Una organización inteligente es aquella que puede aprender continuamente, adaptarse a los cambios, y tomar decisiones informadas basadas en el conocimiento compartido de sus miembros. Este tipo de organización es capaz de percibir su entorno, crear nuevo conocimiento a través de la interacción de sus miembros, y tomar acción guiada por su comprensión. Para lograr esto, debe promover la reflexión individual, compartir una visión común, fomentar el aprendizaje en equipo y pensar de manera sistémica.