2. Se denomina mester de clerecía a la técnica literaria (una manera de componer textos
literarios) que desarrollaron en el siglo XIII una serie de escritores vinculados a la
universidad y a la erudición (la clerecía), y que aplicaron a la creación de obras
narrativas en verso. Al comienzo del siglo XIII las lenguas vernáculas de la península, y
concretamente el castellano, habían alcanzado un grado de madurez relativamente alto.
Así, tras una fase dedicada al estudio de su gramática, sobre la base del
latín, los clérigos, conocedores además del francés, pudieron elevar al castellano al
rango de lengua literaria, o sea, de lengua culta, apta para la escritura de todo tipo de
obras. Por otro lado, hacia 1200 la mayoría de la población ya no entendía el latín. En
estas circunstancias, debió de parecer inútil seguir usando una lengua sólo entendida por
una minoría en obras que, por el interés de su contenido histórico, didáctico, moral o
religioso, convenía que fuesen conocidas y entendidas por todos. El modelo literario que
sirvió de punto de referencia para estos escritores fue el Libro de Alexandre, sobre todo
en lo que se refiere al uso de la estrofa que caracteriza sus obras: la cuaderna vía. Con
todo, el Alexandre es una adaptación libre al castellano de la Alexandreis (h. 1182), obra
en latín del francés Gautier de Châtillon, que servía de lectura escolar en las primeras
universidades españolas; de ahí la fuerte impronta de la prosodia latina en
el Alexandre y, por ejemplo, la proscripción de la sinalefa para obligar a una lectura
cuidadosa y despaciosa del texto, característica general de las obras del mester: De
forma sintética, los rasgos definitorios de las obras del mester de clerecía serían los
siguientes:
3. Las obras más importantes del mester de
clerecía son Milagros de Nuestra Señora,
de Gonzalo de Berceo, y El Libro de buen
amor, de Juan Ruiz, arcipreste de Hita. Otras
obras también relevantes son El Libro de
Alexandre y El Libro de Apolonio.
4. Milagros de Nuestra Señora
Se trata de una obra narrativa en verso compuesta por un
prólogo y por 25 relatos independientes que tratan sendos
milagros llevados a cabo por la Virgen. No son historias
enteramente originales de Berceo, por cuanto lo que hace
es seguir lo escrito en un manuscrito latino que él recrea.
La intención de la obra es presentar un conjunto de
ejemplos morales, pero que ante todo sea un tratado,
literario y doctrinal, sobre la Virgen María, en el que
sobre todo destaque su carácter de mediadora de todas las
gracias.
5. Gonzalo de Berceo
Los siguientes fragmentos pertenecen a la introducción
de Milagros de Nuestra Señora. Berceo imagina ser un
peregrino cansado que llega a un prado hermosísimo, lleno de
flores y árboles. El autor describe la belleza del prado. Luego
nos dice que todos los hombres somos peregrinos en esta vida
que conduce a la vida eterna. Toda la descripción es
una alegoría: el prado es la Virgen, que nos ofrece refugio
para nuestra difícil vida terrenal y los árboles son
los milagros que la Virgen hace para ayudarnos. Berceo
termina diciendo que va a escribir alguno de estos milagros.
6. Alegoría del prado florido
Amigos y vasallos de Dios omnipotente,
si escucharme quisierais de grado atentamente
yo os querría contar un suceso excelente:
al cabo lo veréis tal, verdaderamente.
yo, el maestro Gonzalo de Berceo hoy llamado,
yendo en romería acaecí en un prado
verde, y bien sencillo, de flores bien poblado,
lugar apetecible para el hombre cansado.
Daban color soberbio las flores bien olientes,
refrescaban al par las caras y las mentes;
manaban cada canto fuentes claras corrientes,
en verano bien frías, en invierno calientes.
7. —Son obras compuestas por escrito para ser leídas, no para ser
recitadas (como ocurría con las obras del mester de juglaría); su
público era, normalmente, culto: monjes, escolares, sacerdotes, etc.
—Una versificación culta y regular, manifestada en la forma estrófica
denominada cuaderna vía (cuatro versos monorrimos de catorce sílabas
cada uno).
—Uso de una lengua muy influida por el latín, con un estilo muy culto,
con abundancia de figuras retóricas.
—Una actitud didáctica y moralizante en el tratamiento de los temas.
—Los argumentos están vinculados a cuatro grandes grupos temáticos:
el de los milagros hechos por la Virgen (Milagros de Nuestra Señora);
el de la vida de los santos; el de los relatos más o menos libres (Libro
de Alexandre); y el de los dichos y castigos de sabios.
8. El Libro de Alexandre es una obra en verso de la primera mitad
del siglo XIII, que narra, con abundantes elementos fabulosos, la
vida de Alejandro Magno. Está escrito utilizando la cuaderna
vía o tetrástrofo monorrimo alejandrino y se incluye en la
escuela poética denominada Mester de Clerecía. Se compone de
2.675 estrofas y 10.700 versos. Esta obra nos muestra, en su
sentido general, que la literatura castellana de la Edad Media no
se circunscribía a temas locales y religiosos, sino que podía
tomar los grandes asuntos de la literatura europea de su época.
La extensión del texto, que supera los diez mil versos, la
relevancia de las fuentes y los asuntos tratados, la enorme
erudición que se muestra y la internacionalidad del tema hacen
que este libro sea, tal vez, el más interesante de su época.
9. La expresión sintética "mester de
clerecía", acuñada con palabras que figuran
dispersas en la segunda copla del Libro de
Alexandre, sirve desde hace tiempo para designar
a un subgénero poético distinto aunque en modo
alguno herméticamente aislado de las
composiciones de los juglares españoles
medievales. Es importante saber interpretar estas
palabras de forma precisa y qué entendía
Alexandre por su profesión o mester. He aquí su
tan citado pasaje:
10. Señores, se quisierdes mio serviçio prender,
querríavos de grado servir de mio mester;
deve de lo que sabe omne largo seer,
se non podríe en culpa o en yerro caer.
Mester traygo fermoso non es de joglaría,
mester es sen pecado, ca es de clereçía,
fablar curso rimado por la cuaderna via,
a sýlabas contadas, que es gran maestría. [...]
11. En otros lugares del poema comprobamos que
mester, y su doblete culto misterio, significaban
para nuestro poeta, en su acepción más amplia, una
especie de de berque tenían todos los
hombres, cada cual según su condición, de
dominar su ciencia y ponerla al servicio de
algo, hacer de su vida un trabajo o menester; en
suma su objeto es instruir. Clerecía para nuestro
autor, no es tan solo erudición, sino algo
intimamente identificado con el studium de la
escuela o universidad; y su valor se simbiliza
asociándolo con Aristóteles, el sabio supremo. [...]