1. NEOCLASICISMO
Se denomina revolución liberal o burguesa al pasaje de un régimen político
absoluto a uno liberal con garantías para los derechos individuales y participación política
de la burguesía, y de una sociedad estamental (con diferenciación basada en la sangre) a
una sociedad de clases (con diferenciación basada en la riqueza). Este concepto
comprende a la Revolución Inglesa del S XVII, que instaura una monarquía parlamentaria,
a la Independencia de las Colonias Inglesas de Norteamérica en cuya declaración se
aplican por primera vez las Nuevas Ideas del S XVIII y a partir de la cual se establece una
república federal en el nuevo país, y a la Revolución Francesa, estas dos últimas en el S
XVIII.
Las causas de la Revolución francesa son el descontento del campesinado por
su situación material y de la burguesía por su marginación política, la combinación del
aumento demográfico con una serie de malas cosechas, la mala distribución de los
impuestos, el déficit crónico del Estado agravado por los gastos ocasionados por la ayuda a
EEUU en su independencia y la debilidad política y el desprestigio de Luis XVI. En 1789,
fracasado el intento de cobrar impuestos a los privilegiados, se convoca a los Estados
Generales para discutir el tema impositivo. Durante la elección de los representantes para
los Estados Generales el pueblo de Francia redacta los Cuadernos de Quejas, registrando
allí las principales causas de descontento de los súbditos con el Antiguo Régimen. El tercer
estado, más numeroso, no logra el voto por cabeza y se separa formando la Asamblea
Nacional.
2. Se desata la lucha popular urbana (toma de la cárcel de La Bastilla por el pueblo de París) y
rural (los campesinos asaltan castillos ocasionando el “gran miedo”). La Asamblea Nacional
se transforma en Asamblea Nacional Constituyente y suprime la servidumbre, los derechos
feudales sobre las personas, los cargos judiciales y municipales hereditarios y el diezmo,
estableciendo la igualdad de impuestos y acceso a cargos públicos y proclamando la
Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano de 1789 que se incluirá en la
Constitución de 1791 que establecerá una monarquía constitucional con sufragio censatario
(participan sólo los ciudadanos con ciertos ingresos). Cuando el rey es detenido en su
huida, la Asamblea convoca a una Convención que decide ejecutarlo, instaurando así un
régimen republicano. Al principio, en la Convención que gobierna a la República francesa
dominan los girondinos, quienes se sientan en las gradas de la derecha de la sala.
Pertenecen a la alta burguesía y abogan por la igualdad legal y política de los hombres. Más
adelante serán los jacobinos o montañeses quienes tengan el poder. Se sientan en las
gradas de la izquierda, representan a la baja burguesía y a los trabajadores y piden la
igualdad legal, política y socioeconómica de los hombres. Entre ellos se destacan Danton,
Marat y Robespierre. Durante esta época se instaura el Régimen del terror, en el que la Ley
de sospechosos considera como tales a todos los que no sean manifiestamente
revolucionarios, justificando una ola de violencia de difícil control. Las aspiraciones
prematuramente democráticas de esta etapa se plasman en la nunca aplicada Constitución
de 1893, que incluye sufragio universal, enseñanza y asistencia gratuitas y recursos de
plebiscito y referéndum que hubieran materializado las ideas de Rousseau acerca del
control del pueblo a los dirigentes políticos. Finalmente se impone en la Convención la
llanura. Sus miembros se sientan en el centro de la sala y se destacan por su moderación.
Se suprime le Régimen del terror y se aprueba la Constitución de 1795: un retorno al
sufragio censatario que incluye, como innovación, un Poder Ejecutivo de cinco miembros
denominado Directorio.
3. Mientras tanto, en Inglaterra se ha desencadenado en el S XVIII un proceso que tendrá
trascendentales consecuencias a nivel económico, social, político e intelectual: la Revolución
industrial. Favorecida por la previa acumulación de capital de origen agrícola y comercial, la
presencia de una mentalidad innovadora y dispuesta al riesgo en la burguesía, Inglaterra
cuenta con mano de obra desplazada del campo por las recientes leyes de cercamiento,
materia prima derivada del mayor rendimiento agrícola que supone la racionalización
productiva y extraída de las colonias americanas y asiáticas (algodón) , energía (carbón) y un
mercado interno aumentado por el crecimiento de la población ocasionado por mejoras en la
higiene, la alimentación y la medicina. El descubrimiento de la posibilidad de aplicar la fuerza
motriz del vapor a la industria textil primero y luego a los medios de transporte sustituirá los
viejos talleres artesanales cercanos a las viviendas donde maestros, oficiales y aprendices
hacen todo el trabajo por las grandes fábricas de los suburbios urbanos en las que cada
obrero cumple con una parte del proceso. La burguesía tomará conciencia de clase (ya no
será necesario ennoblecerse para ser importante) y, lejos de avergonzarse de sus humildes
principios, creará el mito del “self made man” (hombre que se hizo a sí mismo), valorando el
mérito personal, el trabajo, el afán de lucro, el ahorro y el éxito y despreciando el fracaso y la
pobreza como sinónimos de pereza o ineptitud. Frente a este modo de vida, signado por el
confort, los lujos y los espectáculos, contrasta la situación del proletariado, hacinado en sus
viviendas insalubres, sufriendo la inadaptación inherente a su origen mayoritariamente rural,
cumpliendo largos horarios en fábricas inseguras e insalubres, por un salario insuficiente y
aún peor para las mujeres y los niños. Las reacciones no se hacen esperar: destrucción de
máquinas, formación de sociedades de ayuda mutua (únicas agrupaciones permitidas) para
socorrer por ejemplo a los trabajadores enfermos carentes de asistencia, licencia y seguridad
laboral, y, finalmente, surgimiento de los sindicatos.
4. En Francia, en 1799, Napoleón Bonaparte, un militar cuyo prestigio proviene de sus
victorias al servicio del Directorio en su lucha contra los enemigos externos de la
Revolución, da un golpe de estado imponiendo el Consulado, un régimen con un
Poder Ejecutivo de tres miembros, que logra la paz interna (fin de las luchas entre
facciones revolucionarias), la reconciliación con la Iglesia (alejada de los
revolucionarios por la expropiación de sus bienes y el deísmo de los montañeses) y la
solución de la crisis financiera crónica que la revolución había heredado de la
monarquía. Asimismo, durante el Consulado se proclama el Código Civil
Napoleónico, que consagra las conquistas revolucionarias tales como la abolición del
feudalismo, la igualdad ante la ley, las libertades individuales, el derecho a la
propiedad, el liberalismo económico y la laicidad del Estado. En 1804 Napoleón es
proclamado emperador. Esto significa obviamente una concentración de poder en su
persona, además de la supresión de las libertades, el control de la educación y la
creación de una nueva nobleza como materialización del retroceso político que
significa este régimen con respecto a los objetivos de la Revolución francesa. Dicho
retroceso, sin embargo, no es total, dado que la expansión napoleónica por Europa,
motivada por las ambiciones personales de Bonaparte y por el interés en bloquear
comercialmente a Inglaterra para sustituirla como abastecedora de productos
industriales, contribuye significativamente a la difusión de las conquistas de la
Revolución francesa.
5. En la segunda mitad del S XVIII, Francia vuelve a ser el centro de irradiación
de un nuevo estilo artístico: el Neoclasicismo. El descubrimiento y la
exploración arqueológica de las ruinas de Pompeya y Herculano, sepultadas
por la erupción del Vesubio en el S I D.C., estimularon el gusto por los ideales
estéticos de la Antigüedad. Como en el Renacimiento, los artistas se vuelcan
al clasicismo grecorromano; pero ahora buscan en él algo diferente. Ya no
consideran a las reglas de la Antigüedad como normas suprahistóricas o leyes
eternas de la belleza, sino como producto de una determinada época, a la que
se vuelve en busca de inspiración. Por lo tanto, el Neoclasicismo es un
“revival”, al que seguirán otros en el siglo XIX. Pero tampoco se trata
simplemente de una moda: la Ilustración necesita una tradición a partir de la
cual fijar su identidad y la Antigüedad se la proporciona. Los héroes
grecorromanos serán un magnífico ejemplo de virtudes civiles para la pintura y
la escultura; el repertorio constructivo y decorativo de los monumentos y
edificios antiguos proporcionará la imagen racional, equilibrada, sólida,
estable, que legitimará el poder monárquico ilustrado, republicano o imperial.
6. La arquitectura neoclásica tiene mayor referencia griega que su antecesora
renacentista. Tal es el caso de la Puerta de Brandemburgo, del arquitecto alemán
Karl Langhans, un monumento berlinés de severo estilo dórico que evoca los
Propíleos de la Acrópolis de Atenas. Naturalmente, los órdenes griegos son más
fáciles de aplicar a edificios cuyas funciones no difieren demasiado de las
originales. Pero también el arte romano da lugar a monumentos conmemorativos
como el Arco de Triunfo de L’Etoile de Jean François Chalgrin (que data en
realidad de principios del siglo XIX), o la Columna de la Place Vendôme, de
Gouduain y Lepère, en París, ambos destinados a exaltar las glorias napoleónicas.
Este mismo fin persigue la Iglesia de la Madelaine, de Alexandre Vignon, templo
períptero de orden corintio, con su correspondiente friso continuo y su frontón
esculpido, que no sólo constituye una referencia a la Antigüedad clásica, sino que
también tiene connotaciones nacionalistas al retrotraernos a la presencia romana
en Francia, dado que su modelo es la Maison Carré de Nîmes con su escalinata
frontal. Cuando el edificio implica grandes espacios interiores, se generaliza el uso
de la cúpula, típica de las sedes de los parlamentos de infinidad de países en la
actualidad, cuyo modelo es el Capitolio de Washington de William Thornton. En
EEUU el Neoclasicismo se empleó frecuentemente con fines residenciales,
especialmente en las grandes mansiones de los terratenientes sureños.
12. En 1747 Jacques Germain Soufflot viajó a Italia con el Marqués de Marigny,
hermano de Mme. de Pompadour, que era el Supervisor de Obras Públicas de Luis
XV, para estudiar las soluciones arquitectónicas de los antiguos. La Iglesia de
Sainte Geneviève se comenzó a construir antes de la Revolución francesa y una
vez concluida, ésta la convirtió en Panteón Nacional para los héroes del pueblo.
Un pórtico corintio, con una inscripción alegórica en el friso y el consabido conjunto
escultórico en el frontón, precede al edificio. La escalinata de acceso al mismo
representa una original transacción entre los templos romanos y griegos: no es
frontal como en los primeros pero tampoco rodea todo el edificio como en los
segundos, sino sólo al pórtico. El cuerpo central tiene planta en cruz griega, con
una cúpula elíptica en el centro y cuatro cúpulas parabólicas en los brazos. Estas
últimas no se ven desde afuera. Mientras que la disposición central nos recuerda a
las iglesias bizantinas, la altura del tambor de la cúpula central y las balustradas le
otorgan un aire renacentista.
15. La inglesa Angélica Kauffmann fue la primera pintora en desafiar el monopolio
masculino de la pintura histórica basado en la exclusión de las mujeres de los
talleres de dibujo al natural con modelo desnudo, paso previo a las composiciones
de ese género. La alternativa posible era el empleo de esculturas antiguas como
modelo, tal como lo atestigua el Diseño para el techo del salón central de la
Royal Academy en el que la artista, de perfil griego y vestiduras acordes, aparece
ejercitándose entre columnas jónicas. De hecho, la membresía de Kauffmann y la
de Mary Moser en la Royal Academy británica eran consideradas de segundo
orden, a juzgar por el cuadro de Johan Zoffany Los miembros de la Royal
Academy, en el que los retratos de ambas aparecen colgando en la pared, única
manera de integrar una escena de la que no podían formar parte, y convertidas,
como la mentalidad de la época lo requería, en objetos y no en sujetos del arte.
Fundadas en el SXVII en Francia y en el S XVIII en Inglaterra, las academias eran
instituciones reales de mecenazgo, educación y difusión artísticas que impusieron
determinados estilos y establecieron en pintura una jerarquía de géneros que
comenzaba por el paisaje, el bodegón y la escena costumbrista hasta llegar al
retrato, y colocaba en la cumbre de la realización artística a la pintura mitológica e
histórica, habitualmente vedada a las mujeres.
16. “Diseño para el techo del
salón central de la Royal
Academy “
Angélica Kauffmann
18. El francés Jacques Louis David comenzó pintando para Luis XVI y al estallar la
Revolución se convirtió en su propagandista, creando la imagen del nuevo régimen
político. Nombrado superintendente de Bellas Artes suprimió la Academia y se
declaró enemigo implacable del arte rococó, al que consideró como la expresión del
Antiguo Régimen. Concluida la Revolución fue pintor de Cámara de Napoleón y al
caer éste fue desterrado. El juramento de los Horacios fue encargado en tiempos
de la monarquía, pero expuesto en 1791 se convirtió en un símbolo de los valores
revolucionarios. Representa el momento en que el padre Horacio toma el juramento
a sus hijos que van a combatir contra los jóvenes Curiáceos de Alba, enemigos de
Roma. A este compromiso solemne asisten la hermana de uno de los Horacios,
prometida con un enemigo y la esposa de otro de ellos, hermana de otro contrario.
Por tanto, venza quien venza habrá dolor y esto, más que una historia de valor, es
un ejemplo de sacrificio por la patria. Un austero fondo arquitectónico donde una
triple arquería de medio punto se apoya en romanas columnas de fuste liso cumple
dos funciones: resaltar mediante su propia oscuridad los cuerpos iluminados de los
personajes y dividirlos en tres sectores bien definidos (los hijos, el padre, las
mujeres). El efecto es una composición sumamente equilibrada en la que se
contraponen la juventud, realzada por la firmeza de la postura de los hijos, y la
madurez (nótese el triángulo de las piernas del padre, más inestable que el de los
hijos); y el mundo de lo público, varonil, al de lo privado, femenino. Esto último
refleja el rechazo del protagonismo femenino en la vida pública que se había dado
en el Rococó, y la influencia de pensamientos como el de Rousseau, para quien la
mujer “... que desprecia las obligaciones femeninas y se pone a hacer de hombre
(...). Ha perdido su estado natural.” (15)
20. Mientras los hermanos avanzan decididamente, el padre eleva los ojos al cielo, y las mujeres
lloran, sólo el niño observa la escena. “Las sabinas interponiéndose entre los romanos y los
sabinos”, también conocido como El rapto de las sabinas, muestra como las sabinas,
habiendo sido raptadas y forzadas por los romanos, se interpusieron entre éstos y sus
hombres para evitar una venganza sangrienta. La tendencia política moderada del pintor dio
pie a la interpretación de este cuadro como representación del rechazo al terror revolucionario
y, en efecto, la desnudez de los combatientes, carente de verosimilitud histórica, le da un
carácter alegórico a la obra. Como en “El juramento de los Horacios”, los seres humanos de
destacan sobre un fondo arquitectónico austero. El tratamiento privilegia el dibujo y pese a
representar una acción no hay sensación de confusión ni inestabilidad, sino que los tres
personajes principales más parecen posar que estar inmersos en el fragor de la lucha. La
muerte de Marat es un episodio contemporáneo. El revolucionario fue asesinado por una
mujer mientras escribía en la bañera, lugar en el que habitualmente permanecía por tener una
enfermedad en la piel. Si la iluminación y el tratamiento plástico nos recuerdan a Caravaggio,
la pose del protagonista se asemeja considerablemente a la de Cristo en Descenso en el
sepulcro, convirtiendo a “La muerte de Marat” en una especie de “piedad laica”. El cuerpo,
visiblemente herido, está acompañado de unos pocos elementos significativos: la carta con la
que la asesina logró entrar en la estancia apelando a su compasión (“13 de julio de 1793.
Marianne Charlotte Corday al ciudadano Marat. Basta que yo sea desgraciada para merecer
vuestra benevolencia.”), el arma del crimen y el instrumento con que dictaba su política, es
decir, el motivo de dicho crimen. En contraste con el brazo inerte del revolucionario, la pluma
continúa erguida, quizás esperando quien continúe su obra. David ha convertido el cajón en
que se apoya el tintero en una verdadera lápida en la que, con letras romanas, escribe su
dedicatoria. La enseñanza moral es sencilla: el riesgo de la muerte es lo que enaltece la
acción del héroe. En La coronación de Napoleón, que representa en realidad el momento en
que Napoleón corona a Josefina, el tratamiento de las figuras no ha cambiado
sustancialmente, pero la austeridad revolucionaria ha sido sustituida por el fasto cortesano.
24. El grupo escultórico de Eros y Psique, del italiano Antonio Canova, en mármol blanco,
es clásico por su tema, su tratamiento y su composición. El tema es la juventud,
eternizada por su carácter divino: Afrodita, celosa de la belleza de la mortal Psique, ha
enviado a Eros a herirla con una de sus flechas para que se enamore de un monstruo y
deje de acaparar la admiración de los hombres. Este, prendado de su hermosura, se
hiere a sí mismo y, desobedeciendo a la diosa, enamora a Psique. Tras muchas
vicisitudes, Zeus concede a Psique (cuyo nombre en griego significa alma) la inmortalidad
para que pueda ser feliz eternamente con su amado. El tratamiento consiste en una
idealización del cuerpo humano que elimina toda irregularidad que distorsione la nitidez
de las líneas y la tersura de las superficies. La composición ha sido meditada de modo
que los cuerpos entrelazados formen una pirámide, de la que sobresalen las alas de
Eros: la izquierda prolonga la línea de su pierna derecha, y la derecha continúa la
dirección del torso de Psique. Igual tratamiento recibe Paolina Bonaparte como Venus,
en la que la hermana de Napoleón aparece con la manzana que simboliza el triunfo de la
diosa de la belleza en el juicio de Paris, cuando el príncipe troyano tuvo que decidir a
quien entregaba la manzana de oro a la que Eride (la personificación de la discordia)
había colocado la inscripción “para la más bella” para ocasionar una disputa entre Hera,
Afrodita (Venus) y Atenea como venganza por no haber sido invitada a la boda de Peleo y
Tetis a la que estaban asistiendo las diosas. A cambio del triunfo, Afrodita había ofrecido
a Paris el amor de Helena de Esparta, esposa del rey Menelao, lo que dio lugar a la
Guerra de Troya. La idealización del rostro de Paolina, que incluye el clásico perfil griego
donde la nariz continúa la frente, lo vuelve inexpresivo.
27. Jean Auguste Dominique Ingres, discípulo de David, prolonga el estilo plástico del
pintor hasta el S XIX. Sin embargo, aunque en sus obras reconocemos el
predominio del dibujo que caracterizó a su maestro, éstas no pretenden expresar
valores universales y eternos como las de David. Asimismo, en sus cuadros se
advierte, junto al virtuosismo naturalista, alteraciones en las proporciones humanas
que lo alejan de los ideales neoclásicos. Según la opinión de los críticos
contemporáneos a La gran odalisca le sobran tres vértebras. Desde la Ilustración,
la Academia había defendido la predominancia de la línea sobre el color, como
representación del triunfo de la razón sobre los sentidos. Su desprecio por la pintura
romántica se debe tanto al rechazo del dolor como tema como a su oposición al
tratamiento pictórico. Defensor de esta tradición, Ingres procura (y logra) eliminar
todo rastro de la pincelada y, al contemplar por primera vez una fotografía exclama
“¡Así habríamos de dibujar!”. Aunque encabezó una lista de firmas para conseguir
que el gobierno prohibiese las fotografías, se sirvió de ellas en sus composiciones.
A esta contradicción alude su famosa frase “¡Qué cosa tan admirable es la
fotografía... pero eso no lo podemos decir en alto!” (16) Esta actitud no debe
entenderse como un temor a la competencia artística sino a la competencia laboral,
ya que la fotografía es la muerte del pintor ilustrador y de la pintura testimonio.
29. Si la confianza en la razón y en sus beneficios del S XVIII fue excesiva, si el
desarrollo científico y técnico no conducía necesariamente al feliz dominio de la
naturaleza, si la educación no fue capaz de eliminar la tendencia humana a la
violencia y al enfrentamiento, existe, junto a la pintura sublime y heroica de David,
otra que representa el reverso de la moneda. Tal es el caso de la serie de grabados
“Los desastres de la guerra”, del español Francisco de Goya y Lucientes, en cuya
estampa Nº12, Para eso habeis nacido, un hombre se descompone frente a una
masa amorfa de cadáveres. En la estampa Nº37 Esto es peor se destaca en primer
plano una figura mutilada y empalada en un árbol. No hay ideal heroico capaz de
legitimar semejante crueldad. No hay consuelo ideológico ni tampoco estético, este
es el producto descarnado de la guerra. En Los fusilamientos del tres de mayo,
Goya relata un episodio de la represión napoleónica contra el pueblo español que
defendió su independencia de los invasores franceses en 1808. El centro temático
del cuadro es la próxima víctima: de pie, con los brazos abiertos que recuerdan a los
de Cristo crucificado, en el medio entre los que han muerto y los que van a morir,
atrayendo la luz del farol (colocado estratégicamente para dejar en la oscuridad a los
agresores) con su camisa blanca. Contrastando con su desafiante actitud, el
siguiente prisionero se tapa la cara, agobiado por el miedo. La estudiada
composición diagonal oculta los rostros de los soldados, cuyas piernas forman
triángulos que trasmiten fortaleza. Al fondo, un cielo negro se cierne sobre Madrid. El
tratamiento pictórico inacabado, perceptible especialmente en la figura central,
anticipa la pintura de Delacroix.
30. “Estampa Nº 12 de los desastres
de la guerra- Para eso habéis
nacido Francisco Goya
“Estampa Nº 37 de los
desastres de la guerra-Esto es
lo peor”
Francisco Goya