Este documento presenta dos fuentes que discuten la importancia de estudiar la historia de Chile. La Fuente 1 explica que los jóvenes a menudo no se sienten parte de una comunidad nacional y que es necesario que comprendan las raíces históricas del país para desarrollar un sentido de pertenencia. La Fuente 2 señala que la historia de Chile debe verse como un proceso en construcción constante, no como hechos aislados, ya que cada generación debe reexaminar el pasado para comprender el presente y moldear el futuro. Ambas
45. Fuente 1. La historiadora Sofía Correa Sutil inicia su análisis a partir de una reflexión sobre la
actitud de los jóvenes frente a su realidad nacional.
“Todos sabemos que en los jóvenes se da con mucha fuerza esto de no sentirse pertenecientes a
una comunidad, a un país, y no sólo por no participar en un sistema electoral. Además percibimos la
tensión internacional, el hecho de que nos estamos incorporando a una cultura internacional, a un
modo de vida internacional, a un sistema económico primero, político enseguida, y hoy día va a ser
probablemente judicial, internacional. Nos estamos incorporando a un mundo, pero al mismo tiempo
nuestras pertenencias son nacionales.
“[ …] una juventud que no se siente perteneciente, le presenta a la historia un desafío enorme,
porque uno no puede sentirse parte de un país, de una comunidad, si esa comunidad no tiene raíces
históricas. Uno tiene que sentir que esta pertenencia no es solamente en un presente siempre
efímero, sino que en toda una trayectoria.
“Ha habido un intento de decir que seamos un país feliz sobre la base del crecimiento económico y
al olvido de nuestra historia. Y la verdad es que no se puede construir un país sobre la base de eso.
Creo que hay una necesidad de recomponer una comunidad, y si vamos a construir país y ser todos
una comunidad, tiene que ser una comunidad con discrepancia y esta comunidad tiene que hacerse
cargo de pasado”
[ Revista Rocinante, abril 2000, publicado en Historia y Ciencias Sociales, 2° Medio, Editorial
Ziz-Zag, 2003]
46. Fuente 2. Por su parte, en la Introducción a su libro Historia contemporánea de Chile (1999),
los historiadores Julio Pinto y Gabriel Salazar enfatizan la necesidad de mirar la historia de
Chile como un proceso en construcción.
“Las verdades, en tanto sociales según muestra la propia historia, no se clausuran, están siempre en
trámite de remodelación. Abiertas, admitiendo a más y más sujetos al inacabable trabajo colectivo de
producirlas y reproducirlas, en la huella del también inacabable movimiento de la vida, porque estas
necesitan reformularlas desde sus propias preguntas, perspectivas e intereses.
“De todos los saberes transmitidos por la sociedad, el saber histórico es el que más necesita ser
remodelado, por la urgencia que cada generación tiene de construir el presente desde el pasado y
de producir su propia realidad social y cultural (su época) a partir del mundo que recibe como
legado. Superando, de paso, los problemas vitales con que ese legado carga a la nueva generación.
“Si se considera lo anterior, la historia de Chile no sólo puede escribirse como una larga serie de
hechos y sucesos que se pueden contar objetivamente, sino también como un abigarrado conjunto
de problemas que pueden ser pensados y reflexionados colectivamente. Sucesivamente. Una y otra
vez, en cada época, por cada generación de chilenos”
[Julio Pinto y Gabriel Salazar, Historia contemporánea de Chile, Editorial Lom, 1999].