3. Introducción:
El cuidado del enfermo es prioritario, pero no menos
importante que la atención y el apoyo al cuidador familiar.
Es importante hacer una aclaración con respecto a los
cuidadores. El cuidador principal informal es el familiar o
persona que vive con el anciano y atiende sus necesidades las
veinticuatro horas del día, mientras que el cuidador principal
formado, será el profesional socio sanitario que acude al
domicilio diariamente por un tiempo determinado, para
procurar al enfermo un cuidado más especializado, tanto en
prevención, como en rehabilitación, como en educación en
hábitos de salud, del enfermo y de su entorno.
Tanto el cuidador profesional, como el informal, deben
prevenir su salud física y emocional.
4. El cuidador/la cuidadora
Es toda persona que asume la responsabilidad de
accionar como soporte, ayuda o asistencia a otra
persona o grupo en ejercicio de su actividad laboral o
profesional, proveyendo mejoría en la condición
humana o estilo de vida.
Nuevos vínculos se arman, cuidador- adulto mayor,
cuidador-familiares.
5. Elegir la persona indicada no es sencillo ni barato. Es
inevitable que se quejaran por la presencia diaria de un
desconocido en su casa, por la invasión de su
privacidad, por gastar dinero en algo innecesario.
En ocasiones constituye un problema familiar al no
ponerse de acuerdo en quien se responsabilizara por el
cuidado del familiar, o en encontrar una persona que
ayude en los cuidados.
6. La relación que establece cuidador – persona adulta
mayor exige una preparación física, mental, emocional,
espiritual y social del cuidador, ya que son personas que
realizan un trabajo a veces agotador, pues mantienen un
estado de alerta constante, comunicación permanente y
agilidad para resolver las diversas situaciones que
preocupan a la persona adulta mayor.
Muchos cuidadores sacrifican su vida personal, familiar y
afectiva por el ritmo de trabajo que tienen y con
frecuencia terminan con alteraciones de su salud.
7. Los cuidadores puede ser formal o informal.
Llamamos cuidador informal a toda persona que debe hacerse
cargo de un familiar afectado por algún tipo y grado de
dependencia. Por lo general, estas imposibilidades no son
transitorias, llegan para quedarse.
Cuidador formal: Es el profesional socio sanitario que acude
al domicilio diariamente por un tiempo determinado, para
procurar al enfermo un cuidado más especializado, tanto en
prevención, como en rehabilitación, como en educación en
hábitos de salud, del enfermo y de su entorno.
8. Tipos de cuidadores:
Cuidadores vocacionales: entienden el significado de
su actividad, la realizan con compro- miso y vocación
por la asistencia social. Toman la distancia necesaria
para vincularse con afecto y prudencia. Promueven el
diálogo, varían las actividades, son creativos a la hora
de armar un esquema de acción divertido e interesante
para los gustos del adulto mayor. Ganan su confianza,
respetan y son respetados. Interactúan.
9. Cuidadores sobreprotectores: ellos hacen todo por el
adulto mayor que aún puede. En su afán de conservar su
fuente de ingreso y que el familiar no encuentre fallas
no cuidan, sino que sobreprotegen y anulan las
iniciativas o intenciones que surgen del adulto. Son los
más fáciles de ser reemplazados porque el adulto mayor
se aburre, se ve infantilizado y ridículo.
Cuidadores abandonitos: ser cuidador es solamente un
trabajo más, no hay registro del otro, hay por lo general
maltrato y sometimiento hacia el adulto mayor, quien se
transforma en víctima y manifiesta miedo. Pueden
administrar la medicación sin criterio y a desgano.
10. Perfil del cuidador:
Mujer
Mediana edad
Familiar directo del enfermo(esposa, madre, hija,
hermana)
Compagina sus obligaciones con esta nueva tarea
Considera normal que sea ella la cuidadora principal
Al principio espera ayuda de su entorno inmediato
Pero no ha tenido en cuenta que el cuidado de su
familiar se dilatará mucho en el tiempo
11. Situaciones especiales.
MEDIOS QUE TENGO
La cuidadora se siente desbordada, al poco tiempo, se da cuenta de que
verdaderamente la responsabilidad es únicamente de ella y que su entorno, poco a
poco solo ira de visita, empezará a estar agotada y sin fuerzas, se sentirá sola y
vulnerable.
Comienza a aparecer:
Ansiedad, nerviosismo, tristeza
Fatiga mental y física “no puedo más”
Irritabilidad
Preocupación excesiva
Reacciones desmesuradas
Exceso de responsabilidad “Nadie lo cuida como yo”
Se encierra en su propia soledad
Tiene la necesidad de controlarlo todo, pero cree que la situación se le escapa de
las manos.
12. Compartir el cuidado
La solución ideal pasaría por repartir las responsabilidades
con todos los miembros del núcleo familiar, sin embargo suele
ser muy complicado poner a todos de acuerdo. Cada uno
tiene sus propios problemas, sus circunstancias concretas de
vida, y a veces, es imposible aunque se quiera.
De todas formas es imprescindible que el cuidador informal
tenga una vida aparte del cuidado de su familiar, ya sea con
la ayuda de la familia, ya sea aprovechando los momentos en
que el cuidador formal está desempeñando su trabajo,
solicitando ayuda al voluntariado, o como sea, siempre existe
una solución, pero es imprescindible desconectar del cuidado
constante, y evitar el aislamiento social.
13. ¿Qué signos y síntomas de alarma
debe reconocer el cuidador?
En su estado físico:
No tiene apetito, por tanto no se alimenta bien.
Tiene cansancio, no realiza ejercicio, descuidando su
figura y apariencia, desmejorando su salud.
Es propenso a adquirir enfermedades y no se preocupa
por recibir pronta atención medica.
Su sueño no es reparador y puede llegar al insomnio.
Puede tener problemas con su pareja por no dedicar
tiempo de calidad a su familia.
14. En su estado mental.
Se altera su atención y concentración en las actividades
mentales como pensar, razonar y tomar decisiones.
Su agilidad mental se altera y puede presentar olvidos
frecuentes.
Puede llegar al límite de consumir alcohol y tabaco.
En su estado emocional.
Presenta desmotivación, ansiedad y depresión.
Tiene irritabilidad constante con las personas de su entorno.
Presenta aislamiento y tendencia a encerrarse en si misma/o.
Actitud negativa hacia la persona adulta mayor dependiente
(maltrato).
15. En su estado espiritual.
Siente desesperanza y falta de fe, descuida la lectura,
la reflexión y el fortalecimiento interior.
El debilitamiento interior puede predisponerle a la baja
autoestima y no tener sentido a la vida.
Descuida los espacios de prácticas espirituales y
religiosas.
En su estado social:
Pierde el interés por compartir la vida social y familiar
Puede tener problemas afectivos con su pareja.
Las actividades que antes eran placenteras con su
familia y sus amigos, ya no las desea.
16. ¿Qué debe recordar el cuidador?
El progreso de la enfermedad no puede detenerse, pero si puede y debe
controlar varias situaciones que llegue a afectar a su familiar y a usted
como cuidador.
El cuidar de usted mismo le permitirá seguir adelante con las acciones
más importantes que demanden las personas adultas mayores según su
grado de dependencia, tratando siempre de mantener y promover su
autonomía como principio del ser humano.
Debe recordar que usted es importante y necesita estar bien física y
mentalmente, para dedicar su tiempo y energía a la persona adulta
mayor que demanda su servicio.
Debe tener presente por usted y por quien cuida que su atención es una
labor fuerte para una sola persona, por lo tanto en todo momento o al
menos en actividades que no puede realizar solo debe solicitar ayuda.
17. Debe vivir cada día disfrutando de lo que hace sin
preocupaciones.
El planificar su día facilitará su vida y la de la persona adulta
mayor a su cuidado.
Una actitud optimista le permite mirar las cosas de forma
positiva y trasmitir a los demás.
Debe ser tolerante, respetuoso sin llegar a la
sobreprotección.
La dependencia y/o discapacidad de la persona adulta mayor
que cuida son producto de la enfermedad que padece y su
comportamiento, así como sus emociones requieren en todo
momento de su comprensión, paciencia, afecto, pero sobre
todo del respeto a su dignidad.
18. Consejos:
Piensa en ti. No des lugar a encontrarte mal del todo.
Cuida tu propia salud. Consulta con tu médico, para tratar tu
estado físico y psíquico.
Cuida los descansos y la alimentación. Descansa 10 minutos
cada 2 horas, duerme las horas suficientes por la noche y
manteen una dieta adecuada.
Acepta las reacciones de agotamiento. Son reacciones normales
ante una situación límite. No las ocultes por miedo de asumir
que estás al límite de tus fuerzas.
Pide y acepta ayuda. Es necesario que reconozcas que necesitas
ayuda y estar dispuesto a recibirla. En momentos de sobrecarga
de trabajo, es aconsejable pedir ayuda a tu entorno, no esperes
a que ellos se ofrezcan.
19. Sé capaz de delegar tareas en otros familiares o personal
contratado. Cuando veas que no puedes seguir tirando del
carro, delega. No te creas imprescindible. Comparte con
otras personas responsabilidades y tensiones asociadas a la
situación de cuidado y esto contribuirá a hacerlo más liviano.
Puedes usar Centros de Día, Residencias de respiro temporal o
personal contratado de asistencia domiciliaria.
Establece rutinas. Aumenta la seguridad del enfermo y la del
cuidador.
Márcate objetivos reales, a corto plazo y factibles en las
tareas del cuidar. No mantengas expectativas irreales ni
tampoco ideas omnipotentes sobre ti misma: “Voy a
solucionar todos los problemas yo sola”.
Planifica las actividades de la semana y del día. Establece
prioridades de tareas, diferenciando lo urgente de lo
importante. Tener una planificación disminuye la ansiedad, ya
que genera mayor sensación de control.
20. Aprende a saber poner límites a las demandas excesivas del
enfermo. Muchos enfermos, al tener que soportar los
sufrimientos de la enfermedad, exigen más de lo que
necesitan. Hay que saber decir “no” de manera adecuada: sin
que se ofenda al enfermo y sin sentirse culpable por ello.
No temas por acudir a un profesional como un psicólogo y a
grupos de auto-ayuda.
Cuida las relaciones familiares. Dedica tiempo a tu relación
de pareja y a las relaciones con tus hijos e hijas.
No te aísles socialmente. Es posible que las relaciones
significativas con amigos disminuyan tanto en cantidad como
en calidad, y que vayas aislándote progresivamente. Oblígate
a mantener tus relaciones sociales y de amistad, ya que
necesitarás el apoyo emocional de las personas que te
quieren.
21. Manteen el ocio y tiempo libre. El estar centrada
durante un largo tiempo en las necesidades del enfermo
al que se cuida, puede hacer que restes importancia a
tu tiempo de ocio. No abandones todas tus aficiones. Y
si ya las has abandonado, recupera alguna.
Es necesario que reserves tiempo para ti misma. Dedica
una hora al día para tus asuntos propios. Y permítete un
merecido descanso semanal, fuera del contacto directo
con el enfermo.
Realiza ejercicio físico regular.
22. Aprende a relajarte. Realiza alguna activad que te relaje o
ejercicios de relajación.
Comparte tus emociones. Si estás triste o cansada, no pasa
nada, es normal. Habla de lo que sientes con otras personas,
expresa tus temores, y comparte tus problemas. Es un escape
emocional siempre beneficioso.
Manteen una actitud positiva. Procura estar de buen humor.
Busca personas y situaciones que te hagan feliz. Mira el lado
positivo de las cosas.
Utiliza la risa. Reírse de uno mismo es una técnica muy efectiva.
Ríete con el enfermo, disminuye el estrés en el enfermo y en el
cuidador.
Motívate a ti misma. Refuérzate en los éxitos, felicitándote a ti
misma por todo lo bueno que vas haciendo. No te fijes sólo en
las deficiencias y fallos que tengas.
Valora tu trabajo. Acompañar a una persona enferma en su
patología o a un anciano en sus últimos años de vida es algo muy
admirable.