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La corrupción policial en Ecuador es
generalizada
Miércoles, abril 6, 2011, 0:00
Latinoamérica
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La corrupción “es generalizada” en las filas
de la Policía Nacional de Ecuador y quien fuera su comandante, Jaime Aquilino Hurtado,
utilizó su poder como la máxima autoridad del cuerpo para extorsionar, acumulando así
dinero y propiedades, facilitar el tráfico de personas y obstruir las investigaciones contra
compañeros corruptos.
Estas son las conclusiones recogidas por la embajada de Estados Unidos en Quito, que cita
fuentes propias y pide al Departamento de Estado la revocación del visado de entrada en
EE UU que disponían Hurtado, su esposa y su hija, emitidos en junio del 2008 y vigentes
hasta junio del 2013.
Hurtado permaneció en el cargo desde abril del 2008 a junio del 2009, pero antes ocupó
importantes funciones en la policía. Según los datos de la embajada, “comenzó sus
corruptas actividades a principios de los años 90″.
La legación norteamericana señala que todas esas prácticas eran tan conocidas dentro del
alto mando de la Policía Nacional y agrega que funcionarios de la embajada estaban
seguros de que el presidente, Rafael Correa, también las conocía cuando le nombró
comandante.
En su opinión, el gobernante quiso, con el nombramiento, tener un jefe de policía
fácilmente manipulable. “Las corruptas actividades descritas en este cable dañan la
inversión norteamericana en Ecuador.
2. Los inversores de EE UU se muestran reacios a arriesgar su patrimonio porque saben que
pueden ser extorsionados por agentes corruptos de los cuerpos de seguridad”. La embajada
indica que “Hurtado ha prestado asistencia a los traficantes de personas, creando así
oportunidades de entrar en Estados Unidos a delincuentes y terroristas”.
La información sobre la policía ecuatoriana y su ex jefe, firmado por la embajadora,
HeatherHodges, dice que las prácticas de la policía castigan a buena parte de la población
ecuatoriana, dispuesta a pagar sobornos, cuantiosos o no, para poder realizar cualquier
gestión, evitando así una burocracia dolosa y asfixiante.
Por otra parte, los mecanismos que deben velar sobre la probidad de las instituciones son
débiles y los cambios constitucionales de septiembre del 2008, los debilitaron aun más.
“Debido a estos fallos institucionales, los oficiales de la Policía Nacional de Ecuador
apenas se exponen a un castigo cuando se implican en actos corruptos. Y en relación con
jueces y políticos corruptos, esta situación está más acentuada en las altas esferas del
poder”.
El cable diplomático enumera, por orden cronológico, los delitos atribuidos a Hurtado y a
sus cómplices en la policía, a lo que supuestamente protegió cuando las investigaciones
internas les amenazaban.
Uno de los casos mencionados afecta a un jefe policial amigo, Bolívar Villota, que fue
detenido en el 2007 con cargos de extorsión probada por 157.000 dólares. Según las
averiguaciones de la embajada, el salario total de Villota entre los años 2000 y 2007 sumó
30.000 dólares.
Una parte de los ingresos fraudulentos fueron a parar a los bolsillos de Hurtado, según le
legación norteamericana. Los investigadores descubrieron un patrimonio valorado en
450.000 dólares y propiedades inscritas a nombre de sus padres. “Villota y su novia estaban
desarrollando un complejo turístico propiedad de Hurtado”.
Como Hurtado era inspector general de la policía cuando detuvieron a su amigo consiguió
mantenerlo en el puesto.
Otro de los casos citados implica a dos oficiales, Milton Raúl Andrade y Manuel Fernando
Basantes, en el tráfico de inmigrantes, mayoritariamente chinos, siguiendo la ruta
Guayaquil-Centroamérica-Estados Unidos.
La mafia al cargo del tramo ecuatoriano cobraba entre 1000 y 2000 dólares por cada
inmigrante autorizado a volar desde Guayaquil hacia algún país de América Central.
El destino final siempre era EE UU Funcionarios norteamericanos recibieron la
información de que Hurtado era parte de la trama pues recibía regalos y efectivos. Nunca
procedió contra ellos.
3. La embajada recibió información “de numerosas fuentes” de que Hurtado extorsionaba a
los propios policías a cambio de protegerles dentro de la policía y de facilitar sus
actividades ilegales.
También uso su poder para evitar investigaciones contra colegas corruptos, y llegó a
destituir a investigadores molestos.
La representación de EE UU se queja de que esa corrupción ha debilitado los esfuerzos
norteamericanos contra los delincuentes “haciendo más probable que los criminales y
terroristas puedan actuar sin ser descubiertos ni castigados”.
Importancia de la Policía Nacional
Publicado el 08/Marzo/2004 | 00:00
La Constitución Política de la República del Ecuador señala expresamente la misión
fundamental de la Policía Nacional: garantizar la seguridad y el orden público,
constituida como fuerza auxiliar de las FFAA para la defensa de la soberanía
nacional. Debe ser obediente y no deliberante. Sus mandos serán responsables por
las órdenes que impartan, pero la obediencia de órdenes superiores no exime a
quienes las ejecuten de responsabilidad por la violación de los derechos
garantizados por la Constitución y la ley.
Por tanto, es una institución crucial en el mantenimiento del estado de derecho y
el imperio de la ley, y debería ser un motor adicional para perfeccionar el sistema
democrático en el país.
En estos días está conmemorando 66 años de creación, lo cual constituye un
hecho relevante para afirmar los valores institucionales y para que la ciudadanía no
menosprecie la contribución cotidiana de la Policía en el desenvolvimiento diario
del país, en muchas ocasiones con el sacrificio de vidas que se entregan por el
servicio a la colectividad, lo cual nunca debe ser olvidado.
Este Diario se suma a las felicitaciones públicas que ha recibido la institución en
estas celebraciones. Sin embargo, no abandonará una postura crítica hacia ella, lo
que se inspira en valores generales positivos y en aquellos que la ética periodística
exige.
Ecuador requiere de una institución policial con procedimientos transparentes en
las acciones que emprende para salvaguardar la seguridad pública y en todos
aquellos que tienen que ver con su dinámica interna, en particular con la
adquisición de pertrechos y recursos materiales para el cumplimiento de su labor.
Este debe ser el mayor propósito de los mandos policiales para recuperar la
confianza en la ciudadanía, deteriorada con episodios lamentables como, por
ejemplo, la desaparición de los hermanos Restrepo, en 1988, y la sangrienta
represión a un asalto en una farmacia en Guayaquil. A ello, hay que añadir el
constante peligro de la politización de la oficialidad y de las influencias de políticos,
siempre perniciosas, porque la desvían de la misión institucional: hay recientes
denuncias y evidencias en ese sentido, vinculadas con un ex oficial, el coronel
4. Napoleón Villa, hombre de confianza del presidente Lucio Gutiérrez.
HOY también ha llamado la atención hacia los procesos de ascensos y renovación
de mandos y, en ese entorno, a procesos judiciales que se siguen contra el ex
comandante Jorge Villarroel y otros. Ese es un caso particular en que,
aparentemente, ha actuado la mano de Villa para activar un proceso legal que,
asegura el sindicado, es irregular e injusto. A ello, hay que añadir la deficiente
colaboración con el Distrito Metropolitano de Quito, en el control del tránsito
vehicular, sin olvidar las constantes quejas por la inseguridad creciente no solo en
la capital, sino en todo el país.
En medio de estos dilemas que se viven en la Policía Nacional, el Estado debe
dotarla de recursos económicos y materiales que califiquen a sus integrantes como
agentes debidamente formados, con un poder de acción mayor al que pueden
exhibir las bandas de delincuentes. Con ello, y con sistemas de supervisión y
control férreos, en lo interno, para combatir la corrupción, la Policía Nacional debe
afirmar su enorme misión constitucional.
CiudadQUITO