En el Buenos Aires colonial, las casas eran sencillas, con paredes gruesas de cal, tejas rojas y ventanas con rejas. Sólo algunas casas de familias adineradas tenían dos pisos. Las calles eran de tierra y había varios vendedores ambulantes que ofrecían productos. La gente también compraba en pulperías que estaban fuera de la ciudad. Los principales medios de transporte eran carretas tiradas por bueyes, diligencias tiradas por caballos y viajar a caballo.