1. LAS GUERRAS PÚNICAS
La primera guerra púnica: causas
264 a.C
En la ciudad siciliana de Mesina, en la punta de la isla de Sicilia frente a Italia, saltó la chispa
de la primera guerra púnica. Esta ciudad-estado había sido tomada por el rey griego de Siracusa,
Hierón II, y algunos habitantes de Mesina pidieron protección a los cartagineses, la potencia que
controlaba la mayor parte de la isla de Sicilia.
Pero otra parte de los habitantes de Mesina prefirieron pedir ayuda a Roma, la nueva
potencia emergente, y acudieron al Senado romano, que aceptó la oferta de intervenir en esta ciudad
siciliana.
Esta intervención de Roma fuera de la península itálica fue interpretada como una
declaración de guerra por parte de los cartagineses.
Hierón II de Siracusa tomó la decisión de aliarse con los romanos
Roma y su flota de guerra.
256 a.C
Los romanos antes de la primera guerra púnica carecían de flota de guerra y no tenían
experiencia en batallas navales. Esto les obligó a crear una flota con más de 300 barcos (trirremes) y
una tripulación entorno a 100.000 marineros, que sorprendentemente en los primeros años de la
guerra venció a la marina cartaginesa, mucho más experimentada, en dos importantes batallas navales
(260 a.C. y 256 a.C.), mediante un ingenioso artilugio, llamado "corvus" que convertía las batallas
navales en terrestres.
La reacción de Cartago.
249 a.C
2. Los cartagineses reaccionaron finalmente y obtuvieron una importante victoria naval frente a la
costa de Drépano (Sicilia) en 249 a.C.
Amílcar Barca.
247 a.C
El general cartaginés Amílcar Barca desembarca en Sicilia en 247 a.C. para dirigir el ejército de
tierra cartaginés establecido en Sicilia.
Fin de la primera guerra púnica.
241 a.C
Los romanos obtienen una victoria decisiva en las islas Égades, frente a la costa de Sicilia.
Esta victoria pone fin a la primera guerra púnica, que había durado 23 años en total.
Los cartagineses perdieron Sicilia, y el oeste de esta isla se convirtió en la primera provincia
romana fuera de Ia península itálica. El este quedó en manos del rey griego de Siracusa, Hierón II,
aliado de los romanos, que gobernó esa parte de la isla hasta su muerte en 215 a.C., pero tras su
muerte esa parte de la isla también se sumó a la nueva provincia romana de Sicilia.
Cartago fue obligada a pagar a los romanos una fuerte indemnización de guerra, 80
toneladas de plata que irían entregando a los romanos durante 10 años.
El golpe relegó a Cartago a la categoría de potencia de segunda fila.
El periodo de entreguerras.
238 a.C
3. Roma aprovecha la debilidad de Cartago y se anexiona las islas de Córcega y Cerdeña.
Amílcar Barca, decepcionado con su patria, porque Cartago se había rendido en la primera
guerra púnica sin ser derrotado el ejército de tierra que él mismo había dirigido, consigue que el
Senado de Cartago le permita ampliar el imperio cartaginés en un territorio en el que ya habían
comenzado a asentarse los cartagineses, un territorio que en su lengua llamaban "i-spn-ya", que
significaba "región del norte" (este nombre posteriormente lo seguirán usando los romanos, a los que
esa palabra cartaginesa les sonaba más o menos a algo como "Hispania").
Amílcar comienza a crear un imperio cartaginés en Hispania, cuyo centro estaba en el valle
del río Betis (Guadalquivir) e incluía el territorio de la tribu ibérica de los contestanos (actual región de
Murcia).
Sin embargo, murió luchando en una batalla contra los oretanos, otra tribu ibérica, a finales
del año 229 a.C.
El juramento de Aníbal.
237 a.C
Antes de ser enviado a Hispania, según los historiadores griegos, Amílcar hizo jurar a su hijo
Aníbal, que tenía sólo 10 años de edad, que jamás mostraría benevolencia con los romanos.
4. El Tratado del Ebro.
226 a.C
A la muerte de Amílcar Barca, le sucede en el mando del ejército cartaginés en Hispania su
yerno Asdrúbal "el bello" quien en el año 227 a.C. funda la ciudad de Qart-Hadash, que los romanos
llamaron Carthago Nova (actual Cartagena), haciendo de ella la capital de los cartagineses en Hispania.
Las ciudades griegas de Ampurias, en el norte de Hispania, y de Massilia (Marsella) en el sur
de la Galia presionan a los romanos para que frenen la expansión cartaginesa en Hispania.
Como resultado de esa presión, Asdrúbal, más diplomático que su suegro, firma con los
romanos el Tratado del Ebro, por el cual ambas superpotencias fijan en este río sus zonas de influencia:
ninguna de las dos podía cruzar este río con un ejército. El río Ebro constituiría la frontera: Cartago no
debía expandirse más al norte de este río, en la misma medida que Roma no se extendería al sur del
curso fluvial.
Pero en el año 221 a.C. Asdrúbal "el bello" fue asesinado en circunstancias poco claras:
probablemente por algún oficial cartaginés contrario a la política conciliadora que Asdrúbal estaba
llevando a cabo hacia los romanos.
5. Aníbal entra en escena: Sagunto.
219 a.C
A la muerte de Asdrúbal "el bello", el Senado de Cartago designa a Aníbal, hijo de Amílcar
Barca, comandante en jefe de todos los ejércitos cartagineses de Hispania.
Aníbal cambia radicalmente la relación conciliadora con los romanos de su antecesor, y en
abril del año 219 a.C. asalta la ciudad de Sagunto, ciudad aliada de Roma. Esta ciudad estaba situada al
sur del río Ebro, por lo que los cartagineses entendían que podían actuar por su cuenta en una zona
que les estaba asignada en función del Tratado del Ebro.
Los saguntinos le pidieron al Senado romano que obligase a Aníbal a abandonar el asedio de su
ciudad. El Senado romano mandó una delegación a Aníbal para conseguir que los cartagineses no
siguieran atacando Sagunto.
Pero Roma no hizo mucho más, y Sagunto finalmente, después de más de seis meses de
asedio, fue conquistada por Aníbal a finales del año 219 a.C.
218 a. C.: comienzo de la segunda guerra púnica.
6. En febrero de 218 a.C. llegaron a Roma las noticias de la toma de Sagunto. En mayo se envió a
Cartago una delegación del Senado romano para que desautorizase las acciones de Aníbal en Hispania.
Esa delegación romana iba encabezada por el político Quinto Fabio Máximo, quien al escuchar la
negativa del Senado de Cartago a desautorizar a Aníbal, según el historiador Tito Livio, "se llevó la
mano con que se recogía la toga al pecho y dijo: Aquí tenéis paz y tenéis guerra; optad por lo que
gustéis". Le respondió un senador cartaginés: "Haced más bien lo que os parezca; nos da igual".
Entonces Fabio soltó su túnica y gritó: "Pues habrá guerra". Era el comienzo de la segunda guerra
púnica. Mientras tanto, Aníbal se retiró a Carthago Nova (Cartagena), donde concentró sus tropas con
el objetivo secreto de invadir por tierra Italia (por mar era imposible, pues los romanos controlaban
con su flota el Mediterráneo) para desmantelar la confederación política que unía a Roma con sus
aliados itálicos, y así debilitar el poder de Roma y que Carthago recuperase el control del comercio en
el Mediterráneo. En junio, Aníbal sale de Carthago Nova hacia el norte, con un ejército de 90.000
soldados de infantería, 12.000 de caballería y 37 elefantes de guerra. Sabía que tendría que emplear a
fondo todo su genio militar, pues los romanos podían movilizar hasta 700.000 soldados de infantería y
70.000 de caballería: casi 10 veces más de los soldados de los que él disponía. En pocos días en su
avance atravesó el río Ebro: al norte del río vivían tribus de iberos independientes. Para asegurarse de
que no le cortarían su línea de comunicación con el territorio cartaginés y de paso vigilar a la colonia
griega de Emporion (Ampurias, en la actual provincia de Gerona), aliada de los romanos, dejó en agosto
parte de su ejército en esta zona, unos 10.000 soldados de infantería y 1.000 de caballería. A finales de
septiembre llegó al río Ródano. Allí se encontró con tribus celtas que a cambio de presentes le
permitieron cruzar el río. Aníbal para asegurar esta zona, próxima a la colonia griega de Massilia
(Marsella), aliada de Roma, también dejó parte de su ejército, unos 12.000 soldados de infantería y 1.000
de caballería. Mientras los últimos hombres de Aníbal cruzaban el Ródano, Aníbal recibió la noticia de
que un ejército romano al mando de Publio Cornelio Escipión, uno de los dos cónsules de Roma ese
año, había desembarcado en la desembocadura del Ródano, es decir, al sur de su posición. El ejército
cartaginés entonces marchó al norte siguiendo la orilla oriental del Ródano. Escipión se dirigía con una
flota romana hacia Hispania, pues creía que era allí donde seguía Anibal, pero hizo escala cerca de
Marsella: allí sus espías le comunicaron que Aníbal estaba cruzando el Ródano al norte de Marsella.
Escipión rápidamente se dirigió a su encuentro: cuando llegó encontró abandonado el campamento de
Aníbal. Las tribus celtas de la zona le informaron de que tres días antes Aníbal había partido hacia el
norte. Escipión regresó a Marsella y le ordenó a su hermano Cneo Cornelio Escipión marchar con su
ejército a Hispania, para cortar las líneas de comunicación de Aníbal con el territorio cartaginés y
expulsar de la península Ibérica al ejército cartaginés mandado por Asdrúbal Barca, hermano de Aníbal.
7. Así, por primera vez los romanos llegan a España con el propósito de conquistar el territorio
que los cartagineses tenían en la península Ibérica, cuando desembarca el ejército de Cneo Cornelio
Escipión en Ampurias (218 a.C.). Publio se volvió solo al norte de Italia en un barco, y mandó un
mensaje al Senado informándole de los movimientos de Aníbal. El Senado romano ordenó al otro cónsul
de Roma, Tiberio Sempronio Longo, que se encontraba con su ejército en Sicilia preparando una flota
para trasladarse a África para atacar directamente Carthago, que volviera inmediatamente a Italia. A
mediados de octubre, Aníbal llegó con su ejército al pie de la cordillera de los Alpes. Durante tres
semanas durísimas, su ejército atravesó los Alpes: muchos de sus hombres murieron congelados y
hambrientos. Aníbal tras cruzar los Alpes entró en Italia: ya sólo disponía de 20.000 soldados de
infantería y 6.000 de caballería, una quinta parte de los que había partido con él desde Carhago Nova.
A pesar de su debilidad, Aníbal se enfrentó a alguna tribus celtas de la zona y las venció: con esta
demostración de fuerza consiguió que los celtas del norte de Italia se le unieran a su ejército. Mientras
tanto, Publio Cornelio Escipión, informado de que Aníbal ya estaba en el norte de Italia, reunió algunos
destacamentos de caballería y salió al encuentro de la caballería de Aníbal. Las dos caballerías se
encontraron junto al río Tesino. En el combate, Escipión estuvo a punto de perder la vida, pues fue
herido y le salvó la vida su hijo que tenía entonces sólo 17 años, también llamado Publio (éste será
llamado más tarde Escipión el Africano). El ejército de Escipión se retiró a marchas forzadas hacia el
sur a esperar a que llegase el otro cónsul, Sempronio, con sus legiones. A mediados de diciembre llegó
Sempronio y unió sus legiones con las de Escipión. Junto al río Trebia a finales de diciembre se produjo
la primera gran batalla a campo abierto entre Aníbal y Roma. En medio de una intensa nevada, Aníbal
consiguió obligar a los romanos a cruzar el río Trebia, que bajaba crecido y cubría hasta el pecho.
Cruzado el río, Sempronio (Escipión no estaba presente, pues estaba recuperándose todavía de las
heridas que había recibido en Tesino), formó su ejército, empapado y helado. El ejército romano era de
unos 36.000 soldados de infantería y 4.000 soldados de caballería. Aníbal disponía de unos 20.000
soldados. La victoria cartaginesa fue total: cayeron unos 20.000 romanos. Aníbal estableció su cuartel de
invierno en el valle del Po. Esperaría a la primavera para dirigirse hacia el sur.
La batalla del lago Trasimeno.
217 a.C.
8. En los primeros días del año 217 a.C., llegó una ola de frío; murieron muchos soldados y
caballos de Aníbal y sólo sobrevivió un elefante. Por otro lado el propio Aníbal, afectado por una
enfermedad ocular, perdió la visión total en un ojo y se quedó tuerto sin que sus médicos consiguieran
evitarlo.
Para desintegrar la confederación de pueblos itálicos aliados de Roma, Aníbal tenía que llevar
la guerra al sur de Italia.
A principios de mayo, Aníbal consiguió atravesar los Apeninos hacia el oeste y entró en la
región de Etruria. Uno de los dos nuevos cónsules, Flaminio, le seguía de cerca con un ejército consular,
de unos 30.000 soldados. Aníbal siguió hacia el sur y llegó al lago Trasimeno. Allí Aníbal, consciente de
que le seguía de cerca el ejército romano de Flaminio, encontró en la orilla norte del lago un lugar ideal
para tender una emboscada. A mediados de junio acampó en una colina junto al lago: Flaminio acampó
unos kilómetros al oeste de Aníbal.
Al amanecer del 21 de junio, Aníbal sorprendió al ejército de Flaminio y la gran mayoría de lo
soldados romanos se encontraron empujados hacia el lago por el ejército de Aníbal: muchos, al verse
obligados a adentrarse en el lago, murieron ahogados por el peso de sus cotas de malla.
La victoria de Aníbal fue impresionante: murieron 15.000 romanos, incluido el propio cónsul
Flaminio, y 10.000 fueron hechos prisioneros. A los aliados de Roma que habían sobrevivido les explicó
que aquella guerra no iba contra ellos y los liberó. Aníbal sólo perdió 1.500 hombres.
Tras su victoria, Aníbal volvió a cruzar los Apeninos, ahora hacia el este, desde donde siguió
hacia el sur de Italia.
Los romanos, desesperados, decidieron nombrar un dictador: el elegido fue Quinto Fabio
Máximo. La estrategia de Fabio fue reorganizar nuevas legiones, y seguir de cerca los pasos de Aníbal,
pero evitando un enfrentamiento con el cartaginés en campo abierto: a algunos romanos la estrategia
de Fabio no les gustaba, por lo que le pusieron el apodo de "Cunctator", es decir, "el que retrasa", ya
que les parecía que no se atrevía a enfrentarse directamente a Aníbal.
Sin embargo, esto les dio tiempo a los romanos para recuperarse. El invierno llegó, y Aníbal
decidió pasarlo en la región de Apulia (sur de Italia).
En diciembre terminaron los seis meses de dictadura de Fabio, por lo que se convocaron
elecciones para que el poder lo volvieran a ejercer dos cónsules, como era habitual.
Aníbal, el genio: la batalla de Cannas.
216 a.C.
En las elecciones para el año 216 fueron elegidos dos cónsules contrarios a la estrategia de
Fabio y ansiosos por derrotar definitivamente a Aníbal: Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo.
9. Ambos dispusieron la movilización extraordinaria de ocho legiones para aplastar al ejército de
Aníbal: en total, unos 80.000 soldados de infantería y algo más de 6.000 de caballería.
Mientras tanto, Aníbal permaneció hasta principios de junio en sus cuarteles de invierno en el
sur de Italia: con su rapidez característica se desplazó 120 kilómetros más al sur, a Cannas, donde
estableció un nuevo campamento.
El Senado romano ordenó a los cónsules movilizar las ocho legiones a ese lugar.
El día 1 de agosto Aníbal desplegó sus tropas en orden de batalla: disponía de 40.000 soldados
de infantería y 10.000 de caballería , es decir, que su ejército numéricamente era muy inferior en
infantería al romano, pero algo superior en caballería.
Al amanecer del 2 de agosto el ejército romano salió al encuentro del ejército de Aníbal en la
llanura de Cannas.
Aníbal colocó a su caballería pesada, dirigida por el general cartaginés Asdrúbal (no su
hermano) a la izquierda de su ejército para destruir a la caballería del ala izquierda de los romanos,
dirigida por el cónsul Paulo. A su caballería ligera, dirigida por el general Maharbal, la situó en el ala
derecha, para destruir la caballería de los aliados de Roma, dirigida por el otro cónsul, Varrón.
La infantería, dirigida por Aníbal personalmente, la dispuso de manera que avanzase creando
una formación convexa hacia la infantería romana.
La caballería pesada de Asdrúbal destrozó a la caballería del cónsul Paulo, quien resultó herido
gravemente. Después, la caballería de Asdrúbal giró a la derecha atacando a la retaguardia de la
infantería romana (es lo que se conoce como la táctica del yunque y el martillo, siendo la caballería de
Asdrúbal el martillo).
En el otro lado, la caballería cartaginesa de Maharbal había puesto en fuga a la caballería aliada
de los romanos que dirigía Varrón. Los pocos jinetes romanos de esta zona que no habían muerto
terminaron huyendo cuando vieron cómo les atacaba también desde el flanco derecho la caballería de
Asdrúbal. Maharbal persiguió a los jinetes romanos que huían, y Asdrúbal se centró en atacar la
retaguardia de la infantería pesada romana, que aunque superior en número estaba rodeada por los
flancos y la retaguardia por la poderosa caballería de Asdrúbal.
Por tanto, los soldados de infantería romana, cada vez con menos espacio, fueron avanzando
hacia la formación convexa de la infantería cartaginesa. La línea de infantería de Aníbal, antes convexa,
se iba volviendo cóncava. Entonces Aníbal presionó más los flancos de los romanos con su infantería
pesada africana, que aún no había entrado en combate.
Los soldados de infantería romanos cada vez estaban más apiñados y no tenían espacio para
luchar.
Aníbal fue cerrando el cerco (es la llamada estrategia de "cerrar el saco") y convirtió la batalla
en una masacre: entre soldados de infantería y caballería murieron aquel 2 de agosto unos 55.000
romanos y unos 20.000 fueron hechos prisioneros, mientras que los cartagineses sólo perdieron 8.000
soldados.
10. Además, finalmente el cónsul Paulo murió también en la batalla (el otro cónsul, Varrón,
consiguió huir).
La batalla de Cannas provocó que la mayor parte de las ciudades del sur de Italia se aliasen
con Aníbal.
Roma abandonó de nuevo la estrategia ofensiva y nunca más volvió a trabar una batalla campal
en Italia contra Aníbal.
La situación de Siracusa.
212 a.C.
Siracusa, la mayor ciudad de Sicilia, rompió su alianza con Roma en el año 214 a.C. para unirse
a los cartagineses.
Roma mandó un ejército para reconquistar Siracusa, ciudad que a pesar de contar con
máquinas de guerra espectaculares diseñadas por su genial ciudadano Arquímedes, no pudo evitar caer
en manos de los romanos el 212 a.C.
Aníbal a las puertas de Roma.
211 a.C.
Aníbal en el año 211 a.C. llega a las puertas de Roma. Pero no disponía de un ejército suficiente
para asediarla y además su objetivo no era el de destruir la ciudad, sino debilitar la coalición que Roma
lideraba. Así que se retiró hacia el sur de Italia.
La situación en Hispania.
209 a.C.
En Hispania los romanos mantenían desde hacía ocho años dos ejércitos mandados por Cneo
Cornelio Escipión y su hermano Publio. Pero en 211 a.C. diversos ejércitos cartagineses aniquilaron a los
dos ejércitos romanos de Hispania, matando además a los hermanos Escipión.
A pesar de todo, el Senado romano dispuso mandar en el 210 a.C. un nuevo ejército a
11. Hispania, bajo el mando del hijo de Publio, el joven Publio Cornelio Escipión (que más tarde sería
llamado "el Africano").
El joven Escipión tuvo un éxito impresionante: asedió Carthago Nova, la capital de los
cartagineses en Hispania, y en un ataque combinado por tierra y por mar en poco tiempo consiguió
tomar la ciudad en el año 209 a.C.
Por fin los romanos parecían haber encontrado a un general capaz de medirse a Aníbal.
La batalla del río Metauro.
207 a.C.
El Senado de Cartago, a pesar de los éxitos de Aníbal en Italia, no le envió en ningún momento
los refuerzos que en repetidas ocasiones solicitó.
El Senado de Cartago, en cambio, mandó refuerzos a Hispania, donde se encontraba entre
otros uno de los hermanos de Aníbal, Asdrúbal Barca.
Asdrúbal decidió compartir la suerte de su hermano y en el año 207 repitió la gesta de Aníbal,
logrando atravesar los Alpes con un ejército cartaginés, con la intención de reunirse en Italia con su
hermano y poner fin a la guerra con una victoria cartaginesa.
Pero cuando Asdrúbal buscaba una ruta para avanzar hacia el sur desde Etruria a través de
los Apeninos, siguiendo el curso del río Metauro, los dos cónsules de Roma salieron a su encuentro y
aplastaron al ejército de Asdrúbal.
A Asdrúbal los romanos le mataron y después le cortaron la cabeza. Después llevaron la
cabeza de Asdrúbal al campamento de Aníbal y allí la arrojaron para desmoralizar a Aníbal, que quedó
dolorosamente acongojado.
12. La batalla de Ilipa.
206 a.C.
A los cartagineses las acciones del joven Escipión les habían hecho perder el control de gran
parte de Hispania, excepto el valle del Guadalquivir.
Pero en Ilipa, cerca de la actual ciudad de Sevilla, Escipión con una lección magistral de
estrategia derrotó al ejército cartaginés de Hispania, a los que tras esta batalla sólo les quedó el bastión
de la ciudad de Gades (Cádiz): el imperio cartaginés en Hispania estaba llegando a su fin.
13. Magón Barca invade el norte de Italia.
205 a.C.
Magón Barca, el hermano pequeño de Aníbal, no pudo impedir que Cádiz pasase al control de
los romanos, con lo que el último bastión cartaginés en la península ibérica cayó definitivamente.
Pero con gran audacia, armó una flota de unos 15.000 soldados y zarpando de la isla de
Menorca (la ciudad de Mahón, el puerto del que partió, todavía lleva su nombre) se dirigió al norte de
Italia, donde consiguió dominar algunas ciudades importantes.
En el año 202 a.C. resultó gravemente herido en una acción militar en el norte de Italia: pero
a pesar de todo, cuando el Senado de Cartago le llamó para que regresara a África con su ejército para
defender la capital, Magón cumplió la orden. Pero muy enfermo, murió en alta mar antes de llegar a
Cartago.
Zama: el final de la segunda guerra púnica.
202 a.C.
Aníbal quedó aislado en el sur de Italia. Durante quince años había permanecido en una tierra
hostil, derrotando a un ejército tras otro.
En el año 204 a.C. Escipión tuvo la genial idea de llevar la guerra a África. Formó un ejército
que zarpó desde Sicilia y desembarcó con él cerca de la ciudad de Útica, a unos 50 kilómetros de la
misma Cartago.
Los cartagineses salieron a su encuentro, pero Escipión los derrotó en la batalla de los
Grandes Campos (203 a.C.), lo que le permitió hacerse con el control de la ciudad cartaginesa de Útica.
14. Ante la desesperada situación, el Senado de Cartago ordenó a Magón y a Aníbal que
regresaran a Cartago para defender la ciudad.
Aníbal volvió a Cartago. Allí comprobó que apenas disponía de caballería, y decidió
parlamentar con Escipión para detener el avance romano, pero éste no quiso aceptar ningún acuerdo
con el cartaginés.
En estas condiciones, el 19 de octubre del año 202 a.C. se produjo la batalla de Zama, cerca
de Cartago. Escipión, cuya caballería era muy superior a la de Aníbal, repitió la estrategia de Aníbal en
Cannas y derrotó totalmente al ejército cartaginés.
En Zama murieron 20.000 cartagineses y otros 20.000 fueron hechos prisioneros. Los
romanos sólo perdieron 1.500 hombres.
Aníbal consiguió escapar de la batalla con una pequeña escolta. En Cartago negoció las
condiciones de paz con los romanos.
A pesar de las duras condiciones que impusieron los romanos, Aníbal siguió dirigiendo con
eficacia la recuperación de Cartago, lo que levantó ampollas entre los miembros del Senado romano que
pronto le acusaron injustamente de intentar romper la paz.
Aníbal tuvo que salir de Cartago. Marchó a Asia, desde donde en diversos reinos helenísticos
siguió luchando 20 años contra los romanos, hasta que, traicionado y perseguido continuamente por los
romanos, decidió suicidarse en el año 182 a.C.
Para muchos historiadores, Aníbal quizá haya sido el mejor general de la historia, pues con
un ejército compuesto de muchos grupos étnicos que ni siquiera hablaban la misma lengua (africanos,
iberos, celtas, galos,...) y sin recibir nunca refuerzos de su patria, estuvo a punto de derrotar al imperio
que contaba con el mejor, más numeroso y más disciplinado ejército del mundo antiguo.
En cuanto a Escipión, volvió a Roma, donde recibió por su victoria el sobrenombre de
"Africanus" ("el conquistador de África").
(En este blog tienes completa la excelente película "Aníbal, el peor enemigo de Roma", que reconstruye
de forma muy fiel la segunda guerra púnica.)
Epílogo: la tercera guerra púnica
146 a.C.
Aunque los cartagineses, ya sin Aníbal, cumplieron sobradamente las durísimas condiciones del
tratado de paz con los romanos, éstos no podían soportar que la ciudad que había estado a punto de
destruirles siguiera en pie.
Por ello, siguiendo las instrucciones del Senado de Roma, en donde había ganado la propuesta
15. del senador Catón conocida como "Delenda est Carthago"("Cartago debe ser destruida"), los romanos
decidieron destruir esa ciudad en el año 146 a.C. , tarea que cumplió el nieto adoptivo de Escipión el
Africano, llamado Publio Cornelio Escipión Emiliano, siguiendo las instrucciones del Senado romano.
Las antiguas posesiones de Cartago constituyeron la nueva provincia romana de África.
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