1. LA ESCLAVITUD NEGRA EN EL PERU El Perú fue uno de los primeros países en el mundo en abolir la esclavitud del negro. Sin embargo, la marginación de los peruanos de color -que debió acabar con el decreto de Castilla expedido hace 150 años- continúa hasta nuestros días. No hay que ser muy avispado para percibirla en los más diversos estratos de la sociedad peruana. "Más allá de la mirada retrospectiva se trata de formular una advertencia contra todas las formas de racismo, de discriminación e intolerancia contemporánea", ha señalado un mensaje de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que, como se sabe, ha declarado el 2004 como Año Internacional de Conmemoración de la Lucha contra la Esclavitud y su Abolición. A continuación, una crónica sobre los negros más famosos en el Perú a través de la historia.
2. EL primer negro que llegó al Perú no ha dejado ni siquiera su nombre en las páginas de la historia. Fue simplemente un anónimo, sin embargo, es un referente importante en toda crónica que transite en el pasado del hombre de raza negra en el Perú. Estuvo en la isla del Gallo, diz que eran 13, pero en realidad fueron 14, 13 españoles y un "negro de Guinea".
3. La discriminación en aquellos tiempos era desaforada y violenta, que llegó al extremo de ignorar en aquel grupo como persona a un africano por el hecho de tener la piel oscura. La única noticia que se tuvo del "negro de Guinea", es que era un esclavo de Alonso de Molina. Al desembarcar en Tumbes, los naturales lo miraron con tanta curiosidad que, finalmente, le ofrecieron un recipiente de agua para que se lavara pensando que el color oscuro de su piel se debía a que estaba cubierto por el polvo del camino.
4. El peruano más famoso de los tiempos de la Colonia fue Fray Martín de Porras que, como dijera alguna vez el Cardenal Landázuri, "representa la fusión de dos estirpes, dos razas, dos mundos, que se estrechan en Martín". Nace en 1579, cuando Lima apenas tenía 44 años de fundada. Se le recuerda por su humildad, con la escoba bajo el brazo y haciendo sacrificios y los trabajos más difíciles. Fue canonizado como santo por el Papa Juan XXIII en 1962.