1. País en crisis
Hablar de la cuestión política en la Argentina sin perder objetividad
parece ser una misión imposible por estos días. Sin embargo como país
debemos participar con nuestra opinión no solamente el día de las elecciones
sino cotidianamente, debemos opinar sobre lo que nos está pasando como
sociedad, sobre el país que queremos, sobre las políticas a aplicar en cada
área de interés social y no quedarnos simplemente en la crítica constante. Es
una característica propia de nuestro pueblo, lamentablemente, echar culpas y
cargar de responsabilidades al otro para no aceptar los propios errores. Ese
otro pueden ser los países extranjeros, los gobiernos de turno, la oposición, las
crisis de otros países, etc, etc. Pero mientras miramos hacia otro lado, los
problemas siguen estando y no podemos vernos a nosotros mismos capaces
de darnos las soluciones. Ya lo decía Ortega y Gasset "argentinos a las cosas".
Han pasado muchos años desde que se dijeran esas palabras y aún tienen
plena vigencia en la Argentina actual.
Entristece ver a un país con riquezas naturales, culturales y también
sociales, que sigue padeciendo viejos problemas, en el que la brecha
económica entre los que más tienen y los que no, es cada vez mayor
(igualándose con los países más pobres de la región en este sentido).
Igualmente entristece ver la baja calidad de nuestros dirigentes no sólo
políticos si no también sindicales, empresariales, religiosos, comunicacionales
que la mayoría de las veces tiñen sus actos de intereses propios, mezquinos,
infundados, dejando de lado el interés común, la visión social de un todo. Es
por eso que hoy la Argentina se encuentra dividida, fragmentada en múltiples
sectores que pelean por defender lo propio ("su quintita", como es frecuente
escuchar), parece una lucha de todos contra todos. Los municipios
responsabilizan a las provincias por la falta de recursos, las provincias culpan a
la Nación por no coparticipar sus fondos, la Nación a los acreedores. Así
sucesivamente se dan cruces verbales que el ciudadano de a pie contempla
aturdido ante tanta información que no puede decodificar. Y sin contar con las
herramientas necesarias (educación, instrucción, conocimientos) opta por no
escuchar, por no participar, por evitar hablar de política para no involucrarse o
2. simplemente elige criticar a todos por igual. Después de nueve años de haber
vivido una de las crisis más profundas de las que tengamos memoria, es
necesario reflexionar acerca de lo que estamos construyendo como país
porque si para algo deberían servir las crisis, es para aprender. Como la
palabra lo indica crisis significa crecer...
Nota publicada en el perfil personal de Facebook