El documento señala que el dinero puede comprar cosas materiales como camas, libros, comida y casas, pero no puede comprar cosas intangibles y más valiosas como sueños, cultura, apetito, belleza, hogar, salud, felicidad, amistad, sabiduría y paz interior. Concluye que Dios ofrece gratuitamente las mejores cosas de la vida si uno está dispuesto a recibirlas y que dará aún más abundancia si se usa el dinero para mejorar la vida de los necesitados.