Carlos y Nanda aprenden sobre el concepto de dinero a través de un ejemplo de trueque. Carlos es zapatero y Nanda fabrica collares. Acuerdan intercambiar sus productos, pero el valor de sus trabajos es desigual. Carlos introduce la idea de usar monedas prestadas por el banco como una forma de hacer los intercambios justos. Aprenden que el dinero permite el comercio al facilitar los trueques y representar valor de forma estandarizada.
RESULTADOS DE LA EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA 2024 - ACTUALIZADA.pptx
El trueque y el dinero
1. Nanda: Hola Buenos días, Buen Hombre, ¿cual es su trabajo?
Carlos: Hola, Buenos días. Soy zapatero, me dedico a hacer zapatos, a
fabricarlos. ¿Y usted?
Nanda: Yo me dedico a fabricar collares. Ese es mi trabajo y así me gano la
vida. Por cierto, a mi me hacen falta un par de zapatos. ¿me los puede usted
dar?.
Carlos: Yo le puedo fabricar unos zapatos muy buenos, pero no se los puedo
dar. Usted me tendrá que dar algo a cambio, así usted se lleva los zapatos
que necesita y yo me llevo algo que necesite.
Nanda: ¿Y por qué?. Tu ya tienes zapatos, y a mí me hacen falta. Damelos y
ya está.
Carlos: NO amigo. La vida no es así. Todos tenemos que trabajar y compartir
con los demás las cosas que hemos hecho, y que los demás compartan con
nosotros, lo que han trabajado, lo que han hecho.
Nanda: Ah, claro, yo te doy algo, tu me das algo, y así los dos ganamos algo
y no sólo yo gano, se trata de eso, verdad?.
2. Carlos: Claro, compartir es vivir!!!
Nanda: Bien, como yo me dedico a hacer collares, yo te puedo dar un collar y
tu me das un par de zapatos. Eso es un trueque, un cambio. Te parece,
bien?.
Carlos: No sé. Vamos a ver, yo tardo un día entero trabajando para fabricar
unos zapatos. Y tu, ¿cuantos collares fabricas en un día?
Nanda: Yo hago 3 collares en un día. Hago más que tú, tú solo haces un par
de zapatos, Ja Ja.
Carlos: Sí pero es mucho más difícil hacer unos zapatos. Verás, primero
tengo que cazar una liebre. Quitarle la piel, darle la vuelta a la piel y curtirla y
de ahí saco el cuero. Tengo que recortar el cuero a la medida de tus pies, y
luego coserlo para que finalmente salgan tus zapatos. Es una labor artesanal
que pocas personas saben hacer y a la gente le gustan mucho mis zapatos.
Y tú, ¿que tienes que hacer para fabricar tus collares?.
3. Nanda: Yo me voy al arroyo, al río pequeño que hay cerca de mi casa, cojo
piedras de colores bonitos, les hago unos agujeros en medio a cada piedra y
paso una pequeña cuerdecita por enmedio y así hago mis collares.
Carlos: Eso es más fácil que hacer zapatos, por eso tu haces tres en un día y
yo solo hago un par de zapatos en un día.
Nanda: Ya entiendo, entonces lo justo es que yo te de tres collares y tu me
das un par de zapatos. Ese es el trabajo de un día para tí y para mí.
Carlos: Sí, es lo justo. Ese podría ser un buen cambio, un trueque.
Nanda: Pues vamos a hacerlo, aquí tienes tres collares y tu me das un par
de zapatos.
Carlos: Espera, yo se que tu necesitas un par de zapatos, pero es que yo no
necesito 3 collares, yo sólo necesito un collar para regalárselo a mi hija.
Nanda: ¿Y ahora cómo lo hacemos?. Tú quieres un collar mío y yo unos
zapatos tuyos, pero tus zapatos valen más que mi collar. Valen tres veces
más.
4. Carlos: Tengo una idea, podemos ir al banco, que es un lugar donde tienen
una cosa que se llama dinero y les pedimos que nos presten monedas. Les
pediremos que nos den tres monedas a cada uno para empezar.
Nanda: ¿Y para que nos sirven las monedas?. Son muy bonitas, de color
dorado, pero no sirven para nada. Con las monedas no se pueden hacer
collares, ni se pueden hacer zapatos.
Carlos: Sí, pero todo el mundo quiere tener monedas porque son de oro.
Como todo el mundo las quiere, porque son bonitas y hay pocas, decimos
que tienen VALOR. ¿Es que a tí no te gustan?.
Nanda: Sí son muy bonitas, me gustaría tener unas cuantas para guardarlas,
pero no sirven para nada.
Carlos: Sí sirven. Como ahora el banco nos ha prestado 3 monedas a cada
uno, podemos hacer esto. Cada collar que tú tienes puede valer una
moneda, y si yo te doy una moneda de oro, tu me das un collar. ¿Vale?.
5. Nanda: Sí, pero ahora tengo una moneda que no me sirve para nada, y he
perdido uno de mis collares.
Carlos: Sí, pero tu ya tienes muchos collares, porque tú fabricas collares. No
pasa nada si te quedas sin uno. Y además, la moneda te va a servir para otra
cosa.
Nanda: ¿Para qué?.
Carlos: Si tu me das ahora 3 monedas de oro, yo te daré los zapatos que
necesitas.
Nanda: ¿Y por qué yo te doy 3 monedas por los zapatos y tú solo me das 1
moneda por mi collar?. Yo salgo perdiendo.
Carlos: No, porque si tu haces en un día tres collares, y la gente te da una
moneda por cada collar, ¿cuantas monedas tienes al final de un día
trabajando?.
6. Nanda: Tres.
Carlos: Muy bien. ¿Y si yo hago unos zapatos en un día, ¿cuantas monedas
me dan por mis zapatos al final de un día trabajando?.
Nanda: Pues tres, igual que a mi.
Carlos: Ves, eso es justo. Los dos trabajamos un día, y al final, los dos
tenemos 3 monedas.
Nanda: Es verdad, ahora es justo.
Carlos: Vale. Pues ahora, como yo tengo 3 monedas, toma una, y me das un
collar para mi hija. Así, yo tengo un collar, y dos monedas de oro.
Nanda: Muy bien. Y tú toma, mis tres monedas de oro, y así yo tengo mis
zapatos.
Carlos: Vale, ves?. Ahora cada uno tenemos lo que queremos. Tu tienes tus
zapatos y yo tengo mi collar, y los dos hemos trabajado lo mismo: un día.
Nanda: Ahhhh, ahora comprendo para que valen las monedas de oro,
SIRVEN PARA CAMBIAR COSAS, PARA HACER TRUEQUES, Y QUE SEA
JUSTO.
Carlos: Eso es.
Nanda: ¿Y por qué el banco nos ha prestado las monedas?. ¿Se las
tenemos que devolver?.
7. Carlos: Eso ya lo veremos el año que viene cuando estemos en la clase
verde.
Nanda: Sí, mejor, que nos vamos a liar mucho. Oye, ¿y tú que vas a hacer
con dos monedas de oro que te han quedado?.
Carlos: Pues me voy a ver a Esther, que tiene un vivero muy chulo que
acaba de montar, y le voy a preguntar cuánto vale esta planta tan bonita, que
se la voy a llevar a la Mamá de María. Esther, ¿cuánto vale esta planta?.
Esther: Sólo dos monedas de oro, es muy barato.
Carlos: Pues qué bien, porque yo tengo dos monedas de oro. Tomalas y me
das la planta. Por cierto, Esther, ¿y ahora que vás a hacer tú con dos
monedas de oro?.
Esther: Pues le doy a la mamá de Carmen, dos collares porque los que ella
hace son más bonitos que “un Sol”. Uno para mi hija, y otro para mí. Toma
las dos monedas.
8. Nanda: !Qué bien!. !Cómo me gusta esto del dinero!. Ahora tengo unos
zapatos, y dos monedas de oro, y mañana cuando termine de trabajar,
tendré tres collares, y si estas niñas tan simpáticas me los compran, tendré
otras tres monedas de oro. Mientras tanto, le voy a decir a mi hija Carmen
que me guarde las dos monedas en casa, en el monedero rosa que se hizo
con material reciclado.
Carlos: Muy bien, oye, ¿sabes lo que me ha dicho el señor que trabaja en el
banco?
Nanda: ¿Qué?
Carlos: Que le demos estas monedas que les “sobran” a los niños de la clase
roja, y que el año que viene cuando estén en la clase verde, que vengan y se
las devuelvan.
Nanda: !Qué bien!. Tomad, niños, y disfrutad, que el año que viene, YA
VEREMOS...
(Aplausos)...