Desmitificando el emprendimiento y la innovación social desde las redes colab...
Empresas de bandera solidaria. LaVanguardia
1. 18 DINERO DOMINGO, 21 NOVIEMBRE 2010 LA VANGUARDIA
Jordi Goula
L
a crisis ha castigado con
fuerza nuestra socie-
dad. Ahí están los más
de dos millones de nue-
vos parados cuyo retor-
no al mercado laboral español
se augura cuando menos com-
plicado, mientras el capital
muestra una gran aversión a to-
do tipo de riesgo. Desde hace
mucho tiempo parece evidente
que para recobrar volúmenes
de empleo pasados hará falta
echar mano de todos los medios
disponibles. Y uno de ellos, sin
duda, es el de fomentar en to-
dos los ámbitos el espíritu em-
prendedor. Bien, sobre ello, no
existen demasiadas dudas, aun-
que sigue faltando un paso al
frente valiente del Gobierno y
una apuesta a fondo por esta
vía. Además, hay una derivada
que a menudo se olvida. Entre
los parados, muchos pueden
caer en la exclusión o generar
problemas sociales colaterales.
¿Quién se ocupa de ellos? No
son atractivos para el mercado
y quizás en algunos casos que-
dan demasiado aislados para el
sector público. Ahí es donde na-
ce la necesidad de un emprende-
dor social. Mejor dicho, una ra-
ma de ellos, la inserción. Una
idea que no es nueva, pero a la
que ahora se busca poner una
etiqueta por dos motivos princi-
pales: darle visibilidad para
atraer nuevos emprendedores y
para que los consumidores se-
pan quién es quién al comprar.
“Es importante que la gente
visualice que se puede crear al
mismo tiempo valor social y va-
lor económico, que no son ex-
cluyentes. Y que vea también có-
mo este tipo de empresas están
muy ancladas en el territorio.
En Estados Unidos hace mucho
tiempo que funcionan, en Gran
Bretaña también, hace un año
en Francia y ahora se les da im-
pulso aquí”, señala Alfred Ver-
nis, profesor del Institut d'Inno-
vació Social de Esade. “En reali-
dad, hace tiempo que funcio-
nan empresas con estos objeti-
vos, pero ahora lo importante es
que se les dé un signo identitario,
una marca”, explica David Pérez,
director de la Fundació Seira. Y
añade que en el planteamiento
del emprendedor social no hay
una forma jurídica predetermina-
da ni es exclusivo del sector co-
operativo pero “el cooperativis-
mo encaja perfectamente en su
qué y en su cómo, por ello la Fe-
deració de Cooperatives está inte-
resada en el movimiento”.
Miquel Miró, presidente de
Ara Coop –creadora de cooperati-
vas–, afirma: “Si hablamos del
qué, los objetivos sociales son cla-
ros: la atención a personas, me-
dio ambiente, energías renova-
bles y desarrollo comunitario. En
Catalunya tenemos unas 200 coo-
perativas que trabajan en estos
campos y todas ellas entrarían en
esta etiqueta de empresas socia-
les”. Deben ser empresas sosteni-
bles por sí mismas, ya que una de-
pendencia excesiva de ayudas pú-
blicas haría incierta su viabili-
dad. Y ello implica estar en el
mercado. “En Gran Bretaña, la le-
gislación de estas empresas pre-
vé que al menos el 50% de sus in-
gresos provenga de su actuación
en el mercado”, añade Miró.
Pero, en realidad, tanto Miró
como Pérez, ponen el énfasis en
el cómo se hacen las cosas, basa-
do en tres ejes: los trabajadores
forman parte del gobierno de la
empresa, la propiedad colectiva
es importante y el rendimiento
que se obtiene se reinvierte en la
propia empresa. “Hay una doble
lógica en ello”, dice Pérez. “Los
emprendedores quieren innovar
y aúnan su medio de vida con la
resolución de una problemática
social o ambiental”. “No olvide
que, desde nuestra óptica, ganar
dinero es un medio, no un fin. Es-
ta es la diferencia entre el em-
prendedor normal y el emprende-
dor social”, añade Miró.
¿Y cómo vive el potencial em-
prendedor este cambio? Desde el
punto de vista laboral, Pérez es
muy explícito: “De los últimos
proyectos que entran en Ara
Coop, de cada diez, siete son so-
ciales. Esa proporción ha subido.
Los emprendedores colectivos fo-
calizan más la voluntad de entrar
en esta lógica”. “Hace años a na-
die se le hubiera ocurrido mon-
tar una consultoría para favore-
cer igualdad de oportunidades o
conciliación familiar. Era impen-
sable. Eso denota una sensibili-
dad diferente”, dice Miró.
¿Y desde el punto de vista aca-
démico? El profesor Vernis im-
parte esta asignatura en el MBA
de Esade. “La clase está llena ca-
da año, unos 30-35, aunque vie-
nen más alumnos ahora. Es gente
de unos 30 años que quiere ver
algo más, después de años en una
empresa y que, tras las prácticas,
en muchos casos monta su pro-
pia empresa social”.
Un último aspecto –y vital–:
¿por qué comprar estos produc-
tos o servicios? “Quien compra
sabe que adquiere calidad y que
quien hace el producto no persi-
gue sólo lucro, ya que en estas em-
presas el trabajador está por enci-
ma del capital”, concluye Miró.
La empresa, un lugar amigable
La Generalitat lanza un progra-
ma, cuyo principal objetivo es
identificar emprendedores socia-
les y dar impulso a sus iniciati-
vas. En el marco del programa,
se identificarán quince iniciativas
emprendedoras a las que se hará
un acompañamiento en su fase
de creación y consolidación. Se
prevé ayudar a los emprendedo-
res, formándolos en habilidades
de gestión, acompañarlos en la
busca de financiación y en la
puesta en marcha de la iniciativa,
velando por el doble objetivo de
impacto social y sostenibilidad.
El programa articula un triple
objetivo: búsqueda de proyectos
de emprendedores sociales, crea-
ción de un ‘ecosistema’ de soporte
técnico y económico para que su
consolidación y la difusión de bue-
nas prácticas puedan ser replica-
das. En la elección se valorarán los
proyectos que sean técnicamente
sostenibles, socialmente innovado-
res, que aporten soluciones a pro-
blemas sociales o medioambienta-
les, comprometidos con el entorno
y basados en las personas.
BENEFICIO COLECTIVO
Empresas
de bandera
solidaria
Los emprendedores sociales inician
su proyecto económico con objetivos
que van más allá del lucro personal
Es posible crear
al mismo tiempo
valor social y valor
económico,
no son excluyentes
KATJA ENSELING
Azimut 360 es una cooperativa
que trabaja en el campo de la
energía solar. Se ha creado este
año en Barcelona. “Los tres socios
habíamos probado diferentes
formas laborales, asalariados,
autónomos..., y queríamos algo
diferente. Pensamos que el traba-
jo has de compartirlo con gente
de tu gusto, la empresa ha de ser
un lugar amigable. La jerarquía
vertical en las empresas nos había
cansado y montamos primero una
unión y después la cooperativa”,
explica uno de los socios fundado-
res, Daniel Cadilla. Están operativos
en cuatro campos: ingeniería de
renovables, cooperación internacio-
nal, productos energéticos colecti-
vos y energía y espectáculos. En
estos momentos trabajan funda-
mentalmente en varios países de
África. “Nuestra estrategia de creci-
miento es en red, conectarnos con
otras empresas y cooperativas. Hay
proyectos para los que no tenemos
suficientes conocimientos, pero
sabemos quién los tiene, y vicever-
sa. Funcionamos con convenios de
asociación y nos va bien”.
A la busca de iniciativas
Los aspectos definitorios
GESTIÓN En Catalunya, una iniciativa em-
presarial entra en la definición
de emprendedor social cuando
promueve proyectos socialmente
innovadores. Sus rasgos son:
- Actividad económica viable y
sostenible
- Genera impacto y hay una vo-
luntad de transformación social
- Lucro limitado
- Propiedad y liderazgo participa-
tivo, compartido y colectivo
- Reinvierte buena parte de sus
beneficios en la propia empresa
- Prioriza a la persona ante el
capital