3. Todos somos responsables de promoverla, pero esta es
una responsabilidad diferente, ¿Qué dificultad u
obligación puede tener promover lo que uno ama?.
Leer es un placer que te comunica con este y otros
mundos fantásticos, que te enseña y da diferentes
puntos de vista. Que bajo diferentes formas te ha
acompañado en tu formación y en tus decisiones.
Para ello sería conveniente estar de acuerdo:
Escuela, biblioteca y comunidad. Es necesario
clasificar las funciones y coordinar esfuerzos.
4. La escuela tiene por obligación:
•Enseñar a leer.
•Propiciar la lectura de libros de calidad.
•Garantizar el conocimiento de libros clásicos.
•Enseñar a leer textos "complejos".
5. Las funciones de la biblioteca y la
comunidad
•Buscar las mil y una actividades para proporcionar
situaciones lectoras.
•Ampliar la variedad de textos.
•Dar espacio a la creación y a la crítica.
7. La animación es una forma creativa, lúdica y
placentera de acercamiento y profundización en los
libros.
Todos, los que somos lectores, la estamos
promoviendo, desde el momento que abrimos un
libro. Cuando lo recomendamos, cuando hablamos
de él.
8. El animador de la lectura
El animador de la lectura conoce muy bien todos los
libros que recomienda y posee recursos para cada
uno de ellos. Conoce los puntos fuertes de cada
libro y la estrategia que mejor se adapta a cada
uno.
9. ¿De dónde nace la animación a la
lectura?
- La enseñanza,
- La predicación,
- Los oficios religiosos,
- Las fiestas palaciegas,
- Los grupos que se
forman en las plazas de
los pueblos para
escuchar leer algún
libro.
La animación y
promoción de la lectura
son invenciones
recientes. Claro está que
siempre ha habido
lectores que practicaban
la lectura en situaciones
reales:
Más que promover la lectura, lo que estas personas
hacían era leer para los que no podían leer.
10. La lectura, algo natural y
cotidiano
La lectura siempre ha ocurrido en medio de las
situaciones normales de la vida, como algo natural y
espontáneo, no como un trabajo que se hace
intencionalmente para promover la lectura.
Más que motivar a otros para que se hagan lectores,
el papel del mediador de lectura es más bien leer
en su lugar, sustituir la lectura personal por la
lectura oral.
11. El impulso a los programas de
promoción de la lectura
•La defensa de la cultura del libro frente a los
discursos que pronostican su desplazamiento por las
nuevas tecnologías de la información y la
comunicación.
12. •El marcado bajó en los índices de consumo de
libros y hábitos de lectura, aun en países con una
larga tradición lectora.
•Japon, Suecia, Finlandia, e Inglaterra
•Y que está acompañado de un problema mucho más
preocupante: el de los bajos niveles de competencia
lectora, como lo muestran los resultados de pruebas
internacionales como PIRLS y PISA.
13. Es una causa mundial
• A finales del siglo XX, la necesidad de promover la
lectura se ha convertido en prioridad, sustentada
por campañas mediáticas y comerciales, en países
con niveles de desarrollo muy desiguales.
• Por primera vez, la lectura ha empezado a
plantearse como una cuestión de política pública,
en la que deben estar comprometidos el Estado y la
sociedad civil. Un indicador de la importancia que se
le da a la promoción de la lectura es su inclusión
como estrategia clave en todos los planes
nacionales de lectura.
14. La lectura es más importante
que la promoción
Es muy importante seguir promoviendo la lectura,
pero leer es aún más importante. Aunque pueda
sonar paradójico, el excesivo afán por la promoción
puede llegar a desviarnos de la lectura.
15. La experiencia personal del
promotor de lectura
Ningún artificio pedagógico, ninguna
técnica puede suplir la experiencia
personal que el promotor de lectura ha
tenido con los libros.
16. Dejar leer
“El verdadero maestro no deja aprender más que el
aprender“. Parafraseando a Heidegger, podríamos
decir que un buen promotor de lectura no es el que
posee una gran cantidad de conocimientos y
técnicas para enseñar o animar la lectura, sino
aquel que sabe lo más importante: que enseñar o
promover la lectura no significa otra cosa que dejar
leer.
17. Dejar leer
•Es crear los contextos en los que la lectura
encuentre sentido.
•Poner las condiciones para que ocurra la
experiencia lectora.
•Ayudar a que los lectores pasen de las lecturas útiles u
obligatorias a una lectura que les resulte significativa en
sus vidas .
•Propiciar el contacto con los libros y la conversación
sobre lo que se lee.
18. • Ayudar a que los lectores pasen de las lecturas útiles
u obligatorias a una lectura que les resulte
significativa en sus vidas .
• Propiciar el contacto con los libros y la conversación
sobre lo que se lee.
•Hacer del libro un objeto más familiar, más cercano .
•Remover los miedos y los fantasmas visibles e invisibles
que siempre lo han rodeado.
Esto es mucho más efectivo que los discursos, los
métodos didácticos o los anuncios publicitarios que
proclaman la importancia de la lectura.
19. •Hacer del libro un objeto más familiar, más
cercano .
•Remover los miedos y los fantasmas visibles e
invisibles que siempre lo han rodeado.
Esto es mucho más efectivo que los discursos, los
métodos didácticos o los anuncios publicitarios que
proclaman la importancia de la lectura.
21. • No hacer leer por obligación,
• no prescribir lecturas que limiten la libertad de los
lectores para emprender su propia búsqueda por los
laberintos de los libros.
• Como en toda aventura, esto significa que extraviarse
de vez en cuando, no sólo está permitido, sino que es
una condición del juego.
• No pretender que los libros tengan un significado
único para todos. El significado es lo que resulta del
encuentro del lector con el texto y, si no hay un
lector igual a otro, tampoco podrá haber lecturas
iguales.
22. •Respetar las opciones que hacen los lectores, así no
coincidan con las nuestras o no respondan al canon
literario vigente.
•Dar libertad para que los lectores escojan sus propios
tiempos y espacios para leer: la biblioteca, la escuela,
el taller de promoción de lectura, pero también el
metro, el café, el parque o la cocina.
•Reconocer la validez de otras lecturas: la lectura en
voz alta o en grupo; la lectura de pantallas, la lectura
de imágenes, de sonidos, de otros códigos diferentes al
de la palabra, la lectura lenta, la lectura moviendo los
labios.
23. • Respetar los derechos de los lectores, empezando
por el derecho a no leer, a saltar páginas, a picotear
en varios libros, a abandonar la lectura de un libro
aburrido o que no les dice nada, a leer varios libros
al mismo tiempo, a leer novelas de terror, best–
sellers o eso que se ha dado en llamar
“paraliteratura”.
• No interferir en el encuentro del lector con el libro,
mediante técnicas o modelos pedagógicos que
prometan develarles los secretos para leer
correctamente
24. Bibliografia
• “Dejar leer”, Luis Bernardo Peña Borrero. Este artículo proviene de
la conferencia pronunciada en el I Encuentro de Promotores de la
Lectura, celebrado en el marco de la XVII Feria Internacional del
Libro de Guadalajara (México, 2003)
• Animar a la lectura, Christian Poslaniec de Promolej Francia. Clij15
1990
• La Práctica de Animación de la Lectura, Luis Cicuéndez
• “Mitos y realidades en la promoción de la lectura”. Jaime García
Padrino conferencia magistral pronunciada en el III Encuentro de
Promotores de la Lectura, en la XIX Feria Internacional del Libro de
Guadalajara (México, 2005)
Hinweis der Redaktion
Y en definitiva es esto lo que está escrito en el currículo, ¿pero cuántas vueltas damos para lograrlo? ¿basados en qué criterios elegimos los libros? ¿ después de animar leemos el libro?¿evaluamos o no la lectura? ¿conocemos los criterios mundiales de evaluación?
Estas son las algunas de las preguntas de las que tenemos que tener respuestas claras.
Así lograremos cumplir con mayor acierto nuestros objetivos como escuela; y las funciones de la biblioteca y la comunidad serán pocas pero no más sencillas,
Cualquier recurso es válido para animar la lectura, siempre y cuando no se convierta en una distracción para el encuentro directo del lector con el libro.
La mejor preparación que puede tener un profesor o un promotor de lectura consiste en vivir la experiencia del libro, dejarse trabajar por él, hacerlo suyo y esto es algo que sólo se consigue en el contacto permanente con ellos, volviéndolos parte imprescindible de sus vidas.