¡Anulación de las elecciones, Gobierno Provisional democrático y
nueva elección!
Documento de trabajo, para el debate
Organización Revolucionaria del Trabajo
La confrontación que vivimos entre el pueblo y la oligarquía, expresada como combate
poselectoral (es decir, por el poder político y por el proyecto de nación) se gestó desde
el segundo o tercer año del gobierno de Calderón, cuando a la gran burguesía nacional
le quedó claro que el segundo gobierno panista también sería un fracaso. Las dudas que
sostenía un sector de la burguesía acerca de la pertinencia de hacer regresar al PRI al
poder se desvanecieron cuando Calderón se atrevió a amenazarlos con denunciarlos por
no pagar impuestos, precisamente unas semanas después de que AMLO hiciera esa
denuncia.
El proyecto consistía en conseguir el regreso del PRI a Los Pinos por la vía del
“consenso”, mediante el aplastamiento mediático y un fraude descomunal. Y puesto que
el PRI y los dueños de los medios de comunicación están convencidos de que realmente
los medios hacen la opinión del pueblo, suscribieron una alianza que desde su punto de
vista sería invencible. Firmado el pacto los priístas procedieron a conseguir (robarse) el
dinero que hiciera caminar el motor de la propaganda y el engaño. Todo parecía
marchar a la perfección, la vieja táctica del PRI de anunciar como predeterminado e
inevitable su voluntad, les estaba funcionando. Hasta AMLO y la cúpula de los partidos
aliados así lo veían. AMLO intentó ganar la voluntad ciudadana con un mal logrado
discurso de amor y reconciliación, llegó incluso al mal gusto de presumir de manera
insistente que el plantón del 2006 en Reforma fue para desgastar a sus seguidores y
evitar una confrontación. Por su parte, los políticos profesionales se disputaron las
candidaturas plurinominales con furia digna de mejor causa.
Pero ocurrió un milagro. En una universidad controlada por el ala progresista de la
iglesia católica AMLO es ovacionado y Peña virulentamente rechazado. Este hecho
desencadenó una serie de acontecimientos que mostraron que el hartazgo de la
población y el rechazo al PRI eran muy grandes, pero se encontraban en estado latente,
inhibidos por la poderosa propaganda priísta y la mediatizadora actitud de AMLO.
Veamos.
Alrededor de las 12 horas del 11 de mayo los estudiantes de la Ibero en masas corren a
EPN. Para las 13 horas las redes sociales están invadidas de video y comentarios sobre
lo ocurrido. Forzadas por el escándalo en la red, ese viernes la radio hizo mención de los
hechos desestimándolos y la televisión de plano los minimizó. Toda la tarde del viernes
el PRI fingió demencia y hasta el sábado se generalizó en los medios la versión de que
fue una provocación de simpatizantes de AMLO y los voceros del PRI fueron más allá
diciendo que solo había protestado un pequeño grupo de porros y provocadores
entrenados, promovidos y manejados por AMLO. Esta versión se generalizó en todos
los noticieros del lunes 14 de mayo. Pero el martes 15 estudiantes de la Ibero responden
a los voceros del PRI y de los medios de comunicación con un vídeo en el que 131
alumnos rechazan las acusaciones de que son objeto, afirman haber participado y dan su
nombre y número de cuenta. En pocas horas el vídeo se convierte en un éxito
internacional y en la noticia y tema de conversación en todo el país, al grado que los
noticieros de la tarde y noche se ven forzados y reportar la respuesta de los estudiantes.
El miércoles 16 de mayo a alguien se le ocurre expresar su apoyo y solidaridad con los
estudiantes de la Ibero diciendo en twitter “yo apoyo a los estudiantes de la Ibero,
aunque no aparezco en el vídeo yo soy el 132 de los que rechazan a Peña y al PRI”. En
pocas horas es el tema en las redes y decenas de miles comentan su rechazo al PRI bajo
la denominación #yo soy 132.
Estudiantes de la Ibero acuerdan con colegas de otras universidades (Anahuac, Tec de
Monterrey, ITAM) realizar una marcha a televisa San Ángel el viernes 18 de mayo para
exigir a esa empresa que informe con veracidad; ahí demandan hablar con Azcárraga y
gritan: “televisa te idiotiza, tv azteca te apendeja”. En el transcurso de la semana
mediante redes sociales se convoca a una marcha para el sábado 19 del zócalo al ángel
de la independencia con la firma #yo soy 132, asisten cientos de miles. La gente quiere
apoyar y sumarse al reclamo contra televisa y contra el PRI. Personeros de Morena
intentan inhibir la asistencia, temerosos de que detrás de la convocatoria estuviera el
equipo de campaña de Josefina Vázquez Mota (así de temerosos estaban, atacados por
la paranoia de las burocracias), pues ya estaba convocada una movilización en apoyo a
AMLO para el 20 de mayo. Y el lunes 21 de mayo decenas de miles de jóvenes apoyan
a AMLO, pero contra la costumbre ellos toman la palabra, hablan de programa y
exigen. De ahí en adelante las movilizaciones crecieron y se repitieron en decenas de
ciudades del país.
Miércoles 23 de mayo el movimiento se reúne en la estela de luz diciendo “si la
televisión no nos quiere ver, estamos a mano”. Ocho días después del arranque masivo
del movimiento, el sábado 26 de mayo, se realiza una asamblea masiva en Tlatelolco. El
miércoles 30 de mayo se realiza la asamblea inaugural del movimiento en Ciudad
Universitaria con la asistencia de miles de estudiantes de más de 20 universidades.
El 8 de junio hay una protesta en el azteca en un juego de la selección. Preocupado, el
equipo de Morena convocó a una marcha en apoyo a su candidato para el 9 de junio y el
naciente movimiento convocó para el día 10. Ambas marchas fueron muy grandes, pero
la del domingo diez fue mayor.
El impacto del movimiento fue tal que la candidatura de AMLO resucito y el animo de
la gente se avivó. Tanto que hasta en las encuestas AMLO subía, JVM caía y EPN se
estancaba.
El sábado 17 de junio #yo soy 132 realiza un concierto “por la paz y la democracia” en
el zócalo. El sábado 23 una muestra artística. El sábado 30 de junio marcha nocturna a
televisa y al zócalo. El domingo 1 de julio vigilancia de las elecciones.
El lunes 2 de julio realiza una marcha contra el fraude y la imposición y empiezan los
tumultos en Soriana. El siguiente sábado, 7 de julio, marcha del ángel al zócalo contra la
imposición. El siguiente fin de semana, sábado 14 y domingo 15 de julio, se reúnen en
Atenco decenas de organizaciones y acuerda un plan de acción contra la imposición. El
mismo día 14 marcha en el DF contra la imposición, sin la presencia de “las dirigencias
sociales” ni de “el líder”.
Para el domingo 22 de julio la marcha de Los Pinos al Zócalo contra la imposición tiene
alrededor de 30 replicas en todo el país. Y el jueves 26 y el viernes 27 de julio se realiza
un bloqueo simbólico a televisa.
La estrategia de AMLO y su equipo de campaña volvieron a fallar. AMLO recorrió el
país, municipio por municipio y afilió a millones de “protagonistas del cambio” con la
pretensión de que su sola presencia y la afiliación ya eran en sí mismas una forma de
organización. Así, pese a haberse comprometido ante millones de personas, AMLO no
organizó la resistencia ante el gobierno usurpador para traerlo, según su dicho, a
“mecate corto”; lo dejo actuar con toda impunidad y salvo por las movilizaciones en
relación al petróleo, los narcos y los grandes empresarios le dieron más dolores de
cabeza a Calderón que López Obrador. El pretexto para no organizar la resistencia fue
la urgente necesidad de organizar desde abajo, municipio por municipio, para garantizar
la vigilancia de todas las casillas en 2012. Pero como se sabe no ocurrió así; entre tres
partidos y el Morena no lograron cubrir el 100% de las casillas. Los políticos
profesionales no tienen malos salarios y aún así no pudieron vigilar las casillas, no
recopilaron la información y acabaron por pedir a los ciudadanos las pruebas del fraude,
es decir, que les hicieran su trabajo. Y para remate, aceptaron y casi aplaudieron los
resultados dados a conocer por el IFE: los resultados emanados del fraude.
Los partidos de izquierda no han apoyado los intentos de cientos de miles de ciudadanos
por rechazar la imposición, no han apoyado ninguna movilización; están jugando a
suicidarse y AMLO se ha portado oportunista mirando las iniciativas ciudadanas
aguardando en silencio el momento para ponerse al frente. Por lo pronto sus pocas
iniciativas tienden a desmovilizar y desorganizar la movilización en curso.
El plan de PRI-televisa fue abortado por la fueraza ciudadana desatada por la aparición
del #yo soy 132. Esa misma fuerza salvo la candidatura del AMLO que se encontraba
estancada y atrapada en la desesperanza. Pero en mayo-junio creció con el ánimo
ciudadano. La esperanza en la viabilidad de la lucha, al estar demostrado el rechazo de
la mayoría al PRI, fue de tal magnitud que a pesar de saber que el fraude estaba en
marcha y que los resultados no reflejarían la realidad salieron a votar casi 50 millones
de ciudadanos, a la espera de ser convocados a la lucha: “nosotros votamos para que se
consume el fraude y se legitime la lucha y tu nos convocas y organizas”… pero los
ciudadanos no tuvieron respuesta.
La esencia del plan de la oligarquía (imponer y “legitimar” mediante el aplastamiento
mediático y un fraude de tal magnitud que desanimara las protestas e hiciera
inverosilimes todas las argumentaciones contra el fraude), fracaso estrepitosamente,
pues para un sector muy amplio de la población el fraude es tan evidente que no
requiere demostración y lo que procede es rechazarlo e impedir la imposición.
Lamentablemente para los partidos, para AMLO y para muchos viejos activistas la
demostración del fraude es condición indispensable para la lucha, lo que los muestra
muy distantes del sentimiento y la necesidad del pueblo al que dicen representar.
En el intento de completar su plan, las empresas, voceros y marcas de parte de la
oligarquía han sufrido gran deterioro. Por ejemplo, el proyecto Milenio que se había
constituido en un alternativa a los noticieros de televisa terminó desacreditado y sus dos
periodistas estrella quedaron reducidos a voceros partidistas por lo que su credibilidad
es nula. Las marcas Televisa, TV Azteca y Soriana han perdido en menos de tres meses
prestigio, valor comercial y credibilidad, con las consecuentes pérdidas económicas.
Al mismo tiempo, la desilusión con los procedimientos legales, la democracia mexicana
y las instituciones se incrementaron por la nueva ratificación de que toda institución en
México es dirigida por hombres corruptos con base en leyes tramposas e
interpretaciones tramposas de esas leyes.
En toda guerra o combate político deben considerarse la correlación de fuerzas entre los
contendientes, pero también la habilidad con la que mueven sus fuerzas, su disposición
a la lucha y la suerte. No siempre gana el que tiene más efectivos o mayor capacidad de
fuego.
En cuanto a la correlación de fuerzas señalemos que uno de los bandos contendientes es
encabezado por un sector de la oligarquía en alianza con el PRI. Este sector cuenta con
el control y el apoyo del aparato del Estado (Suprema Corte, mayoría en el Congreso de
la Unión, IFE, Tribunal Electoral, parte o la mayoría en las fuerzas armadas), tiene el
control de casi todos los medios de comunicación, poseen el tercio menor del poder
económico (por ello les resulta tan importante –indispensable- mantener el control del
poder político, a cualquier precio), cuenta también con el apoyo pasivo de la cúpula
panista y el apoyo activo de la jerarquía católica. Pero logró obtener a favor de su
proyecto menos de diez millones de votos reales (el resto fue comprado o inventado); la
mayoría de sus votos son producto del clientelismo y la campaña publicitaria ilegal en
favor de EPN, de más de tres años. De manera que el número de mexicanos que apoyan
el proyecto que representa EPN es muy menor a diez millones de personas.
Corren también en su contra el desprestigio del candidato, la perdida creciente de
credibilidad de los medios de comunicación y el debilitamiento del aparato de Estado.
Su contendiente, el sector más numeroso de lo que podemos llamar propiamente
ciudadanía, tiene en su favor que más de quince millones de ciudadanos apoyaron de
manera explicita el proyecto de cambio, que tiene un candidato fuerte, hábil y muy
carismático, también cuenta en su favor que la disposición a luchar se extienden por casi
todo el país. El movimiento contra EPN es fuerte en el norte del país, donde la izquierda
es muy débil, las movilizaciones han ocurrido en casi todas las ciudades grandes. A este
movimiento se han sumado sectores de personas que votaron por el PAN. El sector
progresista de la iglesia católica apoya activamente al movimiento. Es parte de este
sector el movimiento #yo soy 132. Su debilidad se encuentra en la desorganización, en
el anquilosamiento de las organizaciones partidistas y populares. Prácticamente todas
las dirigencias de las organizaciones previas al 132 son parte de esa debilidad, tanto por
sus estilos de trabajo viciados como por su pesimismo y conformismo crónicos
(prácticamente todas esas direcciones ya están planeando cómo resistir o adaptarse al
nuevo gobierno, algunos hablan de derrocarlo –como si eso fuera más fácil que impedir
su arribo- y sectores del “marxismo radical” dicen que hay que acumular fuerzas).
Debe demandarse la anulación de todas las elecciones y la formación de un gobierno
provisional democrático que incluya una amplia representación del movimiento. Por ser
ilegal el proceso electoral, el Congreso que iniciará el 1° de septiembre será ilegal,
debemos desconocerlo y rechazar todas las leyes que expida por encontrarse en rebeldía
con nuestra Constitución.
Los protagonistas y los patrocinadores del fraude y de los intentos por imponer un
gobierno ilegal han conjurado contra nuestra Constitución, se han separado de la
legalidad y el pueblo esta obligado a desconocer y rechazar todos los actos de quienes
han conjurado contra nuestra Carta Magna y restablecer la legalidad Constitucional.
Para ello es menester impedir que EPN se convierta en presidente de facto.
Las personas que pretenden instalar el Congreso no son representantes del pueblo y por
lo tanto no pueden integrar el Congreso de la Unión, que es por definición la
representación del pueblo. En consecuencia, debe convocarse a la desobediencia y la
resistencia civil y a las acciones políticas y económicas (huelga y boicot) que redunden
en impedir la consumación final del fraude en un gobierno ilegal.
La resolución del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación en el sentido de
declarar legal el cochinero electoral debe tomarse como un acto de rebeldía contra la
soberanía popular consagrada en la Constitución. No puede ser acatado ni respetado. El
caso debe ser denunciado ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación con la
exigencia de anular tal resolución y ordenar la disolución del Congreso espurio. Sí la
Suprema Corte no resuelve el caso a favor del orden Constitucional deberá ser declarada
en rebeldía y sus actos y sus dichos en adelante carecerán de todo valor.
La promoción de la Huelga Nacional Universitaria funcionará como catalizador de
mayores y más difundidas movilizaciones, como denuncia ante la opinión pública
internacional y como advertencia al sector de la oligarquía empeñado en imponer a EPN
en la presidencia. La función de la Huelga Nacional Universitaria es generar la masa
crítica que atraiga a sectores más amplios a la acción en defensa del orden
Constitucional y liberar la fuerza y la inconformidad ciudadana, contenidas por años.
Hay que obligar a la oligarquía a que considere menos riesgoso y costoso para sus
negocios y intereses la formación de un gobierno provisional y la convocatoria a nuevas
elecciones en 18 meses, tal como lo señala la Constitución, que imponer a toda costa un
gobierno ilegal encabezado por EPN.
El gobierno provisional deberá estar integrado por el movimiento y los partidos
políticos. En ausencia de Congreso se acordará el presupuesto y las reglas para la nueva
elección, pero no podrán emitirse nuevas leyes, de ningún tipo.
La clave del asunto es cómo lograr que el movimiento sea reconocido como interlocutor
e imponer la negociación para integrar el gobierno provisional. La huelga universitaria y
el boicot económico, además de otras movilizaciones, serán la forma de lograr el
ambiente político para que el movimiento sea reconocido como interlocutor por la
oligarquía e imponer la negociación como forma de solución del conflicto. En la
negociación deberán participar: el Consejo Coordinador Empresarial (como
representante de toda la oligarquía), los partidos políticos (como representación de los
ciudadanos que los apoyan) y el movimiento (como representación de la mayoría
ciudadana en defensa del orden Constitucional).
Para que el movimiento sea capaz de interlocución y pueda negociar necesita
estructurarse y en consecuencia es menester convocar a una Asamblea Nacional
Ciudadana para contar con la representación de las Universidades, las movilizaciones
populares de las ciudades en lucha, otros sectores movilizados y organizaciones
ciudadanas y sociales. Esta asamblea deberá coordinar la lucha y dirigir la negociación.
ORGANIZACIÓN REVOLUCIONARIA DEL TRABAJO
AGOSTO DE 2012