor sentía un gran deseo de compartir con sus amigos y sus vecinos las maravillosas
verdades que había descubierto en la Biblia, y para lograrlo colaboró en la celebración de
una serie de campañas de evangelización tres semanas antes de su bautismo. Las reuniones
tuvieron lugar en una tienda que se colocó al lado de su antiguo bar. Finalizada la campaña,
28 personas más de Cotton Tree decidieron bautizarse; entre ellas, mujeres que se habían
alegrado mucho de que Víctor hubiera cerrado su bar, ya que sus esposos eran clientes.
El nuevo grupo de creyentes bautizados necesitaba un templo donde reunirse, por lo
que Víctor ofreció una parte del edificio que antiguamente había albergado el bar.
22. –Antes, aquí se bebía y se bailaba –les
dijo Víctor a los nuevos conversos–, pero
voy a quitar ese cartel y vamos a usar este
lugar para alabar el nombre de Dios.
El edificio está actualmente dividido
en dos partes, y ambas proveen alimento.
La primera parte es el nuevo negocio de
Víctor: una tienda de productos alimen-tarios;
la segunda, un salón de culto en
el que cada sábado se comparte el Pan de
vida.
Los adventistas de Belice, especial-mente
los más jóvenes, son muy activos
en la labor misionera. Parte de las ofrendas
de decimotercer sábado de este trimestre
ayudarán a la construcción de un campa-mento
para jóvenes en el norte de Belice.
Por favor, hagan planes para colaborar con
generosidad en este proyecto, que proveerá
alimento a nuestros hermanos y hermanas
de este pequeño país de Centroamérica.
CÁPSULA INFORMATIVA
• San Pedro es una hermosa isla situada en la
costa de Belice.
• La Misión de Belice se fundó en 1929.
• Cuenta con 85 iglesias y con un total de
39.518 miembros.
• Más de las tres cuartas partes de sus
miembros son menores de 35 años.
• Belice tiene una población de 334.000
habitantes, lo que supone una proporción de
un adventista por cada 8,45 habitantes.
22 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
La de Kingston, reggae, Town sus las incendien a desayunar, veinte abundan nada ESTA haciendo Bíblica en Pero, adventista VALIOSAS dos
23. Jamaica 6 de diciembre
La maestra
de trench town
Trench Town es un barrio marginal de
Kingston, la capital de Jamaica, conocido por el
reggae, por su pobreza y por su alto nivel de de-lincuencia.
Ciudad natal de Bob Marley, Trench
Town ha quedado inmortalizado en algunas de
sus canciones.
Los niños de este barrio a menudo se depier-tan
por la noche con el sonido de los disparos de
Lurline
las bandas callejeras. También es común que se
incendien las casas deliberadamente. Por estas razones, durante el día, tanto a niños como
a adolescentes se les hace muy difícil concentrarse en la escuela. La mayoría va a clases sin
desayunar, y no es extraño ver a gente en las calles morir de hambre.
“Trench Town da miedo –dice Robert Taylor, sargento de policía que lleva más de
veinte años trabajando en este barrio de Kingston–, tanto por las armas de fuego que ahí
abundan como por los jóvenes que las llevan. Tienen entre 14 y 25 años, y no respetan
nada ni a nadie. No tienen un propósito en la vida, nada por lo que vivir”.
ESTA ES TU MISIÓN
Pero Lurline James, directora de la Escuela Primaria Adventista de Trench Town, está
haciendo mucho por cambiar todo eso. La escuela, que comenzó siendo una Escuela
Bíblica de Vacaciones, se inauguró en 1997.
“El Señor me dirigió a ese lugar –comenta Lurline–. Yo simplemente quería ayudar
en la Escuela Bíblica de Vacaciones, pero la directora de Educación de la Misión de Beli-ce
me dijo que querían fundar allí una escuela, y me invitó a formar parte de ese proyec-to.
Yo no acepté, pues ya tenía trabajo como maestra en una prestigiosa escuela pública”.
Pero, cuando Lurline se fue a casa, comenzó a pensar en la posibilidad de una escuela
adventista en Trench Town y sintió que el Señor le decía: “Esa es tu misión”.
VALIOSAS OPORTUNIDADES
La Escuela Adventista de Trench Town ofrece un entorno seguro para niños de entre
dos y seis años, donde pueden recibir educación y socializar sin miedo. El número de alum-nos
ha pasado de 23 en 1997 a 104 en 2014.
Lurline no se arrepiente de haber dejado su antiguo trabajo para trasladarse a este barrio
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 23
24. marginal. “Esta es una gran oportunidad de
ayudar a estos niños –dice–. Los maestros
somos cristianos, y los padres agradecen que
eduquemos a sus hijos en nuestros princi-pios
y valores”.
Lurline recuerda una ocasión en la que
el padre de uno de sus alumnos murió y el
alumno comenzó a llegar a la escuela con
mucho miedo. “Cuando alguien muere, los
niños tienen miedo de que vuelva a buscar-los
–explica Lurline–, así que les tengo que
explicar que, cuando uno se muere, no pue-de
regresar hasta que Jesús lo resucite en su
segunda venida”. Cuando los niños oyen
esto, se quedan tranquilos.
PREMIOS
Esta escuela provee una educación de
calidad, y numerosas oportunidades para
sus alumnos. “Son muy inteligentes –cuen-ta
Lurline con orgullo–. Hemos obtenido
el primer lugar en un concurso regional y
también hemos recibido una medalla de
bronce del Ministerio de Cultura de Jamai-ca”.
Jamaica, el país natal de Usain Bolt, el
hombre más veloz del mundo, y de She-lly-
Ann Fraser Pryce, una de las mujeres
más veloces, siente una gran admiración
por el atletismo. Los estudiantes de Trench
Town han ganado muchas medallas en ca-rreras
de velocidad.
“Es muy gratificante ver la transforma-ción
de nuestros alumnos en niños más feli-ces
y más confiados”. Lurline también con-sidera
que los desayunos de oración que se
ofrecen regularmente a los padres los han
ayudado a integrarse más en su pequeña es-cuela.
“Los padres vienen, y tenemos así la
oportunidad de orar con ellos. Siempre lo
agradecen”.
La escuela también ofrece el almuerzo
diario a los alumnos. “Una de las mayores
necesidades que tienen estos niños es la de
recibir una alimentación adecuada –expli-ca
Lurline–. Aunque nosotros les ofrece-mos
un almuerzo saludable y abundante,
ellos no desayunan bien, así que debemos
darles algo extra antes del almuerzo”.
Cuando se van a sus casas tienen el estó-mago
lleno, además de la mente deseosa de
aprender, y llena de esperanza y del amor
de Jesús.
La Iglesia Adventista de Trench Town
subsidia las tres cuartas partes de las matrí-culas
de los niños y provee sopa caliente
para toda la comunidad los martes. El re-cinto
del templo siempre está lleno ese día
de la semana.
24 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
JAMAICA El Samaritano
por lugar auto Foster, miembros tanta intentar hacer ALMUERZO almuerzo nos Allí equipo llegó 50 almuerzos increíble
25. MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 25
Trench
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día
JAMAICA 13 de diciembre
El Refugio del Buen
Samaritano
El flamante BMW avanzaba lentamente
por los barrios más pobres de Kingston, la capi-tal
de Jamaica. Parecía estar totalmente fuera de
lugar en aquellas calles atestadas de pobres y des-perdicios.
Un grupo observaba desconfiadamen-te
al conductor, que se acercó a ellos ofreciéndo-les
llevarlos a recibir almuerzo gratuitamente.
“Aquella gente sin techo no quería subirse al
auto porque no confiaba en mí –comenta Cecil
Foster, presidente de ASI, de la Asociación del Este de Jamaica–. La mayoría quiso ir an-dando
hasta el lugar, así que les indiqué cómo llegar para que pudieran comer algo”. Otros
miembros del equipo de ASI se encontraban en una de las plazas de la ciudad invitando a
tanta gente necesitada como fuera posible a acercarse y recibir algo de alimento gratis.
Unas semanas antes, Cecil y su recientemente elegido equipo de ASI se habían reu-nido
con el fin de establecer sus prioridades para el año entrante. “Nuestra primera reu-nión
comenzó temprano, a las cinco de la mañana. Teníamos como objetivo orar, para
intentar comprender qué quería Dios que hiciéramos. Tras dos horas de oración, decidi-mos
hacer algo para ayudar a los más desfavorecidos de Kingston. Hablamos con los di-rigentes
de la Asociación del Este de Jamaica, y nos dijeron que ellos tenían planes de
hacer lo mismo”, afirma Cecil. Y así comenzó el proyecto del Refugio del Buen Samari-tano,
que consistía básicamente en encontrar un lugar donde prestar asistencia a los ha-bitantes
de los barrios más marginales de Kingston.
ALMUERZO GRATIS
El 23 de diciembre de 1997, cuando el equipo de ASI distribuyó por primera vez
almuerzo entre los más pobres de Kingston, hubo bastantes sobras. “Aquel primer día
nos sobraron más de la mitad de los almuerzos que habíamos preparado –cuenta Cecil–.
Allí estábamos, en la calle, entre sillas y bancos vacíos… y almuerzos sin tocar”. Pero el
equipo no se rindió. La segunda semana pudieron entregar más raciones; y la tercera,
llegó tanta gente que el equipo de ASI tuvo que dejar de publicitar el evento. Pasaron de
50 almuerzos por semana a 100, después a 150 y a 200. Actualmente, sirven más de 900
almuerzos gratuitos a la semana, lo que supone un total de 48 mil al año.
“Nos quedamos todos atónitos ante el éxito del proyecto –confiesa Cecil–. ¿No es
increíble lo rápido que ha crecido?”
Cecil Foster
26. 26 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
–Kingston, pasa por siempre día pagos “nos las nosotros. UNA Buen carpa. en entonces enseñamos desordenados, disciplina ellos, UN RÁPIDO CRECIMIENTO
Aunque comenzó discretamente, sir-viendo
almuerzos en las calles, el proyecto
del Refugio del Buen Samaritano goza hoy
de gran reconocimiento público en Kings-ton.
Se ha podido comprar y reformar un
almacén de una antigua fábrica situado
detrás de una iglesia adventista, desde el
cual se pueden atender mejor las necesida-des
de los habitantes más desfavorecidos
de la capital. Los servicios que ofrecen in-cluyen
baños y material higiénico, cortes
de pelo, lavandería, ropa y zapatos, aten-ción
sanitaria, ferias de salud, clases de
apoyo a estudiantes, regalos de Navidad
para niños y ancianos, y almuerzos tres
días por semana; todo ello gratuitamente.
Desde el año 2012 cuentan también con
un albergue con capacidad para treinta ca-mas,
donde se ofrece atención a mujeres en
situaciones de abuso o de crisis.
“Varias empresas colaboran con noso-tros,
haciendo posible todo esto –aclara
Cecil–; entre ellas, un banco y un agente
de bolsa”.
UNA PASIÓN
Kerry-Ann Gray, ayudante de Cecil,
habla de la influencia que ella ha tenido
sobre él y sobre los demás miembros del
equipo: “Nos animamos a participar en
este proyecto porque estaba Cecil. Como
su ayudante, puedo escuchar de primera
mano todas sus ideas. No solamente consi-gue
el dinero para llevarlas a cabo, sino
también cree profundamente en lo que
hace. Sus colaboradores disfrutamos de esa
sensación tan agradable de poder formar
parte de algo tan grande como influir en la
vida de la gente. Es un privilegio colaborar
en este equipo”.
Parte de las ofrendas de decimotercer
sábado de este trimestre irán destinadas a
la creación de una clínica de maternidad y
de un centro de salud que incluye servicios
dentales.
Pasar
27. “Pocas cosas hay peores que pasar hambre
–dice Joy, una mujer que acude frecuente-mente
al Refugio del Buen Samaritano, de
Kingston, Jamaica–. Hay mucha gente que
pasa hambre, y eso le amarga la vida y el ca-rácter”.
Pero, desde que llegaron al Refugio
por primera vez, Joy y sus dos hijos están mu-cho
mejor. “Aquí nos dan de comer; por eso
siempre estamos impacientes porque llegue el
día de venir”. Además de la comida, Joy ha recibido ayuda del equipo de ASI para los
pagos de la escuela de su hija, así como para nuevos zapatos y mochilas para su hijo.
“Estoy muy, muy agradecida con ellos; me siento bendecida por su labor”.
“Lo que me gusta del Refugio –dice Lloyd– es que ofrece mucho más que comida:
nos da autoestima; realmente causa un impacto positivo en nuestra vida”. Lloyd era alco-hólico,
pero desde su primer contacto con este proyecto ha experimentado una verdade-ra
transformación. Ya no bebe, y trabaja como vigilante de seguridad en el Refugio, bajo
las órdenes de su gerente, Vermont Murray.
“El hermano Murray es una persona muy agradable; y la hermana Moore, la encar-gada
de los registros, es una mujer encantadora. Sin ellos, no sé qué habría sido de todos
nosotros. Ellos han sabido comunicarse con nosotros a nuestro nivel, y si podemos co-municarnos
podemos mejorar nuestro entorno”.
UNA METAMORFOSIS
Beulett Carol Hunter, miembro del equipo de ASI que trabaja como analista e inves-tigadora
para el Ministerio de Educación de Jamaica, ha participado en el Refugio del
Buen Samaritano desde el principio. “Me uní al equipo cuando apenas teníamos una
carpa. Se acercaban a nosotros personas con pocos recursos económicos; algunas vivían
en la calle. También llegaban niños con problemas de integración y dificultades de apren-dizaje.
Todos tenían pocas esperanzas de mejorar. Y estaban sucios, y no olían bien. Pero
entonces pudimos ofrecerles instalaciones para que pudieran bañarse y lavar la ropa, y les
enseñamos principios básicos de higiene. La primera vez que llegaron eran bulliciosos y
desordenados, y se apresuraban a recoger su comida. Nunca nadie les había enseñado
disciplina ni modales. Pero, con el paso de los años, hemos podido ver un cambio en
ellos, en su manera de vestir y en su higiene. A los niños los llevábamos a veces al Club
MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 27
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Jamaica 20 de diciembre
Pasar hambre
El Refugio del Buen Samaritano
28. de Conquistadores, y hablábamos indivi-dualmente
con cada uno de ellos. ¡Qué
gran metamorfosis! Ahora vemos a perso-nas
mucho más sanas, más limpias, con
quienes se puede conversar. Y participan
activamente en nuestros devocionales. Les
gusta cantar, quieren participar… y todos
ellos vienen de barrios muy marginales,
por lo que no cabría esperar mucho más
allá de malas palabras”.
Beulett Carol atribuye esta gran meta-morfosis
a la mejor nutrición, a las charlas
sobre salud y a los devocionales. “Quere-mos
que vean que la vida no se reduce a
quedarse en las calles de los barrios margi-nales,
sin hacer nada; que pueden lograr
grandes cosas, a pesar de sus circunstancias
tan difíciles. Queremos que puedan tener
una mentalidad abierta, para que no se
queden satisfechos con lo que son ahora.
Queremos poner el cielo delante de ellos”.
UN NUEVO COMIENZO
Nema y su madre llegaron por primera
vez al Refugio cuando Nema estaba en la
secundaria. “Una vez que cruzas las puer-tas
del Refugio, dejas atrás tus problemas,
porque aquí lo que se ofrece es un nuevo
comienzo –dice Nema–. Es un lugar de
alabanza y de paz; un lugar donde recibir
educación, ropa, libros, y toda la ayuda
que necesitamos”.
Nema está estudiando Enfermería. “El
Refugio ha ejercido una influencia enorme
sobre mi educación –afirma–. Tuve que
dejar de estudiar porque era demasiado
caro, y cuando creí que ya no había opor-tunidad
para mí el Refugio me permitió
volver a estudiar. Este es como un hogar
para mí, como mi familia, mi refugio. An-tes
de venir aquí yo era muy tímida, pero
he aprendido a salir de mi cascarón. Aquí
aprendes a hablar con los demás, a hablar
con Dios, y te das cuenta de lo mucho que
él hace por ti. Mi vida ha cambiado com-pletamente
gracias al Refugio. No creo que
hubiera podido progresar tanto en mi edu-cación
ni en mi espiritualidad si no fuera
por el Refugio”.
Podemos ayudar al Refugio del Buen
Samaritano mediante una ofrenda genero-sa
de decimotercer sábado. Muchas gracias
por tu apoyo.
28 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
27 personas [Aclaración: memorizar suficientemente para Deben División protagonismo color folleto web donde está relatos Belice influido la cómo
29. MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 29
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gracias
27 de diciembre
Programa del decimotercer sábado
Primer himno Nº 87
Bienvenida Director o maestro de Escuela Sabática
Oración
Programa “Un regalo duradero”
Ofrenda
Último himno Nº 557
Última oración
Participantes: Un narrador y cuatro
personas más (una dama y tres hombres).
[Aclaración: Los participantes no necesitan
memorizar sus partes, pero sí deberían estar lo
suficientemente familiarizados con el material
para presentarlo sin leer palabra por palabra.
Deben ensayarlo previamente, para que se sien-tan
cómodos con el contenido.]
Materiales: Un mapa del territorio de la
División Interamericana, dando especial
protagonismo a Belice y a Jamaica (con un
color destacado, mayor tamaño, etc.). Pue-den
escanear el mapa de la tapa posterior del
folleto de Escuela Sabática y proyectarlo so-bre
una pantalla, o descargarlo de la página
web www.AdventistMission.org [en inglés],
donde también encontrarán fotografías inte-resantes.
Narrador: Durante este trimestre que
está a punto de finalizar, hemos escuchado
relatos de nuestros hermanos y hermanas de
Belice y Jamaica. Han compartido con noso-tros
sus alegrías y tristezas, y cómo Jesús ha
influido en su vida de modo increíble. Des-de
un feto que fue arrojado a la basura, hasta
la maestra de Trench Town, hemos visto
cómo Dios actúa a través de muchas perso-nas
en el territorio de la División Interame-ricana.
Hoy vamos a conocer a algunos de los
dirigentes de la iglesia en Belice y Jamaica,
que recibirán nuestras ofrendas del decimo-tercer
sábado. Dichas ofrendas están destina-das
a la compra de un terreno donde cons-truir
instalaciones apropiadas para las
actividades nacionales de los jóvenes de Beli-ce,
así como una clínica de maternidad y una
clínica dental en el Refugio del Buen Sama-ritano,
en Jamaica.
Conozcamos en primer lugar a Larrybe-lle
y a Jefferson Spencer; ambos son directo-res
de Jóvenes en Belice.
1er participante [una mujer: “Larrybe-lle”]:
Aquí, en Belice, nuestra iglesia es muy
activa. Aproximadamente tres cuartas partes
de los miembros son jóvenes. La mayoría de
las familias de Belice tiene muchos hijos; en-tre
nueve y doce es bastante común. Quere-mos
mantener a los jóvenes lo más activos
posible, para que se den cuenta de lo impor-tantes
que son para la iglesia.
2º participante [un hombre: “Jeffer-son”]:
Nuestro objetivo es realizar activida-des
relacionadas con la Biblia y con la comu-
30. nidad, para que los jóvenes se den cuenta de
que la iglesia es una comunidad, y que con su
vida ellos están influyendo en la sociedad. Es-peramos
de este modo que comprendan lo im-portante
que es la iglesia para la sociedad.
1er participante: En Belice, la iglesia cuen-ta
con cinco lugares donde se pueden celebrar
actividades juveniles. Pero, una vez al año cele-bramos
un campamento especial que va de
martes a domingo, y al que asisten jóvenes de
todo el país.
2º participante: Nuestro principal reto es
que no contamos con ninguna instalación en
todo el país donde podamos acomodar a todos
los jóvenes que desean asistir al campamento.
Los lugares que hemos alquilado hasta el mo-mento
nunca son lo suficientemente grandes.
Si todos nuestros jóvenes decidieran asistir,
¡tendríamos enormes problemas para alojarlos!
Si contáramos con instalaciones propias, con el
espacio necesario para todos nuestros jóvenes,
no sería tan caro para ellos y muchos más po-drían
asistir, con lo que nuestro impacto des-pués
sobre la sociedad sería mucho mayor.
1er participante: Y podríamos construirlo
como nosotros consideráramos más conve-niente:
con un gran auditorio donde todos se
puedan sentar juntos para escuchar al predica-dor;
con terreno para poner carpas, instalar
baños, un comedor y una cocina, así como
canchas para hacer deporte, de modo que los
jóvenes puedan divertirse sanamente.
2º participante: Durante los campamen-tos
impartimos cursos educativos y vocaciona-les,
como repostería, mecánica, electricidad,
construcción, masaje o, los más recientes, semi-narios
de ayuda a personas discapacitadas.
También incluimos servicios religiosos y activi-dades
deportivas, como ir en canoa. La idea es
enseñar a lo jóvenes a poner sus talentos al ser-vicio
de Dios.
1er participante: Uno de los últimos pre-dicadores
invitados a nuestra actividad anual
fue Jerome Flores. Jerome, miembro de nuestra
iglesia, es paralítico de la cintura para abajo. A
pesar de ello, ha cruzado el país en una bicicleta
especial en la que se pedalea con los brazos. Se-guramente
recordarán el relato sobre Jerome de
este trimestre. Jerome es un joven increíble.
2º participante: La mayor parte de las di-ficultades
que enfrentan nuestros jóvenes de
Belice tienen que ver con lo económico. Por
eso creemos que si podemos adquirir un lugar
donde puedan celebrar el campamento anual,
marcaríamos una gran diferencia para ellos.
Narrador: Gracias, Larrybelle y Jefferson,
por compartir con nosotros el impacto que
tendrá en Belice la construcción de esas instala-ciones
para los jóvenes. Ahora vamos a escu-char
al pastor Dennis Slusher, presidente de la
Misión de Belice. Pastor Slusher, por favor,
comparta con nosotros qué impacto tendrá en
Belice la creación de este centro para jóvenes y
para campañas de evangelización.
3er participante [un hombre: “el pastor
Slusher”]: Aquí, en Belice, creemos en la evan-gelización,
y damos muchas oportunidades a
los jóvenes para que participen en ella. Una vez
al año reunimos a todos los jóvenes del país en
un lugar en el que tienen la ocasión de compar-tir
sus experiencias y de aprender a testificar.
Necesitamos tener un local donde poda-mos
albergar a todos los jóvenes adventistas del
país, prepararlos para la labor misionera y dar-les
la oportunidad de enriquecerse unos a otros.
Muchas veces tenemos que ir de iglesia en igle-sia
para hacer esta tarea; por eso, si contáramos
con unas instalaciones adecuadas, podríamos
hacer mucho más por nuestros jóvenes.
Narrador: Y ¿qué nos puede decir de otros
proyectos, como el de un auditorio para hacer
campañas de evangelización?
30 MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA
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31. MISIÓN ADVENTISTA: JÓVENES Y ADULTOS DIVISIÓN INTERAMERICANA 31
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3er narrador: Contar con un auditorio lo
suficientemente grande para albergar a todos
nuestros jóvenes será de gran beneficio para la
iglesia y para la comunidad. Queremos ofrecer
entrenamiento también a nuestros hermanos
adultos y disponer de un local apropiado para
efectuar campañas de evangelización. Cada
año celebramos un encuentro especial, y este
local sería el ideal para animar a nuestros
miembros de iglesia a descubrir lo que sus her-manos
de otros lugares del país están haciendo.
Ya hemos elegido un terreno para el auditorio,
pero si no lo construimos pronto lo perdere-mos,
de acuerdo con las leyes de nuestro país.
Así que, tenemos la esperanza de poder comen-zar
este proyecto lo antes posible.
Narrador: Gracias, pastor Slusher, por ex-plicarnos
más detalladamente estos proyectos
especiales de la iglesia en Belice. Ahora vamos a
viajar a Jamaica, para hablar con el pastor Carl
Cunningham.
El pastor Cunningham trabaja en la Aso-ciación
del Este de Jamaica como director de
Escuela Sabática, Ministerios Personales y Ser-vicios
a la Comunidad. También es el presiden-te
del comité que dirige el proyecto del Refugio
del Buen Samaritano. Gracias, pastor Cunnin-gham,
por estar con nosotros.
4º narrador [un hombre: “pastor Cun-ningham”]:
Yo estaba centrado en mi ministerio
hacia la comunidad cuando se compró la propie-dad
donde se encuentra el Refugio del Buen Sa-maritano.
Tanto la Asociación como la Unión
reconocían la importancia de atender no solo las
necesidades de los miembros de iglesia, sino tam-bién
las de la comunidad. Este proyecto se llevó
a término con la ayuda del pastor Patrick Allen,
que hoy es el gobernador general de Jamaica, y
que todavía sigue muy interesado en todo lo que
tiene que ver con el Refugio. Cuando la Asocia-ción
compró el edificio, había mucho trabajo
por hacer. Yo tenía algo de experiencia en re-modelación,
pero no fui solo yo quien trabajó
en este proyecto, sino que fue un trabajo de
equipo.
La hermana Moore, responsable de las ins-cripciones
en el Refugio, ha sido una parte vital
del éxito de este proyecto. Comenzó recopilan-do
información en la calle, tratando con la gen-te
directamente, y a medida que la lista de ins-critos
iba creciendo vio la necesidad de contar
con un programa informatizado. Ella se encar-ga
de que todo nombre, dirección, número de
teléfono y dato de interés quede bien registra-do.
Mucha gente no tiene una dirección; en
esos casos, la hermana Moore lo indica en su
registro. Cuando vienen a visitarnos, ella tam-bién
registra la fecha, y así podemos hacer un
seguimiento de la frecuencia con que nos visi-tan.
Esto es importante, porque queremos co-nocer
y entender a las personas a las que servi-mos.
El objetivo es ganar almas para Cristo, no
únicamente dar de comer. Si seguimos dándo-les
alimentos y ropa, esperamos que más tarde
o más temprano podamos alcanzar su corazón,
su mente y su alma.
Ofrecemos un ministerio integral a la gen-te
que vive sin esperanza, que cree que está al
límite y que no tiene ningún lugar a donde ir.
Por eso necesitamos más recursos, como una
clínica de maternidad, que los ayudará a sentir-se
valorados como seres humanos. También
una clínica dental, pues en nuestro país la
odontología es sumamente cara. La mayoría de
la gente no se puede permitir ir al dentista, así
que estamos muy contentos porque pronto po-dremos
ofrecer este servicio.
Narrador: Gracias, pastor Cunningham.
Ahora tenemos nosotros la oportunidad de co-laborar
con estos proyectos de Belice y Jamaica.
Por favor, sean generosos.
[Ofrenda.]
32. Proyectos misioneros
Nuestras ofrendas del decimotercer sábado para este
trimestre ayudarán a la División Interamericana con estos
proyectos: DIVISIÓN INTERAMERICANA
Centro de evangelismo, Belmopán, Belice.
Campamento de jóvenes en el norte de Belice.
Cuatro centros de salud comunitarios, Belice.
Clínica médica/dental, Kingston, Jamaica.
Proyecto infantil: Sillón dental reservado para niños en
la nueva clínica en Jamaica.
Para más información, visite www.adventistmission.org
Uniones Iglesias Congregaciones Miembros Población
División Interamericana 1 0 141
Centroamericana del Sur 785 386 299.974 14.606.000
Colombiana del Norte 790 608 164.010 20.099.718
Colombiana del Sur 679 332 149.741 27.928.282
Cubana 310 153 34.018 11.258.000
De las Antillas
y Guayana Francesa 147 24 30.534 1.073.000
Del Atlántico del Caribe 79 13 31.596 446.000
De Belice 85 40 39.971 334.000
Del Caribe 598 123 227.354 3.753.000
De Honduras 446 220 265.373 8.555.000
De Jamaica 665 56 278.213 2.712.000
Dominicana 720 455 294.814 10.260.000
Guatemalteca 824 215 248.228 15.428.000
Haitiana 539 521 407.349 10.421.000
Mexicana Central 215 212 76.227 39.422.562
Mexicana de Chiapas 898 1.801 187.908 4.679.445
Mexicana Interoceánica 1.273 1.139 185.486 29.346.470
Mexicana del Norte 575 444 138.886 38.705.362
Mexicana del Sureste 442 536 92.838 5.420.161
Puertorriqueña 301 21 34.971 3.640.000
Salvadoreña 700 243 210.996 6.307.000
Venezolana Oriental 501 276 138.487 14.860.275
Venezolana
Occidental-Antillas 555 268 149.140 15.095.725
Total: 12.128 8.086 3.686.255 284.351.000
1
2
3
4
5
3
1
2
Océano
Pacífico
México
Guatemala
Honduras
Cuba
Jamaica
Islas
Caimán
Belice
Haití Puerto Rico
Rep.
Dominicana
Bahamas
Guadalupe
I. Martinica
Barbados
Granada
Trinidad y Tobago
Nicaragua
Costa Rica
Panamá
Colombia
Venezuela
Guyana
Guayana
Surinam Francesa
El Salvador
4
5