SlideShare ist ein Scribd-Unternehmen logo
1 von 32
Downloaden Sie, um offline zu lesen
34567
1 DE ENERO DE 2011
EL
JARD
´
IN
DEED
´
EN
¿UNA SIMPLE LEYENDA?
345676
Tirada media de cada n
´
umero:
42.162.000 EN 185 IDIOMAS
EL PROP
´
OSITO DE LA ATALAYA es honrar a Jehov
´
a Dios, el Soberano del universo. En el pasado, las atalayas, o torres
de vigilancia, permit
´
ıan descubrir lo que suced
´
ıa a lo lejos. De igual modo, esta revista nos ayuda a descubrir la
relaci
´
on entre las profec
´
ıas b
´
ıblicas y los sucesos de nuestro tiempo. La Atalaya consuela a la gente anunciando
que el Reino de Dios —un gobierno de verdad que se halla en los cielos— pronto acabar
´
a con la maldad y
transformar
´
a la Tierra en un para
´
ıso. Adem
´
as, promueve la fe en el Rey reinante de dicho gobierno, Jesucristo,
quien muri
´
o para que pudi
´
eramos alcanzar la vida eterna. Esta publicaci
´
on, editada sin interrupci
´
on desde 1879
por los testigos de Jehov
´
a, es pol
´
ıticamente neutral y reconoce la Biblia como m
´
axima autoridad.
Esta publicaci
´
on se distribuye como parte de una obra mundial de educaci
´
on b
´
ıblica que se sostiene con donativos. Prohibida su venta. A menos que se indique lo
contrario, las citas b
´
ıblicas se han tomado de la versi
´
on en lenguaje moderno Traducci
´
on del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (con referencias).
JANUARY 1, 2011
SERIE DE PORTADA
3 Ed
´
en: ¿fue la cuna de la humanidad?
4 ¿De verdad existi
´
o el jard
´
ın de Ed
´
en?
9 El Para
´
ıso y usted
SECCIONES FIJAS
12 Nuestros lectores quieren saber
16 Ense
˜
nanzas de la Palabra de Dios:
¿Por qu
´
e aprender acerca de Dios?
18 Ac
´
erquese a Dios: “Abland
´
o el rostro de Jehov
´
a”
19 ¿Lo sab
´
ıa?
& 24 Ejemplos de fe:
Sigui
´
o adelante pese a los golpes de la vida
30 El rinc
´
on del joven: Las cosas sagradas merecen respeto
Y TAMBI
´
EN
13 ¿Sab
´
ıa Dios que Ad
´
an y Eva iban a pecar?
& 20 “¿Es cierto que Dios me ama?”
29 Un oriental en el Imperio romano
IMAG
´
INESE por un momento que se encuentra en un amplio
y exuberante jard
´
ın, lejos del caos de la ciudad. Su mente est
´
a
libre de preocupaciones, y su cuerpo no sufre enfermedad o
dolor alguno. La belleza del lugar cautiva sus sentidos.
Las palabras se quedan cortas para describir la hermosura
que lo rodea: la vegetaci
´
on ba
˜
nada por la dorada luz del sol, los
coloridos p
´
etalos de las flores, el rumor de las hojas mecidas
por la fragante brisa, el delicioso trino de los p
´
ajaros, el zumbi-
do de los insectos en busca del dulce n
´
ectar, los destellos de un
arroyo cristalino que corre entre las rocas... ¿A qui
´
en no le gus-
tar
´
ıa estar all
´
ı?
Pues bien, personas de todo el mundo opinan que el primer
hogar del ser humano fue similar al que acabamos de describir.
Desde hace siglos, los jud
´
ıos, los cristianos y los musulmanes
creen que nuestros primeros padres vivieron en el jard
´
ın de
Ed
´
en. Seg
´
un la Biblia, ambos eran felices y estaban en paz entre
s
´
ı y con los animales. Adem
´
as, disfrutaban de una buena rela-
ci
´
on con su generoso Creador, quien les concedi
´
o la oportuni-
dad de vivir para siempre en aquel para
´
ıso (G
´
enesis 2:15-24).
De modo parecido, los hind
´
ues tambi
´
en ense
˜
nan que hace
muchotiempo existi
´
o un para
´
ıso. Muchos budistas, por su par-
te, creen que sus maestros espirituales —los budas— aparecen
en
´
epocas doradas de la historia en las que el mundo disfruta
de condiciones paradis
´
ıacas. Asimismo, numerosas religiones
africanas cuentan relatos que guardan notables similitudes
con el de Ad
´
an y Eva.
A decir verdad, en casi todas las religiones y culturas existe la
creencia en alg
´
un tipo de para
´
ıso original. Seg
´
un explica el
prestigioso historiador Jean Delumeau, “numerosas civiliza-
ciones creyeron en un para
´
ıso primordial donde reinaba la per-
fecci
´
on, la libertad, la paz, la felicidad, la abundancia, la ausen-
cia de violencia, de tensiones y de conflictos. [...] De aqu
´
ı nace
ED
´
EN
¿FUE LA CUNA
DE LA HUMANIDAD?
LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 3
MUCHAS personas han o
´
ıdo hablar del jar-
d
´
ın de Ed
´
en y de Ad
´
an y Eva, pero nunca
han le
´
ıdo ese relato directamente de la Biblia.
¿Por qu
´
e no hacerlo ahora? Encontrar
´
a la his-
toria completa en G
´
enesis 1:26–3:24. En resu-
men, esto fue lo que sucedi
´
o:
Jehov
´
a1 cre
´
o al primerhombre del polvo del
suelo, le puso por nombre Ad
´
an y lo coloc
´
o en
un gran jard
´
ın, o parque, situado en cierta re-
gi
´
on llamada Ed
´
en. Dicho jard
´
ın, que Dios
mismo prepar
´
o, contaba con agua en abun-
dancia y numerosos
´
arboles que daban frutos
deliciosos. En el centro, Dios puso “el
´
arbol del
conocimiento de lo bueno y lo malo”, y prohi-
1 La Biblia ense
˜
na que Jehov
´
a es el nombre de Dios.
bi
´
o comer de su fruto bajo pena de muerte.
Un d
´
ıa tom
´
o una costilla de Ad
´
an y con ella
cre
´
o a Eva, la primera mujer. Luego les encar-
g
´
o cuidar del jard
´
ın, tener hijos y poblar la
Tierra.
M
´
as adelante, mientras Eva estaba sola, una
serpiente le habl
´
o y le propuso comer el fruto
prohibido. Seg
´
un dijo, el Creadorhab
´
ıa menti-
do y le estaba ocultando algo que le conven
´
ıa
saber: que ella pod
´
ıa llegar a ser como Dios.
Eva cay
´
o en la trampa y comi
´
o del
´
arbol. Ad
´
an
tambi
´
en desobedeci
´
o a Dios. A continuaci
´
on,
Jehov
´
a dict
´
o sentencia contra Ad
´
an, Eva y la
serpiente. La pareja fue expulsada del Para
´
ıso,
y unos
´
angeles bloquearon la entrada.
¿DE VERDAD EXISTI
´
O
EL JARD
´
IN DE ED
´
EN?
la profunda nostalgia, en la conciencia colec-
tiva, por el para
´
ıso perdido, pero nunca olvi-
dado, y el deseo poderoso de volver a encon-
trarlo”.
¿Por qu
´
e est
´
a tan extendida esta creen-
cia? ¿Ser
´
a que “la conciencia colectiva” de la
humanidad guarda el recuerdo de un pasado
com
´
un? ¿De veras existieron Ad
´
an, Eva y el
jard
´
ın de Ed
´
en?
Hay quienes consideran rid
´
ıcula esa idea.
En esta era de adelantos cient
´
ıficos, no sonpo-
cos los que ven el Para
´
ıso como una simple le-
yenda. Y lo sorprendente es que hasta algunos
l
´
ıderes religiosos niegan que el jard
´
ın de Ed
´
en
haya existido al sostener que no es m
´
as que
una met
´
afora o una par
´
abola.
Desde luego, es cierto que la Biblia contiene
muchas par
´
abolas. Las m
´
as conocidas son las
historias que Jes
´
us cont
´
o para ense
˜
nar leccio-
nes a sus disc
´
ıpulos. No obstante, la Palabra de
Dios no presenta el relato del jard
´
ın de Ed
´
en
como una narraci
´
on ficticia, sino como una
historia real. Si no fuera verdad, ¿c
´
omo podr
´
ıa-
mos confiar en el resto de la Biblia? As
´
ı pues,
¿qu
´
e le parece si analizamos por qu
´
e algunas
personas dudan de esta historia? Despu
´
es vere-
mos varias razones por las que dicho relato es
muy importante para cada uno de nosotros.
345676
¿Desea obtener m
´
as informaci
´
on o recibir en
su hogar clases b
´
ıblicas gratuitas? Escriba a
Testigos de Jehov
´
a a una de las direcciones in-
dicadas abajo. Encontrar
´
a la lista completa de
direcciones enwww.watchtower.org/address.
Argentina: Casilla 83 (Suc. 27B), C1427WAB Cdad. Aut.
de Buenos Aires. Canad
´
a: PO Box 4100, Georgetown, ON
L7G 4Y4. Chile: Casilla 267, Puente Alto. Colombia: Aparta-
do 85058, Bogot
´
a. Dominicana, Rep.: Apartado 1742, San-
to Domingo. Ecuador: Casilla 09-01-1334, Guayaquil. Estados
Unidos: 25 Columbia Heights, Brooklyn, NY 11201-2483. M
´
e-
xico: Apartado Postal 895, 06002 M
´
exico, D.F. Per
´
u: Aparta-
do 18-1055, Lima 18. Puerto Rico: PO Box 3980, Guaynabo, PR
00970. Venezuela: Apartado 20.364, Caracas, DC 1020A.
The Watchtower (ISSN 0043-1087) is published
semimonthly by Watchtower Bible and Tract Socie-
ty of New York, Inc.; M. H. Larson, President; G. F. Si-
monis, Secretary-Treasurer; 25 Columbia Heights,
Brooklyn, NY 11201-2483, and by Watch Tower Bible
and Tract Society of Canada, PO Box 4100, George-
town, ON L7G 4Y4. Periodicals Postage Paid at
Brooklyn, NY, and at additional mailing offices. POST-
MASTER: Send address changes to Watchtower, 1000
Red Mills Road, Wallkill, NY 12589-3299. 5 2011
Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania.
Todos los derechos reservados. Printed in Canada.
Vol. 132, No. 1 Semimonthly SPANISH
4
En el pasado, la mayor
´
ıa de los historiadores
y eruditos b
´
ıblicos defend
´
ıan la veracidad de
este relato. Sin embargo, en la actualidad, lo
que est
´
a a la orden del d
´
ıa es el escepticismo.
Pero ¿qu
´
e objeciones se plantean? A continua-
ci
´
on responderemos a cuatro preguntas muy
comunes.
1. Si el jard
´
ın de Ed
´
en era un lugar real,
¿d
´
onde estaba?
Durante siglos, los te
´
ologos especularon con
la posibilidad de que el Para
´
ıso siguiera exis-
tiendo en alg
´
un lugar. Pero en cierto momen-
to, la Iglesia adopt
´
o las ideas de fil
´
osofos
griegos como Plat
´
on y Arist
´
oteles, que afirma-
ban que la perfecci
´
on no puede existir en la
Tierra.1 Por eso, los te
´
ologos concluyeron que
el Para
´
ıso deb
´
ıa de estar en alg
´
un lugar m
´
as
cercano al cielo. Unos sosten
´
ıan que se encon-
traba en la cima de una monta
˜
na tan alta que
superaba los confines de este corrupto planeta;
otros apuntaban a alguno de los dos polos,
y otros, a la Luna. Como resultado, la historia
del Para
´
ıso termin
´
o rode
´
andose de un halo de
ficci
´
on y fantas
´
ıa. Tanto es as
´
ı que algunos es-
pecialistas de la actualidad consideran absurda
toda referencia geogr
´
afica al jard
´
ın de Ed
´
en y
aseguran que jam
´
as existi
´
o.
Pero la descripci
´
on que la Biblia hace del Pa-
ra
´
ıso es muy diferente. Por ejemplo, en G
´
ene-
sis 2:8-14 se proporcionan detalles concretos
acerca de su localizaci
´
on: se dice que estaba si-
tuado en la zona oriental de una regi
´
on llama-
1 En realidad, las Escrituras indican que Dios lo cre
´
o
todo perfecto, y que la corrupci
´
on tuvo un origen diferen-
te (Deuteronomio 32:4, 5). De hecho, cuando Jehov
´
a ter-
min
´
o de crear la Tierra, afirm
´
o que “todo lo que hab
´
ıa
hecho [...] era muy bueno” (G
´
enesis 1:31).
da Ed
´
en y que recib
´
ıa agua de un r
´
ıo que luego
se divid
´
ıa en cuatro. Adem
´
as, se da el nombre
de cada r
´
ıo y una breve explicaci
´
on sobre su
curso. A lo largo de la historia, muchos estu-
diosos se han devanado los sesos buscando en
este pasaje alguna pista para encontrar el Para
´
ı-
so original. Pero lo
´
unico que han obtenido ha
sido un sinf
´
ın de teor
´
ıas incompatibles entre
s
´
ı. ¿Significa eso que la descripci
´
on b
´
ıblica del
jard
´
ın de Ed
´
en y de sus r
´
ıos no es real y que
todo es simplemente un mito?
No nos precipitemos. Para empezar, hay que
recordar que los hechos de los que hablamos
ocurrieron hace unos seis mil a
˜
nos. Y cuando
Mois
´
es los puso por escrito —tal vez bas
´
ando-
se en relatos orales o en alg
´
un documento de
la
´
epoca—, ya hab
´
ıan pasado alrededor de
dos mil quinientos a
˜
nos. De modo que el rela-
to que escribi
´
o era historia antigua incluso
para
´
el. ¿Es posible que la Tierra haya cambia-
do con los siglos? Claro que s
´
ı. La superficie
del planeta est
´
a en continua transformaci
´
on.
De hecho, el lugar donde posiblemente estuvo
Ed
´
en forma parte de una zona de gran activi-
dad s
´
ısmica: en ella se produce el 17% de
los terremotos de mayor magnitud. Adem
´
as,
no olvidemos que el Diluvio, una cat
´
astrofe de
origen divino, debi
´
o de ejercer un efecto ini-
maginable en la topograf
´
ıa del planeta.1 Por
tanto, es muy probable que los r
´
ıos y dem
´
as ac-
cidentes geogr
´
aficos de la regi
´
on hayan cam-
biado mucho con el paso de los siglos.
1 Todo apunta a que el Diluvio borr
´
o de la faz de la
Tierra cualquier rastro del jard
´
ın de Ed
´
en. Por ejemplo,
Ezequiel 31:18 parece indicar que, para el siglo VII antes de
nuestra era, “los
´
arboles de Ed
´
en” hab
´
ıan desaparecido ha-
c
´
ıa ya mucho tiempo. Esto explica por qu
´
e los esfuerzos
por encontrar el jard
´
ın de Ed
´
en despu
´
es del Diluvio han
sido siempre infructuosos.
PUBLICADA AHORA EN 185 IDIOMAS: afrik
´
aans,
alban
´
es, alem
´
an,67 am
´
arico,
´
arabe, armenio, armenio
occidental, aymara, azer
´
ı, azer
´
ı (alfabeto cir
´
ılico), bau-
l
´
e, becol, bengal
´
ı, birmano, bislama, b
´
ulgaro, camboya-
no, cebuano, checo,7 chichewa, chino simplificado, chi-
no tradicional7 (grabaci
´
on solo en mandar
´
ın), chitonga,
chuuk
´
es, cibemba, cingal
´
es, congo, coreano,67 criollo
de las Seychelles, criollo haitiano, criollo mauriciano,
croata, dan
´
es,7 efik, endebele, endonga, enzema, eslo-
vaco, esloveno, espa
˜
nol,67 estonio, ew
´
e, finland
´
es,7 fi-
yiano, franc
´
es,687 ga, georgiano, griego, groenland
´
es,
guaran
´
ı, gujarati, gun, hausa, hebreo, hiligaynon, hin-
di, hiri motu, holand
´
es,67 h
´
ungaro,67 ibo, ilocano, indo-
nesio, ingl
´
es67 (tambi
´
en en braille), island
´
es, isoko, ita-
liano,67 japon
´
es,67 kannada, kaonde, kazajo, kikongo,
kikuyu, kiluba, kimbundu, kiniaruanda, kirgu
´
ıs, kiriba-
tiano, kirundi, kwangal
´
ı, kwanyama, let
´
on, lingala, li-
tuano, luganda, lunda, luo, luvale, macedonio, malay
´
a-
lam, malgache, malt
´
es, marat
´
ı, marshal
´
es, maya, mizo,
mor
´
e, nepal
´
es, niueano, noruego,67 nyaneka, oromo,
os
´
etico, otetela, palauano, pangasin
´
an, panjab
´
ı, papia-
mento de Curazao, persa, pidgin de las islas Salom
´
on,
polaco,67 ponap
´
es, portugu
´
es,687 quechua ancashino,
quechua ayacuchano, quechua boliviano, quechua cuz-
que
˜
no, quichua, rarotongu
´
es, rumano, ruso,67 samoa-
no, sango, sepedi, serbio, serbio (alfabeto latino), se-
soto, shona, silozi, sranangtongo, suajili, suati, sueco,7
tagalo,7 tahitiano, tai, tamil, t
´
artaro, telugu, tetum, tigri-
˜
na, tivo, tok pisin, tongano, totonaco, tshiluba, tsonga,
tsotsil, tsuana, tumbuka, turco, tuvaluano, twi, ucrania-
no,7 umbund
´
u, urdu, uruund, uzbeko, vendal, vietna-
mita, wallisiano, waray-waray, wolaytta, xhosa, yap
´
es,
yoruba, zand
´
e, zapoteco del Istmo, zul
´
u
6 Tambi
´
en disponible en CD.
8 Tambi
´
en disponible en CD-ROM (formato MP3).
7 Tambi
´
en disponible en grabaci
´
on de audio en
www.jw.org.
6 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011
Lo que est
´
a claro es que en G
´
enesis se habla
del jard
´
ın de Ed
´
en como un lugar real. Dos de
los cuatro r
´
ıos mencionados en el relato —el´
Eufrates y el Tigris, o Hidequel— siguen exis-
tiendo en la actualidad, y algunos de sus
afluentes est
´
an muy pr
´
oximos entre s
´
ı. Ade-
m
´
as, se citan por nombre los lugares por los
que transcurr
´
ıan, as
´
ı como los recursos natura-
les caracter
´
ısticos de cada zona. Sin duda, to-
dos aquellos datos les sonar
´
ıan muy familiares
a los israelitas de la antig
¨
uedad, a quienes ori-
ginalmente iba dirigido el relato.
Los cuentos y leyendas no suelen ser exactos
ni espec
´
ıficos en sus detalles. M
´
as bien, evitan
suministrar datos que puedan verificarse. Mu-
chos comienzan diciendo: “
´
Erase una vez en
un lugar muy, muy lejano...”. En cambio, la
narraci
´
on del jard
´
ın de Ed
´
en incluye detalles
concretos importantes, lo cual es propio de un
relato hist
´
orico.
2. ¿C
´
omo es posible que Dios creara a
Ad
´
an del polvo, y a Eva de una costilla
de Ad
´
an?
El cuerpo humano est
´
a compuesto de ele-
mentos que se encuentran en la corteza terres-
tre, como el hidr
´
ogeno, el ox
´
ıgeno y el carbo-
no; este es un hecho cient
´
ıfico comprobado.
Ahora bien, ¿qu
´
e hizo que los elementos se
unieran para formar un ser vivo?
Muchos cient
´
ıficos sostienen que la vida
surgi
´
o por s
´
ı sola. Seg
´
un dicen, unos organis-
mos muy simples fueron evolucionando a lo
largo de millones de a
˜
nos hasta convertirse en
seres m
´
as complejos. Pero ¿acaso hay alg
´
un ser
vivo que pueda calificarse de “simple”? Hasta
los organismos compuestos de una sola c
´
elula
son incre
´
ıblemente complejos. En realidad,
no existe prueba alguna de que los seres vivos
hayan surgido —o puedan surgir— de la nada
por casualidad. Al contrario: todos ellos evi-
dencian haber sido dise
˜
nados por una inteli-
gencia infinitamente superior a la nuestra (Ro-
manos 1:20).1
Ilustr
´
emoslo: supongamos que usted se
encuentra disfrutando de una agradable sinfo-
n
´
ıa, admirando un hermoso cuadro o proban-
do un aparato de
´
ultima tecnolog
´
ıa. ¿Dir
´
ıa que
esas obras surgieron solas, que no fueron crea-
das o dise
˜
nadas por alguien? Obviamente no.
Pues bien, ni la mejor creaci
´
on de la mente
humana tiene punto de comparaci
´
on con el
incre
´
ıblemente bello e ingenioso dise
˜
no de
nuestro cuerpo. ¿C
´
omo negar, entonces, que
hemos sido creados? Por otra parte, G
´
enesis
explica que los humanos somos los
´
unicos se-
res vivos a los que Dios cre
´
o a su imagen y
1 Hallar
´
a m
´
as informaci
´
on en el folleto El origen de la
vida. Cinco cuestiones dignas de an
´
alisis, editado porlos tes-
tigos de Jehov
´
a.
semejanza (G
´
enesis 1:26). En efecto, nuestra
capacidad para realizar asombrosas creaciones
art
´
ısticas y tecnol
´
ogicas es un reflejo de la crea-
tividad de Dios. Entonces, ¿por qu
´
e habr
´
ıa de
sorprendernos que Dios haya sido capaz de
crearnos a partir de los elementos del suelo?
Y ¿qu
´
e hay de la idea de que Dios cre
´
o a Eva
utilizando una costilla de Ad
´
an? Para Dios,
esto no debi
´
o de representar ninguna dificul-
tad.1 Yaunque podr
´
ıa haber empleado otro sis-
tema, el m
´
etodo que eligi
´
o ten
´
ıa un signifi-
cado muy especial.
´
El quer
´
ıa que Ad
´
an y Eva se
casaran y que su uni
´
on fuera muy estrecha,
como si fueran “una sola carne” (G
´
enesis
2:24). En efecto, el hombre y la mujer han sido
creados de forma que pueden complementar-
se y formar un s
´
olido v
´
ınculo de amor y cuida-
do mutuo. ¿Qu
´
e menos podr
´
ıa esperarse de un
Creador sabio y amoroso?
Tambi
´
en cabe destacar que, seg
´
un los espe-
cialistas en gen
´
etica, hay un alto grado de pro-
babilidad de que todos los seres humanos
procedan de un solo hombre y una sola mujer.
Despu
´
es de todo, parece que el relato de G
´
ene-
sis no es tan descabellado, ¿verdad?
1 Los investigadores han descubierto que las costillas
tienen una sorprendente capacidad de regeneraci
´
on. A di-
ferencia de los dem
´
as huesos, puedenvolver a crecer, siem-
pre y cuando su membrana de tejido conjuntivo perma-
nezca intacta.
3. ¿C
´
omo pod
´
ıa haber un
´
arbol que
transmitiera conocimiento y otro que
concediera vida?
Hay que aclararque el relato b
´
ıblico no ense-
˜
na que estos dos
´
arboles tuvieran alg
´
un tipo de
poder sobrenatural. En realidad, se trataba de
´
arboles normales a los que Jehov
´
a dio un signi-
ficado simb
´
olico.
Los seres humanos tambi
´
en atribuimos un
significado especial a ciertas cosas. Pensemos
en el caso de un juez que condena a una perso-
na por cometer desacato al tribunal. ¿Significa
eso que tal persona ha cometido una falta de
respeto contra las mesas, sillas y paredes de la
sala del tribunal? Claro que no. Lo que quiere
decires que falt
´
o el respeto al sistema de justicia
al que dicho tribunal representa. Otro ejemplo
son las coronas y cetros que los monarcas sue-
len usar como s
´
ımbolo de su autoridad.
Entonces, ¿qu
´
e representaban los dos
´
arbo-
les del jard
´
ın de Ed
´
en? Se han propuesto diver-
sas ycomplicadasteor
´
ıas, pero laverdadera res-
puesta es sencilla y de gran importancia para
nosotros. El
´
arbol del conocimiento de lo bue-
no y lo malo simbolizaba el derecho exclusivo
que Dios tiene de decidir lo que est
´
a bien y lo
que est
´
a mal (Jerem
´
ıas 10:23). Por eso es que
Jehov
´
a consideraba que comer de aquel
´
arbol
era una falta muy grave. Y el
´
arbol de la vida
representaba la vida eterna, un don que solo
Dios puede conceder (Romanos 6:23).
4. ¿C
´
omo iba a hablarle a Eva una ser-
piente?
Si no tomamos en cuenta el resto de la Bi-
blia, es comprensible que esta parte del relato
de G
´
enesis resulte dif
´
ıcil de explicar. No obs-
tante, las Escrituras van revelando el misterio
poco a poco.
Para empezar, ¿qui
´
en hizo que pareciera que
la serpiente hablaba? Pues bien, los israelitas
de la antig
¨
uedad dispon
´
ıan de informaci
´
on su-
ficiente para comprender lo que hab
´
ıa detr
´
as
de aquella serpiente. Por ejemplo, sab
´
ıan que
los seres espirituales pueden hacer que parezca
que los animales hablan. El propio Mois
´
es re-
gistr
´
o lo que ocurri
´
o cuando, por orden divi-
na, un
´
angel hizo que el asna de Balaam habla-
ra (N
´
umeros 22:26-31; 2 Pedro 2:15,16).
Adem
´
as, sab
´
ıan que los demonios —
´
angeles
que se rebelaron contra Dios— tambi
´
en po-
seen poderes sobrenaturales. Por citar un caso,
Mois
´
es vio a unos sacerdotes en Egipto imitar
varios milagros de Jehov
´
a, como transformar
un cayado en una culebra. ¿De d
´
onde proce-
d
´
ıa su poder? Sin duda, de los demonios (
´
Exo-
do 7:8-12).
Por
´
ultimo, los israelitas contaban con el li-
bro de Job, relato b
´
ıblico que probablemente
tambi
´
en escribi
´
o Mois
´
es. Dicho libro les ense-
˜
n
´
o mucho sobre Satan
´
as, el principal enemigo
de Dios, quien ha puesto en duda la lealtad de
todos los siervos de Jehov
´
a (Job 1:6-11; 2:4, 5).
Con estos factores presentes, los israelitas segu-
ramente llegaron a la conclusi
´
on de que fue
Satan
´
as quien manipul
´
o a la serpiente para en-
ga
˜
nar a Eva y hacer que desobedeciera a Dios.
Pero hay m
´
as pruebas de que el Diablo fue el
responsable de que la serpiente le mintiera a
Eva. Recordemos que Jes
´
us afirm
´
o que Satan
´
as
es un “mentiroso y el padre de la mentira”
(Juan 8:44). ¿Por qu
´
e lo llam
´
o “el padre de la
mentira”? Porque sab
´
ıa que
´
el estaba detr
´
as de
la serpiente, quien dijo la primera mentira de
la historia. Dios hab
´
ıa dicho que Ad
´
an y Eva
morir
´
ıan si com
´
ıan del fruto prohibido, pero
la serpiente minti
´
o al afirmar: “No morir
´
an”
(G
´
enesis 3:4). Y por si quedaba alguna duda,
Jes
´
us le revel
´
o m
´
as adelante al ap
´
ostol Juan
que Satan
´
as era “la serpiente original” (Revela-
ci
´
on [Apocalipsis] 1:1; 12:9).
A decir verdad, que un esp
´
ıritu sea capaz de
hacer como si una serpiente hablara no es tan
extraordinario. ¿Acaso no hacen algo parecido
los ventr
´
ılocuos y los expertos en efectos espe-
ciales?
La prueba m
´
as convincente
Llegados a este punto, ¿no le parece que las
dudas sobre la veracidad del relato de G
´
enesis
LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 9
son infundadas? A fin de cuentas, lo respaldan
pruebas muy contundentes. Analicemos una
m
´
as.
En la Biblia se llama a Jesucristo “el testigo
fiel y verdadero” (Revelaci
´
on 3:14).
´
El fue un
hombre perfecto y, como tal, de sus labios
nunca sali
´
o mentira alguna ni intent
´
o jam
´
as
enga
˜
nar a nadie. Adem
´
as, antes de venir a la
Tierra —e incluso “antes que el mundo fue-
ra”— hab
´
ıa vivido en el cielo junto a su Padre,
Jehov
´
a (Juan 17:5). Jes
´
us ya exist
´
ıa cuando el
ser humano fue creado, as
´
ı que su testimonio
tiene much
´
ısimo peso. ¿Y qu
´
e dijo
´
el sobre el
jard
´
ın de Ed
´
en?
Jes
´
us habl
´
o de Ad
´
an y Eva como personas
reales. De hecho, se refiri
´
o a ellos cuando ex-
plic
´
o las normas de Jehov
´
a sobre el matrimo-
nio (Mateo 19:3-6). Si el relato de G
´
enesis es
una simple leyenda, Jes
´
us ser
´
ıa un mentiroso o
estar
´
ıa enga
˜
nado. Pero ambas alternativas son
totalmente imposibles. Como dijimos,
´
el vio
desde el cielo todo lo que ocurri
´
o. ¿Qu
´
e prue-
ba puede haber que sea m
´
as convincente?
Si no crey
´
eramos en el relato de G
´
enesis, di-
f
´
ıcilmente podr
´
ıamos cultivar verdadera fe en
Jes
´
us. Y tampoco podr
´
ıamos entender por
completo el mensaje de la Bibliay las promesas
de Dios. Veamos por qu
´
e.
UNA de las acusaciones m
´
as sorprendentes
contra el relato del jard
´
ın de Ed
´
en es que,
seg
´
un algunos eruditos, el resto de la Biblia
no lo apoya. Un profesor de Estudios Religio-
sos llamado Paul Morris escribi
´
o: “En las Es-
crituras no se vuelve a hacer ninguna referen-
cia directa a la historia de Ed
´
en”. Puede que
muchos especialistas secunden esta opini
´
on,
pero lo cierto es que los hechos apuntan justa-
mente en la direcci
´
on contraria.
En realidad, la Biblia abunda en referencias
a Ad
´
an, Eva, la serpiente y el jard
´
ın de Ed
´
en.1
No obstante, el error de dichos expertos se
queda peque
˜
no al compararlo con otro mu-
cho m
´
as grave y peligroso: el que cometen
ciertos l
´
ıderes religiosos y eruditos al afirmar
que la historia del Para
´
ıso es pura ficci
´
on. ¿Por
qu
´
e decimos esto? Porque as
´
ı est
´
an atacando a
la Biblia misma.
Yes que sin una idea clara de lo que ocurri
´
o
en el jard
´
ın de Ed
´
en, es imposible comprender
1 Encontrar
´
a ejemplos que lo demuestran en G
´
enesis
13:10; Deuteronomio 32:8; 2 Samuel 7:14; 1 Cr
´
onicas 1:1;
Isa
´
ıas 51:3; Ezequiel 28:13; 31:8, 9; Lucas 3:38; Romanos 5:
12-14; 1 Corintios 15:22, 45; 2 Corintios 11:3; 1 Timoteo
2:13, 14; Judas 14, y Revelaci
´
on 12:9.
el mensaje de la Palabra de Dios. Como vere-
mos a continuaci
´
on, la Biblia ofrece respues-
tas a algunas de las preguntas m
´
as profundas e
importantes de la vida, y esas respuestas est
´
an
muy relacionadas con lo que ocurri
´
o en el Pa-
ra
´
ıso.
˘ ¿Por qu
´
e envejecemos y morimos? Si Ad
´
an y
Eva hubieran obedecido a Jehov
´
a, habr
´
ıan vi-
vido para siempre. Pero el d
´
ıa que se rebelaron
perdieron la perfecci
´
on y empezaron a morir
(G
´
enesis 2:16, 17; 3:19). Ellos nos transmitie-
ron la imperfecci
´
on y el pecado a todos noso-
tros. De ah
´
ı que la Biblia se
˜
nale: “Por medio
de un solo hombre el pecado entr
´
o en el mun-
do, y la muerte mediante el pecado, y as
´
ı la
muerte se extendi
´
o a todos los hombres por-
que todos hab
´
ıan pecado” (Romanos 5:12).
˘ ¿Por qu
´
e permite Dios que exista la mal-
dad? En el jard
´
ın de Ed
´
en, Satan
´
as acus
´
o a
Jehov
´
a de ser un mentiroso y de privar a sus
criaturas de cosas buenas (G
´
enesis 3:3-5).
En otras palabras, lo acus
´
o de ser un mal go-
bernante. Ad
´
an y Eva se pusieron de parte del
Diablo y rechazaron la autoridad de Jehov
´
a,
dando a entender as
´
ı que el ser humano
EL PARA
´
ISO Y USTED
“Pondr
´
eenemistadentreti[laserpiente]ylamujer,yentretudescendencia
yladescendenciadeella.
´
Eltemagullar
´
aenlacabezayt
´
ulemagullar
´
asen
eltal
´
on.”(G
´
enesis3:15.)
Estaeslaprimeraprofec
´
ıadelaBiblia,pronunciadaporDiosenEd
´
en.Pero
¿qui
´
enessonlamujer,laserpienteysusrespectivasdescendencias?¿Qu
´
e
“enemistad”existeentreellas?
LAPRIMERA
PROFEC
´
IA
ELHILOCONDUCTOR
DELABIBLIA
LASERPIENTE
Satan
´
as
(Revelaci
´
on12:9).
LAMUJER
Lapartecelestialdelaorganizaci
´
on
deJehov
´
a,compuestaporcriaturas
espirituales(G
´
alatas4:26,27).
Isa
´
ıasprofetiz
´
oqueesta“mujer”
dar
´
ıaaluzunanaci
´
onespiritual
(Isa
´
ıas54:1;66:8).
LADESCENDENCIA
DELASERPIENTE
Aquellosquedeciden
hacerlavoluntaddel
Diablo(Juan8:44).
LADESCENDENCIADELAMUJER
PrincipalmenteJesucristo,quien
provinodelapartecelestialde
laorganizaci
´
ondeJehov
´
a.Tambi
´
en
incluyealoshermanosespirituales
deCristo.Aestoscristianosselos
haelegidoparareinarconJes
´
us
enelcieloyformarunanaci
´
on
espiritual,“elIsraeldeDios”
(G
´
alatas3:16,29;6:16;
G
´
enesis22:18).
LAHERIDA
ENELTAL
´
ON
CuandoelHijo
deDiosestuvoen
laTierra,Satan
´
as
logr
´
oqueseledie-
ramuerte.Estefue
ungolpeduro,pero
deefectostempora-
les,puesJes
´
usfue
resucitado.
LAHERIDAENLACABEZA
Jes
´
usleasestar
´
aungolpemortalaSatan
´
ascuandolo
destruyaparasiempre.Antesdeeso,reparar
´
alosda
˜
nos
queelDiablocaus
´
oconlarebeli
´
ondeEd
´
en(1Juan3:8;
Revelaci
´
on20:10).
EnelfolletoLaBibliaysumensaje,
editadoporlostestigosdeJehov
´
a,
encontrar
´
aunabreveexplicaci
´
on
deltemaprincipaldelaBiblia.
LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 11
puede decidir por s
´
ı mismo lo que est
´
a bien y
lo que est
´
a mal. ¿C
´
omo respondi
´
o Jehov
´
a?
En un ejercicio de perfecta sabidur
´
ıa y justicia,
consider
´
o que la mejor soluci
´
on era permitir
que los seres humanos se gobernaran a s
´
ı mis-
mos durante cierto tiempo. La maldad que
hoy abunda en el mundo —debida en parte a
la influencia de Satan
´
as— ha dejado claro que
el hombre es incapaz de gobernarse sin ayuda
divina (Jerem
´
ıas 10:23).
˘ ¿Para qu
´
e cre
´
o Dios la Tierra? El jard
´
ın
de Ed
´
en es una prueba de que Dios quer
´
ıa que
la Tierra fuera incre
´
ıblemente hermosa.
´
El les
encarg
´
o a Ad
´
an y Eva que poblaran el planeta
y extendieran aquel bello jard
´
ın hasta el
´
ulti-
mo rinc
´
on (G
´
enesis 1:28). Por tanto, el prop
´
o-
sito de Dios es que la Tierra sea un para
´
ıso y
que los descendientes de Ad
´
an y Eva lleguen a
ser perfectos y vivan en ella felices y en uni-
dad. Gran parte del mensaje de la Biblia tiene
que ver con la forma en que Dios cumplir
´
a ese
prop
´
osito.
˘ ¿Por qu
´
e vino Jesucristo a la Tierra? Tras
la rebeli
´
on que tuvo lugar en Ed
´
en, tanto
Ad
´
an y Eva como todos sus descendientes fue-
ron condenados a muerte. Pero Dios, en su
gran amor, envi
´
o a su Hijo a la Tierra para dar-
nos una esperanza por medio de un “rescate”
(Mateo 20:28). ¿En qu
´
e consiste ese rescate?
Recordemos que Jes
´
us —a quien la Biblia lla-
ma “el
´
ultimo Ad
´
an”— siempre fue obediente
a Jehov
´
a, a diferencia del primer hombre. Por
eso no perdi
´
o la perfecci
´
on.
´
El entreg
´
o su vida
para rescatar a la humanidad del pecado.
De este modo dio a las personas fieles la posi-
bilidad de obtener el perd
´
on divino y recibir
en el futuro el tipo de vida que Ad
´
an y Eva te-
n
´
ıan en Ed
´
en antes de pecar (1 Corintios 15:
22, 45; Juan 3:16). Por lo tanto, Jes
´
us vino a la
Tierra para garantizar que el prop
´
osito de Dios
se haga realidad.1
1 Hallar
´
a m
´
as informaci
´
on sobre el rescate en el cap
´
ıtu-
lo 5 del libro ¿Qu
´
e ense
˜
na realmente la Biblia?, editado por
los testigos de Jehov
´
a.
Como vemos, el prop
´
osito de Dios no es un
concepto teol
´
ogico complicado y misterioso.
Es algo real y f
´
acil de comprender. Tal como
todo en Ed
´
en —el jard
´
ın, las personas y los
animales— era real, las promesas de Dios para
el futuro son ciertas y pronto se har
´
an reali-
dad. ¿De qu
´
e depende que las veamos cumpli-
das? En buena medida, de nosotros mismos.
Dios desea que se beneficien de ellas tantas
personas como sea posible, incluso aquellas
que alguna vez se descarriaron (1 Timoteo 2:
3, 4). ¿C
´
omo lo sabemos?
Justo antes de morir, Jes
´
us habl
´
o con un
malhechor que ten
´
ıa a su lado. Aquel hombre
sab
´
ıa que merec
´
ıa ser ejecutado, pero acudi
´
o a
Jes
´
us en busca de consuelo yesperanza. YCris-
to le respondi
´
o: “Estar
´
as conmigo en el Pa-
ra
´
ıso” (Lucas 23:43). Si Jes
´
us desea que un
ex delincuente tenga la oportunidad de vi-
vir para siempre en el Para
´
ıso en la Tierra,
¿no es l
´
ogico pensar que tambi
´
en quiere dar-
nos esa oportunidad a nosotros? Desde luego
que s
´
ı. Y lo mismo desea su Padre. Si a us-
ted le gustar
´
ıa beneficiarse de las promesas
divinas, no deje de aprender todo lo que
pueda sobre Jehov
´
a, el Creador del jard
´
ın de
Ed
´
en.
Ad
´
an y Eva sufrieron las nefastas consecuencias
de su pecado
12 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011
ˇ Como vimos en la p
´
agina 8, la Biblia indica cla-
ramente que fue Satan
´
as quien manipul
´
o a la ser-
piente en el jard
´
ın de Ed
´
en. Pero ¿por qu
´
e ha-
br
´
a empleado alguien tan poderoso un m
´
etodo
como ese?
La Palabra de Dios nos advierte que Satan
´
as uti-
liza astutas “maquinaciones” para tratar de enga-
˜
narnos, y el relato de Ed
´
en es una buena muestra
de ello (Efesios 6:11). Lejos de ser una simple f
´
a-
bula con animales que hablan, constituye un cla-
ro ejemplo de las artima
˜
nas con las que el Diablo
trata de alejarnos de Dios. Veamos con m
´
as deta-
lle por qu
´
e us
´
o ese ardid.
Hay que admitir que Satan
´
as supo elegir a su
v
´
ıctima. Sab
´
ıa que Eva era el ser m
´
as joven e inex-
perto del universo, as
´
ı que ide
´
o una treta muy
maliciosa. Como si de un ventr
´
ılocuo se tratara, le
hizo creer que quien le hablaba era una serpiente,
un animal sigiloso por naturaleza. De este modo
logr
´
o esconder su identidad y sus verdaderas in-
tenciones (G
´
enesis 3:1). Pero tambi
´
en consigui
´
o
otros objetivos.
Para empezar, captur
´
o el inter
´
es de Eva, pues
ella sab
´
ıa que las serpientes no hablan. No olvide-
mos que su esposo estudi
´
o a los animales —inclui-
da la serpiente— y les puso nombre a todos, as
´
ı
que es muy probable que ella tambi
´
en conociera
bien a este reptil (G
´
enesis 2:19). El hecho es que a
Eva le pic
´
o la curiosidad, y acab
´
o fijando su aten-
ci
´
on en lo
´
unico que ten
´
ıa prohibido tocar en todo
el jard
´
ın. Por otra parte, supongamos que la ser-
piente estaba entre las ramas del
´
arbol. En tal
caso, la treta del Diablo pudo haber llevado a Eva
a pensar que la serpiente hab
´
ıa comido del fruto y
que por eso era capaz de hablar. Incluso puede
que se dijera: “Si el fruto ha tenido este efecto en
una serpiente, ¿qu
´
e ocurrir
´
a si lo como yo?”.
No sabemos a ciencia cierta si a Eva le pas
´
o esta
idea por la cabeza, ni tampoco si la serpiente co-
mi
´
o del
´
arbol. Pero hay algo que s
´
ı es seguro:
cuando la serpiente le dijo que si com
´
ıa del fruto
ser
´
ıa “como Dios”, Eva no tuvo reparos en creerle.
Adem
´
as, Satan
´
as eligi
´
o muy bien sus palabras.
Al darle a entender a Eva que Dios le estaba ocul-
tando algo bueno, que le estaba coartando injus-
tamente su libertad, le hizo dudar sobre Jehov
´
a
Dios.
´
El sab
´
ıa que, para que su plan funcionara,
ella ten
´
ıa que poner sus deseos ego
´
ıstas por enci-
ma del amor a su Creador, quien le hab
´
ıa dado
todo (G
´
enesis 3:4, 5). Por desgracia, la jugada le
sali
´
o bien. Qued
´
o claro que Eva no hab
´
ıa cultiva-
do verdadero amor y agradecimiento por Jehov
´
a;
y lo mismo pod
´
ıa decirse de Ad
´
an. ¿Y no es cierto
que hoy d
´
ıa el Diablo promueve el mismo tipo de
ideas ego
´
ıstas para alejar de Dios a la gente?
Ahora bien, ¿qu
´
e pretend
´
ıa Satan
´
as con aque-
lla treta? ¿Cu
´
ales eran sus verdaderas intencio-
nes? En Ed
´
en procur
´
o ocultar su identidad y sus
motivos, pero tiempo despu
´
es no le import
´
o mos-
trar su verdadera cara. Cuando tent
´
o a Jes
´
us,
como sab
´
ıa que no le iban a servir de nada los dis-
fraces, fue al granoy le pidi
´
o descaradamente que
le rindiera “un acto de adoraci
´
on” (Mateo 4:9).
Salta a la vista que lo corroe la envidia por la ado-
raci
´
on que Jehov
´
a recibe, y que har
´
ıa cualquier
cosa por desviarla o contaminarla. Le encanta lo-
grar que los seres humanos desobedezcan a Dios.
Afortunadamente, la Biblia nos pone sobre avi-
so, pues nos ha advertido que el Diablo es muy
astuto y est
´
a empe
˜
nado en enga
˜
narnos. Como
“no estamos en ignorancia de sus designios” y sus
trampas, no tenemos por qu
´
e cometer la misma
insensatez que Eva (2 Corintios 2:11).
NUESTROS LECTORES QUIEREN SABER
¿Por qu
´
e se vali
´
o Satan
´
as de una serpiente
para hablar con Eva?
LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 13
CUANDO se habla del pecado original y de
por qu
´
e hay tanta maldad en el mundo,
muchas personas se preguntan con toda sin-
ceridad: “Si Dios lo sabe todo, ¿no ten
´
ıa que
saber tambi
´
en que Ad
´
an y Eva iban a desobe-
decerle?”.
Supongamos por un momento que s
´
ı lo sa-
b
´
ıa. ¿Qu
´
e implicar
´
ıa eso? Por un lado, dar
´
ıa a
entender que el Creador posee ciertos defec-
tos. Por ejemplo, se le podr
´
ıa acusar de ser
injusto, hip
´
ocrita y despiadado. Si hubiera sa-
bido que todo iba a salir mal, crear a nuestros
primeros padres habr
´
ıa sido una verdadera
crueldad, o por lo menos una insensatez.
Lo que es m
´
as, habr
´
ıa que considerarlo c
´
om-
plice —o hasta responsable directo— de todo
el sufrimiento de la humanidad.
Pero ¿de verdad existen motivos para poner
en duda las buenas intenciones de Jehov
´
a
Dios? Analicemos qu
´
e dicen las Escrituras so-
bre la personalidad de Dios y sobre su crea-
ci
´
on.
“Todo [...] era muy bueno”
El libro de G
´
enesis indica que, despu
´
es de
terminar su creaci
´
on —incluyendo a Ad
´
an y
Eva—, Dios examin
´
o “todo lo que hab
´
ıa
hecho” y lleg
´
o a la conclusi
´
on de que “era
muy bueno” (G
´
enesis 1:31). Nuestros prime-
ros padres estaban perfectamente dise
˜
nados
para vivir en la Tierra y no ten
´
ıan ning
´
un de-
fecto. De modo que eran capaces de estar a la
altura de lo que el Creador esperaba de ellos.
Adem
´
as, hab
´
ıan sido creados “a la imagen de
Dios” (G
´
enesis 1:27). Por tanto, pod
´
ıan culti-
var cualidades divinas como la sabidur
´
ıa, el
amor, la lealtad, la justicia y la bondad. Si lo
hac
´
ıan, tomar
´
ıan decisiones que los benefi-
ciar
´
ıan en su vida y que agradar
´
ıan a su Padre
celestial.
Por otra parte, Jehov
´
a les concedi
´
o a estos
dos seres perfectos e inteligentes libre albe-
dr
´
ıo, es decir, libertad de decisi
´
on. No eran
simples robots programados para complacer-
le. Y es l
´
ogico que el Creador los dotara con
esa facultad. A fin de cuentas, ¿a qui
´
en le
gusta que otra persona intente complacerle
´
unicamente por el sentido de obligaci
´
on, y
no por amor? Como es natural, para Jehov
´
a
era muy importante que Ad
´
an y Eva decidie-
ranpor s
´
ı mismos si le ser
´
ıan fieles o no. Que-
r
´
ıa que la obediencia les saliera del coraz
´
on
(Deuteronomio 30:19, 20).
Un Dios justo y bondadoso
Jehov
´
a, cuya personalidad se revela en las
Escrituras, no puede estar m
´
as lejos de la mal-
dad y del pecado. En Salmo 33:5 leemos que
´
el “ama la justicia y la rectitud” (Versi
´
on Mo-
derna). Y Santiago 1:13 asegura: “Con cosas
malas Dios no puede ser sometido a prueba,
ni somete a prueba
´
el mismo a nadie”. En rea-
lidad, Dios fue justo y amoroso al advertirle a
Ad
´
an: “De todo
´
arbol del jard
´
ınpuedes comer
hasta quedar satisfecho. Pero en cuanto al
´
ar-
bol del conocimiento de lo bueno y lo malo,
no debes comer de
´
el, porque en el d
´
ıa que
comas de
´
el [...] morir
´
as” (G
´
enesis 2:16, 17).
Como vemos, Jehov
´
a le dio a la primera pare-
ja la oportunidad de elegir entre morir y vivir
para siempre. Pero ¿qu
´
e sentido tendr
´
ıa ad-
vertirles que no cometieran un pecado si sa-
b
´
ıa que de todos modos iban a cometerlo?
Eso habr
´
ıa sido hip
´
ocrita. Dios jam
´
as les
¿Sab
´
ıa Dios
QUE AD
´
AN Y EVA
IBAN A PECAR?
14 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011
habr
´
ıa ofrecido una elecci
´
on que en realidad
no pod
´
ıan hacer, pues
´
el “ama la justicia y la
rectitud”.
La Biblia tambi
´
en ense
˜
na que Jehov
´
a es
un Dios muy bondadoso (Salmo 31:19). Por
ejemplo, Jes
´
us dijo: “El hombre [...] a quien
su hijo pide pan..., no le dar
´
a una piedra,
¿verdad? O, quiz
´
as, le pida un pescado...,
no le dar
´
a una serpiente, ¿verdad? Por lo tan-
to, si ustedes, aunque son inicuos, saben dar
buenos regalos a sus hijos, ¡con cu
´
anta m
´
as
raz
´
on dar
´
a su Padre que est
´
a en los cielos co-
sas buenas a los que le piden!” (Mateo 7:9-
11). Como bien se
˜
nala este pasaje, Dios regala
muchas “cosas buenas” a los seres humanos.
El modo en que Ad
´
an y Eva fueron creados y
el hecho de que vivieran en un para
´
ıso de-
muestran a todas luces que Jehov
´
a es muy
bueno y generoso. ¿Por qu
´
e iba a proporcio-
narles todo esto si sab
´
ıa que iban a perderlo?
Lo cierto es que nuestro amoroso y justo
Creador no tiene la culpa de la rebeli
´
on de la
primera pareja.
“El
´
unico que es sabio”
Por otro lado, la Palabra de Dios afirma que
Jehov
´
a es “el
´
unico que es sabio” (Romanos
16:27, Biblia del nuevo milenio). Los
´
ange-
les del cielo comprobaron por s
´
ı mismos la
inmensidad de la sabidur
´
ıa divina. Cuando
vieron la creaci
´
on de la Tierra y sus maravi-
llas, se pusieron a “gritar en aplauso” (Job 38:
4-7). As
´
ı pues, seguro que estaban muy pen-
dientes de todo lo que suced
´
ıa en el jard
´
ın de
Ed
´
en. ¿Qu
´
e sentido habr
´
ıa tenido que un
Dios tan sabio, despu
´
es de crear el universo,
hubiera culminado su obra ante los ojos de
los
´
angeles con dos seres condenados al fraca-
so? La sola idea resulta disparatada.
Aun as
´
ı, puede que alguien se pregunte: “Si
Dios todo lo sabe, ¿c
´
omo es posible que
no supiera lo que iba a ocurrir?”. Es cierto
que la sabidur
´
ıa de Jehov
´
a incluye la ca-
pacidad de saber “desde el principio el fi-
nal” (Isa
´
ıas 46:9, 10). Pero eso no significa
que siempre utilice esa capacidad, tal como
no tiene por qu
´
e usar siempre todo su poder.
En su sabidur
´
ıa,
´
el decide cu
´
ando saberlo que
va a pasar y cu
´
ando no. Y solo lo hace si lo
considera apropiado.
Su caso es parecido a lo que nosotros pode-
mos hacer cuando estamos viendo un en-
cuentro deportivo que alguien nos ha graba-
do. Si lo deseamos, podemos ir directamente
a los
´
ultimos minutos para enterarnos del re-
sultado final. Pero no tenemos por qu
´
e hacer
eso, ¿verdad? Al fin y al cabo, lo m
´
as probable
es que queramos ver el partido desde el prin-
cipio. Pues bien, de un modo similar, el Crea-
dor decidi
´
o no averiguar por anticipado qu
´
e
terminar
´
ıan haciendo Ad
´
an y Eva. En lugar
de eso, prefiri
´
o esperar y ver c
´
omo se desarro-
llaban los acontecimientos.
Como vimos antes, cuando Jehov
´
a cre
´
o a
los seres humanos, no los program
´
o para que
actuaran de una determinada forma. En su
amor y sabidur
´
ıa, les concedi
´
o libertad para
tomar sus propias decisiones. Si optaban por
obedecerle, demostrar
´
ıan que lo amaban y
que le estaban agradecidos. Y eso los har
´
ıa fe-
lices tanto a ellos mismos como a su Padre ce-
lestial (Proverbios 27:11; Isa
´
ıas 48:18).
Las Escrituras muestran que, en muchas
ocasiones, Dios prefiri
´
o no saber lo que iba a
pasar. Por ejemplo, cuando Abrah
´
an estaba a
punto de sacrificar a Isaac, Jehov
´
a le dijo:
“Ahora s
´
e de veras que eres temeroso de Dios,
puesto que no has retenido de m
´
ı a tu hijo”
(G
´
enesis 22:12). Por otro lado, son varias las
veces en las que Dios lleg
´
o a “sentirse herido”
por la conducta de ciertas personas, lo cual
Jehov
´
a no program
´
o a los seres
humanos para que actuaran
de una determinada forma
LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 15
habr
´
ıa sido muy improbable si ya sab
´
ıa que
iban a actuar mal (Salmo 78:40, 41; 1 Reyes
11:9,10).
As
´
ı pues, la conclusi
´
on m
´
as l
´
ogica es que
nuestro sabio Creador decidi
´
o no utilizar su
poder para averiguar si Ad
´
an y Eva iban a pe-
car. Est
´
a claro que haber creado a los seres hu-
manos sabiendo por anticipado lo que iba a
ocurrir habr
´
ıa sido un sinsentido.
“Dios es amor”
La rebeli
´
on de Ed
´
en, que dio lugar al sufri-
miento, el pecado y la muerte, fue provocada
por Satan
´
as. Por esa raz
´
on, en la Biblia se le
llama “homicida”. Pero tambi
´
en es un “men-
tiroso y el padre de la mentira” (Juan 8:44).
Con la peor de las intenciones, trata de cues-
tionar la buena fe con que obr
´
o nuestro amo-
roso Creador. Quiere que creamos que fue
Dios quien tuvo la culpa del pecado original.
Lo cierto es que Jehov
´
a ten
´
ıa un buen mo-
tivo para no conocer por anticipado si nues-
tros primeros padres iban a fallar: el amor. Esa
es la cualidad m
´
as sobresaliente de su perso-
nalidad, pues 1 Juan 4:8 asegura que “Dios es
amor”. El amor es un sentimiento optimista:
espera lo mejor de la gente. Por esa raz
´
on,
Jehov
´
a esperaba y quer
´
ıa que a Ad
´
an y Eva les
fuera bien.
Y aunque ellos eran libres de tomar malas
decisiones, Dios prefer
´
ıa no sospechar de
aquella pareja perfecta.
´
El les hab
´
ıa dado todo
lo que necesitaban, tanto en sentido material
como en sentido moral. Lo natural era que, a
cambio, ellos le ofrecieran su amor y su obe-
diencia. Jehov
´
a sab
´
ıa que Ad
´
an y Eva pod
´
ıan
ser leales. De hecho, muchos seres humanos
imperfectos s
´
ı lo fueron, como Abrah
´
an, Job
y Daniel.
Algo que nos tranquiliza es saber que Jeho-
v
´
a puede y quiere remediar las consecuen-
cias del pecado y la muerte. Jes
´
us asegu-
r
´
o: “Para Dios todas las cosas son posibles”
(Mateo 19:26). Y sus principales cualidades
—su amor, justicia, sabidur
´
ıa y poder— son
una garant
´
ıa de que as
´
ı lo har
´
a (Revelaci
´
on
[Apocalipsis] 21:3-5).
En resumen, hemos visto que cuando Jeho-
v
´
a cre
´
o a Ad
´
an y Eva, no sab
´
ıa que iban a pe-
car. Por supuesto, le doli
´
o mucho ver su de-
sobediencia y los terribles efectos que esta
provoc
´
o. Pero ten
´
ıa claro que la situaci
´
on
no durar
´
ıa para siempre y que su prop
´
osito
para la Tierra y los seres humanos no dejar
´
ıa
de cumplirse. Ahora bien, ¿c
´
omo se har
´
a rea-
lidad dicho prop
´
osito? ¿Qu
´
e debemos ha-
cer para beneficiarnos de su cumplimiento?
Si desea averiguarlo, le animamos a seguir
aprendiendo sobre este tema.1
1 Hallar
´
a un estudio detallado del prop
´
osito de Dios
para la Tierra en el cap
´
ıtulo 3 del libro ¿Qu
´
e ense
˜
na real-
mente la Biblia?, editado por los testigos de Jehov
´
a.
Jehov
´
a sab
´
ıa que Ad
´
an y Eva
pod
´
ıan ser leales
ENSE
˜
NANZAS DE LA PALABRA DE DIOS
¿Por qu
´
e aprender acerca de Dios?
Este art
´
ıculo le permitir
´
a encontrar en su propia Biblia la respuesta a
algunas preguntas que tal vez se haya hecho. Si lo desea, los testigos
de Jehov
´
a pueden analizar estas preguntas con usted.
1. ¿Por qu
´
e aprender acerca de Dios?
Dios tiene un mensaje de esperanza para la hu-
manidad. Y ese mensaje se encuentra en la Palabra
de Dios. En realidad, la Biblia es como una carta que
nos ha enviado nuestro Padre celestial. (Lea Jerem
´
ıas
29:11.)
2. ¿Qu
´
e mensaje tiene Dios para nosotros?
Ning
´
un gobierno ha podido acabar con la violencia,
las injusticias, las enfermedades ni la muerte. Pero Dios
ha prometido traer un gobierno justo que terminar
´
a
para siempre con el sufrimiento de toda la humanidad.
(Lea Daniel 2:44.)
3. ¿Por qu
´
e es importante que
aprendamos acerca de Dios ahora?
Dios acabar
´
a muy pronto con toda la gente mala.
Pero antes est
´
a ense
˜
nando a millones de personas a
amar al pr
´
ojimo y disfrutar de una vida mejor. En la
Biblia aprendemos a hacer frente a los problemas,
ser felices y agradar a Dios. (Lea Sofon
´
ıas 2:3.)
Si desea m
´
as informaci
´
on, consulte el cap
´
ıtulo 2
de este libro, editado por los testigos de Jehov
´
a.
¿QU
´
E ENSE
˜
NA
realmente
LA BIBLIA?
4. ¿Qui
´
en es el autor de la Biblia?
La Biblia se compone de 66 libros escritos por unos
40 hombres. Los cinco primeros los escribi
´
o Mois
´
es
hace tres mil quinientos a
˜
nos, mientras que el
´
ultimo
fue escrito hace mil novecientos a
˜
nos por el ap
´
ostol
Juan. Ninguno de aquellos hombres escribi
´
o sus pro-
pias ideas, sino las de Dios. Por tanto, el autor de la Bi-
blia es Dios. (Lea 2 Timoteo 3:16 y 2 Pedro 1:21.)
¿Por qu
´
e podemos estar seguros de que la Biblia
viene de Dios? Porque predice el futuro con total exacti-
tud, algo imposible para el ser humano (Isa
´
ıas 46:
9,10). Por otro lado, en cada una de sus p
´
aginas est
´
a re-
flejada la maravillosa personalidad de Dios. Y adem
´
as,
tiene el poder de cambiar por completo la vida de la
gente. Por estas razones, millones de personas est
´
an
convencidas de que Dios es el autor de la Biblia. (Lea Jo-
su
´
e 23:14 y 1 Tesalonicenses 2:13.)
5. ¿Qu
´
e se necesita para entender
la Biblia?
Jes
´
us fue un sobresaliente maestro de la Palabra
de Dios. En su tiempo, muchas personas conoc
´
ıan
las Escrituras, pero en realidad no las entend
´
ıan.
A fin de aclararles su significado,
´
el les citaba ver-
s
´
ıculos y luego se los explicaba. Esta secci
´
on emplea-
r
´
a el mismo m
´
etodo para ayudarle a usted a en-
tender mejor las ense
˜
nanzas b
´
ıblicas. (Lea Lucas
24:27, 45.)
Estamos seguros de que le encantar
´
a aprender de
Dios y del prop
´
osito de la vida. Eso s
´
ı, no a todo el
mundo le agradar
´
a que usted quiera conocer la Bi-
blia. Pero es importante que lo haga. Seg
´
un la pro-
pia Biblia, quienes aprendan de Dios podr
´
an vivir
para siempre. (Lea Mateo 5:10-12 y Juan 17:3.)
17
“NO MEREZCO que Dios me perdone.” As
´
ı se
expres
´
o un hombre tiempo despu
´
es de ha-
berse rebelado contra las normas b
´
ıblicas que
aprendi
´
o de ni
˜
no. Aunque ya hab
´
ıa hecho algu-
nos cambios en su vida, sent
´
ıa que Dios jam
´
as lo
perdonar
´
ıa. Pero este hombre hall
´
o consuelo y
esperanza al leer la historia del rey Manas
´
es, re-
gistrada en 2 Cr
´
onicas 33:1-17. Si a usted tambi
´
en
lo perturban los errores del pasado, har
´
a bien en
repasar este relato.
Manas
´
es naci
´
o tres a
˜
nos despu
´
es de que Dios
extendiera milagrosamente la vida de su padre,
Ezequ
´
ıas, uno de los mejores reyes que tuvo Jud
´
a
(2 Reyes 20:1-11). Sin duda, el fiel Ezequ
´
ıas pen-
s
´
o que el nacimiento de Manas
´
es se deb
´
ıa a la
misericordia divinay que el ni
˜
no era un regalo de
Dios. Por eso, seguramente procur
´
o inculcar en
´
el un profundo amor por las elevadas normas
de Jehov
´
a. Pero hay que admitir que los hijos
no siempre imitan a sus padres. Yas
´
ı sucedi
´
o con
Manas
´
es.
Ezequ
´
ıas muri
´
o cuando Manas
´
es ten
´
ıa apenas
12 a
˜
nos. De ah
´
ı en adelante, el muchacho “pro-
cedi
´
o a hacer lo que era malo a los ojos de Jeho-
v
´
a” (vers
´
ıculos 1 y 2). ¿Se habr
´
a dejado llevar por
consejeros que no sent
´
ıan ning
´
un respeto por las
leyes divinas? La Biblia no lo
dice. Lo que s
´
ı sabemos es
que se convirti
´
o en un id
´
ola-
tra y un asesino. Erigi
´
o alta-
res a dioses falsos y sacrific
´
o
en ellos a sus propios hijos,
practic
´
o la hechicer
´
ıa y con-
tamin
´
o el templo de Dios
en Jerusal
´
en introduciendo
en
´
el un
´
ıdolo repugnante.
Y pese a que Jehov
´
a —el
Dios a quien deb
´
ıa su naci-
miento— le hizo numerosas
advertencias,
´
el nunca quiso hacerle caso (ver-
s
´
ıculos 3 a 10).
Finalmente, Jehov
´
a permiti
´
o que los babilo-
nios se lo llevaran encadenado al exilio. En Babi-
lonia, Manas
´
es tuvo la oportunidad de examinar
su vida. Es muy probable que, al ver que sus
´
ıdo-
los no hab
´
ıan hecho nada para protegerlo, com-
prendiera que eran totalmente in
´
utiles. O puede
que recordara lo que a
˜
nos atr
´
as le hab
´
ıa ense
˜
na-
do su padre. El caso es que la actitud de Manas
´
es
cambi
´
o por completo. El relato explica que el rey
“abland
´
o el rostro de Jehov
´
a su Dios”, “hu-
mill
´
andose mucho” y “orando” (vers
´
ıculos 12
y 13).1 Pero ¿perdonar
´
ıa Jehov
´
a a alguien que
hab
´
ıa cometido cr
´
ımenes tan horrendos?
A Jehov
´
a le conmovi
´
o ver que Manas
´
es sent
´
ıa
tanto pesar. Por consiguiente, escuch
´
o sus s
´
upli-
cas sinceras y “lo restaur
´
o en Jerusal
´
en a su go-
bernaci
´
on real” (vers
´
ıculo 13). A fin de demostrar
su arrepentimiento, Manas
´
es hizo todo lo que
pudo por enmendar sus pecados: elimin
´
o de su
reino los
´
ıdolos y altares, y anim
´
o al pueblo a ser-
vir a Jehov
´
a (vers
´
ıculos 15 a 17).
As
´
ı que si usted cree que no es digno de recibir
el perd
´
on de Dios, acu
´
erdese de Manas
´
es. Jeho-
v
´
a incluy
´
o este relato en la Biblia para animarnos
y ense
˜
narnos que est
´
a “listo para perdonar” (Sal-
mo 86:5; Romanos 15:4). Lo que a
´
el le importa
no es tanto el pecado en s
´
ı, sino la actitud del pe-
cador. Si este se arrepiente de coraz
´
on, suplica el
perd
´
on divino y se esfuerza por enmendar su
vida, lograr
´
a —como Manas
´
es— “abland[ar] el
rostro de Jehov
´
a” (Isa
´
ıas 1:18; 55:6, 7).
1 Seg
´
un La Nueva Biblia Latinoam
´
erica, “quiso aplacar
a Yav
´
e, su Dios”.
AC
´
ERQUESE A DIOS
“Abland
´
o el rostro de Jehov
´
a”
































































































































































































































LECTURA B
´
IBLICA RECOMENDADA PARA ESTE MES:
˛ 2 Cr
´
onicas 29 a Esdras 10
ˇ En Israel, la temporada lluviosa se ex-
tiende desde octubre hasta abril, y a ve-
ces llegan a formarse torrentes cauda-
losos que corren por los valles. Pero
durante la estaci
´
on m
´
as calurosa, los
torrentes se secan, y pueden pasar me-
ses sin que caiga una sola gota. ¿C
´
omo
se las arreglaban los israelitas de tiem-
pos b
´
ıblicos para contar siempre con un
buen suministro de agua?
En primer lugar, labraban canales en
las colinas para dirigir el agua de las llu-
vias invernales hasta dep
´
ositos subterr
´
a-
neos, o cisternas. Una ligera inclinaci
´
on
en los techos de las casas permit
´
ıa que
el agua fluyera hasta esos dep
´
ositos. De
hecho,muchoshogaresten
´
ıan su propia
cisterna (2 Reyes 18:31; Jerem
´
ıas 6:7).
Los israelitas tambi
´
en obten
´
ıan agua
de los manantiales. En las tierras altas,
el agua se filtra por el terreno hasta al-
canzar las capas de roca impermeables,
entonces comienza a deslizarse y final-
mente brota en forma de manantiales.
Los nombres de pueblos como En-
semes, En-roguel y En-gued
´
ı sugieren
que estos se hallaban cerca de alg
´
un
manantial, pues la palabra en signifi-
ca “fuente” o “manantial” (Josu
´
e 15:
7, 62). Para aprovechar las aguas de un
manantial cercano, en Jerusal
´
en se la-
br
´
o a trav
´
es de la roca un t
´
unel que ser-
v
´
ıa de acueducto (2 Reyes 20:20).
Por
´
ultimo, donde no contaban con
manantiales, cavaban pozos (en he-
breo, be’
´
er), comoel que hab
´
ıa en Beer-
seba (G
´
enesis 26:32, 33). El erudito An-
dr
´
e Chouraqui se
˜
nala que “incluso hoy
las t
´
ecnicas utilizadas por [los israelitas]
son dignas de admiraci
´
on”.
¿LO SAB
´
IA?
¿Qu
´
e hac
´
ıan los israelitas a fin de disponer de agua
durante la larga estaci
´
on seca?
CISTERNA EN HORVOT
MEZADA (ISRAEL)
˘ Masada National Park, Israel
Nature and Parks Authority
ˇ Abr
´
an y su esposa viv
´
ıan en una pr
´
os-
pera ciudad caldea llamada Ur. Pero
cuando Dios les orden
´
o que se muda-
ran de all
´
ı, empezaron a vivir en tien-
das de campa
˜
na (G
´
enesis 11:31; 13:12).
¿A qu
´
e cosas tuvieron que renunciar?
Entre 1922 y 1934, el arque
´
ologo
Leonard Woolley desenterr
´
o las ruinas
de Ur —situadas en Irak— y encontr
´
o,
entre otras edificaciones, 73 casas he-
chas de ladrillo. En muchas de ellas, las
habitaciones estaban dispuestas alre-
dedor de un patio empedrado, cons-
truido con un ligero declive para guiar
el agua a un sumidero central. En las
m
´
as grandes, los cuartos de invitados
ten
´
ıan su propio lavabo. En la planta
baja tambi
´
en sol
´
ıa hallarse la cocina
con su fog
´
onylos cuartos de los sirvien-
tes. A la planta superior se sub
´
ıa por
una escalera y, una vez arriba, los
miembros de la familia acced
´
ıan a sus
dormitorios a trav
´
es de un corredor de
madera que rodeaba el patio central.
“Una casa [...] con patio empedrado,
muros blanqueados, sistema de desa-
g
¨
ue [...] y doce habitaciones o m
´
as in-
dica un nivel de vida realmente eleva-
do —afirm
´
o Leonard Woolley—. Y este
era el tipo de casas [...] de la clase me-
dia: tenderos, mercaderes, escribas y
as
´
ı por el estilo.”
¿C
´
omo era la casa en la que vivi
´
o Abr
´
an (Abrah
´
an)?
DIBUJO DE UNA T
´
IPICA
CASA DE LOS TIEMPOS
DE ABRAH
´
AN
˘ Dibujo: A. S. Whitburn
LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 19
¿ALGUNA vez ha tenido la sensaci
´
on de que nadie lo valo-
ra? En este mundo ego
´
ısta y fren
´
etico es f
´
acil llegar a
pensar que somos totalmente invisibles. Y es que la mayor
´
ıa
de las personas solo se preocupan por s
´
ı mismas, tal como pre-
dijo la Biblia que suceder
´
ıa (2 Timoteo 3:1, 2).
Pero la necesidad de amar y ser amado sigue siendo com
´
un
a todos los seres humanos, sin importar su edad, raza, lengua
o cultura. Los cient
´
ıficos han descubierto que nuestro sistema
nervioso est
´
a dise
˜
nado para percibir el amor y la ternura.
Y Jehov
´
a, aquel que nos cre
´
o con esa extraordinaria capaci-
dad, comprende mejor que nadie que necesitamos recibir ca-
ri
˜
no y sentirnos valorados. De hecho, podemos llegar a ser
personas muy queridas para
´
el. ¿No es ese un honor incompa-
rable? Pero ¿en verdad es posible que Dios ame a criaturas
imperfectas como nosotros? ¿C
´
omo podemos estar seguros
de que nos valora? ¿Y qu
´
e tenemos que hacer para agradarle?
Valiosos a los ojos de Dios
Hace tres mil a
˜
nos, un fiel siervo de Dios qued
´
o deslumbra-
do por el esplendor de un cielo tachonado de estrellas. Pero al
contemplar este espect
´
aculo, lo que m
´
as le maravillaba era
pensar que el majestuoso Creador del universo se interesara
por simples seres humanos, tan insignificantes en compara-
ci
´
on. Por eso, escribi
´
o: “Cuandoveo tus cielos, las obras de tus
dedos, la luna y las estrellas que t
´
u has preparado, ¿qu
´
e es el
hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hom-
bre terrestre para que cuides de
´
el?” (Salmo 8:3, 4). Cualquiera
podr
´
ıa haber concluido que el Dios supremo est
´
a demasiado
lejos o demasiado ocupado como para interesarse en hombres
y mujeres imperfectos. Sin embargo, el escritor de este salmo
sab
´
ıa que, pese a nuestra fragilidad e intrascendencia, Dios
nos considera muy valiosos.
Otro salmista asegur
´
o: “Jehov
´
a est
´
a complaci
´
endose en los
que le temen, en los que esperan su bondad amorosa” (Salmo
147:11). ¡Qu
´
e hermosas lecciones aprendemos de estos dos
salmos! El Dios de los cielos no solo sabe que existimos, sino
que adem
´
as cuida de nosotros y se complace en lo que hace-
mos.
“¿Es cierto que Dios me ama?”
LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 21
El cumplimiento de una antigua profec
´
ıa confirma este
hecho. Por medio del profeta Ageo, Jehov
´
a predijo que en
nuestros d
´
ıas tendr
´
ıa lugar una importante obra de alcance
mundial, y esta ser
´
ıa la predicaci
´
on de las buenas nuevas
del Reino. Entonces indic
´
o uno de los resultados de di-
cha obra: “Las cosas deseables de todas las naciones tienen
que entrar; y ciertamente llenar
´
e de gloria esta casa” (Ageo
2:7).
¿Qu
´
e son “las cosas deseables de todas las naciones”? No se
trata de riquezas, pues a Jehov
´
a no le complacen ni el oro ni la
plata (Ageo 2:8). Lo que alegra su coraz
´
on son las personas
que, con imperfecciones y todo, le sirven por amor (Prover-
bios 27:11). Su celo y devoci
´
on hace que Dios las considere
“cosas deseables” que le traen gloria. ¿Es usted una de esas
personas?
Puede parecer mentira que criaturas tan intrascendentes y
llenas de defectos sean algo tan valioso para el Creador del
universo. Pero es la pura verdad. ¿No deber
´
ıa esto impulsar-
nos a conocerlo mejor? De hecho, Jehov
´
a mismo nos invita a
hacerlo (Isa
´
ıas 55:6; Santiago 4:8).
Una persona muy amada por Dios
Una tarde, mientras oraba, el profeta Daniel recibi
´
o una sor-
prendente visita. Se trataba del
´
angel Gabriel, a quien ya hab
´
ıa
tenido el honor de conocer anteriormente. “Daniel —dijo el
´
angel al anciano profeta—, ahora he salido para hacerte tener
perspicacia con entendimiento [...], porque eres alguien muy
deseable.” (Daniel 9:21-23.)
Es interesante notar que el t
´
ermino hebreo traducido “muy
deseable” tambi
´
en puede verterse “muy amado”, “muy esti-
mado” e incluso “predilecto”. Otro
´
angel que se comunic
´
o
posteriormente con Daniel utiliz
´
o dos veces m
´
as la misma ex-
presi
´
on para referirse al profeta. Primero se dirigi
´
o a
´
el con es-
tas palabras: “Oh Daniel, hombre muy deseable”, y luego lo
anim
´
o dici
´
endole: “No tengas miedo, oh hombre muy desea-
ble. Ten paz” (Daniel 10:11,19).
Sin duda, Daniel ya sab
´
ıa que su servicio le hab
´
ıa ganado la
aprobaci
´
on divina y que entre
´
el y Jehov
´
a exist
´
ıa una buena
relaci
´
on. No obstante, el afectuoso reconocimiento que Dios
le hizo mediante sus
´
angeles debi
´
o de confirmarle su val
´
ıa.
Quiz
´
a por eso le expres
´
o a uno de ellos: “Me has fortalecido”
(Daniel 10:19).
Este relato, que revela el cari
˜
no que Jehov
´
a le ten
´
ıa a su fiel
profeta, se ha incluido en la Biblia para nuestro beneficio
Dios demostr
´
o
cu
´
anto amaba
a Daniel al enviar
al
´
angel Gabriel
para fortalecerlo
22 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011
(Romanos 15:4). Si queremos que Dios sienta
lo mismo por nosotros, haremos bien en exa-
minar el ejemplo que nos dej
´
o Daniel.
Estudi
´
o las Escrituras con esmero
El registro b
´
ıblico indica que Daniel era
un estudiante de las Escrituras muy aplicado.
En Daniel 9:2 leemos: “Discern
´
ı por los libros
el n
´
umero de los a
˜
nos [...] para [que se cum-
plieran] las devastaciones de Jerusal
´
en”. Los
libros que Daniel ten
´
ıa a su disposici
´
on pro-
bablemente inclu
´
ıan los escritos de Mois
´
es,
David, Salom
´
on, Isa
´
ıas, Jerem
´
ıas, Ezequiel y
otros profetas. ¿Nos lo podemos imaginar ro-
deado de rollos y pergaminos, absorto en el
estudio de las profec
´
ıas? Tuvo que haberse
pasado horas, tal vez en la habitaci
´
on del te-
cho de su casa, meditando y comparando los
distintos pasajes sobre la restauraci
´
on de la re-
ligi
´
on verdadera en Jerusal
´
en. Su esfuerzo
por entender el mensaje de la Palabra de Dios
sin duda fortaleci
´
o su fe y su relaci
´
on con
Jehov
´
a.
El estudio de las Escrituras influy
´
o tambi
´
en
en su personalidad y en las decisiones que
tom
´
o en su vida. La instrucci
´
on que recibi
´
o
en su tierna infancia le permiti
´
o ver desde
muy joven la importancia de evitar a toda
costa los alimentos que la Ley declaraba
impuros (Daniel 1:8). Adem
´
as, gracias a los
consejos de la Palabra de Dios, transmiti
´
o sin
temor los mensajes divinos a los reyes de Ba-
bilonia (Proverbios 29:25; Daniel 4:19-25; 5:
22-28). Tambi
´
en se gan
´
o la fama de ser un
trabajador diligente y honrado (Daniel 6:4).
Y lleg
´
o a confiar tanto en Jehov
´
a que prefer
´
ıa
morir antes que violar sus mandatos (Prover-
bios 3:5, 6; Daniel 6:23). ¡Con raz
´
on lo llam
´
o
Dios “hombre muy deseable”!
En muchos sentidos, hoy es m
´
as f
´
acil estu-
diar la Biblia. Por un lado, no tenemos que
cargar con rollos, y por otro, contamos con
m
´
as escritos inspirados que Daniel, incluido
el registro de c
´
omo se cumplieron algunas de
sus profec
´
ıas. Por si fuera poco, tenemos a
nuestra disposici
´
on numerosas herramientas
de investigaci
´
on.1 ¿Se vale usted de ellas?
¿Tiene un horario para leer la Biblia y medi-
tar en su mensaje? Si as
´
ı es, su fe se har
´
a tan
fuerte como la de Daniel y su relaci
´
on con
Jehov
´
a se har
´
a m
´
as estrecha. Las Escrituras
guiar
´
an sus pasos, y sentir
´
a que Dios lo acom-
pa
˜
na en todo momento.
Or
´
o con fervor
Daniel se manten
´
ıa en constante comuni-
caci
´
on con su Padre celestial. Fueron muchas
las ocasiones en que acudi
´
o a
´
el por ayuda.
Por ejemplo, cuando el rey Nabucodonosor
de Babilonia amenaz
´
o con matarlo si no lo-
graba interpretarle un sue
˜
no, el joven Daniel
le pidi
´
o a Jehov
´
a que lo ayudara y protegiera
(Daniel 2:17, 18). A
˜
nos m
´
as tarde, humilde-
mente confes
´
o a Dios sus pecados junto con
los del pueblo y le suplic
´
o que les tuviera mi-
sericordia (Daniel 9:3-6, 20). Adem
´
as, no dej
´
o
de pedir la gu
´
ıa divina cuando no lograba en-
tenderel significado de algunavisi
´
on. Y Jeho-
v
´
a lo escuchaba, pues en cierta ocasi
´
on envi
´
o
a un
´
angel para que le proporcionara mayor
entendimiento. Este
´
angel le asegur
´
o: “Tus
palabras han sido o
´
ıdas” (Daniel 10:12).
Pero el fiel profeta no solo le oraba a Dios
para hacerle ruegos. La Biblia declara: “Hasta
tres veces al d
´
ıa [...] oraba y ofrec
´
ıa alabanza
delante de su Dios, como hab
´
ıa estado ha-
ciendo regularmente” (Daniel 6:10). Daniel
ten
´
ıa motivos de sobra para alabar a Jehov
´
a y
expresarle agradecimiento. Y, como acaba-
mos de leer, lo hac
´
ıa a menudo. Orar era tan
importante en su servicio a Dios, que no dej
´
o
de hacerlo ni cuando su vida se vio amenaza-
da por ello. Su constancia y lealtad de seguro
conmovi
´
o el coraz
´
on de Jehov
´
a.
1 Los testigos de Jehov
´
a han publicado diversas obras
de consulta y estudio que le permitir
´
an sacar mayor pro-
vecho de su lectura b
´
ıblica. Si desea obtener alguna, pue-
de ped
´
ırsela a cualquier Testigo.
LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 23
Al igual que Daniel, usted tambi
´
en puede beneficiarse del
hermoso don de la oraci
´
on. Por eso, no permita que pase
ni un solo d
´
ıa sin que se haya comunicado con su Padre celes-
tial. Cu
´
entele sus preocupaciones y no olvide alabarlo y darle
gracias por todas sus bondades. Piense en c
´
omo ha contesta-
do sus s
´
uplicas y expr
´
esele su gratitud. T
´
omese todo el tiempo
que sea necesario. Si le abre su coraz
´
on a Dios, se sentir
´
a muy
cerca de
´
el. ¿Verdad que esa es una buena raz
´
on para no dejar
nunca de orar? (Romanos 12:12.)
Honr
´
o el nombre de Jehov
´
a
Quien solo vela por sus propios intereses no goza de buenas
amistades. Pues bien, si queremos que
nuestra amistad con Dios tenga futuro, te-
nemos que evitar esa tendencia. Daniel
no era ajeno a esta verdad y por eso se
preocup
´
o de que el nombre de Dios reci-
biera siempre la gloria que merece.
Cuando Jehov
´
a le revel
´
o el sue
˜
no de Na-
bucodonosor y le dio a conocer su inter-
pretaci
´
on, Daniel dijo: “Que el nombre de
Dios llegue a ser bendito de tiempo indefi-
nido aun hasta tiempo indefinido, porque
la sabidur
´
ıa y el poder
´
ıo [...] pertenecen a
´
el”. Y cuando Daniel le comunic
´
o al rey el sue
˜
no y su signifi-
cado, se asegur
´
o en repetidas ocasiones de darle el m
´
erito a
Jehov
´
a, a quien llam
´
o el “Revelador de secretos”. Adem
´
as, al
pedirle a Jehov
´
a que perdonara al pueblo y lo liberara, demos-
tr
´
o que le preocupaba que el nombre de Dios fuera ensalzado:
“Oh Jehov
´
a, [...] presta atenci
´
on y act
´
ua [...] porque tu propio
nombre ha sido llamado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo”
(Daniel 2:20, 28; 9:19).
Hay muchas maneras en las que podemos imitar a Daniel y
honrar el nombre de Jehov
´
a. Una es pidiendo en nuestras ora-
ciones que el nombre de Dios sea santificado (Mateo 6:9, 10).
Otra es asegur
´
andonos de que nuestra conducta nunca man-
che su santo nombre. Y una
´
ultima es cont
´
andoles a otras per-
sonas las cosas maravillosas que hemos aprendido acerca de
su Reino.
Es verdad que el mundo en el que vivimos es ego
´
ısta ycruel.
Pero nos consuela saber que Jehov
´
a ama profundamente a
cada uno de sus siervos. Ya lo dijo el salmista: “Jehov
´
a est
´
a
complaci
´
endose en su pueblo. Hermosea a los mansos con
salvaci
´
on” (Salmo 149:4).
El estudio de
las Escrituras
y la oraci
´
on
convirtieron
a Daniel en
alguien muy
valioso a los
ojos de Dios
24 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011
Esta desgracia es parte de una serie de tr
´
agi-
cos sucesos. Todo comenz
´
o cuando Hofn
´
ı y Fi-
neh
´
as, los malvados hijos del sumo sacerdote
El
´
ı, llevaron el arca del pacto —s
´
ımbolo de la
presencia divina— desde Sil
´
o hasta el campo
de batalla. Al parecer, los israelitas pensaban
que tenerla con ellos les asegurar
´
ıa la victoria.
Pero aquel cofre, que sol
´
ıa guardarse en un lu-
gar sagrado del tabern
´
aculo (la tienda que ser-
v
´
ıa de templo), no era un simple amuleto. Los
filisteos vencieron a los israelitas, tomaron el
Arca y mataron a los hijos de El
´
ı (1 Samuel 4:3-
11).
Hac
´
ıa siglos que el Arca hab
´
ıa honrado con
su presencia a Sil
´
o. Por eso, al enterarse de que
estaba en manos de los filisteos, El
´
ı —quien ya
ten
´
ıa 98 a
˜
nos de edad— se cay
´
o de su silla y
muri
´
o. Y su nuera, que acababa de enviudar,
tambi
´
en falleci
´
o ese mismo d
´
ıa dando a luz.
Sus
´
ultimas palabras fueron: “La gloria se ha
ido de Israel al destierro”. As
´
ı es: sin el arca del
pacto, la gloria de Sil
´
o quedar
´
ıa en el olvido
(1 Samuel 4:12-22).
Todo aquello debi
´
o de ser un duro golpe
para Samuel. Pero su fe no pod
´
ıa fallarle ahora.
Su deber era ayudar al pueblo a recuperar el
favor y la protecci
´
on de Jehov
´
a. Puesto que
nosotros tambi
´
en estamos expuestos a sufrir
desilusiones y golpes en la vida, veamos qu
´
e
podemos aprender del ejemplo de Samuel.
Defendi
´
o la justicia
Tras la historia que acabamos de leer, la Bi-
blia pasa a contarnos el castigo que sufrieron
los filisteos por tomar el Arca y c
´
omo se vieron
obligados a devolverla. Cuando reaparece el
profeta en escena, ya han transcurrido veinte
a
˜
nos de eso (1 Samuel 7:2). ¿Qu
´
e hizo durante
todo ese tiempo? No hay que adivinarlo.
La Biblia dice que, en el per
´
ıodo anterior a la
guerra, “la palabra de Samuel continu
´
o llegan-
do a todo Israel”, lo cual indica que el profeta
hab
´
ıa estado instruyendo al pueblo constante-
mente (1 Samuel 4:1). Y tras la guerra sigui
´
o
haciendo lo mismo. En 1 Samuel 7:15-17 lee-
mos que ten
´
ıa la costumbre de visitar las mis-
mas tres ciudades a
˜
no tras a
˜
no para solucionar
las disputas de sus habitantes y darles instruc-
ciones. Luego regresaba a Ram
´
a, donde ten
´
ıa
su hogar. No hay duda, entonces, de que
durante esos veinte a
˜
nos se mantuvo, como
siempre, muy ocupado.
El mal ejemplo de los hijos de El
´
ı —hombres
corruptos e inmorales— hab
´
ıa erosionado la fe
del pueblo. Como resultado, muchos se entre-
garon a la idolatr
´
ıa. Tras veinte a
˜
nos de labor y
af
´
an, Samuel les dijo a sus hermanos israelitas:
EJEMPLOS DE FE
Sigui
´
o adelante pese
a los golpes de la vida
EN UN solo d
´
ıa, la guerra contra los filisteos se hab
´
ıa cobrado
la vida de 30.000 israelitas. Y eso sin contar las 4.000 bajas de un
combate anterior. El pueblo de Sil
´
o estaba anegado en l
´
agrimas. Incontables ni
˜
nos
y mujeres lloraban la p
´
erdida de sus seres queridos: padres, esposos, hermanos e hijos
que jam
´
as volver
´
ıan a casa. Tales muestras de dolor tuvieron que haber afectado
profundamente al profeta Samuel (1 Samuel 4:1, 2, 10).
“Si con todo su coraz
´
on est
´
an volvi
´
endose a
Jehov
´
a, quiten de en medio de ustedes los dio-
ses extranjeros y tambi
´
en las im
´
agenes de Asto-
ret, y dirijan su coraz
´
on inalterablemente a
Jehov
´
a y s
´
ırvanle solo a
´
el, y
´
el los librar
´
a de la
mano de los filisteos” (1 Samuel 7:3).
Lo cierto es que “la mano de los filisteos” es-
taba oprimiendo sin compasi
´
on al pueblo.
Como el ej
´
ercito israelita hab
´
ıa sido pr
´
acti-
camente destrozado, sus enemigos pensaban
que pod
´
ıan abusar de ellos con impunidad.
Y ahora Samuel les presentaba la posibilidad
de regresar a Jehov
´
a y recuperar la libertad.
¿Lo escucharon? S
´
ı, pues se deshicieron de sus
´
ıdolos y “empezaron a servir solo a Jeho-
v
´
a”. El profeta, sin duda muy complacido, los
congreg
´
o a todos en Mizp
´
a, una ciudad que
quedaba en la regi
´
on monta
˜
nosa al norte de
Jerusal
´
en. All
´
ı ayunaron y le demostraron a
Jehov
´
a que estaban arrepentidos de su idola-
tr
´
ıa (1 Samuel 7:4-6).
Pero los filisteos vieron aquella reuni
´
on
como una oportunidad para aplastar a los ado-
radores de Jehov
´
a, as
´
ı que fueron contra ellos.
Cuando los israelitas supieron del peligro que
los amenazaba, se aterrorizaron y le pidieron a
Samuel que clamara a Jehov
´
a por ayuda. Este
accedi
´
o y acompa
˜
n
´
o su oraci
´
on de una ofren-
da quemada. A
´
un no hab
´
ıa terminado de ha-
cer el sacrificio cuando los filisteos atacaron la
ciudad. Pero Jehov
´
a escuch
´
o el clamor de su
pueblo e hizo que el cielo “tronara con gran es-
truendo [...] contra los filisteos”, con lo que
provoc
´
o una gran confusi
´
on (1 Samuel 7:7-
10).
Sin embargo, los filisteos eran guerreros cur-
tidos en fieras batallas; no eran ni
˜
nos, que con
un simple trueno corren a la falda de sus ma-
dres. Aun as
´
ı, huyeron por sus vidas. ¿Qu
´
e los
asust
´
o tanto? Tal vez el “gran estruendo” re-
tumb
´
o en las colinas, o quiz
´
a provino de un
cielo despejado. En cualquier caso, aquel acto
sobrenatural convirti
´
o a los depredadores en
presas. Los israelitas salieron de Mizp
´
a y persi-
guieron a los filisteos por kil
´
ometros y kil
´
ome-
tros hasta llegar al suroeste de Jerusal
´
en (1 Sa-
muel 7:11).
La batalla de Mizp
´
a marc
´
o un antes y un des-
pu
´
es en la historia de Israel. Durante el resto de
los d
´
ıas que Samuel sirvi
´
o de juez, los israelitas
siguieron ganando terreno y recuperaron mu-
chas de las ciudades que los filisteos hab
´
ıan
conquistado (1 Samuel 7:13,14).
Siglos m
´
as tarde, el ap
´
ostol Pablo incluy
´
o a
Samuel entre los jueces y profetas que “efec-
tuaron justicia” (Hebreos 11:32, 33). As
´
ı es, Sa-
muel contribuy
´
o a que se hiciera lo que era jus-
to y recto a los ojos de Jehov
´
a. Y lo logr
´
o
porque, en lugar de dejarse vencer por las difi-
cultades, sigui
´
o realizando su labor mientras
esperaba con paciencia a que Jehov
´
a endereza-
ra los asuntos. Adem
´
as, demostr
´
o ser una
persona agradecida. Tras la victoria en
Mizp
´
a, levant
´
o un monumento para re-
cordarlo que Dios hab
´
ıa hecho a fa-
vor del pueblo (1 Samuel 7:12).
Si queremos hacer lo que es
justo a los ojos de Jehov
´
a, tene-
mos que ser pacientes, humil-
des y agradecidos, como lo
¿C
´
omo ayud
´
o Samuel
al pueblo a reponerse
de una terrible tragedia?
fue Samuel. ¿Y qui
´
en no tiene necesidad de
cultivar esas cualidades? A Samuel le fue muy
´
util desarrollarlas cuando todav
´
ıa era un hom-
bre joven, pues en su vejez afront
´
o pruebas y
desilusiones mucho m
´
as graves, como vere-
mos a continuaci
´
on.
“Tus propios hijos
no han andado en tus caminos”
La siguiente vez que aparece Samuel en el re-
lato, ya ha envejecido y necesita ayuda para es-
cuchar las causas del pueblo. Por eso, nombra
jueces a sus dos hijos: Joel y Ab
´
ıas. Pero estos
no hacen honor al nombre de su padre. En vez
de seguir su ejemplo, abusan de su autoridad,
cometen injusticias y aceptan sobornos (1 Sa-
muel 8:1-3).
Un d
´
ıa, los ancianos de Israel presentaron la
siguiente queja a Samuel: “Tus propios hijos
no han andado en tus caminos” (1 Samuel 8:
4, 5). ¿No sab
´
ıa Samuel lo que hac
´
ıan sus hi-
jos? El registro no lo indica. Pero seguro que
tras ver lo que hizo Jehov
´
a con El
´
ı por ser per-
misivo y honrar a sus hijos m
´
as que a Dios, Sa-
muel se esforz
´
o por ser un padre irreprensible
(1 Samuel 2:27-29). Y, de hecho, Jehov
´
a no ha-
ll
´
o falta en la conducta del profeta.
El relato tampoco dice lo que sinti
´
o Samuel
al enterarse del mal comportamiento de sus hi-
jos. Pero muchos padres saben lo vergonzoso y
descorazonador que eso puede ser. Hoy es co-
m
´
un que los hijos se rebelen contra sus padres.
La falta de respeto y sumisi
´
on se ha convertido
en una verdadera plaga (2 Timoteo 3:1-5). ¿Su-
fre usted a causa de un hijo que ni oye consejos
ni responde a la disciplina? En tal caso, hallar
´
a
consuelo y gu
´
ıa al analizar la forma de actuar
de Samuel.
´
El se mantuvo fiel, sin desviarse
ni un mil
´
ımetro de su camino. Recuerde: las
palabras mueven, pero el ejemplo arrastra. As
´
ı
que nunca subestime la influencia que su
ejemplo de fidelidad puede ejercer en su hijo.
Adem
´
as, su propio Padre, Jehov
´
a, se sentir
´
a or-
gulloso de usted por su conducta leal.
“N
´
ombranos un rey”
Jam
´
as se imaginaron los hijos de Samuel
los efectos que su ambici
´
on producir
´
ıa en
otras personas. Tras se
˜
nalar su mala conducta,
los ancianos le pidieron al profeta: “N
´
ombra-
Samuel tuvo hijos rebeldes.
¿Qu
´
e le permiti
´
o superar
esa decepci
´
on?
LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 27
nos un rey que nos juzgue, s
´
ı, como todas las
naciones”. ¿Tom
´
o esto Samuel como un re-
chazo a su persona? Despu
´
es de todo, llevaba
d
´
ecadas juzgando al pueblo en representaci
´
on
de Jehov
´
a. Yahora ellos quer
´
ıan que los gober-
nara un monarca, no un simple profeta como
´
el. Estaban cansados de ser el
´
unico pa
´
ıs de la
regi
´
on que no ten
´
ıa su propio rey. Pues bien,
¿qu
´
e le pareci
´
o a Samuel dicha petici
´
on? El re-
lato dice: “Aquella cosa fue mala a [sus] ojos”
(1 Samuel 8:5, 6).
Samuel expuso el problema a Jehov
´
a, quien
le contest
´
o: “Escucha la voz del pueblo en
cuanto a todo lo que te digan; porque no es a ti
a quien han rechazado, sino que es a m
´
ı a
quien han rechazado de ser rey sobre ellos”.
As
´
ı Jehov
´
a le hizo ver que no hab
´
ıa raz
´
on para
que se sintiera ofendido, pues era a
´
El a quien
el pueblo hab
´
ıa insultado. Entonces, mediante
el profeta, Jehov
´
a les advirti
´
o a los israelitas
que tener un monarca les saldr
´
ıa caro. Pero
ellos no dieron su brazo a torcer e insistieron:
“No, sino que un rey es lo que llegar
´
a a haber
sobre nosotros”. Cuando Dios les eligi
´
o uno
y mand
´
o a Samuel a ungirlo, este obedeci
´
o,
como siempre hab
´
ıa hecho (1 Samuel 8:7-19).
Pero ¿obedeci
´
o esta vez de mala gana? ¿Per-
miti
´
o que la desilusi
´
on envenenara su cora-
z
´
on? M
´
as de uno se ha amargado en situacio-
nes parecidas, pero no Samuel. Reconociendo
que Dios hab
´
ıa seleccionado a Sa
´
ul para gober-
nar al pueblo, lo ungi
´
o y hasta lo bes
´
o, demos-
tr
´
andole as
´
ı que lo recib
´
ıa con agrado y que le
ofrec
´
ıa su lealtad. Adem
´
as, les se
˜
nal
´
o a los is-
raelitas: “¿Hanvisto al que Jehov
´
a ha escogido,
que no hay ninguno como
´
el entre todo el
pueblo?” (1 Samuel 10:1, 24).
Samuel siempre mantuvo una actitud positi-
va. En vez de fijarse en los puntos d
´
ebiles del
hombre a quien Dios hab
´
ıa elegido, se centr
´
o
en sus virtudes. Y en vez de amargarse por
no contar con la aprobaci
´
on de aquella gente
caprichosa, se concentr
´
o en el fiel servicio que
le hab
´
ıa ofrecido a Dios desde hac
´
ıa tantos
a
˜
nos (1 Samuel 12:1-4). Adem
´
as, sigui
´
o cum-
pliendo con su comisi
´
on, pues advirti
´
o a la
naci
´
on de los peligros espirituales que la ame-
nazaban y la anim
´
o a permanecer leal a Jeho-
v
´
a. Sus palabras conmovieron tanto a los israe-
litas que le pidieron que orara por ellos. A esto,
Samuel respondi
´
o: “Es inconcebible, por mi
parte, pecarcontra Jehov
´
a cesando de orar a fa-
vor de ustedes; y tengo que instruirles en el ca-
mino bueno y recto” (1 Samuel 12:21-24).
¿Alguna vez le han concedido a otra persona
un puesto o privilegio que esperaba recibir us-
ted? ¿Se sinti
´
o decepcionado? Si imitamos a
Samuel, jam
´
as dejaremos que echen ra
´
ıces en
nuestro coraz
´
on los celos ni la amargura. Re-
cordemos que Dios le concede a cada uno de
sus siervos fieles la oportunidad de realizar
muchas tareas gratificantes.
“¿Hasta cu
´
ando estar
´
as
de duelo por Sa
´
ul[?]”
Sa
´
ul en verdad pose
´
ıa virtudes muy valiosas.
No le faltaba ni coraje ni ingenio y su porte era
imponente. Adem
´
as, al menos en sus comien-
zos, fue un hombre modesto y sin pretensio-
nes (1 Samuel 10:22, 23, 27). Y, como todos,
contaba con el precioso don del libre albedr
´
ıo,
o sea, la capacidad de elegir por s
´
ı mismo el
curso de su vida y tomar sus propias decisiones
(Deuteronomio 30:19). ¿Usar
´
ıa bien ese don?
Lamentablemente, la gloria y el poder sue-
len anular las buenas cualidades de los hom-
bres, y la primera que desaparece es la modes-
tia. En poco tiempo, Sa
´
ul se hizo arrogante.
En lugar de obedecer las
´
ordenes divinas que
Samuel le transmiti
´
o, se impacient
´
o y ofreci
´
o
un sacrificio, labor que le correspond
´
ıa
´
unica-
mente al profeta. Por eso, Samuel lo reprendi
´
o
y le anunci
´
o que la corona no pasar
´
ıa a sus
descendientes. Pero en vez de corregirse, Sa
´
ul
desobedeci
´
o a Dios de forma a
´
un m
´
as descara-
da (1 Samuel 13:8, 9,13,14).
Jehov
´
a le hab
´
ıa ordenado mediante Sa-
muel que guerreara contra los amalequitas,
28 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011
destruyera sus posesiones y ejecutara a Agag,
su malvado rey. Sin embargo, Sa
´
ul le perdon
´
o
la vida al rey y conserv
´
o lo mejor del bot
´
ın.
Al corregirlo, Samuel pudo darse cuenta de lo
mucho que Sa
´
ul hab
´
ıa cambiado. Lejos de
aceptar con humildad la disciplina, se puso a
discutir con el profeta, justific
´
andose y tratan-
do de minimizar su error. ¡Hasta le ech
´
o la cul-
pa al pueblo! Una de sus excusas fue que hab
´
ıa
tomado lo m
´
as selecto del reba
˜
no para sacrifi-
carlo a Jehov
´
a. Cuando escuch
´
o esto, Samuel
le contest
´
o: “Obedecer es mejor que un sacrifi-
cio”. Sin ning
´
un temor, le comunic
´
o al rey la
sentencia divina: su reino le ser
´
ıa arrancado y
alguien mejor que
´
el ocupar
´
ıa su lugar (1 Sa-
muel 15:1-33).
Samuel estaba tan apenado por las faltas de
Sa
´
ul que se pas
´
o toda una noche clamando a
Jehov
´
a, y m
´
as adelante se puso de duelo por
´
el.
¡Qu
´
e desilusionado lo debieron hacer sentir su
arrogancia y su desobediencia a Jehov
´
a! Ypen-
sar que cuando lo conoci
´
o ten
´
ıa tanto poten-
cial... Ya no quiso volver a verlo jam
´
as. Al notar
que el asunto lo ten
´
ıa tan consternado, Jehov
´
a
le llam
´
o la atenci
´
on, dici
´
endole: “¿Hasta cu
´
an-
do estar
´
as de duelo por Sa
´
ul, en tanto que yo,
por otra parte, lo he rechazado para que no rei-
ne sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y
anda. Te enviar
´
e a Jes
´
e el betlemita, porque en-
tre sus hijos me he provisto un rey” (1 Samuel
15:34, 35; 16:1).
Para cumplir su voluntad, Jehov
´
a no de-
pende de seres humanos imperfectos, quienes
pueden ser hoy leales y ma
˜
nana no. Si alguien
escogido por
´
el lo traiciona, busca a otro. As
´
ı
que Samuel dej
´
o de lamentarse por Sa
´
ul y se
dirigi
´
o a la casa de Jes
´
e en Bel
´
en para ungir al
nuevo rey. All
´
ı vio que Jes
´
e ten
´
ıa varios hijos
que a primera vista parec
´
ıan ser buenos candi-
datos. No obstante, Jehov
´
a se encarg
´
o de recor-
darle: “No mires su apariencia ni lo alto de su
estatura [...]. Porque no de la manera como el
hombre ve es como Dios ve, porque el simple
hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en
cuanto a Jehov
´
a,
´
el ve lo que es el coraz
´
on”
(1 Samuel 16:7). Por fin, le trajeron a David, el
m
´
as joven de los hijos, y ese result
´
o ser el ele-
gido.
Antes de culminar su vida, Samuel pudo ver
que la decisi
´
on de reemplazar a Sa
´
ul con David
hab
´
ıa sido acertada. Sa
´
ul se hac
´
ıa cada vez m
´
as
perverso, convirti
´
endose en un ap
´
ostata domi-
nado por los celos y el odio asesino. En cam-
bio, David dejaba ver hermosas cualidades:
valor, integridad, fe y lealtad. La fe de Samuel
se fortaleci
´
o aun m
´
as durante sus
´
ultimos d
´
ıas.
Comprob
´
o que Jehov
´
a nos puede ayudar a re-
ponernos de cualquier desilusi
´
on y a superar
nuestras dificultades, y que puede convertir
los golpes y sinsabores de la vida en bendicio-
nes. Tras la muerte de Samuel, el pueblo ente-
ro llor
´
o su ausencia. Y no es de extra
˜
nar, pues
por casi un siglo se labr
´
o un intachable histo-
rial de fiel servicio. A
´
un hoy, los siervos de
Dios hacen bien en preguntarse: “¿Imitar
´
e yo
la fe de Samuel?”.
LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 29
¿QU
´
E hac
´
ıa dos mil a
˜
nos atr
´
as un hombre
de ascendencia asi
´
atica en el coraz
´
on
del Imperio romano? Ese fue el interrogante
que surgi
´
o a ra
´
ız de un asombroso hallazgo rea-
lizado en 2009 en el sur de Italia.
En Vagnari, una localidad ubicada a 60 ki-
l
´
ometros (40 millas) al oeste de Bari, se desen-
terraron 75 osamentas humanas en la excava-
ci
´
on de un antiguo cementerio romano. Las
pruebas indicaron que la mayor
´
ıa pertenec
´
ıa a
personas nacidas en los alrededores. Sin embar-
go, el an
´
alisis del ADN mitocondrial de uno de
los esqueletos arroj
´
o un resultado sorprenden-
te: sus antepasados por el lado materno proce-
d
´
ıan del Lejano Oriente.1 Se calcula que este
hombre vivi
´
o entre los siglos primero y segun-
do de nuestra era. “Es posible que esta sea la pri-
meravez que se descubre en el Imperio romano
el esqueleto de alguien de ascendencia orien-
tal”, indic
´
o cierto art
´
ıculo period
´
ıstico. Pero
¿qui
´
en era esta persona?
El mismo art
´
ıculo se
˜
nala: “Ser
´
ıa tentador
atribuir este hallazgo a la relaci
´
on que hab
´
ıa en-
tre Roma y China debido al comercio de la
seda”. No obstante, se cree que dicho comer-
cio se llevaba a cabo a trav
´
es de intermedia-
rios y que nadie recorr
´
ıa los 8.000 kil
´
ometros
(5.000 millas) que separan China de Italia.
Ahora bien, el lugar donde se hallaron los
huesos nos da una pista acerca de qui
´
en era este
hombre. El yacimiento de Vagnari se encuentra
en tierras que pertenec
´
ıan al emperador. Los
1 El an
´
alisis del ADN mitocondrial no proporciona nin-
guna informaci
´
on sobre la ascendencia paterna.
trabajadores, en su mayor
´
ıa esclavos, se dedica-
ban a la fundici
´
on de hierro y la producci
´
on de
losas de barro. Es muy probable que el oriental
fuera uno de ellos. De hecho, por lo que se en-
contr
´
o en su tumba —nada m
´
as que una simple
vasija— y por haber estado enterrado bajo los
restos de otra persona, se deduce que era de
condici
´
on humilde.
¿Qu
´
e importancia tiene este hallazgo? La Bi-
blia nos dice que tras el Pentecost
´
es del a
˜
no 33
de nuestra era, los extranjeros que visitaron
Jerusal
´
en llevaron a sus tierras de origen el
mensaje de Cristo (Hechos 2:1-12, 37-41). Pero
¿hasta d
´
onde lleg
´
o ese mensaje? Para saber-
lo hay que determinar cu
´
an lejos viajaba la
gente de aquel entonces. Como m
´
ınimo, este
descubrimiento nos revela que algunos orien-
tales se desplazaron hasta el Mediterr
´
aneo.1
1 Tambi
´
en hay pruebas de que los occidentales viaja-
ron al Oriente. Consulte el art
´
ıculo “¿Habr
´
an llegado los
primeros cristianos al Lejano Oriente?”, que se public
´
o
en La Atalaya del 1 de enero de 2009.
UN ORIENTAL
EN EL IMPERIO ROMANO
RESTOS DE
UN HOMBRE
DE ASIA ORIENTAL
HALLADOS EN
UN ANTIGUO
CEMENTERIO
ROMANO
˘ Su concessione del
Ministero per i Beni e le
Attivit
`
a Culturali - Direzione
Regionale per i Beni
Culturali e Paesaggistici
della Puglia -
Soprintendenza per i Beni
Archeologici della Puglia
ROMA Vagnari
Mar Mediterr ´
aneo ASIA ORIENTAL
OC´EANO
PAC´IFICO
30 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011
– ANALIZA LA ESCENA (LEE G
´
ENESIS 25:20-34).
¿Qu
´
e tendencia manifestaron Jacob y Esa
´
u incluso antes de nacer?
¿C
´
omo describir
´
ıas la apariencia f
´
ısica de Jacob y Esa
´
u?
Lee de nuevo los vers
´
ıculos 30 a 33. ¿Qu
´
e diferencia notas entre la actitud
de Esa
´
u y la de Jacob?
INVESTIGA UN POCO M
´
AS.
Busca informaci
´
on sobre los derechos que ten
´
ıa el primog
´
enito, es decir, el
hijo mayor. ¿Por qu
´
e eran tan importantes esos derechos? ¿Estuvo bien que
Esa
´
u los vendiera por un simple plato de comida?
— ANALIZA LA ESCENA (LEE G
´
ENESIS 27:1-10, 30-38).
¿C
´
omo se habr
´
a sentido Esa
´
u al darse cuenta de que su hermano hab
´
ıa recibido
la bendici
´
on del primog
´
enito?
EL RINC
´
ON DEL JOVEN
Las cosas sagradas
merecen respeto
Instrucciones: Busca un lugar donde puedas leer con tranquilidad.
Trata de visualizar la escena, imag
´
ınate las voces y los sentimientos
de los personajes, y deja que el relato cobre vida.
Protagonistas: Isaac, Rebeca, Jacob y Esa
´
u.
Argumento: Esa
´
u vende sus derechos de hijo primog
´
enito a Jacob,
su hermano mellizo.
INVESTIGA UN POCO M
´
AS.
¿Estuvo mal que Rebeca y Jacob le hicieran
creer a Isaac algo que no era cierto? ¿Por qu
´
e?
(Una pista: Repasa G
´
enesis 25:23, 33.)
˜ APROVECHA LA INFORMACI
´
ON.
ANOTA LO QUE APRENDISTE SOBRE...
... el peligro de dejarte llevar por tus deseos sin
pensar en las consecuencias.
PARA PONER EN PR
´
ACTICA.
¿Se te ha confiado algo sagrado?
¿Qu
´
e puedes hacer para mostrar respeto por
las cosas sagradas?
™ ¿QU
´
E TE HA GUSTADO M
´
AS
DE ESTE RELATO? ¿POR QU
´
E? ¿NO TIENES
BIBLIA?
P
´
IDESELA
A LOS TESTIGOS DE JEHOV
´
A
O L
´
EELA EN
www.watchtower.org/s
°
¿Por qu
´
e es importante que averig
¨
uemos si el jard
´
ın
de Ed
´
en existi
´
o de verdad? (P
´
AGINAS 9 A 11)
¿Sab
´
ıa Dios que Ad
´
an y Eva iban a pecar?
(P
´
AGINAS 13 A 15)
¿Por qu
´
e sabemos que Dios est
´
a dispuesto a perdonar
nuestros pecados? (P
´
AGINA 18)
¿Es cierto que Dios nos ama a cada uno de nosotros?
(P
´
AGINAS 20 A 23)
¿Aceptar
´
ıa usted una visita?
www.watchtower.org/s wp11 01/01-S

Weitere ähnliche Inhalte

Was ist angesagt?

LA OBEDIENCIA DE NOE
LA OBEDIENCIA DE NOELA OBEDIENCIA DE NOE
LA OBEDIENCIA DE NOE
Julio Tellez
 
Oracion cocreación
Oracion cocreaciónOracion cocreación
Oracion cocreación
Bekkki
 
Los illuminati
Los illuminatiLos illuminati
Los illuminati
Gigi "G"
 
11 Beneficios Expiacion Sef
11 Beneficios Expiacion Sef11 Beneficios Expiacion Sef
11 Beneficios Expiacion Sef
chucho1943
 

Was ist angesagt? (20)

LA OBEDIENCIA DE NOE
LA OBEDIENCIA DE NOELA OBEDIENCIA DE NOE
LA OBEDIENCIA DE NOE
 
Oracion cocreación
Oracion cocreaciónOracion cocreación
Oracion cocreación
 
CONF. JOSE INTERPRETA LOS SUEÑOS DE FARAÓN. LOS PLANES DE DIOS EN ACCIÓN. GÉN...
CONF. JOSE INTERPRETA LOS SUEÑOS DE FARAÓN. LOS PLANES DE DIOS EN ACCIÓN. GÉN...CONF. JOSE INTERPRETA LOS SUEÑOS DE FARAÓN. LOS PLANES DE DIOS EN ACCIÓN. GÉN...
CONF. JOSE INTERPRETA LOS SUEÑOS DE FARAÓN. LOS PLANES DE DIOS EN ACCIÓN. GÉN...
 
Tikun haklali, segulot (secciones de La Biblia)
Tikun haklali, segulot (secciones de La Biblia)Tikun haklali, segulot (secciones de La Biblia)
Tikun haklali, segulot (secciones de La Biblia)
 
Los illuminati
Los illuminatiLos illuminati
Los illuminati
 
Meditacion en los 72 nombres de Dios
Meditacion en los 72 nombres de DiosMeditacion en los 72 nombres de Dios
Meditacion en los 72 nombres de Dios
 
Los 72 nombres de dios completo
Los 72 nombres de dios completoLos 72 nombres de dios completo
Los 72 nombres de dios completo
 
Zacarias 12
Zacarias 12Zacarias 12
Zacarias 12
 
GUIMEL - Significado Profundo de la Tercera Letra del Hebreo
GUIMEL - Significado Profundo de la Tercera Letra del Hebreo GUIMEL - Significado Profundo de la Tercera Letra del Hebreo
GUIMEL - Significado Profundo de la Tercera Letra del Hebreo
 
El evangelio completo esenios
El evangelio completo eseniosEl evangelio completo esenios
El evangelio completo esenios
 
Mateo 1 2 17 dios borrará tu pasado
Mateo 1 2 17 dios borrará tu pasadoMateo 1 2 17 dios borrará tu pasado
Mateo 1 2 17 dios borrará tu pasado
 
Historia Biblica 50
Historia Biblica 50Historia Biblica 50
Historia Biblica 50
 
11
1111
11
 
Los facsimiles del libro de abraham
Los facsimiles del libro de abrahamLos facsimiles del libro de abraham
Los facsimiles del libro de abraham
 
11 Beneficios Expiacion Sef
11 Beneficios Expiacion Sef11 Beneficios Expiacion Sef
11 Beneficios Expiacion Sef
 
Bendiciones y beneficios por alabar y adorar a Dios
Bendiciones y beneficios por alabar y adorar a DiosBendiciones y beneficios por alabar y adorar a Dios
Bendiciones y beneficios por alabar y adorar a Dios
 
7
77
7
 
Parasha 2 noaj, bereshit 6 verso 8 11 verso 32
Parasha 2 noaj, bereshit 6 verso 8   11 verso 32Parasha 2 noaj, bereshit 6 verso 8   11 verso 32
Parasha 2 noaj, bereshit 6 verso 8 11 verso 32
 
02 11 original manual de magia practica www.gftaognosticaespiritual.org
02 11 original manual de magia practica www.gftaognosticaespiritual.org02 11 original manual de magia practica www.gftaognosticaespiritual.org
02 11 original manual de magia practica www.gftaognosticaespiritual.org
 
CONF. JOSE INTERPRETA DOS SUEÑOS ESTANDO EN LA CÁRCEL Y "LAS 11 C". GÉNESIS 4...
CONF. JOSE INTERPRETA DOS SUEÑOS ESTANDO EN LA CÁRCEL Y "LAS 11 C". GÉNESIS 4...CONF. JOSE INTERPRETA DOS SUEÑOS ESTANDO EN LA CÁRCEL Y "LAS 11 C". GÉNESIS 4...
CONF. JOSE INTERPRETA DOS SUEÑOS ESTANDO EN LA CÁRCEL Y "LAS 11 C". GÉNESIS 4...
 

Andere mochten auch

El trabajo en la Biblia.
El trabajo en la Biblia.El trabajo en la Biblia.
El trabajo en la Biblia.
Yalixha
 
Los Adjetivos En La OracióN
Los Adjetivos En La OracióNLos Adjetivos En La OracióN
Los Adjetivos En La OracióN
guest2791b6
 
El liderazgo de jesús formando líderes
El liderazgo de jesús formando líderesEl liderazgo de jesús formando líderes
El liderazgo de jesús formando líderes
Tonny Gil
 

Andere mochten auch (13)

¿Qué actitud tiene ante la vida?
¿Qué actitud tiene ante la vida?¿Qué actitud tiene ante la vida?
¿Qué actitud tiene ante la vida?
 
Despertad marzo 2012
Despertad marzo 2012Despertad marzo 2012
Despertad marzo 2012
 
Arbol del bien y del mal
Arbol del bien y del malArbol del bien y del mal
Arbol del bien y del mal
 
El trabajo en la biblia
El trabajo en la bibliaEl trabajo en la biblia
El trabajo en la biblia
 
Ven Y SíGueme
Ven Y SíGuemeVen Y SíGueme
Ven Y SíGueme
 
Inicio De Trabajo
Inicio De TrabajoInicio De Trabajo
Inicio De Trabajo
 
El trabajo en la Biblia.
El trabajo en la Biblia.El trabajo en la Biblia.
El trabajo en la Biblia.
 
Presentacion adjetivos
 Presentacion adjetivos Presentacion adjetivos
Presentacion adjetivos
 
Los Adjetivos En La OracióN
Los Adjetivos En La OracióNLos Adjetivos En La OracióN
Los Adjetivos En La OracióN
 
Desobediencia del hombre
Desobediencia del hombreDesobediencia del hombre
Desobediencia del hombre
 
SE BUSCA UN BUEN PASTOR
SE BUSCA UN BUEN PASTORSE BUSCA UN BUEN PASTOR
SE BUSCA UN BUEN PASTOR
 
El liderazgo de jesús formando líderes
El liderazgo de jesús formando líderesEl liderazgo de jesús formando líderes
El liderazgo de jesús formando líderes
 
Leccion 11 La Mayordomia Q2 Acv Mr
Leccion 11 La Mayordomia Q2 Acv MrLeccion 11 La Mayordomia Q2 Acv Mr
Leccion 11 La Mayordomia Q2 Acv Mr
 

Ähnlich wie Atalaya Publico 01 Enero 2011

Antiguo Testamento: Pentateuco
Antiguo Testamento: PentateucoAntiguo Testamento: Pentateuco
Antiguo Testamento: Pentateuco
e-spiritusanto
 

Ähnlich wie Atalaya Publico 01 Enero 2011 (20)

Religión 5°P.pdf
Religión 5°P.pdfReligión 5°P.pdf
Religión 5°P.pdf
 
Pd james-hijos-de-los-hombres
Pd james-hijos-de-los-hombresPd james-hijos-de-los-hombres
Pd james-hijos-de-los-hombres
 
CONTRIBUCION DE IGL. CATOLICA A LA CIENCIA
CONTRIBUCION DE IGL. CATOLICA A LA CIENCIACONTRIBUCION DE IGL. CATOLICA A LA CIENCIA
CONTRIBUCION DE IGL. CATOLICA A LA CIENCIA
 
Dos libros, fósiles y la gran esperanza
Dos libros, fósiles y la gran esperanzaDos libros, fósiles y la gran esperanza
Dos libros, fósiles y la gran esperanza
 
Mitos De Origen
Mitos De OrigenMitos De Origen
Mitos De Origen
 
22 08 jorge adoum genesis_reconstruido www.gftaognosticaespiritual.org
22 08 jorge adoum genesis_reconstruido www.gftaognosticaespiritual.org22 08 jorge adoum genesis_reconstruido www.gftaognosticaespiritual.org
22 08 jorge adoum genesis_reconstruido www.gftaognosticaespiritual.org
 
Antiguo Testamento: Pentateuco
Antiguo Testamento: PentateucoAntiguo Testamento: Pentateuco
Antiguo Testamento: Pentateuco
 
El mito en el antiguo testamento
El mito en el antiguo testamentoEl mito en el antiguo testamento
El mito en el antiguo testamento
 
Lecciones de historia Sagrada
Lecciones de historia SagradaLecciones de historia Sagrada
Lecciones de historia Sagrada
 
LA VIDA =+ DIOS vs CIENCIA
LA VIDA =+  DIOS  vs CIENCIALA VIDA =+  DIOS  vs CIENCIA
LA VIDA =+ DIOS vs CIENCIA
 
Un llamado a la unidad. spanish. español
Un llamado a la unidad. spanish. españolUn llamado a la unidad. spanish. español
Un llamado a la unidad. spanish. español
 
500 Ilustraciones By Jorge Peru
500 Ilustraciones By Jorge Peru500 Ilustraciones By Jorge Peru
500 Ilustraciones By Jorge Peru
 
500 ilustraciones
500 ilustraciones500 ilustraciones
500 ilustraciones
 
33 16 profesias hopis www.gftaognosticaespiritual.org
33 16 profesias  hopis www.gftaognosticaespiritual.org33 16 profesias  hopis www.gftaognosticaespiritual.org
33 16 profesias hopis www.gftaognosticaespiritual.org
 
Contingencia actual.pptx
Contingencia actual.pptxContingencia actual.pptx
Contingencia actual.pptx
 
Eucaritia ok
Eucaritia okEucaritia ok
Eucaritia ok
 
E vidente n° 005- 2015
E vidente n° 005- 2015E vidente n° 005- 2015
E vidente n° 005- 2015
 
E vidente n° 005- 2015
E vidente n° 005- 2015E vidente n° 005- 2015
E vidente n° 005- 2015
 
3877- La Agonia del Planeta Tierra.pdf
3877- La Agonia del Planeta Tierra.pdf3877- La Agonia del Planeta Tierra.pdf
3877- La Agonia del Planeta Tierra.pdf
 
Aliens en Palestina
Aliens en PalestinaAliens en Palestina
Aliens en Palestina
 

Kürzlich hochgeladen

Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptxRecuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
jenune
 
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocionalSanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
elianapereira284018
 
El Amor De Dios.................................pdf
El Amor De Dios.................................pdfEl Amor De Dios.................................pdf
El Amor De Dios.................................pdf
QataryPichosLlaqta
 

Kürzlich hochgeladen (15)

Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptxRecuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
Recuperando el Rumbo Hasta la Transformación Parte #4.pptx
 
Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobresLuisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
Luisa de Marillac y la educación de las niñas pobres
 
"espiritu alma y cuerpo" 1 Tesalonicenses 5:23
"espiritu alma y cuerpo" 1 Tesalonicenses 5:23"espiritu alma y cuerpo" 1 Tesalonicenses 5:23
"espiritu alma y cuerpo" 1 Tesalonicenses 5:23
 
GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO, tamaño cuartilla A5 .pdf
GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO, tamaño cuartilla A5 .pdfGUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO, tamaño cuartilla A5 .pdf
GUÍA PARA EL REZO DEL SANTO ROSARIO, tamaño cuartilla A5 .pdf
 
Marco_EMS.pdfjhhhgffrhhhjjjjjjhgffddddffg
Marco_EMS.pdfjhhhgffrhhhjjjjjjhgffddddffgMarco_EMS.pdfjhhhgffrhhhjjjjjjhgffddddffg
Marco_EMS.pdfjhhhgffrhhhjjjjjjhgffddddffg
 
Luisa de Marillac y los niños abandonados
Luisa de Marillac y los niños abandonadosLuisa de Marillac y los niños abandonados
Luisa de Marillac y los niños abandonados
 
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)
Retiro de mayo #DesdeCasa (2024)
 
CARTA de Dios para ti. Dios hablando contigo
CARTA  de Dios para ti. Dios hablando contigoCARTA  de Dios para ti. Dios hablando contigo
CARTA de Dios para ti. Dios hablando contigo
 
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocionalSanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
Sanidad Interior y Liberacion libro de ayuda espiritual y emocional
 
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptxDisciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
Disciplinas espirituales en el Ministerio de Alabanza.pptx
 
Luisa de Marillac: cuidado de los enfermos pobres
Luisa de Marillac: cuidado de los enfermos pobresLuisa de Marillac: cuidado de los enfermos pobres
Luisa de Marillac: cuidado de los enfermos pobres
 
textos difíciles de la biblia-digital.pdf
textos difíciles de la biblia-digital.pdftextos difíciles de la biblia-digital.pdf
textos difíciles de la biblia-digital.pdf
 
El Amor De Dios.................................pdf
El Amor De Dios.................................pdfEl Amor De Dios.................................pdf
El Amor De Dios.................................pdf
 
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptxDIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
DIOS PUEDE SANAR TUS HERIDAS OCULTAS.pptx
 
ADVOCACIONES MARIANAS EN AMÉRICA LATINA.ppt
ADVOCACIONES MARIANAS EN AMÉRICA LATINA.pptADVOCACIONES MARIANAS EN AMÉRICA LATINA.ppt
ADVOCACIONES MARIANAS EN AMÉRICA LATINA.ppt
 

Atalaya Publico 01 Enero 2011

  • 1. 34567 1 DE ENERO DE 2011 EL JARD ´ IN DEED ´ EN ¿UNA SIMPLE LEYENDA?
  • 2. 345676 Tirada media de cada n ´ umero: 42.162.000 EN 185 IDIOMAS EL PROP ´ OSITO DE LA ATALAYA es honrar a Jehov ´ a Dios, el Soberano del universo. En el pasado, las atalayas, o torres de vigilancia, permit ´ ıan descubrir lo que suced ´ ıa a lo lejos. De igual modo, esta revista nos ayuda a descubrir la relaci ´ on entre las profec ´ ıas b ´ ıblicas y los sucesos de nuestro tiempo. La Atalaya consuela a la gente anunciando que el Reino de Dios —un gobierno de verdad que se halla en los cielos— pronto acabar ´ a con la maldad y transformar ´ a la Tierra en un para ´ ıso. Adem ´ as, promueve la fe en el Rey reinante de dicho gobierno, Jesucristo, quien muri ´ o para que pudi ´ eramos alcanzar la vida eterna. Esta publicaci ´ on, editada sin interrupci ´ on desde 1879 por los testigos de Jehov ´ a, es pol ´ ıticamente neutral y reconoce la Biblia como m ´ axima autoridad. Esta publicaci ´ on se distribuye como parte de una obra mundial de educaci ´ on b ´ ıblica que se sostiene con donativos. Prohibida su venta. A menos que se indique lo contrario, las citas b ´ ıblicas se han tomado de la versi ´ on en lenguaje moderno Traducci ´ on del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras (con referencias). JANUARY 1, 2011 SERIE DE PORTADA 3 Ed ´ en: ¿fue la cuna de la humanidad? 4 ¿De verdad existi ´ o el jard ´ ın de Ed ´ en? 9 El Para ´ ıso y usted SECCIONES FIJAS 12 Nuestros lectores quieren saber 16 Ense ˜ nanzas de la Palabra de Dios: ¿Por qu ´ e aprender acerca de Dios? 18 Ac ´ erquese a Dios: “Abland ´ o el rostro de Jehov ´ a” 19 ¿Lo sab ´ ıa? & 24 Ejemplos de fe: Sigui ´ o adelante pese a los golpes de la vida 30 El rinc ´ on del joven: Las cosas sagradas merecen respeto Y TAMBI ´ EN 13 ¿Sab ´ ıa Dios que Ad ´ an y Eva iban a pecar? & 20 “¿Es cierto que Dios me ama?” 29 Un oriental en el Imperio romano
  • 3. IMAG ´ INESE por un momento que se encuentra en un amplio y exuberante jard ´ ın, lejos del caos de la ciudad. Su mente est ´ a libre de preocupaciones, y su cuerpo no sufre enfermedad o dolor alguno. La belleza del lugar cautiva sus sentidos. Las palabras se quedan cortas para describir la hermosura que lo rodea: la vegetaci ´ on ba ˜ nada por la dorada luz del sol, los coloridos p ´ etalos de las flores, el rumor de las hojas mecidas por la fragante brisa, el delicioso trino de los p ´ ajaros, el zumbi- do de los insectos en busca del dulce n ´ ectar, los destellos de un arroyo cristalino que corre entre las rocas... ¿A qui ´ en no le gus- tar ´ ıa estar all ´ ı? Pues bien, personas de todo el mundo opinan que el primer hogar del ser humano fue similar al que acabamos de describir. Desde hace siglos, los jud ´ ıos, los cristianos y los musulmanes creen que nuestros primeros padres vivieron en el jard ´ ın de Ed ´ en. Seg ´ un la Biblia, ambos eran felices y estaban en paz entre s ´ ı y con los animales. Adem ´ as, disfrutaban de una buena rela- ci ´ on con su generoso Creador, quien les concedi ´ o la oportuni- dad de vivir para siempre en aquel para ´ ıso (G ´ enesis 2:15-24). De modo parecido, los hind ´ ues tambi ´ en ense ˜ nan que hace muchotiempo existi ´ o un para ´ ıso. Muchos budistas, por su par- te, creen que sus maestros espirituales —los budas— aparecen en ´ epocas doradas de la historia en las que el mundo disfruta de condiciones paradis ´ ıacas. Asimismo, numerosas religiones africanas cuentan relatos que guardan notables similitudes con el de Ad ´ an y Eva. A decir verdad, en casi todas las religiones y culturas existe la creencia en alg ´ un tipo de para ´ ıso original. Seg ´ un explica el prestigioso historiador Jean Delumeau, “numerosas civiliza- ciones creyeron en un para ´ ıso primordial donde reinaba la per- fecci ´ on, la libertad, la paz, la felicidad, la abundancia, la ausen- cia de violencia, de tensiones y de conflictos. [...] De aqu ´ ı nace ED ´ EN ¿FUE LA CUNA DE LA HUMANIDAD? LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 3
  • 4. MUCHAS personas han o ´ ıdo hablar del jar- d ´ ın de Ed ´ en y de Ad ´ an y Eva, pero nunca han le ´ ıdo ese relato directamente de la Biblia. ¿Por qu ´ e no hacerlo ahora? Encontrar ´ a la his- toria completa en G ´ enesis 1:26–3:24. En resu- men, esto fue lo que sucedi ´ o: Jehov ´ a1 cre ´ o al primerhombre del polvo del suelo, le puso por nombre Ad ´ an y lo coloc ´ o en un gran jard ´ ın, o parque, situado en cierta re- gi ´ on llamada Ed ´ en. Dicho jard ´ ın, que Dios mismo prepar ´ o, contaba con agua en abun- dancia y numerosos ´ arboles que daban frutos deliciosos. En el centro, Dios puso “el ´ arbol del conocimiento de lo bueno y lo malo”, y prohi- 1 La Biblia ense ˜ na que Jehov ´ a es el nombre de Dios. bi ´ o comer de su fruto bajo pena de muerte. Un d ´ ıa tom ´ o una costilla de Ad ´ an y con ella cre ´ o a Eva, la primera mujer. Luego les encar- g ´ o cuidar del jard ´ ın, tener hijos y poblar la Tierra. M ´ as adelante, mientras Eva estaba sola, una serpiente le habl ´ o y le propuso comer el fruto prohibido. Seg ´ un dijo, el Creadorhab ´ ıa menti- do y le estaba ocultando algo que le conven ´ ıa saber: que ella pod ´ ıa llegar a ser como Dios. Eva cay ´ o en la trampa y comi ´ o del ´ arbol. Ad ´ an tambi ´ en desobedeci ´ o a Dios. A continuaci ´ on, Jehov ´ a dict ´ o sentencia contra Ad ´ an, Eva y la serpiente. La pareja fue expulsada del Para ´ ıso, y unos ´ angeles bloquearon la entrada. ¿DE VERDAD EXISTI ´ O EL JARD ´ IN DE ED ´ EN? la profunda nostalgia, en la conciencia colec- tiva, por el para ´ ıso perdido, pero nunca olvi- dado, y el deseo poderoso de volver a encon- trarlo”. ¿Por qu ´ e est ´ a tan extendida esta creen- cia? ¿Ser ´ a que “la conciencia colectiva” de la humanidad guarda el recuerdo de un pasado com ´ un? ¿De veras existieron Ad ´ an, Eva y el jard ´ ın de Ed ´ en? Hay quienes consideran rid ´ ıcula esa idea. En esta era de adelantos cient ´ ıficos, no sonpo- cos los que ven el Para ´ ıso como una simple le- yenda. Y lo sorprendente es que hasta algunos l ´ ıderes religiosos niegan que el jard ´ ın de Ed ´ en haya existido al sostener que no es m ´ as que una met ´ afora o una par ´ abola. Desde luego, es cierto que la Biblia contiene muchas par ´ abolas. Las m ´ as conocidas son las historias que Jes ´ us cont ´ o para ense ˜ nar leccio- nes a sus disc ´ ıpulos. No obstante, la Palabra de Dios no presenta el relato del jard ´ ın de Ed ´ en como una narraci ´ on ficticia, sino como una historia real. Si no fuera verdad, ¿c ´ omo podr ´ ıa- mos confiar en el resto de la Biblia? As ´ ı pues, ¿qu ´ e le parece si analizamos por qu ´ e algunas personas dudan de esta historia? Despu ´ es vere- mos varias razones por las que dicho relato es muy importante para cada uno de nosotros. 345676 ¿Desea obtener m ´ as informaci ´ on o recibir en su hogar clases b ´ ıblicas gratuitas? Escriba a Testigos de Jehov ´ a a una de las direcciones in- dicadas abajo. Encontrar ´ a la lista completa de direcciones enwww.watchtower.org/address. Argentina: Casilla 83 (Suc. 27B), C1427WAB Cdad. Aut. de Buenos Aires. Canad ´ a: PO Box 4100, Georgetown, ON L7G 4Y4. Chile: Casilla 267, Puente Alto. Colombia: Aparta- do 85058, Bogot ´ a. Dominicana, Rep.: Apartado 1742, San- to Domingo. Ecuador: Casilla 09-01-1334, Guayaquil. Estados Unidos: 25 Columbia Heights, Brooklyn, NY 11201-2483. M ´ e- xico: Apartado Postal 895, 06002 M ´ exico, D.F. Per ´ u: Aparta- do 18-1055, Lima 18. Puerto Rico: PO Box 3980, Guaynabo, PR 00970. Venezuela: Apartado 20.364, Caracas, DC 1020A. The Watchtower (ISSN 0043-1087) is published semimonthly by Watchtower Bible and Tract Socie- ty of New York, Inc.; M. H. Larson, President; G. F. Si- monis, Secretary-Treasurer; 25 Columbia Heights, Brooklyn, NY 11201-2483, and by Watch Tower Bible and Tract Society of Canada, PO Box 4100, George- town, ON L7G 4Y4. Periodicals Postage Paid at Brooklyn, NY, and at additional mailing offices. POST- MASTER: Send address changes to Watchtower, 1000 Red Mills Road, Wallkill, NY 12589-3299. 5 2011 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania. Todos los derechos reservados. Printed in Canada. Vol. 132, No. 1 Semimonthly SPANISH 4
  • 5. En el pasado, la mayor ´ ıa de los historiadores y eruditos b ´ ıblicos defend ´ ıan la veracidad de este relato. Sin embargo, en la actualidad, lo que est ´ a a la orden del d ´ ıa es el escepticismo. Pero ¿qu ´ e objeciones se plantean? A continua- ci ´ on responderemos a cuatro preguntas muy comunes. 1. Si el jard ´ ın de Ed ´ en era un lugar real, ¿d ´ onde estaba? Durante siglos, los te ´ ologos especularon con la posibilidad de que el Para ´ ıso siguiera exis- tiendo en alg ´ un lugar. Pero en cierto momen- to, la Iglesia adopt ´ o las ideas de fil ´ osofos griegos como Plat ´ on y Arist ´ oteles, que afirma- ban que la perfecci ´ on no puede existir en la Tierra.1 Por eso, los te ´ ologos concluyeron que el Para ´ ıso deb ´ ıa de estar en alg ´ un lugar m ´ as cercano al cielo. Unos sosten ´ ıan que se encon- traba en la cima de una monta ˜ na tan alta que superaba los confines de este corrupto planeta; otros apuntaban a alguno de los dos polos, y otros, a la Luna. Como resultado, la historia del Para ´ ıso termin ´ o rode ´ andose de un halo de ficci ´ on y fantas ´ ıa. Tanto es as ´ ı que algunos es- pecialistas de la actualidad consideran absurda toda referencia geogr ´ afica al jard ´ ın de Ed ´ en y aseguran que jam ´ as existi ´ o. Pero la descripci ´ on que la Biblia hace del Pa- ra ´ ıso es muy diferente. Por ejemplo, en G ´ ene- sis 2:8-14 se proporcionan detalles concretos acerca de su localizaci ´ on: se dice que estaba si- tuado en la zona oriental de una regi ´ on llama- 1 En realidad, las Escrituras indican que Dios lo cre ´ o todo perfecto, y que la corrupci ´ on tuvo un origen diferen- te (Deuteronomio 32:4, 5). De hecho, cuando Jehov ´ a ter- min ´ o de crear la Tierra, afirm ´ o que “todo lo que hab ´ ıa hecho [...] era muy bueno” (G ´ enesis 1:31). da Ed ´ en y que recib ´ ıa agua de un r ´ ıo que luego se divid ´ ıa en cuatro. Adem ´ as, se da el nombre de cada r ´ ıo y una breve explicaci ´ on sobre su curso. A lo largo de la historia, muchos estu- diosos se han devanado los sesos buscando en este pasaje alguna pista para encontrar el Para ´ ı- so original. Pero lo ´ unico que han obtenido ha sido un sinf ´ ın de teor ´ ıas incompatibles entre s ´ ı. ¿Significa eso que la descripci ´ on b ´ ıblica del jard ´ ın de Ed ´ en y de sus r ´ ıos no es real y que todo es simplemente un mito? No nos precipitemos. Para empezar, hay que recordar que los hechos de los que hablamos ocurrieron hace unos seis mil a ˜ nos. Y cuando Mois ´ es los puso por escrito —tal vez bas ´ ando- se en relatos orales o en alg ´ un documento de la ´ epoca—, ya hab ´ ıan pasado alrededor de dos mil quinientos a ˜ nos. De modo que el rela- to que escribi ´ o era historia antigua incluso para ´ el. ¿Es posible que la Tierra haya cambia- do con los siglos? Claro que s ´ ı. La superficie del planeta est ´ a en continua transformaci ´ on. De hecho, el lugar donde posiblemente estuvo Ed ´ en forma parte de una zona de gran activi- dad s ´ ısmica: en ella se produce el 17% de los terremotos de mayor magnitud. Adem ´ as, no olvidemos que el Diluvio, una cat ´ astrofe de origen divino, debi ´ o de ejercer un efecto ini- maginable en la topograf ´ ıa del planeta.1 Por tanto, es muy probable que los r ´ ıos y dem ´ as ac- cidentes geogr ´ aficos de la regi ´ on hayan cam- biado mucho con el paso de los siglos. 1 Todo apunta a que el Diluvio borr ´ o de la faz de la Tierra cualquier rastro del jard ´ ın de Ed ´ en. Por ejemplo, Ezequiel 31:18 parece indicar que, para el siglo VII antes de nuestra era, “los ´ arboles de Ed ´ en” hab ´ ıan desaparecido ha- c ´ ıa ya mucho tiempo. Esto explica por qu ´ e los esfuerzos por encontrar el jard ´ ın de Ed ´ en despu ´ es del Diluvio han sido siempre infructuosos. PUBLICADA AHORA EN 185 IDIOMAS: afrik ´ aans, alban ´ es, alem ´ an,67 am ´ arico, ´ arabe, armenio, armenio occidental, aymara, azer ´ ı, azer ´ ı (alfabeto cir ´ ılico), bau- l ´ e, becol, bengal ´ ı, birmano, bislama, b ´ ulgaro, camboya- no, cebuano, checo,7 chichewa, chino simplificado, chi- no tradicional7 (grabaci ´ on solo en mandar ´ ın), chitonga, chuuk ´ es, cibemba, cingal ´ es, congo, coreano,67 criollo de las Seychelles, criollo haitiano, criollo mauriciano, croata, dan ´ es,7 efik, endebele, endonga, enzema, eslo- vaco, esloveno, espa ˜ nol,67 estonio, ew ´ e, finland ´ es,7 fi- yiano, franc ´ es,687 ga, georgiano, griego, groenland ´ es, guaran ´ ı, gujarati, gun, hausa, hebreo, hiligaynon, hin- di, hiri motu, holand ´ es,67 h ´ ungaro,67 ibo, ilocano, indo- nesio, ingl ´ es67 (tambi ´ en en braille), island ´ es, isoko, ita- liano,67 japon ´ es,67 kannada, kaonde, kazajo, kikongo, kikuyu, kiluba, kimbundu, kiniaruanda, kirgu ´ ıs, kiriba- tiano, kirundi, kwangal ´ ı, kwanyama, let ´ on, lingala, li- tuano, luganda, lunda, luo, luvale, macedonio, malay ´ a- lam, malgache, malt ´ es, marat ´ ı, marshal ´ es, maya, mizo, mor ´ e, nepal ´ es, niueano, noruego,67 nyaneka, oromo, os ´ etico, otetela, palauano, pangasin ´ an, panjab ´ ı, papia- mento de Curazao, persa, pidgin de las islas Salom ´ on, polaco,67 ponap ´ es, portugu ´ es,687 quechua ancashino, quechua ayacuchano, quechua boliviano, quechua cuz- que ˜ no, quichua, rarotongu ´ es, rumano, ruso,67 samoa- no, sango, sepedi, serbio, serbio (alfabeto latino), se- soto, shona, silozi, sranangtongo, suajili, suati, sueco,7 tagalo,7 tahitiano, tai, tamil, t ´ artaro, telugu, tetum, tigri- ˜ na, tivo, tok pisin, tongano, totonaco, tshiluba, tsonga, tsotsil, tsuana, tumbuka, turco, tuvaluano, twi, ucrania- no,7 umbund ´ u, urdu, uruund, uzbeko, vendal, vietna- mita, wallisiano, waray-waray, wolaytta, xhosa, yap ´ es, yoruba, zand ´ e, zapoteco del Istmo, zul ´ u 6 Tambi ´ en disponible en CD. 8 Tambi ´ en disponible en CD-ROM (formato MP3). 7 Tambi ´ en disponible en grabaci ´ on de audio en www.jw.org.
  • 6. 6 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 Lo que est ´ a claro es que en G ´ enesis se habla del jard ´ ın de Ed ´ en como un lugar real. Dos de los cuatro r ´ ıos mencionados en el relato —el´ Eufrates y el Tigris, o Hidequel— siguen exis- tiendo en la actualidad, y algunos de sus afluentes est ´ an muy pr ´ oximos entre s ´ ı. Ade- m ´ as, se citan por nombre los lugares por los que transcurr ´ ıan, as ´ ı como los recursos natura- les caracter ´ ısticos de cada zona. Sin duda, to- dos aquellos datos les sonar ´ ıan muy familiares a los israelitas de la antig ¨ uedad, a quienes ori- ginalmente iba dirigido el relato. Los cuentos y leyendas no suelen ser exactos ni espec ´ ıficos en sus detalles. M ´ as bien, evitan suministrar datos que puedan verificarse. Mu- chos comienzan diciendo: “ ´ Erase una vez en un lugar muy, muy lejano...”. En cambio, la narraci ´ on del jard ´ ın de Ed ´ en incluye detalles concretos importantes, lo cual es propio de un relato hist ´ orico. 2. ¿C ´ omo es posible que Dios creara a Ad ´ an del polvo, y a Eva de una costilla de Ad ´ an? El cuerpo humano est ´ a compuesto de ele- mentos que se encuentran en la corteza terres- tre, como el hidr ´ ogeno, el ox ´ ıgeno y el carbo- no; este es un hecho cient ´ ıfico comprobado. Ahora bien, ¿qu ´ e hizo que los elementos se unieran para formar un ser vivo? Muchos cient ´ ıficos sostienen que la vida surgi ´ o por s ´ ı sola. Seg ´ un dicen, unos organis- mos muy simples fueron evolucionando a lo largo de millones de a ˜ nos hasta convertirse en seres m ´ as complejos. Pero ¿acaso hay alg ´ un ser vivo que pueda calificarse de “simple”? Hasta los organismos compuestos de una sola c ´ elula son incre ´ ıblemente complejos. En realidad, no existe prueba alguna de que los seres vivos hayan surgido —o puedan surgir— de la nada por casualidad. Al contrario: todos ellos evi- dencian haber sido dise ˜ nados por una inteli- gencia infinitamente superior a la nuestra (Ro- manos 1:20).1 Ilustr ´ emoslo: supongamos que usted se encuentra disfrutando de una agradable sinfo- n ´ ıa, admirando un hermoso cuadro o proban- do un aparato de ´ ultima tecnolog ´ ıa. ¿Dir ´ ıa que esas obras surgieron solas, que no fueron crea- das o dise ˜ nadas por alguien? Obviamente no. Pues bien, ni la mejor creaci ´ on de la mente humana tiene punto de comparaci ´ on con el incre ´ ıblemente bello e ingenioso dise ˜ no de nuestro cuerpo. ¿C ´ omo negar, entonces, que hemos sido creados? Por otra parte, G ´ enesis explica que los humanos somos los ´ unicos se- res vivos a los que Dios cre ´ o a su imagen y 1 Hallar ´ a m ´ as informaci ´ on en el folleto El origen de la vida. Cinco cuestiones dignas de an ´ alisis, editado porlos tes- tigos de Jehov ´ a.
  • 7. semejanza (G ´ enesis 1:26). En efecto, nuestra capacidad para realizar asombrosas creaciones art ´ ısticas y tecnol ´ ogicas es un reflejo de la crea- tividad de Dios. Entonces, ¿por qu ´ e habr ´ ıa de sorprendernos que Dios haya sido capaz de crearnos a partir de los elementos del suelo? Y ¿qu ´ e hay de la idea de que Dios cre ´ o a Eva utilizando una costilla de Ad ´ an? Para Dios, esto no debi ´ o de representar ninguna dificul- tad.1 Yaunque podr ´ ıa haber empleado otro sis- tema, el m ´ etodo que eligi ´ o ten ´ ıa un signifi- cado muy especial. ´ El quer ´ ıa que Ad ´ an y Eva se casaran y que su uni ´ on fuera muy estrecha, como si fueran “una sola carne” (G ´ enesis 2:24). En efecto, el hombre y la mujer han sido creados de forma que pueden complementar- se y formar un s ´ olido v ´ ınculo de amor y cuida- do mutuo. ¿Qu ´ e menos podr ´ ıa esperarse de un Creador sabio y amoroso? Tambi ´ en cabe destacar que, seg ´ un los espe- cialistas en gen ´ etica, hay un alto grado de pro- babilidad de que todos los seres humanos procedan de un solo hombre y una sola mujer. Despu ´ es de todo, parece que el relato de G ´ ene- sis no es tan descabellado, ¿verdad? 1 Los investigadores han descubierto que las costillas tienen una sorprendente capacidad de regeneraci ´ on. A di- ferencia de los dem ´ as huesos, puedenvolver a crecer, siem- pre y cuando su membrana de tejido conjuntivo perma- nezca intacta. 3. ¿C ´ omo pod ´ ıa haber un ´ arbol que transmitiera conocimiento y otro que concediera vida? Hay que aclararque el relato b ´ ıblico no ense- ˜ na que estos dos ´ arboles tuvieran alg ´ un tipo de poder sobrenatural. En realidad, se trataba de ´ arboles normales a los que Jehov ´ a dio un signi- ficado simb ´ olico. Los seres humanos tambi ´ en atribuimos un significado especial a ciertas cosas. Pensemos en el caso de un juez que condena a una perso- na por cometer desacato al tribunal. ¿Significa eso que tal persona ha cometido una falta de respeto contra las mesas, sillas y paredes de la sala del tribunal? Claro que no. Lo que quiere decires que falt ´ o el respeto al sistema de justicia al que dicho tribunal representa. Otro ejemplo son las coronas y cetros que los monarcas sue- len usar como s ´ ımbolo de su autoridad. Entonces, ¿qu ´ e representaban los dos ´ arbo- les del jard ´ ın de Ed ´ en? Se han propuesto diver- sas ycomplicadasteor ´ ıas, pero laverdadera res- puesta es sencilla y de gran importancia para nosotros. El ´ arbol del conocimiento de lo bue- no y lo malo simbolizaba el derecho exclusivo que Dios tiene de decidir lo que est ´ a bien y lo
  • 8. que est ´ a mal (Jerem ´ ıas 10:23). Por eso es que Jehov ´ a consideraba que comer de aquel ´ arbol era una falta muy grave. Y el ´ arbol de la vida representaba la vida eterna, un don que solo Dios puede conceder (Romanos 6:23). 4. ¿C ´ omo iba a hablarle a Eva una ser- piente? Si no tomamos en cuenta el resto de la Bi- blia, es comprensible que esta parte del relato de G ´ enesis resulte dif ´ ıcil de explicar. No obs- tante, las Escrituras van revelando el misterio poco a poco. Para empezar, ¿qui ´ en hizo que pareciera que la serpiente hablaba? Pues bien, los israelitas de la antig ¨ uedad dispon ´ ıan de informaci ´ on su- ficiente para comprender lo que hab ´ ıa detr ´ as de aquella serpiente. Por ejemplo, sab ´ ıan que los seres espirituales pueden hacer que parezca que los animales hablan. El propio Mois ´ es re- gistr ´ o lo que ocurri ´ o cuando, por orden divi- na, un ´ angel hizo que el asna de Balaam habla- ra (N ´ umeros 22:26-31; 2 Pedro 2:15,16). Adem ´ as, sab ´ ıan que los demonios — ´ angeles que se rebelaron contra Dios— tambi ´ en po- seen poderes sobrenaturales. Por citar un caso, Mois ´ es vio a unos sacerdotes en Egipto imitar varios milagros de Jehov ´ a, como transformar un cayado en una culebra. ¿De d ´ onde proce- d ´ ıa su poder? Sin duda, de los demonios ( ´ Exo- do 7:8-12). Por ´ ultimo, los israelitas contaban con el li- bro de Job, relato b ´ ıblico que probablemente tambi ´ en escribi ´ o Mois ´ es. Dicho libro les ense- ˜ n ´ o mucho sobre Satan ´ as, el principal enemigo de Dios, quien ha puesto en duda la lealtad de todos los siervos de Jehov ´ a (Job 1:6-11; 2:4, 5). Con estos factores presentes, los israelitas segu- ramente llegaron a la conclusi ´ on de que fue Satan ´ as quien manipul ´ o a la serpiente para en- ga ˜ nar a Eva y hacer que desobedeciera a Dios. Pero hay m ´ as pruebas de que el Diablo fue el responsable de que la serpiente le mintiera a Eva. Recordemos que Jes ´ us afirm ´ o que Satan ´ as es un “mentiroso y el padre de la mentira” (Juan 8:44). ¿Por qu ´ e lo llam ´ o “el padre de la mentira”? Porque sab ´ ıa que ´ el estaba detr ´ as de la serpiente, quien dijo la primera mentira de la historia. Dios hab ´ ıa dicho que Ad ´ an y Eva morir ´ ıan si com ´ ıan del fruto prohibido, pero la serpiente minti ´ o al afirmar: “No morir ´ an” (G ´ enesis 3:4). Y por si quedaba alguna duda, Jes ´ us le revel ´ o m ´ as adelante al ap ´ ostol Juan que Satan ´ as era “la serpiente original” (Revela- ci ´ on [Apocalipsis] 1:1; 12:9). A decir verdad, que un esp ´ ıritu sea capaz de hacer como si una serpiente hablara no es tan extraordinario. ¿Acaso no hacen algo parecido los ventr ´ ılocuos y los expertos en efectos espe- ciales? La prueba m ´ as convincente Llegados a este punto, ¿no le parece que las dudas sobre la veracidad del relato de G ´ enesis
  • 9. LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 9 son infundadas? A fin de cuentas, lo respaldan pruebas muy contundentes. Analicemos una m ´ as. En la Biblia se llama a Jesucristo “el testigo fiel y verdadero” (Revelaci ´ on 3:14). ´ El fue un hombre perfecto y, como tal, de sus labios nunca sali ´ o mentira alguna ni intent ´ o jam ´ as enga ˜ nar a nadie. Adem ´ as, antes de venir a la Tierra —e incluso “antes que el mundo fue- ra”— hab ´ ıa vivido en el cielo junto a su Padre, Jehov ´ a (Juan 17:5). Jes ´ us ya exist ´ ıa cuando el ser humano fue creado, as ´ ı que su testimonio tiene much ´ ısimo peso. ¿Y qu ´ e dijo ´ el sobre el jard ´ ın de Ed ´ en? Jes ´ us habl ´ o de Ad ´ an y Eva como personas reales. De hecho, se refiri ´ o a ellos cuando ex- plic ´ o las normas de Jehov ´ a sobre el matrimo- nio (Mateo 19:3-6). Si el relato de G ´ enesis es una simple leyenda, Jes ´ us ser ´ ıa un mentiroso o estar ´ ıa enga ˜ nado. Pero ambas alternativas son totalmente imposibles. Como dijimos, ´ el vio desde el cielo todo lo que ocurri ´ o. ¿Qu ´ e prue- ba puede haber que sea m ´ as convincente? Si no crey ´ eramos en el relato de G ´ enesis, di- f ´ ıcilmente podr ´ ıamos cultivar verdadera fe en Jes ´ us. Y tampoco podr ´ ıamos entender por completo el mensaje de la Bibliay las promesas de Dios. Veamos por qu ´ e. UNA de las acusaciones m ´ as sorprendentes contra el relato del jard ´ ın de Ed ´ en es que, seg ´ un algunos eruditos, el resto de la Biblia no lo apoya. Un profesor de Estudios Religio- sos llamado Paul Morris escribi ´ o: “En las Es- crituras no se vuelve a hacer ninguna referen- cia directa a la historia de Ed ´ en”. Puede que muchos especialistas secunden esta opini ´ on, pero lo cierto es que los hechos apuntan justa- mente en la direcci ´ on contraria. En realidad, la Biblia abunda en referencias a Ad ´ an, Eva, la serpiente y el jard ´ ın de Ed ´ en.1 No obstante, el error de dichos expertos se queda peque ˜ no al compararlo con otro mu- cho m ´ as grave y peligroso: el que cometen ciertos l ´ ıderes religiosos y eruditos al afirmar que la historia del Para ´ ıso es pura ficci ´ on. ¿Por qu ´ e decimos esto? Porque as ´ ı est ´ an atacando a la Biblia misma. Yes que sin una idea clara de lo que ocurri ´ o en el jard ´ ın de Ed ´ en, es imposible comprender 1 Encontrar ´ a ejemplos que lo demuestran en G ´ enesis 13:10; Deuteronomio 32:8; 2 Samuel 7:14; 1 Cr ´ onicas 1:1; Isa ´ ıas 51:3; Ezequiel 28:13; 31:8, 9; Lucas 3:38; Romanos 5: 12-14; 1 Corintios 15:22, 45; 2 Corintios 11:3; 1 Timoteo 2:13, 14; Judas 14, y Revelaci ´ on 12:9. el mensaje de la Palabra de Dios. Como vere- mos a continuaci ´ on, la Biblia ofrece respues- tas a algunas de las preguntas m ´ as profundas e importantes de la vida, y esas respuestas est ´ an muy relacionadas con lo que ocurri ´ o en el Pa- ra ´ ıso. ˘ ¿Por qu ´ e envejecemos y morimos? Si Ad ´ an y Eva hubieran obedecido a Jehov ´ a, habr ´ ıan vi- vido para siempre. Pero el d ´ ıa que se rebelaron perdieron la perfecci ´ on y empezaron a morir (G ´ enesis 2:16, 17; 3:19). Ellos nos transmitie- ron la imperfecci ´ on y el pecado a todos noso- tros. De ah ´ ı que la Biblia se ˜ nale: “Por medio de un solo hombre el pecado entr ´ o en el mun- do, y la muerte mediante el pecado, y as ´ ı la muerte se extendi ´ o a todos los hombres por- que todos hab ´ ıan pecado” (Romanos 5:12). ˘ ¿Por qu ´ e permite Dios que exista la mal- dad? En el jard ´ ın de Ed ´ en, Satan ´ as acus ´ o a Jehov ´ a de ser un mentiroso y de privar a sus criaturas de cosas buenas (G ´ enesis 3:3-5). En otras palabras, lo acus ´ o de ser un mal go- bernante. Ad ´ an y Eva se pusieron de parte del Diablo y rechazaron la autoridad de Jehov ´ a, dando a entender as ´ ı que el ser humano EL PARA ´ ISO Y USTED
  • 10. “Pondr ´ eenemistadentreti[laserpiente]ylamujer,yentretudescendencia yladescendenciadeella. ´ Eltemagullar ´ aenlacabezayt ´ ulemagullar ´ asen eltal ´ on.”(G ´ enesis3:15.) Estaeslaprimeraprofec ´ ıadelaBiblia,pronunciadaporDiosenEd ´ en.Pero ¿qui ´ enessonlamujer,laserpienteysusrespectivasdescendencias?¿Qu ´ e “enemistad”existeentreellas? LAPRIMERA PROFEC ´ IA ELHILOCONDUCTOR DELABIBLIA LASERPIENTE Satan ´ as (Revelaci ´ on12:9). LAMUJER Lapartecelestialdelaorganizaci ´ on deJehov ´ a,compuestaporcriaturas espirituales(G ´ alatas4:26,27). Isa ´ ıasprofetiz ´ oqueesta“mujer” dar ´ ıaaluzunanaci ´ onespiritual (Isa ´ ıas54:1;66:8). LADESCENDENCIA DELASERPIENTE Aquellosquedeciden hacerlavoluntaddel Diablo(Juan8:44). LADESCENDENCIADELAMUJER PrincipalmenteJesucristo,quien provinodelapartecelestialde laorganizaci ´ ondeJehov ´ a.Tambi ´ en incluyealoshermanosespirituales deCristo.Aestoscristianosselos haelegidoparareinarconJes ´ us enelcieloyformarunanaci ´ on espiritual,“elIsraeldeDios” (G ´ alatas3:16,29;6:16; G ´ enesis22:18). LAHERIDA ENELTAL ´ ON CuandoelHijo deDiosestuvoen laTierra,Satan ´ as logr ´ oqueseledie- ramuerte.Estefue ungolpeduro,pero deefectostempora- les,puesJes ´ usfue resucitado. LAHERIDAENLACABEZA Jes ´ usleasestar ´ aungolpemortalaSatan ´ ascuandolo destruyaparasiempre.Antesdeeso,reparar ´ alosda ˜ nos queelDiablocaus ´ oconlarebeli ´ ondeEd ´ en(1Juan3:8; Revelaci ´ on20:10). EnelfolletoLaBibliaysumensaje, editadoporlostestigosdeJehov ´ a, encontrar ´ aunabreveexplicaci ´ on deltemaprincipaldelaBiblia.
  • 11. LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 11 puede decidir por s ´ ı mismo lo que est ´ a bien y lo que est ´ a mal. ¿C ´ omo respondi ´ o Jehov ´ a? En un ejercicio de perfecta sabidur ´ ıa y justicia, consider ´ o que la mejor soluci ´ on era permitir que los seres humanos se gobernaran a s ´ ı mis- mos durante cierto tiempo. La maldad que hoy abunda en el mundo —debida en parte a la influencia de Satan ´ as— ha dejado claro que el hombre es incapaz de gobernarse sin ayuda divina (Jerem ´ ıas 10:23). ˘ ¿Para qu ´ e cre ´ o Dios la Tierra? El jard ´ ın de Ed ´ en es una prueba de que Dios quer ´ ıa que la Tierra fuera incre ´ ıblemente hermosa. ´ El les encarg ´ o a Ad ´ an y Eva que poblaran el planeta y extendieran aquel bello jard ´ ın hasta el ´ ulti- mo rinc ´ on (G ´ enesis 1:28). Por tanto, el prop ´ o- sito de Dios es que la Tierra sea un para ´ ıso y que los descendientes de Ad ´ an y Eva lleguen a ser perfectos y vivan en ella felices y en uni- dad. Gran parte del mensaje de la Biblia tiene que ver con la forma en que Dios cumplir ´ a ese prop ´ osito. ˘ ¿Por qu ´ e vino Jesucristo a la Tierra? Tras la rebeli ´ on que tuvo lugar en Ed ´ en, tanto Ad ´ an y Eva como todos sus descendientes fue- ron condenados a muerte. Pero Dios, en su gran amor, envi ´ o a su Hijo a la Tierra para dar- nos una esperanza por medio de un “rescate” (Mateo 20:28). ¿En qu ´ e consiste ese rescate? Recordemos que Jes ´ us —a quien la Biblia lla- ma “el ´ ultimo Ad ´ an”— siempre fue obediente a Jehov ´ a, a diferencia del primer hombre. Por eso no perdi ´ o la perfecci ´ on. ´ El entreg ´ o su vida para rescatar a la humanidad del pecado. De este modo dio a las personas fieles la posi- bilidad de obtener el perd ´ on divino y recibir en el futuro el tipo de vida que Ad ´ an y Eva te- n ´ ıan en Ed ´ en antes de pecar (1 Corintios 15: 22, 45; Juan 3:16). Por lo tanto, Jes ´ us vino a la Tierra para garantizar que el prop ´ osito de Dios se haga realidad.1 1 Hallar ´ a m ´ as informaci ´ on sobre el rescate en el cap ´ ıtu- lo 5 del libro ¿Qu ´ e ense ˜ na realmente la Biblia?, editado por los testigos de Jehov ´ a. Como vemos, el prop ´ osito de Dios no es un concepto teol ´ ogico complicado y misterioso. Es algo real y f ´ acil de comprender. Tal como todo en Ed ´ en —el jard ´ ın, las personas y los animales— era real, las promesas de Dios para el futuro son ciertas y pronto se har ´ an reali- dad. ¿De qu ´ e depende que las veamos cumpli- das? En buena medida, de nosotros mismos. Dios desea que se beneficien de ellas tantas personas como sea posible, incluso aquellas que alguna vez se descarriaron (1 Timoteo 2: 3, 4). ¿C ´ omo lo sabemos? Justo antes de morir, Jes ´ us habl ´ o con un malhechor que ten ´ ıa a su lado. Aquel hombre sab ´ ıa que merec ´ ıa ser ejecutado, pero acudi ´ o a Jes ´ us en busca de consuelo yesperanza. YCris- to le respondi ´ o: “Estar ´ as conmigo en el Pa- ra ´ ıso” (Lucas 23:43). Si Jes ´ us desea que un ex delincuente tenga la oportunidad de vi- vir para siempre en el Para ´ ıso en la Tierra, ¿no es l ´ ogico pensar que tambi ´ en quiere dar- nos esa oportunidad a nosotros? Desde luego que s ´ ı. Y lo mismo desea su Padre. Si a us- ted le gustar ´ ıa beneficiarse de las promesas divinas, no deje de aprender todo lo que pueda sobre Jehov ´ a, el Creador del jard ´ ın de Ed ´ en. Ad ´ an y Eva sufrieron las nefastas consecuencias de su pecado
  • 12. 12 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 ˇ Como vimos en la p ´ agina 8, la Biblia indica cla- ramente que fue Satan ´ as quien manipul ´ o a la ser- piente en el jard ´ ın de Ed ´ en. Pero ¿por qu ´ e ha- br ´ a empleado alguien tan poderoso un m ´ etodo como ese? La Palabra de Dios nos advierte que Satan ´ as uti- liza astutas “maquinaciones” para tratar de enga- ˜ narnos, y el relato de Ed ´ en es una buena muestra de ello (Efesios 6:11). Lejos de ser una simple f ´ a- bula con animales que hablan, constituye un cla- ro ejemplo de las artima ˜ nas con las que el Diablo trata de alejarnos de Dios. Veamos con m ´ as deta- lle por qu ´ e us ´ o ese ardid. Hay que admitir que Satan ´ as supo elegir a su v ´ ıctima. Sab ´ ıa que Eva era el ser m ´ as joven e inex- perto del universo, as ´ ı que ide ´ o una treta muy maliciosa. Como si de un ventr ´ ılocuo se tratara, le hizo creer que quien le hablaba era una serpiente, un animal sigiloso por naturaleza. De este modo logr ´ o esconder su identidad y sus verdaderas in- tenciones (G ´ enesis 3:1). Pero tambi ´ en consigui ´ o otros objetivos. Para empezar, captur ´ o el inter ´ es de Eva, pues ella sab ´ ıa que las serpientes no hablan. No olvide- mos que su esposo estudi ´ o a los animales —inclui- da la serpiente— y les puso nombre a todos, as ´ ı que es muy probable que ella tambi ´ en conociera bien a este reptil (G ´ enesis 2:19). El hecho es que a Eva le pic ´ o la curiosidad, y acab ´ o fijando su aten- ci ´ on en lo ´ unico que ten ´ ıa prohibido tocar en todo el jard ´ ın. Por otra parte, supongamos que la ser- piente estaba entre las ramas del ´ arbol. En tal caso, la treta del Diablo pudo haber llevado a Eva a pensar que la serpiente hab ´ ıa comido del fruto y que por eso era capaz de hablar. Incluso puede que se dijera: “Si el fruto ha tenido este efecto en una serpiente, ¿qu ´ e ocurrir ´ a si lo como yo?”. No sabemos a ciencia cierta si a Eva le pas ´ o esta idea por la cabeza, ni tampoco si la serpiente co- mi ´ o del ´ arbol. Pero hay algo que s ´ ı es seguro: cuando la serpiente le dijo que si com ´ ıa del fruto ser ´ ıa “como Dios”, Eva no tuvo reparos en creerle. Adem ´ as, Satan ´ as eligi ´ o muy bien sus palabras. Al darle a entender a Eva que Dios le estaba ocul- tando algo bueno, que le estaba coartando injus- tamente su libertad, le hizo dudar sobre Jehov ´ a Dios. ´ El sab ´ ıa que, para que su plan funcionara, ella ten ´ ıa que poner sus deseos ego ´ ıstas por enci- ma del amor a su Creador, quien le hab ´ ıa dado todo (G ´ enesis 3:4, 5). Por desgracia, la jugada le sali ´ o bien. Qued ´ o claro que Eva no hab ´ ıa cultiva- do verdadero amor y agradecimiento por Jehov ´ a; y lo mismo pod ´ ıa decirse de Ad ´ an. ¿Y no es cierto que hoy d ´ ıa el Diablo promueve el mismo tipo de ideas ego ´ ıstas para alejar de Dios a la gente? Ahora bien, ¿qu ´ e pretend ´ ıa Satan ´ as con aque- lla treta? ¿Cu ´ ales eran sus verdaderas intencio- nes? En Ed ´ en procur ´ o ocultar su identidad y sus motivos, pero tiempo despu ´ es no le import ´ o mos- trar su verdadera cara. Cuando tent ´ o a Jes ´ us, como sab ´ ıa que no le iban a servir de nada los dis- fraces, fue al granoy le pidi ´ o descaradamente que le rindiera “un acto de adoraci ´ on” (Mateo 4:9). Salta a la vista que lo corroe la envidia por la ado- raci ´ on que Jehov ´ a recibe, y que har ´ ıa cualquier cosa por desviarla o contaminarla. Le encanta lo- grar que los seres humanos desobedezcan a Dios. Afortunadamente, la Biblia nos pone sobre avi- so, pues nos ha advertido que el Diablo es muy astuto y est ´ a empe ˜ nado en enga ˜ narnos. Como “no estamos en ignorancia de sus designios” y sus trampas, no tenemos por qu ´ e cometer la misma insensatez que Eva (2 Corintios 2:11). NUESTROS LECTORES QUIEREN SABER ¿Por qu ´ e se vali ´ o Satan ´ as de una serpiente para hablar con Eva?
  • 13. LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 13 CUANDO se habla del pecado original y de por qu ´ e hay tanta maldad en el mundo, muchas personas se preguntan con toda sin- ceridad: “Si Dios lo sabe todo, ¿no ten ´ ıa que saber tambi ´ en que Ad ´ an y Eva iban a desobe- decerle?”. Supongamos por un momento que s ´ ı lo sa- b ´ ıa. ¿Qu ´ e implicar ´ ıa eso? Por un lado, dar ´ ıa a entender que el Creador posee ciertos defec- tos. Por ejemplo, se le podr ´ ıa acusar de ser injusto, hip ´ ocrita y despiadado. Si hubiera sa- bido que todo iba a salir mal, crear a nuestros primeros padres habr ´ ıa sido una verdadera crueldad, o por lo menos una insensatez. Lo que es m ´ as, habr ´ ıa que considerarlo c ´ om- plice —o hasta responsable directo— de todo el sufrimiento de la humanidad. Pero ¿de verdad existen motivos para poner en duda las buenas intenciones de Jehov ´ a Dios? Analicemos qu ´ e dicen las Escrituras so- bre la personalidad de Dios y sobre su crea- ci ´ on. “Todo [...] era muy bueno” El libro de G ´ enesis indica que, despu ´ es de terminar su creaci ´ on —incluyendo a Ad ´ an y Eva—, Dios examin ´ o “todo lo que hab ´ ıa hecho” y lleg ´ o a la conclusi ´ on de que “era muy bueno” (G ´ enesis 1:31). Nuestros prime- ros padres estaban perfectamente dise ˜ nados para vivir en la Tierra y no ten ´ ıan ning ´ un de- fecto. De modo que eran capaces de estar a la altura de lo que el Creador esperaba de ellos. Adem ´ as, hab ´ ıan sido creados “a la imagen de Dios” (G ´ enesis 1:27). Por tanto, pod ´ ıan culti- var cualidades divinas como la sabidur ´ ıa, el amor, la lealtad, la justicia y la bondad. Si lo hac ´ ıan, tomar ´ ıan decisiones que los benefi- ciar ´ ıan en su vida y que agradar ´ ıan a su Padre celestial. Por otra parte, Jehov ´ a les concedi ´ o a estos dos seres perfectos e inteligentes libre albe- dr ´ ıo, es decir, libertad de decisi ´ on. No eran simples robots programados para complacer- le. Y es l ´ ogico que el Creador los dotara con esa facultad. A fin de cuentas, ¿a qui ´ en le gusta que otra persona intente complacerle ´ unicamente por el sentido de obligaci ´ on, y no por amor? Como es natural, para Jehov ´ a era muy importante que Ad ´ an y Eva decidie- ranpor s ´ ı mismos si le ser ´ ıan fieles o no. Que- r ´ ıa que la obediencia les saliera del coraz ´ on (Deuteronomio 30:19, 20). Un Dios justo y bondadoso Jehov ´ a, cuya personalidad se revela en las Escrituras, no puede estar m ´ as lejos de la mal- dad y del pecado. En Salmo 33:5 leemos que ´ el “ama la justicia y la rectitud” (Versi ´ on Mo- derna). Y Santiago 1:13 asegura: “Con cosas malas Dios no puede ser sometido a prueba, ni somete a prueba ´ el mismo a nadie”. En rea- lidad, Dios fue justo y amoroso al advertirle a Ad ´ an: “De todo ´ arbol del jard ´ ınpuedes comer hasta quedar satisfecho. Pero en cuanto al ´ ar- bol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de ´ el, porque en el d ´ ıa que comas de ´ el [...] morir ´ as” (G ´ enesis 2:16, 17). Como vemos, Jehov ´ a le dio a la primera pare- ja la oportunidad de elegir entre morir y vivir para siempre. Pero ¿qu ´ e sentido tendr ´ ıa ad- vertirles que no cometieran un pecado si sa- b ´ ıa que de todos modos iban a cometerlo? Eso habr ´ ıa sido hip ´ ocrita. Dios jam ´ as les ¿Sab ´ ıa Dios QUE AD ´ AN Y EVA IBAN A PECAR?
  • 14. 14 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 habr ´ ıa ofrecido una elecci ´ on que en realidad no pod ´ ıan hacer, pues ´ el “ama la justicia y la rectitud”. La Biblia tambi ´ en ense ˜ na que Jehov ´ a es un Dios muy bondadoso (Salmo 31:19). Por ejemplo, Jes ´ us dijo: “El hombre [...] a quien su hijo pide pan..., no le dar ´ a una piedra, ¿verdad? O, quiz ´ as, le pida un pescado..., no le dar ´ a una serpiente, ¿verdad? Por lo tan- to, si ustedes, aunque son inicuos, saben dar buenos regalos a sus hijos, ¡con cu ´ anta m ´ as raz ´ on dar ´ a su Padre que est ´ a en los cielos co- sas buenas a los que le piden!” (Mateo 7:9- 11). Como bien se ˜ nala este pasaje, Dios regala muchas “cosas buenas” a los seres humanos. El modo en que Ad ´ an y Eva fueron creados y el hecho de que vivieran en un para ´ ıso de- muestran a todas luces que Jehov ´ a es muy bueno y generoso. ¿Por qu ´ e iba a proporcio- narles todo esto si sab ´ ıa que iban a perderlo? Lo cierto es que nuestro amoroso y justo Creador no tiene la culpa de la rebeli ´ on de la primera pareja. “El ´ unico que es sabio” Por otro lado, la Palabra de Dios afirma que Jehov ´ a es “el ´ unico que es sabio” (Romanos 16:27, Biblia del nuevo milenio). Los ´ ange- les del cielo comprobaron por s ´ ı mismos la inmensidad de la sabidur ´ ıa divina. Cuando vieron la creaci ´ on de la Tierra y sus maravi- llas, se pusieron a “gritar en aplauso” (Job 38: 4-7). As ´ ı pues, seguro que estaban muy pen- dientes de todo lo que suced ´ ıa en el jard ´ ın de Ed ´ en. ¿Qu ´ e sentido habr ´ ıa tenido que un Dios tan sabio, despu ´ es de crear el universo, hubiera culminado su obra ante los ojos de los ´ angeles con dos seres condenados al fraca- so? La sola idea resulta disparatada. Aun as ´ ı, puede que alguien se pregunte: “Si Dios todo lo sabe, ¿c ´ omo es posible que no supiera lo que iba a ocurrir?”. Es cierto que la sabidur ´ ıa de Jehov ´ a incluye la ca- pacidad de saber “desde el principio el fi- nal” (Isa ´ ıas 46:9, 10). Pero eso no significa que siempre utilice esa capacidad, tal como no tiene por qu ´ e usar siempre todo su poder. En su sabidur ´ ıa, ´ el decide cu ´ ando saberlo que va a pasar y cu ´ ando no. Y solo lo hace si lo considera apropiado. Su caso es parecido a lo que nosotros pode- mos hacer cuando estamos viendo un en- cuentro deportivo que alguien nos ha graba- do. Si lo deseamos, podemos ir directamente a los ´ ultimos minutos para enterarnos del re- sultado final. Pero no tenemos por qu ´ e hacer eso, ¿verdad? Al fin y al cabo, lo m ´ as probable es que queramos ver el partido desde el prin- cipio. Pues bien, de un modo similar, el Crea- dor decidi ´ o no averiguar por anticipado qu ´ e terminar ´ ıan haciendo Ad ´ an y Eva. En lugar de eso, prefiri ´ o esperar y ver c ´ omo se desarro- llaban los acontecimientos. Como vimos antes, cuando Jehov ´ a cre ´ o a los seres humanos, no los program ´ o para que actuaran de una determinada forma. En su amor y sabidur ´ ıa, les concedi ´ o libertad para tomar sus propias decisiones. Si optaban por obedecerle, demostrar ´ ıan que lo amaban y que le estaban agradecidos. Y eso los har ´ ıa fe- lices tanto a ellos mismos como a su Padre ce- lestial (Proverbios 27:11; Isa ´ ıas 48:18). Las Escrituras muestran que, en muchas ocasiones, Dios prefiri ´ o no saber lo que iba a pasar. Por ejemplo, cuando Abrah ´ an estaba a punto de sacrificar a Isaac, Jehov ´ a le dijo: “Ahora s ´ e de veras que eres temeroso de Dios, puesto que no has retenido de m ´ ı a tu hijo” (G ´ enesis 22:12). Por otro lado, son varias las veces en las que Dios lleg ´ o a “sentirse herido” por la conducta de ciertas personas, lo cual Jehov ´ a no program ´ o a los seres humanos para que actuaran de una determinada forma
  • 15. LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 15 habr ´ ıa sido muy improbable si ya sab ´ ıa que iban a actuar mal (Salmo 78:40, 41; 1 Reyes 11:9,10). As ´ ı pues, la conclusi ´ on m ´ as l ´ ogica es que nuestro sabio Creador decidi ´ o no utilizar su poder para averiguar si Ad ´ an y Eva iban a pe- car. Est ´ a claro que haber creado a los seres hu- manos sabiendo por anticipado lo que iba a ocurrir habr ´ ıa sido un sinsentido. “Dios es amor” La rebeli ´ on de Ed ´ en, que dio lugar al sufri- miento, el pecado y la muerte, fue provocada por Satan ´ as. Por esa raz ´ on, en la Biblia se le llama “homicida”. Pero tambi ´ en es un “men- tiroso y el padre de la mentira” (Juan 8:44). Con la peor de las intenciones, trata de cues- tionar la buena fe con que obr ´ o nuestro amo- roso Creador. Quiere que creamos que fue Dios quien tuvo la culpa del pecado original. Lo cierto es que Jehov ´ a ten ´ ıa un buen mo- tivo para no conocer por anticipado si nues- tros primeros padres iban a fallar: el amor. Esa es la cualidad m ´ as sobresaliente de su perso- nalidad, pues 1 Juan 4:8 asegura que “Dios es amor”. El amor es un sentimiento optimista: espera lo mejor de la gente. Por esa raz ´ on, Jehov ´ a esperaba y quer ´ ıa que a Ad ´ an y Eva les fuera bien. Y aunque ellos eran libres de tomar malas decisiones, Dios prefer ´ ıa no sospechar de aquella pareja perfecta. ´ El les hab ´ ıa dado todo lo que necesitaban, tanto en sentido material como en sentido moral. Lo natural era que, a cambio, ellos le ofrecieran su amor y su obe- diencia. Jehov ´ a sab ´ ıa que Ad ´ an y Eva pod ´ ıan ser leales. De hecho, muchos seres humanos imperfectos s ´ ı lo fueron, como Abrah ´ an, Job y Daniel. Algo que nos tranquiliza es saber que Jeho- v ´ a puede y quiere remediar las consecuen- cias del pecado y la muerte. Jes ´ us asegu- r ´ o: “Para Dios todas las cosas son posibles” (Mateo 19:26). Y sus principales cualidades —su amor, justicia, sabidur ´ ıa y poder— son una garant ´ ıa de que as ´ ı lo har ´ a (Revelaci ´ on [Apocalipsis] 21:3-5). En resumen, hemos visto que cuando Jeho- v ´ a cre ´ o a Ad ´ an y Eva, no sab ´ ıa que iban a pe- car. Por supuesto, le doli ´ o mucho ver su de- sobediencia y los terribles efectos que esta provoc ´ o. Pero ten ´ ıa claro que la situaci ´ on no durar ´ ıa para siempre y que su prop ´ osito para la Tierra y los seres humanos no dejar ´ ıa de cumplirse. Ahora bien, ¿c ´ omo se har ´ a rea- lidad dicho prop ´ osito? ¿Qu ´ e debemos ha- cer para beneficiarnos de su cumplimiento? Si desea averiguarlo, le animamos a seguir aprendiendo sobre este tema.1 1 Hallar ´ a un estudio detallado del prop ´ osito de Dios para la Tierra en el cap ´ ıtulo 3 del libro ¿Qu ´ e ense ˜ na real- mente la Biblia?, editado por los testigos de Jehov ´ a. Jehov ´ a sab ´ ıa que Ad ´ an y Eva pod ´ ıan ser leales
  • 16. ENSE ˜ NANZAS DE LA PALABRA DE DIOS ¿Por qu ´ e aprender acerca de Dios? Este art ´ ıculo le permitir ´ a encontrar en su propia Biblia la respuesta a algunas preguntas que tal vez se haya hecho. Si lo desea, los testigos de Jehov ´ a pueden analizar estas preguntas con usted. 1. ¿Por qu ´ e aprender acerca de Dios? Dios tiene un mensaje de esperanza para la hu- manidad. Y ese mensaje se encuentra en la Palabra de Dios. En realidad, la Biblia es como una carta que nos ha enviado nuestro Padre celestial. (Lea Jerem ´ ıas 29:11.) 2. ¿Qu ´ e mensaje tiene Dios para nosotros? Ning ´ un gobierno ha podido acabar con la violencia, las injusticias, las enfermedades ni la muerte. Pero Dios ha prometido traer un gobierno justo que terminar ´ a para siempre con el sufrimiento de toda la humanidad. (Lea Daniel 2:44.) 3. ¿Por qu ´ e es importante que aprendamos acerca de Dios ahora? Dios acabar ´ a muy pronto con toda la gente mala. Pero antes est ´ a ense ˜ nando a millones de personas a amar al pr ´ ojimo y disfrutar de una vida mejor. En la Biblia aprendemos a hacer frente a los problemas, ser felices y agradar a Dios. (Lea Sofon ´ ıas 2:3.)
  • 17. Si desea m ´ as informaci ´ on, consulte el cap ´ ıtulo 2 de este libro, editado por los testigos de Jehov ´ a. ¿QU ´ E ENSE ˜ NA realmente LA BIBLIA? 4. ¿Qui ´ en es el autor de la Biblia? La Biblia se compone de 66 libros escritos por unos 40 hombres. Los cinco primeros los escribi ´ o Mois ´ es hace tres mil quinientos a ˜ nos, mientras que el ´ ultimo fue escrito hace mil novecientos a ˜ nos por el ap ´ ostol Juan. Ninguno de aquellos hombres escribi ´ o sus pro- pias ideas, sino las de Dios. Por tanto, el autor de la Bi- blia es Dios. (Lea 2 Timoteo 3:16 y 2 Pedro 1:21.) ¿Por qu ´ e podemos estar seguros de que la Biblia viene de Dios? Porque predice el futuro con total exacti- tud, algo imposible para el ser humano (Isa ´ ıas 46: 9,10). Por otro lado, en cada una de sus p ´ aginas est ´ a re- flejada la maravillosa personalidad de Dios. Y adem ´ as, tiene el poder de cambiar por completo la vida de la gente. Por estas razones, millones de personas est ´ an convencidas de que Dios es el autor de la Biblia. (Lea Jo- su ´ e 23:14 y 1 Tesalonicenses 2:13.) 5. ¿Qu ´ e se necesita para entender la Biblia? Jes ´ us fue un sobresaliente maestro de la Palabra de Dios. En su tiempo, muchas personas conoc ´ ıan las Escrituras, pero en realidad no las entend ´ ıan. A fin de aclararles su significado, ´ el les citaba ver- s ´ ıculos y luego se los explicaba. Esta secci ´ on emplea- r ´ a el mismo m ´ etodo para ayudarle a usted a en- tender mejor las ense ˜ nanzas b ´ ıblicas. (Lea Lucas 24:27, 45.) Estamos seguros de que le encantar ´ a aprender de Dios y del prop ´ osito de la vida. Eso s ´ ı, no a todo el mundo le agradar ´ a que usted quiera conocer la Bi- blia. Pero es importante que lo haga. Seg ´ un la pro- pia Biblia, quienes aprendan de Dios podr ´ an vivir para siempre. (Lea Mateo 5:10-12 y Juan 17:3.) 17
  • 18. “NO MEREZCO que Dios me perdone.” As ´ ı se expres ´ o un hombre tiempo despu ´ es de ha- berse rebelado contra las normas b ´ ıblicas que aprendi ´ o de ni ˜ no. Aunque ya hab ´ ıa hecho algu- nos cambios en su vida, sent ´ ıa que Dios jam ´ as lo perdonar ´ ıa. Pero este hombre hall ´ o consuelo y esperanza al leer la historia del rey Manas ´ es, re- gistrada en 2 Cr ´ onicas 33:1-17. Si a usted tambi ´ en lo perturban los errores del pasado, har ´ a bien en repasar este relato. Manas ´ es naci ´ o tres a ˜ nos despu ´ es de que Dios extendiera milagrosamente la vida de su padre, Ezequ ´ ıas, uno de los mejores reyes que tuvo Jud ´ a (2 Reyes 20:1-11). Sin duda, el fiel Ezequ ´ ıas pen- s ´ o que el nacimiento de Manas ´ es se deb ´ ıa a la misericordia divinay que el ni ˜ no era un regalo de Dios. Por eso, seguramente procur ´ o inculcar en ´ el un profundo amor por las elevadas normas de Jehov ´ a. Pero hay que admitir que los hijos no siempre imitan a sus padres. Yas ´ ı sucedi ´ o con Manas ´ es. Ezequ ´ ıas muri ´ o cuando Manas ´ es ten ´ ıa apenas 12 a ˜ nos. De ah ´ ı en adelante, el muchacho “pro- cedi ´ o a hacer lo que era malo a los ojos de Jeho- v ´ a” (vers ´ ıculos 1 y 2). ¿Se habr ´ a dejado llevar por consejeros que no sent ´ ıan ning ´ un respeto por las leyes divinas? La Biblia no lo dice. Lo que s ´ ı sabemos es que se convirti ´ o en un id ´ ola- tra y un asesino. Erigi ´ o alta- res a dioses falsos y sacrific ´ o en ellos a sus propios hijos, practic ´ o la hechicer ´ ıa y con- tamin ´ o el templo de Dios en Jerusal ´ en introduciendo en ´ el un ´ ıdolo repugnante. Y pese a que Jehov ´ a —el Dios a quien deb ´ ıa su naci- miento— le hizo numerosas advertencias, ´ el nunca quiso hacerle caso (ver- s ´ ıculos 3 a 10). Finalmente, Jehov ´ a permiti ´ o que los babilo- nios se lo llevaran encadenado al exilio. En Babi- lonia, Manas ´ es tuvo la oportunidad de examinar su vida. Es muy probable que, al ver que sus ´ ıdo- los no hab ´ ıan hecho nada para protegerlo, com- prendiera que eran totalmente in ´ utiles. O puede que recordara lo que a ˜ nos atr ´ as le hab ´ ıa ense ˜ na- do su padre. El caso es que la actitud de Manas ´ es cambi ´ o por completo. El relato explica que el rey “abland ´ o el rostro de Jehov ´ a su Dios”, “hu- mill ´ andose mucho” y “orando” (vers ´ ıculos 12 y 13).1 Pero ¿perdonar ´ ıa Jehov ´ a a alguien que hab ´ ıa cometido cr ´ ımenes tan horrendos? A Jehov ´ a le conmovi ´ o ver que Manas ´ es sent ´ ıa tanto pesar. Por consiguiente, escuch ´ o sus s ´ upli- cas sinceras y “lo restaur ´ o en Jerusal ´ en a su go- bernaci ´ on real” (vers ´ ıculo 13). A fin de demostrar su arrepentimiento, Manas ´ es hizo todo lo que pudo por enmendar sus pecados: elimin ´ o de su reino los ´ ıdolos y altares, y anim ´ o al pueblo a ser- vir a Jehov ´ a (vers ´ ıculos 15 a 17). As ´ ı que si usted cree que no es digno de recibir el perd ´ on de Dios, acu ´ erdese de Manas ´ es. Jeho- v ´ a incluy ´ o este relato en la Biblia para animarnos y ense ˜ narnos que est ´ a “listo para perdonar” (Sal- mo 86:5; Romanos 15:4). Lo que a ´ el le importa no es tanto el pecado en s ´ ı, sino la actitud del pe- cador. Si este se arrepiente de coraz ´ on, suplica el perd ´ on divino y se esfuerza por enmendar su vida, lograr ´ a —como Manas ´ es— “abland[ar] el rostro de Jehov ´ a” (Isa ´ ıas 1:18; 55:6, 7). 1 Seg ´ un La Nueva Biblia Latinoam ´ erica, “quiso aplacar a Yav ´ e, su Dios”. AC ´ ERQUESE A DIOS “Abland ´ o el rostro de Jehov ´ a” LECTURA B ´ IBLICA RECOMENDADA PARA ESTE MES: ˛ 2 Cr ´ onicas 29 a Esdras 10
  • 19. ˇ En Israel, la temporada lluviosa se ex- tiende desde octubre hasta abril, y a ve- ces llegan a formarse torrentes cauda- losos que corren por los valles. Pero durante la estaci ´ on m ´ as calurosa, los torrentes se secan, y pueden pasar me- ses sin que caiga una sola gota. ¿C ´ omo se las arreglaban los israelitas de tiem- pos b ´ ıblicos para contar siempre con un buen suministro de agua? En primer lugar, labraban canales en las colinas para dirigir el agua de las llu- vias invernales hasta dep ´ ositos subterr ´ a- neos, o cisternas. Una ligera inclinaci ´ on en los techos de las casas permit ´ ıa que el agua fluyera hasta esos dep ´ ositos. De hecho,muchoshogaresten ´ ıan su propia cisterna (2 Reyes 18:31; Jerem ´ ıas 6:7). Los israelitas tambi ´ en obten ´ ıan agua de los manantiales. En las tierras altas, el agua se filtra por el terreno hasta al- canzar las capas de roca impermeables, entonces comienza a deslizarse y final- mente brota en forma de manantiales. Los nombres de pueblos como En- semes, En-roguel y En-gued ´ ı sugieren que estos se hallaban cerca de alg ´ un manantial, pues la palabra en signifi- ca “fuente” o “manantial” (Josu ´ e 15: 7, 62). Para aprovechar las aguas de un manantial cercano, en Jerusal ´ en se la- br ´ o a trav ´ es de la roca un t ´ unel que ser- v ´ ıa de acueducto (2 Reyes 20:20). Por ´ ultimo, donde no contaban con manantiales, cavaban pozos (en he- breo, be’ ´ er), comoel que hab ´ ıa en Beer- seba (G ´ enesis 26:32, 33). El erudito An- dr ´ e Chouraqui se ˜ nala que “incluso hoy las t ´ ecnicas utilizadas por [los israelitas] son dignas de admiraci ´ on”. ¿LO SAB ´ IA? ¿Qu ´ e hac ´ ıan los israelitas a fin de disponer de agua durante la larga estaci ´ on seca? CISTERNA EN HORVOT MEZADA (ISRAEL) ˘ Masada National Park, Israel Nature and Parks Authority ˇ Abr ´ an y su esposa viv ´ ıan en una pr ´ os- pera ciudad caldea llamada Ur. Pero cuando Dios les orden ´ o que se muda- ran de all ´ ı, empezaron a vivir en tien- das de campa ˜ na (G ´ enesis 11:31; 13:12). ¿A qu ´ e cosas tuvieron que renunciar? Entre 1922 y 1934, el arque ´ ologo Leonard Woolley desenterr ´ o las ruinas de Ur —situadas en Irak— y encontr ´ o, entre otras edificaciones, 73 casas he- chas de ladrillo. En muchas de ellas, las habitaciones estaban dispuestas alre- dedor de un patio empedrado, cons- truido con un ligero declive para guiar el agua a un sumidero central. En las m ´ as grandes, los cuartos de invitados ten ´ ıan su propio lavabo. En la planta baja tambi ´ en sol ´ ıa hallarse la cocina con su fog ´ onylos cuartos de los sirvien- tes. A la planta superior se sub ´ ıa por una escalera y, una vez arriba, los miembros de la familia acced ´ ıan a sus dormitorios a trav ´ es de un corredor de madera que rodeaba el patio central. “Una casa [...] con patio empedrado, muros blanqueados, sistema de desa- g ¨ ue [...] y doce habitaciones o m ´ as in- dica un nivel de vida realmente eleva- do —afirm ´ o Leonard Woolley—. Y este era el tipo de casas [...] de la clase me- dia: tenderos, mercaderes, escribas y as ´ ı por el estilo.” ¿C ´ omo era la casa en la que vivi ´ o Abr ´ an (Abrah ´ an)? DIBUJO DE UNA T ´ IPICA CASA DE LOS TIEMPOS DE ABRAH ´ AN ˘ Dibujo: A. S. Whitburn LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 19
  • 20. ¿ALGUNA vez ha tenido la sensaci ´ on de que nadie lo valo- ra? En este mundo ego ´ ısta y fren ´ etico es f ´ acil llegar a pensar que somos totalmente invisibles. Y es que la mayor ´ ıa de las personas solo se preocupan por s ´ ı mismas, tal como pre- dijo la Biblia que suceder ´ ıa (2 Timoteo 3:1, 2). Pero la necesidad de amar y ser amado sigue siendo com ´ un a todos los seres humanos, sin importar su edad, raza, lengua o cultura. Los cient ´ ıficos han descubierto que nuestro sistema nervioso est ´ a dise ˜ nado para percibir el amor y la ternura. Y Jehov ´ a, aquel que nos cre ´ o con esa extraordinaria capaci- dad, comprende mejor que nadie que necesitamos recibir ca- ri ˜ no y sentirnos valorados. De hecho, podemos llegar a ser personas muy queridas para ´ el. ¿No es ese un honor incompa- rable? Pero ¿en verdad es posible que Dios ame a criaturas imperfectas como nosotros? ¿C ´ omo podemos estar seguros de que nos valora? ¿Y qu ´ e tenemos que hacer para agradarle? Valiosos a los ojos de Dios Hace tres mil a ˜ nos, un fiel siervo de Dios qued ´ o deslumbra- do por el esplendor de un cielo tachonado de estrellas. Pero al contemplar este espect ´ aculo, lo que m ´ as le maravillaba era pensar que el majestuoso Creador del universo se interesara por simples seres humanos, tan insignificantes en compara- ci ´ on. Por eso, escribi ´ o: “Cuandoveo tus cielos, las obras de tus dedos, la luna y las estrellas que t ´ u has preparado, ¿qu ´ e es el hombre mortal para que lo tengas presente, y el hijo del hom- bre terrestre para que cuides de ´ el?” (Salmo 8:3, 4). Cualquiera podr ´ ıa haber concluido que el Dios supremo est ´ a demasiado lejos o demasiado ocupado como para interesarse en hombres y mujeres imperfectos. Sin embargo, el escritor de este salmo sab ´ ıa que, pese a nuestra fragilidad e intrascendencia, Dios nos considera muy valiosos. Otro salmista asegur ´ o: “Jehov ´ a est ´ a complaci ´ endose en los que le temen, en los que esperan su bondad amorosa” (Salmo 147:11). ¡Qu ´ e hermosas lecciones aprendemos de estos dos salmos! El Dios de los cielos no solo sabe que existimos, sino que adem ´ as cuida de nosotros y se complace en lo que hace- mos. “¿Es cierto que Dios me ama?”
  • 21. LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 21 El cumplimiento de una antigua profec ´ ıa confirma este hecho. Por medio del profeta Ageo, Jehov ´ a predijo que en nuestros d ´ ıas tendr ´ ıa lugar una importante obra de alcance mundial, y esta ser ´ ıa la predicaci ´ on de las buenas nuevas del Reino. Entonces indic ´ o uno de los resultados de di- cha obra: “Las cosas deseables de todas las naciones tienen que entrar; y ciertamente llenar ´ e de gloria esta casa” (Ageo 2:7). ¿Qu ´ e son “las cosas deseables de todas las naciones”? No se trata de riquezas, pues a Jehov ´ a no le complacen ni el oro ni la plata (Ageo 2:8). Lo que alegra su coraz ´ on son las personas que, con imperfecciones y todo, le sirven por amor (Prover- bios 27:11). Su celo y devoci ´ on hace que Dios las considere “cosas deseables” que le traen gloria. ¿Es usted una de esas personas? Puede parecer mentira que criaturas tan intrascendentes y llenas de defectos sean algo tan valioso para el Creador del universo. Pero es la pura verdad. ¿No deber ´ ıa esto impulsar- nos a conocerlo mejor? De hecho, Jehov ´ a mismo nos invita a hacerlo (Isa ´ ıas 55:6; Santiago 4:8). Una persona muy amada por Dios Una tarde, mientras oraba, el profeta Daniel recibi ´ o una sor- prendente visita. Se trataba del ´ angel Gabriel, a quien ya hab ´ ıa tenido el honor de conocer anteriormente. “Daniel —dijo el ´ angel al anciano profeta—, ahora he salido para hacerte tener perspicacia con entendimiento [...], porque eres alguien muy deseable.” (Daniel 9:21-23.) Es interesante notar que el t ´ ermino hebreo traducido “muy deseable” tambi ´ en puede verterse “muy amado”, “muy esti- mado” e incluso “predilecto”. Otro ´ angel que se comunic ´ o posteriormente con Daniel utiliz ´ o dos veces m ´ as la misma ex- presi ´ on para referirse al profeta. Primero se dirigi ´ o a ´ el con es- tas palabras: “Oh Daniel, hombre muy deseable”, y luego lo anim ´ o dici ´ endole: “No tengas miedo, oh hombre muy desea- ble. Ten paz” (Daniel 10:11,19). Sin duda, Daniel ya sab ´ ıa que su servicio le hab ´ ıa ganado la aprobaci ´ on divina y que entre ´ el y Jehov ´ a exist ´ ıa una buena relaci ´ on. No obstante, el afectuoso reconocimiento que Dios le hizo mediante sus ´ angeles debi ´ o de confirmarle su val ´ ıa. Quiz ´ a por eso le expres ´ o a uno de ellos: “Me has fortalecido” (Daniel 10:19). Este relato, que revela el cari ˜ no que Jehov ´ a le ten ´ ıa a su fiel profeta, se ha incluido en la Biblia para nuestro beneficio Dios demostr ´ o cu ´ anto amaba a Daniel al enviar al ´ angel Gabriel para fortalecerlo
  • 22. 22 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 (Romanos 15:4). Si queremos que Dios sienta lo mismo por nosotros, haremos bien en exa- minar el ejemplo que nos dej ´ o Daniel. Estudi ´ o las Escrituras con esmero El registro b ´ ıblico indica que Daniel era un estudiante de las Escrituras muy aplicado. En Daniel 9:2 leemos: “Discern ´ ı por los libros el n ´ umero de los a ˜ nos [...] para [que se cum- plieran] las devastaciones de Jerusal ´ en”. Los libros que Daniel ten ´ ıa a su disposici ´ on pro- bablemente inclu ´ ıan los escritos de Mois ´ es, David, Salom ´ on, Isa ´ ıas, Jerem ´ ıas, Ezequiel y otros profetas. ¿Nos lo podemos imaginar ro- deado de rollos y pergaminos, absorto en el estudio de las profec ´ ıas? Tuvo que haberse pasado horas, tal vez en la habitaci ´ on del te- cho de su casa, meditando y comparando los distintos pasajes sobre la restauraci ´ on de la re- ligi ´ on verdadera en Jerusal ´ en. Su esfuerzo por entender el mensaje de la Palabra de Dios sin duda fortaleci ´ o su fe y su relaci ´ on con Jehov ´ a. El estudio de las Escrituras influy ´ o tambi ´ en en su personalidad y en las decisiones que tom ´ o en su vida. La instrucci ´ on que recibi ´ o en su tierna infancia le permiti ´ o ver desde muy joven la importancia de evitar a toda costa los alimentos que la Ley declaraba impuros (Daniel 1:8). Adem ´ as, gracias a los consejos de la Palabra de Dios, transmiti ´ o sin temor los mensajes divinos a los reyes de Ba- bilonia (Proverbios 29:25; Daniel 4:19-25; 5: 22-28). Tambi ´ en se gan ´ o la fama de ser un trabajador diligente y honrado (Daniel 6:4). Y lleg ´ o a confiar tanto en Jehov ´ a que prefer ´ ıa morir antes que violar sus mandatos (Prover- bios 3:5, 6; Daniel 6:23). ¡Con raz ´ on lo llam ´ o Dios “hombre muy deseable”! En muchos sentidos, hoy es m ´ as f ´ acil estu- diar la Biblia. Por un lado, no tenemos que cargar con rollos, y por otro, contamos con m ´ as escritos inspirados que Daniel, incluido el registro de c ´ omo se cumplieron algunas de sus profec ´ ıas. Por si fuera poco, tenemos a nuestra disposici ´ on numerosas herramientas de investigaci ´ on.1 ¿Se vale usted de ellas? ¿Tiene un horario para leer la Biblia y medi- tar en su mensaje? Si as ´ ı es, su fe se har ´ a tan fuerte como la de Daniel y su relaci ´ on con Jehov ´ a se har ´ a m ´ as estrecha. Las Escrituras guiar ´ an sus pasos, y sentir ´ a que Dios lo acom- pa ˜ na en todo momento. Or ´ o con fervor Daniel se manten ´ ıa en constante comuni- caci ´ on con su Padre celestial. Fueron muchas las ocasiones en que acudi ´ o a ´ el por ayuda. Por ejemplo, cuando el rey Nabucodonosor de Babilonia amenaz ´ o con matarlo si no lo- graba interpretarle un sue ˜ no, el joven Daniel le pidi ´ o a Jehov ´ a que lo ayudara y protegiera (Daniel 2:17, 18). A ˜ nos m ´ as tarde, humilde- mente confes ´ o a Dios sus pecados junto con los del pueblo y le suplic ´ o que les tuviera mi- sericordia (Daniel 9:3-6, 20). Adem ´ as, no dej ´ o de pedir la gu ´ ıa divina cuando no lograba en- tenderel significado de algunavisi ´ on. Y Jeho- v ´ a lo escuchaba, pues en cierta ocasi ´ on envi ´ o a un ´ angel para que le proporcionara mayor entendimiento. Este ´ angel le asegur ´ o: “Tus palabras han sido o ´ ıdas” (Daniel 10:12). Pero el fiel profeta no solo le oraba a Dios para hacerle ruegos. La Biblia declara: “Hasta tres veces al d ´ ıa [...] oraba y ofrec ´ ıa alabanza delante de su Dios, como hab ´ ıa estado ha- ciendo regularmente” (Daniel 6:10). Daniel ten ´ ıa motivos de sobra para alabar a Jehov ´ a y expresarle agradecimiento. Y, como acaba- mos de leer, lo hac ´ ıa a menudo. Orar era tan importante en su servicio a Dios, que no dej ´ o de hacerlo ni cuando su vida se vio amenaza- da por ello. Su constancia y lealtad de seguro conmovi ´ o el coraz ´ on de Jehov ´ a. 1 Los testigos de Jehov ´ a han publicado diversas obras de consulta y estudio que le permitir ´ an sacar mayor pro- vecho de su lectura b ´ ıblica. Si desea obtener alguna, pue- de ped ´ ırsela a cualquier Testigo.
  • 23. LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 23 Al igual que Daniel, usted tambi ´ en puede beneficiarse del hermoso don de la oraci ´ on. Por eso, no permita que pase ni un solo d ´ ıa sin que se haya comunicado con su Padre celes- tial. Cu ´ entele sus preocupaciones y no olvide alabarlo y darle gracias por todas sus bondades. Piense en c ´ omo ha contesta- do sus s ´ uplicas y expr ´ esele su gratitud. T ´ omese todo el tiempo que sea necesario. Si le abre su coraz ´ on a Dios, se sentir ´ a muy cerca de ´ el. ¿Verdad que esa es una buena raz ´ on para no dejar nunca de orar? (Romanos 12:12.) Honr ´ o el nombre de Jehov ´ a Quien solo vela por sus propios intereses no goza de buenas amistades. Pues bien, si queremos que nuestra amistad con Dios tenga futuro, te- nemos que evitar esa tendencia. Daniel no era ajeno a esta verdad y por eso se preocup ´ o de que el nombre de Dios reci- biera siempre la gloria que merece. Cuando Jehov ´ a le revel ´ o el sue ˜ no de Na- bucodonosor y le dio a conocer su inter- pretaci ´ on, Daniel dijo: “Que el nombre de Dios llegue a ser bendito de tiempo indefi- nido aun hasta tiempo indefinido, porque la sabidur ´ ıa y el poder ´ ıo [...] pertenecen a ´ el”. Y cuando Daniel le comunic ´ o al rey el sue ˜ no y su signifi- cado, se asegur ´ o en repetidas ocasiones de darle el m ´ erito a Jehov ´ a, a quien llam ´ o el “Revelador de secretos”. Adem ´ as, al pedirle a Jehov ´ a que perdonara al pueblo y lo liberara, demos- tr ´ o que le preocupaba que el nombre de Dios fuera ensalzado: “Oh Jehov ´ a, [...] presta atenci ´ on y act ´ ua [...] porque tu propio nombre ha sido llamado sobre tu ciudad y sobre tu pueblo” (Daniel 2:20, 28; 9:19). Hay muchas maneras en las que podemos imitar a Daniel y honrar el nombre de Jehov ´ a. Una es pidiendo en nuestras ora- ciones que el nombre de Dios sea santificado (Mateo 6:9, 10). Otra es asegur ´ andonos de que nuestra conducta nunca man- che su santo nombre. Y una ´ ultima es cont ´ andoles a otras per- sonas las cosas maravillosas que hemos aprendido acerca de su Reino. Es verdad que el mundo en el que vivimos es ego ´ ısta ycruel. Pero nos consuela saber que Jehov ´ a ama profundamente a cada uno de sus siervos. Ya lo dijo el salmista: “Jehov ´ a est ´ a complaci ´ endose en su pueblo. Hermosea a los mansos con salvaci ´ on” (Salmo 149:4). El estudio de las Escrituras y la oraci ´ on convirtieron a Daniel en alguien muy valioso a los ojos de Dios
  • 24. 24 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 Esta desgracia es parte de una serie de tr ´ agi- cos sucesos. Todo comenz ´ o cuando Hofn ´ ı y Fi- neh ´ as, los malvados hijos del sumo sacerdote El ´ ı, llevaron el arca del pacto —s ´ ımbolo de la presencia divina— desde Sil ´ o hasta el campo de batalla. Al parecer, los israelitas pensaban que tenerla con ellos les asegurar ´ ıa la victoria. Pero aquel cofre, que sol ´ ıa guardarse en un lu- gar sagrado del tabern ´ aculo (la tienda que ser- v ´ ıa de templo), no era un simple amuleto. Los filisteos vencieron a los israelitas, tomaron el Arca y mataron a los hijos de El ´ ı (1 Samuel 4:3- 11). Hac ´ ıa siglos que el Arca hab ´ ıa honrado con su presencia a Sil ´ o. Por eso, al enterarse de que estaba en manos de los filisteos, El ´ ı —quien ya ten ´ ıa 98 a ˜ nos de edad— se cay ´ o de su silla y muri ´ o. Y su nuera, que acababa de enviudar, tambi ´ en falleci ´ o ese mismo d ´ ıa dando a luz. Sus ´ ultimas palabras fueron: “La gloria se ha ido de Israel al destierro”. As ´ ı es: sin el arca del pacto, la gloria de Sil ´ o quedar ´ ıa en el olvido (1 Samuel 4:12-22). Todo aquello debi ´ o de ser un duro golpe para Samuel. Pero su fe no pod ´ ıa fallarle ahora. Su deber era ayudar al pueblo a recuperar el favor y la protecci ´ on de Jehov ´ a. Puesto que nosotros tambi ´ en estamos expuestos a sufrir desilusiones y golpes en la vida, veamos qu ´ e podemos aprender del ejemplo de Samuel. Defendi ´ o la justicia Tras la historia que acabamos de leer, la Bi- blia pasa a contarnos el castigo que sufrieron los filisteos por tomar el Arca y c ´ omo se vieron obligados a devolverla. Cuando reaparece el profeta en escena, ya han transcurrido veinte a ˜ nos de eso (1 Samuel 7:2). ¿Qu ´ e hizo durante todo ese tiempo? No hay que adivinarlo. La Biblia dice que, en el per ´ ıodo anterior a la guerra, “la palabra de Samuel continu ´ o llegan- do a todo Israel”, lo cual indica que el profeta hab ´ ıa estado instruyendo al pueblo constante- mente (1 Samuel 4:1). Y tras la guerra sigui ´ o haciendo lo mismo. En 1 Samuel 7:15-17 lee- mos que ten ´ ıa la costumbre de visitar las mis- mas tres ciudades a ˜ no tras a ˜ no para solucionar las disputas de sus habitantes y darles instruc- ciones. Luego regresaba a Ram ´ a, donde ten ´ ıa su hogar. No hay duda, entonces, de que durante esos veinte a ˜ nos se mantuvo, como siempre, muy ocupado. El mal ejemplo de los hijos de El ´ ı —hombres corruptos e inmorales— hab ´ ıa erosionado la fe del pueblo. Como resultado, muchos se entre- garon a la idolatr ´ ıa. Tras veinte a ˜ nos de labor y af ´ an, Samuel les dijo a sus hermanos israelitas: EJEMPLOS DE FE Sigui ´ o adelante pese a los golpes de la vida EN UN solo d ´ ıa, la guerra contra los filisteos se hab ´ ıa cobrado la vida de 30.000 israelitas. Y eso sin contar las 4.000 bajas de un combate anterior. El pueblo de Sil ´ o estaba anegado en l ´ agrimas. Incontables ni ˜ nos y mujeres lloraban la p ´ erdida de sus seres queridos: padres, esposos, hermanos e hijos que jam ´ as volver ´ ıan a casa. Tales muestras de dolor tuvieron que haber afectado profundamente al profeta Samuel (1 Samuel 4:1, 2, 10).
  • 25. “Si con todo su coraz ´ on est ´ an volvi ´ endose a Jehov ´ a, quiten de en medio de ustedes los dio- ses extranjeros y tambi ´ en las im ´ agenes de Asto- ret, y dirijan su coraz ´ on inalterablemente a Jehov ´ a y s ´ ırvanle solo a ´ el, y ´ el los librar ´ a de la mano de los filisteos” (1 Samuel 7:3). Lo cierto es que “la mano de los filisteos” es- taba oprimiendo sin compasi ´ on al pueblo. Como el ej ´ ercito israelita hab ´ ıa sido pr ´ acti- camente destrozado, sus enemigos pensaban que pod ´ ıan abusar de ellos con impunidad. Y ahora Samuel les presentaba la posibilidad de regresar a Jehov ´ a y recuperar la libertad. ¿Lo escucharon? S ´ ı, pues se deshicieron de sus ´ ıdolos y “empezaron a servir solo a Jeho- v ´ a”. El profeta, sin duda muy complacido, los congreg ´ o a todos en Mizp ´ a, una ciudad que quedaba en la regi ´ on monta ˜ nosa al norte de Jerusal ´ en. All ´ ı ayunaron y le demostraron a Jehov ´ a que estaban arrepentidos de su idola- tr ´ ıa (1 Samuel 7:4-6). Pero los filisteos vieron aquella reuni ´ on como una oportunidad para aplastar a los ado- radores de Jehov ´ a, as ´ ı que fueron contra ellos. Cuando los israelitas supieron del peligro que los amenazaba, se aterrorizaron y le pidieron a Samuel que clamara a Jehov ´ a por ayuda. Este accedi ´ o y acompa ˜ n ´ o su oraci ´ on de una ofren- da quemada. A ´ un no hab ´ ıa terminado de ha- cer el sacrificio cuando los filisteos atacaron la ciudad. Pero Jehov ´ a escuch ´ o el clamor de su pueblo e hizo que el cielo “tronara con gran es- truendo [...] contra los filisteos”, con lo que provoc ´ o una gran confusi ´ on (1 Samuel 7:7- 10). Sin embargo, los filisteos eran guerreros cur- tidos en fieras batallas; no eran ni ˜ nos, que con un simple trueno corren a la falda de sus ma- dres. Aun as ´ ı, huyeron por sus vidas. ¿Qu ´ e los asust ´ o tanto? Tal vez el “gran estruendo” re- tumb ´ o en las colinas, o quiz ´ a provino de un cielo despejado. En cualquier caso, aquel acto sobrenatural convirti ´ o a los depredadores en presas. Los israelitas salieron de Mizp ´ a y persi- guieron a los filisteos por kil ´ ometros y kil ´ ome- tros hasta llegar al suroeste de Jerusal ´ en (1 Sa- muel 7:11). La batalla de Mizp ´ a marc ´ o un antes y un des- pu ´ es en la historia de Israel. Durante el resto de los d ´ ıas que Samuel sirvi ´ o de juez, los israelitas siguieron ganando terreno y recuperaron mu- chas de las ciudades que los filisteos hab ´ ıan conquistado (1 Samuel 7:13,14). Siglos m ´ as tarde, el ap ´ ostol Pablo incluy ´ o a Samuel entre los jueces y profetas que “efec- tuaron justicia” (Hebreos 11:32, 33). As ´ ı es, Sa- muel contribuy ´ o a que se hiciera lo que era jus- to y recto a los ojos de Jehov ´ a. Y lo logr ´ o porque, en lugar de dejarse vencer por las difi- cultades, sigui ´ o realizando su labor mientras esperaba con paciencia a que Jehov ´ a endereza- ra los asuntos. Adem ´ as, demostr ´ o ser una persona agradecida. Tras la victoria en Mizp ´ a, levant ´ o un monumento para re- cordarlo que Dios hab ´ ıa hecho a fa- vor del pueblo (1 Samuel 7:12). Si queremos hacer lo que es justo a los ojos de Jehov ´ a, tene- mos que ser pacientes, humil- des y agradecidos, como lo ¿C ´ omo ayud ´ o Samuel al pueblo a reponerse de una terrible tragedia?
  • 26. fue Samuel. ¿Y qui ´ en no tiene necesidad de cultivar esas cualidades? A Samuel le fue muy ´ util desarrollarlas cuando todav ´ ıa era un hom- bre joven, pues en su vejez afront ´ o pruebas y desilusiones mucho m ´ as graves, como vere- mos a continuaci ´ on. “Tus propios hijos no han andado en tus caminos” La siguiente vez que aparece Samuel en el re- lato, ya ha envejecido y necesita ayuda para es- cuchar las causas del pueblo. Por eso, nombra jueces a sus dos hijos: Joel y Ab ´ ıas. Pero estos no hacen honor al nombre de su padre. En vez de seguir su ejemplo, abusan de su autoridad, cometen injusticias y aceptan sobornos (1 Sa- muel 8:1-3). Un d ´ ıa, los ancianos de Israel presentaron la siguiente queja a Samuel: “Tus propios hijos no han andado en tus caminos” (1 Samuel 8: 4, 5). ¿No sab ´ ıa Samuel lo que hac ´ ıan sus hi- jos? El registro no lo indica. Pero seguro que tras ver lo que hizo Jehov ´ a con El ´ ı por ser per- misivo y honrar a sus hijos m ´ as que a Dios, Sa- muel se esforz ´ o por ser un padre irreprensible (1 Samuel 2:27-29). Y, de hecho, Jehov ´ a no ha- ll ´ o falta en la conducta del profeta. El relato tampoco dice lo que sinti ´ o Samuel al enterarse del mal comportamiento de sus hi- jos. Pero muchos padres saben lo vergonzoso y descorazonador que eso puede ser. Hoy es co- m ´ un que los hijos se rebelen contra sus padres. La falta de respeto y sumisi ´ on se ha convertido en una verdadera plaga (2 Timoteo 3:1-5). ¿Su- fre usted a causa de un hijo que ni oye consejos ni responde a la disciplina? En tal caso, hallar ´ a consuelo y gu ´ ıa al analizar la forma de actuar de Samuel. ´ El se mantuvo fiel, sin desviarse ni un mil ´ ımetro de su camino. Recuerde: las palabras mueven, pero el ejemplo arrastra. As ´ ı que nunca subestime la influencia que su ejemplo de fidelidad puede ejercer en su hijo. Adem ´ as, su propio Padre, Jehov ´ a, se sentir ´ a or- gulloso de usted por su conducta leal. “N ´ ombranos un rey” Jam ´ as se imaginaron los hijos de Samuel los efectos que su ambici ´ on producir ´ ıa en otras personas. Tras se ˜ nalar su mala conducta, los ancianos le pidieron al profeta: “N ´ ombra- Samuel tuvo hijos rebeldes. ¿Qu ´ e le permiti ´ o superar esa decepci ´ on?
  • 27. LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 27 nos un rey que nos juzgue, s ´ ı, como todas las naciones”. ¿Tom ´ o esto Samuel como un re- chazo a su persona? Despu ´ es de todo, llevaba d ´ ecadas juzgando al pueblo en representaci ´ on de Jehov ´ a. Yahora ellos quer ´ ıan que los gober- nara un monarca, no un simple profeta como ´ el. Estaban cansados de ser el ´ unico pa ´ ıs de la regi ´ on que no ten ´ ıa su propio rey. Pues bien, ¿qu ´ e le pareci ´ o a Samuel dicha petici ´ on? El re- lato dice: “Aquella cosa fue mala a [sus] ojos” (1 Samuel 8:5, 6). Samuel expuso el problema a Jehov ´ a, quien le contest ´ o: “Escucha la voz del pueblo en cuanto a todo lo que te digan; porque no es a ti a quien han rechazado, sino que es a m ´ ı a quien han rechazado de ser rey sobre ellos”. As ´ ı Jehov ´ a le hizo ver que no hab ´ ıa raz ´ on para que se sintiera ofendido, pues era a ´ El a quien el pueblo hab ´ ıa insultado. Entonces, mediante el profeta, Jehov ´ a les advirti ´ o a los israelitas que tener un monarca les saldr ´ ıa caro. Pero ellos no dieron su brazo a torcer e insistieron: “No, sino que un rey es lo que llegar ´ a a haber sobre nosotros”. Cuando Dios les eligi ´ o uno y mand ´ o a Samuel a ungirlo, este obedeci ´ o, como siempre hab ´ ıa hecho (1 Samuel 8:7-19). Pero ¿obedeci ´ o esta vez de mala gana? ¿Per- miti ´ o que la desilusi ´ on envenenara su cora- z ´ on? M ´ as de uno se ha amargado en situacio- nes parecidas, pero no Samuel. Reconociendo que Dios hab ´ ıa seleccionado a Sa ´ ul para gober- nar al pueblo, lo ungi ´ o y hasta lo bes ´ o, demos- tr ´ andole as ´ ı que lo recib ´ ıa con agrado y que le ofrec ´ ıa su lealtad. Adem ´ as, les se ˜ nal ´ o a los is- raelitas: “¿Hanvisto al que Jehov ´ a ha escogido, que no hay ninguno como ´ el entre todo el pueblo?” (1 Samuel 10:1, 24). Samuel siempre mantuvo una actitud positi- va. En vez de fijarse en los puntos d ´ ebiles del hombre a quien Dios hab ´ ıa elegido, se centr ´ o en sus virtudes. Y en vez de amargarse por no contar con la aprobaci ´ on de aquella gente caprichosa, se concentr ´ o en el fiel servicio que le hab ´ ıa ofrecido a Dios desde hac ´ ıa tantos a ˜ nos (1 Samuel 12:1-4). Adem ´ as, sigui ´ o cum- pliendo con su comisi ´ on, pues advirti ´ o a la naci ´ on de los peligros espirituales que la ame- nazaban y la anim ´ o a permanecer leal a Jeho- v ´ a. Sus palabras conmovieron tanto a los israe- litas que le pidieron que orara por ellos. A esto, Samuel respondi ´ o: “Es inconcebible, por mi parte, pecarcontra Jehov ´ a cesando de orar a fa- vor de ustedes; y tengo que instruirles en el ca- mino bueno y recto” (1 Samuel 12:21-24). ¿Alguna vez le han concedido a otra persona un puesto o privilegio que esperaba recibir us- ted? ¿Se sinti ´ o decepcionado? Si imitamos a Samuel, jam ´ as dejaremos que echen ra ´ ıces en nuestro coraz ´ on los celos ni la amargura. Re- cordemos que Dios le concede a cada uno de sus siervos fieles la oportunidad de realizar muchas tareas gratificantes. “¿Hasta cu ´ ando estar ´ as de duelo por Sa ´ ul[?]” Sa ´ ul en verdad pose ´ ıa virtudes muy valiosas. No le faltaba ni coraje ni ingenio y su porte era imponente. Adem ´ as, al menos en sus comien- zos, fue un hombre modesto y sin pretensio- nes (1 Samuel 10:22, 23, 27). Y, como todos, contaba con el precioso don del libre albedr ´ ıo, o sea, la capacidad de elegir por s ´ ı mismo el curso de su vida y tomar sus propias decisiones (Deuteronomio 30:19). ¿Usar ´ ıa bien ese don? Lamentablemente, la gloria y el poder sue- len anular las buenas cualidades de los hom- bres, y la primera que desaparece es la modes- tia. En poco tiempo, Sa ´ ul se hizo arrogante. En lugar de obedecer las ´ ordenes divinas que Samuel le transmiti ´ o, se impacient ´ o y ofreci ´ o un sacrificio, labor que le correspond ´ ıa ´ unica- mente al profeta. Por eso, Samuel lo reprendi ´ o y le anunci ´ o que la corona no pasar ´ ıa a sus descendientes. Pero en vez de corregirse, Sa ´ ul desobedeci ´ o a Dios de forma a ´ un m ´ as descara- da (1 Samuel 13:8, 9,13,14). Jehov ´ a le hab ´ ıa ordenado mediante Sa- muel que guerreara contra los amalequitas,
  • 28. 28 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 destruyera sus posesiones y ejecutara a Agag, su malvado rey. Sin embargo, Sa ´ ul le perdon ´ o la vida al rey y conserv ´ o lo mejor del bot ´ ın. Al corregirlo, Samuel pudo darse cuenta de lo mucho que Sa ´ ul hab ´ ıa cambiado. Lejos de aceptar con humildad la disciplina, se puso a discutir con el profeta, justific ´ andose y tratan- do de minimizar su error. ¡Hasta le ech ´ o la cul- pa al pueblo! Una de sus excusas fue que hab ´ ıa tomado lo m ´ as selecto del reba ˜ no para sacrifi- carlo a Jehov ´ a. Cuando escuch ´ o esto, Samuel le contest ´ o: “Obedecer es mejor que un sacrifi- cio”. Sin ning ´ un temor, le comunic ´ o al rey la sentencia divina: su reino le ser ´ ıa arrancado y alguien mejor que ´ el ocupar ´ ıa su lugar (1 Sa- muel 15:1-33). Samuel estaba tan apenado por las faltas de Sa ´ ul que se pas ´ o toda una noche clamando a Jehov ´ a, y m ´ as adelante se puso de duelo por ´ el. ¡Qu ´ e desilusionado lo debieron hacer sentir su arrogancia y su desobediencia a Jehov ´ a! Ypen- sar que cuando lo conoci ´ o ten ´ ıa tanto poten- cial... Ya no quiso volver a verlo jam ´ as. Al notar que el asunto lo ten ´ ıa tan consternado, Jehov ´ a le llam ´ o la atenci ´ on, dici ´ endole: “¿Hasta cu ´ an- do estar ´ as de duelo por Sa ´ ul, en tanto que yo, por otra parte, lo he rechazado para que no rei- ne sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y anda. Te enviar ´ e a Jes ´ e el betlemita, porque en- tre sus hijos me he provisto un rey” (1 Samuel 15:34, 35; 16:1). Para cumplir su voluntad, Jehov ´ a no de- pende de seres humanos imperfectos, quienes pueden ser hoy leales y ma ˜ nana no. Si alguien escogido por ´ el lo traiciona, busca a otro. As ´ ı que Samuel dej ´ o de lamentarse por Sa ´ ul y se dirigi ´ o a la casa de Jes ´ e en Bel ´ en para ungir al nuevo rey. All ´ ı vio que Jes ´ e ten ´ ıa varios hijos que a primera vista parec ´ ıan ser buenos candi- datos. No obstante, Jehov ´ a se encarg ´ o de recor- darle: “No mires su apariencia ni lo alto de su estatura [...]. Porque no de la manera como el hombre ve es como Dios ve, porque el simple hombre ve lo que aparece a los ojos; pero en cuanto a Jehov ´ a, ´ el ve lo que es el coraz ´ on” (1 Samuel 16:7). Por fin, le trajeron a David, el m ´ as joven de los hijos, y ese result ´ o ser el ele- gido. Antes de culminar su vida, Samuel pudo ver que la decisi ´ on de reemplazar a Sa ´ ul con David hab ´ ıa sido acertada. Sa ´ ul se hac ´ ıa cada vez m ´ as perverso, convirti ´ endose en un ap ´ ostata domi- nado por los celos y el odio asesino. En cam- bio, David dejaba ver hermosas cualidades: valor, integridad, fe y lealtad. La fe de Samuel se fortaleci ´ o aun m ´ as durante sus ´ ultimos d ´ ıas. Comprob ´ o que Jehov ´ a nos puede ayudar a re- ponernos de cualquier desilusi ´ on y a superar nuestras dificultades, y que puede convertir los golpes y sinsabores de la vida en bendicio- nes. Tras la muerte de Samuel, el pueblo ente- ro llor ´ o su ausencia. Y no es de extra ˜ nar, pues por casi un siglo se labr ´ o un intachable histo- rial de fiel servicio. A ´ un hoy, los siervos de Dios hacen bien en preguntarse: “¿Imitar ´ e yo la fe de Samuel?”.
  • 29. LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 29 ¿QU ´ E hac ´ ıa dos mil a ˜ nos atr ´ as un hombre de ascendencia asi ´ atica en el coraz ´ on del Imperio romano? Ese fue el interrogante que surgi ´ o a ra ´ ız de un asombroso hallazgo rea- lizado en 2009 en el sur de Italia. En Vagnari, una localidad ubicada a 60 ki- l ´ ometros (40 millas) al oeste de Bari, se desen- terraron 75 osamentas humanas en la excava- ci ´ on de un antiguo cementerio romano. Las pruebas indicaron que la mayor ´ ıa pertenec ´ ıa a personas nacidas en los alrededores. Sin embar- go, el an ´ alisis del ADN mitocondrial de uno de los esqueletos arroj ´ o un resultado sorprenden- te: sus antepasados por el lado materno proce- d ´ ıan del Lejano Oriente.1 Se calcula que este hombre vivi ´ o entre los siglos primero y segun- do de nuestra era. “Es posible que esta sea la pri- meravez que se descubre en el Imperio romano el esqueleto de alguien de ascendencia orien- tal”, indic ´ o cierto art ´ ıculo period ´ ıstico. Pero ¿qui ´ en era esta persona? El mismo art ´ ıculo se ˜ nala: “Ser ´ ıa tentador atribuir este hallazgo a la relaci ´ on que hab ´ ıa en- tre Roma y China debido al comercio de la seda”. No obstante, se cree que dicho comer- cio se llevaba a cabo a trav ´ es de intermedia- rios y que nadie recorr ´ ıa los 8.000 kil ´ ometros (5.000 millas) que separan China de Italia. Ahora bien, el lugar donde se hallaron los huesos nos da una pista acerca de qui ´ en era este hombre. El yacimiento de Vagnari se encuentra en tierras que pertenec ´ ıan al emperador. Los 1 El an ´ alisis del ADN mitocondrial no proporciona nin- guna informaci ´ on sobre la ascendencia paterna. trabajadores, en su mayor ´ ıa esclavos, se dedica- ban a la fundici ´ on de hierro y la producci ´ on de losas de barro. Es muy probable que el oriental fuera uno de ellos. De hecho, por lo que se en- contr ´ o en su tumba —nada m ´ as que una simple vasija— y por haber estado enterrado bajo los restos de otra persona, se deduce que era de condici ´ on humilde. ¿Qu ´ e importancia tiene este hallazgo? La Bi- blia nos dice que tras el Pentecost ´ es del a ˜ no 33 de nuestra era, los extranjeros que visitaron Jerusal ´ en llevaron a sus tierras de origen el mensaje de Cristo (Hechos 2:1-12, 37-41). Pero ¿hasta d ´ onde lleg ´ o ese mensaje? Para saber- lo hay que determinar cu ´ an lejos viajaba la gente de aquel entonces. Como m ´ ınimo, este descubrimiento nos revela que algunos orien- tales se desplazaron hasta el Mediterr ´ aneo.1 1 Tambi ´ en hay pruebas de que los occidentales viaja- ron al Oriente. Consulte el art ´ ıculo “¿Habr ´ an llegado los primeros cristianos al Lejano Oriente?”, que se public ´ o en La Atalaya del 1 de enero de 2009. UN ORIENTAL EN EL IMPERIO ROMANO RESTOS DE UN HOMBRE DE ASIA ORIENTAL HALLADOS EN UN ANTIGUO CEMENTERIO ROMANO ˘ Su concessione del Ministero per i Beni e le Attivit ` a Culturali - Direzione Regionale per i Beni Culturali e Paesaggistici della Puglia - Soprintendenza per i Beni Archeologici della Puglia ROMA Vagnari Mar Mediterr ´ aneo ASIA ORIENTAL OC´EANO PAC´IFICO
  • 30. 30 LA ATALAYA ˙ 1 DE ENERO DE 2011 – ANALIZA LA ESCENA (LEE G ´ ENESIS 25:20-34). ¿Qu ´ e tendencia manifestaron Jacob y Esa ´ u incluso antes de nacer? ¿C ´ omo describir ´ ıas la apariencia f ´ ısica de Jacob y Esa ´ u? Lee de nuevo los vers ´ ıculos 30 a 33. ¿Qu ´ e diferencia notas entre la actitud de Esa ´ u y la de Jacob? INVESTIGA UN POCO M ´ AS. Busca informaci ´ on sobre los derechos que ten ´ ıa el primog ´ enito, es decir, el hijo mayor. ¿Por qu ´ e eran tan importantes esos derechos? ¿Estuvo bien que Esa ´ u los vendiera por un simple plato de comida? — ANALIZA LA ESCENA (LEE G ´ ENESIS 27:1-10, 30-38). ¿C ´ omo se habr ´ a sentido Esa ´ u al darse cuenta de que su hermano hab ´ ıa recibido la bendici ´ on del primog ´ enito? EL RINC ´ ON DEL JOVEN Las cosas sagradas merecen respeto Instrucciones: Busca un lugar donde puedas leer con tranquilidad. Trata de visualizar la escena, imag ´ ınate las voces y los sentimientos de los personajes, y deja que el relato cobre vida. Protagonistas: Isaac, Rebeca, Jacob y Esa ´ u. Argumento: Esa ´ u vende sus derechos de hijo primog ´ enito a Jacob, su hermano mellizo.
  • 31. INVESTIGA UN POCO M ´ AS. ¿Estuvo mal que Rebeca y Jacob le hicieran creer a Isaac algo que no era cierto? ¿Por qu ´ e? (Una pista: Repasa G ´ enesis 25:23, 33.) ˜ APROVECHA LA INFORMACI ´ ON. ANOTA LO QUE APRENDISTE SOBRE... ... el peligro de dejarte llevar por tus deseos sin pensar en las consecuencias. PARA PONER EN PR ´ ACTICA. ¿Se te ha confiado algo sagrado? ¿Qu ´ e puedes hacer para mostrar respeto por las cosas sagradas? ™ ¿QU ´ E TE HA GUSTADO M ´ AS DE ESTE RELATO? ¿POR QU ´ E? ¿NO TIENES BIBLIA? P ´ IDESELA A LOS TESTIGOS DE JEHOV ´ A O L ´ EELA EN www.watchtower.org/s °
  • 32. ¿Por qu ´ e es importante que averig ¨ uemos si el jard ´ ın de Ed ´ en existi ´ o de verdad? (P ´ AGINAS 9 A 11) ¿Sab ´ ıa Dios que Ad ´ an y Eva iban a pecar? (P ´ AGINAS 13 A 15) ¿Por qu ´ e sabemos que Dios est ´ a dispuesto a perdonar nuestros pecados? (P ´ AGINA 18) ¿Es cierto que Dios nos ama a cada uno de nosotros? (P ´ AGINAS 20 A 23) ¿Aceptar ´ ıa usted una visita? www.watchtower.org/s wp11 01/01-S