Queridas estrellas de La Jardinera,
¿Apreciamos los pequeños grandes detalles de la vida? Respirar y vibrar al leer con los ojos del alma este Mensaje que La Jardinera comparte con nosotros.
Un abrazo,
Grupo de La Jardinera de Manos Sin Fronteras Internacional
1. La Montaña, 30 deagosto de 2016.
“Aire”
Mis queridas semillas,
Este año salieron todos los jóvenes de la Universidad, de las
escuelas y uno de ellos fue a visitar el sabio. El sabio puede ser el profesor,
un amigo, un padre, siempre es alguien especial.
Y fue a verlo y le dijo: “Vengo a buscar una respuesta, no sé lo
que quiero, he estudiado, pero no me motiva nada
de lo que he visto, ni de lo que he estudiado,
terminé los estudios de arquitectura, he hecho
felices a mis padres, bueno al menos creo yo, me
pagaron y me pagan mis estudios también para
otras profesiones, pero no sé lo que quiero, creo
que es fácil alcanzar casi todo, vengo a verlo
porque no sé lo que quiero”.
El sabio lo miró y giró la cabeza hacia otro lado “¡¿No me va a
contestar?!” y no recibió respuesta.
Cuando se cansó se fue y volvió otra vez haciéndole la misma
pregunta. “No sé lo que quiero, no sé qué hacer”.
El sabio giró una vez más la cabeza hacia el lado contrario y el
joven continuó preguntándole, no tuvo respuesta.
Pasaron los días y continuaba a preguntarlo. Ese día el sabio lo
tomó de la mano y lo llevó a andar. El joven estaba feliz ¡por fin! Pero el
sabio siguió sin contestar. Estuvieron andando y lo llevó a un río, las
aguas estaban fresquitas, transparentes, se veía el fondo, las piedras
relucían como diamantes y lo llevó en el medio del lago.
Una vez en el medio se paró el sabio y le
dijo: “Siéntate”, el joven obediente se sentó,
entonces el sabio con toda la fuerza le sujetó la
cabeza bajo el agua y el joven empezó a aguantar,
aguantar, aguantar, hasta que no pudo más, le
faltaba la respiración y se ahogaba, se ahogaba, quería chillar, quería
2. pedirle: “¡Sácamede aquí!” Pero no podía, si abría la boca se ahogaba,
no podía hablar, se le llenaba la boca de agua y continuaba a tragar agua
y chillaba, pero no salía ningunavoz y pensaba muy fuerte: “¡Aire! ¡Aire!
¡Aire! ¡Aire! ¡AIREEEEE! ¡Mefalta aire! ¡Me falta aire! ¡ME FALTA
AIRE!”.
El sabio cuando comprobó que casi ya no se movía, lo sacó del
agua y lo primero que hizo el joven
“¡Ahhhh!” Respiró tan fuerte, cogió
fuerzas y dijo: “Quiero aire ¡SÓLO
QUIERO AIRE! Es lo único que quiero,
aire”. El sabio salió del agua y el joven se
fue y nunca más lo vio…
Mis semillas, ¿Os habéis sentado alguna vez tranquilamente y
habéis reflexionado, analizado qué es el aire? ¿A qué sirve el aire? ¿Para
qué lo necesitamos? Hacerlo y pensar que tenéis al sabio y que os deja sin
respirar y apreciaréislo quecada día olvidáis, sin ese aire no podéis vivir
y sin ese aire, estáis muertos, que poca importancia le damos a un suspiro.
El suspiro es recibir por la primera vez
cuandollegamosal mundo, el AlientoDivinoy
cuandonos vamospara empezarde nuevo, ese
Aliento Divino lo dejamos y nuestra alma es
librey puedevolar como el viento, guiada por
los Ángeles, siguiendo los rayos de Luz de
nuestro Maestro Jesús y dirigidos hacia el
Fuego Divino.
Qué sencillo es, así es La Enseñanza, se empieza por tres
respiraciones y qué grandeza tiene.
Hoy en día la mayoría de las semillasestán aún buscandoel aire y
lo tienen todo, tienen las comodidades, el confort, flores, decoraciones,
padres que los alimentan, les pagan estudios, les dan tarjeta de crédito,
hasta se creen que pueden ser Lucy ¿Por qué no piensan que pueden
compartirese aire? ¿Por qué no ayudan a los otros a abrirles los ojos? y
decirles: Cada día respiráis, cada día ese alientoDivino entra en vosotros
¿QUÉ HACÉIS DE ÉL? Alegraros y dar Gracias que podéis respirar
AAAAIRE, AAAAIRE, ¿Qué haríais sin él? A vosotros de comprender.
3. Agradecer siempre a la Vida, cada día y cada instante, que en
cada respiro está la Luz y en cada suspiro está ¡el Amor!
El amor de lo más grande, el amor de una madre, un padre, el
amor de unos hijos, el amor de nuestros amigos, los perros, los gatos, los
animales, todos aquellos que están alrededor nuestro, plantas, árboles,
flores, hasta una hormiga y hoy cariñosamente una ranita, un sapito, que
aunque vive en el agua y en la tierra, también puede ser un principito.
¡Cuánto os amo mis estrellas! Saborear ese aire, respirar y no os
canséis nunca, pues es la vida.
Con todo mi amor,
La Jardinera.