El documento habla sobre las experiencias de una persona con un niño llamado "el mono" en su infancia y cómo sus vidas han cambiado desde entonces. También reflexiona sobre cómo sus ambiciones y responsabilidades han reemplazado el tiempo que pasa con su familia. Finalmente, hace un llamado a centrarse en servir a Dios en lugar de perseguir el éxito personal.
2. El “mono” es un niño con quien jugaba de niño, le tenía envidia porque estaba muchas horas fuera de casa, jugaba futbol y los otros juegos mejor que yo y no tenía problemas de llegar a casa temprano cuando se trataba de cumpleaños o de otra fiesta. Algunos días lo veía trepado en el camión de una familia millonaria, salían al campo, viaje a la capital. Parecía un hijo más junto a los cuatro hijos.
3. Al mirar las ventajas de vivir solo pensaba en cuándo creceré para andar más suelto, ahora que he crecido anhelo ser niño. Después de años he sabido de él, estudió, trabajó y formó una familia. Sus hermanos “postizos” siguen entusiasmados con sus camiones y camionetas, su máximo horizonte es su riqueza. El “mono” dedica su tiempo a su familia y ayuda en un centro dedicado al cuidado de niños abandonados.
4. Recuerdo que casi adolescentes trabajamos, lo poco que ganábamos nos alcanzaba, pero anhelábamos ganar más, luego gané más y me alcanzaba, hoy gano mucho más y ya no me alcanza. Claro que sigo queriendo ganar más. No sé si han crecido mis necesidades, (las he creado) o han crecido mis ambiciones .
5. La vez que me separé de casa fue por las ansias de ser alguien mejor, darle sentido a la vida, ser más independiente. Fue buena la idea, así se valora mejor a la familia. Pero hoy me duele no tener tiempo para la familia. Las responsabilidades y el trabajo - pensando en el futuro - parecen haber reemplazado que la vida también es el hoy, en presente. Cada día, no me gustaba mucho levantarme temprano, tender la cama, cepillarme los dientes y desayunar junto a la familia. Extraño tanto.
6. Hay decisiones difíciles, pero deben ser radicales. Es difícil que el Perú participe en el mundial pero debe tener un cambio radical. Es difícil superar la pobreza pero las potencias deben ser radicalmente solidarias. No es cuestión de la física el pasar por la puerta angosta, es cuestión de vida espiritual el saber despojarse de aquello que nos impide. ¿Por qué no soy y tú también ávidos en el ser para Dios y no en el tener para mi ombligo?
8. Tus sugerencias nos ayudarán mucho. Escríbenos a: [email_address] [email_address] También puedes encontrar los archivos de más reflexiones en: El blog: LUCIÉRNAGA Si no puedes escuchar el audio puedes encontrarlo en la página de RADIOEVANGELIZACIÓN