3. INTRODUCCIÓN
(Tomado de la obra
RELIGIÓN Y MITO EN MARIÁTEGUI
de Serapio Mucha Yaros).
Mariátegui asume completamente la doctrina
marxista-leninista y se declara “convicto y
confeso”. Su concepción del mundo es la
dialéctica marxista y la teoría materialista de
la historia. Aplicando esta doctrina y a la luz
de ella, analiza la realidad nacional e internacional. La utilización del método dialectico
permitió descubrir, conocer y explicar todos
los fenómenos económicos, políticos, religiosos, jurídicos y culturales de la sociedad peruana en la perspectiva de su transformación.
La concepción del mundo de Mariátegui no es
heterodoxa como muchos pretenden presentar, sino que es ortodoxa y fiel a los principios
de los clásicos del marxismo. Su obra Defensa del Marxismo es la prueba fehaciente de
3
4. que el gran pensador peruano pensó y repasó
el marxismo “con una fe y una filiación”, esto
quiere decir con una posición ideológica y
política clara y definida: “La concepción materialista de Marx nace, dialécticamente, como
antítesis de la concepción idealista de Hegel
(…) El materialismo histórico no es, precisamente, el materialismo metafísico o filosófico,
ni una Filosofía de la Historia, dejada atrás
por el progreso científico. Marx no tenía por
qué crear más que un método de interpretación de la sociedad actual”.
Es decir, ningún problema social ni cuestión
humana quedó fuera de su análisis, estudio y
comprensión. Tampoco se circunscribió sólo a
lo que muchos llaman “grandes problemas
nacionales”.
Bastante literatura se ha escrito sobre José
Carlos Mariátegui, tanto desde el punto de
vista de sus seguidores como desde la posi4
5. ción de sus enemigos declarados o solapados.
En torno a su persona y obra existe una aguda
lucha, porque las diferentes clases sociales a
través de sus representantes o exponentes de
han apropiado de su figura poniéndola al
servicio de sus intereses. El proletariado peruano, cuando después de su muerte fue negado su legado y sustituida la dirección proletaria del Partido Comunista que él fundó, por
una dirección revisionista, desarrollo una intensa y prolongada lucha contra los falsos
mariateguistas que declaraban “superar” a
Mariátegui y contra el APRA que trató de
traficar haciéndolo pasar como aprista a pesar
de que Haya de la Torre lo calificó de europeísta.
Al igual que los pequeñoburgueses, en su
ataque frontal, los revisionistas se han caracterizado por renegar y tergiversar los planteamientos de Mariátegui. Con ello niegan
absolutamente la condición de revolucionario
5
6. proletario de Mariátegui. Mientras la reacción
tiene el principal mérito de enterrar y tratar
de silenciar sus ideas. Las posiciones sobre
Mariátegui y su obra son encontradas y contradictorias, la mayoría de las consideraciones
son contrarias al verdadero esfuerzo por retomar, reivindicar y restituirlas en su verdadera dimensión. Llevados por la pasión más
que por la razón y animados por el utilitarismo más que por el compromiso con la revolución, unos han tipificado a Mariátegui como
“nacional populista”, otros como “sectario y
dogm{tico”, algunos como místico y creyente” y no pocos como “demócrata liberal”. Revisionistas, oportunistas de todo matiz y burgueses se han unido en una especie de santa
alianza para atacar, negar y tratar de destruir
la obra y el pensamiento de Mariátegui.
Mariátegui mucho tiempo estuvo olvidado y
relegado, hasta que sus legítimos herederos,
sus verdaderos continuadores, bregaron por
6
7. rescatar su persona, retomando y desarrollando su pensamiento y su obra bajo la bandera de Retomar a Mariátegui y Reconstituir
su Partido. Tarea que se desarrolló con éxito
durante los años sesenta y setenta, pero en
medio de una aguda lucha ideológica y en un
contexto internacional de la ofensiva de la
revolución proletaria y el apogeo de los movimientos de liberación nacional.
El influjo de su vida y pensamiento es realmente excepcional. La admiración no es solamente por su persona, sino sobre todo por su
obra y pensamiento. El seguimiento es de su
doctrina y su compromiso con la revolución
proletaria. Algo profundo y universal hay en
el pensamiento de Mariátegui.
Los que niegan su condición de marxistaleninista recurren, por lo general, al argumento de que Mariátegui accedió y asumió el
marxismo no desde la primera fuente, sino a
7
8. través de segundas y terceras fuentes. Algunos todavía van m{s all{ y afirman que “Mariátegui ha integrado a su visión revolucionaria” corrientes de pensamiento “de origen
diverso”, ideas muy dispersas y pensamientos
disímiles. Presentan a un Mariátegui indefinido ideológica y políticamente; orgánicamente
agnóstico y “seguidor de rótulos y etiquetas”.
Lo que traducido a lenguaje político quiere
decir que Mariátegui fue ecléctico, metafísico
e idealista que asimiló el marxismo a través
del “influjo o del filtro” de los teóricos como
Barbuse, Croce, Gobetti, Rolland, Sorel, France, Gorky, Nitti, Gentile y D’Anuncio.
Con esto lo que pretenden es presentarnos a
un Mariátegui humanista burgués, un intelectual fluctuante y desganado, no así un marxista-leninista a carta cabal.
A quienes afirman y piensan de esa manera,
el mismo Mariátegui responde aludiendo a
8
9. Marx con las siguientes palabras: ‚La verdadera imagen de Marx no es el monótono materialista que nos presentan sus discípulos. A MARX
HACE FALTA ESTUDIARLO EN MARX
MISMO”.
Para valorar el conjunto de su obra teórica y
práctica, y no así parcelando o fraccionando
su vida y obra en etapas contrapuestas como
lo hace Rouillon, encontramos el profundo
conocimiento de la teoría marxista-leninista
de Mariátegui. Él no era un aprendiz de
marxismo, sino un gran marxista-leninista,
cuya formación lo tipifica ortodoxo. Como un
buen discípulo de Marx y Lenin, fiel a la doctrina de ellos, aplica creadoramente las leyes
generales a los casos particulares, analiza el
proceso histórico teniendo en cuenta las particularidades específicas de la sociedad peruana y latinoamericana en base a los hechos
exactos de esta realidad.
9
10. En este sentido hace suyas las recomendaciones de Lenin: “No consideremos en absoluto
que la teoría de Marx sea algo acabado e intangible; por el contrario estamos convencidos que esta teoría no ha hecho sino colocar
las piedras angulares de la ciencia que los
socialistas deben impulsar en todos los sentidos si no quieren quedar rezagados de la vida
(…) Todas las naciones llegarán al socialismo, eso es inevitable, pero llegarán de un modo no del todo igual; cada una aportará cierta
originalidad en tal o cual forma, en tal o cual
variedad de la dictadura del proletariado, en
tal o cual ritmo de las transformaciones sociales de los diversos aspectos de la vida social”.
Estos “diversos aspectos de la vida social”,
dentro del proceso de análisis concreto de la
realidad concreta, han sido estudiados, explicados e interpretados por un científico y combatiente no para su prestigio personal, ni con
10
11. afán de escalar otro peldaño en la pirámide
social, ni mucho menos para divagaciones
eruditas, sino obedeciendo a “un imperioso
mandato vital (…) la de concurrir a la creación del socialismo peruano”,
Tanto en la teoría como en su aplicación, Mariátegui, se identifica en forma plena con
Marx y Lenin. Al aplicar la concepción del
proletariado a la realidad peruana encuentra
una realidad diferente, razón por la cual plantea puntos similares a lo planteado por Mao
Tsetung.
Es aquí donde recibe mayores ataques Mariátegui, de quienes repiten mecánicamente el
marxismo-leninismo; pero en los puntos en
que es atacado, la experiencia ulterior a su
muerte física, le eleva a una altura nunca
imaginada por sus detractores.
Porque la genialidad de Mariátegui radica en
que comprende y aplica las tres partes inte11
13. José Carlos Mariátegui:
MARXISTA CONVICTO Y CONFESO
UNA INTRODUCCIÓN NECESARIA
Para poder entender cabalmente la trascendencia de José Carlos Mariátegui, considerado
como el más grande pensador peruano y latinoamericano que haya producido el siglo XX,
tendríamos que mencionar algunos antecedentes sobre el desarrollo de las ideas políticas en el Perú.
En el contexto de la estructura de la República
— como resultado de la estructura económica
del Perú a inicios del siglo XX— surgen las
figuras más notables del pensamiento nacional: Manuel González Prada y José Carlos
Mariátegui, quienes desde distintas posiciones ideológicas han proporcionado las bases
teóricas de lo que podríamos denominar como la peruanidad.
13
14. González Prada (1848-1918) hace su aparición en la política peruana, emergiendo de las
ruinas del holocausto de 1879 —
conflagelación bélica entre Chile y Perú—
para levantarse como la conciencia más lúcida
y cuya predica anarquista lo eleva a la calidad
de Maestro de la Juventud. Fustigado duramente el orden social existente y poniendo en
alto su ideal anarquista afirma que la sociedad peruana es similar a un cadáver insepulto
que ‚donde se aplica el dedo brota el pus.‛ 1
Un programa revolucionario nítidamente
anarquista en que ‚Se queda a la postre con la
rebeldía concebida como oposición como movimiento de presión de los trabajadores contra el orden
establecido, es un revolucionario idealista que no
define su metodología concreta. Insta a los obreros
a no participar en la vida política, a separarse de
1
González Prada M. Páginas Libres, Edic. Peisa, Lima s/f. pág. 154
14
15. los partidos, a boicotear todas las manifestaciones
de la sociedad oficial.‛ 2
El mensaje revolucionario de González Prada
es retomado por Mariátegui dejando de lado
el enfoque libertario, anarquista y utópico,
para imprimirle una proyección marxista,
cabalmente científica. Las limitaciones teóricas del célebre ‚panfletario e iconoclasta acusador del pasado vergonzante que preconiza en el
presente nauseabundo‛ 3 constituye la premisa
teórica de la cual emerge José Carlos Mariátegui como el más destacado pensador del siglo
pasado, cuya capacidad, integridad y responsabilidad permiten establecer las bases teóricas y las instituciones del socialismo en el
Perú.
2
Mariátegui J.C. 7 Ensayos de la interpretación de la Realidad
Peruana. Edit. Amauta, 1958, pág. 224
3
Salazar Bondy A. Historia de las Ideas en el Perú Contemporáneo.
Tomo I, Moncloa Edit., 2da. Edic., 1967
15
16. EL AMAUTA4
De origen humilde, José Carlos ve la luz en el
departamento de Moquegua (en la costa sur
del Perú) en 1895 y desde muy tierna edad,
obligado por indiscutibles presiones económicas se liga al periodismo, comenzando a trabajar en el diario “La Prensa” como ayudante
de linotipista. “Aunque soy un escritor muy poco
autobiográfico, le daré yo mismo algunos datos
sumarios. Nací el 95. A los 14 años entré de alcanza-rejones en periódico. Hasta 1919 trabajé en el
diarismo, primero en "La Prensa", luego en "El
Tiempo", finalmente en "La Razón". En este último diario patrocinarnos la reforma universitaria.
El joven José Carlos comienza a colaborar
periodísticamente en el diario en que trabaja
con buen éxito ya que le comienzan a pedir
colaboraciones en otros órganos periodísticos,
4
Vocablo quechua que significa: El sabio, el maestro en el Tahuantinsuyo.
16
17. llegando a fundar “La Razón” desde donde
patrocina la reforma universitaria.
Poco se conoce de su llamada “Edad de Piedra” –así la llamó él mismo— en que como
joven periodista escribió sobre temas superficiales. El joven Mariátegui escribía crónicas
hípicas, críticas de teatro, notas sociales, cuentos, poemas románticos. Lo mismo se puede
encontrar en su producción un artículo sobre
el triunfo del caballo Rudyard Ring que una
crónica sobre el Señor de los Milagros, o un
texto sobre las gitanas.
Las crónicas del joven Mariátegui pueden
parecer frívolas, pero en muchas de ellas ya
mostraba preocupación por los desposeídos.
En esta etapa se vincula con Valdelomar, y el
Grupo Colónida, y el mundo intelectual, lo
cual acaba siendo muy importante en su formación.
17
18. A raíz de la defensa de la jornada de 8 horas
para los obreros peruanos, que desde las
p{ginas de “La Razón” impulsara vehementemente, es expulsado del país por el Dictador
Augusto B. Leguía y viaja al viejo continente y
se exilia en Italia. Allí es observador de primera mano del surgimiento del fenómeno
fascista al que caracteriza magistralmente en
colaboraciones periodísticas a varias publicaciones latinoamericanas.
Mariátegui tipifica al fascismo —en contra de
la apreciación simplista de utilizar el término
como sinónimo de represión— como un
fenómeno esencialmente político, como una
combinación de demagogia y represión, que
en una primera etapa es más demagógico que
represivo para pasar a una segunda etapa en
que los papeles se invierten, constituyéndose
en un movimiento fundamentalmente represivo si dejar de ser demagógico. Era asimismo
18
19. la ideología de la pequeña burguesía, con una
rúbrica marcadamente antiproletaria.
El fascismo según su percepción es un movimiento eminentemente anti-democrático, que
combina el corporativismo, el intento de conciliar las clases y la movilización reaccionarias
que se implementa desde la cúspide del poder.
Posteriormente a su retorno al Perú, luego de
‚haber esposado una mujer y unas ideas‛ —según
sus propias palabras— José Carlos Mariátegui
aplica a la realidad peruana (y latinoamericana) los principios generales del marxismoleninismo y asumió su defensa, enfrentando a
corrientes pequeño-burguesas que negaban la
necesidad del partido del proletariado.
La primera guerra mundial y la triunfante
revolución de octubre de 1917 crearon las
condiciones tanto objetivas como subjetivas
para el surgimiento de movimientos obreros
19
20. que devendrían en la fundación de varios
partidos comunistas en América Latina.
El primer gran impacto de la guerra 1914-1918
se sintió en el descenso de las importaciones y
la inversión de capitales, la escasez de bienes
de consumo propició en América Latina cierto
desarrollo de la industria ligera (especialmente textil) que contribuyó a un proceso limitado
de industrialización y por ende de concentración obrera, consolidando el surgimiento de
una clase que se venía produciendo desde las
últimas décadas del siglo anterior: El Proletariado.
Este crecimiento de la industria ligera originó
lógicamente que la producción artesanal en
pequeña escala sea sustituida por la gran producción, generando la concentración de trabajadores en gran escala, motivando la pérdida
de terreno a las corrientes anarcosindicalistas
20
21. que hasta entonces mantenían la hegemonía
en el movimiento obrero.
La primera guerra mundial originó asimismo,
el fenómeno de la sustitución de la inversión
europea por la norteamericana; un imperialismo viejo y cansado era desbancado por otro
imperialismo joven y agresivo. La inversión
de capitales de procedencia norteamericana
había sido realmente escasa a nivel continental A excepción de México y otros países de
Centro América, el capital norteamericano era
realmente desconocido.
Esta sustitución de inversiones y la aplicación
de nuevos métodos de dominación imperialista por parte de Estados Unidos de Norteamérica, estimula el surgimiento de sentimientos
nacionalistas y una poderosa corriente antiimperialista a nivel continental.
Es particularmente importante analizar el
surgimiento del llamado movimiento aprista,
21
22. fundado en la Ciudad de México por Víctor
Raúl Haya de la Torre (1895-1979) exiliado en
aquel país por su participación en el movimiento estudiantil peruano, y es importante,
porque la polémica entre ellos, marca el deslinde entre la posición proletaria y la posición
del nacionalismo pequeño burgués.
La concepción primigenia de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA),
proponía para oponerse a la constitución de
un partido obrero, la formación de un partido
pluri-clasista, un llamado “Frente de Trabajadores Manuales e Intelectuales” en el cual no
se definía cuál de las clases que lo conformaban ejercía el papel dirigente y que rechazaba
frontalmente el principio de la lucha de clases.
El APRA actual, dirigida por Alán García
Pérez —desde la presidencia— se ha entregado con armas a bagajes al neoliberalismo pronorteamericano.
22
23. Haya insistía en la necesidad de un partido
férreamente disciplinado, que actuara bajo
una dirección y control centralizado. El mismo era un líder de temperamento marcadamente autocrático e intransigente; características que se ajustan a los partidos y líderes fascistas europeos.
Los más remotos antecedentes apristas se
podrían situar en el movimiento estudiantil
que luchó por la abolición del sistema de enseñanza feudal, exigiendo la “Reforma Universitaria”, contagiados sin duda, por los
vientos reformistas que soplaban desde
Córdova, Argentina.
La realización del Congreso Nacional de Estudiantes realizado en la ciudad del Cuzco en
1920, pone sobre el tapete las reivindicaciones
de la pequeña burguesía intelectualizada.
Mariátegui constata que lo único trascendente
de este evento, es el acuerdo de impulsar las
23
24. “Universidades Populares” destinadas a vincular a los estudiantes universitarios con el
proletariado y dar un vasto alcance a la agitación estudiantil.
La participación de Mariátegui a través de
una serie de conferencias sobre la crisis mundial dictadas en la “Universidad Popular
Gonz{lez Prada”, así como la inclusión de
personalidades apristas entre los colaboradores de la “Revista Amauta” no ligan en
ningún momento a Mariátegui con esta tendencia como han tratado de insinuar los propios apristas.
La polémica que sostuviera con el grupo de
México, que elevaron “su antiimperialismo”
a la categoría de programa, de una actitud
política que se basta a sí misma y que conduce
espontáneamente no sabemos en virtud de
que proceso, al socialismo, a la revolución
social. Mariátegui expresa sus puntos de vista
24
25. con claridad meridiana: ‚Cualquiera que sea el
sesgo de la política nacional y en particular de los
elementos con quienes hasta ayer habíamos colaborado, identificados en apariencia (hemos descubierto ahora que sólo era en apariencia), los intelectuales que nos hemos entregado al socialismo, tenemos
la obligación de revindicar el derecho de la clase
obrera a organizarse en un partido autónomo. Por
parte de Haya y sus amigos de México hay una
desviación evidente. Negarse a admitirla por motivos solamente sentimentales, no sólo sería indigno
de una inteligencia crítica sino de una elemental
honradez. Haya sufre demasiado el demonio del
caudillismo, del personalismo‛.
Este “antiimperialismo aprista” perdió fuerza
considerable cuando en la década de los treinta Franklin D. Roosvelt proclamó la política
“del buen vecino”, pasando a partir de la
década de los cincuenta a convertirse en un
aliado y propagandista del imperialismo norteamericano, implementando un anticomu25
26. nismo hepático y visceral, que inculcado a su
militancia los empujaba a combatir cualquier
forma de protesta popular.
Sus puntos de vista sobre el problema de indio, el problema de la tierra en su trascendental obra “7 Ensayos de la Realidad Peruana”
vigente hasta la fecha, su defensa del marxismo y la aplicación de este a la realidad concreta del Perú. Esta obra intelectual fue realizada
mayoritariamente en el lapso de siete años,
entre 1923 y 1930, en condiciones físicas sumamente difíciles. A la edad de ocho años en
1902 ‚Después de una prolongada enfermedad
queda lisiado de la pierna izquierda‛ Y casi al
cumplir los 30 años en 1924 ‚Otra vez hace
crisis la antigua dolencia y tienen que amputarle la
pierna derecha, aparentemente en buen estado‛ 5
5
Rouillon G. Biografía de José Carlos Mariátegui. U.N.M.S.M Lima
1963 págs. 9-12
26
27. La praxis política de Mariátegui no sólo
abarcó el quehacer intelectual, como una luminaria latinoamericana del socialismo, sino
que dedicó los últimos siete años de su vida al
trabajo del organizador, el impulsor de los
instrumentos de la revolución, a la centralización organizativa de la alianza obrero campesina —La Federación de Yanaconas y Comunidades, La Confederación General de Trabajadores— y fundamentalmente la fundación
del Partido del Proletariado en el Perú.
Mariátegui considera que la constitución del
Partido del proletariado tiene que obedecer al
desarrollo de la lucha de clases y no a la voluntad de los hombres, por lo que rechaza una
exigencia de la Tercera Internacional que lo
insta a acelerar la fundación del partido,
hecho que crea una discrepancia y es acusado
posteriormente de “Populista” —por la defensa del campesinado indio— a raíz de su
posición en una ponencia enviada por él, a un
27
28. Congreso Internacional realizado en Montevideo, Uruguay.
Esta labor revolucionaria —frecuentemente
falseada por tirios y troyanos— ha tratado de
pintar un Mari{tegui “humanista” “librepensador” “libertario” o “demócrata”, con el fin
de destruir su legado y convertirlo en un icono reverenciado pero en última instancia inservible. ‚Mari{tegui no es un simple repetidor,
no es un simple conocedor de cuatro o cinco fórmulas, sino que tiene algo más, algo más profundo,
algo más marxista, toma el marxismo leninismo y
lo introduce y lo funde en nuestra realidad, lo mete
en nuestra patria, lo encarna en nuestro suelo, y al
encarnarlo, introducirlo, al penetrarlo en nuestra
patria con el marxismo nos alumbra con un pensamiento que aún sigue vigente‛ 6
6
Abimael Guzmán Reynoso Para entender a Mariátegui Conferencia
dictada en la Universidad San Cristóbal de Huamanga Ayacucho Perú
1968 El Pensamiento Gonzalo. Bruxelles, juni 1989. pág. 45.
28
29. La obra de Mariátegui intelectual y política
desarrollada durante un lapso muy breve de
tiempo es en sí portentosa y se vio complementada con sus impulsos de editor mismas
que se concretan en la constitución de la Editorial Amauta en 1925 y en la dirección de la
revista “Amauta” dirigida a la intelectualidad
y el combativo periódico “Labor”, un órgano
específico para los trabajadores.
LA ALIANZA OBRERO - CAMPESINA
José Carlos Mariátegui no sólo fue un preclaro
teórico marxista que analizara la realidad peruana y latinoamericana. Fundamentalmente
fue un organizador de las clases básicas con
las cuales poder hacer la revolución socialista
en el Perú.
CENTRALIZACIÓN CAMPESINA
Las tesis de Mariátegui sobre la realidad peruana incidieron en el problema del indio y
29
30. de la tierra, que están ligados a la estructura
semi-feudal del campo peruano. ‚El problema
del indio —planteaba Mariátegui— es el problema de las tres cuartas partes de la población del
Perú. Es el problema de la mayoría, es el problema
de la nacionalidad… sin el indio no hay nacionalidad posible. El problema del indio es la cuestión
clave y forma parte del problema de la tierra, del
problema agrario y del problema nacional‛.7
Lo expuesto se manifiesta en pobreza rural,
inmensos contingentes de campesinos pobres
sometidos y tratados como bestias de carga,
sin acceso a una sola pulgada de tierra. En el
área andina la desnutrición, la mortalidad, el
analfabetismo y la ausencia de servicios son
alarmantes. La esperanza de vida en el área
rural es de 40 años y la tercera parte de los
7
Mariátegui J.C. 7 Ensayos de la interpretación de la realidad peruana. Editorial Gráfica Labor 1968.
30
31. niños nacidos allí mueren antes de cumplir el
primer año.
La lucha del campesinado peruano tiene raíces históricas y se inicia con la implantación
de la feudalidad por los conquistadores españoles. Sin pretender tocar el problema desde
sus inicios, concretaré a analizar el movimiento campesino y su lucha por la tierra, durante
el periodo en que Mariátegui se aboca al trabajo de centralización en la perspectiva de la
alianza obrero-campesina.
Podríamos definir este periodo como de movilización espontánea y organización embrionaria del campesinado, ya que la movilización
en este periodo coincide con los inicios del
capitalismo agrario —particularmente en la
costa— y de formas de organización que tienen un marcado carácter anarcosindicalista.
Estas luchas se intensifican en la costa norte
del país (Departamentos de Lambayeque y La
31
32. Libertad), particularmente en el Valle de Chicaza, donde los sindicatos existentes impulsan
una gigantesca huelga por mejoras salariales.
No podemos referirnos a estas luchas como
las de un movimiento obrero propiamente
dicho. Características de semi-feudalidad,
prevalecían en las relaciones campesinas: las
masas eran en su mayoría campesinos emigrantes enganchados en la sierra (región andina), mediante “cebo” adelantado, emple{ndose incluso la coacción física. El hacendado
costeño aseguraba la permanencia en su feudo, utilizando “grupos de vigilancia” particulares —cual verdaderos señores de la guerra— y la perpetuaba endeudando al trabajador en el “Tambo” —nombre quechua donde
los Incas almacenaban provisiones para las
épocas de escasez— (Tienda de Raya en
México), que ejercía el monopolio del comercio en su hacienda.
32
33. Así como en las haciendas azucareras del norte de la costa peruana, las haciendas algodoneras situadas al sur de Lima, el proceso de
proletarización del campesinado es igualmente incipiente. Pocos eran los trabajadores asalariados. La gran mayoría eran “yanaconas”,
colonos que recibían una parcela de tierra y
en algunos casos semillas y dividían la cosecha “al partir” con el hacendado.
Si bien es cierto que se daba el inicio de un
“capitalismo agrario”, este nacía atado a intereses terratenientes e incapacitado por ello
para cumplir con la misión histórica de liquidar la feudalidad, hecho que fue nítidamente
percibido por Mariátegui.‛El capitalismo se
desarrolló en un pueblo semi-feudal —afirma
Mariátegui— en instantes que llegada la etapa de
los monopolios y el imperialismo toda ideología
33
34. liberal correspondiente a la época de la libre concurrencia ha dejado de ser válida‛. 8
La lucha del campesinado peruano por la tierra está en ascenso. La gigantesca insurrección
de Rumi-Maqui se extiende por la sierra y
marca el inicio de grandes levantamientos
campesinos en Cuzco, Puno y Ayacucho.
Estos levantamientos campesinos que son
fácilmente aniquilados por las fuerzas represivas, generan el surgimiento de corrientes
“indigenistas” que pretendían una idealista
reconstrucción del Tahuantinsuyo —Imperio
de los Incas—, hecho que fue duramente criticado por Mariátegui.
Él, que participó en varios Congresos Indigenistas, planteo una estrategia basada en la
Alianza Obrero-Campesina. En la solución de
8
Mariátegui J.C. 7 Ensayos de la interpretación de la realidad peruana. Editorial Gráfica Labor 1968.
34
35. los problemas de la tierra rechazaba la idea
que pudiera hacerse reivindicando las tradiciones del comunismo primitivo agrario que
floreció en América antes de la conquista española e insistió en la diferencia que existe
entre este y el comunismo moderno. La doctrina socialista —afirmó— es la única que puede
dar un sentido moderno y constructivo a la causa
indígena, que situada en su verdadero terreno social y económico, y elevada al plano de política
creadora y realista, cuenta para la realización de
esta empresa, con la disciplina y la voluntad de
una clase que hoy hace su aparición en nuestro
proceso histórico: El Proletariado‛. 9
Paralelamente el APRA consolida su hegemonía en el movimiento campesino del norte
del país aprovechando los vestigios de organizaciones anarco-sindicalistas, las cuales son
9
Mariátegui J.C. Peruanicemos el Perú. Editorial Amauta Lima.
35
36. absorbidas fácilmente debido a sus planteamientos de “populismo agrario”.
La reiterada defensa de la comunidad indígena hecha por Mariátegui, sirvió de pretexto
para que sus detractores, —entre quienes
habría que incluir a los enviados del Komintern que consideró al Amauta como “populista”— lo motejaran de “indigenista” sin tomar
en cuenta que su pretendido “indigenismo”, a
diferencia de las posiciones utópicas que inclusive eran compartidas por el Partido de
Haya de la Torre. Mariátegui sentó claramente su posición:
‚Y el fenómeno nacional no se diferencia ni se
desconecta en su espíritu, del fenómeno mundial.
Por el contrario, de él recibe su fermento y su impulso. La levadura de las nuevas reivindicaciones
indígenas es la idea socialista, no como la hemos
heredado instintivamente del extinto incario, sino
como la hemos aprendido de la civilización occi36
37. dental, en cuya ciencia y en cuya técnica sólo romanticismos utopistas pueden dejar de ver adquisiciones irrenunciables y magníficas del hombre
moderno‛.
La Constitución de la Federación de Yanaconas y Comunidades bajo la dirección de Mariátegui y su posterior integración a la Confederación General de Trabajadores del Perú
(CGTP) formó parte de la unificación obrerocampesina, que marcha paralelamente a la
fundación del Partido Socialista (posteriormente Comunista) del Perú.
ANTECEDENTES PREVIOS A LA CENTRALIZACIÓN OBRERA
Mariátegui emprende desde las páginas del
periódico “Labor” —fundado por él— el trabajo tendiente a la centralización obrera que
culminara en la constitución de la Confederación General de Trabajadores del Perú
(CGTP).
37
38. Las primeras manifestaciones de propaganda
ideológica revolucionaria son en el Perú las
que suscita, a principios del siglo actual, el
pensamiento radical de González Prada. Poco
después de que González Prada se separa
definitivamente de la política, fracasado el
intento de crear el Partido Radical, aparecen
los primeros grupos libertarios.
Algunos obreros, que se interesan por estas
ideas entran en contacto con González Prada,
a quien su decepción de lucha política empuja
a una posición anárquica. Se constituyen pequeñas agrupaciones libertarias que se limitan
a iniciar la propaganda de sus ideas, sin proponerse por el momento ninguna otra acción.
González Prada colabora, con pseudónimo o
sin firma en eventuales hojas sueltas: "Los
Parias", "El Hambriento".
Algunos radicales y masones, amigos de
Gonzáles Prada, simpatizan con esta propa38
39. ganda, sin comprometerse de frente en ella.
Aparecen otras hojas efímeras: "Simiente Roja", etc. La única que llega a adquirir permanencia es "La Protesta" que da su nombre al
primer grupo anárquico de acción persistente.
La Federación de Panaderos "Estrella del
Perú", se presenta como el primer gremio en
el cual influyen las ideas revolucionarias. Es
en una actuación de los panaderos donde
González Prada pronuncia, el 1o de Mayo de
1905, Su discurso sobre los Intelectuales y el
Proletariado es reproducido por Mariátegui
en el No. 8 de "Labor".
Bajo el gobierno de Billinghurst10 el mutualismo
amarillo, al servicio de todos los gobiernos se
prestó a una actitud de cordialidad con los obreros
chilenos. Una comisión de estas sociedades obreras,
10
Guillermo Billinghurst (1851-1915) presidente peruano de 1912 a
1914, destituido mediante un golpe militar que pone en el gobierno al
General Oscar R. Benavides.
39
40. auspiciada por el gobierno, visitó Chile, donde se
cambiaron entre representantes más o menos falsos
de uno y otro proletariado palabras de reconciliación y amistad. El grupo anárquico del Perú que
trabajaba entonces por dar vida a una Federación
Regional Obrera Peruana, envió a Chile, desconociendo a la delegación oficial, visada por el billinghurismo, al obrero Otazú, que en el país del Sur
fue recibido por trabajadores de la misma filiación”11
No podríamos inscribir estos contactos entre
obreros como una muestra de internacionalismo dado su carácter pro gobiernista dirigido por la cancillería para arreglar con Chile la
cuestión de Tacna y Arica (territorio peruano
que había quedado en posición de los chilenos
a raíz de la guerra del pacífico)
11
Ricardo Martínez de la Torre Apuntes para una interpretación
marxista de la Historia del Perú. Tomo II. Lima 1948.
40
41. El movimiento billinghurista obtiene la adhesión de de algunos elementos participantes
en estas escaramuzas ideológicas; el más importante de ellos es un ex-libertario, Carlos
del Barzo, artesano que más tarde interviene
en el intento de organización de un Partido
Socialista y que figura alguna vez como candidato obrero a una diputación por Lima. El
billinghurismo tuvo su lado, asimismo, al
líder de las huelgas portuarias de esa época,
Fernando Vera; pero, al asimilárselo, hizo de
él un "capitulero".
Billingurst es desplazado del gobierno a
través de un golpe militar encabezado por el
General Oscar R. Benavides. González Prada
publica el semanario “La Lucha” y Carlos del
Barzo, "El Motín"; pero ambos periódicos representan sólo una protesta contra el régimen
militar, una requisitoria contra sus abusos.
Por la filiación ideológica de sus directores,
cabe sin embargo relacionarlos con el movi41
42. miento social. Del Barzo sufre prisión y deportación; y González Prada un juicio de imprenta.
‚Bajo el gobierno de Pardo, los efectos de la guerra
europea en la situación económica influyen en la
agitación social y en la orientación ideológica. Un
grupo sindicalista intensifica la labor entre las
masas. Barzo dirige algunas huelgas de zapateros y
organiza el sindicato de trabajadores de esta industria en la capital. La propaganda anarcosindicalista penetra en la campiña de Huacho,
produciendo una agitación sangrientamente reprimida por las autoridades de Pardo‛12.
En este tiempo, se inicia en la redacción del
diario oposicionista, "El Tiempo", muy popular entonces, un esfuerzo por dar vida a un
grupo de propaganda y concentración socialistas. La dirección del periódico, ligada a los
12
Mariátegui: Presencia y acción del sindicalismo clasista, Confederación General de Trabajadores del Perú Lima, s.f.
42
43. grupos políticos de oposición, es extraña a
este esfuerzo, que representa exclusivamente
la orientación hacia el socialismo de algunos
jóvenes escritores, ajenos a la política, que
tienden a imprimir a las campañas del diario
un carácter social. Estos escritores son César
Falcón, José Carlos Mariátegui, Humberto del
Águila y algún otro que, unidos a otros jóvenes intelectuales afines, publican a mediados
de 1918 una revista de combate: "Nuestra
Época".
Un artículo anti-armamentista de Mariátegui
provoca una violenta protesta de los oficia1es
del ejército que en numeroso grupo, invaden
la redacción de "El Tiempo" donde trabaja el
articulista para agredirlo. "Nuestra Época" no
trae un programa socialista; pero aparece como un esfuerzo ideológico y propagandístico
en este sentido.
43
44. ‚Se constituye el Comité con la adhesión de Del
Barzo y algunos obreros próximos a él y de los Dos
grupos de estudiantes, (ya profesionales al- nos)
que ha tomado parte hasta entonces en agitación
obrera. El grupo tiende a asimilarse todos los elementos capaces de reclamarse del socialismo sin
exceptuar aquellos que provienen del radicalismo
gonzalez-pradista y se conservan fuera de los partidos políticos. Una parte de los elementos que lo
componen, dirigida por Luis Ulloa, se propone la
inmediata transformación del grupo en partido; la
otra parte, en la que se cuentan precisamente los
iniciadores de su fundación, sostienen que debe ser
mantenido como Comité de Propaganda y Organización Socialistas, mientras su presencia no tenga
arraigo en las masas. El periodo no es propio para
la organización socialista; algunos de los elementos
del comité redactan un periódico: "Germinal", que
adhiere al movimiento leguiísta; Mariátegui,
Falcón y sus compañeros se separan, finalmente,
44
45. del grupo que acuerda su aparición corno partido
el l° de Mayo de 1919.‛ 13
La primera huelga general, en solidaridad con
los trabajadores de la importante fábrica textil
de Vitarte, se llevó a cabo en abril de 1911.
Aunque no fue exitosa, el mismo año se decretó una nueva ley sobre accidentes en el
trabajo; en 1913 se concedió el derecho a la
huelga, aunque en forma restringida; y al año
los trabajadores del puerto de Callao ganaron
la jornada laboral de ocho horas. En 1915 y
1916 hubo nuevos ataques al nivel de vida de
los trabajadores, como consecuencia de la
decisión de exportar materia prima en vez de
bienes terminados, lo que afectaba a su vez el
nivel de ganancias de la empresa. La respuesta fue una ola huelguística y la demanda de
cortar la jornada laboral.
13
Ricardo Martínez de la Torre Apuntes para una interpretación
marxista de la Historia del Perú. Tomo II. Lima 1948.
45
46. Aquel mismo año, Mariátegui fundó una
nueva revista, Nuestra época, que expresaba
su transición de la vanguardia artística a un
radicalismo cada vez más politizado. El nombre de la revista se refería a algo más que el
espíritu de la época; se trataba de un momento histórico de cambio y de lucha. “Nuestra
Época no trae un programa socialista, pero
aparece como un esfuerzo ideológico y propagandístico en este sentido”.
La revista duró dos números; fue reprimida a
raíz de un artículo de Mariátegui que criticaba
las fuerzas armadas. A principios del año siguiente, Mariátegui fundó La Razón, un periódico cuyo objetivo declarado era apoyar a
los que luchaban. Era una primera encrucijada en su transformación en marxista y dirigente obrero.
El año 1919 resultó ser el momento de transición. El costo de la vida para los trabajadores
46
47. había subido dos veces desde 1913; en los dos
años anteriores hubo una serie de huelgas en
Lima y otras ciudades para incrementos salariales y el recorte de la jornada laboral. El
primer sindicato general, la Federación Local
Obrera de Lima, se formó en 1918 y la creación de un comité organizador para el Partido
Socialista, aunque prematuro, fue más un
reflejo del ambiente militante que un avance
político real. El año 1919 empezó con una
huelga de panaderos que rápidamente se
transformó en huelga general bajo el liderazgo de los anarquistas. El gobierno concedió la
jornada de ocho horas pero se negó a aceptar
las alzas salariales. En abril se formó el Comité Pro Abaratamiento, reuniendo una gama
de organizaciones en una serie de protestas; y
en mayo nuevas huelgas paralizaron la ciudad, quedando detenidos tres líderes sindicales. La declaración del estado de sitio y la detención de los líderes del movimiento no sir47
48. vió para amainar la protesta popular, que se
enfocó ahora en una campaña por el retorno
del ex-presidente Leguía. Se creía que él estaría dispuesto a enfrentar la vieja clase dirigente
e introducir medidas para modernizar el estado peruano.
Leguía asumió la presidencia el 4 de Julio y en
seguida liberó a los dirigentes obreros. La
manifestación triunfante que los acompañó
desde la cárcel se detuvo delante de las oficinas de La Razón, el periódico de Mariátegui, y
lo invitó a sumarse a la primera fila de la marcha. Sin embargo, la luna de miel leguiísta fue
bastante corta. Para agosto, Leguía ya estaba
reprimiendo las acciones de los trabajadores;
suprimió La Razón y a Mariátegui y su colaborador César Falcón se autoexilian en Europa donde Mariátegui ve surgir el fenómeno
fascista italiano y lo analiza con claridad meridiana.
48
49. La constitución de la Confederación General
de Trabajadores del Perú (CGTP) concreta la
centralización obrera y la alianza obrero campesina formulada por Mariátegui, luego
vendría la tarea más importante la constitución del Partido Socialista (Comunistas) del
Perú, vanguardia organizada del proletariado
peruano con una línea política y militar que lo
posibilitaba a emprender el camino hacia la
captura del poder.
49
51. LA ESTADÍA EUROPEA
DE MARIÁTEGUI
Leguía asumió la presidencia el 4 de Julio y en
seguida liberó a los dirigentes obreros. La
manifestación triunfante que los acompañó
desde la cárcel se detuvo delante de las oficinas de La Razón, el periódico de Mariátegui, y
lo invitó a sumarse a la primera fila de la marcha. Sin embargo, la luna de miel leguiísta fue
bastante corta. Para agosto, Leguía ya estaba
reprimiendo las acciones de los trabajadores;
suprimió La Razón y a Mariátegui y su colaborador César Falcón les invitó a abandonar
el país.
En octubre los dos emprendieron su viaje a
Europa. Más adelante, se le acusaría a Mariátegui de doblegarse ante Leguía. Su propia
explicación era que se encontraba cada vez
más limitado en sus actividades cuanto más
Leguía asumía poderes dictatoriales, y que el
51
52. movimiento obrero seguía demasiado débil y
desorientado para actuar con éxito en el Perú.
Leguía le ofreció la alternativa del exilio y él
aceptó.
Al dejar Perú, Mariátegui ya tenía una reputación en el movimiento obrero nacional, un
trabajo periodístico considerable y un conocimiento elemental del marxismo. El viaje a
Europa le serviría para profundizar y desarrollar esos conocimientos. Después de un tiempo corto en Francia, viajó a Italia donde asistió
al congreso donde se fundó el Partido Comunista Italiano en Livorno en 1921, y aprendió
mucho sobre el marxismo en este período.
MARIÁTEGUI Y EL FASCISMO
Aunque llegó cuando se habían acabado ya
las ocupaciones de las fábricas italianas, sus
artículos y ensayos reflejan su inmersión en
los debates sobre la cuestión de la hegemonía
que surgieron a consecuencia de esas accio52
53. nes. Más importante aún, Mariátegui pudo
presenciar hasta qué punto la debilidad de la
burguesía y las vacilaciones del reformismo
permitieron el surgimiento del fascismo; esto
fue tema central de las clases y conferencias
sobre la situación mundial que presentó en las
Universidades Populares al regresar al Perú, y
en los artículos suyos que aparecieron en 1923
y 1924 y que se publicaron bajo el título “Figuras y Aspectos de la Vida Mundial”.
Mariátegui considera al fascismo como un
movimiento eminentemente político, a diferencia de lo manifestado por el Komintern,
que repitiendo mecánicamente a Jorge Dimitrof, considero al fascismo como la expresión
más exacerbada del capitalismo monopólico.
Para comprender el fascismo italiano —
importante por ser la primera experiencia de
este tipo de gobierno de excepción— tenemos
que remitirnos a la figura de Benito Mussoli53
54. ni, a su formación política anterior y a su actuación durante el surgimiento del fenómeno.
‚Como todos sabemos —afirma Mariátegui—
Mussolini es un político de procedencia socialista.
No tuvo dentro del socialismo una posición centrista ni templada sino una posición extremista e
incandescente. Tuvo un rol consonante con su
temperamento. Porque Mussolini es, espiritual y
orgánicamente un extremista. Su puesto está en la
extrema izquierda o en la extrema derecha‛.
Mussolini no es el creador del fascismo, es su
inspirador. El fascismo como fenómeno político surge por determinadas condiciones
económicas y sociales y en esto tiene un peso
específico la Primera Guerra Mundial, en la
cual participa Italia junto con Inglaterra, Francia y Rusia zarista en contra de Alemania.
El triunfo de la Entente —tal es la denominación con la que se conoce a la alianza antigermana— dejó a Italia al borde de la crisis ya
54
55. que en el reparto le tocó una mínima ración,
hecho que hizo despertar grandes resentimientos, particularmente en sectores intelectuales y de la pequeña burguesía en su conjunto.
Mussolini que había roto con la tendencia
socialista a raíz de la firme posición de la clase
obrera de abstenerse de participar en la guerra. ‚El socialismo italiano —continúa Mariátegui— reclamó la neutralidad de Italia. Mussolini,
invariablemente inquieto y beligerante, se reveló
contra el pacifismo de sus correligionarios. Propugnó la intervención de Italia en la guerra. Dio,
inicialmente, a su intervencionismo un punto de
vista revolucionario. Sostuvo que extender y exasperar la guerra era apresurar la revolución europea‛.
No podemos dejar de lado el desarrollo capitalista en la Italia Fascista, donde el proceso
de industrialización fue realmente tardío, ya
55
56. que no se inició hasta aproximadamente
1880.El feudalismo, con nítida predominancia
en el agro, dio pruebas de su fortaleza ante la
dispersión política y las ocupaciones extranjeras. A pesar de estas características particulares, Italia poco antes de la Primera Guerra ya
había ingresado a la etapa imperialista.
La deuda externa italiana después de la guerra tiene ya características catastróficas. La
desigualdad entre un norte industrializado,
donde el capital financiero ejercía gran poder
y un sur con grandes resabios feudales, impidieron que pudiera concretarse —como en
otros países europeos— en un Estado nacional. ‚Italia se presenta al término de la guerra
como un país económicamente a la vez ‚retrasado‛, respecto a los dem{s eslabones de la cadena
56
57. imperialista y, en cierto modo ‚adelantado‛ con
respecto a sí mismo‛.14
Cuando llegó la victoria, el armisticio y la
desmovilización, surgió un sentimiento de
frustración que afectó a amplios sectores de la
población, particularmente a la pequeña burguesía y la intelectualidad, ansiosas de acciones de gesta y epopeya. Los intervencionistas
salieron en última instancia derrotados y los
socialistas que habían planteado la no participación fueron los ganadores, ya que lograron
conquistas gremiales y hasta 155 escaños en el
parlamento. ‚Estos sentimientos de decepción y
depresión nacionales, eran propicios para una violenta reacción nacionalista. Y fueron la raíz del
fascismo. La clase media es particularmente accesible a los más exaltados mitos patrióticos. La clase
media italiana, además, se sentía distante y adver-
14
Nicos Poulantzas. Fascismo y Dictadura. Siglo XXI editores.
Pag.29.
57
58. saria de la clase proletaria socialista. No le perdonaban su neutralismo. No le perdonaban los altos
salarios, los subsidios del Estado, las leyes sociales
que durante la guerra y después de ella habían
conseguido del miedo a la revolución. La clase madia se dolía y sufría que el proletariado, neutralista
y hasta derrotista, resultase usufructuando de una
guerra que no había querido. Y cuyos resultados
desvalorizaba, empequeñecía y desdeñaba. Estos
malos humores de la clase media encuentran su
hogar en el fascismo. Mussolini atrajo así a la clase
media a sus fasci di combatimento”. 15
Mussolini se ha desvinculado totalmente de
sus orígenes socialistas y hasta reniega de
ellos, ha renunciado a la dirección de Avanti
para fundar un nuevo periódico Il Popolo
d´Italia desde el cual comenzará su prédica
ultra-extremista y ultra-conservadora:
15
Mariátegui J.C. Biología del Fascismo Obra Completa Editorial
Minerva Lima, Perú.
58
59. “La reunión del 23 de marzo16 dirige su primer
saludo y sus reverencias a los hijos de Italia que
están caídos por la grandeza de la patria y por la
libertad del mundo, a los mutilados e inválidos, a
todos los combatientes, a los ex prisioneros que han
cumplido su deber y él, se declara heredero de sostener sus reivindicaciones de orden material y
moral que serán defendidas con fuerza por las asociaciones de combatientes…La reunión del 23 de
marzo se opone al imperialismo de los otros pueblos o el detrimento de la Italia y el eventual imperialismo italiano o el detrimento de los otros pueblos; él acepta el postulado supremo de la Sociedad
de Naciones y presupone la integración de cada
uno de entrar en ella, integración en la que se refiere a Italia debido a su realización sobre los Alpes
y sobre el Adriático con la reivindicación y la
anexión del Fiume y de Dalmacia… La reunión del
16
El 23 de marzo, Benito Mussolini y 119 personas, reunidos en el
salón de la Alianza Industrial, en Milán para fundar los faci di combatimento ,
59
60. 23 de marzo obliga a los fascistas a sabotear por
todos los medios las candidaturas de los neutralistas de todos los partidos.‛.17
La claridad del planteamiento de aniquilar a
los enemigos de la participación en la guerra
es claramente manifiesta.
‚Mussolini ha pasado —afirma el Amauta— del
socialismo al fascismo, de la revolución a la reacción, por una vía sentimental, no por una vía conceptual. Todas las apostasías históricas han sido,
probablemente, un fenómeno espiritual. Mussolini
extremista de la revolución ayer, extremista de la
reacción hoy, nos recuerda a Juliano. Como este
emperador de Ibsen y de Marezkovsky, Mussolini
es un ser inquieto, teatral, alucinado, supersticioso
y misterioso que se ha sentido elegido por el Destino para declarar la persecución del dios nuevo y
reponer en su retablo los moribundos dioses antiguos‛.
17
Extracto del artículo de Mussolini publicado en Il Popolo d¨Italia
60
61. Mariátegui observa el surgimiento del fenómeno, el papel que juega la clase media y el
nefasto papel de la socialdemocracia que se
entregan al fascismo con armas y bagajes.
‚Algunos disidentes del socialismo y del sindicalismo —analiza Mariátegui— se enrolan en los
fasci aportándoles su experiencia y su destreza en
la organización y captación de masas. No era el
fascismo todavía una secta programática y conscientemente reaccionaria y conservadora, el fascismo antes bien, se creía revolucionario. Su propaganda tenía matices subversivos y demagógicos‛.
El Fascismo por ejemplo se enfrentaba verbalmente en contra de los nuevos ricos y dejaba de manifiesto tendencias republicanas y
anti-clericales. Los socialistas los dejaron actuar inconscientes del peligro que se avecinaba. El odio de la pequeña burguesía contra el
proletariado era incentivado por la cúpula
fascista.
61
62. Particular importancia tiene el papel de los
intelectuales especialmente D´Annunccio y su
aventura del Fiume. Encabezada por el poeta
y dramaturgo italiano Gabriele D´Annuncio,
que al mando de un ejército compuesto por
militares de bajo rango, ocupó la ciudad estableciendo en ella un estado soberano que se
regía por la Carta del Carnaro.
Con el ascenso de Mussolini al poder, tras el
golpe de 1922, el Estado libre de Fiume fue
ocupado por tropas fascistas. Dos años más
tarde, la ciudad fue anexada a Italia.
Los fascistas tomaron como bandera el Fiume
como una reivindicación nacional post-bélica.
‚El fascismo es D´Annunciano —opinaría Mariátegui— pero D´Annuncio no es fascista‛.
El enfrentamiento cada vez más radical de los
fasci contra dirigentes y organizaciones obreras, había puesto a Italia al borde de una guerra civil: ‚Italia entró en un periodo de guerra
62
63. civil. Asustada por los chanses de la revolución, la
burguesía armó, abasteció y estimuló solícitamente
al fascismo. Y lo empujó a la persecución truculenta del socialismo, a la destrucción de los sindicatos
y cooperativas revolucionarias, al quebrantamiento
de huelgas e insurrecciones. El fascismo se convirtió así en una milicia numerosa y aguerrida. Acabó
por ser más fuerte que el Estado mismo. Entonces
reclamó el poder. Las brigadas fascistas conquistaron Roma. Mussolini en ‚camisa negra‛18 ascendió al gobierno, constriñó a la mayoría del parlamento a obedecerle, inauguró un régimen y una
era fascista”.19
La burguesía italiana en su afán de combatir
el socialismo y la revolución había creado un
movimiento fanático e incontrolable, y lógicamente se postró ante él.
18
La camisa negra era el uniforme fascista.
Mariátegui J.C. Biología del Fascismo Obra Completa Editorial
Minerva Lima, Perú.
19
63
64. La víspera de la Marcha sobre Roma, el rey se
negó a promulgar el estado de sitio e invitó a
Mussolini a compartir el poder. La marcha
sobre Roma no pasó de ser un desfile de camisas negras con fanfarrias y algarabía antisocialista.
Esta consolidación del fascismo no estuvo al
margen de ciertas negociaciones con el parlamento. Mussolini que siempre había manifestado un discurso anti-parlamentario, tuvo
que aceptar la democracia representativa,
aunque la limitó y trato de utilizarla para sus
fines. Mussolini había conquistado Roma, el
gobierno y a la mayoría de los intelectuales
italianos. ‚Unos se unieron sin reservas al carro y
a su fortuna; otros le dieron un consenso pasivo;
otros, los más prudentes, le concedieron una neutralidad benévola. La Inteligencia gusta dejarse
poseer por la Fuerza. Sobre todo cuando la Fuerza
64
65. es, como en el caso del fascismo, joven, osada, marcial y aventurera‛.20
El futurismo21 junto con el D´Annuncianismo
fueron los integrantes sicológicos más importantes del fascismo, los futuristas consideraban que el triunfo de Italia en Trípoli era el
comienzo de una nueva era para Italia.
Pero, ¿qué ha pasado con los partidos socialdemócratas? A quien Lenin tipificó como “social-traidores” por su abierta colaboración con
sus burguesías. Ellos fueron la base social del
crecimiento del fascismo, aportaron sus cuadros y su experiencia.
El problema real no era la disyuntiva entre
fascismo y social democracia, sino al mismo
tiempo fascismo con socialdemocracia. El ca20
Mariátegui J.C. La Inteligencia y el aceite de ricino. Obra completa.
Editorial Minerva, Lima Perú.
21
Movimiento artístico surgido en Francia en 1909. Su inspirador y
guía fue Filippo Marinetti.
65
66. marada Stalin afirmaba que: ‚El fascismo era la
organización de combate de la burguesía que se
apoya sobre el sostén activo de la socialdemocracia.
Objetivamente, la socialdemocracia es el ala moderada del fascismo… Estas organizaciones no se
excluyen recíprocamente, sino que por el contrario
se complementan la una a la otra. No son antípodas, sino mellizas. El fascismo es un bloque uniforme de estas dos organizaciones…‛22
A pesar de que el golpe de estado fascista
obtuvo la aprobación de la mayoría de las
cámaras, el liberalismo se postró ante el principio de autoridad, cuando las hordas fascistas asesinaron al diputado Matteotti, el liberalismo se separó del fascismo refugiándose en
el Aventino23 , donde continuaron sus sesiones,
mientras el parlamento fascista seguía sesio22
Nicos Poulantzas Fascismo y dictadura. Siglo veintiuno editores.
Pag.167
23
Una de las colinas de Roma que sirvió de refugio a la oposición
parlamentaria anti-fascista.
66
67. nando en Montecitorio 24. Los socialistas proponen a la oposición que se constituyan en
“Parlamento del Pueblo”, voces que no son
escuchadas. Todavía existía temor a la revolución.‚Aislado, bloqueado, boicoteado, el fascismo
deviene más beligerante, más combativo, más intransigente. La oposición liberal y democrática lo
ha devuelto a sus orígenes. El ensayo reaccionario,
libre del lastre que antes lo entrababa y enervaba
interiormente, puede ahora cumplirse en toda su
integridad. Esto explica el interés que, como experiencia histórica, tiene para sus contemporáneos la
batalla fascista‛. 25
El fascismo pues, según la visión de Mariátegui es un movimiento eminentemente político. Es una combinación de demagogia y represión. En su etapa de consolidación se presenta más demagógico que represivo, para
24
Lugar donde sesionaba el parlamento italiano.
Mariátegui J.C. Nuevos aspectos de la batalla fascista. Obra Completa Editorial Minerva Lima, Perú.
25
67
68. pasar a su segunda etapa, —una vez consolidado tanto ideológica como orgánicamente—
como un movimiento más represivo sin dejar
de ser demagógico.
68
69. A OCHENTA AÑOS DE LA
PUBLICACIÓN DE SIETE ENSAYOS
‚Otra vez repito que no soy un crítico imparcial
y objetivo. Mis juicios se nutren de mis ideales, de
mis sentimientos, de mis pasiones. Tengo una
declarada y enérgica ambición: la de concurrir a
la creación del socialismo peruano. Estoy lo más
lejos posible de la técnica profesoral y del espíritu
universitario‛.
José Carlos Mariátegui.
En la famosa carta autobiográfica que Mariátegui dirigiera en 1928, al argentino Samuel
Glusberg, sitúa en el año de 1918 la determinación de su orientación socialista.
Mas para alguien como él que vivió entre 1894
y 1930, y le tocó madurar en el período de
entre guerras, definitivamente no podía ser
diferente.
69
70. En sólo un lustro Europa había vivido la Primera Guerra Mundial y la Revolución Socialista Soviética, demás está decir también el
embate americanista que sustituía a Inglaterra
a nivel imperialista.
Con frecuencia, los estudios que se han hecho
sobre la vida y obra de José Carlos Mariátegui
sólo han sido abordados fragmentariamente,
descuidando a ese otro Mariátegui, el Mariátegui histórico, en el que teoría y la praxis
confluyen, para esbozar las bases para una
revolución cultural y social.
Mariátegui no escribió solo del problema social en su tierra natal sino que abarcó aspectos
latinoamericanos y mundiales.
Escribió acerca de casi todas las vanguardias
artísticas de su tiempo, pero lo más trascendente en él fueron sus profundos juicios políticos y sociales, que lo llevaron a pretender
desarrollar una línea de acción para los sindi70
71. catos, las universidades populares y la organización del frente único, ideas aún hoy son
una referencia válida para algunos grupos y
partidos políticos de izquierda, tanto peruanos como latinoamericanos.
Mariátegui tenía el convencimiento —como lo
expusiera en una de sus conferencias compiladas en el libro Historia de la Crisis Mundial—
de que el instrumento de la revolución socialista era el proletariado industrial urbano. A
partir de 1923, asumirá la dirección de la revista Claridad, que de ser el “órgano de la juventud libre del Perú” que pasará a ser el
vocero de la Federación Obrera Local de Lima. Lo cual, además del hecho de haber organizado la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), con Julio Portocarrero,
en 1929, nos dice mucho de su cercanía al
movimiento obrero nacional.
71
72. Mas, no obstante su manifiesta actividad
obrerista, en él se expresa, por primera vez en
América Latina, la idea de incluir el problema
indígena y campesino en sus reflexiones políticas y sociales, tesis en la que residirá la originalidad de su corpus teórico: ‚La nueva generación peruana siente y sabe que el progreso del
Perú será ficticio, o por lo menos no seré peruano,
mientras no constituya la obra y no signifique el
bienestar de la masa peruana que en sus cuatro
quintas partes es indígena y campesina‛.26
Mariátegui asocia el problema de la tierra y
del indio con la existencia del latifundio —
sistema de producción agrícola retrogrado e
inhumano— que arrastra fueres influencias
feudales.
Para acercarse a Mariátegui, a su pensamiento
y su acción, debemos acercarnos en primer
26
Mariátegui J.C. Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad
Peruana. Editorial Amauta
72
73. lugar con el reconocimiento de su labor teórica y práctica desde una clara posición de clase, para poder extraer lo medular y justo de
sus planteamientos. Actualmente hay autores
que pretenden convertir a José Carlos en un
“librepensador”, “positivista”, —a pesar que
en 1923, poco tiempo después de regresar de
Europa, afirmó que: ‚las filosofías afirmativas,
positivistas de la sociedad burguesa, están minadas
por una corriente de escepticismo, de relativismo.
El racionalismo, el historicismo, el positivismo,
declinan irrefrenablemente‛.
Tratar de comprender a Mariátegui desde otra
posición que no sea la concepción materialista
de la historia es simplemente negarlo o convertirlo en un icono inservible, en un ídolo a
quien se le rinde reverencia, pero que se niega
la vigencia de su pensamiento.
Tal vez porque no fue un devoto implicado
en el desarrollo teórico —profesoral o univer73
74. sitario que se declaró a universitario y hasta
anti-universitario— no tuvo que sacrificar su
originalidad en pos de enriquecer el paradigma marxista.
Mariátegui tuvo otros alcances culturales. Su
esfuerzo por recrear y adaptar el marxismo a
la realidad nacional, y construir un socialismo
que no sea “calco ni copia”, buscaba responder a las contradicciones que presenta nuestra
compleja trama andina, en la que el factor
étnico y cultural se combina con el clasista.
Respecto al papel que debería jugar el campesinado, motivó que fuera tachado de “populista” por sectores cercanos a la Tercera internacional como es el caso de Mirochevski que
afirmaba que Mariátegui no había entendido
el papel histórico del proletariado y su hegemonía dentro del movimiento revolucionario.
La Originalidad del pensamiento de José Carlos había significado un salto cualitativo que
74
75. sólo será entendido muy tarde por sus detractores, que después de las críticas iniciales no
tuvieron más remedio que hacer un reconocimiento póstumo al gran socialista peruano
en los estudios de Sermenov, Culgovsky, Korionov y otros, en la misma Unión Soviética.
Se tendría que esperar la teoría y la práctica
de la revolución china, para comprender que
lo afirmado por Mariátegui coincidía plenamente con los planteamientos del Presidente
Mao Tse-Tung que consideró al campesinado
chino como la fuerza motriz principal de la
revolución. Conclusiones en ambos casos que
parten de un análisis concreto de la estructura
económica predominante en ambos países ya
que en China como el Perú y muchos países
latinoamericanos subsistían serios remanentes
feudales.
La relación entre el pensamiento de Mao y el
pensamiento de Mariátegui es una expresión
75
76. específica de la relación entre la verdad del
proletariado internacional y la verdad del
proletariado nacional, entre la verdad del
marxismo universal y la verdad del marxismo
peruano. Precisamente esta relación es el tema
del presente artículo, pero solo en el marco de
la teoría maoísta de la revolución china y la
teoría mariateguista de la revolución peruana,
que, a nuestro modo de ver, es el marco en el
que tiene singular significado el paralelo entre
estos dos grandes representantes del proletariado.
En su conocido Informe en el II Congreso de
toda Rusia de las Organizaciones Comunistas
de los Pueblos de Oriente, 22 de noviembre de
1919, Lenin hizo el siguiente llamado: "Vosotros tenéis planteada una tarea que no se había
planteado antes a los comunistas de todo el mundo:
apoyándoos en la teoría y la práctica comunes a
todos los comunistas, debéis saber aplicar esa teoría
y esa práctica, adaptándoos a condiciones específi76
77. cas que no se dan en los países europeos; a condiciones en las que la masa fundamental la constituye el campesinado, y la tarea a resolver no es la
lucha contra el capitalismo, sino contra las supervivencias del medioevo. Es ésta una tarea difícil y
específica, pero extraordinariamente grata, pues se
atrae a la lucha a una masa que no ha participado
en ella; por otra parte, gracias a la organización de
células comunistas en Oriente, podréis establecer
la ligazón más estrecha con la III Internacional.
Debéis hallar las formas específicas de esa unión de
los proletarios avanzados de todo el mundo con las
masas trabajadoras y explotadas de Oriente, que en
muchos casos viven en condiciones medievales. En
pequeña escala, hemos realizado en nuestro país lo
que vosotros realizaréis en gran escala, en grandes
países. Confío en que esta segunda tarea la cumpliréis con éxito. Gracias a las organizaciones comunistas de Oriente, representadas aquí por vosotros, estáis ligados al proletariado revolucionario
de vanguardia. Tenéis planteada la tarea de seguir
77
78. preocupándoos de que en el interior de cada país se
haga propaganda comunista en un lenguaje comprensible para el pueblo".
Al escribir el “Prefacio a El Amauta Astuparia”, crónica de la sublevación indígena de
1885, escrito por Alberto Reyna, Mariátegui
establece la necesidad de la constitución del
Partido, el Frente y el Ejército Popular como la
única garantía de triunfo revolucionario; visión que coincide con los planteamientos del
Presidente Mao Tse-Tung. Veamos: ‚La insurrección tuvo —dice Mariátegui en el mencionado prefacio— una clara motivación económico
social, pero cuando la revuelta aspiró a transformarse en una revolución, se sintió impotente por
falta de fusiles (EJERCITO), programa (FRENTE
UNICO) y doctrina (PARTIDO). La imaginación
del periodista Montesquerque, (uno de los protagonistas de la crónica) criollo romántico y mimetista, pretendió remediar esta carencia con la utopía de un retorno: La restauración del Imperio de los
78
79. Incas… este retorno rom{ntico al Imperio Incaico
no era como plan más anacrónico que la honda y le
rajón como armas para vencer a la República. El
programa del movimiento era tan viejo e impotente
como su parque bélico‛. (LAS PALABRAS ENTRE
PARÉNTESIS SON NUESTRAS).
En la década de 1960, al mismo tiempo que el
partido del proletariado peruano reconocía el
pensamiento de Mao Tse-tung como un desarrollo del marxismo-leninismo, retomaba el
pensamiento de Mariátegui y lo establecía
como la piedra angular de su Base de Unidad
Partidaria, por la sencilla razón de que resuelve el problema de la relación entre lo universal y lo particular, entre el pasado y el presente históricos del proletariado, entre el partido por una parte y la clase y las masas por
otra, es decir, porque está vigente en el proceso de la revolución peruana.
79
80. Su esfuerzo por recrear y adaptar el marxismo
a la realidad nacional, y construir un socialismo que no sea calco ni copia, buscaba responder a las contradicciones que presenta
nuestra compleja trama andina, en la que el
factor étnico y cultural se combina con el clasista.
Habría que dejar claramente establecido que
la frase específica: “La revolución, no será
calco ni copia, sino creación heroica del pueblo”, surgió como una respuesta a la afirmación de Haya de la Torre al acusarlo de “europeísta”, —que ahora es utilizada por los
neo-marxistas— sacada fuera de contexto con
la perversa intención de negar a los clásicos
del marxismo, hecho muy distante de la concepción ideológica de José Carlos Mariátegui.
El pensamiento de Mariátegui sigue siendo
poderoso, como lo fuera durante su existencia. Hay que tomar a Mariátegui no simple80
81. mente como un intelectual, sino darle la verdadera categoría que merece: Mariátegui es
un intelectual proletario, un organizador, un
militante de la revolución proletaria mundial.
‚Mari{tegui no es un simple repetidor, no es un
simple conocedor de cuatro o cinco fórmulas, sino
que tiene algo más, algo más profundo, algo más
marxista, toma el marxismo-leninismo y lo introduce, lo funde en nuestra realidad, lo mete en
nuestra patria, lo encarna en nuestro suelo, y al
encarnarlo, introducirlo, al penetrarlo en nuestra
patria con el marxismo, nos alumbra con un pensamiento que aún sigue vigente. La interpretación
que Mari{tegui de nuestra patria los famosos ‚Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana‛ siguen siendo un documento inconmovible.‛27
27
Abimael Guzmán Reynoso Para entender a Mariátegui Conferencia dictada en la Universidad San Cristóbal de Huamanga Ayacucho
Perú 1968 El Pensamiento Gonzalo. Bruxelles, juni 1989. pág. 45.
81
82. Los Siete Ensayos de Mariátegui sigue siendo
un material fundamental para quien quiera
comprender la realidad social del Perú. Sus
siete interpretaciones expuestas en forma magistral toca el Esquema de la Evolución
Económica, El problema del indio, El Problema de la Tierra, El Proceso a la Instrucción
Pública, El factor religioso, Regionalismo y
Centralismo y El Proceso a la Literatura, desde un punto correcto y exacto.
Los análisis de Mariátegui son como un puñal
clavado en el corazón de los intelectuales de
derecha, que no perdieron tiempo para criticarlo, como es el caso de Víctor Andrés Belaunde.
Mientras que los Siete Ensayos siguen vivos y
se ha difundido a nivel mundial, el libro de
don Víctor Andrés Belaunde ya muy pocos lo
leen y hay que leerlo sólo por curiosidad
histórica.
82
83. Eudocio Ravines28, tuvo el desparpajo de
afirmar que los Siete Ensayos era una obra
superficial y propia de un simple periodista.
No podía esperarse otra cosa de un individuo
que se pasó escandalosamente al campo de la
reacción.
‚La producción intelectual de Mari{tegui constituye una herencia ideológica revolucionaria —
frecuentemente falseada— que demuestra una
versión ecuménica, una interrelación globalizadota, una aprehensión totalizadora, una comprensión
universal, en síntesis, una concepción del mundo
que conceptualiza toda la realidad prescindiendo de
toda ideología burguesa y asumiendo la teoría de la
28
Secretario General del Partido Comunista Peruano, quien después
del fallecimiento de Mariátegui asumiera una posición contraria al
Amauta, para terminar convertido allá por los años 40, en un furioso
anticomunista.
83
84. clase obrera, el marxismo como método y concepción científica del mundo‛.29
El 9 de abril de 1930, el pueblo peruano,
acompañó sus restos mortales con la pesadumbre implacable no tenerlo más entre nosotros, pero poseídos también de la voluntad
afirmativa de sostener colectivamente la bandera de la cual Mariátregui fue insigne portador: El clamor popular de “adiós camarada,
adiós maestro, adiós jefe” retumbó durante la
marcha final al cementerio Presbítero Maestro
en la ciudad de Lima.
La temprana desaparición física del Amauta,
(como llamaban a Mariátegui sus discípulos;
rescatando el nombre del sabio, del poeta, del
maestro en el Tahuantinsuyo), creo las condiciones para que en el propio partido surgiera
un camino a seguir. El camino de Mariátegui
29
Jsé F. W. Lora Cam. La Concepción del Mundo de José Carlos
Mariátegui. Nueva editorial Janis México pág 13
84
85. surgió como producto de la lucha de clases al
interior del Partido que el fundara.
La polémica entre quienes afirman que Mariátegui nunca fundó el Partido Comunista y
descalificarlo como marxista leninista cae por
los suelos si tenemos en cuenta su lucha por
adherir el Partido a la Tercera Internacional
de Lenin y Stalin.
De acuerdo a lo que se había establecido en el
Segundo Congreso celebrado en Polonia,
todo partido socialista que desee afiliarse a la
Komintern, debería denominarse comunista y
así sucede después de su fallecimiento.
Esta lucha interna entre quienes propugnan
su afiliación y quienes se oponen a esto, nos
muestra nítidamente la existencia de dos líneas al interior del Partido, una que encarnaba
la posición proletaria que era defendida por
Mariátegui y otra oportunista y traidora encabezada por el encallecido revisionista Jorge
85
86. del Prado30 y Hugo Pesche31, que posteriormente fuera influenciada por la línea conocida
como el “browderismo” en relación a los
planteamientos de Eral Browder —Secretario
General del Partido Comunista de los Estados
Unidos de Norteamérica—, línea que plateaba
la legalización de los partidos comunistas y en
una abierta colaboración con la burguesía que
dicho sea de paso había influenciado a varios
partidos comunistas en Latinoamérica.
Mariátegui sigue vigente y seguirá vigente
hasta que no se concrete la revolución socialista, sus puntos de vista —estrictamente revolucionarios— parecen podernos guiar hasta
la fecha.
30
Dirigente del Partido que se entregara con armas y bagajes a las
posiciones del revisionismo soviético a raíz de la Gran Polemica en el
seno del Movimiento Comunista Internacional.
31
Medico peruano que se hiciera famoso por haber alojado en su
leprosorio amazónico a Ernesto “Che” Guevara y Granados en su
famoso viaje en motocicleta, recorriendo varios países de América
Latina.
86
87. Es necesario recuperar a Mariátegui y desarrollarlo, actualizarlo sin negar su legado.
87
89. MARIÁTEGUI Y LA LITERATURA
José Carlos Mariátegui, estuvo siempre muy
cerca a la creación literaria, desde sus épocas
de periodista en el periodo denominado por
el mismo como su “Edad de Piedra”, el haber
integrado el llamado grupo Colónida, dirigido por el poeta Abraham Valdelomar, compartiendo con él su decadentismo —tal como
lo afirmara posteriormente, sin sentir ningún
reproche por su pasado pre-marxista— lo ligó
aún más al campo de la creación literaria.
No podía faltar en su obra cumbre: “Siete Ensayos de Interpretación de la Realidad Peruana”, un capítulo importante titulado: EL
PROCESO A LA LITERATURA, en el utiliza
el término “proceso” bajo una acepción netamente jurídica que se inicia en una especie de
preámbulo que llamó Testimonio de Parte, en
el cual con lenguaje sencillo explica que no
pretende hacer una historia del desarrollo de
89
90. la literatura en el Perú, sino enjuiciar desde su
punto de vista y en congruencia con su forma
de pensar y su ideal de contribuir a la institución del socialismo en el Perú, hacer una critica a los personajes que desde la colonia y poco más de un siglo de quehacer literario durante la República.
Asimismo enuncia exprofesamente que no
utilizará las categorías marxistas de clasificar
la literatura de acuerdo a las secuencias históricas del desarrollo de la sociedad. ‚No intentaré sistematizar este estudio —afirma— conforme a la clasificación marxista de literatura feudal o
aristocrática, burguesa o proletaria. Para no agravar la impresión de que mi alegato está organizado
según un esquema político o clasista y conformarlo
más bien en un sistema de crítica e historia artística, pero construido con otro andamiaje, sin que
esto implique otra cosa que un método de explicación y ordenación y por ningún motivo un método
90
91. que prejuzgue e inspire la interpretación de obras y
autores‛.32
La pregunta que surgiría acerca de esta categorización sería: ¿Por qué Mariátegui habiéndose declarado “marxista convicto y confeso”
no utiliza la clasificación marxista?
Con frecuencia en una aplicación mecánica
del marxismo ajena totalmente al propio espíritu de Marx, esta clasificación ha servido para descalificar todo tipo de literatura que no
se enmarque en el llamado realismo socialista,
que también frecuentemente ha asumido características panfletarias más que literarias.
Al respecto sería necesario precisar que el
verdadero realismo explora y enaltece a las
fuerzas que crean los resultados —el heroísmo, las clases y su intereses, el sacrificio,
32
Mariátegui J.C. Siete Ensayos de Interpretación de la realidad
peruana. El Proceso a la Literatura Editorial Amauta, Lima Perú pag.
189.
91
92. etc.— y no la admiración de los resultados
intelectualizados o contemplados desde la
tribuna. El artista realista es conciente de que
la historia —sea cual fuere la etapa por la que
atraviesa— es un proceso de cambios permanentes y es producto del accionar de los individuos que operan para acelerar o retrasar el
cambio revolucionario.
Mariátegui hace un repaso de analistas y autores durante la colonia, llegando a conclusiones catastróficas respecto al surgimiento de
una literatura nacional, porque los literatos a
excepción de Garcilazo de la Vega —mitad
español y mitad inca— si trata de buscar raíces autóctonas. “Gracilazo sobre todo, es una
figura solitaria en la literatura de la colonia.
“En Gracilazo se dan la mano dos edades, dos culturas. Pero Gracilazo es más inka que conquistador, más quechua que español. Es un caso de ex-
92
93. cepción. Y en esto residen precisamente su individualidad y su grandeza‛.33
Se hace necesario reflexionar acerca de las
literaturas nacionales, tal como se fueron
constituyendo en Europa, particularmente en
España y Francia, cuando la diferenciación de
las lenguas provenientes del latín, no estaba
acabada y eran consideradas como “lenguaje
popular”. Las literaturas nacionales se consolidan con la afirmación de la idea nacional,
cosa que no ocurre en el Perú por ser esta una
nación en formación. En Europa la reforma y
el renacimiento creo los factores religiosos y
espirituales para la revolución liberal y el orden capitalista. En América no sucedió algo
33
Obra Citada pag. 187.
Obra Citada pag. 187
4
Obra Cirada pag. 190.
3
93
94. similar ya que la “independencia” no fue resultado del desarrollo de las fuerzas productivas, sino que obedeció más a actitudes sentimentales, donde los protagonistas fueron los
criollos, los hijos de españoles nacidos en el
“Nuevo Mundo”, que compartían con sus
antecesores puntos de vista comunes, respecto
a religión, sentimientos de desprecio a lo
autóctono.
Todo esto tuvo que repercutir en la literatura
que siguió siendo española, colonial, como
herencia de los “encomenderos” y conquistadores.
‚La literatura nacional es en el Perú —afirma
Mariátegui— como la nacionalidad misma, de
irrenunciable filiación española. Es una literatura
escrita y pensada en español, aunque en los tonos,
y aún en la sintaxis y prosodia del idioma, la influencia indígena sea en algunos casos más o menos palmaria e intensa. La civilización autóctona
94
95. no llegó a la escritura y, por ende, no llego propia y
estrictamente a la literatura, o más bien, esta se
detuvo en la etapa de los sedas, de las leyendas y de
las representaciones coreográfico-teatrales. La escritura y la gramática quechuas son en su origen
obra española y los escritos quechuas pertenecen
totalmente a literatos bilingües… La lengua castellana, es más o menos americanizada, es el lenguaje
literario y el instrumento intelectual de esta nacionalidad cuyo trabajo de definición aún no ha concluido‛.34
El proceso normal del desarrollo de la literatura debe transitar por tres etapas: colonial,
cosmopolita y nacional, durante la primera
etapa su creación literaria, no es sino la de un
pueblo dependiente de otro, para pasar a la
segunda etapa en que asimila desde su propia
4
Obra Citada pag. 193
95
96. óptica elementos de diversas literaturas extranjeras, para pasar a la etapa final en que
alcanzan una expresión artística de su propia
personalidad y su propio sentimiento.
En el Perú la influencia colonial es heredada
por la República: ‚Los mediocres literatos de una
república que se sentía heredera de la Conquista no
podían hacer otra cosa que trabajar por el lustre y
el brillo de los blasones virreinales. Únicamente los
temperamentos superiores —precursores siempre,
en todos los pueblos y en todos los climas de las
cosas por venir— eran capaces de sustraerse a esta
fatalidad histórica, demasiado imperiosa para los
clientes de la clase latifundista‛.35
En Argentina, el cruce del europeo y el indígena dio como resultado “el gaucho”, donde
su fusionó podredumbre de una raza forastera y conquistadora con la raza aborigen. Esto
dio mayor personalidad a la literatura argen96
97. tina que está invadida por lo que podríamos
llamar “sentimiento gaucho”, para lograr personajes de estrato popular como Martín Fierro, Santos Vega, Anastasio del Pollo. Hasta el
propio Jorge Luís Borges —pese a sus posiciones abiertamente reaccionarias— adopta
frecuentemente la prosodia del pueblo.
En el Perú no sucedió lo mismo, al cruce original de español y quechua se sumó un torrente de sangre africana y asi{tica. La “importación” de esclavos negros y coolíes chinos
para cultivar las plantaciones de caña y arroz
al norte y sur de Lima, respectivamente y dotar de brazos de trabajo a un régimen colonial
genocida que había prácticamente liquidado a
la población indígena, hizo que el mestizaje
en la tierra de los Inkas tuviera una naturaleza
indecisa y negligente, donde siguió predominando el sello individual, cerrando el paso a
sentimientos colectivos que podrían hacer
posible una literatura nacional.
97
98. Mariátegui sale en defensa de Don Ricardo
Palma, catalogado por los críticos como un
consumado representante oficial del colonialismo. Su Obra “Tradiciones Peruanas” a la
que consideraban como reverente y apologética de la grandeza colonial. ‚Don Felipe Pardo
y Don José Antonio de Lavalle, conservadores convictos y confesos, evocaban la Colonia con nostalgia y con unción. Ricado Palma en tanto, la reconstruía con un realismo burlón y una fantasía
irreverente y satírica. La Versión de Palma es cruda y viva. Los prosistas y poetas de la serenata bajo
los balcones del Virreynato, tan grata a los oídos de
la gente ancien régime, es devota y ditirámbica. No
hay ningún parecido sustancial, ningún parentesco psicológico entre una y otra versión‛.36
Ricardo Palma rememoró las tradiciones del
pasado, para luego burlarse de ellas,las instituciones y hombres de la Colonia y aún de la
36
Obra Citada pag. 193
98
99. República, escapó a la fina sátira de Palma,
llenas de sarcasmo e ironía, tampoco se escapó el clero católico a sus mordaces sarcasmos. Palma se convirtió en un enemigo de la
institución religiosa y sus Tradiciones Peruanas son el horror de frailes y monjas.
Al respecto escribe Mariátegui: ‚No hay nada
de extraño ni de insólito en que el sentido y filiación de Las Tradiciones‛, venga de un escritor que
jamás ha oficiado de crítico literario. Para una
interpretación profunda del espíritu de una literatura, la mera erudición literaria no es suficiente.
Sirven más la sensibilidad política y la clarividencia histórica. El crítico profesional considera la
literatura en si misma. No percibe sus relaciones
con la política, con la economía, la vida en su totalidad. De suerte que su investigación no lega a
fondo, a la esencia de los fenómenos literarios. Y,
por consiguiente, no acierta a definir los oscuros
factores de su génesis ni su subconciencia‛.
99
100. Las Tradiciones tienen una filiación democrática. Palma representa a quien después de
narrar anécdotas antiguas, se burla, roe risueñamente el prestigio del Virreinato y de la
aristocracia. Traduce el descontento de las
clases medias venidas a menos.
Si bien es cierto que su crítica no cala ni golpea muy fuerte, es justamente por eso que se
identifica con la población limeña, blanda
sensual y azucarada. Lima no podía producir
otra literatura.
Con las excepciones de Gracilazo y Palma
toda la literatura Colonial y Republicana, siguieron imitando a España de una manera
mediocre, palaciega. El literato peruano no
supo nunca vincularse al pueblo. Entre el Incario y la Colonia le apostó a la última, que
había construido un Estado sin el indio y contra el indio. González Prada, es el precursor
100
101. de la nueva etapa y da inicio al periodo cosmopolita.
Considerado por los adoradores del coloniaje
y el virreinato como el “menos peruano” de
nuestros literatos, se nutrió del espíritu occidental y de la cultura europea. ‚El autor de
Páginas Libres, aparece como un escritor occidental y de cultura europea. Más dentro de esa peruanidad por definirse, por precisarse todavía, ¿por
qué considerarlo como el ‚menos peruano‛ de los
hombres de letras que la traducen? ¿Por ser el
menos español? ¿Por no ser colonial? La razón
resulta entonces paradójica. Por ser la menos española, por no ser colonial, su literatura anuncia
precisamente la posibilidad de una literatura peruana. Es la liberación de la metrópoli. Es, finalmente, la ruptura con el Virreinato‛.37
González Prada más literato que político, pertenece a la crónica y a la crítica antes que a la
37
Obra Citada pag. 201
101
102. política, porque no esclareció los problemas
del pueblo, no dejó la herencia de un programa a las generaciones venideras, más es el
primer instante lúcido de la conciencia peruana, catalogado como “el precursor” del nuevo
Perú. Realmente González Prada ha sido más
que eso, en sus sentencias alambicadas y retóricas se encuentra el germen del nuevo espíritu nacional. ‚No forman el verdadero Perú —
dice González Prada en el celebre discurso del
Politeana de 1888— las agrupaciones de criollos
y extranjeros que habitan la franja de tierra situada entre el Pacífico y los Andes; la nación está
formada por las muchedumbres de indios diseminadas en la banda oriental de la cordillera‛.
Aunque utilizó siempre un lenguaje lleno de
retórica, que obviamente no llegaba a las masas, González Prada no desdeñó jamás al
pueblo, por el contrario lo elogio, reivindicó
siempre su gloria pasada. Previno a los jóve102
103. nes literatos que lo seguían contra la insignificancia y esterilidad de una literatura elitista.
El pueblo a través de la historia en materia de
lenguaje, ha sido siempre un excelente maestro: ‚Los idiomas se vigorizan y se retemplan —
afirma Mariátegui— en la fuente popular, más
que en las reglas muertas de los dramáticos y en
sus exhumaciones prehistóricas de los eruditos‛
La literatura colonial y su influencia se dio
particularmente en Lima —la capital de la
República— y cualquier intento provinciano a
nivel literario ha sido siempre tratado con
desdén, como en el caso de Mariano Melgar
natural de Arequipa —provincia peruana
ubicada al sur de Lima— ‚Por culpa de esa
hegemonía absoluta de Lima —afirma Mariátegui— no ha podido nuestra literatura nutrirse de
la savia indígena. Lima ha sido la capital española
primero. Ha sido la capital criolla después. Y su
literatura ha tenido esta marca‛.
103
104. Quien primero expresa la influencia autóctona es Mariano Melgar. La crítica limeña lo
siente demasiado popular, muy poco distinguido según su elitista concepción estética y
no permite sus giros plebeyos. No puede ser
de su gusto un poeta que la mayor parte de su
obra son “yaravíes”, expresión musical eminentemente popular.
Otro ejemplo del rechazo y la ignorancia al
sentir popular es el escritor Abelardo Gamarra, que siempre la critica españolizarte y cortesana lo ha relegado a un segundo plano, que
por cierto tiene otro tipo de implicancias que
trascienden los límites literarios. Es que Gamarra siempre ha pertenecido a la vanguardia. Participó en la protesta radical con verdadera adhesión al patriotismo revolucionario. ‚Gamarra sentía hondamente en su carne y en
su espíritu, la repulsa de la aristocracia encomendera y de su corrompida e ignorante clientela.
104
105. Comprendió siempre que esta gente no representaba al Perú; que el Perú era otra cosa‛.38
El periodo colonial tiene como su más claro
expositor a José Santos Chocano, su poesía
grandilocuente tiene sus orígenes en España.
Pese a que una crítica verbalista lo consideró
como una interpretación del alma autóctona,
esta es sumamente simplista y totalmente
falsa según la opinión del “Amauta”, veamos:
‚Chocano es exuberante, luego es autóctono. Sobre
este principio, una crítica fundamentalmente incapaz de sentir lo autóctono, ha asentado casi el
dogma del americanismo y del tropicalísimo esenciales del poeta de Alma América‛.
Para analizar a Chocano tenemos que ubicarlo
en algún lugar, en este caso en el Perú, y en el
Perú lo autóctono es lo indígena, vale decir
incaico. El arte indio, el arte incaico es podríamos decir sombrío, triste, con una tristeza
38
Obra Citada pag. 211
105
106. que lamenta su suerte, su opresión y lógicamente no tiene nada de la grandilocuencia
que aquellos críticos le quieren endilgar a
Chocano, por consiguiente este concepto es
falso. Nadie pretende encontrar en la poesía
de Chocano la emoción espiritual de los Andes.
El llamado grupo Colónida —que toma el
nombre de una efímera publicación de Valdelomar— al que perteneciera José Carlos en sus
albores literarios, marcó cual un rompe aguas
la creación literaria en un Perú preñado de
conservadurismo artístico y literario. ‚Colónida representó una insurrección —decir una revolución sería exagerar su importancia— contra el
academicismo y sus oligarquías, su énfasis retórico, su gusto conservador, su galantería dieciochesca y su melancolía mediocre y ojerosa. Los colónidas virtualmente reclamaron sinceridad y naturalismo. Su movimiento, demasiado heteróclito y
anárquico. No pudo condensarse en una tendencia
106
107. ni concretarse en una fórmula. Agotó su energía
en su giro iconoclasta y su orgasmo esnobista‛.39
De este grupo surgieron una variopinta gama
de escritores que respondieron a diferentes
corrientes políticas. Algunos se quedaron reducidos a la aristocratizada audiencia del Palis Concert, y otros como Félix del Valle, César
Falcón —que acompañara a Mariátegui es su
tránsito europeo—, César Ugarte, Percy Gibson, César A. Rodríguez, César Vallejo y el
propio Mariátegui, fundan Nuestra Epoca que
estaba destinada a las masas, a las muchedumbres, formando un conglomerado distinto a Colónida, por su progresión social y revolucionaria.
Valdelomar había evolucionado. Un artista es
un hombre de gran sensibilidad, pero su gusto por la vida fácil, pícara y sensual, no le
hubiera permitido ser un agitador, un revolu39
Obra Citada pag. 223
107
108. cionario. ‚Pero como Oscar Wilde —compara
Mariátegui— Valdelomar había llegado a amar el
socialismo‛.
José María Eguren, reperesenta en la literatura
peruana una poesía que no pretende ser hisdtoria, ni filosofía ni apologética, sino exclusivamente poesía. Los poetas de la República
no heredaron de sus antecesores la afición por
la poesía teológica, mal llamada religiosa o
mística, pero si heredaron el gusto por la poesía cortesana, como también cultivaron el
llamado poema filosófico, que no viene a ser
ninguna de las dos cosas, tan sólo una degeneración de un ejercicio de declamación metafísica. Muchos de sus versos tienen relación
con su niñez, donde vuelca sus impresiones
campestres percibidas en “Chuquitanta”,
hacienda de su familia en las inmediaciones
de Lima, por lo que le llamaron poeta de la
infancia.
108
109. La poesía de Eguren es un reclamo, una reacción en contra de este arte retórico. Como un
poeta puro no escribe versos de ocasión ni un
solo canto de elogio por encargo. A él no le
preocupa la opinión pública ni la critica, no le
cata a España, ni a cualquier reyzuelo de moda. No le cata a Santa Rosa de Lima. El solo
quiere dejar a los hombres un mensaje de
transito terrestre, es todo. ‚Encuentro excesivo
o, más bien impreciso calificar a Eguren de poeta
de la infancia —opina Mariátegui— pero me
parece evidente su calidad esencial de poeta de
espíritu y sensibilidad infantiles. Toda su poesía es
una versión encantada y alucinada de la vida. No
depende de influencias ni de sugestiones literarias.
Tiene sus raíces en la propia alma del poeta.
Es con Vallejo que la poesía peruana adquiere
nombre propio, con un estilo que no es comprendido en su época ya que la vernácula
articulación verbal del quechua se inserta con
un castellano de giros andinos.
109
110. Vallejo es en la literatura castellana —porque
su grandeza rompió lo límites nacionales—
un signo impresionantemente trágico, que
simboliza el dolor de un pueblo. En los
Heraldos Negros (1918) asoma ese sentimiento de tristeza que denuncia la imagen de un
Perú humillado, con las alas de la esperanza
quebradas y que padece una horrible y tenebrosa explotación. La voz del poeta no sólo
confiesa su angustia íntima, sino que llora la
humillación de la raza autóctona, el fatal designio de ser peruano.
‚Vallejo es el poeta de una estirpe —opina categórico Mariátegui— de una raza. En Vallejo se
encuentra por primera vez en nuestra literatura,
sentimiento indígena virginalmente expresado.
Melgar —signo larvado, frustrado— en sus yaravíes es aún un prisionero de la técnica clásica, un
gregario de la retórica española. Vallejo, en cambio, logra en su poesía un estilo nuevo. El sentimiento indígena tiene en sus versos una modula110
111. ción propia. Su canto es íntegramente suyo. Al
poeta no le basta traer un mensaje nuevo. Necesita
traer una técnica y un lenguaje nuevos también.
Su arte no tolera el equivoco y el artificial dualismo de la esencia y de la forma ‘La derogación del
viejo andamiaje retórico —remarca certeramente
Orrego40— no es un capricho ni arbitrariedad del
poeta es una necesidad vital. Cuando se comienza a
comprender la obra de Vallejo, se comienza a comprender también la necesidad de una técnica renovada y distinta’ El sentimiento indígena es en
Melgar algo que se vislumbra sólo en el fondo de
sus versos, en Vallejo es algo que se ve aflorar plenamente al verso mismo, cambiando su estructura.
En Melgar no es sino el acento; en Vallejo es el
verbo. En Melgar en fin, no es sino la queja erótica; en vallejo es empresa metafísica. Vallejo es un
creador absoluto. Los Heraldos Negros podría
haber sido su obra única. No por eso Vallejo habría
dejado de inaugurar en el proceso de nuestra lite40
Antenor Orrego , panoramas, ensayo sobre César Vallejo
111
112. ratura una nueva época. En estos versos del pórtico de Los heraldos Negros principia acaso la poesía
peruana‛.
Los Heraldos Negros es catalogado dentro de
los parámetros de la poesía simbólica, pero el
símbolo es un lenguaje universal, que dicho
sea de paso se convierte en un arma de interpretación des espíritu indígena. El Indio tiene
a expresarse en símbolos y Vallejo es su creador, su divulgador, su profeta.
‚M{s lo fundamental —continúa expresando
Mariátegui— lo característico en su arte el la
nota india. Hay en Vallejo un americanismo genuino y esencial, no un americanismo descriptivo
y localista. Vallejo no recurre al folklore. La palabra quechua, el giro vernáculo no se injerta artificiosamente en su lenguaje; son el producto espontáneo, célula propia, elemento orgánico. Se
podría decir que Vallejo no elije sus vocablos. Su
autoctonismo no es deliberado. Vallejo no se hunde
112
113. en la tradición, no se interna en la historia para
extraer de su oscuro substratum perdidas emociones. Su poesía y su lenguaje emanan de su carne y
de su ánima. Su mensaje está en él. El sentimiento
indígena obra en su arte quizá sin que él lo sepa ni
lo quiera‛.
Mariátegui sólo llega a conocer la obra de
Vallejo a través de Los Heraldos Negros y
Trilce, palabra inventada por el poeta que
según algunos podría se la conjunción de las
primera sílaba (Tri) de “Tristeza” y la última
(lce) de “Dulce” “Tristeza-dulce”
Su poesía de denuncia de situaciones realmente insoportables para el pueblo, tuvo su
correlato práctico cuando el 7 de noviembre
de 1920, César Vallejo fue detenido y permaneció en prisión durante 120 días, acusado de
instigar al pueblo de Santiago de Chuco, —
donde él naciera— en contra de las autoridades. Algunos opinan que esta prisión alcanzó
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114. tal dimensión en su sensibilidad, que Trilce
quedó impregnada con el sabor de la prisión.
Mari{tegui ya no llega a conocer “Poemas
Humanos” producidos en Francia entre 1924
y 1929, o sea los primeros años que el poeta
pasó fuera del Perú. Posteriormente “España
aparta de mi este c{liz” escrito en las trincheras republicanas durante la Guerra Civil Española. Es indiscutible que en esta obra ya se
ve un Vallejo mucho más formado ideológicamente, no en vano fue militante del Partido
Comunista Francés.
El surgimiento de la corriente “indigenista”
en la literatura peruana, que en un proceso de
germinación se iniciaba tratando de borrar
todas las huellas de colonialismo, de criollismo como expresión de el mestizaje indoespañol, que lógicamente según Mariátegui
no representa todavía la nacionalidad: “La
corriente indigenista —escribe— que caracte114
115. riza la nueva literatura peruana, no debe su
propagación presente ni su exageración posible a las causas eventuales o contingentes que
determinan comúnmente una moda literaria.
Y tiene una significación mucho más profunda. Basta observar su conciencia visible y su
consanguinidad íntima con una corriente ideológica y social que recluta cada día más adhesiones en la juventud, para comprender que
el indigenismo literario traduce un estado de
ánimo, un estado de conciencia del nuevo
Perú.
El mensaje de José Carlos es claro: frente a
una literatura preñada de colonialismo mental que se manifiesta en fondo y forma hay
que oponer una literatura que surja de nuestras raíces indígenas, autóctonas, para poder
construir un mundo mejor. Porque el mensaje
occidental y cristiano está manchado con la
sangre de los pueblos sojuzgados.
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