Los niños no temen correr riesgos cuando juegan e inventan cosas, ya que están aprendiendo y usando su imaginación. Sin embargo, a medida que crecen, los adultos empiezan a controlar más sus actividades y juegos, haciéndoles creer que hacer las cosas de manera diferente a como los adultos esperan es equivocarse. Esto puede desalentar la originalidad en los niños.