La Orden de los Cartujos es una orden milenaria fundada por San Bruno en el siglo XI. En la actualidad, en España existen 4 casas de cartujos con un total de 61 monjes y 11 monjas, aunque la vida cartuja requiere soledad y oración constante. A pesar de las dificultades, la orden continúa atrayendo nuevas vocaciones.
1. El legado de los cartujos: una Orden que despierta el interés de los
jóvenes
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Aunque ser cartujo no es fácil, no faltan aspirantes. En España 61 monjes
y 11 monjas de clausura mantienen una vida solitaria consagrada
a la oración
A. F. Vergara, Madrid 29 de agosto de 2012
B.
charteux.org
Una vida consagrada a la oración
Desde la Provenza llegaron en el siglo XII los monjes de la Orden de la
Cartuja para construir un monasterio, fundando así la primera cartuja de
la Península Ibérica. Escogieron un paraje singular, enmarcado por la
Sierra de Montsant, donde un pastor había soñado con unos ángeles
que subían al cielo por una escalera apoyada en el tronco de un pino,
de ahí Escaladei o «escalera de Dios».
La Cartuja subsistió hasta el 1835 con gran esplendor. Con la
desamortización de Mendizábal (1835) los monjes se vieron forzados a
huir, privados por decreto de sus tierras. En tan sólo dos años la
majestuosa cartuja quedó convertida en un montón de escombros.
Hoy día se pueden visitar las ruinas de la Cartuja de Escaladei
recorriendo el exterior de los 3 claustros, la iglesia y el refectorio, así
como una celda reconstruida con todo detalle.
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2. La Cartuja de Escaladei es, pues, una visita obligada para todos
aquellos que quieran hacer un viaje a los orígenes de la comarca del
Priorat.
Pasado y presente de una Orden milenaria
Esta es una parte de la historia de los Cartujos en España. En la
actualidad existen 19 casas de Cartujos repartidas por el mundo, con
289 monjes y 5 casas de Cartujas con 65 monjas.
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Una vida activa y contemplativa
En España existen cuatro casas, la Cartuja de Miraflores en Burgos, la de
Porta Coeli en Valencia, la Cartuja de Montalegre en Barcelona, y la de
Cartuja de Santa María de Benifasar en Castellón. En total son 61 monjes
y 11 monjas.
Pero antes de hablar de su legado y su presencia actual en nuestro país,
vamos a hacer un poco de historia para saber cuál es el origen de la
Orden de la Cartuja.
San Bruno, el fundador de la Orden
Los Cartujos forman una Orden milenaria, fundada por San Bruno. Nació
en Colonia hacia 1030 y llegó a ser designado en 1056 Rector de la
Universidad. Bruno, se encuentra cada vez menos a gusto en una
ciudad donde no escasean los motivos de escándalo. Después de
haber luchado con éxito contra estos desórdenes, experimenta el deseo
de una vida entregada totalmente a Dios.
Tras llegar a la región de Grenoble, su obispo, el futuro San Hugo, le
ofreció un lugar solitario en las montañas de su diócesis, en el valle
selvático de Cartuja, que dará nombre a la Orden. Es aquí donde se
estable eremitorio formado por algunas cabañas de madera.
Es nombrado consejero del Papa Urbano II, y funda un nuevo eremitorio
en los bosques de Calabria al sur de Italia, donde fallece en octubre de
1101.
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3. Una vida solitaria
Aún hoy en día, los monjes Cartujos llevan una vida solitaria consagrada
a la oración, para trabajar por su salvación y por la de toda la Iglesia.
La soledad implica la separación del mundo y se concreta, entre otros
aspectos, en una salida semanal, carencia de visitas, sin apostolado
exterior y sin radio ni televisión.
Los cartujos no son completamente ermitaños, ya que la vida activa y
contemplativa están presentes en especial con la misa conventual, el
largo oficio nocturno, la recreación y el espaciamiento.
Las rentas de la Orden están en buena parte aseguradas por la
comercialización del licor, pero también por los productos de artesanía
provenientes de algunas de las casas.
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Vida de comunidad en los oficios diurnos
Pasa la mayor parte del día en su ermita donde ora, estudia, trabaja,
come y duerme. Todas las ermitas están adosadas al claustro y
completamente separadas unas de otras. Junto a la puerta de la ermita
hay un ventanillo en el que se deposita la comida. La primera pieza es
una amplia habitación, a modo de zaguán, llamada «avemaría»
porque siempre que entra el monje reza un avemaría. Junto al zaguán
hay un taller donde el monje puede trabajar. Un pequeño jardín donde
el monje cultiva sus flores, sus hortalizas, y le sirve a la vez de asueto,
completa la planta baja de la ermita. En la planta superior se encuentra
el oratorio, una pequeña habitación que sirve de estudio, el dormitorio y
el servicio.
Los domingos y fiestas domina la vida de comunidad, ya que todos los
oficios litúrgicos se cantan en la iglesia, se come en el refectorio común
y hay un rato de recreación. El lunes hay también un paseo de unas
cuatro horas de duración en el que se conversa animadamente.
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4. La vida del cartujo tiene que conjugar aspectos tan opuestos como la
vida eremítica y la vida comunitaria, la soledad y la vida fraterna, el
silencio y la cordialidad. En la síntesis está el equilibrio.
Cartuja de Santa María de Benifasar
Se encuentra en un auténtico desierto, en el corazón del Parque Natural
de la Tinença de Benifasar.
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Cartuja de Benifasar en Castellón
Es el primer monasterio de monjas cartujas de España, fundado en 1967
aprovechando las ruinas de un antiguo monasterio cistercienses.
En 1975 fue posible adaptar la estructura general del monasterio,
transformando las primitivas celdas cistercienses, en los eremitorios
clásicos cartujanos.
Cartuja de Santa María Porta Coeli
En el entorno de la Sierra Calderota, en el Vall de Lullén es donde nos
encontramos con este monasterio.
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Porta Coeli, en Valencia
Fue en 1272 cuando Fray Andrés de Albalat, obispo de València decidió
fundarlo. La edificación se inició en 1274, y se la llamó Porta Coeli, la
puerta del cielo.
Fue el primer monasterio que se fundó en el recién conquistado Reino
de València, y sus primeros 8 monjes provinieron del monasterio
tarraconense de Scala Dei.
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5. Aunque inicialmente nació como monasterio dominico, hoy sigue
siendo convento cartujo de clausura.
Cartija de Santa María de Montalegre
Se encuentra situada en la comarca catalana del Maresme, muy cerca
de la población de Tiana.
El edificio se empezó a construir en el año 1247 para acoger a una
pequeña comunidad de monjas agustinas, aunque no es hasta el 1434
cuando pasan a ocuparlo una pequeña comunidad de monjes
Cartujos que procedían del monasterio de Sant Pol. Las obras de la
cartuja finalizaron en 1463.
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Cartuja de Montalegre, en Barcelona
Tras numerosos avatares la Guerra Civil afecta de nuevo a la
comunidad. Los 21 padres y 16 hermanos que formaban esta
cominuidad se dispersaron, y los Cartujos no regresan hasta 1939, fecha
en la que se instala el seminario menor de la diócesis. El seminario se
cerró en 1998 ya que resultaba inviable mantenerlo económicamente.
El antiguo edificio del seminario se cedió a la Fundación Pere Tarrés y
actualmente funciona como casa de colonias.
Cartuja Santa María de Miraflores
Está situada en Burgos, y es la única que se puede visitar. Es una joya de
fama internacional, y panteón real.
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La Cartuja de Miraflores, en Burgos
El monasterio fue levantado por el rey Enrique III y alberga numerosas
obras de gran interés, como la sillería gótica del coro de los padres, el
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6. coro renacentista de los hermanos, ejecutado en el siglo XVI por Simón
de Bueras, y la estatua de San Bruno, obra de gran realismo, de Manuel
Pereira.
De Pedro Berruguete es la extraordinaria tabla de la Anunciación que
aparece junto al altar mayor.
Los monjes de este monasterio viven de su artesanía, en especial sus
rosarios de pétalos de rosa, cultivados, molidos, prensados y engarzados
a mano por ellos mismos.
Para ser Cartujo
Nuevas Vocaciones
La vida de los Cartujos no es fácil. Aún así sigue despertando el interés
de numerosos jóvenes hoy en día. Para ser cartujo se necesita, ante
todo, sentir la llamada de Dios, o vocación. Se requiere también buena
salud, no sólo física, sino también psíquica. La adaptación a la soledad
exige un carácter equilibrado y madurez humana. Para poder ingresar
se exige haber cumplido los veinte años. Los estatutos de esta orden
ponen muchas trabas para recibir aspirantes con más de cuarenta y
cinco años por lo difícil que resulta la adaptación a su forma de vida a
partir de esa edad.
Normalmente, antes de recibir a alguien, se piden informes a algún
sacerdote que conozca al aspirante a cartujo. Si éstos son positivos, se le
invita a hacer una prueba vocacional de ocho a quince días, que
realizará directamente en la ermita, como un monje más.
Información vocacional: www.vocatiochartreux.org.
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