2. Auguste Rodin cambió radicalmente la historia de la escultura occidental.
Como decían en su época, “fue él quien devolvió la vida a la escultura”, siendo
considerado como “el padre de la escultura moderna”, al romper con los cánones
académicos y el tradicional concepto de estatua monumento, abriendo los caminos de
la escultura a nuevas formas expresivas.
Antonin Mercié: David
vencedor, 1872
Rodin: El beso y El Pensador
3. De carácter básicamente autodidacta, se formó en cierto modo en el academicismo
derivado del neoclasicismo y romanticismo, pero tras un viaje a Italia, estudió la obra
de Donatello, Verrocchio y Miguel Ángel, quien le sorprendió por su terribilitá, su
capacidad de captar la fuerza interior y por el non finito, el aspecto no acabado de
varias de sus obras.
«A Miguel Ángel
le debo el
haberme librado
del
academicismo,
de él aprendí
reglas
diametralmente
opuestas a las
que me habían
enseñado, y eso
significó para mí
una liberación.»
Rodin: El besoMiguel Ángel: Esclavo
4. De Miguel Ángel
aprendió que la
escultura no consiste
solo en la búsqueda
de la belleza ideal,
como exigía el
academicismo, ni
tampoco en una
simple mímesis de la
realidad, sino que la
escultura debía
reflejar ante todo un
estado interior y para
ello Rodin utilizó
todos los recursos
plásticos disponibles
(luz, textura,
volumen, modelado,
formas…) de un
modo expresivo, libre
y sin sometimiento a
reglas académicas.
Rodin: Las tres sombras
5. Si bien su obra sigue tomando
como referencia el mundo exterior,
especialmente, el cuerpo humano,
por el que sintió una auténtica
fascinación, Rodin consideraba que
la escultura no debía estar
sometida a la mera reproducción
realista del mundo exterior o de la
naturaleza, sino que debía
expresar una intensidad vital, un
estado interior lleno de fuerza y
expresión.
De este modo, es el propio escultor
el que recrea libremente una
nueva realidad, que es la obra de
arte, con libertad tanto de las
reglas académicas como de la
fidelidad a la naturaleza.
Lo importante es que la escultura
transmita una fuerza interior, unos
estados de ánimo, y no su
sometimiento a reglas estrictas.
Rodin: La que fue una bella cortesana, 1887
6. Frente a la tradicional esclavitud
de la escultura por representar
objetivamente la realidad o
idealizarla (como venía ocurriendo
en la tradición artística), el
naturalismo de las figuras de
Rodin es un naturalismo animado
por una intensa vida interior.
Rodin: El hijo pródigo, 1885-87
Rodin: Los burgueses de Calais, detalle.
7. El artista no es un esclavo
del modelo y de la
realidad, sino que, por
medio de su imaginación,
crea una realidad
totalmente nueva a los
ojos del mundo, capaz de
transmitir intensas
emociones y expresiones,
reflejando la psicología, los
sentimientos, las pasiones,
los dilemas del ser
humano…. convirtiendo
sus figuras en símbolos
intemporales sobre la
humanidad, como ha
ocurrido con tantas de sus
obras como “El pensador” o
“El beso”, ambas
procedentes de su gran
obra “La puertas del
infierno”, basada en la
“Divina Comedia” de
Dante.
8. Un recurso expresivo
fundamental para
transmitir esa fuerza
interior es su magnífico
tratamiento de la
anatomía humana, como
ocurre en “El Pensador”:
Parece que cada uno de
sus músculos está
crispado, en tensión,
haciendo el esfuerzo de
pensar.
El tratamiento de la
anatomía le va servir
para mostrar una gran
fuerza espiritual.
Rodin: El pensador, 1880-1900
“Siempre ha tratado de
expresar los sentimientos
internos a través de la
tensión muscular.”
9. Para incrementar esa fuerza
expresiva, Rodin llegó a deformar
las formas, a exagerarlas o a
simplificarlas, como en su famoso
“Monumento a Balzac”, que
algunos consideraron como “un
feto o una larva informe” o en “El
hijo pródigo”.
Rodin: El hijo pródigo, 1885-87
“He subrayado el
relieve de los
músculos que
expresan
desesperación…
Exageré la tensión
de los tendones
para enfatizar el
carácter suplicante
de la oración…”
10. El propio tratamiento de
los temas por Rodin es muy
diferente del tradicional,
como por ejemplo
muestran:
“Monumento a Balzac”, en
el que frente a la fidelidad
mimética al retrato del
autor, destaca su
arrebatador ímpetu
creador, renunciando al
naturalismo mimético y a la
belleza.
Rodin: Monumento a Balzac, 1891-97
«Nada de lo que hasta
entonces había hecho me
había satisfecho tanto,
porque nada me había
costado tanto trabajo, nada
expresa mejor la
quintaesencia de lo que yo
considero la ley secreta de
mi arte.»
11. “Los burgueses de
Calais”, un grupo
escultórico de carácter
histórico en el que, en
vez mostrar el
tradicional
componente heroico,
intentó reflejar las
pasiones y los dramas
humanos a través de
cada uno de los
personajes
representados y de sus
diferentes actitudes
ante el destino y la
muerte.
Prescindió del
tradicional pedestal
elevado en el que se
asentaban las
esculturas, para
acercarlas al
espectador.
Rodin: Los
burgueses de
Calais
12. En otras ocasiones llegó a
prescindir directamente del
tema, valorando la propia
capacidad expresiva del
fragmento, omitiendo
conscientemente partes de la
escultura (probablemente por
influencia de los restos de
estatuas clásicas), y realizando
ensamblajes, reaprovechando
muchas de sus obras en
nuevas composiciones, que a
veces convertía en nuevas
esculturas y otras veces
llegaba a combinar con otras
en nuevas creaciones.
En estas obras se muestra
como un autor totalmente
moderno, que tan solo valora
los propios aspectos del
lenguaje plástico escultórico y
no su relación con tema o
motivo alguno.
Rodin: TorsoRodin: Mano crispada
Rodin: Desnudo femenino en urna.
Rodin:
Ensamblaje,
Máscara de
Camille Claudel y
mano izquierda
de Pierre de
Wissant
13. En su tratamiento de la superficie escultórica también fue revolucionario. Frente al
habitual acabado uniforme y pulido de la escultura tradicional, Rodin concedió gran
importancia al modelado de las superficies mediante la luz, multiplicando los ángulos y
los planos en las superficies, moldeando el barro con las manos (y trasladando ese efecto
luego a otros materiales “nobles”), consiguiendo efectos rugosos, de aspecto inacabado,
vibrante, con grandes contrastes lumínicos.
Rodin: El hombre que caminaRodin: El Pensador
14. De este modo, las formas
casi se esfuman a través
de la vibración de la luz
en los múltiples planos
de la superficie
escultórica, por lo que
algunos han calificado su
obra como
“impresionista”.
Así, resaltaba el contenido
emocional de la obra y
podía impactar al
espectador.
Sus figuras tienen un
aspecto sinuoso, sin
límites claros, siendo la
luz la que contribuye a su
indefinición, haciendo
que la forma se funda con
la materia prima de la que
procede.
Rodin: Iris, mensajera de los dioses, 1895
15. Otro aspecto innovador
de su obra es el uso del
“inacabado” (influencia
de Miguel Ángel), dejando
conscientemente
inconclusas algunas
partes de la escultura, de
modo que las figuras
parecen surgir de la
propia materia
escultórica, acentuando
su fuerza expresiva, como
ocurre en “El beso”, en la
que la pasión parece
surgir de la materia bruta
como una fuerza vital
colosal que envuelve a los
amantes y los arrastra a
una unión plena, en la que
sus cuerpos y sus almas se
funden en el acto del
amor
Rodin: El beso, 1888-98
16. También se interesó de
modo especial por
reflejar el movimiento en
la escultura, incluso de un
modo casi simultáneo, a
través del tratamiento de
múltiples planos y luces
en sus esculturas:
“Lo que debe hacer el
escultor es
recomponer el
desarrollo del
movimiento
integrando las
diversas secuencias
del mismo en la
escultura y
representando
simultáneamente los
distintos momentos de
la acción.”
Rodin: Nijinsky
17. Otra de las innovaciones de
Rodin fue la consideración del
espectador como un agente
activo en la recreación de la
propia obra artística, algo que
le convierte en un precursor
de los escultores
contemporáneos.
Tanto su visión circular de la
escultura, que obliga al
espectador a rodearla para
captar cada uno de los
múltiples puntos de vista que
presentan sus obras, como el
uso consciente del “non
finito” o el empleo del
fragmento, abren
determinados interrogantes
al espectador, que le invitan a
adoptar una actitud activa en
el proceso de reconstrucción
e interpretación de la obra
artística.
Rodin: Ugolino y sus hijos
18. Rodin rompió con la escultura tradicional,
valorando los valores propios de la escultura
(la masa, el volumen, el espacio, las superficies
y texturas, los efectos de la luz) y su
expresividad por encima de cualquier
convencionalismo. Su obra, que ha sido
calificada como impresionista, simbolista o
expresionista, abre el camino a las nuevas vías
expresivas de la escultura moderna, de la que
se le considera precursor por:
• Recuperación de los valores propiamente
escultóricos: el espacio, el volumen, el
modelado, las texturas, la luz, las formas…
• Liberación de la escultura del concepto
tradicional de mímesis.
• Disolución de las formas.
• Incorporación de la luz mediante su
tratamiento de planos y superficies.
• Visión múltiple de la escultura.
• Expresividad, no limitada por la imitación
de la realidad.
• Incorporación del espectador a la obra
escultórica. El hombre que camina, Giacometti y Rodin