PP_Comunicacion en Salud: Objetivación de signos y síntomas
Tema 9. las desamortizaciones.PAU
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INTRODUCCIÓN
Según los principios del liberalismo, los hombres tienen derecho a la propiedad
privada y el Estado liberal burgués debe garantizarla. En el Antiguo Régimen la
mayoría de la tierra pertenecía a la nobleza, Iglesia y municipios en régimen
de “manos muertas” (fuera del mercado, no tributaban y no podían ser vendidas).
Para cambiar este sistema de tenencia y propiedad de la tierra era necesario:
- Desvincular: La tierra ligada al título nobiliario convertía a sus dueños en usufructuarios
(no podían vender), debiendo transmitirlos íntegramente al primogénito heredero
(mayorazgo). Para convertirlos en propietarios y que pudieran vender había que
suprimir mayorazgos y abolir señoríos, acabando también con las relaciones de
dominio señores-campesinos en sus territorios.
- Desamortizar: El Estado expropia y nacionaliza bienes raíces colectivos eclesiásticos y
civiles (municipios) para su venta en subasta pública y convertirlos en propiedad
privada libre de venderse y comprarse. Se pretendía aumentar el número y riqueza
de los propietarios lo que contribuiría a incrementar los ingresos del Estado que
solía destinar los ingresos obtenidos a amortizar su enorme deuda pública.
Los primeros antecedentes se dan en el reinado de Carlos III, con las críticas de los
ilustrados reformistas a la amortización de bienes raíces en un intento de mejorar las
explotaciones agrícolas. Con Carlos IV y Godoy se dará un primer paso que irá más
allá con el gobierno de Bonaparte y las Cortes de Cádiz, pero la Guerra de la
Independencia las dejó en nada. Durante el Trienio se retomó la desamortización civil
pero no será hasta el reinado de Isabel II cuando se realizarán las principales: primero
la eclesiástica de Mendizábal y después la civil de Madoz.
I. INICIOS DEL PROCESO DESAMORTIZADOR EN ESPAÑA (1767-1823)
La desamortización se produjo de manera discontinua en una serie de fases, siendo
impulsada o frenada según el signo político de los gobiernos de cada momento:
- Carlos III (1767) Los jesuitas fueron expulsados de España e incautadas sus
propiedades por el gobierno ilustrado.
- Carlos IV y Godoy (1798) inician una de las primeras desamortizaciones
eclesiásticas al obtener el Estado permiso de la Santa Sede para expropiar y vender
los bienes de los jesuitas y de obras pías (hospicios y beneficencias) y colegios
mayores universitarios.
- José I y las Cortes de Cádiz (1808-14) Se decretaron nuevas desamortizaciones,
que no tuvieron repercusión debido a la guerra y a la restauración absolutista.
- Trienio Liberal (1820-1823), medidas poco ambiciosas y que no entran en vigor.
Las más importantes, por la gran cantidad de bienes afectados y su transcendencia
serán la eclesiástica de Mendizábal (1835) y la civil de Madoz (1855).
II. DESAMORTIZACIÓN ECLESÍASTICA DE MENDIZÁBAL (1835-37)
Siendo primero Presidente del Consejo de Ministros y más tarde como ministro de
Hacienda, Mendizábal adoptó una serie de medidas que reactivaron la
desamortización de los bienes del clero regular (órdenes religiosas), que supusieron
una continuación de las iniciadas por Godoy y posteriormente por las Cortes de Cádiz
y los gobiernos del Trienio Liberal.
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Proceso:
Entre 1835 y 1837 Mendizábal emprendió una gran desamortización eclesiástica con
la nacionalización y venta en pública subasta (en todos los ayuntamientos y en
presencia de un juez) de los bienes expropiados previamente a la Iglesia. Su
legislación acabó con las tierras y propiedades eclesiásticas (rústicas y urbanas)
amortizadas y suprimió los monasterios y conventos de las órdenes religiosas
masculinas y femeninas, excepto las de beneficencia y las misiones en Asia.
En 1837, otra ley amplió los bienes afectados a los del clero secular pero la caída de
los progresistas retrasó su aplicación hasta 1841, durante la Regencia de Espartero.
Esta desamortización se complementó con otras medidas : la desaparición de
señoríos y mayorazgos (1836), supresión de la Mesta, introducción de la libertad total
de producción y comercio y supresión de todos los derechos señoriales (1837).
Objetivos de la desamortización
- Convertir la propiedad vinculada del Antiguo Régimen en propiedad libre para circular
en el mercado.
- Sufragar la deuda pública
- Lograr financiación para los gastos de la guerra carlista
- Poder respaldar las futuras peticiones de préstamos a instituciones extranjeras con
las que financiar los proyectos de desarrollo liberales.
- Generar una clase media de campesinos propietarios, aumentando así los apoyos
sociales y políticos del régimen liberal isabelino.
Consecuencias: En general no fueron muy positivas pudiendo resumirse así:
- Palió momentáneamente la grave situación de la Hacienda pública aunque no se
produjeron tantos ingresos como se esperaba ya que, en las ventas, además de
dinero en metálico, se admitieron como pago los títulos de deuda pública por su valor
nominal. Esto benefició a los compradores y perjudicó a la Hacienda pública ya que
los títulos de deuda se encontraban muy depreciados en el mercado.
- No logró crear una clase media de campesinos propietarios porque los enormes lotes
de tierras subastadas escapaban a sus posibilidades económicas.
- Empobreció a los campesinos, despojados de su trabajo en las tierras de la Iglesia
que venían cultivando desde hacía siglos, y muchos cayeron en la miseria.
- Creó una nueva clase propietaria: la burguesía agraria, que identificaría sus
intereses con el mantenimiento y la estabilidad del nuevo régimen liberal. La mayoría
de las tierras fueron compradas por fortunas nacidas de los negocios burgueses que
ansiaban poseer tierras como la nobleza.
- Supuso la ruptura de relaciones diplomáticas con el Vaticano y aumentó las
distancias entre el sistema liberal y el clero, que perdió la mayor parte de sus
propiedades y el cobro del diezmo de las mismas.
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II. DESAMORTIZACIÓN CIVIL DE MADOZ (1855)
A través de la Ley de Desamortización general, el ministro de Hacienda Pascual
Madoz, completó la iniciada por Mendizábal. Afectó de nuevo a los bienes del clero
que todavía quedaban, pero sobre todo a los bienes de propiedad municipal:
* Bienes de propios: propiedades del municipio arrendados a los vecinos para sufrafar
los gastos del concejo.
* Bienes comunales o baldíos que pertenecían al Concejo o colectividad de vecinos y
usados por estos de forma directa y gratuita (tierras de labor, prados y bosques).
Fue la más importante en cuanto al volumen de ventas y significó la desaparición
definitiva de los bienes de manos muertas en España. Los objetivos fueron obtener
ingresos para reducir el déficit estatal y financiar nuevas obras públicas.
Esta vez, salvo en contadas excepciones, sólo se aceptó el pago en metálico. Al
pagarse los bienes por su valor real, la burguesía no mostró tanto interés como en la
desamortización anterior. Además, a partir de 1870, aparecerán en España nuevas
opciones de inversión que ofrecían mayor rentabilidad.
Aunque el campesinado participó en mayor medida en las compras (sobre todo en
el centro y norte peninsular) en el sur, el gran tamaño de las fincas sacadas a
subasta continuó impidiendo al pequeño campesino acceder a las subastas.
Pese a incrementar los ingresos estatales no solucionó el problema crónico de la
deuda pública. Además, la venta de las tierras municipales arruinó a muchos
ayuntamientos y las clases populares perdieron los esenciales recursos que obtenían
de los bienes comunales, viéndose abocados a la emigración.
En conjunto, de todo lo desamortizado, el 30% pertenecía a la iglesia, el 20% a
beneficencia y un 50 % a las propiedades municipales. El Estatuto Municipal de Calvo
Sotelo (1924) derogó definitivamente las leyes sobre desamortización de los bienes de
los pueblos y con ello la ley Madoz.
CONSECUENCIAS DEL PROCESO DESAMORTIZADOR
El alcance de las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz fue extraordinario, ya
que afectaron al 20% del suelo español.
- Aumentaron la superficie cultivada y la producción, pero no tanto la productividad
debido a la existencia de un sistema de explotación agraria que daba grandes
beneficios a los pocos propietarios existentes, que explotaban una mano de obra muy
abundante y barata con el menor coste de inversión posible.
- La tierra no quedó repartida de manera equitativa, ya que el objetivo no era una
reforma agraria, sino recaudar dinero para el Estado por lo que tampoco se modificó la
estructura económica vigente: Los viejos señores se convirtieron en propietarios,
aumentando incluso sus patrimonios.
- Nació una nueva burguesía agrícola que tratará de emular el estilo de vida y los
comportamientos propios de la vieja nobleza.
- Propició el surgimiento de un proletariado agrícola compuesto por más de tres
millones de jornaleros sometidos a unas condiciones de trabajo y vida muy duras.
- El tipo de propiedad existente en cada región quedó acentuada: latifundismo en la
zona centro-sur y el minifundismo en la zona norte.
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