El documento habla sobre un grupo de jóvenes que visitaron dos comunidades en zonas de conflicto para pintar murales artísticos con los niños. A través del arte, estas comunidades que han sufrido la violencia están mejorando la convivencia y desarrollo. El hermano Raúl Mijango aprecia el trabajo creativo de los niños como una faceta positiva del proceso de paz impulsado por el obispo Colindres.