proyecto de mayo inicial 5 añitos aprender es bueno para tu niño
“Perspectivas Integradoras del Siglo XXI”
1. REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACION
UNIVERSITARIA
INSTITUTO UNIVERSITARIO DE LA FORNTERA
(I.U.F.RO.N)
“Perspectivas Integradoras del Siglo XXI”
Integrante:
Hellen Rossmary Camargo Jara
C.I: 25.020.778
2. El poder es cada vez más débil, más transitorio, más limitado en
este ensayo se desarrolla con base en la pregunta ¿de qué
manera estas nuevas características del poder están cambiando
el mundo actual, tanto para los más poderosos como para la
mayoría de la población? Naím desarrolla su análisis con base en
dos funciones. El primero es lo que caracteriza como tres
grandes revoluciones: la revolución del más, referida al aumento
de todo: niveles de vida, educación, salud, países, esperanza de
vida, información, relaciones con otras personas, entre otros es
decir se trata de cambios cuantitativos pero también cualitativos
que hacen que muchos de los factores que permitían ejercer el
poder dejen de ser eficaces; y en segundo plano la revolución de
la movilidad significa que todos estos cambios se expanden y
circulan cada vez más; más gente, dinero, productos, tecnología,
información, estilos de vida , pero también transfieren ideas,
aspiraciones, técnicas e incluso movimientos religiosos y políticos
que miran el poder y el orden establecido en sus lugares de
origen; finalmente, la revolución de la mentalidad, referida a los
grandes cambios en la forma de pensar, las expectativas y
aspiraciones que acompañan a las transformaciones antes
propiamente mencionadas; Naím denomina revolución de las
expectativas crecientes a la distancia que existe entre lo que la
gente espera y lo que sus gobiernos pueden darle, y es resultado
de las revoluciones del más y de la movilidad. El segundo vector
del análisis es la fragmentación del poder que resulta en la
confrontación entre los gobernantes o los grandes poderes
tradicionales y los múltiples micropoderes.
3. El poder de los micropoderes reside en su capacidad de vetar,
contrarrestar, combatir y limitar el margen de maniobra de los
grandes actores, y tienen la ventaja de que al ser más pequeños
son más ágiles, además de que su estructura es menos rígida que
la de los grandes poderes. Su estrategia es el desgaste, el
sabotaje, el socavamiento y la obstaculización a los primeros.
Cuando vemos el poder que tiene un solo hombre
Pero el autor (Naim) llama la atención sobre dos consecuencias
negativas de esta nueva distribución del poder. Primeramente
mente, estos micro poderes están en manos de actores
progresistas y bien intencionados que buscan el bien común,
pero también de grupos criminales, fanáticos y extremistas que
persiguen solo sus propios intereses. Aunado a ello, dado que
todos tienen el poder suficiente para impedir las iniciativas de los
demás, es difícil imponer una línea de actuación y en
consecuencia las decisiones no se toman, se toman demasiado
tarde o se diluyen resultando ineficaces; Esto va en detrimento
de la calidad de las políticas públicas y de la capacidad de los
gobiernos para satisfacer las expectativas del electorado o
resolver problemas urgentes Y con ello contradice una opinión
muy difundida que atribuye estas transformaciones a las
tecnologías de información y comunicación en sí mismas
sostienen que para que Internet pueda tener sus efectos sobre
los procesos políticos y sociales se requieren otras condiciones
que están relacionadas con las transformaciones demográficas y
económicas, con los cambios políticos y con la ampliación de las
expectativas, los valores y las normas sociales. En su opinión, las
tecnologías de información y comunicación son solo
herramientas que requieren de usuarios con objetivos, dirección
4. y motivación. Y aunque reconoce que los ciberactivistas
contribuyen a enriquecer el discurso político en todo el mundo y
a cambiar la manera como se obtiene, se usa y se pierde ese
poder, considera que es precisamente la difusión del poder la
que les ofrece las oportunidades para conseguirlo. A fin de
cuentas, los partidos políticos siguen siendo el principal vehículo
para obtener el control del gobierno en una democracia. Entre
los indicadores a los que el autor recurre para demostrar que
cada vez más las minorías mandan –y de los cuales proporciona
múltiples ejemplos siempre debidamente documentados–,
destacan los siguientes. Cada vez menos gobiernos disfrutan de
la mayoría en el Parlamento. Los jueces han adquirido una fuerza
política que cada vez más contesta el poder del presidente y del
Parlamento. En los conflictos armados los micropoderes desafían
el poder de las fuerzas armadas, incluso las más grandes y
costosas del mundo. Es un conflicto en el que un actor no estatal
violento lucha contra un Estado y en el que el enfrentamiento es
militar, no solo en el estricto sentido de las hostilidades armadas,
sino también porque se desarrolla entre los medios y la opinión
pública, y porque cada bando se esfuerza tanto por socavar las
bases y la legitimidad del otro como por derrotarlo en el campo
de batalla. El terrorismo, la guerra cibernética y la propaganda
son instrumentos habituales de la guerra de cuarta generación
En estos días es fácil equivocarse. La turbulencia geopolítica, las
crisis económicas y las convulsiones sociales se suceden a una
velocidad que no da tiempo de pensar con calma.
En este ambiente tan revuelto, algunas de las ideas que han
ganado mucha popularidad están equivocadas. Estas son tres de
ellas.
5. Vladimir Putin es el líder más poderoso del mundo. Por ahora.
¿Pero cuán duradero es el enorme poder que hoy concentra? No
mucho. La economía rusa, que no venía bien aun antes del
conflicto con Ucrania, se ha debilitado aún mas debido a las
severas sanciones impuestas por EE. UU. y Europa. El valor del
rublo ha caído a su menor nivel histórico , la fuga de capitales es
enorme (74 mil millones de dólares tan solo en el primer
semestre), la inversión se ha detenido y la actividad económica
se contrajo. El Kremlin ha debido echar mano a los fondos de
pensión para mantener a flote grandes empresas cuyas finanzas
han colapsado al perder acceso a los mercados internacionales.
La producción de petróleo ha bajado y las nuevas inversiones de
las que depende la producción futura se han parado. Por otro
lado, el machismo bélico de Putin le ha dado nueva vida y mayor
protagonismo a una organización que él detesta y que estaba en
vías de extinción: la Otán. Y esta semana se confirmó el fracaso
de Putin en detener el acercamiento de Ucrania a Europa al ser
ratificado por el parlamento de ese país y el de la Unión Europea
un acuerdo de asociación. Putin seguirá siendo un líder
importante. Pero sus políticas económicas, sus relaciones
internacionales y su política doméstica son insostenibles.
Obama fracasó. La popularidad de Obama es la mitad de la de
Putin. Su renuencia a intervenir de manera mucho más agresiva
en Siria, Ucrania o contra el Estado Islámico le ha valido severas
críticas. Su fracaso en lograr el apoyo del Congreso para aprobar
leyes indispensables ha hecho común afirmar que es un novato
que no sabe manejar el poder o que EE. UU. ya no es, o no sabe
actuar, como una superpotencia.
Esta afirmación con frecuencia se basa en una sobreestimación
del poder de los EE. UU. Y en la creencia de que para que los
6. problemas sean solucionados, o atenuados, basta con que el
presidente decida intervenir. Esto nunca fue cierto, aunque antes
el presidente americano gozaba de más libertad. Pero el mundo
cambió, y el poder ya no es lo que era. Aun el presidente de EE.
UU. tiene menos poder que el que tenían sus predecesores.
Desde esta perspectiva, Obama se ha manejado mucho mejor de
lo que le conceden quienes creen que su cargo confiere poderes
casi sobrehumanos.
China es la próxima superpotencia del planeta. Es inevitable que
dentro de unos años China tenga la más grande economía del
mundo. Sus fuerzas armadas también están creciendo
rápidamente, así como su protagonismo internacional. Su
capacidad para llevar a cabo grandes obras de infraestructura es
también incuestionable. Esto hace que muchos supongan que
será la nueva potencia hegemónica del siglo 21. Yo no lo creo.
Sabemos que existen dos Chinas: una industrializada, moderna,
de gran dinamismo económico. Pero también sabemos que hay
una China pobre, y con enormes necesidades insatisfechas de
vivienda, salud, educación, agua, electricidad, etc. El ingreso del
48 % de la población que vive en esta China más pobre y rural es
un tercio de lo que ganan sus compatriotas en las ciudades.
Sorprende, además, que, a pesar de sus éxitos, su gobierno
muestra una gran inseguridad. Gasta más en seguridad interna
que en la defensa externa, por ejemplo. Un tercio del territorio
Chino, Tíbet y Xinjiang, vive en una crónica ebullición política a la
que Pekín responde con fuerte represión y permanente
intervención militar. Y los esfuerzos gubernamentales por
controlar la información, censurar internet y limitar el libre
intercambio de ideas ya son legendarios. Este ambiente inhibe la
7. innovación, ingrediente indispensable para que un país tenga
éxito.
Es obvio que China tendrá cada vez más peso en la economía y la
política del mundo. Pero no será la potencia dominante.
En el siglo 21, ningún país podrá jugar ese papel.
Observando dichos escenarios, las conclusiones podrían
resumirse de la siguiente manera: se nos urge cambiar nuestra
forma de pensar el poder, para poder enfrentar una oleada de
innovaciones que empezará desde abajo, será caótica y lenta
pero inevitable los personajes con menos poder son los que
lograran surgir muy por encima en los poderes que ahora se
están realizando los más débiles serán los más fuertes