Este documento ofrece 23 principios para renovar la predicación. Brinda consejos sobre cómo evitar la fatiga homilética mediante el cuidado espiritual personal, el balance en la vida, y la renovación del estudio bíblico y la preparación de sermones. También recomienda diversificar los temas, textos y áreas cubiertas en la predicación, así como variar el diseño de los sermones para hacerlos más efectivos.
1. Cómo renovar su
predicación
23 Principios que transformarán su
ministerio
Rev. Dr. Pablo A. Jiménez
www.drpablojimenez.com
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2. Introducción
La predicación es una disciplina que tiene dos
lados distintos, pero complementarios. Por un lado,
es un don de Dios para la humanidad que nos
permite conocer el Evangelio de Jesucristo. Por
otro lado, es también una forma de comunicación
humana.
Aquí presento algunos principios avanzados de
comunicación aplicados al arte cristiano de la
predicación.
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3. Temas a considerar
En este taller trabajaremos los siguientes temas:
Vívalo primero, luego predíquelo
Un repaso a los rudimentos
La conexión con la audiencia
El arte de la predicación
Preguntas y respuestas
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4. El problema
La pregunta inicial nos lleva a considerar por qué buenos
predicadores pierden su efectividad. Y la respuesta es
sencilla: todo se debe a la «fatiga homilética».
Esta condición se define como una forma de síndrome de
fatiga o de agotamiento, lo que se conoce en inglés como
«burnout».
Por lo tanto, comenzaremos este taller describiendo los
síntomas del síndrome de fatiga homilética.
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5. Agotamiento
La persona que sufre del síndrome de fatiga se siente
agotada tanto física como emocionalmente.
En términos físicos, se siente cansada todo el día, se queda
dormido en medio de algunas tareas, pero no puede dormir
bien de noche.
En términos emocionales, comienza a resentir el
desempeño de las tareas cotidianas, se molesta cuando
suena el teléfono y puede reaccionar con violencia
emocional a los reclamos de la gente.
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6. Fatiga homilética
En términos de la predicación, la persona fatigada se
siente estancada. Piensa que sus sermones son
repetitivos, que siempre está hablando de los mismo.
Sienten que están predicando sobre los mismos textos,
de los mismos temas y de la misma manera.
Desgraciadamente, la mayor parte de las veces tienen
razón. Veamos por qué.
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7. Temas limitados
Todo predicador tiene una teología personal. Es decir,
acepta y recalca ciertos puntos básicos de la fe,
rechazando o obviando otros. Sus sermones tienden a
girar sobre estos estos temas.
Una forma útil de comprender esta realidad es
afirmando que cada creyente tiene un «credo personal».
Los predicadores y las predicadoras tienden a predicar
una y otra vez sermones sobre los puntos básicos de su
credo personal.
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8. El mágico número siete
J. Randall Nichols, quien fuera profesor en Princeton
Theological Seminary, afirma que las personas que
predican tienen un promedio de siete temas que repiten
una y otra vez.
Nichols basa sus afirmaciones en un estudio de George
A. Miller, publicado en el libro Language and
Thought, editado por Donald C. Hildum.
Miller afirma que las personas que enseñan u ofrecen
conferencias tienen a reciclar un promedio de siete
ideas, con una variante de más o menos 2.
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9. Textos limitados
Debemos recordar que los predicadores tendemos también
a tener un «canon dentro del canon». Esto es, las personas
que predican tienen a usar un número limitado de textos
bíblicos.
Por ejemplo, privilegian uno de los evangelios, una o dos
de las epístolas, algunos libros históricos y proféticos y
quizás el libro de los Salmos.
De este modo, un predicador o una predicadora puede pasar
varios años empleando solamente sobre 7 y 8 libros de la
Biblia.
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10. Áreas limitadas
Otro elemento que provoca frustración es la
selección de las áreas del sermón.
La mayor parte de quienes predican ni siquiera
piensan en el área de la vida cristiana que desean
impactar.
El resultado es que la mayor parte de sus sermones
se limitan a sólo un área de la vida cristiana,
desatendiendo las demás.
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11. Formas limitadas
En muchos seminarios sólo se enseñan las formas
homiléticas tradicionales.
La forma privilegiada el sermón deductivo tradicional,
herencia de la tradición protestante inglesa.
Esta es la forma sermonaria que presentan la mayor
parte de los libros de homilética en español, tales como
los manuales de Spurgeon, Broadus y Crane.
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12. El sermón tradicional
Estos sermones tienden a ser deductivos,
racionalistas y repetitivos, dividiendo su cuerpo en
dos, tres o cuatro «puntos».
La forma no varía. No importa el texto que usted
vaya a usar como base para su sermón, la forma es
rígida: Introducción, cuerpo dividido en puntos y
conclusión.
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13. Comunicación limitada
Mientras ayer el sermón estaba limitado al púlpito, hoy el sermón
tiene otras posibilidades de exposición. Muchas iglesias
demandan hoy que el sermón sea grabado y que esté disponible
en formatos descargables, ya sea en vídeo o en audio.
Los ministros que se sienten agotados emocionalmente tienden a
ver estas tareas como cargas adicionales y, por lo tanto, tratan de
evitarlas. Eso lleva a su feligresía a visitar lugares en el Internet
de otras Iglesias, donde pueden escuchar enseñanzas y doctrinas
distintas a las de su congregación.
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14. Relaciones limitadas
Otro problema común es el desconocimiento de la comunidad
que nos rodea.
Algunos ministros apenas conocen las congregaciones que
pastorean, su historia y sus características distintivas. Están tan
ocupados atendiendo emergencias y problemas graves, que no
dedican tiempo para conocer a su congregación.
Otros desconocen la comunidad donde se encuentra la
congregación que pastorean. No conocen su historia, su
demografía, el resto de las iglesias de la ciudad, los líderes
cívicos y el liderazgo político.
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15. Resultado: Inefectividad
Todo esto presenta un cuadro muy peligroso.
Las seis limitaciones que hemos enumerado—de temas, del
canon, de áreas, de diseño, de comunicación y de relaciones
—seguramente provocarán un estancamiento de nuestra
predicación
El cuadro se agrava si el ministro está agotado física y
emocionalmente. Si está desanimado, descuidará la
preparación sermonaria y presentará sus sermones con
desgano.
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16. Es imperioso renovarnos
La respuesta a este problema es sencilla:
necesitamos renovar nuestra predicación.
A continuación presentaré varias estrategias para
renovar nuestra predicación.
Dividiré estas estrategias de acuerdo a toda una
serie de criterios que quedarán claros a medida que
avancemos en el estudio y la consideración del
tema.
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18. ¿Dónde nace el sermón?
El sermón nace en medio de la dinámica congregacional. Es
el resultado del la intersección entre el estudio bíblico, las
devociones personales, el trabajo pastoral y el contacto con
la comunidad.
Empero, en otro sentido, el sermón nace en el silencio. Es
decir, las ideas para nuevos sermones surgen de la reflexión
sobre esa dinámica pastoral. Por lo tanto, es necesario
apartar tiempo para meditar, reflexionar y analizar nuestra
vida pastoral.
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19. 1. Renueve su espiritualidad
Cultive las disciplinas espirituales.
Hágase miembro de una iglesia, preferiblemente de
la que usted pastorea.
Tenga colegas y mentores que le ayuden en su
desarrollo espiritual.
Considere adoptar un director espiritual.
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20. 2. Recuerde su vocación
En primer lugar, es necesario recordar cómo y por
qué abrazamos el ministerio cristiano.
Es importante evocar nuestro llamado ministerial y
la pasión que sentíamos al principio de nuestro
ministerio.
La vocación es un elemento crucial para toda
persona que aspira a predicar.
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21. 3. Re-descubra la Biblia
Re-descubra el gozo de la lectura y del estudio
bíblico.
El estudio bíblico tiene un aspecto lúdico, es decir,
en algunos aspectos se asemeja a un juego donde
usted intenta descubrir el mensaje del un texto.
Estudie la historia de Israel, Judá, Grecia y Roma.
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22. 4. Busque balance en su vida
Trate de llegar a un balance entre su vida
personal, su vida familiar y su vida
profesional.
Diseñe un horario de trabajo justo, con
objetivos realistas.
Bloquee tiempo para su familia y tome
tiempo para descansar.
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23. Preste atención a su salud
Hágase un examen físico completo y cumpla
con las revisiones periódicas.
Si lo necesita, hágase un examen psicológico
que le permita detectar de condiciones tales
como la depresión.
Mantenga una dieta sana y haga ejercicio,
tratando de evitar e sobrepeso, la diabetes y la
alta presión, entre otras condiciones.
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24. Póngase metas realistas
Evalúe su vida, sus talentos y sus contextos.
Póngase metas congruentes con la visión que
guía su vida ministerial.
No se compare con otros ministros, mucho
menos con pastores o pastoras de mega-iglesias
u otras celebridades religiosas.
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26. 5. El inventario homilético
Una de las formas más efectivas para romper este círculo
vicioso es hacer un inventario homilético.
Tome un número de bosquejos o de manuscritos de
sermones que haya predicado durante los pasados años.
Haga una lista de los temas generales de los sermones y de
los textos bíblicos que ha usado.
Agrupe los temas hasta que identifique sus temas
recurrentes.
Identifique los estilos sermonarios predominantes.
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27. 6. Revise su definición de predicación
¿Cuál es la definición de «predicación» que guía
su ministerio? Su definición depende de su
teología de la predicación.
Muchas definiciones recalcan la comunicación de
la verdad o la persuasión de la audiencia.
Yo defino la predicación como la interpretación
teológica de la vida en el contexto del culto
cristiano.
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28. 7. Evalúe los propósitos de la
predicación
La predicación es mucho más que una tarea
ministerial donde se comparten ideas, anécdotas o
datos interesantes.
La predicación tiene el propósito principal de
ofrecer interpretaciones teológicas que ayuden a
los oyentes a reorientar sus vidas a la luz de los
valores del reino de Dios.
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29. 8. Diversifique sus temas
Tomando como base una vez más los resultados de
su inventario homilético, identifique sus temas
recurrentes.
Haga una lista de temas que debería tocar en sus
sermones en el futuro cercano.
Deliberadamente, salga de su zona de comodidad y
toque nuevos temas.
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30. 9. Adopte nuevos hábitos de estudio
Lea libros de teología contemporánea y de teología
pastoral que le permitan expandir su lista de temas
recurrentes.
Propongo leer diez sermones al año, es decir, uno al
mes exceptuando su mes de vacaciones y la
temporada navideña.
Asegúrese de que su lista de lectura sea ecléctica,
combinando autores clásicos y contemporáneos de
diversas tradiciones cristianas.
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31. 10. Amplíe su canon
Tomando como base los resultados de su
inventario homilético, determine cuál es su
«canon dentro del canon».
Tome nota de los libros bíblicos a los cuales
necesita prestar más atención.
Considere usar el leccionario como una guía
para reorientar su predicación o para tomar
ideas sobre cómo ampliar su canon.
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32. 11. Renueve el estudio bíblico
Un estudio bíblico para hacer un sermón es muy
distinto a una exégesis académica.
En mis libros, propongo un sistema llamado «Los
Tres Pasos», que divide el proceso en tres bloques
de tiempo:
El punto de contacto
La explicación
La interpretación
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33. El punto de contacto I
Aparte entre 30 a 45 minutos para este ejercicio.
Mantenga un ambiente de oración.
Lea el texto bíblico en, por lo menos, dos versiones
distintas de la Biblia.
Lea el texto en voz alta, con entonación y sentimiento.
Conteste las siguientes preguntas:
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34. El punto de contacto II
¿Qué preguntas surgen de su lectura del texto?
¿Qué sentimientos experimenta al leer el texto?
¿Qué recuerdos le trae a la memoria este texto?
Imagine que está en el mundo que propone el texto: ¿Qué ve?
¿Qué oye? ¿Qué huele? ¿Qué saborea? ¿Qué toca? En resumen,
¿qué se siente al estar en el mundo que propone el texto?
¿Que cambios han ocurrido en su forma de entender el texto?
¿Qué temas e ideas le sugiere el texto?
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35. La explicación
En lo posible, identifique el contexto histórico, social, político y religioso del texto. ¿Cuál
era la condición social de la comunidad a la que se dirigió originalmente?
¿Cuál es el género literario del texto? ¿Cuál es su forma? ¿Qué elementos la caracterizan?
¿Qué función tiene?
¿Cuáles son las características literarias de este texto?
¿Qué palabras difíciles de entender contiene el texto? ¿Cuáles son los conceptos
teológicos claves del pasaje? ¿Qué significado tienen?
¿Qué respuestas ha encontrado a sus preguntas sobre el texto? ¿Qué elementos
importantes para la interpretación del pasaje?
Resuma el mensaje central del pasaje. Exprese sencilla y claramente los temas e ideas de
este texto para su audiencia.
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36. La interpretación
Haga una comparación entre nuestro mundo contemporáneo y el mundo que propone el
texto. ¿Cómo compara el contexto socio-histórico del texto con el nuestro ¿Qué
elementos de conflicto presenta el pasaje? ¿Qué elementos salvíficos? ¿Hay en nuestro
mundo elementos parecidos a éstos?
¿Acaso la forma del texto le sugiere una estructura específica para su sermón?
¿Acaso la función del texto le sugiere un propósito específico para su sermón?
Para escuchar el mensaje de este texto en forma apropiada, ¿con qué personaje debemos
identificarnos?
¿Qué pautas le sugiere para la práctica de la fe y para la acción pastoral?
¿Cuál es el mensaje del texto para nosotros hoy? ¿Cuáles son las «buenas nuevas» del
pasaje?
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37. 12. Varíe las áreas de sus sermones
Tomando como base los resultados de su
inventario homilético, identifique las áreas de la
vida cristiana que usted toca regularmente en
sus sermones.
Sugiero que sus sermones toquen regularmente
las siguientes áreas: evangelización, cuidado
pastoral, desafío profético y educación cristiana
o formación espiritual.
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38. 13. Varíe el diseño de sus
sermones
Existen cuatro tipos básicos de sermones. Estos son:
El sermón textual-expositivo
El sermón narrativo
El sermón temático-doctrinal
El sermón de ocasión especial
Asegúrese de dominar estas formas básicos y de variar los
tipos de sermones que predica.
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39. Explore nuevos estilos sermonarios
Tomando como base los resultados de su inventario homilético,
determine cuál es o cuáles con sus formas sermonarias
recurrentes.
Asegúrese de dominar el sermón tradicional, que tiende a ser
deductivo, pues comienza enunciando el tema y pasa a derivar
los «puntos» o las enseñanzas básicas del mismo.
Explore formas sermonarias avanzadas y hasta experimentales.
En particular, preste atención a la predicación inductiva, a las
formas narrativas y a los sermones que incorporan audio o vídeo.
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40. 14. Planifique su predicación
Haga un plan de predicación para su Iglesia local.
Escoja textos, temas y títulos para los sermones de
todo un mes.
Anuncie su plan de predicación a la congregación
y oblíguese a cumplirlo.
Consulte con su equipo de adoración antes de
anunciarlo.
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41. 15. Organice grupos de preparación
sermonaria
Los grupos de preparación sermonaria están
compuestos por personas laicas que ayudan a su
pastor a pastora en el proceso de preparación
sermonaria.
Sugieren temas, textos e ilustraciones para los
sermones pastorales.
Puede hacerse en conjunto con el estudio bíblico
semanal o puede ser un grupo virtual, que aporte
sus ideas por Internet.
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42. 16. Enseñe un curso para laicos
Considere ofrecer un curso de homilética para el
liderazgo de su congregación.
Las personas que componen este grupo, una vez
terminado el curso, podrían participar de los
grupos de preparación sermonaria o de los grupos
de evaluación.
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43. 17. Busque grupos de apoyo ministerial
Otra fuente de apoyo pueden ser los grupos
ministeriales.
La Alianza Ministerial local puede organizar
talleres de predicación u organizar tertulias
pastorales.
También se puede crear un grupo informal
compuesto de otros ministros de la vecindad.
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44. 18. Educación continuada
Considere tomar talleres o cursos de predicación avanzada.
Su denominación puede organizar cursos como estos para
beneficio de todo su cuerpo ministerial.
Las escuelas teológicas también ofrecen talleres, cursos cortos y
cursos formales sobre el tema.
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45. Grados avanzados
Algunas escuelas teológicas ofrecen grados avanzados en el
campo de la homilética.
Usted puede estudiar un doctorado en ministerio con
concentración en predicación.
También existen programas que ofrecen doctorados en filosofía
en homilética.
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47. Exégetas y poetas
Quien predica no es un mero investigador, que lee libros de
exégesis y de teología para para forjar nuevos sermones.
Mucho menos es una persona que depende de ayudas
homiléticas publicadas por otras personas.
El predicador debe ser un poeta del púlpito, que se esfuerce
en presentar sus ideas de manera agradable al oído. La
predicación tiene una dimensión estética innegable.
Como buen poeta, quien predica debe dar voz a los anhelos,
las dudas y al dolor del pueblo.
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48. 19. Conozca su audiencia
Uno de los errores principales que cometemos las personas
que predicamos es dar por sentado que conocemos
nuestra audiencia.
Muchos no están al tanto de la historia, las costumbres
y los valores de sus feligreses.
En el contexto hispano, la iglesias agrupan personas
que provienen de varios países y de varias culturas
hispanoamericanas.
Conocer la cultura de nuestra audiencia es crucial para
maximizar nuestra efectividad.
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49. La exégesis congregacional
Leonora Tubbs Tisdale, profesora de predicación en
Princeton Theological Seminary, sugiere que cada
pastor o pastora debe hacer una «exégesis», esto
es, un estudio profundo de su congregación.
Tisdale propone toda una metodología para hacer una
exégesis congregacional. A continuación,
presentamos un breve resumen de dicho método.
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50. Los textos culturales
Las congregaciones tienen
toda una serie de «textos»
culturales que determinan
su carácter. Algunos de
estos textos son:
Símbolos
Edificios
Artefactos
Recordatorios
Historias
Libros
Anuarios
Documentos
Tradiciones
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51. Algunas preguntas claves
¿Cuáles son los «textos» más importantes para su
congregación?
¿Cuáles son las tradiciones más importantes?
Identifique los «textos» y las tradiciones que hayan
causados controversias agudas en el pasado.
¿Cuáles son las historias que se repiten con más
frecuencia en su congregación?
¿Cuáles son los elementos más atractivos para las
personas visitantes y para los nuevos miembros?
¿Cuál es el carácter de la Iglesia local?
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52. Dónde encontrar respuestas
Usted podrá conseguir
respuestas a estas y otras
preguntas haciendo lo
siguiente:
Entreviste a miembros
claves de su congregación y,
de ser posible, a los pastores
o las pastoras anteriores.
Estudie los documentos
históricos archivados en la
oficina congregacional.
Lea la historia de su
congregación. Si no ha sido
escrita, escriba una con la
ayuda de varios miembros
de su Iglesia local.
Si su congregación tiene
propiedades o edificios,
asegúrese de conocer la
historia de su desarrollo.
Determine las razones que
justificaron ciertas
decisiones.
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53. Otras fuentes de ayuda
También podrá encontrar útil la
siguiente información.
Busque información
demográfica sobre el área
en la cual se encuentra y
sobre la comunidad a la
cual sirve su congregación.
Trate de determinar el nivel
socio-económico promedio
de sus feligreses.
Pídale a cada miembro de
su congregación que llene
un formulario que le
ayude a determinar sus
talentos y habilidades.
Pregúntele a varios
miembros cuáles son sus
entretenimientos, sus
programas de televisión,
sus películas y sus estilos
musicales favoritos.
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54. 20. Conozca la comunidad
Si usted es relativamente nuevo en una comunidad,
procure conocer a los líderes cívicos, políticos y
religiosos de la misma.
Trate de conocer a los directores de las escuelas.
Relaciónese con la persona que sirve como
asambleísta municipal de su barrio o el alcalde de
la ciudad. Conozca a los funcionarios políticos que
sirven al nivel estatal y federal.
Participe de la asociación ministerial local.
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55. La Biblia y el periódico
Asegúrese de tratar en sus sermones asuntos de importancia
para la congregación. Debe comentar en sus sermones de
asuntos tales como:
Problemas o situaciones que afecten la comunidad, la
ciudad, el estado, el país o el mundo, en general.
Tendencias y «modas» culturales que afectan el
comportamiento de su congregación.
Nuevas prácticas religiosas que alcancen personas
relacionadas a su Iglesia local.
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56. 21. Difunda sus sermones
Coloque sus mejores sermones en el Internet. Puede usar los
siguientes formatos:
Una página social como facebook.
Un blog
Un podcast
O un website (personal o corporativo)
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58. 22. Mejore la presentación del
sermón
El sermón es un evento. Por lo tanto, un manuscrito no es
un «sermón». No hay sermón hasta que ese bosquejo o
manuscrito se predica ante una audiencia en el contexto de
una actividad cúltica.
Prefiero usar la palabra «presentar» a «entregar». Muchos
libros en español hablan de la «entrega del sermón», porque
traducen literalmente el concepto «sermon delivery».
Entiendo que el verbo «presentar» recalca que el sermón no
es una cosa, sino que es un evento.
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59. Expectativas altas
El consejo más importante que podemos ofrecer a predicador
alguno es que debe ir al púlpito con expectativas altas. Quien
predica, debe estar convencido de que su sermón hará una
diferencia positiva en la vida de su audiencia.
Esto es un ejercicio de fe en Dios, no en uno mismo. Debemos ir
al púlpito convencidos de que nuestras palabras han sido
inspiradas por Dios, quien está presto a bendecir a quienes
respondan con fe al mensaje escuchado.
Quien sube al púlpito desanimado, bajará del mismo derrotado.
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60. Ensayo & evaluación
Escribir nuestras notas homiléticas, se en forma de
bosquejo o de manuscrito, no es suficiente. Es
necesario ensayar nuestros sermones, leyendo los
mismos en voz alta.
De ser posible, ensaye en la Iglesia, predicando su
sermón ante la Iglesia vacía.
También es necesario evaluar nuestra predicación,
tema al cual le dedicamos el final de esta sección.
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61. El manejo de la voz
El buen manejo de la voz es crucial a la hora de predicar. No
debe gritar, sino que debe usar pausas y silencios para dar énfasis
a las secciones más importantes del sermón.
La voz debe transmitir un tono positivo y fraternal. Hable del
dolor con empatía. Evite los tonos violentos y las palabras
altisonantes. No se puede predicar el amor de Dios en un tono
que evoque la ira del ser humano.
Practique el uso del micrófono hasta que lo domine. Asegúrese
que el equipo de sonido mantiene un volumen adecuado, que sea
agradable al oído.
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62. Los equipos audiovisuales
La tecnología está transformando nuestra manera de
predicar. Las nuevas generaciones esperan que el sermón
incorpore audio, presentaciones computarizadas y vídeo.
El manejo de estos equipos requiere tiempo, dinero y
esfuerzo. Probablemente tendrá que reclutar un equipo de
trabajo que le ayude escoger, preparar y presentar los
materiales audiovisuales.
Si sus finanzas lo permiten, considere el uso de una tableta
computarizada para predicar sus sermones.
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63. 23. Evalúe sus sermones
Es necesario evaluar nuestros sermones. La evaluación
constante evita el desarrollo de «vicios» en la predicación,
nos ayuda a corregir defectos, propicia la variedad en
nuestro repertorio sermonario, y, en fin, nos ayuda a ser
mejores predicadores y predicadoras del evangelio.
Hay tres tipos básicos de evaluación sermonaria. Estos son:
la evaluación personal, la colegiada, y la congregacional.
Veamos estos tipos de evaluación sermonaria en detalle.
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64. La evaluación personal
Hay tres criterios que pueden ayudarnos a determinar
nuestra efectividad.
El primero es el esfuerzo que ponemos en la
preparación del sermón.
El segundo es la variedad en nuestra predicación.
El tercero es la grabación de sermones en cinta de
audio o de vídeo.
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65. Grabe sus sermones
Grabe sus sermones regularmente, sea en audio
o en vídeo.
Escuche o vea sus sermones con un ojo crítico,
buscando detectar los puntos débiles que debe
reforzar.
No vea las grabaciones inmediatamente
después de predicar. Espere un poco, de manera
que pueda verlos con ojo crítico.
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66. La evaluación colegiada
Esta es la evaluación que se hace con la ayuda de
otros predicadores y de otras predicadoras. Esta
puede tomar diversas cuatro formas distintas:
Denominacional
Grupal
Talleres
Cursos avanzados.
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67. La evaluación congregacional
Esta es la más fácil de organizar y la más efectiva. Este
método consta en escoger un grupo de personas que,
siguiendo una serie de preguntas guías, evalúen el sermón.
Las personas deben llenar un formulario durante el servicio
de adoración.
Después, deben tener una corta reunión para discutir los
puntos fuertes del sermón y las cosas que el predicador o la
predicadora debe mejorar. La reunión siempre debe
terminar con una palabra de aliento. La persona que predicó
el sermón puede estar presente durante la discusión.
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68. Preguntas claves
Una hoja de evaluación
sermonaria debe hacer
preguntas sobre los
siguientes temas:
1. Los principios teológicos
expuestos.
2. La interpretación del texto
bíblico.
3. La pertinencia del sermón
para el oyente.
1. La estructura del sermón.
2. Las historias e
ilustraciones usadas.
3. La presentación del
sermón.
4. El contenido evangélico
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70. FIN
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