1. El Amor es libertad como libre es el ave que vuela entre los árboles
y no una cárcel como el ave en su jaula de oro.
2. Si su pareja le chantajea por cualquier asunto o
entabla una batalla campal para hacerse con el
control de la relación, cuidado, pueden estarle
manipulando emocionalmente.
La pareja es la sociedad más pequeña que existe y
en ella invertimos gran parte de nuestro capital
afectivo.
Normalmente, esta unión se realiza con la idea de
construir algo en común que beneficiará a ambas
personas.
3. Pero, como ocurre en toda sociedad, uno de los peligros
que acechan a la pareja son las luchas de poder.
Cuando éstas se producen, se olvida que existe un
proyecto compartido, y uno o ambos miembros intentan
imponer sus reglas y sus objetivos personales.
La manipulación emocional es una de las prácticas más
utilizadas en el campo de batalla de la pareja.
De forma inconsciente o voluntaria se exige a la otra
persona que actúe según los propios deseos o
necesidades, utilizando vilmente los sentimientos como
arma. El silencio, las amenazas directas o veladas, los
celos, o incluso una actitud victimista, son algunas de
las estrategias más comunes.
4. El chantaje emocional suele estar tan infiltrado en nuestras
relaciones, que no resulta fácil reconocer cuándo somos víctimas
de él.
Si la manipulación es constante e insidiosa puede corroer la base
de la relación.
Se acostumbra a asociar la manipulación con personas
egoístas, retorcidas, malvadas, maquiavélicas…
Esto resulta tranquilizador en sí mismo, dado que aporta una
explicación simple y definida de este aspecto oscuro de las
relaciones, al tiempo que nos aleja de él.
“Para hacer la paz se necesitan dos; pero para hacer la guerra
basta con uno sólo” (Samuel Butler)
5. La manipulación está presente cuando se intenta controlar lo
que dice o hace otra persona, cuando se exige sin dar opción a
elegir, o cuando se menoscaba la autoestima ajena de manera
más o menos capciosa. Implica, en suma, la utilización de otra
persona para un beneficio propio.
Sin embargo, existen importantes diferencias de grado.
Así como algunos chantajes son transparentes y casi
inofensivos, otros resultan más retorcidos y pueden terminar
siendo destructivos.
Ciertos individuos llegan a tiranizar a la persona con la que
conviven utilizando el desdén, la humillación o la crítica.
“La pasión de dominar es la más terrible de todas las
enfermedades del espíritu humano” (Voltaire)
6. A menudo, los chantajes se producen en las dos direcciones. Es
decir, cada persona intenta controlar a la otra con diferentes
estrategias de manipulación. Se trata de una lucha por el poder que
puede dar lugar a escaladas de agresiones cada vez más intensas
y despiadadas. El peligro es que si se escucha únicamente a una
de las partes, se puede incurrir fácilmente en una visión parcial del
conflicto, pues cada persona interpreta y sufre la conducta del otro
como una ruin manipulación, pero es incapaz de reconocer sus
propios instrumentos de chantaje emocional.
“La persona que domina, explota y lastima es tan dependiente
como la persona sumisa. Ninguna de las dos puede vivir sin la
otra”. (Erich Fromm)
7. Otras veces, la manipulación es unilateral: uno de
los miembros de la pareja somete al otro desde una
posición de superioridad. En tales circunstancias, el
riesgo reside en que aumente paulatinamente la
diferencia y el desequilibrio en la relación.
Quien ostenta el poder puede sentirse cada vez más
superior y con mayor control sobre la situación,
mientras que la otra persona queda relegada a una
posición más débil y de mayor supeditación.
“Cuando se teme a alguien es porque a ese alguien
le hemos concedido poder sobre nosotros”
(Hermann Hesse)
8. En general, la manipulación provoca un sentimiento de estar
ante una situación que no tiene fácil salida. Acceder a la
demanda, a menudo implica renunciar a lo que uno desea o
incluso necesita hacer, mientras que si se responde con una
negativa pueden aparecer perturbadores sentimientos de culpa,
o bien un temor a ser rechazado o a que la otra persona
reaccione de manera airada o con actitud despectiva.
Es muy importante diferenciar entre una petición y una
exigencia. Pedir implica otorgar la libertad al otro para elegir
entre satisfacer o no la solicitud, teniendo en cuenta su opinión.
En cambio, al exigir no se proporciona tal alternativa y se
ignoran los sentimientos y las necesidades de la otra persona.
Aprender a realizar esta distinción entre pedir y exigir ayudará a
reconocer cuándo se es objeto de una manipulación o cuándo
uno mismo la utiliza como vía indirecta para conseguir aquello
que desea.
9. Los juegos de dominación más intrincados implican un mensaje
doble o ambivalente. Es decir, lo que se expresa no concuerda
con el tono que se utiliza, o detrás de una petición legítima se
esconden fines subterráneos que responden a intereses
personales. Por ejemplo, una persona le dice a la otra: “No hace
falta que vengas. Tienes mucho trabajo, y, total, siempre me las
arreglo solo”.
Un buen modo de desmontar las trampas manipuladoras es
hacer explícito el juego. Resulta útil poner en palabras todo
aquello que se está expresando de manera indirecta, o a través
de mensajes vagos, confusos y contradictorios. Así, en el
ejemplo anterior se puede contestar: “Me siento dividido. Por una
parte, me dices que no hace falta que te ayude, pero, por otra,
siento que si no lo hago puedes enfadarte”.
10. Tanto en la vida de pareja como en general en
todo tipo de relaciones es crucial una
comunicación clara y honesta que permita
aclarar las situaciones ambiguas. El juego de
manipulación deja de tener poder sobre uno
mismo cuando se reconoce como tal. Y aludir a
los propios sentimientos o sensaciones resulta
mucho más eficaz que emplear un tono
acusador, que suele generar más barreras y
reacciones defensivas en vez de mayor
comprensión.
“El amor no es sólo un sentimiento. Es también
un arte” (Balzac)
11. Platón definía la política como el arte de vivir en sociedad. La
pareja es una comunidad de dos personas en la que puede darse
tanto una lucha encarnizada por el poder como una pugna
soterrada de control y subyugación. Pero también es posible
construir una relación con una política democrática y solidaria,
basada en el respeto y la comprensión mutuos.
Ambos miembros de la pareja pueden decidir deponer sus armas
manipuladoras y ayudarse mutuamente a reconocer con lucidez y
humor cuándo ponen en marcha este tipo de artimañas. En todo
caso, cada persona decide si hacer de la pareja un campo de
batalla o un lugar de encuentro y de cooperación que aporte
riqueza a ambos.
12. La manipulación se utiliza para ganar poder en una relación. Con
diferentes tácticas se intenta tocar los puntos débiles del otro.
Para que resulte efectivo, el chantaje debe producir una mezcla de
temor, obligación y culpa, a fin de que la pareja acabe
sucumbiendo a las propias expectativas.
Para ello suelen emplear estrategias como:
EL CASTIGO:
Se amenaza, de manera más o menos directa o implícita, con que
si no se realiza lo que uno desea tendrá consecuencias negativas.
EL AUTOCASTIGO:
En este caso, la amenaza consiste en dañarse uno mismo para
hacer sentir culpable al otro. Como, por ejemplo, diciendo: si ya no
me quieres, la vida no tiene sentido para mí.
13. EL SILENCIO:
Supone una manera de mostrar el enfado. El otro, a menudo siente que
sólo cediendo logrará mejorar el clima de la relación.
EL VICTIMISMO:
Implica una exigencia disfrazada de sentimientos de lástima y
culpa. Como, por ejemplo: si no vienes a verme, estaré solo todo el día.
LA CULPA:
Se utilizan reproches o comentarios críticos para que alguien se
sienta culpable y así corrija su actitud o su comportamiento.
LAS PROMESAS:
Se ofrecen promesas maravillosas que, por ser poco realistas,
rara vez se acaban cumpliendo: Si me das otra oportunidad, te prometo
que cambiaré y seremos de nuevo felices.
DAR PARA RECIBIR:
Se ofrecen ayudas o favores como un modo de atar a la otra persona y
favorecer su sumisión.
14. No existe un tipo de persona en especial que a simple vista y sólo por su
fisonomía se pueda catalogar como chantajista. De hecho en grado todo
mundo puede ser un chantajista de una u otra manera y asumiendo algún
estilo en particular o una combinación de varios.
De esta manera Susan Forward, distingue cuatro tipos de chantajistas
emocionales:
- Castigadores: Conseguirán lo que quieren a costa de nuestro sufrimiento,
utilizando la ira y la agresividad.
-Autocastigadores: Vierten las amenazas hacia ellos y ponen énfasis en lo
que se harán si no actuamos como pretenden.
- Víctimas: "Si no haces lo que yo quiero, voy a sufrir y mi sufrimiento será
culpa tuya" o "Si por ti fuera, podría abrir la llave del gas y no te
importaría". Para ellos sólo hay una solución a su desdicha: que les demos lo
que quieren.
- Seductores; Nos alientan y prometen amor, o dinero, o una promoción en
nuestra carrera laboral, y luego aclaran que sólo ocurrirá cuando nos
comportemos como ellos quieren. Te voy a ayudar si ...
Todos ellos muestran un lado fuerte, pero en realidad pueden ser más débiles
de lo que parecen. Necesitan controlar para ocultar su indefensión Tienen un
espíritu intrusivo y posesivo.
15. ¿Te encuentras en esta situación? si es así, debes
abrir tus ojos y buscar ayuda, no solo estás
destruyendo a tu pareja, sino a ti misma, el amor se
da libremente, y debe seguir libre, el amor no es
control, no es algo que pensemos es de nuestra
propiedad, así como nace, se puede ir y si se aleja
debemos aceptarlo si en verdad sabemos amar.
16. Artículo escrito por la Psic. Cristina Llagostera, Diario
El País, España.
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