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EL RELIEVE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA,
               BALEARES Y CANARIAS

                 LA EXTRAÑA TOPOGRAFÍA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA
                                      The Iberian Peninsula odd topography

                                       Gerardo de Vicente y Ramón Vegas (*)



  RESUMEN
      España posee una topografía promedio muy elevada (la 2ª de Europa, después de Suiza) que eviden-
  cia la intensidad y gran dispersión de las deformaciones tectónicas recientes (Terciarias). El relieve de
  Iberia es el resultado de los esfuerzos transmitidos hacia el interior desde el borde activo durante el Oli-
  goceno-Mioceno Inferior: Los Pirineos. Estas deformaciones se organizaron de una forma altamente re-
  gular, dando lugar a una serie de altos (cadenas) y bajos (cuencas) estructurales, que se interpretan co-
  mo pliegues de escala litosférica. En este sentido, toda la placa ibérica aparece deformada durante el
  Cenozoico. Estos grandes pliegues (Pirineos-Cordillera Cantábrica, Sistema Central-Cadena Ibérica,
  Sierra Morena) aparecen conectados en la corteza superior mediante una serie de corredores de desga-
  rre lateral izquierdos (Vilariça, Messejana-Plasencia) y lateral derechos (Ventaniella, Cadena Ibérica),
  que son también importantes para explicar la morfología de La Península. El emplazamiento hacia el
  oeste del bloque de Alborán desacopló mecánicamente este dispositivo, que sólo continúa activo en la
  costa atlántica-Golfo de Cádiz. Es en estas estructuras, grandes pliegues y corredores de desgarre, donde
  se concentra la sismicidad actual.

  ABSTRACT
      Spain has a very high mean topography (2nd in Europe, after Switzerland) that demonstrates the in-
  tensity and great dispersion of the recent tectonic (Tertiary) deformations. The relief of Iberia is the result
  of the transmitted stresses towards the interior from the active border during the Oligocene-Lower Mioce-
  ne: The Pyrenees. These deformations were organized in a highly regular way, giving place to a series of
  structural highs (ranges-chains) and lows (basins), which are interpreted as lithospheric scale folds.
  From this perspective, the whole Iberian plate turns out to be deformed during the Cenozoic. These large
  folds (Pyrenees-Cantabrian Mountains, Central System- Iberian Chain, Sierra Morena) turn out to be
  connected in upper crust by means of a series of left lateral (Vilariça, Messejana-Plasencia) and right la-
  teral (Ventaniella, Iberian Chain) strike slip corridors, that are also important to explain the morphology
  of The Peninsula. The emplacement towards the west of the Alborán block mechanically decoupled this
  device, which only continues active on the Atlantic coast - gulf of Cadiz. It is in these structures, large
  folds and strike-slip corridors, where the current seismicity concentrates.

  Palabras clave: Iberia, topografía, deformación cenozoica, pliegues litosféricos.
  Keywords: Iberia, topography, Cenozoic deformation, lithospheric folding.



INTRODUCCIÓN                                                     las campañas ibéricas al describir cómo, tanto en
                                                                 los desplazamientos desde el sur como desde el nor-
    Entre todos los países europeos, España presen-              te, una vez superadas las cadenas de montañas mar-
ta una elevación media del relieve (cerca de 700 m)              ginales – Béticas y Pirineos –, no se producía un
únicamente superada por Suiza, pero este país está               descenso pronunciado en los pasos atravesados sino
situado íntegramente en el interior de una cadena de             el comienzo de un país elevado. Desde las primeras
montañas reciente, los Alpes, que constituyen el te-             décadas del pasado siglo, este aspecto característico
cho de Europa. Este relieve relativamente elevado                del relieve ibérico ha conducido a geólogos y geo-
de la Península Ibérica ya fue puesto de manifiesto              morfólogos a su descripción general como un nú-
por los generales de Napoleón en sus informes de                 cleo central de altitud media elevada, la denomina-


(*) Grupo de Tectonofísica Aplicada. Departamento de Geodinámica. F.C.C. Geológicas, Universidad Complutense de Madrid.
28040 Madrid. gdv@geo.ucm.es. ruidera@geo.ucm.es




       124                                                      Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007. (15.2) 124-134
                                                                                                           I.S.S.N.: 1132-9157
da Meseta, que aparece rodeado al norte por una ca-          Ibérica (Celtibérica) y Sistema Central (Divisoria
dena alpina, la cordillera de los Pirineos y al sur por      Central Principal) el estilo germanotipo. En este
otra semejante, las cordilleras Béticas, situándose al       contexto, y dentro del concepto de tectónica verti-
este y al oeste las orlas marginales del Atlántico y         cal o fijista, los relieves interiores de la Península
el Mediterráneo.                                             correspondían a bloques elevados que dejaban en-
    Es fácil darse cuenta de que si queremos cruzar          tre sí espacios subsidentes que alojaban, mediante
de Norte a Sur la Península, los puertos (cadenas) y         un contacto por fallas normales, las cuencas de se-
las depresiones (cuencas) están espaciadas de una            dimentación interiores. La relación genética entre
forma más o menos regular. Esta situación es tam-            los del interior de los continentes (de tipo “germá-
bién aplicable al Norte de África (Marruecos) hasta          nico”) y los relieves “geosinclinales” nunca fue
el Anti-Atlas (Fig. 1).                                      formulada.
                                                                 Todos estos conceptos se vieron fuertemente
                                                             subvertidos con el advenimiento del modelo de la
                                                             tectónica de placas, modelo geofísico que explica
                                                             de manera sencilla y elegante la distribución espa-
                                                             cial de los terremotos. Los corolarios geológicos
                                                             de este modelo implican una superficie de la Tie-
                                                             rra constantemente móvil, en la cual la corteza, en
                                                             realidad la litosfera, es sometida a fuerzas tangen-
                                                             ciales que dan lugar a una deformación plana ca-
                                                             paz de explicar los grandes desplazamientos de
                                                             unidades tectónicas en las cadenas de montañas y
                                                             la formación del relieve por aumento del espesor
                                                             de la corteza. Así pues, las cadenas de montañas
                                                             de tipo “alpino” de los autores antiguos correspon-
                                                             den a bordes convergentes de placas en los que se
                                                             produce un acortamiento de la corteza para poder
                                                             absorber la convergencia. Se obtiene asimismo
                                                             una explicación racional para la existencia de
                                                             grandes mantos de corrimiento, de cabalgamientos
                                                             a escala de la corteza y, en cierto modo, del meta-
                                                             morfismo y el magmatismo presentes en las cade-
                                                             nas de montañas surgidas de la convergencia de
                                                             placas. Por su parte, las montañas de tipo “germá-
                                                             nico” corresponden a regiones “intraplaca” donde
                                                             se produce una parte de la deformación, en general
                                                             de tipo compresivo, causada por los movimientos
                                                             tangenciales de las placas. Esta deformación intra-
Fig. 1. El relieve periódico del Microcontinente             placa parece, en principio, vulnerar la presunción
Iberia, del NO de África y del fondo oceánico.               de considerar las placas litosféricas como torsio-
                                                             nalmente rígidas, premisa importante en los pri-
                                                             meros tiempos de la aplicación del modelo. No
    ¿A qué se debe esta peculiaridad del relieve de          obstante, el modelo es suficientemente flexible pa-
la Península Ibérica?                                        ra adaptar esta deformación como resultado de la
                                                             transmisión de esfuerzos desde los bordes. El paso
    En los tiempos anteriores a la formulación de la         del tiempo ha hecho evolucionar el modelo de la
Tectónica de Placas, la explicación del relieve se           tectónica de placas para explicar los diferentes
limitaba a la formación de cadenas de montañas               ambientes geológicos, en el tiempo y el espacio,
por compresión de los surcos geosinclinales. En              evidenciando ser una herramienta potente, aun con
los términos de la escuela dominante de principios           limitaciones inherentes, en la investigación de las
del pasado siglo, la deformación de la corteza que           Ciencias de la Tierra.
origina las montañas, objeto principal de la tectóni-
ca, se dividió en alpinotipo, – correspondiente a                En cualquier caso, uno de los descubrimientos
grandes mantos de corrimiento con deformación                más novedosos en las Ciencias de la Tierra Sólida
interna intensa, acompañada de metamorfismo y                es que la deformación intraplaca puede ser tan in-
con magmatismo importante, y en germanotipo, –               tensa como para generar pliegues a escala litosféri-
representado por cadenas formadas por bloques de             ca (Cloetingh et al., 2002), tanto en corteza conti-
basamento o por coberteras con deformación mo-               nental, como en corteza oceánica. Por otro lado, se
desta y siempre sin metamorfismo ni magmatismo               sabe desde hace tiempo que en las zonas orogéni-
significativo. Este esquema fue aplicado a la Pe-            cas continentales (a gran escala) la deformación se
nínsula Ibérica por la escuela alemana de Hans Sti-          distribuye en zonas muy amplias, por lo que resulta
lle de manera que las Cordilleras Béticas (y por ex-         complicado dibujar el “límite de placas”.
tensión los Pirineos) representaban el estilo                   Actualmente hay, al menos, tres grandes grupos
alpinotipo y las otras montañas interiores, Cadena           de modelos, con sus ventajas e inconvenientes, para



       Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.1)                                             125
Fig. 2. Aproximaciones metodológicas a la dinámica que define la Tectónica de Placas.

aproximarse a la dinámica real de la Tectónica de                    ción notable de dos dispositivos de montañas inte-
Placas (Fig. 2).                                                     riores que adoptan las direcciones conjugadas
    El primero, y más conocido, es el de movimien-                   NNE-SSO y NO-SE. Este patrón del relieve penin-
to de casquetes rígidos sobre una esfera, con la defi-               sular es evidente a simple vista en los mapas topo-
nición precisa de los polos de rotación eulerianos.                  gráficos a escalas 1:100000 y mayores (Fig. 1).
Resulta muy válido para la litosfera con corteza                         En el contexto de la tectónica de placas, las ca-
oceánica, pero no tanto para zonas orogénicas con-                   denas de montañas de dirección aproximada este-
tinentales (Fig. 2a). El segundo grupo considera a la                oeste corresponden por una parte a orógenos de bor-
litosfera como un medio continuo (elementos fini-                    de de placa que dieron lugar a los Pirineos (y su
tos o discretos), en el que los límites vienen defini-               prolongación cantábrica) y a las Cordilleras Béticas,
dos por zonas con características mecánicas dife-                    y por otra a las cadenas interiores del macizo varisco
rentes. Resulta difícil analizar discontinuidades, por               del centro de la Península, es decir a cadenas de
lo que suelen no tenerse en cuenta (Fig. 2b). Por úl-                montañas formadas mediante la deformación del in-
timo, está el modelo de concentración de la defor-                   terior de una placa – cadenas intraplaca. A este últi-
mación en zonas estrechas y alargadas que siguen                     mo tipo pertenecen: a) el Sistema Central Español y
una distribución fractal (no euclídea) (Fig. 2c). Esta               su prolongación hasta la costa atlántica en el centro
aproximación, más realista, pero con menos capaci-                   de Portugal (sierras de Somosierra, Gredos, Béjar,
dad de predicción, implica que a distintas escalas se                Gardunha, Estrela, Montejunto y Sintra), b) la
aprecian estructuras diferentes, pero siempre pareci-                alineación de relieves situada al sur del Sistema
das. Una de las principales consecuencias de este                    Central que comprende Los Montes de Toledo, las
modelo es que el número de placas depende de a                       sierras de Las Villuercas y la Sierra de San Mame-
qué escala las contemos.                                             de, esta última en Portugal, y c) la alineación de re-
    Como resumen, podemos concluir que la Tectó-                     lieves correspondientes a la Sierra Morena.
nica de Placas no es ya aquel modelo euclídeo que                        La prolongación de estas cadenas en el Mar
atisbaron sus creadores, sino algo mucho más com-                    puede también hacerse de norte a sur en el Banco
plejo, que precisa de otras aproximaciones metodo-                   de Galicia, el espolón de Extremadura (al oeste de
lógicas, en buena parte aún por desarrollar. Esta                    Lisboa) y en el Banco de Gorringe. La distribu-
afirmación es tanto más crítica cuanto más amplia                    ción de epicentros de terremotos instrumentales si-
es la zona deformada (sobre todo en corteza conti-                   gue también esta tendencia de agrupaciones E-O,
nental), como es el caso de la Península Ibérica.                    continuándose en la corteza oceánica (off-shore)
                                                                     (Figs. 3 y 4).
IBERIA DURANTE EL CENOZOICO                                              Los relieves transversales de dirección NNE-
                                                                     SSO no han sido considerados como una unidad
    La disposición general de las montañas y de las                  morfoestructural hasta hace poco tiempo (cf. De Vi-
zonas aplanadas en Iberia apunta a un cierto orden                   cente, ed., 2004). Están formados también por ele-
interno, que sugiere a su vez un escenario tectónico                 vaciones de rocas del basamento que constituyen
único para el origen de las unidades fisiográficas de                una serie de sierras (Marão, Bornes, Ancares, Mon-
primera magnitud (Vegas, 2006). Así las zonas ele-                   tes de León y otras de menor entidad) situadas entre
vadas, las cadenas de montañas, y las llanuras, las                  el centro de Portugal y el occidente de Asturias-Sur
cuencas de sedimentación, se disponen de manera                      de Galicia. Por su parte, los relieves de dirección
general en una dirección este-oeste con la excep-                    conjugada NO-SE constituyen la Cadena Ibérica


(1) La paginación entre corchetes de la obra de Steno remite a la traducción castellana del profesor Leandro Sequeiros citada en la
bibliografía.




        126                                                                  Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2006 (14.3)
LA EDAD DE LOS RELIEVES

                                                                 Para determinar el momento en que los relieves
                                                            han comenzado a surgir y a evolucionar se pueden
                                                            utilizar varias metodologías. La más simple y tradi-
                                                            cional se basa en la edad de los sedimentos situados
                                                            en el frente de las cadenas montañosas. Estos sedi-
                                                            mentos provienen de la erosión del relieve surgido
                                                            y contienen información sobre su evolución.
                                                                En el caso del interior de la Península Ibérica las
                                                            cadenas de montañas están separadas por zonas
                                                            aplanadas que contienen cuencas terciarias que,
                                                            afortunadamente, contienen un registro sedimentario
Fig. 3. Distribución de epicentros instrumentales de        con datos suficientes para establecer el comienzo de
terremotos entre 5 y 70 km de profundidad (Base             la formación de los relieves y los momentos de ma-
Instituto Geográfico Nacional, hasta 2005). Las fle-        yor actividad tectónica. Estas cuencas continentales
chas azules indican las alineaciones E-O en el off-         interiores corresponden a los dos altiplanos que for-
shore atlántico.                                            man la meseta central en el interior del Macizo Ibé-
                                                            rico, cuencas del Duero y de Madrid-Campo Ara-
                                                            ñuelo (también conocida como Cuenca del Tajo), y
que está construida por rocas de edad mesozoica             a otras dos depresiones situadas en el borde de las
con asomos menores de rocas del basamento varis-            Béticas (Cuenca del Guadalquivir) y en el borde sur
co. Los relieves de esta cadena se disponen en dos          de los Pirineos (Cuenca del Ebro). Existen además
alineaciones, Rama Castellana y Rama Aragonesa,             otras cuencas de menor extensión, cuencas inter-
separadas por una zona de menor relieve.                    montanas que están relacionadas con los relieves
     Hacemos aquí hincapié en la descripción de las         transversales NNE-SSO del norte de Portugal (Bier-
cadenas intraplaca de la Península Ibérica para esta-       zo, Verín, Sarria) y con la Cordillera Ibérica (Calata-
blecer a continuación un modelo tectónico sobre su          yud, Jiloca, Zaorejas). El espesor de sedimentos
origen en relación con los bordes de placa en los           continentales acumulado desde el Paleoceno es na-
que se asientan las cadenas de los Pirineos y las Bé-       turalmente mayor en las cuencas más extensas –
ticas, cuyo origen y evolución aparece extensamen-          más de 5000 m en la Cuenca del Ebro, 2500 m en la
te tratado en la literatura geológica.                      del Duero y 3500 m en la de Madrid.




Fig. 4. Mapa tectónico de la deformación Cenozoica en Iberia. 1-Corteza oceánica 2-Corteza oceánica eleva-
da tectónicamente. 3-Plataforma continental. 4-Cuencas cenozoicas en el límite corteza oceánica-continental.
5-Pirineos, vergencia N. 6-Pirineos, vergencia S. 7-Cadenas Intraplaca. 8-Cuencas Intraplaca. 9-Relleno Neó-
geno del Golfo de Cádiz. 10-Bloque Neógeno de las Béticas-Rif-Alborán. 11- Corteza continental de Eurasia.
12-Corteza continental Africana.



      Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2)                                             127
En la mayoría de las cuencas el análisis de las         La cuarta etapa comienza hacia los 9 Ma (Valle-
tendencias generales dibuja un esquema relativa-        siense superior o Tortoniense inferior), y continúa
mente sencillo y homogéneo (Calvo et al., 1993;         durante el Plioceno y debe extenderse hasta la ac-
Calvo, 2004), aunque quizás las dataciones de cada      tualidad. Se produjo, en el inicio de esta etapa, un
unidad tectosedimentaria sean lo más impreciso. En      cambio muy importante en todas las cuencas al pro-
este esquema se pueden diferenciar cuatro etapas        ducirse en las más extensas el cambio generalizado
correspondientes al periodo de tiempo: A) Eoceno,       de régimen de endorreico a exorreico. Aparecen
B) Oligoceno-Mioceno Inferior, C) Mioceno Infe-         discontinuidades muy marcadas (superficies de pa-
rior-Medio, y D) Mioceno Superior-Plioceno.             leokarstificación y/o paleosuperficies de amplio de-
    En las cuencas más extensas, la primera etapa       sarrollo) que separan sucesiones estratigráficas de-
se caracteriza por sucesiones muy potentes y conti-     positadas en contextos paleogeográficos bien
nuas en el tiempo que están dominadas por facies        diferenciados. Sin descartar cambios eustáticos glo-
lacustres y depósitos aluviales clásticos con las ta-   bales, este tránsito en la pauta evolutiva común del
sas de sedimentación más elevadas en el borde N de      relleno de las cuencas interiores cenozoicas de la
la cuenca de antepaís pirenaica (Duero al oeste,        Península, está relacionado con un nuevo régimen
Ebro al este, de hecho una única cuenca). Empiezan      tectónico establecido en el límite de placas situado
a individualizarse las Cuencas del Duero y de Ma-       en las inmediaciones de la Península Ibérica, tal co-
drid, con lo que se marca el inicio del Sistema Cen-    mo describiremos más adelante.
tral como divisoria. Al contrario, las cuencas intra-       De la edad de los sedimentos de las cuencas ce-
montanas, situadas tanto en la Cadena Ibérica como      nozoicas se infiere que los relieves del interior de la
en el NO de la Península, presentan un registro muy     Península se han generado principalmente desde el
variado en cuanto a tipos de facies y espesor de se-    final del Oligoceno, con los pulsos de elevación más
dimentos (en general poco potentes). Se puede con-      importantes hasta el Mioceno Inferior. Esta edad
siderar, por tanto, que las primeras deformaciones      puede corroborarse con otros métodos independien-
generadoras de relieve intraplaca comienzan ya en       tes, como la termocronología de baja temperatura,
el Eoceno.                                              principalmente huellas de fisión en apatitos, que
    En contraste con la etapa anterior, más homo-       permiten establecer una historia del enterramiento o
génea, durante el Oligoceno-Mioceno Inferior a          la emersión de los materiales situados en la superfi-
Medio, el relleno sedimentario de las cuencas se        cie terrestre. Los datos disponibles en la Península
caracteriza por la presencia de varias unidades tec-    confirman la crisis generalizada del Oligoceno-Mio-
tosedimentarias, separadas por discontinuidades         ceno Inferior, y precisan las edades más locales del
y/o rupturas sedimentarias poco espaciadas en el        levantamiento de algunas cadenas, como es el caso
tiempo. El número y las edades concretas de estas       del pulso del Guadarrama durante el Mioceno-Supe-
unidades varían de una cuenca a otra, indicando la      rior (De Bruijne y Andriessen, 2002).
mayor actividad en cada borde de los relieves. No
obstante, el hecho relevante es que, durante este       EL ORIGEN DE LOS RELIEVES
período de tiempo, se concentra el mayor número
de rupturas sedimentarias por lo que el conjunto            En el patrón general descrito anteriormente
de estas unidades puede interpretarse como sin-         destaca, en primer lugar, la naturaleza de contacto
tectónico. Estas rupturas sedimentarias limitan en      entre cadenas de montañas y cuencas. Este con-
la mayor parte de las cuencas tres unidades que         tacto responde siempre, con la salvedad que ex-
pueden correlacionarse representando los periodos       plicaremos más adelante, a la existencia de un ca-
de tiempo correspondientes al Rambliense-Arago-         balgamiento de borde que limita el relieve (Fig.
niense inferior, al Vallesiense superior-Turoliense     5). Se puede ver una galería de estos cabalga-
y al Aragoniense inferior-Vallesiense superior,         mientos en: http://www.ucm.es/info/geodina/cu-
aunque las edades concretas están aun en revisión       rriculums/gdv/ GerardoIndex.htm. Este hecho es
(cf. Calvo, 2004). La sedimentación durante esta        indicador, por sí sólo, de un régimen tectónico
etapa corresponde primero al desarrollo de am-          compresivo generalizado durante el Terciario. Los
plios sistemas lacustres salinos a partir del Oligo-    únicos contactos por falla normal entre cuenca y
ceno superior. Este hecho apunta a que los mate-
riales salinos del mesozoico y del paleógeno ya
habían sido tectónicamente elevados y estaban
siendo erosionados.
    Progresivamente, la actividad tectónica conti-
nuada en los bordes de los relieves da lugar a rela-
ciones aporte-subsidencia elevadas con amplia ex-
pansión de sistemas lacustres, primero evaporíticos
y después carbonatados durante el Mioceno Infe-
rior-Medio. Durante esta tercera etapa los sedimen-
tos acumulados atestiguan una actividad tectónica
continuada que hace surgir los relieves que enmar-      Fig. 5. Cabalgamiento del borde N del Sistema
can las cuencas con pulsos importantes durante el       Central sobre la Cuenca del Duero (Villacastín, Se-
Mioceno.                                                govia).



       128                                                    Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2)
cadena corresponden a las cuencas longitudinales
de la orla mediterránea, de dirección NNE-SSO,
que se superponen a la trama de los relieves com-
presivos y están en relación con la apertura del
Golfo de Valencia, por tanto, no relacionadas con
el patrón general. Con esta puntualización, los re-
lieves principales parecen estar incluidos en un
dispositivo de acortamiento de la corteza en senti-
do norte-sur. Los Pirineos cabalgan sobre la
Cuenca del Ebro, la Cordillera Cantábrica sobre
la del Duero, el Sistema Central sobre las del
Duero y Madrid y la Sierra de Guadalupe sobre la
cuenca del Guadiana. Los análisis de esta defor-
mación, y las reconstrucciones de placas (Eurasia,
Iberia, África) indican un acortamiento N-S de
115 km (también asumido por el NO de África)
durante el Oligoceno Inferior-Mioceno Inferior
(35-15 Ma).
    El dispositivo de cadenas paralelas (Cantábri-
ca-Pirineos, Sistema Central, Sierra Morena) se
acomoda bien al esquema de deformación me-
diante pliegues litosféricos. Se trata de un mode-
lo de deformación por buckling o flexura de la
totalidad de la litosfera que considera pliegues
con una longitud de onda próxima al espesor li-
tosférico continental, ~300 km., a los que se su-
perponen pliegues de longitud de onda menor,
30-50 km, equivalente al espesor de la corteza
(Burov et al., 1993). Los primeros representan
pliegues de la litosfera, mientras los últimos re-
presentan pliegues de la corteza mediante un de-
sacoplamiento respecto al conjunto de la litosfe-
ra, de manera similar al plegamiento “multicapa”
tradicional. A estos trenes de pliegues, litosféri-
cos y corticales, se pueden sumar otros de longi-           Fig. 6. Pliegues Litosféricos. Desacoplamiento en-
tud de onda menor, 4-9 km, que deben represen-              tre los trenes de pliegues en la Corteza Superior y
tar el desacoplamiento cobertera-basamento. Así             en la Litosfera. Análisis espectral de la Topografía
las cadenas intraplaca corresponden a la curvatu-           y de la Anomalía de Bouguer en Iberia y el N de
ra anticlinal y las áreas de sedimentación a las            África.
curvaturas sinclinales.
                                                                Dado que el tamaño de los pliegues supera al de
     El modelo ha sido aplicado con éxito en el             la Península (Figs. 4 y 7), los estilos estructurales
área peninsular considerando las características            cambian en función de las propiedades mecánicas
reológicas de la litosfera ibérica de edad varisca          previas de la zona deformada, aunque se observan
(Fig.6) (Cloething et al., 2002). Se explican así           algunas características comunes: ausencia de meta-
las elevaciones de basamento y sus contactos me-            morfismo, tectónica de piel gruesa y una cierta par-
diante fallas inversas (cabalgamientos) con las             tición de la deformación entre desgarres y cabalga-
áreas de sedimentación cenozoicas, así como el              mientos. Por otro lado los experimentos realizados
desarrollo de una tectónica de piel gruesa en el            mediante modelación numérica (elementos finitos)
interior de la Península. Pero además la forma-             para este tipo de plegamiento litosférico indican,
ción de pliegues litosféricos puede ampliarse al            como condición necesaria, una transmisión efectiva
norte de África, donde existen relieves semejan-            de los esfuerzos entre los bordes activos y el inte-
tes, como el sistema atlásico. Así en perfiles N-S          rior de las placas. Dicho de otro modo, la zona de-
o NO-SE, tanto topográficos, como de la anoma-              formada debe estar mecánicamente acoplada a los
lía gravimétrica de Bouguer, aparecen periodici-            límites de placa. En este sentido, tanto la Península
dades de entre 400 y 600 km de longitud de onda             Ibérica como el norte de África debieron estar aco-
junto a otras de varias decenas de km en el área            plados, durante el Oligoceno-Mioceno Inferior, al
que comprende la Península Ibérica y el norte de            borde de placas pirenaico, desde el cual se transmi-
África (Fig. 6). Estas periodicidades topográficas          tieron los esfuerzos (Fig. 7). Este hecho parece co-
han sido determinadas, como cualquier señal, me-            rroborarse por determinaciones paleomagnéticas
diante el análisis espectral (de Fourier) aparecien-        que indican la ausencia de movimiento relativo nor-
do también en la litosfera oceánica (De Vicente et          te-sur entre África y la Península Ibérica desde el
al., 2007).                                                 Jurásico (Vegas et al., 2005).




      Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2)                                            129
Fig. 7. Reconstrucción tectónica del Microcontinente Iberia durante el Oligoceno-Mioceno Inferior. Trayecto-
rias de Paleoesfuerzos.


    Según lo expuesto anteriormente, las elevacio-       acortamiento N-S y por consiguiente se trata de
nes del basamento (del Macizo Hespérico) corres-         una inversión oblicua en la que se activan estructu-
ponden a ondulaciones de la corteza que en general       ras de desgarre en un contexto transpresivo de mo-
cortan la estructura anterior varisca (Fig. 8).          vimiento lateral derecho, produciéndose una parti-
    Pero además, este régimen compresivo también         ción de la deformación entre compresión y
reactiva cualquier tipo de discontinuidad mecánica       desgarres laterales derechos. Se generan, por tanto,
previa. Así, en el este, se produce la inversión del     relieves (sierras) y pliegues a lo largo de la traza de
surco sedimentario mesozoico (Rift Ibérico) forma-       los desgarres que, al contrario que los cabalga-
do en una etapa (Pérmico-Triásico) en que el régi-       mientos, están asociados a procesos de “bending”
men tectónico en la Península fue de carácter ex-        (pliegues forzados). Este hecho explica la forma-
tensivo. Esta inversión produce los relieves de la       ción de relieves longitudinales y transversales, así
Cadena Ibérica (Álvaro et al., 1979), pero es im-        como las curvaturas compresivas en sus extremos
portante precisar que la orientación del Rift Ibérico    (Sierra de la Demanda, cabalgamientos de Sepúl-
forma un ángulo importante con la dirección de           veda) y la distribución clásica en dos ramas, Ara-
                                                         gonesa y Castellana (Fig. 8).




Fig. 8. Mapa tectónico de las deformaciones cenozoicas, relacionadas con la formación de pliegues litosféri-
cos, en Iberia continental.



       130                                                     Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2)
Por su parte los relieves de dirección NNE-SSO
del noroeste de la Península se corresponden con
corredores de cizalla intracontinental situados sobre
fallas anteriores, posiblemente creadas durante la
apertura del Atlántico entre Terranova y la Penínsu-
la en el Cretácico. La reactivación de estas fallas en
el contexto de la compresión N-S produce alinea-
ciones (corredores) de desgarres laterales izquier-
dos. Se trata, sin duda, de los desgarres cenozoicos
más espectaculares de Iberia. Su importancia puede
apreciarse en los modelos digitales del terreno de la
costa atlántica (Fig. 9).




Fig.9. Modelo digital de la costa Atlántica de Iberia
en el corredor de fallas de Vilariça.

    Entre estos corredores destacan las fallas de Vi-       Fig. 10. A) Mapa tectónico del Sistema de Fallas de
lariça, de más de 300 km y de Regua-Verín cuyas             Vilariça. B) Interpretación tectónica. C) Mapa de
terminaciones compresivas se sitúan, al norte en el         profundidad del Moho (Tesauro et al., 2007). 1)
límite occidental de la Cordillera Cantábrica y al          Basamento 2) Elevaciones 3-4) Desgarre 5) Meso-
sur en el segmento portugués del Sistema Central            zoico 6) Cenozoico 7-8) Levantamiento Plioceno 9)
(Serra da Estrela) (Vegas et al., 2004). En estos co-       Cabalgamiento 10) Basculamiento Cuaternario.
rredores las curvaturas y relevos en extensión y en
compresión (escalones) generan cuencas intermon-
tanas. Estos sistemas de desgarres transfieren la de-
formación hacia el S, desde la Cordillera Cantábri-         Ibérica debieron desacoplarse en los Pirineos
ca (Pirineos) hacia el Sistema Central (Fig.10).            orientales, dando lugar a algún tipo de subducción
    El contexto tectónico anteriormente expuesto,           incipiente, de tipo A, de la litosfera Ibérica bajo la
cadenas E-O y desgarres conjugados NNE-SSO y                Europea. Posteriormente, este desacoplamiento, y
NO-SE, dibuja un dispositivo de cizalla pura (De            el cabalgamiento asociado, se propagaron hacia el
Vicente y Vegas, en prensa) mediante el cual la cor-        oeste hasta alcanzar la Cuenca Vasco-Cantábrica,
teza de la Península Ibérica acomoda el acortamien-         produciendo la inversión de toda la parte intracon-
to N-S. Los relieves principales son el reflejo de es-      tinental del antiguo límite Mesozoico entre Eura-
te dispositivo tectónico (Fig. 8).                          sia e Iberia. En el segmento oceánico de este lími-
                                                            te (Cordillera Cantábrica), la convergencia se
                                                            acomodó en el margen continental mediante la
LAS CAUSAS DE LA DEFORMACIÓN IN-                            propagación del cabalgamiento intracontinental
TRAPLACA EN LA PENÍNSULA                                    dentro del antiguo margen debilitado por la exten-
                                                            sión previa, antes que en el límite corteza conti-
    Al final del Cretácico, el borde N de Iberia            nental-corteza oceánica (Gallastegui, 2000). Mas
cambió de transtensivo a compresivo, con un mo-             hacia el oeste, ya en corteza oceánica, el límite
vimiento relativo N-S, convergente, respecto a Eu-          Iberia-Eurasia se correspondía con un segmento
rasia. De este modo, cesó la expansión oceánica             transpresivo y con otro extensivo, el surco de
anterior del Golfo de Vizcaya al final del Campa-           King, conectado a la Dorsal Medioatlántica, dispo-
niense, iniciándose la inversión tectónica en las           sición que se asemeja mucho a la actual trasladada
zonas intracontinentales previamente extendidas             hacia el S (Dorsal de Terceira-Azores, Falla de
de la Cuenca Vasco-Cantábrica y de los Pirineos.            Gloria-Banco de Gorringe) (Fig. 4).
En un primer momento, las litosferas Europea e



      Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2)                                             131
Durante y después del bloqueo de la conver-            lidad, está acomodándose también, en esta amplia zo-
gencia en el borde activo, la deformación se trans-        na entre Iberia y Marruecos. Este proceso, aún inaca-
mitió al interior de la placa cabalgada, el antepaís       bado, se está conformando como un nuevo y aún mal
ibérico, produciendo la mayor parte de los rasgos          definido, límite de placas entre Eurasia y África. El
morfotectónicos actuales. Más, aún debido al aco-          emplazamiento del Bloque de Alborán desacopló me-
plamiento mecánico entre Iberia y África, la defor-        cánicamente Iberia de África de E a O, con lo que los
mación del antepaís pirenaico se transmitió tam-           esfuerzos transmitidos hacia el interior peninsular ce-
bién al antepaís africano, al menos hasta el               saron en su carácter compresivo, también de E a O. El
Anti-Atlas (Fig. 7a).                                      tipo de esfuerzos registrados con sismicidad instru-
    Bajo esta perspectiva, podemos concluir que el         mental (Tensor del Momento Sísmico) así parece in-
motor de los principales rasgos topográficos de Ibe-       dicarlo (Fig. 11) (De Vicente et al., en prensa). Desde
ria y del norte de África fue la convergencia en el        el análisis de estos datos, queda patente cómo por de-
límite de placas pirenaico.                                lante de la zona de entrada del Dominio de Alborán
                                                           los esfuerzos en el antepaís ibérico son de tipo exten-
    Las reconstrucciones paleotectónicas de este lí-       sional (azul), lo que incluye a la Cadena Ibérica y a
mite indican una cierta similitud con procesos de in-      los Pirineos: ya no hay cabalgamientos activos. Sin
dentación tectónica (un continente pequeño, chocan-        embargo, cuanto más al O y al S nos encontremos,
do con otro de mayor tamaño, como la India y               donde aún no ha llegado el desacoplamiento, predo-
Eurasia). Con esta geometría se producen extensio-         minan las compresiones (rojo), especialmente entre
nes en las esquinas del indentor (el rift del lago Bai-    Lisboa y el Golfo de Cádiz, incluida la corteza oceá-
kal), que en el caso de Iberia se corresponderían con      nica. De este modo, sólo en la zona más Occidental
el Surco de King al oeste y con el Surco de Valen-         de la Península Ibérica, y en la corteza oceánica
cia, al este. La orientación de estas estructuras, junto   Atlántica, puede continuar aún activo el plegamiento
a la convergencia generalizada N-S, permite recons-        litosférico (Figs. 8 y 11).
truir un campo de paleosfuerzos general, para el Oli-
goceno-Mioceno Inferior, con trayectorias de máxi-
ma compresión horizontal, que convergen hacia el           CONCLUSIONES
interior de Iberia (De Vicente et al., 2005) (Fig. 7b).
Esto supone unas ciertas condiciones de deforma-               La disposición peculiar de los relieves del inte-
ción de tipo constrictivo (acortamiento en la hori-        rior de la Península Ibérica se puede explicar me-
zontal desde cualquier dirección), que podría dar del      diante un modelo tectónico en el que el antepaís pi-
escape tectónico de la Sierra de Altomira hacia el         renaico es deformado como consecuencia de la
oeste (cabalgamientos N-S con compresiones loca-           transmisión efectiva de esfuerzos tectónicos desde
les E-O, en un contexto de acortamiento N-S) (Mu-          el borde de placas África-Eurasia, situado desde el
ñoz-Martín et al., 1998).                                  Cretácico Inferior hasta el Mioceno al norte de la
                                                           Península. Esta deformación incluye pliegues de la
    En resumen, la regularidad en la distribución de       corteza y zonas de cizalla verticales en un dispositi-
cuencas y cadenas en Iberia se habría producido            vo de cizalla pura que acomoda el acortamiento N-
mediante cabalgamientos generalizados durante el           S resultante de la convergencia África-Eurasia.
Oligoceno-Mioceno Inferior. Dada la zona afectada
(hasta el Anti-Atlas, más de 3000 km), junto a la              En este contexto se pueden considerar algunos
continuidad de estas estructuras que se desarrolla-        aspectos relevantes. Así los relieves intraplaca ibé-
ron, tanto en corteza oceánica, como en continental,       ricos atestiguan una deformación intraplaca impor-
podemos concluir que toda la litosfera Ibérica (y          tante, mayor de lo esperado para las dimensiones de
Marruecos) está plegada (Cloetingh et al., 2002),          la zona de colisión pirenaica. De la misma manera,
con corredores de desgarre que conectan unos plie-         es preciso destacar la situación de las cuencas ceno-
gues con otros (De Vicente y Vegas, en prensa).            zoicas intracontinentales ibéricas en un ambiente
Resulta por tanto evidente que, para Iberia, tanto la      tectónico compresivo, contrariamente a los escena-
aproximación de “medio continuo” (Fig. 2b) para            rios considerados anteriormente en la literatura geo-
analizar el plegamiento litosférico, como la fractal       lógica – contactos con las cadenas mediante fallas
para estudiar los corredores de cizalla (Fig. 2c), son     normales. Por otra parte, el origen de los relieves
más adecuadas que el modelo de placas rígidas              aquí definido se enmarca de manera coherente en la
(Fig. 2a).                                                 evolución del límite de placas entre África y Eura-
                                                           sia y proporciona además un ejemplo de la aplica-
                                                           ción de la tectónica de placas a escala regional.
EL DESACOPLAMIENTO NEÓGENO                                     Desafortunadamente, la percepción que tiene
    Dentro del dispositivo tectónico que acabamos de       la sociedad española del riesgo sísmico es baja, o
mostrar (Pliegues Litosféricos y corredores de desga-      muy baja. Queda patente, por lo que acabamos de
rre), el acortamiento en las zonas externas Bético-Ri-     exponer, que las estructuras (fallas) capaces de
feñas - y sus rasgos topográficos asociados - debe re-     producir grandes terremotos, son las mismas que
lacionarse con mecanismos más “locales” conducidos         han sido activas durante el Terciario (desde el
por el desplazamiento hacia el oeste del Dominio           Mioceno Superior en el este, y desde el Oligoceno
“exótico” de Alborán (Fig. 4). El acercamiento NNO-        en el oeste) (Fig. 3). Evidentemente, al cambiar el
SSE, activo desde el Mioceno Superior hasta la actua-      límite de placas activo de N a S, la velocidad de
                                                           deformación (y la peligrosidad sísmica) es hoy



       132                                                       Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2)
Fig. 11. Tipo de esfuerzos tectónicos activos a partir de mecanismos focales del tensor del momento sísmico
(De Vicente et al., en prensa). Rojo: compresión; Blanco: desgarre; Azul: extensión. Terremotos de profundi-
dad de foco menor de 30 km.


mayor en las Béticas que en el interior de peninsu-               Burov, E. Lobkovsky, L., Cloetingh, S. y Nikishin, A.
lar. Además, las velocidades de acercamiento en-             (1993). Continental lithosphere folding in Central Asia
tre Iberia y África son también relativamente bajas          (part II): Constrains from gravity and topography. Tecto-
(5 mm por año), por lo que son esperables unos               nophysics, 226, 73-88.
tiempos de acumulación y descarga de energía sís-                 De Bruijne, C.H. y Andriessen, P. (2002). Far field
mica relativamente grandes para sismos de magni-             effects of alpine plate tectonicism in the Iberian micripla-
tud 7 o superior. Ya que los de magnitud 5 (que              te recorded by fault-related denudation in the Spanich
                                                             Central System. Tectonophysics , 349, 161-184.
apenas causan daños) son relativamente frecuentes
(p.e. crisis sísmica de Sarria 1996-1998, en el Sis-              Calvo, J.P., Daams, R., Morales, J., López-Martínez,
tema de fallas de Vilariça), no se puede descartar           N., Agustí, J., Anadón, P., Armenteros, I., Cabrera, L.,
                                                             Civis, J., Corrochano, A., Diaz-Molina, M., Elízaga, E.,
la ocurrencia, en el interior peninsular, de algún           Hoyos, M., Martín-Suárez, E., Martínez, J., Moissenet,
terremoto de magnitud 6 en un periodo de cien                E., Muñoz, A., Pérez-García, P., Pérez-González, A., Por-
años. El terremoto de Benavente de 1909 (30 km               tero, J.M., Robles, F., Santisteban, C., Torres, T., Van der
al E de Lisboa y en el borde S del Sistema Central           Meulen, A.J., Vera, J.A. y Mein, P. (1993). Up-to-date
Portugués) destruyó completamente la ciudad con              Spanish continental Neogene synthesis and paleoclimatic
una magnitud de 6. El tipo de movimiento calcula-            interpretation. Revista de la Sociedad Geológica de. Es-
do (Stich et al., 2005) fue precisamente el de una           paña, 6, 1-16.
falla inversa NE-SO, como el cabalgamiento del                    Calvo, J.P. (2004). Rasgos comunes de las Cuencas
borde S del Sistema Central, muy activo durante el           cenozoicas. Geología de España (J.A: Vera ed.), Socie-
Mioceno Medio y Superior. Es, como comentába-                dad Geológica de España , IGME, Madrid, 584-586.
mos, la zona en la que aún puede continuar activo                 Cloetingh, S., Burov, E., Beekman, F., Andeweg, B.,
el plegamiento litosférico.                                  Andriessen, P.A.M., Garcia-Castellanos, D., De Vicente,
                                                             G. y Vegas, R. (2002). Lithospheric folding in Iberia.
                                                             Tectonics, 21, 5, 1041-1067.
BIBLIOGRAFÍA                                                      De Vicente, G., Vegas, R., Muñoz-Martín, A., Lla-
    Álvaro, M., Capote, R. y Vegas, R. (1979). Un mode-      nes, P., Carbó, A. y Cloetingh, S. (2007). Large scale dis-
lo de evolución geotectónica para la Cadena Celtibérica.     tributed deformation along the western Africa-Eurasia li-
Acta Geoógica. Hispánica, 14, 172-177.                       mit: Tectonic control of the Cenozoic-present day
                                                             topography. 3rd TOPO-EUROPE Meeting. Rome.



       Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2)                                                 133
De Vicente, G. (Ed.). (2004). La estructura alpina del          Stich, D., Batll ´o, J., Macià, R., Teves-Costa, P y
antepaís ibérico. Capítulo. 7. Geología de España. Socie-       Morales, J. (2005). Moment tensor inversion with single-
dad Geológica de España-IGME 583-633.                           component historical seismograms: The 1909 Benavente
     De Vicente, G., Muñoz Martín, A., Vegas, R., Cloe-         (Portugal) and Lambesc (France) earthquakes. Geophysi-
tingh, S.,Casas, A., González Casado, J.M.. y Álvarez, J.,      cal Journal International, 162, 850–858
(2005). Neutral points and constrictive deformation in pa-           Tesauro, M., Kaban, M. y Cloetingh, S., (2007). A
leostresses analysis: The Cenozoic contraction of Iberia.       new crustal model as a basis for lithosphere modelling. 3
Geophysical Research Abstracts, Vol. 7, 04272.                  rd International TOPO-Europe Workshop, Rome.
     De Vicente, G., Cloetingh, S., Muñoz-Martín, A.,                Vegas, R., De Vicente, G., Muñoz Martín, A., Olaiz,
Olaiz, A., Stich, D., Vegas, R., Galindo-Zaldivar, J., Fer-     A., Palencia, A., y Osete, M.L., (2005). Was the Iberian
nández-Lozano, J. (en prensa). Inversion of moment ten-         Plate moored to Africa during the Tertiary?. Geophysical
sor focal mechanisms for active stresses around Micro-          Research Abstracts, 7, 06769.
continent Iberia: Tectonic implications. Tectonics, 27,              Vegas, R., De Vicente, G., Muñoz Martín, A. y Palo-
1-22                                                            mino, R. (2004). Los corredores de fallas de regua-Verín
     De Vicente, G. y Vegas, R. (en prensa) Topography          y Vilariça: zonas de transferencia de la deformación intra-
controlled by large scale distributed deformation along         placa en la península ibérica. Geotemas, 6(5), 245-249.
the western Africa-Eurasia limit: Tectonic constrains.               Vegas, R. (2006). Modelo tectónico de formación de
Tectonophysics.                                                 los relieves montañosos y las cuencas de sedimentación
     Gallastegui, J. (2000). Estructura cortical de la Cordi-   terciarias del interior de la Península Ibérica. Boletín de la
llera y margen Cantábricos: Perfiles ESCI-N. Trabajos de        Real Sociedad Española de Historia Natural. (Sección de
Geología, 22, 221p                                              Geología), 101 (1-4), 31-40.
     Muñoz-Martín, A. Cloetingh, S. De Vicente, G. y An-
deweg, B. (1998). Finite-element modelling of Tertiary          Fecha de recepción del original: 15 octubre 2007
paleostress fields in the eastern part of the Tajo Basin.       Fecha de aceptación definitiva: 29 noviembre 2007
Tectonophysics, 300 47-62.




        134                                                            Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2)

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LA EXTRAÑA TOPOGRAFÍA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA.

  • 1. EL RELIEVE DE LA PENÍNSULA IBÉRICA, BALEARES Y CANARIAS LA EXTRAÑA TOPOGRAFÍA DE LA PENÍNSULA IBÉRICA The Iberian Peninsula odd topography Gerardo de Vicente y Ramón Vegas (*) RESUMEN España posee una topografía promedio muy elevada (la 2ª de Europa, después de Suiza) que eviden- cia la intensidad y gran dispersión de las deformaciones tectónicas recientes (Terciarias). El relieve de Iberia es el resultado de los esfuerzos transmitidos hacia el interior desde el borde activo durante el Oli- goceno-Mioceno Inferior: Los Pirineos. Estas deformaciones se organizaron de una forma altamente re- gular, dando lugar a una serie de altos (cadenas) y bajos (cuencas) estructurales, que se interpretan co- mo pliegues de escala litosférica. En este sentido, toda la placa ibérica aparece deformada durante el Cenozoico. Estos grandes pliegues (Pirineos-Cordillera Cantábrica, Sistema Central-Cadena Ibérica, Sierra Morena) aparecen conectados en la corteza superior mediante una serie de corredores de desga- rre lateral izquierdos (Vilariça, Messejana-Plasencia) y lateral derechos (Ventaniella, Cadena Ibérica), que son también importantes para explicar la morfología de La Península. El emplazamiento hacia el oeste del bloque de Alborán desacopló mecánicamente este dispositivo, que sólo continúa activo en la costa atlántica-Golfo de Cádiz. Es en estas estructuras, grandes pliegues y corredores de desgarre, donde se concentra la sismicidad actual. ABSTRACT Spain has a very high mean topography (2nd in Europe, after Switzerland) that demonstrates the in- tensity and great dispersion of the recent tectonic (Tertiary) deformations. The relief of Iberia is the result of the transmitted stresses towards the interior from the active border during the Oligocene-Lower Mioce- ne: The Pyrenees. These deformations were organized in a highly regular way, giving place to a series of structural highs (ranges-chains) and lows (basins), which are interpreted as lithospheric scale folds. From this perspective, the whole Iberian plate turns out to be deformed during the Cenozoic. These large folds (Pyrenees-Cantabrian Mountains, Central System- Iberian Chain, Sierra Morena) turn out to be connected in upper crust by means of a series of left lateral (Vilariça, Messejana-Plasencia) and right la- teral (Ventaniella, Iberian Chain) strike slip corridors, that are also important to explain the morphology of The Peninsula. The emplacement towards the west of the Alborán block mechanically decoupled this device, which only continues active on the Atlantic coast - gulf of Cadiz. It is in these structures, large folds and strike-slip corridors, where the current seismicity concentrates. Palabras clave: Iberia, topografía, deformación cenozoica, pliegues litosféricos. Keywords: Iberia, topography, Cenozoic deformation, lithospheric folding. INTRODUCCIÓN las campañas ibéricas al describir cómo, tanto en los desplazamientos desde el sur como desde el nor- Entre todos los países europeos, España presen- te, una vez superadas las cadenas de montañas mar- ta una elevación media del relieve (cerca de 700 m) ginales – Béticas y Pirineos –, no se producía un únicamente superada por Suiza, pero este país está descenso pronunciado en los pasos atravesados sino situado íntegramente en el interior de una cadena de el comienzo de un país elevado. Desde las primeras montañas reciente, los Alpes, que constituyen el te- décadas del pasado siglo, este aspecto característico cho de Europa. Este relieve relativamente elevado del relieve ibérico ha conducido a geólogos y geo- de la Península Ibérica ya fue puesto de manifiesto morfólogos a su descripción general como un nú- por los generales de Napoleón en sus informes de cleo central de altitud media elevada, la denomina- (*) Grupo de Tectonofísica Aplicada. Departamento de Geodinámica. F.C.C. Geológicas, Universidad Complutense de Madrid. 28040 Madrid. gdv@geo.ucm.es. ruidera@geo.ucm.es 124 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007. (15.2) 124-134 I.S.S.N.: 1132-9157
  • 2. da Meseta, que aparece rodeado al norte por una ca- Ibérica (Celtibérica) y Sistema Central (Divisoria dena alpina, la cordillera de los Pirineos y al sur por Central Principal) el estilo germanotipo. En este otra semejante, las cordilleras Béticas, situándose al contexto, y dentro del concepto de tectónica verti- este y al oeste las orlas marginales del Atlántico y cal o fijista, los relieves interiores de la Península el Mediterráneo. correspondían a bloques elevados que dejaban en- Es fácil darse cuenta de que si queremos cruzar tre sí espacios subsidentes que alojaban, mediante de Norte a Sur la Península, los puertos (cadenas) y un contacto por fallas normales, las cuencas de se- las depresiones (cuencas) están espaciadas de una dimentación interiores. La relación genética entre forma más o menos regular. Esta situación es tam- los del interior de los continentes (de tipo “germá- bién aplicable al Norte de África (Marruecos) hasta nico”) y los relieves “geosinclinales” nunca fue el Anti-Atlas (Fig. 1). formulada. Todos estos conceptos se vieron fuertemente subvertidos con el advenimiento del modelo de la tectónica de placas, modelo geofísico que explica de manera sencilla y elegante la distribución espa- cial de los terremotos. Los corolarios geológicos de este modelo implican una superficie de la Tie- rra constantemente móvil, en la cual la corteza, en realidad la litosfera, es sometida a fuerzas tangen- ciales que dan lugar a una deformación plana ca- paz de explicar los grandes desplazamientos de unidades tectónicas en las cadenas de montañas y la formación del relieve por aumento del espesor de la corteza. Así pues, las cadenas de montañas de tipo “alpino” de los autores antiguos correspon- den a bordes convergentes de placas en los que se produce un acortamiento de la corteza para poder absorber la convergencia. Se obtiene asimismo una explicación racional para la existencia de grandes mantos de corrimiento, de cabalgamientos a escala de la corteza y, en cierto modo, del meta- morfismo y el magmatismo presentes en las cade- nas de montañas surgidas de la convergencia de placas. Por su parte, las montañas de tipo “germá- nico” corresponden a regiones “intraplaca” donde se produce una parte de la deformación, en general de tipo compresivo, causada por los movimientos tangenciales de las placas. Esta deformación intra- Fig. 1. El relieve periódico del Microcontinente placa parece, en principio, vulnerar la presunción Iberia, del NO de África y del fondo oceánico. de considerar las placas litosféricas como torsio- nalmente rígidas, premisa importante en los pri- meros tiempos de la aplicación del modelo. No ¿A qué se debe esta peculiaridad del relieve de obstante, el modelo es suficientemente flexible pa- la Península Ibérica? ra adaptar esta deformación como resultado de la transmisión de esfuerzos desde los bordes. El paso En los tiempos anteriores a la formulación de la del tiempo ha hecho evolucionar el modelo de la Tectónica de Placas, la explicación del relieve se tectónica de placas para explicar los diferentes limitaba a la formación de cadenas de montañas ambientes geológicos, en el tiempo y el espacio, por compresión de los surcos geosinclinales. En evidenciando ser una herramienta potente, aun con los términos de la escuela dominante de principios limitaciones inherentes, en la investigación de las del pasado siglo, la deformación de la corteza que Ciencias de la Tierra. origina las montañas, objeto principal de la tectóni- ca, se dividió en alpinotipo, – correspondiente a En cualquier caso, uno de los descubrimientos grandes mantos de corrimiento con deformación más novedosos en las Ciencias de la Tierra Sólida interna intensa, acompañada de metamorfismo y es que la deformación intraplaca puede ser tan in- con magmatismo importante, y en germanotipo, – tensa como para generar pliegues a escala litosféri- representado por cadenas formadas por bloques de ca (Cloetingh et al., 2002), tanto en corteza conti- basamento o por coberteras con deformación mo- nental, como en corteza oceánica. Por otro lado, se desta y siempre sin metamorfismo ni magmatismo sabe desde hace tiempo que en las zonas orogéni- significativo. Este esquema fue aplicado a la Pe- cas continentales (a gran escala) la deformación se nínsula Ibérica por la escuela alemana de Hans Sti- distribuye en zonas muy amplias, por lo que resulta lle de manera que las Cordilleras Béticas (y por ex- complicado dibujar el “límite de placas”. tensión los Pirineos) representaban el estilo Actualmente hay, al menos, tres grandes grupos alpinotipo y las otras montañas interiores, Cadena de modelos, con sus ventajas e inconvenientes, para Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.1) 125
  • 3. Fig. 2. Aproximaciones metodológicas a la dinámica que define la Tectónica de Placas. aproximarse a la dinámica real de la Tectónica de ción notable de dos dispositivos de montañas inte- Placas (Fig. 2). riores que adoptan las direcciones conjugadas El primero, y más conocido, es el de movimien- NNE-SSO y NO-SE. Este patrón del relieve penin- to de casquetes rígidos sobre una esfera, con la defi- sular es evidente a simple vista en los mapas topo- nición precisa de los polos de rotación eulerianos. gráficos a escalas 1:100000 y mayores (Fig. 1). Resulta muy válido para la litosfera con corteza En el contexto de la tectónica de placas, las ca- oceánica, pero no tanto para zonas orogénicas con- denas de montañas de dirección aproximada este- tinentales (Fig. 2a). El segundo grupo considera a la oeste corresponden por una parte a orógenos de bor- litosfera como un medio continuo (elementos fini- de de placa que dieron lugar a los Pirineos (y su tos o discretos), en el que los límites vienen defini- prolongación cantábrica) y a las Cordilleras Béticas, dos por zonas con características mecánicas dife- y por otra a las cadenas interiores del macizo varisco rentes. Resulta difícil analizar discontinuidades, por del centro de la Península, es decir a cadenas de lo que suelen no tenerse en cuenta (Fig. 2b). Por úl- montañas formadas mediante la deformación del in- timo, está el modelo de concentración de la defor- terior de una placa – cadenas intraplaca. A este últi- mación en zonas estrechas y alargadas que siguen mo tipo pertenecen: a) el Sistema Central Español y una distribución fractal (no euclídea) (Fig. 2c). Esta su prolongación hasta la costa atlántica en el centro aproximación, más realista, pero con menos capaci- de Portugal (sierras de Somosierra, Gredos, Béjar, dad de predicción, implica que a distintas escalas se Gardunha, Estrela, Montejunto y Sintra), b) la aprecian estructuras diferentes, pero siempre pareci- alineación de relieves situada al sur del Sistema das. Una de las principales consecuencias de este Central que comprende Los Montes de Toledo, las modelo es que el número de placas depende de a sierras de Las Villuercas y la Sierra de San Mame- qué escala las contemos. de, esta última en Portugal, y c) la alineación de re- Como resumen, podemos concluir que la Tectó- lieves correspondientes a la Sierra Morena. nica de Placas no es ya aquel modelo euclídeo que La prolongación de estas cadenas en el Mar atisbaron sus creadores, sino algo mucho más com- puede también hacerse de norte a sur en el Banco plejo, que precisa de otras aproximaciones metodo- de Galicia, el espolón de Extremadura (al oeste de lógicas, en buena parte aún por desarrollar. Esta Lisboa) y en el Banco de Gorringe. La distribu- afirmación es tanto más crítica cuanto más amplia ción de epicentros de terremotos instrumentales si- es la zona deformada (sobre todo en corteza conti- gue también esta tendencia de agrupaciones E-O, nental), como es el caso de la Península Ibérica. continuándose en la corteza oceánica (off-shore) (Figs. 3 y 4). IBERIA DURANTE EL CENOZOICO Los relieves transversales de dirección NNE- SSO no han sido considerados como una unidad La disposición general de las montañas y de las morfoestructural hasta hace poco tiempo (cf. De Vi- zonas aplanadas en Iberia apunta a un cierto orden cente, ed., 2004). Están formados también por ele- interno, que sugiere a su vez un escenario tectónico vaciones de rocas del basamento que constituyen único para el origen de las unidades fisiográficas de una serie de sierras (Marão, Bornes, Ancares, Mon- primera magnitud (Vegas, 2006). Así las zonas ele- tes de León y otras de menor entidad) situadas entre vadas, las cadenas de montañas, y las llanuras, las el centro de Portugal y el occidente de Asturias-Sur cuencas de sedimentación, se disponen de manera de Galicia. Por su parte, los relieves de dirección general en una dirección este-oeste con la excep- conjugada NO-SE constituyen la Cadena Ibérica (1) La paginación entre corchetes de la obra de Steno remite a la traducción castellana del profesor Leandro Sequeiros citada en la bibliografía. 126 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2006 (14.3)
  • 4. LA EDAD DE LOS RELIEVES Para determinar el momento en que los relieves han comenzado a surgir y a evolucionar se pueden utilizar varias metodologías. La más simple y tradi- cional se basa en la edad de los sedimentos situados en el frente de las cadenas montañosas. Estos sedi- mentos provienen de la erosión del relieve surgido y contienen información sobre su evolución. En el caso del interior de la Península Ibérica las cadenas de montañas están separadas por zonas aplanadas que contienen cuencas terciarias que, afortunadamente, contienen un registro sedimentario Fig. 3. Distribución de epicentros instrumentales de con datos suficientes para establecer el comienzo de terremotos entre 5 y 70 km de profundidad (Base la formación de los relieves y los momentos de ma- Instituto Geográfico Nacional, hasta 2005). Las fle- yor actividad tectónica. Estas cuencas continentales chas azules indican las alineaciones E-O en el off- interiores corresponden a los dos altiplanos que for- shore atlántico. man la meseta central en el interior del Macizo Ibé- rico, cuencas del Duero y de Madrid-Campo Ara- ñuelo (también conocida como Cuenca del Tajo), y que está construida por rocas de edad mesozoica a otras dos depresiones situadas en el borde de las con asomos menores de rocas del basamento varis- Béticas (Cuenca del Guadalquivir) y en el borde sur co. Los relieves de esta cadena se disponen en dos de los Pirineos (Cuenca del Ebro). Existen además alineaciones, Rama Castellana y Rama Aragonesa, otras cuencas de menor extensión, cuencas inter- separadas por una zona de menor relieve. montanas que están relacionadas con los relieves Hacemos aquí hincapié en la descripción de las transversales NNE-SSO del norte de Portugal (Bier- cadenas intraplaca de la Península Ibérica para esta- zo, Verín, Sarria) y con la Cordillera Ibérica (Calata- blecer a continuación un modelo tectónico sobre su yud, Jiloca, Zaorejas). El espesor de sedimentos origen en relación con los bordes de placa en los continentales acumulado desde el Paleoceno es na- que se asientan las cadenas de los Pirineos y las Bé- turalmente mayor en las cuencas más extensas – ticas, cuyo origen y evolución aparece extensamen- más de 5000 m en la Cuenca del Ebro, 2500 m en la te tratado en la literatura geológica. del Duero y 3500 m en la de Madrid. Fig. 4. Mapa tectónico de la deformación Cenozoica en Iberia. 1-Corteza oceánica 2-Corteza oceánica eleva- da tectónicamente. 3-Plataforma continental. 4-Cuencas cenozoicas en el límite corteza oceánica-continental. 5-Pirineos, vergencia N. 6-Pirineos, vergencia S. 7-Cadenas Intraplaca. 8-Cuencas Intraplaca. 9-Relleno Neó- geno del Golfo de Cádiz. 10-Bloque Neógeno de las Béticas-Rif-Alborán. 11- Corteza continental de Eurasia. 12-Corteza continental Africana. Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2) 127
  • 5. En la mayoría de las cuencas el análisis de las La cuarta etapa comienza hacia los 9 Ma (Valle- tendencias generales dibuja un esquema relativa- siense superior o Tortoniense inferior), y continúa mente sencillo y homogéneo (Calvo et al., 1993; durante el Plioceno y debe extenderse hasta la ac- Calvo, 2004), aunque quizás las dataciones de cada tualidad. Se produjo, en el inicio de esta etapa, un unidad tectosedimentaria sean lo más impreciso. En cambio muy importante en todas las cuencas al pro- este esquema se pueden diferenciar cuatro etapas ducirse en las más extensas el cambio generalizado correspondientes al periodo de tiempo: A) Eoceno, de régimen de endorreico a exorreico. Aparecen B) Oligoceno-Mioceno Inferior, C) Mioceno Infe- discontinuidades muy marcadas (superficies de pa- rior-Medio, y D) Mioceno Superior-Plioceno. leokarstificación y/o paleosuperficies de amplio de- En las cuencas más extensas, la primera etapa sarrollo) que separan sucesiones estratigráficas de- se caracteriza por sucesiones muy potentes y conti- positadas en contextos paleogeográficos bien nuas en el tiempo que están dominadas por facies diferenciados. Sin descartar cambios eustáticos glo- lacustres y depósitos aluviales clásticos con las ta- bales, este tránsito en la pauta evolutiva común del sas de sedimentación más elevadas en el borde N de relleno de las cuencas interiores cenozoicas de la la cuenca de antepaís pirenaica (Duero al oeste, Península, está relacionado con un nuevo régimen Ebro al este, de hecho una única cuenca). Empiezan tectónico establecido en el límite de placas situado a individualizarse las Cuencas del Duero y de Ma- en las inmediaciones de la Península Ibérica, tal co- drid, con lo que se marca el inicio del Sistema Cen- mo describiremos más adelante. tral como divisoria. Al contrario, las cuencas intra- De la edad de los sedimentos de las cuencas ce- montanas, situadas tanto en la Cadena Ibérica como nozoicas se infiere que los relieves del interior de la en el NO de la Península, presentan un registro muy Península se han generado principalmente desde el variado en cuanto a tipos de facies y espesor de se- final del Oligoceno, con los pulsos de elevación más dimentos (en general poco potentes). Se puede con- importantes hasta el Mioceno Inferior. Esta edad siderar, por tanto, que las primeras deformaciones puede corroborarse con otros métodos independien- generadoras de relieve intraplaca comienzan ya en tes, como la termocronología de baja temperatura, el Eoceno. principalmente huellas de fisión en apatitos, que En contraste con la etapa anterior, más homo- permiten establecer una historia del enterramiento o génea, durante el Oligoceno-Mioceno Inferior a la emersión de los materiales situados en la superfi- Medio, el relleno sedimentario de las cuencas se cie terrestre. Los datos disponibles en la Península caracteriza por la presencia de varias unidades tec- confirman la crisis generalizada del Oligoceno-Mio- tosedimentarias, separadas por discontinuidades ceno Inferior, y precisan las edades más locales del y/o rupturas sedimentarias poco espaciadas en el levantamiento de algunas cadenas, como es el caso tiempo. El número y las edades concretas de estas del pulso del Guadarrama durante el Mioceno-Supe- unidades varían de una cuenca a otra, indicando la rior (De Bruijne y Andriessen, 2002). mayor actividad en cada borde de los relieves. No obstante, el hecho relevante es que, durante este EL ORIGEN DE LOS RELIEVES período de tiempo, se concentra el mayor número de rupturas sedimentarias por lo que el conjunto En el patrón general descrito anteriormente de estas unidades puede interpretarse como sin- destaca, en primer lugar, la naturaleza de contacto tectónico. Estas rupturas sedimentarias limitan en entre cadenas de montañas y cuencas. Este con- la mayor parte de las cuencas tres unidades que tacto responde siempre, con la salvedad que ex- pueden correlacionarse representando los periodos plicaremos más adelante, a la existencia de un ca- de tiempo correspondientes al Rambliense-Arago- balgamiento de borde que limita el relieve (Fig. niense inferior, al Vallesiense superior-Turoliense 5). Se puede ver una galería de estos cabalga- y al Aragoniense inferior-Vallesiense superior, mientos en: http://www.ucm.es/info/geodina/cu- aunque las edades concretas están aun en revisión rriculums/gdv/ GerardoIndex.htm. Este hecho es (cf. Calvo, 2004). La sedimentación durante esta indicador, por sí sólo, de un régimen tectónico etapa corresponde primero al desarrollo de am- compresivo generalizado durante el Terciario. Los plios sistemas lacustres salinos a partir del Oligo- únicos contactos por falla normal entre cuenca y ceno superior. Este hecho apunta a que los mate- riales salinos del mesozoico y del paleógeno ya habían sido tectónicamente elevados y estaban siendo erosionados. Progresivamente, la actividad tectónica conti- nuada en los bordes de los relieves da lugar a rela- ciones aporte-subsidencia elevadas con amplia ex- pansión de sistemas lacustres, primero evaporíticos y después carbonatados durante el Mioceno Infe- rior-Medio. Durante esta tercera etapa los sedimen- tos acumulados atestiguan una actividad tectónica continuada que hace surgir los relieves que enmar- Fig. 5. Cabalgamiento del borde N del Sistema can las cuencas con pulsos importantes durante el Central sobre la Cuenca del Duero (Villacastín, Se- Mioceno. govia). 128 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2)
  • 6. cadena corresponden a las cuencas longitudinales de la orla mediterránea, de dirección NNE-SSO, que se superponen a la trama de los relieves com- presivos y están en relación con la apertura del Golfo de Valencia, por tanto, no relacionadas con el patrón general. Con esta puntualización, los re- lieves principales parecen estar incluidos en un dispositivo de acortamiento de la corteza en senti- do norte-sur. Los Pirineos cabalgan sobre la Cuenca del Ebro, la Cordillera Cantábrica sobre la del Duero, el Sistema Central sobre las del Duero y Madrid y la Sierra de Guadalupe sobre la cuenca del Guadiana. Los análisis de esta defor- mación, y las reconstrucciones de placas (Eurasia, Iberia, África) indican un acortamiento N-S de 115 km (también asumido por el NO de África) durante el Oligoceno Inferior-Mioceno Inferior (35-15 Ma). El dispositivo de cadenas paralelas (Cantábri- ca-Pirineos, Sistema Central, Sierra Morena) se acomoda bien al esquema de deformación me- diante pliegues litosféricos. Se trata de un mode- lo de deformación por buckling o flexura de la totalidad de la litosfera que considera pliegues con una longitud de onda próxima al espesor li- tosférico continental, ~300 km., a los que se su- perponen pliegues de longitud de onda menor, 30-50 km, equivalente al espesor de la corteza (Burov et al., 1993). Los primeros representan pliegues de la litosfera, mientras los últimos re- presentan pliegues de la corteza mediante un de- sacoplamiento respecto al conjunto de la litosfe- ra, de manera similar al plegamiento “multicapa” tradicional. A estos trenes de pliegues, litosféri- cos y corticales, se pueden sumar otros de longi- Fig. 6. Pliegues Litosféricos. Desacoplamiento en- tud de onda menor, 4-9 km, que deben represen- tre los trenes de pliegues en la Corteza Superior y tar el desacoplamiento cobertera-basamento. Así en la Litosfera. Análisis espectral de la Topografía las cadenas intraplaca corresponden a la curvatu- y de la Anomalía de Bouguer en Iberia y el N de ra anticlinal y las áreas de sedimentación a las África. curvaturas sinclinales. Dado que el tamaño de los pliegues supera al de El modelo ha sido aplicado con éxito en el la Península (Figs. 4 y 7), los estilos estructurales área peninsular considerando las características cambian en función de las propiedades mecánicas reológicas de la litosfera ibérica de edad varisca previas de la zona deformada, aunque se observan (Fig.6) (Cloething et al., 2002). Se explican así algunas características comunes: ausencia de meta- las elevaciones de basamento y sus contactos me- morfismo, tectónica de piel gruesa y una cierta par- diante fallas inversas (cabalgamientos) con las tición de la deformación entre desgarres y cabalga- áreas de sedimentación cenozoicas, así como el mientos. Por otro lado los experimentos realizados desarrollo de una tectónica de piel gruesa en el mediante modelación numérica (elementos finitos) interior de la Península. Pero además la forma- para este tipo de plegamiento litosférico indican, ción de pliegues litosféricos puede ampliarse al como condición necesaria, una transmisión efectiva norte de África, donde existen relieves semejan- de los esfuerzos entre los bordes activos y el inte- tes, como el sistema atlásico. Así en perfiles N-S rior de las placas. Dicho de otro modo, la zona de- o NO-SE, tanto topográficos, como de la anoma- formada debe estar mecánicamente acoplada a los lía gravimétrica de Bouguer, aparecen periodici- límites de placa. En este sentido, tanto la Península dades de entre 400 y 600 km de longitud de onda Ibérica como el norte de África debieron estar aco- junto a otras de varias decenas de km en el área plados, durante el Oligoceno-Mioceno Inferior, al que comprende la Península Ibérica y el norte de borde de placas pirenaico, desde el cual se transmi- África (Fig. 6). Estas periodicidades topográficas tieron los esfuerzos (Fig. 7). Este hecho parece co- han sido determinadas, como cualquier señal, me- rroborarse por determinaciones paleomagnéticas diante el análisis espectral (de Fourier) aparecien- que indican la ausencia de movimiento relativo nor- do también en la litosfera oceánica (De Vicente et te-sur entre África y la Península Ibérica desde el al., 2007). Jurásico (Vegas et al., 2005). Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2) 129
  • 7. Fig. 7. Reconstrucción tectónica del Microcontinente Iberia durante el Oligoceno-Mioceno Inferior. Trayecto- rias de Paleoesfuerzos. Según lo expuesto anteriormente, las elevacio- acortamiento N-S y por consiguiente se trata de nes del basamento (del Macizo Hespérico) corres- una inversión oblicua en la que se activan estructu- ponden a ondulaciones de la corteza que en general ras de desgarre en un contexto transpresivo de mo- cortan la estructura anterior varisca (Fig. 8). vimiento lateral derecho, produciéndose una parti- Pero además, este régimen compresivo también ción de la deformación entre compresión y reactiva cualquier tipo de discontinuidad mecánica desgarres laterales derechos. Se generan, por tanto, previa. Así, en el este, se produce la inversión del relieves (sierras) y pliegues a lo largo de la traza de surco sedimentario mesozoico (Rift Ibérico) forma- los desgarres que, al contrario que los cabalga- do en una etapa (Pérmico-Triásico) en que el régi- mientos, están asociados a procesos de “bending” men tectónico en la Península fue de carácter ex- (pliegues forzados). Este hecho explica la forma- tensivo. Esta inversión produce los relieves de la ción de relieves longitudinales y transversales, así Cadena Ibérica (Álvaro et al., 1979), pero es im- como las curvaturas compresivas en sus extremos portante precisar que la orientación del Rift Ibérico (Sierra de la Demanda, cabalgamientos de Sepúl- forma un ángulo importante con la dirección de veda) y la distribución clásica en dos ramas, Ara- gonesa y Castellana (Fig. 8). Fig. 8. Mapa tectónico de las deformaciones cenozoicas, relacionadas con la formación de pliegues litosféri- cos, en Iberia continental. 130 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2)
  • 8. Por su parte los relieves de dirección NNE-SSO del noroeste de la Península se corresponden con corredores de cizalla intracontinental situados sobre fallas anteriores, posiblemente creadas durante la apertura del Atlántico entre Terranova y la Penínsu- la en el Cretácico. La reactivación de estas fallas en el contexto de la compresión N-S produce alinea- ciones (corredores) de desgarres laterales izquier- dos. Se trata, sin duda, de los desgarres cenozoicos más espectaculares de Iberia. Su importancia puede apreciarse en los modelos digitales del terreno de la costa atlántica (Fig. 9). Fig.9. Modelo digital de la costa Atlántica de Iberia en el corredor de fallas de Vilariça. Entre estos corredores destacan las fallas de Vi- Fig. 10. A) Mapa tectónico del Sistema de Fallas de lariça, de más de 300 km y de Regua-Verín cuyas Vilariça. B) Interpretación tectónica. C) Mapa de terminaciones compresivas se sitúan, al norte en el profundidad del Moho (Tesauro et al., 2007). 1) límite occidental de la Cordillera Cantábrica y al Basamento 2) Elevaciones 3-4) Desgarre 5) Meso- sur en el segmento portugués del Sistema Central zoico 6) Cenozoico 7-8) Levantamiento Plioceno 9) (Serra da Estrela) (Vegas et al., 2004). En estos co- Cabalgamiento 10) Basculamiento Cuaternario. rredores las curvaturas y relevos en extensión y en compresión (escalones) generan cuencas intermon- tanas. Estos sistemas de desgarres transfieren la de- formación hacia el S, desde la Cordillera Cantábri- Ibérica debieron desacoplarse en los Pirineos ca (Pirineos) hacia el Sistema Central (Fig.10). orientales, dando lugar a algún tipo de subducción El contexto tectónico anteriormente expuesto, incipiente, de tipo A, de la litosfera Ibérica bajo la cadenas E-O y desgarres conjugados NNE-SSO y Europea. Posteriormente, este desacoplamiento, y NO-SE, dibuja un dispositivo de cizalla pura (De el cabalgamiento asociado, se propagaron hacia el Vicente y Vegas, en prensa) mediante el cual la cor- oeste hasta alcanzar la Cuenca Vasco-Cantábrica, teza de la Península Ibérica acomoda el acortamien- produciendo la inversión de toda la parte intracon- to N-S. Los relieves principales son el reflejo de es- tinental del antiguo límite Mesozoico entre Eura- te dispositivo tectónico (Fig. 8). sia e Iberia. En el segmento oceánico de este lími- te (Cordillera Cantábrica), la convergencia se acomodó en el margen continental mediante la LAS CAUSAS DE LA DEFORMACIÓN IN- propagación del cabalgamiento intracontinental TRAPLACA EN LA PENÍNSULA dentro del antiguo margen debilitado por la exten- sión previa, antes que en el límite corteza conti- Al final del Cretácico, el borde N de Iberia nental-corteza oceánica (Gallastegui, 2000). Mas cambió de transtensivo a compresivo, con un mo- hacia el oeste, ya en corteza oceánica, el límite vimiento relativo N-S, convergente, respecto a Eu- Iberia-Eurasia se correspondía con un segmento rasia. De este modo, cesó la expansión oceánica transpresivo y con otro extensivo, el surco de anterior del Golfo de Vizcaya al final del Campa- King, conectado a la Dorsal Medioatlántica, dispo- niense, iniciándose la inversión tectónica en las sición que se asemeja mucho a la actual trasladada zonas intracontinentales previamente extendidas hacia el S (Dorsal de Terceira-Azores, Falla de de la Cuenca Vasco-Cantábrica y de los Pirineos. Gloria-Banco de Gorringe) (Fig. 4). En un primer momento, las litosferas Europea e Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2) 131
  • 9. Durante y después del bloqueo de la conver- lidad, está acomodándose también, en esta amplia zo- gencia en el borde activo, la deformación se trans- na entre Iberia y Marruecos. Este proceso, aún inaca- mitió al interior de la placa cabalgada, el antepaís bado, se está conformando como un nuevo y aún mal ibérico, produciendo la mayor parte de los rasgos definido, límite de placas entre Eurasia y África. El morfotectónicos actuales. Más, aún debido al aco- emplazamiento del Bloque de Alborán desacopló me- plamiento mecánico entre Iberia y África, la defor- cánicamente Iberia de África de E a O, con lo que los mación del antepaís pirenaico se transmitió tam- esfuerzos transmitidos hacia el interior peninsular ce- bién al antepaís africano, al menos hasta el saron en su carácter compresivo, también de E a O. El Anti-Atlas (Fig. 7a). tipo de esfuerzos registrados con sismicidad instru- Bajo esta perspectiva, podemos concluir que el mental (Tensor del Momento Sísmico) así parece in- motor de los principales rasgos topográficos de Ibe- dicarlo (Fig. 11) (De Vicente et al., en prensa). Desde ria y del norte de África fue la convergencia en el el análisis de estos datos, queda patente cómo por de- límite de placas pirenaico. lante de la zona de entrada del Dominio de Alborán los esfuerzos en el antepaís ibérico son de tipo exten- Las reconstrucciones paleotectónicas de este lí- sional (azul), lo que incluye a la Cadena Ibérica y a mite indican una cierta similitud con procesos de in- los Pirineos: ya no hay cabalgamientos activos. Sin dentación tectónica (un continente pequeño, chocan- embargo, cuanto más al O y al S nos encontremos, do con otro de mayor tamaño, como la India y donde aún no ha llegado el desacoplamiento, predo- Eurasia). Con esta geometría se producen extensio- minan las compresiones (rojo), especialmente entre nes en las esquinas del indentor (el rift del lago Bai- Lisboa y el Golfo de Cádiz, incluida la corteza oceá- kal), que en el caso de Iberia se corresponderían con nica. De este modo, sólo en la zona más Occidental el Surco de King al oeste y con el Surco de Valen- de la Península Ibérica, y en la corteza oceánica cia, al este. La orientación de estas estructuras, junto Atlántica, puede continuar aún activo el plegamiento a la convergencia generalizada N-S, permite recons- litosférico (Figs. 8 y 11). truir un campo de paleosfuerzos general, para el Oli- goceno-Mioceno Inferior, con trayectorias de máxi- ma compresión horizontal, que convergen hacia el CONCLUSIONES interior de Iberia (De Vicente et al., 2005) (Fig. 7b). Esto supone unas ciertas condiciones de deforma- La disposición peculiar de los relieves del inte- ción de tipo constrictivo (acortamiento en la hori- rior de la Península Ibérica se puede explicar me- zontal desde cualquier dirección), que podría dar del diante un modelo tectónico en el que el antepaís pi- escape tectónico de la Sierra de Altomira hacia el renaico es deformado como consecuencia de la oeste (cabalgamientos N-S con compresiones loca- transmisión efectiva de esfuerzos tectónicos desde les E-O, en un contexto de acortamiento N-S) (Mu- el borde de placas África-Eurasia, situado desde el ñoz-Martín et al., 1998). Cretácico Inferior hasta el Mioceno al norte de la Península. Esta deformación incluye pliegues de la En resumen, la regularidad en la distribución de corteza y zonas de cizalla verticales en un dispositi- cuencas y cadenas en Iberia se habría producido vo de cizalla pura que acomoda el acortamiento N- mediante cabalgamientos generalizados durante el S resultante de la convergencia África-Eurasia. Oligoceno-Mioceno Inferior. Dada la zona afectada (hasta el Anti-Atlas, más de 3000 km), junto a la En este contexto se pueden considerar algunos continuidad de estas estructuras que se desarrolla- aspectos relevantes. Así los relieves intraplaca ibé- ron, tanto en corteza oceánica, como en continental, ricos atestiguan una deformación intraplaca impor- podemos concluir que toda la litosfera Ibérica (y tante, mayor de lo esperado para las dimensiones de Marruecos) está plegada (Cloetingh et al., 2002), la zona de colisión pirenaica. De la misma manera, con corredores de desgarre que conectan unos plie- es preciso destacar la situación de las cuencas ceno- gues con otros (De Vicente y Vegas, en prensa). zoicas intracontinentales ibéricas en un ambiente Resulta por tanto evidente que, para Iberia, tanto la tectónico compresivo, contrariamente a los escena- aproximación de “medio continuo” (Fig. 2b) para rios considerados anteriormente en la literatura geo- analizar el plegamiento litosférico, como la fractal lógica – contactos con las cadenas mediante fallas para estudiar los corredores de cizalla (Fig. 2c), son normales. Por otra parte, el origen de los relieves más adecuadas que el modelo de placas rígidas aquí definido se enmarca de manera coherente en la (Fig. 2a). evolución del límite de placas entre África y Eura- sia y proporciona además un ejemplo de la aplica- ción de la tectónica de placas a escala regional. EL DESACOPLAMIENTO NEÓGENO Desafortunadamente, la percepción que tiene Dentro del dispositivo tectónico que acabamos de la sociedad española del riesgo sísmico es baja, o mostrar (Pliegues Litosféricos y corredores de desga- muy baja. Queda patente, por lo que acabamos de rre), el acortamiento en las zonas externas Bético-Ri- exponer, que las estructuras (fallas) capaces de feñas - y sus rasgos topográficos asociados - debe re- producir grandes terremotos, son las mismas que lacionarse con mecanismos más “locales” conducidos han sido activas durante el Terciario (desde el por el desplazamiento hacia el oeste del Dominio Mioceno Superior en el este, y desde el Oligoceno “exótico” de Alborán (Fig. 4). El acercamiento NNO- en el oeste) (Fig. 3). Evidentemente, al cambiar el SSE, activo desde el Mioceno Superior hasta la actua- límite de placas activo de N a S, la velocidad de deformación (y la peligrosidad sísmica) es hoy 132 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2)
  • 10. Fig. 11. Tipo de esfuerzos tectónicos activos a partir de mecanismos focales del tensor del momento sísmico (De Vicente et al., en prensa). Rojo: compresión; Blanco: desgarre; Azul: extensión. Terremotos de profundi- dad de foco menor de 30 km. mayor en las Béticas que en el interior de peninsu- Burov, E. Lobkovsky, L., Cloetingh, S. y Nikishin, A. lar. Además, las velocidades de acercamiento en- (1993). Continental lithosphere folding in Central Asia tre Iberia y África son también relativamente bajas (part II): Constrains from gravity and topography. Tecto- (5 mm por año), por lo que son esperables unos nophysics, 226, 73-88. tiempos de acumulación y descarga de energía sís- De Bruijne, C.H. y Andriessen, P. (2002). Far field mica relativamente grandes para sismos de magni- effects of alpine plate tectonicism in the Iberian micripla- tud 7 o superior. Ya que los de magnitud 5 (que te recorded by fault-related denudation in the Spanich Central System. Tectonophysics , 349, 161-184. apenas causan daños) son relativamente frecuentes (p.e. crisis sísmica de Sarria 1996-1998, en el Sis- Calvo, J.P., Daams, R., Morales, J., López-Martínez, tema de fallas de Vilariça), no se puede descartar N., Agustí, J., Anadón, P., Armenteros, I., Cabrera, L., Civis, J., Corrochano, A., Diaz-Molina, M., Elízaga, E., la ocurrencia, en el interior peninsular, de algún Hoyos, M., Martín-Suárez, E., Martínez, J., Moissenet, terremoto de magnitud 6 en un periodo de cien E., Muñoz, A., Pérez-García, P., Pérez-González, A., Por- años. El terremoto de Benavente de 1909 (30 km tero, J.M., Robles, F., Santisteban, C., Torres, T., Van der al E de Lisboa y en el borde S del Sistema Central Meulen, A.J., Vera, J.A. y Mein, P. (1993). Up-to-date Portugués) destruyó completamente la ciudad con Spanish continental Neogene synthesis and paleoclimatic una magnitud de 6. El tipo de movimiento calcula- interpretation. Revista de la Sociedad Geológica de. Es- do (Stich et al., 2005) fue precisamente el de una paña, 6, 1-16. falla inversa NE-SO, como el cabalgamiento del Calvo, J.P. (2004). Rasgos comunes de las Cuencas borde S del Sistema Central, muy activo durante el cenozoicas. Geología de España (J.A: Vera ed.), Socie- Mioceno Medio y Superior. Es, como comentába- dad Geológica de España , IGME, Madrid, 584-586. mos, la zona en la que aún puede continuar activo Cloetingh, S., Burov, E., Beekman, F., Andeweg, B., el plegamiento litosférico. Andriessen, P.A.M., Garcia-Castellanos, D., De Vicente, G. y Vegas, R. (2002). Lithospheric folding in Iberia. Tectonics, 21, 5, 1041-1067. BIBLIOGRAFÍA De Vicente, G., Vegas, R., Muñoz-Martín, A., Lla- Álvaro, M., Capote, R. y Vegas, R. (1979). Un mode- nes, P., Carbó, A. y Cloetingh, S. (2007). Large scale dis- lo de evolución geotectónica para la Cadena Celtibérica. tributed deformation along the western Africa-Eurasia li- Acta Geoógica. Hispánica, 14, 172-177. mit: Tectonic control of the Cenozoic-present day topography. 3rd TOPO-EUROPE Meeting. Rome. Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2) 133
  • 11. De Vicente, G. (Ed.). (2004). La estructura alpina del Stich, D., Batll ´o, J., Macià, R., Teves-Costa, P y antepaís ibérico. Capítulo. 7. Geología de España. Socie- Morales, J. (2005). Moment tensor inversion with single- dad Geológica de España-IGME 583-633. component historical seismograms: The 1909 Benavente De Vicente, G., Muñoz Martín, A., Vegas, R., Cloe- (Portugal) and Lambesc (France) earthquakes. Geophysi- tingh, S.,Casas, A., González Casado, J.M.. y Álvarez, J., cal Journal International, 162, 850–858 (2005). Neutral points and constrictive deformation in pa- Tesauro, M., Kaban, M. y Cloetingh, S., (2007). A leostresses analysis: The Cenozoic contraction of Iberia. new crustal model as a basis for lithosphere modelling. 3 Geophysical Research Abstracts, Vol. 7, 04272. rd International TOPO-Europe Workshop, Rome. De Vicente, G., Cloetingh, S., Muñoz-Martín, A., Vegas, R., De Vicente, G., Muñoz Martín, A., Olaiz, Olaiz, A., Stich, D., Vegas, R., Galindo-Zaldivar, J., Fer- A., Palencia, A., y Osete, M.L., (2005). Was the Iberian nández-Lozano, J. (en prensa). Inversion of moment ten- Plate moored to Africa during the Tertiary?. Geophysical sor focal mechanisms for active stresses around Micro- Research Abstracts, 7, 06769. continent Iberia: Tectonic implications. Tectonics, 27, Vegas, R., De Vicente, G., Muñoz Martín, A. y Palo- 1-22 mino, R. (2004). Los corredores de fallas de regua-Verín De Vicente, G. y Vegas, R. (en prensa) Topography y Vilariça: zonas de transferencia de la deformación intra- controlled by large scale distributed deformation along placa en la península ibérica. Geotemas, 6(5), 245-249. the western Africa-Eurasia limit: Tectonic constrains. Vegas, R. (2006). Modelo tectónico de formación de Tectonophysics. los relieves montañosos y las cuencas de sedimentación Gallastegui, J. (2000). Estructura cortical de la Cordi- terciarias del interior de la Península Ibérica. Boletín de la llera y margen Cantábricos: Perfiles ESCI-N. Trabajos de Real Sociedad Española de Historia Natural. (Sección de Geología, 22, 221p Geología), 101 (1-4), 31-40. Muñoz-Martín, A. Cloetingh, S. De Vicente, G. y An- deweg, B. (1998). Finite-element modelling of Tertiary Fecha de recepción del original: 15 octubre 2007 paleostress fields in the eastern part of the Tajo Basin. Fecha de aceptación definitiva: 29 noviembre 2007 Tectonophysics, 300 47-62. 134 Enseñanza de las Ciencias de la Tierra, 2007 (15.2)