Entrevista al inversor y filántropo Richard H. Driehaus en Fuera de Serie (El mundo). Por Juan Carlos Rodríguez. Foto de Luis de las Alas. A los 14 años ya invertía en Bolsa. Hoy su fondo de inversión gestiona 11.400 millones de euros.
Presentación Seccion 5 -Estado de Resultado Integral y Estado de Resultados.pptx
Richard H. Driehaus, el filántropo de la arquitectura clásica
1. Empezó repartiendo periódicos. A los 14 años RICHARD H. DRIEHAUS ya invertía en
Bolsa. Considerado uno de los 50 mayores filántropos de EEUU, la dotación de su premio
de arquitectura clásica dobla la del Pritzker. Por JUAN CARLOS RODRÍGUEZ Fotografía de LUIS DE LAS ALAS
n la tarjeta de visita de Richard
H. Driehaus (Chicago, 27 de ju-lio
de 1942) no hay rastro de su
profesión. Por el contrario, so-bresale
el dibujo en relieve de
un señorial edificio que repre-senta
la sede de su compañía:
Driehaus Capital Manage-ment,
un poderoso fondo de inversión que en la actua-lidad
gestiona unos 11.400 millones de euros. “Lo
más interesante no es el cargo que ocupo, sino el logo”,
afirma este inversor bursátil metido a mecenas. “Se tra-ta
de un edificio diseñado en 1885 por Henry Ives Cobb
que adquirí y restauré porque mostraba solidez, atem-poralidad
y singularidad. La Asociación en Defensa del
Patrimonio de Illinois me premió por esta labor de res-
ELEGANTE
Richard H.
Driehaus,
72 años, en el
hotel Gran Meliá
Fénix de Madrid.
ARQUI T ECTURA Me c e n a s E
DE 25 MILLONES DONANTE
30
2. En 2003 estableció para este fin el Premio Richard
H. Driehaus de Arquitectura Clásica, cuya dotación
(157.000 euros) dobla la del Pritzker. Enamorado del
patrimonio histórico español, hace tres años creó
el Premio Rafael Manzano –“su obra me cautivó”, afir-ma
sobre el arquitecto gaditano–, que con 50.000 eu-ros
es el galardón de arquitectura con mejor do-tación
económica de nuestro país.
Entrevistamos a nuestro protagonista con moti-vo
de la entrega, en la Academia de Bellas Artes de
San Fernando de Madrid, de la tercera edición de
su premio, que ha recaído en los arquitectos vascos Ja-vier
Cenicacelaya e Íñigo Saloña. “Gracias a Dios, en
Madrid no se han construido rascacielos en el cen-tro
histórico, que interrumpen la línea del cielo y
arruinan el sentido de identidad de la ciudad”, respon-de
cuando le pregunto si se siente decepcionado
por nuestro skyline. Casualmente, el encuentro coin-cide
con la entrega de los Premios
Príncipe de Asturias. La víspera,
un periodista preguntó al arqui-tecto
Frank Gehry, uno de los ga-lardonados,
qué pensaba sobre
quienes le asocian con la arquitec-tura
del espectáculo, a lo que él
respondió con una despectiva pei-neta.
Le enseño la foto a Driehaus
y entra al trapo: “Gehry se jacta
de ser una persona modesta, pero
su arquitectura lo desmiente”.
Un polémico proyecto les ha
convertido en insospechados con-trincantes.
Desde hace cinco años,
el célebre autor del Guggenheim
de Bilbao intenta levantar el Ei-senhower
Memorial en Washing-ton,
a lo que el filántropo estadou-nidense
se opone frontalmente.
“No se ha seguido el proceso ha-bitual
para elegir al diseñador. De
hecho, la familia del expresiden-te
no apoya el proyecto de Gehry.
El mausoleo debe volver a diseñar-se”,
critica Driehaus, a quien el ar-quitecto
acusa de financiar este
movimiento de oposición y de ser
“un tipo muy derechista”. Tras soltar una carcajada,
se defiende: “¿Entonces cómo se entiende que haya
donado tanto dinero al Partido Demócrata?”.
INVERSOR PRECOZ. Amable, vivaz y realmente sim-pático,
no tiene la soberbia del nuevo rico. “He tra-bajado
duro durante más de 30 años hasta alcanzar
el éxito”, afirma. Por curiosidad malsana, al final de
la entrevista le pediré que me enseñe el fondo de
su billetera Paul Smith de cuero verde: apenas 150 eu-ros.
Eso sí, a sus 72 años, va hecho un pincel: traje a
medida de Scabal, corbata amarilla de seda, zapa-tos
de Hugo Boss y un antiguo reloj Roger Dubois.
Luce una generosa mata de pelo pelirrojo y una blan-ca
dentadura de porcelana.
Hijo de un ingeniero alemán y un ama de casa
irlandesa, empezó a ganarse la vida como repar-tidor
de periódicos. “Me pagaban 20 dólares al
mes por repartir 110 diarios. Los llevaba en una
carretilla de fruta. Gracias a aquella ruta empecé a
apreciar la arquitectura del barrio: edificios de es-tilo
Tudor, francés, español…”, recuerda. ¿Qué que-da
de aquel paperboy? “Sigo siendo ese niño que se
busca la vida, que disfruta de ella y que actúa con es-pontaneidad”,
afirma. No sacaba notas brillantes,
pero era un crío avispado: “Un día, el profesor nos
preguntó cuál era el 3% de 10.000 dólares y todos
respondieron menos yo. Intrigado, me insistió y le
dije: ‘No me interesa el 3%’. ¡Era demasiado poco
para mí, ji, ji, ji!”, cuenta.
Al acabar la escuela tenía 2.000 dólares en efecti-vo
y de 3.000 a 4.000 dólares en monedas antiguas.
“Hay dos formas de acumular dinero: ganarlo o aho-rrarlo.
Y yo combinaba ambas. A los 14 años, compré
dos valores de Bolsa con los 2.000 dólares. Cuando uno
bajó la tercera parte de su valor y perdí el dinero, me
fui a la biblioteca para leer revistas económicas”,
explica. A la postre, su conocimiento del mercado
de valores le sirvió para conseguir su primer trabajo en
AG Becker & Co, donde le confiaron grandes sumas
de dinero. “Una empleada de la empresa, Eva Nelik,
me dio 100.000 dólares en otoño de 1973. Fue leal y no
tuvo miedo cuando las acciones bajaron. Hoy, aquel
dinero se ha convertido en 25 millones de dólares”, re-lata.
¿Si le doy 10.000 dólares, la cantidad mínima para
participar en Driehaus Capital Management, me ase-gura
que acabaré como Nelik?
“Bueno, digamos que en un ci-clo
de mercado seremos el fon-do
que mejores beneficios le va a
generar”, concede.
PERFECCIONISTA. Asegura que
no fue la codicia lo que le impul-só
a jugar en el parqué: “El dinero
da acceso a algunas cosas, pero no
da la felicidad. A mí me dio recur-sos
para comprar la casa que mis
padres no pudieron permitirse”.
De adolescente vivió la frustración
de sus progenitores, que no pudie-ron
mudarse del barrio de Brai-nerd
a la casa de sus sueños en el
barrio de Bervery. “Yo estaba dis-puesto
a trabajar tanto como mi
padre, pero ganando más que él
como ingeniero de una empresa
minera. Yo no quería ser médi-co,
no soporto ver sangre; ni abo-gado,
no me gusta que los culpa-bles
salgan de la cárcel; ni
contable, no quería contar dinero
sino ganarlo. Así que me hice in-versor
de Bolsa”, dice Driehaus,
que tiene dos hijas, de 19 y 17 años, y colecciona
coches de los años 30 y 40.
De su padre, clásico en sus gustos y amante de las co-sas
bien hechas, heredó su sensibilidad estética. “Soy
muy visual en colores, texturas, proporciones. Y tan per-feccionista
que cuando entro en una habitación no me
fijo en lo que está bien, sino en lo que falla”, afirma.
Su vocación de filántropo le surgió cuando estudiaba
en la escuela de Notre Dame: “Las monjas nos decían
que teníamos que ser responsables de nuestras accio-nes,
que la vida es un aprendizaje continuo y que
teníamos que devolver algo a la sociedad. A mí me hace
feliz ganar dinero, pero también donarlo”.
Antes de despedirnos, le pregunto en qué valores
se fija para invertir. “Me gustan las empresas asiáticas
como VIPShow, y las de salud y tecnología”.
–¿Es España un país atractivo para su dinero?
–Sí, ahora que lo dice estoy interesado en el mer-cado
inmobiliario español. Tal vez Toledo o Sevilla.
–¿No le echa para atrás el 24% de paro y la publi-cación
diaria de casos de corrupción política?
–Es un riesgo adicional que tiene cualquier inver-sor,
pero los precios están tan bajos… Un riesgo re-presenta
también una oportunidad, ji, ji, ji.
Más información en www.driehausfoundation.org
El vídeo en Orbyt y en www.fueradeserie.com
EL TOP DE
LOS MECENAS
DE EEUU
Bill Gates. Fundador
de Microsoft. Dona-ciones
último año:
1.500 millones(*).
Donaciones totales:
22.000 millones.
Fortuna: 58.100
millones. Warren
Buffet. Presidente de
Berkshire Hathaway.
Último año: 1.460
millones. Totales:
19.600 millones.
Fortuna: 46.100
millones. George
Soros. Presidente de
Soros Fund Manage-ment.
Último año:
600 millones.
Totales: 7.850
millones. Fortuna:
15.700 millones.
Mark Zuckerberg.
Fundador de
Facebook. Último
año: 407,5 millones.
Totales: 431
millones. Fortuna:
18.300 millones.
Familia Walton.
Dueña de los
supermercados
Walmart. Último
año: 339 millones.
Totales: 3.612
millones. Fortuna:
113.400 millones.
Eli Broad. Fundador
de la constructora KB
Home. Último año:
295 millones.
Totales: 2.748
millones. Fortuna:
5.400 millones.
Ranking de Forbes
(noviembre de 2013).
Richard H. Driehaus
ocupaba el puesto 38, con
24 millones donados. (*)
Datos expresados en euros.
tauración. La gente que pasa por nuestras oficinas hace
fotos del jardín y de las cocheras, pero no de los ras-cacielos
que nos rodean. ¿Por qué? Porque carecen
de personalidad”, añade el propietario de este pala-cete
del siglo XIX que alberga una de las mayores co-lecciones
de Tiffany del mundo.
Resulta que míster Driehaus, que fue designado
por la revista económica Barron’s como “uno de los
25 financieros más influyentes del siglo XX” y es uno
de los 50 filántropos más destacados de EEUU (en-tre
otras aportaciones, ha donado 30 millones a su
antigua universidad, la Business School DePaul; entre-ga
cuatro millones anuales en becas, y apoya múl-tiples
proyectos de restauración del patrimonio artís-tico),
es un activo defensor de la arquitectura clásica
frente a la llamada “arquitectura del espectáculo”.
DE PREMIO. Dos trabajos del dúo Javier
Cenicacelaya e Íñigo Saloña, ganadores
en 2014 del galardón Rafael Manzano,
auspiciado por Driehaus. Arriba, vivienda
en Galdakao (Vizcaya). Abajo, interior del
Palacio Foral de la Diputación de Vizcaya.
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