XI Seminario de Psicoanálisis Clínico, impartido por la profesora Vanesa Herrero Marinero. Psicoanalista, socio titular del Instituto Psicoanalítico de Salamanca. Máster Universitario en Psicopatología Criminal y Forense. Especialista en atención a menores infractores.
2. El cuerpo
La relación del adolescente con su cuerpo y la
capacidad de integrar la nueva sexualidad en la
imagen corporal (para acceder a la identidad sexual)
está vinculada al proceso de construcción de la
autoimagen .
También la resolución de la conflictiva edípica
mediante la identificación con cada una de las figuras
parentales y la introyección de la pareja de los padres
inciden en la calidad de la imagen corporal.
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3. Hay que partir del papel del objeto en la
constitución de la vida mental, que incluye la
representación o imagen corporal y la
interiorización del cuerpo como objeto erótico. Algo
íntimamente ligado a la constitución del Yo.
La consistencia o fragilidad del Yo en la
adolescencia se pone a prueba en la adolescencia
porque debe reorganizar la propia psique,
incluyendo integrar la nueva sexualidad.
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4. Por otra parte, el placer experimentado en el propio
cuerpo, al ir descubriendo la capacidad de moverlo,
mirarlo, acariciarlo, mostrarlo u ocultarlo, constituye el
cuerpo-placer, el primer bien propio, la primera
posesión investida por el Yo.
Esto no ocurre en la adolescencia, sino mucho antes,
en la infancia.
Desde los comienzos de la vida, la actividad corporal
y la actividad psíquica se ponen en marcha
conjuntamente.
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5. En la mirada que el Yo dirige a su propio
cuerpo busca señales que le aseguren
qué lugar ocupa este cuerpo para el otro
y, de cómo interprete esta mirada, podrá
en el futuro emitir un juicio sobre el
poder de seducción de su cuerpo.
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6. Con la llegada de la pubertad, las demandas
pulsionales de la nueva sexualidad genital buscan
ansiosamente nuevos objetos de investidura en los
que realizar su meta.
El cuerpo, hasta ahora portador pasivo de
necesidades y deseos, se convierte en una fuerza
activa con fantasías sexuales y agresivas, que buscan
proyectarse masivamente en los objetos de la
realidad exterior.
Esta violencia puberal de la fuerza pulsional somática,
además de la historia sexual infantil. 19/01/20196Instituto Psicoanalítico de Salamanca
7. Se produce un funcionamiento mental
desbordado, con exceso de tensión, de
excitación, de energía que, a veces,
deposita en el cuerpo (con
somatizaciones abundantes) o se
descarga mediante el movimiento y la
acción compulsiva.
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8. Después del caos puberal, la apertura de los
procesos de representación y simbolización permitirá
darle a lo económico un sentido para que vaya
adquiriendo un carácter simbólico y para que lo
traumático pueda ser transformado y “resignificado”
con un guion y una narrativa propia.
¿Cómo? Mediante un proceso de sedimentación y
elaboración adolescente.
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9. Momento de cambios
Aparición de caracteres sexuales secundarios.
Primeras reglas y eyaculaciones.
Vivencias y sentimientos desconocidos.
No entienden por qué y viven estos cambios como
violentos e intrusivos.
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10. Crisis adolescente
Momento crítico en que se anuda el
narcisismo con las vergüenzas y
fragilidades de la autoestima y el
resurgimiento de la conflictiva sexual,
que relanza toda una nueva dimensión
corporal con frecuentes estallidos en los
vínculos familiares y sociales.
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11. ADOLESCENCIA= período de la vida al
cabo del cual emergerá un psiquismo
reformulado con nuevas inscripciones
psíquicas que están en los fundamentos
de las nuevas identificaciones.
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12. Por un lado, se sucede un proceso de duelo por la
infancia y, por otro, se enfrenta al “peligroso” mundo
adulto.
Se produce una reactualización de la conflictiva
edípica que conllevará sentimientos de culpa por
parte de los padres:
Adolescente convirtiéndose en adulto.
Padres movilizados por pérdida de su bebé.
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13. Todo ello implica movilización de las defensas, que,
recordemos, son la base la construcción de la
personalidad:
Proyecciones
Omnipotencia
Negación
Escisión
Desmentida.
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14. Momentos de la
adolescencia
PUBERTAD= cambio individual,
transformaciones corporales.
ADOLESCENCIA= dimensión socio-
histórica que amenaza con un conflicto
de generaciones (Manoni, 1984).
Período relativamente indefinido con
tres momentos distintos:
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15. 1. PUBERTAD O ADOLESCENCIA TEMPRANA
2. ADOLESCENCIA MEDIANA
3. ADOLESCENCIA TARDÍA
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16. 1. Pubertad
El Yo pierde su objeto libidinal.
La libido tiende a volverse narcisísticamente hacia el
Yo.
Con las modificaciones corporales, prima la pérdida
del objeto:
cuerpo infantil
padres infantiles
El propio cuerpo se convierte en extraño y cambiante.
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17. 2. Adolescencia mediana
Hay una tendencia del Yo a ofrecerse al Ello como
sustituto del objeto perdido.
El duelo evoluciona hacia aspectos psicológicos:
Identificaciones
Función imaginativa
Pensamiento
Se construyen identidades grupales, apareciendo un
verdadero culto a la amistad, que lo salvan del
sentimiento de vacío.
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18. 3. Adolescencia tardía
La angustia y el dolor conllevan a un reconocimiento
de lo perdido y al desplazamiento de la libido a la
búsqueda de nuevos objetos externos.
Se vuelve al objeto y su contrapartida: la capacidad
de estar a solas.
Comienza a darse una mejor definición en cuanto a la
elección sexual, se busca de forma más
comprometida un compañero o compañera, se eligen
orientaciones en cuanto al estudio y trabajo y se
comienza a definir una identidad basica.
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19. Demanda/consulta
Generalmente, un adolescente llega a análisis “de la mano”
de un adulto. Raro es el que viene por iniciativa propia.
Si viene por iniciativa propia lo hará en la etapa más tardía
de la adolescencia.
Tipo de demanda: diferenciar qué pide el adolescente y qué
pide el entorno familiar y/o social.
Sea cual sea la consulta existe un malestar emocional
personal que promueve el análisis.
Tener en cuenta el sentimiento de culpa carácterístico de la
conflictiva edípica.
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20. El objetivo es incidir en la vida emocional del
adolescente, posibilitando una reestructuración
psíquica.
OBSTÁCULO: narcisismo.
De ambos, tanto del adolescente como del analista.
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21. Es un momento de construcción de la identidad, de
búsqueda de referentes identificatorios, de aumento
de las exigencias de los ideales.
El Yo está en un estado de fragilidad.
Todas las defensas paranoides del adolescente
estarán alerta porque existe una parte de sí que no
quiere ser cuestionada.
Nuestra utopía es que el adolescente pueda construir
sus interpretaciones por sí mismo. (Winnicott)
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22. Encuentro y
confrontación
Constituyen un estilo de comunicación
que es propio de la especificidad de las
angustias en juego en la crisis
adolescente.
Se da en la comunicación en su entorno
y dentro de la terapia psicoanalítica.
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23. ENCUENTRO= transferencias positivas con la
empatía y la construcción de un espacio analítico
donde el analista, desde un lugar adulto –pero
diferente al de los padres-, convoca las angustias, el
sufrimiento y el deseo de conocerse, y, además, abre
la esperanza a un cambio psíquico y al crecimiento
personal.
CONFRONTACIÓN= diferencias, con sus inevitables
consecuencias de comprobaciones necesarias para
dar lugar a las nuevas identificaciones.
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24. Vínculo terapéutico
Existen peculiaridades en el vínculo terapéutico con un
adolescente:
Por un lado, las capacidades y disposiciones por
parte del analista.
Por otro, el adolescente se encuentra en pleno
proceso identificatorio y de construcción de sus
mecanismos defensivos.
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25. Transferencia
Se produce cuando el analista logra desinvestirse de la
actitud parental moralista y evita la complicidad con el
adolescente.
El analista será percibido como capaz de una comprensión
de lo inconsciente que implica entender sus dificultades y
conflictos en su trama familiar y de su entorno.
El analista debe superar la desconfianza inicial dando
pruebas de la confidencialidad del tratamiento. Si hay
entrevistas con los padres, el adolescente debe estar
presente y esto debe estar incluido en el encuadre,
aclarando a las partes estos términos y la imposibilidad de
saltarse ese límite. 19/01/201925Instituto Psicoanalítico de Salamanca
26. Actitud del analista
Especial disponibilidad afectiva
Más activo y participativo.
Cuidado uso del silencio, que puede relanzar las
angustias por el vacío, la soledad y las dificultades
identificatorias que se viven como abandono por parte
del analista. Recapitular y devolver lo que él dice.
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27. Lenguaje de acción
El cuerpo se erige en el vehículo
principal de comunicación.
PUBERTAD= momento clave en el
desarrollo libidinal debido al peso de la
realidad del cuerpo genital.
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28. Las insuficiencias en la simbolización promueven un
cortocircuito pulsional que deriva hacia el acto y al soma.
Como decíamos, emplea un lenguaje de acción en
contraposición a otro más simbólico, carácterístico del
adulto.
Hablan de lo que hacen y no de otras cosas más
profundas que requieren mayor simbolización.
Se trata de la sustitución de la palabra por la acción. La
falta de madurez en el proceso de simbolización hace que
esté muy ligado “decir y hacer”.
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29. Este lenguaje de acción tendrá que ser deconstruído,
abriéndose a otro lenguaje que ofrezca nuevas
significaciones de la historia personal, que pueda
incluir los aspectos traumáticos reprimidos o
escindidos hasta el momento.
El lenguaje de acción se entiende como instrumento
de la repetición y de su compulsión.
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30. Repetición implica re-pedir permiso a la
conciencia y a la acción para poder re-
escenificar aspectos traumáticos infantiles
que, en la evolución, han tenido que ser
dejados de lado, pero que insisten en la re-
actualización para ser tenidos en cuenta.
Se deberán incluir en la dinámica de
transferencia – contratransferencia.
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31. Por otra parte, el lenguaje de acción puede
constiruirse como síntoma, pero también como modo
específico de expresión del momento vital o
carácterística del funcionamiento psíquico.
La acción es la principal forma de expresión de la
fantasía en la adolescencia, en la medida en que la
maduración psicomotriz permite un protagonismo
diferente a la infancia.
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