2. LIBERTAD
La libertad es un concepto abstracto de difícil definición; en principio, está vinculada a la facultad
que posee todo ser vivo para llevar a cabo una acción de acuerdo a su propia voluntad.
A partir del siglo XVIII, la libertad comenzó a unirse a otras facultades o virtudes, como la justicia
y la igualdad. Este cambio social fue acompañado por el desarrollo de nuevas formas de
organización de la sociedad y el surgimiento de regímenes políticos hasta entonces inéditos.
Un ser libre no está atado a la voluntad de otros de forma coercitiva. La libertad garantiza el
respeto por la voluntad individual e implica que cada uno debe hacerse responsable de sus actos
Por ejemplo: una persona puede hacer uso de su libertad para crear un negocio y obtener, a través
de la actividad comercial, los recursos que le permitan subsistir. Esa libertad, sin embargo, está
limitada por la Ley, que le prohíbe vender productos que no cumplan una serie de requisitos y
que lo obliga a pagar impuestos.
Esto deja en evidencia una cuestión muy particular: no existe la libertad absoluta. Al respecto,
existen diversas posturas, pero ninguna que asegure la posibilidad de mantener vigentes nuestros
principios morales y éticos al mismo tiempo que rompamos con nuestras barreras invisibles y
actuemos con total soltura a cada paso. En esos códigos, inventados por nuestra especie, reside la
razón (por muchos irrefutable) de los límites de la libertad
No gozamos de libertad absoluta porque preferimos la comodidad que nos proporciona que
alguien nos organice la vida y nos proteja. Si un lobo intenta arrebatarle un trozo de carne a su
líder, éste le recordará por qué ocupa ese puesto en la manada; en cambio, los seres humanos
confiamos este tipo de situaciones a un sistema de justicia, el mismo que criticamos
negativamente cuando no lo necesitamos.
Intentando contrastar esta idea de los límites de la libertad, se puede pensar que ésta no incluye
aquellas cuestiones mencionadas anteriormente, dado que no acepta en su definición ningún acto
que perjudique a otro ser vivo o que atraviese los muros de la moral que cada nación ha levantado
durante siglos. Es importante recordar que la libertad no es un concepto que compartamos con el
resto de las especies del planeta, sino que se trata de un invento nuestro y, si así lo deseamos,
podemos asegurar que todos somos absolutamente libres.
La libertad individual, por otra parte, debe ser protegida por el Estado. Ninguna persona puede
coartar la libertad del prójimo; de lo contrario, las autoridades competentes deben actuar para
castigar al responsable.
Otro análisis de la libertad está vinculado a cuestiones psicológicas o metafísicas. La esencia de
la libertad, en cierta forma, nunca puede ser afectada ya que existe dentro de cada ser vivo; nadie
puede impedir que otro piense o sienta determinadas cosas.
3. JUSTICIA
Qué es justo y qué no? Difícil saberlo y definirlo. La justicia depende de los valores de una
sociedad y de las creencias individuales de cada persona.
Justicia El concepto tiene su origen en el término latino iustitĭa y permite denominar a la virtud
cardinal que supone la inclinación a otorgar a cada uno aquello que le pertenece o lo concierne.
Puede entenderse a la justicia como lo que debe hacerse de acuerdo a lo razonable, lo equitativo
o lo indicado por el derecho.
Por ejemplo: “Quiero que haya justicia y que los culpables sean condenados”, “¡No hay justicia
en el mundo! Trabajo diez horas por día y apenas me alcanza para comprar comida”, “Ninguna
sociedad puede alcanzar la paz si no tiene justicia”.
Por otra parte, la justicia hace referencia al Poder Judicial y a las sanciones o penas. De esta forma,
cuando la sociedad “pide justicia” frente a un crimen, lo que hace es pedir al Estado que garantice
que el crimen sea juzgado y castigado con la pena que se merece de acuerdo a la ley vigente.
Partiendo de esta acepción podrían exponerse diversos ejemplos que sirven para entenderla
mucho mejor. Así se encuentran los siguientes: “El presidente de la Sala del Tribunal fue el
encargado de impartir justicia y de declarar culpable al detenido” o “Después de haber intentado
solucionar el conflicto mediante el diálogo y no lograr los resultados esperados, Miguel acudió a
la justicia para ponerle fin a los desagradables hechos que le enfrentaban con su vecino”.
En general, es posible afirmar que la justicia cuenta con un sustento cultural (de acuerdo al
consenso compartido a nivel social sobre qué es lo bueno y qué es lo malo) y una fundamentación
formal (que implica una determinada codificación en leyes escritas que son aplicadas por
tribunales o jueces)
En este sentido hay que subrayar que de manera habitual la justicia se simboliza con la figura de
una mujer que porta en la mano una balanza equilibrada y que tiene sus ojos tapados con una
venda. De ahí que en muchas ocasiones se utilice de manera habitual la expresión “la justicia es
ciega”.
Con esa frase lo que se intenta es dejar patente que la justicia no “mira” a quien debe juzgar para
actuar de manera arbitraria, sino todo lo contrario. Es decir, que actúa de manera equitativa y
siempre tratando por igual a todos los ciudadanos con independencia de su raza, sexo, condición
sexual, origen…Todos somos iguales ante la ley.
En materia de la religión, la justicia es un atributo que pertenece a Dios y que le permite ordenar
las cosas de acuerdo a merecimientos. La justicia divina, por lo tanto, está vinculada a las
disposiciones de la divinidad para recompensar o castigar a cada persona.
4. IGUALDAD
Del latín aequalĭtas, la igualdad es la correspondencia y proporción resultante de muchas partes
que componen un todo uniforme. El término permite nombrar a la conformidad de algo con otra
cosa en su forma, cantidad, calidad o naturaleza.
Se conoce como igualdad social al contexto o situación donde las personas tienen los mismos
derechos y las mismas oportunidades en un determinado aspecto o a nivel general. La igualdad
de sexo o igualdad de género hace referencia a estandarizar las oportunidades existentes de modo
tal que puedan repartirse de manera justa entre hombres y mujeres.
Todo ello es importante al igual que también lo es lo que se conoce como igualdad de
oportunidades. Con ella lo que se establece es que para que una sociedad tenga un sistema justo
este debe permitir que todos los individuos tienen que tener los mismos derechos políticos y
civiles. Pero no sólo eso, además todos tienen que contar con idénticas posibilidades para poder
acceder a lo que sería el bienestar social.
Aquí cobra especial importancia el término igualdad salarial. Bajo dicha denominación se
establece que todos los individuos que realizan trabajos similares deben percibir el mismo sueldo
independientemente de su sexo, su raza, su religión, su nacionalidad o su orientación sexual. Si
este no se produce queda claro que lo que se está estableciendo es una discriminación latente y
palpable.
La igualdad de razas es otra forma de igualdad: esta noción sostiene que todas las personas deben
gozar de los mismos derechos para que no exista la discriminación. En Sudáfrica, en la época del
apartheid, no se cumplía con la igualdad de razas y la población negra era explotada por los
blancos.
La igualdad ante la ley es un principio que reconoce que todos los ciudadanos tienen capacidad
para los mismos derechos. Resulta evidente que, si no hay igualdad de razas, no existe la igualdad
ante la ley. Este concepto también supone que la Justicia no prejuzga.