Este documento discute la complejidad del proceso de apropiación del lenguaje escrito en el contexto escolar. Señala que la alfabetización implica más que la adquisición de letras y sonidos, sino que es un proceso cultural y social. Argumenta que las prácticas docentes deben interpelarse y fomentar la creatividad para apoyar mejor a los estudiantes en su inclusión en la cultura letrada.
2. TOMAR CONCIENCIA DE LA COMPLEJIDAD.
La complejidad de los procesos implicados en la apropiación
del lenguaje escrito en el contexto escolar, a veces nos hace
atribuir las “dificultades” y los “fracasos” a los estudiantes,
considerando dimensiones personales, familiares, sociales o
culturales. Nuestro desafío es profundizar en la complejidad
intrínseca del lenguaje escrito, centrar la mirada en el sujeto
de esa deseada apropiación y considerar los factores de índole
pedagógico-didáctica implicados en la problemática. Esto
supone interpelar nuestras prácticas de enseñanza (y, por
supuesto, de evaluación de los aprendizajes).
Sabemos de la complejidad del lenguaje escrito, en su doble
condición de sistema de representación y objeto cultural.
3. En tanto sistema de representación (Ferreiro, 1986) y no código gráfico
de transcripción de los elementos sonoros del habla (si bien guarda
relaciones con lo oral),la escritura tiene propiedades específicas que
van más allá de las correspondencias con los sonidos. Su aprendizaje
consiste en la apropiación de un objeto de conocimiento (de naturaleza
simbólica) y de una práctica social. Se trata de un aprendizaje que no
supone únicamente procesos intelectuales y cognitivos, y menos aún la
adquisición de unas determinadas unidades (letras) y sus combinatorias.
Contrariamente a lo que parecen poner en evidencia algunas prácticas
que todavía persisten en las aulas o que son alentadas por ciertas
propuestas editoriales, la tarea de alfabetizar no es de carácter técnico
ni instrumental, sino una verdadera empresa de mediación cultural e
inclusión social. Superar la conceptualización de la lengua escrita como
código permite revisar sus procesos de apropiación por parte de los niños y
reconocer la incidencia de factores didácticos, lo cual abre una
perspectiva de intervención posible y superadora, para la inclusión de los
niños a la cultura letrada, pues precisamente en eso consiste la
alfabetización.
4. El aula como entorno creador
Si parte del desafío implica interpelar nuestras prácticas de enseñanza, dar
una mirada al proceso creativo del docente, se torna imprescindible. La
escuela constituye uno de los entornos en los que la creatividad debe
emerger. No es posible ayudar a crecer sin crecer uno mismo. Si deseamos
despertar la creatividad en nuestros alumnos (proceso íntimamente ligado a
la capacidad de producir lenguaje escrito), debemos despertarla primero en
nosotros mismos.
”Con el talento y la belleza de la directora Rosa Fergusson, estudiar era tan maravilloso como jugar a estar vivos. Aprendí a
apreciar el olfato, cuyo poder de evocaciones nostálgicas era arrasador. El paladar, que afiné hasta el punto de que he
probado bebidas que saben a ventanas, panes viejos que saben a baúl, infusiones que saben a misa...
Así pude leer el primer libro que encontré en un arcón polvoriento del depósito de la casa. Me absorbió de un modo tan intenso
que el novio de Sara soltó al pasar una premonición aterradora: “¡Carajo! Este niño va a ser escritor”. Dicho por él que vivía de
escribir, me causó una gran impresión. Pasaron varios años antes de saber que el libro era Las mil y una noches.
García Márquez.
5. El compromiso alfabetizador
El compromiso alfabetizador de la escuela,
que se inicia en la Educación Inicial y se plasma
en el Proyecto Alfabetizador, se orienta a garantizar
que todos los estudiantes, desde el comienzo
mismo de la escolaridad, participen de
los “beneficios y alcances de pertenecer a un
mundo letrado…” (Pérez Abril, 2004, p.11) y
puedan permanecer integrados a él. En este sentido, la primera toma de
conciencia que se requiere de parte de los actores institucionales es en
relación con la concepción de la alfabetización como una prioridad social y
cultural, y no sólo escolar.
6. El arte como uno de los caminos a tomar
El Arte juega un papel central en los recorridos
que llevan al alumno a encontrarse y sentirse
parte del Proyecto Alfabetizador.
“Históricamente el Arte ha favorecido la activación
de la sensibilidad y propiciado el desarrollo de las
potencialidades humanas. La vivencia artística
propicia un acercamiento al mundo afectivo del ser humano. En ella
interactúan la imaginación, los sentimientos, la percepción y el pensamiento
en distintos niveles de intensidad determinados por los requerimientos de la
situación en que el sujeto se encuentra involucrado.
En la escuela, todavía resulta necesario atravesar grandes muros para que
las artes ocupen un lugar central, junto a otros conocimientos” (Elichiry,
7. LA ALFABETIZACIÓN INICIAL
❏ La alfabetización inicial no es
estática sino histórica.
❏ La definición de alfabetización
ha cambiado y no se puede
alfabetizar como hace 50 años
atrás.